Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Negación - Vall Lynch - 13


13.
Habían pasado ya varias semanas, él jamás ha vuelto a hablarme y no me importa mucho, ya no puedo hacer más. Duré una semana deprimida porque me sentía la peor persona del mundo pero después de tanta amargura entendí que era mucho más que lo correcto, ya que a la larga él se habría enterado de todos modos, yo era consciente de que no podría fingir más y sería una desgracia que se enterara por alguien más o por sí mismo al notar mi cambio. Ya no me imaginaba con él en ningún sentido, pensar en estar a su lado contra mi voluntad me daba terror y por eso preferí enfrentarlo, en verdad después de tanto tiempo juntos mi honestidad era lo menos que merecía. Ya no podía más con esa culpa que me consumía las entrañas, me sentí miserable después de decir la verdad, no imagino cómo me sentiría viviendo una mentira.

Las cosas en casa estaban un poco tensas aun, mi madre estaba dramática por toda la situación y yo no soportaba estar más en casa.Estaba por conseguir un empleo de medio tiempo como secretaria, aunque yo lo llamo ser sirvienta ejecutiva más quién soy yo para exigir. Solo deseaba verla, que me abrace y me diga que todo estaría bien, tenía tantas ganas de estar con ella una vez más. Sin embargo debía concentrarme en lo del empleo porque no se trataba solo de poder estar con ella sin restricciones sino también de mí misma y el gran cambio que quería lograr en mi vida. Así que me levante decidida a que todo marchara viento en popa.
Me preparé para la entrevista, lo mejor vestida posible y positiva hasta más no poder. Llegué. Esperé a que me llamaran y me senté frente a ese hombre que decidiría si volvería a correr por las calles rogando encontrar empleo o si me salvaría el día. Y ahí estaba yo, toda seria y nerviosa respondiendo un montón de preguntas, sintiendo que si respondía mal la guillotina iría acercándose cada vez más a mi garganta.
Más tarde y aun sin creérmelo estaba con la chica que me entrenaría. Me enseñó todo lo que debía saber para realizar mi trabajo y me dio un montón de números de teléfonos anotados en una hoja, me indicó el saludo al tomar las llamadas, las extensiones de los diferentes departamentos y nombres por montones ya que era la empresa principal de una cadena.
Y así comenzaron mis días de mujer productiva, madrugando para tomar las dos líneas del metro, pasaba de una a otra y en media hora estaba en mi destino. Llegaba a casa con dolor de cabeza todos los días ya que me acostaba tarde por los estudios, llegó un tiempo en me di cuenta de que estaba delgada, le debía dinero a mi padre, y todo en mi primer mes, no veía la hora de que me pagaran, tenía tantas cosas que hacer, tantas cosas que comprar y gastando todos los días egresos y egresos sin nada de ingresos. Además del estrés que me estaba volviendo loca, me soñaba con cosas y personas del trabajo y llegaba a casa pensando en lo que había dejado para el día siguiente. Pero lo que más me tenía de mal humor era que no la había visto a ella… Y pensar que ella era uno de los motivos de este ajetreo en el que había convertido mi vida. Mi madre estaba un poco más tranquila aunque no sabría decir qué pasaba por su mente realmente ya que yo no paraba mucho en casa, trabajaba de lunes a viernes y debía aprovechar los fines de semana para las tareas y los oficios… Sí, ya tenía responsabilidades en casa como debió haber sido desde hace mucho.Siempre fui muy organizada con mis estudios mas nunca imaginé cuan ajetreada puede ser la vida de adulto, sentía que mi cabeza estallaría.
Pero el trabajo también tenía su lado bueno, había conocido mucha gente buena, mi círculo social iba cambiando radicalmente, todo el día estaba rodeada de adultos con temas de adultos y eso en parte admito que me gustaba y me hacía sentir adulta también.
Había una mujer que me tenía atontada, sus ojos eran parecidos a los de ella, la extrañaba tanto que cada vez que esa mujer entraba en mi oficina se me alegraba el día, no me había planteado el hecho de que me gustara otra mujer pero era normal ya que era una parte de mí que estaba floreciendo y no había pasado fuera de ella y yo. No tenía ninguna duda de mis sentimientos, simplemente era como si me estuviera abriendo a un nuevo mundo, a una nueva yo, que estaba comenzando a conocer y que me estaba gustando bastante, con todos los pesares que pasaba cada día me sentía cada vez mejor conmigo misma.
Ya estando en casa en la noche ella me llamó.
-¡Hola!- dije llena emoción al escuchar su voz.
-¿Cómo estás hermosa?
-Cansada pero bien. ¿Y tú?
-Bien, ahora que te escucho, te extraño- sentí cómo mi corazón comenzó a latir fuertemente, me moría de ganas por besarla una vez más.
-Yo te extraño más…
-Eso es imposible porque no he sabido de ti en días- me reclamó con voz dulce.
-Es que he estado muy ocupada, siento que me estoy volviendo loca.
-Tranquila, solo es cuestión de acostumbrarte.
-Lo sé.
-Vamos, sonríe para mí- me pidió como si pudiera verme.
Sonreí e imaginé que ella también sonreía. No me lo podía creer todavía, de tantas veces que habíamos hablado por teléfono esto no se le parecía en nada, todo entre nosotras era muy diferente.
Estuvimos charlando hasta tarde, tenía ganas de hacerlo con ella por teléfono pero no tuve el valor de sugerírselo.
Entonces me puse a pensar que solo habíamos estado juntas una vez y me ruboricé al recordarlo, sus manos por todo mi cuerpo, hurgando cada centímetro de mi piel… Sus besos, sus besos, sus besos.
Me dormí pensando en ella y en todo lo que me moría por hacerle.
El día siguiente transcurría normal en el trabajo, siempre con algo por hacer, hasta que recibí una llamada de ella diciéndome que pasaría por mí a mi trabajo. Casi pego un brinco en mi silla mientras hacia una señal de triunfo con el puño. Conté las horas para mi salida y lo mejor fue que ella llego minutos antes. Estaba tan emocionada que cuando la vi quise brincarle encima y llenarla de besos por darme tan grata sorpresa. Pero no lo hice.
Con el pasar de los días tuve por fin mi primer pago y la invité a salir. La pasamos de ensueño. No puedo describir lo feliz que fui al estar con ella una vez más, amanecí en su casa, cosa que a mi madre no le gustó para nada, en verdad no entendía qué era lo que quería por fin, no sabía si seguía enojada conmigo y mi amiga/novia o si simplemente estaba enojada de que cada vez estaba más claro el hecho de que esa muchacha que alguna vez fue mi mejor amiga se había convertido en mi pareja. No me había demostrado que estuviera enojada con mi novia ya que a pesar de todo le tenía mucho cariño y eso yo sabía de antemano que no había cambiado, en ningún momento me había hablado mal de ella por así decirlo, así que no le di mucha importancia, tal vez simplemente quería que me hiciera una mujer hecho y derecha a las buenas o las malas. O tal vez simplemente le molestaba que durmiera en casa de mi pareja, al pensarlo así me emocioné ya que eso quería decir que ya estaba aceptando la verdad de la situación.
Decidí soltar todo ese análisis y concentrarme en las noches que me esperaban junto a ella. Mi novia. Sentía que ese era su verdadero nombre, estaba tan embobada que me reía yo misma de mí. Era un sueño compartir cama con ella como nunca antes imaginé que pudiera ser posible, amanecer y que sus ojos sean lo primero que vea, que su voz sea lo primero que escuche… Mi corazón estaba inundado de dicha.
-Te amo…- me dijo pasando su lengua por mi labio inferior mientras sujetaba mi rostro y me miraba con pasión.
-Yo también te amo… - le correspondí allí con mi cuerpo sobre el suyo, sintiéndome completa.


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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Vall Lynch - Derechos Reservados
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2 comentarios:

  1. juraba que no iba a leer más de esta historia... finísimo que la continuaras. ¡Espero por más!

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