Capítulo III
Elizabeth
No sabía qué pensar, qué decir o qué rayos sentir,
es decir había sido una tarde demasiado maravillosa, me sorprendió demasiado
verla ahí tan linda en la puerta de mi universidad con sus jeans gastados, una
franela blanca al cuerpo, lentes de sol y converse, para tener el dinero que
creo que tiene posee un gusto para vestir bastante casual, pero obviamente todo
de la mejor calidad posible; tenerla en mi casa se sentía tan normal que no
pude evitar jugarme con ella como si fuésemos niñas, nadie me había hecho
cosquillas de esa forma y entonces llego ese momento tan sublime, estaba tan
cerca de mí, podía sentir el calor que emanaba su cuerpo, se acercó a mi
rozando sus labios con los míos y sentí en mi interior un inmenso calor que
surgía desde del centro de mi cuerpo y se expandía como oleadas, la miré con
una confianza plena en ella y me besó.
No fue un beso carnal y apresurado al contrario era
tan tierno, calmado, dulce, simplemente el beso más perfecto que jamás he
sentido en mi vida, abrí levemente mi boca como reacción a sus dulces besos y
recibí su inquisitiva lengua, que se encargó de explorar y detallar toda mi
boca, no pude evitar soltar un pequeño gemido ahogado en su boca por la calidez
de su lengua, así continuo el beso sin perder la ternura, era un beso tan
profundo y detallado que perdíamos el aliento cada vez más rápido, yo moría por
recorrer su fuerte cuerpo con mis manos pero no lograba liberarme de su agarre
así que opte por morder sus labios suavemente cada tanto, haciéndola sonreír, mientras
transcurría el tiempo nuestras respiraciones se aceleraban igual que el beso y
empecé a sentir como mi centro se humedecía, a medida que profundizábamos los
juegos de nuestras lenguas en su boca o la mía, estaba a punto de decirle que
me hiciera suya ahí mismo, pero como si leyera mis pensamientos ella comenzó a
bajar el ritmo hasta que suavemente se separó, pude vercierta duda en su rostro
por otra parte mi libido estaba por las nubes y todavía no me dejaba pensar
claramente, sus palabras me confundían hasta que entró Anna, mi compañera de la
universidad una pelirroja delgada pero con las lolas hechas y un sex-appeal que
dominaba a cualquier hombre o mujer; ella solía compartir casa conmigo por eso
tiene las llaves y lo que sucedió después me cayó como un balde de agua helada
y cuando Andrea confirmo todo sentí que me estrellaba contra un inmenso muro de
cemento.
Cada palabra que decía era como una puñalada en mi
corazón ¿por qué me dolía tanto escuchar esa verdad? ¿Sólo me quería para tener
sexo? ¿Entonces por qué se detuvo? ¿Acaso no me deseaba? No tenía fuerzas para
afrontar todas esas preguntas y menos para sus respuestas, solo me levante con
la poca dignidad que me quedaba tome a mi cachorro y me encerré en mi cuarto,
al cabo de unos minutos alguien toco a mi puerta.
-¿Quién es?- me limpie las lágrimas y traté de
parecer fuerte, pero sabía que si esos ojos marrones me miraban rompería en
llanto nuevamente.-
-¿Quien más puede ser? soy yo Anna- honestamente
guardaba la pequeña esperanza de que fuese Andrea a darme una explicación-
déjame pasar.
-Quiero estar sola- no quería escuchar que había
hecho ella con Andrea para conocerla.-
-Vamos Eli, no tienes idea de lo que te salve-
contra mi voluntad me levanté y abrí la puerta.-
Anna se sentó en mi cama y empezó a contarme cómo
había conocido a Andrea, lo que esta le había explicado y que se habían
acostado un par de veces, nunca me habían roto el corazón pero estoy segura que
se sentía muy parecido a ese gran dolor que nacía en el lado izquierdo de mi pecho
y que solo se hacía más intenso a medida que pasaban los minutos.
-Ves que es mejor que te alejes de ella, tu eres muy
sentimental y ella solo busca acostarse contigo- en mi mente seguían retumbando
sus últimas palabras “yo no estaba
buscando acostarme contigo” si eso es lo único que quiere entonces ¿por qué
conmigo no?-
-Si gracias amiga, pero por ahora solo quiero estar
sola y pensar- me enrolle entre mis cobijas y le di la espalda.-
No podía creer como un día podía pasar de normal, a
increíble y luego a desastroso, todo antes de las 3 pm, las dudas y las lágrimas
fueron mis compañeras hasta que me quedé dormida, sin idea de cuánto había
dormido escuchaba a la lejanía los leves aullidos de Gerundio hacia la ventana,
¿perrito loco a que le aúllas? Al asomarme por la ventana mis ojos no daban
crédito a lo que veía, ahí estaba ella, mi salvadora, mi ángel y demonio parada
en medio de la calle con grandes altavoces y rodeada de un par de guitarristas
y un tecladista, vaya que esa mujer sabía hacer presencia sin importar su
entorno, tomó el micrófono y se dispuso a empezar a cantar.
Triste y desolada ya no pude soportar
Mas desesperada era imposible de estar
Todo lo intente por donde quiera te busqué
Eres tú mi necesidad
Alce mi rostro y...
Llegaste tú y todo cambio
Llegaste tú la esperanza triunfó
Llegaste tú volví a nacer
Por tanto tiempo quise
Encontrar la solución
A ese gran vacío que llevaba en mi interior
Todo lo intente por donde quiera te busqué
Eres tú mi necesidad
Cada una de sus palabras me hacía más alegre que la
anterior y mi corazón no cabía de tanto gozo así que salí corriendo a su
encuentro.
Andrea
Nunca me había avergonzado de mi forma de llevar las
relaciones, hasta que la vi a ella tan destrozada y era mi culpa, la había
lastimado lo sabía y mi mente no daba con una solución, al verla marcharse solo
me quedo la rabia e impotencia.
-Para que sepas que con mi amiga no vas a jugar- la
pelirroja seguía vanagloriándose por su brusca incursión en nuestro paraíso.-
-No tienes ni idea de la cagada que te acabas de
mandar carajita- fruncí mi ceño y me erguí frente a ella- ¿No viste lo mal que
se puso Elizabeth?- me fui sin dejarla responder si seguía escuchando su voz perdería
la poca cordura que me quedaba.-
No tengo como llamarla, si voy a su casa no me
recibirá, ya me dolía la cabeza de tanto pensar, pensé en beber para olvidar
todo lo de hoy, pero en el fondo sabía que ni mil litros del mejor whisky me
harían olvidarla, ya pasadas las 10 de la noche y alguien toca a la puerta.
-¡Buenas! Se encuentra la señora de la casa- esa voz
me saco una sonrisa torcida, esa sin duda era mi gran amiga Estela y las risas
que la acompañaban eran seguramente las de María y Adriana.-
-No hay nadie- dije abriendo la puerta.-
-¡BUENO!- exclamó Adriana- ¿Qué camión te atropello
amiga?- creo que mi tristeza no pasaría desapercibida.-
-Karma, es el nombre del camión- suspire mientras me
tiraba en mi sofá.-
-A ver explícate pequeña salta montes- Estela es la
mayor del grupo, pero yo soy la más alta de modo que me parece hilarante su
referencia hacia mí.-
-Ok- las tres tomaron asiento en el piso frente al
sofá donde yo estaba.-
Con calma y detalles les relate todo lo que había
ocurrido entre Elizabeth y yo desde el incidente aquella mañana que hoy parece
tan lejana, todas escucharon atentamente asintiendo y no fue hasta que termine
que el silencio hizo presencia un par de minutos.
-Bueno pero ¿la quieres en serio?- me sorprendió que
María fuese la primera en hablar ya que ella generalmente se quedaba al margen
cuando Adriana nos regañaba a Estela y a mí por ser mujeriegas.-
-Sí- hasta yo misma me sorprendí con mi respuesta.-
-Muy bien no se diga más- Estela se levantó y se
dirigió a la cocina a hablar por su celular.-
-No pensé que viviría para ver este día- comentaba
Adriana entre risas.-
-Yo tampoco- no podía creer mis palabras y menos mis
sentimientos.-
-Bueno, si todo lo que nos dijiste es cierto,
entonces debes pelear por esa chica contra tu pasado y demostrarle que ella es
tu vivieron felices por siempre- esas palabras que tan poco crédito les he dado
en mi vida “vivieron felices por siempre”
-Entonces ¿cuál es el plan?- pregunto Adriana al
entender que yo necesitaba ayuda.-
-Ya tengo todo arreglado vamos- agregó Estela.
Y así partimos con rumbo desconocido, Estela me
pidió la dirección de la casa de Elizabeth y se la di no tenía idea de lo que
había planeado mi amiga hasta que llegamos a casa de la dueña de mis pensamientos
de hace ya tantos días.
-¿Qué mierda es esto?- pregunte confundida al ver
unos inmensos altavoces en la calla y unos chicos afinando sus guitarras.-
-Shhhhh- sentencio Estela- habla bajito que es una
sorpresa- ¿sorpresa? Para Elizabeth o para mí.-
-Hola amores- susurro Emmanuel repartiendo besos a
todas.-
-¿Tú sabes que es todo esto?- tenía la esperanza de
que él me diera respuestas.-
-Vas a cantar guapa- ¿yo? ¿Cantar? No que va, todos
están locos- dime la canción y empecemos.
-Quieres a esta mujer ¿sí o no?- Estela me tomo por
los hombros y me miro directo a los ojos.-
-SÍ- no podía negarlo- La quiero.
-Entonces párate frente a ese micrófono y házselo
saber cabeza dura- lo último lo dijo juntando su frente con la mía.-
Estaba muerta de nervio pero las muchachas tenían
razón, ya no iba a esconderme más tiempo de mis sentimientos, converse unos
instantes con los muchachos mientras terminaban de afinar sus instrumentos, la
canción que elegí fue “Llegas tú” de Jesse & Joy, con todo listo se empezó
a escuchar los acordes de las guitarras y las suaves notas del teclado, escuché
como gerundio aullaba y entonces la vi a pesar de la oscuridad y lo tarde que
era, sus ojos azules brillaban como estrellas, con la señal de Emmanuel entendí
que venía mi entrada y comencé a cantar la letra de aquella canción que parecía
tan perfecta, como si la hubiesen escrito para utilizar en estos casos, es
increíble el poder de la buena música, con cada palabra que cantaba sentía un
inmenso alivio en mi corazón, como si me quitara un gran peso de encima, de
pronto no la vi más en la ventana me asuste por unos instantes, hasta que la vi
saliendo por la puerta, deteniéndose a escasos metros de mí, me miraba como
buscando el indicio de que todo esto fuese un sueño, solté el micrófono sin
dejar de cantar ni de mirarla y me aproxime a ella, tome su rostro entre mis
manos y le canté solo para ella el final de la canción.
Llegaste tú y todo cambio
Llegaste tú la esperanza triunfó
Llegaste tú volví a nacer
-Perdón por la hora, pero no podía aguantar más sin
decirte lo que siento- buscaba en sus ojos alguna señal de rabia o dolor, pero
estos sólo brillaban cual estrellas.-
-¿Eres real?- murmuro ella, como sintiendo que si
hablaba muy fuerte el sueño se acabaría y yo me desvanecería.-
-Si niña mimada- sonreí tiernamente- Todo esto es
real- acerque mi rostro y la bese, fue un beso corto pero le transmití la
seguridad de que todo era real.-
-No soy una niña- trató de hacer un puchero pero
este se vio frustrado por una sonrisa que se le escapada de los labios.-
-¡ESO GUAPA BÉSALA SIN VERGÜENZA!- había olvidado
por completo a mi ilustre grupo de amigas- ¡POR LO MENOS PRESÉNTALA!-
exclamaban entre risas y aplausos, las amo pero a veces no saben lo que
significa discreción.
Procedí a hacer las pertinentes presentaciones, le
agradecí a los chicos de la banda les ayude a recoger mientras Elizabeth
hablaba con las chicas, luego ellas se despidieron también y se marcharon
dejándonos a solas.
-Necesito decirte algunas cosas- la tomé de la mano
y la dirigí al sofá- Y necesito que me escuches con atención y luego tomes tu
decisión.
-Está bien- ella suspiro y me miraba atentamente.-
-Soy una mujeriega- de nuevo me dolía admitir eso
frente a ella- Siempre he tenido debilidad por las mujeres y nunca me ha atraído
mucho el compromiso, para mí eso siempre era sinónimo de problemas, hasta hace
algunos años en mi país conocí a una hermosa chica, me enamoré de ella, deje
todo por estar a su lado y las cosas no resultaron como pensaba, me lastimó y a
partir de ese día me convencí a mí misma que jamás me entregaría tanto a
alguien- es la primera vez que confieso esto y no puedo evitar sentir rabia y
dolor, pero mirar esos ojos de cielo me dan las fuerzas de continuar- Sé que es
una salida cobarde pero me aferre a eso para poder salir adelante y la falta de
amor la compense con trabajo, lujos y mujeres, cambie de país y de amigos pero
ese vacío seguía persiguiéndome hasta que llegaste tú Elizabeth- hice una pausa
para medir su reacción y ella permanecía igual así que continúe- Desde que me
derramaste tu café encima de mi aquella mañana te has convertido en el centro
de mis días, y siento que te quiero, el beso de hoy solo me confirmó lo que ya
sabía, no te quiero sólo para una noche, te quiero para todas mis noches y estoy
dispuesta a esperar todo lo que sea necesario para que me aceptes y me quieras
a tu lado.
-¿Me quieres?- sus ojos estaban llenos de lágrimas.-
-Sí niña- mis ojos también lloraban- Te quiero.
Ella salto sobre mi humanidad y me abrazó, me aferre
a ella cual naufrago a la horilla de la playa y lloré como hacía tiempo lloraba,
pero no era un llanto de tristeza, era liberador, a través de esas lagrimas me
sentí libre, libre de querer, libre de todo ese pasado y sobre todo libre para
disfrutar este nuevo presente junto a mi niña mimada.
Siento que alguien me lame la oreja y me saca de mi
sueño, me sacudo y volteo mi rostro para divisar al pequeño cachorro y lo miro
con amor y odio al mismo tiempo, pero ya estaba claro afuera, rayos me quede
dormida en su sofá hasta que me percato que hay un cuerpo sobre mí, que no me
deja moverme y es ella, mi niña, tan hermosa dormida sobre mi pecho, la rodee
con mis brazos y la presione más contra mí humanidad.
-Buenos días dormilona- deje caer un beso sobre su
frente.-
-Dejarme dormir-se removió un poco y froto su rostro
contra mi pecho- estaba soñando algo muy lindo.
-¿Más lindo que lo de anoche?-dije intentando sonar
ofendida.-
-No- se acomodó de manera tal que nos estábamos
viendo cara a cara- No, creo que haya algo más lindo que eso- sus mejillas
tomaron color rojo muy rápido.-
-Bueno, no sé tú pero, Gerundio y yo estamos muertos
de hambre- hice un puchero y el cachorro hizo lo suyo poniendo su mejor cara de
súplica.-
-Ok está bien, me convencieron- dijo negando con la
cabeza- pero no he hecho mercado así que te tocara comer alimento para perro
junto con Gerundio.
-No seas boba, sube a ducharte y salimos a comer- la
felicidad que me envolvía esa frase era inexplicable.-
Ella subió a la carrera a ducharse yo recogí varias
cosas de Gerundio incluida su comida y algunos juguetes, bajo oliendo a
cítricos y con un hermoso vestido ligero de verano color purpura con detalles
en verde y su rubia melena recogida en una cola; salimos, los tres subimos a mi
carro hice un par de llamadas y nos dirigimos a mi apartamento, al abrir la
puerta un delicioso olor a pan tostado y jugo de naranja invadieron nuestros
sentidos; si es cierto que el dinero no compra la felicidad, pero tampoco se
puede negar que ayuda bastante, ya que en la isla de mi cocina se encontraba
todo un banquete de frutas, cereales, panquecas, pan tostado, todo parecía el
típico desayuno de revista.
-¡WOW! Que hermoso y sabroso se ve todo- su asombro
era algo encantador- Aunque obviamente tú no preparaste nada.
-¡Oye! Hieres mis sentimientos- intenté parecer
ofendida- Quizás no lo cocine pero coordine todo para que podamos darnos un
banquete- la bese en la mejilla y tome su mano para dirigirla a mi cocina.-
Y así pasamos la mañana sentadas una frente a la
otra comiendo, charlando y riendo de nuestras ocurrencias, ahí estaba ella tan
hermosa, tan natural no podía quitarle la vista de encima; esa niña causaba un
efecto en mí que yo no conocía pero me encantaba, me hacía sentir mariposas con
solo escucharla hablar.
-Si me vas a ignorar por lo menos avísame y así no
sigo hablando sola- dijo molesta y tirándome un poco de jugo de naranja en la
cara.-
-¿Qué carrizos te sucede mocosa?- salté de mi silla
limpiándome los ojos.-
-¿Qué que me sucede? ¡Pues me sucede que tu llegas a
mi casa montas una escena romántica cantando para mí, duermes conmigo y me
traes a tu lujosa casa a disfrutar de un maravilloso desayuno y todo eso sólo
para después ignorarme!- todo su rostro estaba rojo pero no me asustó al
contrario me causo gracia su reacción y tuve que contener mi risa.-
-Ven acá- caminé hacia ella y tome sus manos- No te
estaba ignorando, de hecho para mí es imposible ignorarte- con cada palabra me
acercaba un poco más- Honestamente estaba distraída admirando tus rasgos y
gestos que me parecen tan maravillosos- no sentí necesario continuar hablando y
solo la bese muy lentamente transmitiéndole cariño.-
-No me lo vuelvas a hacer- se separó de mí y lo dijo
con un tono amenazante.-
-Está bien niña- le guiñé un ojo- no volverá a
pasar- levante mi mano derecha en señal de promesa- Pero tú debes decirme cuál
es tu afición por derramar tu desayuno sobre mis prendas de color blanco.
Sonó el timbre de la puerta, hábilmente fui a
atenderla, pero cuando abrí no le daba crédito a mis ojos, era él, Rafael hijo
del señor Paul (mi jefe), Rafael y yo nunca nos llevamos bien él siempre había
pensado que yo estaba seduciendo a su padre para quedarme con todo, hasta que
una noche entró en mi oficina sin avisar y descubrió que soy lesbiana, lo que resulto
peor porque la joyita resultó ser homofóbico lo que incremento la ya
inexistente simpatía de ambos.
-¿Rafael?- mi mente no daba con ninguna idea
coherente de porque ese ser estaba frente a mi puerta aquella mañana- ¿qué
haces aquí? ¿Todo bien con el señor Paul?
-¡Elizabeth Medina se puede saber que carajos haces
aquí! ¿Con esta?- su mirada pasaba a través de mi directo hacia mi niña.-
-Ra…Rafael ¿Cómo llegaste? ¿Qué haces acá?- no
entendía nada pero una extraña sensación en mi pecho empezó a crecer.-
-Estoy aquí por ti, cuando me entere de todo esto
vine en cuanto pude.
-Alguno de ustedes me puede explicar ¡¿QUÉ CARAJOS
SUCEDE?!
-Lo que sucede machito, es que ella- me hervía la
sangre de escucharlo sólo pensaba en estrellarle la puerta en la cara- Es mi
novia y no voy a permitir que le envenenes la mente con tus ideas absurdas de
mariconas.
-Primero estas en ¡MI CASA!- coloqué mi mano en su
pecho quería empujarlo fuera de mi hogar y golpearlo pero me contuve por
Elizabeth- Así que debes respetarme a mí y a las personas que están aquí,
segundo vuelves a decirme algún termino neandertal referente a mi sexualidad y
no me va a importar partirte la cara- él es un tonto, su único deporte son las
apuestas y el cigarro somos del mismo tamaño pero el delgado y flácido.-
-Tranquila Andre- escucho su tenue voz y lentamente
se acercó a mí besando mi mejilla y diciendo- Te veo en la noche.
Siguió su camino y se marchó con ese imbécil, no
lograba asimilar que fuese yo quien se quedaba sola y abandonada mientras aquel
tarado se marchaba triunfante con la niña de mis ojos colgada de su brazo ¿Qué
bizarra jugarreta del destino era esta? De todas las posibilidades, de todos
los seres humanos tenía que ser él y tenía que llevársela a ella, después de mi
declaración yo me sentía tan vulnerable que al escuchar cómo se cerraba la
puerta, simplemente caí abatida sobre mis rodillas intentando respirar porque
repentinamente todo el oxígeno de mis pulmones y a mi alrededor parecía haberse
esfumado junto con ella, pero una pequeña nariz fría me devolvió a la tierra
Gerundio seguía aquí, junto con todas sus cosas y ahí fue donde sus palabras
surgieron como un eco en mi mente “Te veo en la noche” no me quedaba más
remedio que esperar hasta la noche y apenas eran las 11 am, enloquecería antes de
que llegara la noche imaginando que podría hacer mi dulce niña con aquel patán.
Elizabeth
Que delicioso es su olor, dormir en su pecho
escuchando sus latidos, su respiración, compartiendo nuestros sueños era algo
tan perfecto que a pesar de despertarme primero no me levante ni me moví,
simplemente me aferre más a ella para que no desapareciera, me levanto de una
manera tan tierna, el desayuno exquisito, definitivamente ella tenía poder e
influencias, su apartamento es grande, lujoso pero muy sencillo tiene lo básico
y una cocina hermosa, me imagino horneando postres y besándola, mi imaginación
sí que sabe volar, le hablo pero pareciera que no estuviera ahí, me mira con su
mirada siempre penetrante pero no me responde y eso me enfurece así que decido
aventarle mi jugo y decirle algunas verdades, pero como siempre con sentir su
cercanía toda yo cae a sus pies a esa elegancia y sutileza de sus palabras,
movimiento y besos ¡DIOS! Sus besos me hacen estremecer y humedecerme deseando
más, todo iba perfecto hasta que ella abre la puerta y veo a ¡Rafael! Él es mi
ex novio, pero él aún no lo acepta; terminamos hace varios meses, él es muy
posesivo y yo me di cuenta que dé me atraen las mujeres, sobre todo esa mujer
confundida frente a la puerta, nos conocemos de hace tan poco, que no hemos
podido profundizar en nuestras historias y ahora viene el fantasma de un lejano
pasado a arruinar mi hermoso presente, actualmente siento que lo odio ¿Quién se
cree para venir a reclamarme así?
-Lo que sucede machito, es que ella- me señalo y
sentí odiarlo más cuando se refirió de esa manera tan despectiva de Andrea- Es
mi novia y no voy a permitir que le envenenes la mente con tus ideas absurdas
de mariconas.
-Primero estas en ¡MI CASA!- coloco su mano en el
pecho de Rafael empujándolo levemente del lado fuera del umbral- Así que debes
respetarme a mí y a las personas que están aquí, segundo vuelves a decirme
algún termino de neandertal referente a mi sexualidad y no me va a importar
partirte la cara- ellos son del mismo tamaño pero Andrea se ve más grande y
amenazadora.-
-Tranquila Andre- susurré y respire muy profundo, me
acerque la bese en la mejilla y le dije al oído- Te veo en la noche.
Y así salí de ese hermoso paraíso con Rafael, quería
regresar a sus brazos y explicarle todo, dejarla así sola de esa manera y con
semejante acompañante me partió el alma, pero debía hablar con él y dejarlo
claro de una vez por todas que no existía ningún nosotros, fuimos hasta un
restaurante cercano el como siempre pidió alguna clase de licor fuerte y yo un
simple café.
-Me vas a decir ¿por qué te apareces así en mi
vida?- no entendía como había durado 1 año junto a ese hombre.-
-Calma mi amor ¿no te alegra verme?- poso su mano en
mi rodilla y de inmediato la aparte con un fuerte manotazo.
-No me toques y no, no me alegra verte- solo podía
sentir repulsión ante este hombre su tacto parecía una gruesa lija, comparada
con las suaves caricias de Andrea y su olor a tabaco y licor solo me generaba
náuseas.-
-Seguro estas confundida y aquella puta lesbiana te
lleno la cabeza de tonterías- se acercó lentamente a mi rostro, no pude evitar
removerme en mi silla y ponerme tensa de la incomodidad- Pero ella no tiene lo
mismo que yo entre las piernas- nuevamente apretó mi pierna y esta vez le
estampé una fuerte y sonora cachetada.
-Te dije que no me tocaras- estaba furiosa con él,
pero sabía que si me buscaba era por algo- Ahora dime ¿por qué decidiste
aparecerte en mi vida de nuevo?- si seguía con sus babosadas me levantaría y me
marcharía sin pensarlo.-
-Bueno mi amor quería verte y revivir nuestras
noches de romance- ¿romance? ¡JA! Si claro su idea de romance era malos besos
seguidos un más que breve coito y luego irse a beber- Aparte se acerca el
cumpleaños de mi padre y necesito una pareja para la fiesta.
-¿Y eso que tiene que ver conmigo?- mi mano aún me
hormigueaba por la cachetada- Tu y yo no somos ni siquiera amigos y francamente no tolero tenerte cerca.
-Bueno si no es por las buenas será por las malas-
sentí un frio recorrer toda mi columna vertebral, si bien Rafael era un
completo idiota su dinero podía conseguirle socios muy siniestros- Si no
aceptas estar conmigo puedo causarle mucho daño a la desviada de Andrea- mi
mundo se paralizó al escuchar su nombre y el pánico me invadió.
-Ni se te ocurra si quiera tocarle uno de sus
cabellos o te juro que- un gran nudo se hizo dueño de mi garganta no pude
completar la frase y las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos.-
-Calma nena, tú has lo que yo te pido y no le pasara
nada a nadie porque como viste, se todo de ti y puedo encontrarte a ti o a ella
cuando me plazca- sabía que sus palabras no eran broma.-
-Está bien- me resigne pensando en el bienestar de
Andrea- Te acompañaré a la fiesta pero no tendré una relación contigo ni nos
besaremos ni nada.
-¡Claro! Suponiendo que te resistas a este galán-
esbozo la sonrisa más lasciva y sádica que puedan imaginar- El viernes a las 7
pm paso por ti nena.
Dejó un par de billetes en la mesa y se marchó,
¡Dios mío! Como detestaba a ese hombre, Rafael y yo nos conocimos hace 5 años
yo estaba cerca de mis 18 años y llevaba una vida perdida, me la pasaba en
antros baratos y tenía malas compañías, una noche un curioso chico flaco pero
notablemente más alto que yo se me acerco muy dulce y algo nació entre nosotros,
ese era Rafael en esa época un poco más decente el media aproximadamente 1.70
tenía 24 años para ese entonces, él es blanco como la leche, cabello negro
azabache que te hace dudar si es natural o teñido, ojos marrones muy oscuros y
sombríos en ocasiones parecían negros, siempre usaba camisas de seda con
pantalones de vestir que le quedaban un tanto holgados por su complexión
física, era un fumador, bebedor y apostador empedernido, lo que me atrajo de él
era su seguridad (claro teniendo dos gorilas de casi dos metros y 100 kilos
cuidándolo cualquiera se sentiría confiado) lo que nunca había entendido era de
donde sacaba dinero, claro que tampoco le pregunté ya que vivíamos en un
torbellino de alcohol y sexo, al cabo de un año pasé por la terrible
experiencia de un aborto espontaneo, ni si quiera sabía que estaba embarazada
eso fue un campanazo en mi infantil mente, ese suceso marco un cambio de 180
grados en mi vida, me alejé de ese mundo de locura, me reconecté con mi familia
a pesar de que me fui a una ciudad diferente a estudiar y deje a Rafael, al
principio él no lo tomó muy bien, pero yo estaba decidida a no perder mi vida
como él lo hacía, el año siguiente Rafael iba y venía del país siempre
buscándome cuando llegaba y cuando se iba para “darnos una digna despedida” las
primeras veces accedía con la errónea idea de que lo amaba y con el tiempo me
di cuenta que lo único que nos unía era el exceso de alcohol; ahora 4 años después
viene a fastidiarme la vida y vaya de qué manera, ahora debía pensar como
hablar con Andrea y explicarle toda la situación sin hacerla sufrir, pero no
conseguía una respuesta, decidí irme donde mi mejor amiga.
-¡Eli! ¿Qué te paso?- creo que mi cara expresaba el
mar de emociones y pensamientos que estaba atravesando.-
-¿Podemos hablar?
Al terminar la última palabra me derrumbe en sus
brazos a llorar, eran demasiadas emociones y tan distintas por las que había
pasado estos últimos dos días, ella solo me abrazo y nos dirigió al sofá,
eventualmente deje de llorar y procedí a explicarle todo, ella ya sabía más que
de memoria mi tumultuoso pasado y de mi creciente ¿mi creciente qué? ¿Relación?
No sabría darle nombre a lo mío con
Andrea, Silvia solo me abrazaba y acariciaba mi cabeza a pesar de tener la
misma edad ella era como una hermana mayor para mí ya que soy hija única.
-Bueno Eli desde mi punto de vista tienes dos
opciones- alcé mi rostro y la mire confundida- puedes caer en el juego de
Rafael que sabemos bien que luego de un rato se cansará y se largara y alejar a
Andrea de tu vida- la sola idea de no verla más me destrozaba- O puedes
contarle toda la verdad de inmediato y juntas hacerle frente a ese patán.
-Lo que me asusta es que ellos dos ya se conocen-
Silvia me miró con cara de signo de interrogación- Sí cuando el apareció en su
casa ambos se reconocieron.
Seguimos debatiéndonos sobre qué era lo más prudente
y se nos hizo de noche, recordé que mi pobre cachorro estaba en el apartamento
con Andrea y que yo le dije que la vería en la noche, pero me aterraba que
Rafael supiera que había vuelto a su casa y le hiciera daño, así que mi buena
amiga Silvia se fue a buscar a Gerundio al apartamento y le entregó a Andrea
una carta que escribí velozmente. Y así paso mi semana desdichada pensando en
Andrea que seguramente me odiaba, sumado a eso estaba agobiada por los exámenes
finales y mi temida “cita”.La semana pasó volando y sin darme cuenta ya era
viernes y Rafael me había enviado el vestido con el que debía ir a la fiesta y
era hora de irnos, solo esperaba que la noche terminara rápido y que el
perdiera su renovado interés en mí.
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Tan hermoso veniaa todo y este estupido.lo arruinó todo cada capitulo mas atrapante besos espero el proximo capítulo
ResponderEliminarRafael y Anna son unos azarosos...hay personas que les molesta la felicidad de otros y como ellos no son felices,siempre buscan como hacer dano.
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