Capítulo I
Y así terminaba otras
de mis tantas noches de fin de semana, dejando una chica hermosa durmiendo en
un cuarto de hotel con una nota diciendo “Perdón por no quedarme”; al contrario
de lo que deben pensar de mí, no soy una cobarde que juega con las mujeres,
simplemente opte hace muchos años atrás no involucrarme profundamente con
ninguna amante, ya que eso siempre atrae problemas. Mi nombre es Andrea, muchos
por cariño me dicen Andre – otros por miedo Señorita Prestton. – Tengo 29 años,
soy gerente de la zona occidental de una prestigiosa empresa de seguros, un
cargo que no conseguí en una caja de cereal.
Otra mañana de un viernes,
que sin saberlo me cambiaría la vida…
Oigo que alguien toca
la puerta sacándome de mis pensamientos.
-Señorita Prestton,
¿Puedo pasar?
-Si Mario adelante –
Mario es mi asistente, guarda espaldas cómplice y salvavidas-
-Bueno días miss
simpatía, ¿cómo amaneces?
-Bien Campanita –
Mario y yo tenemos una gran confianza y ambos somos muy cotilla- Bueno si no
vienes a hablar de trabajo te agradezco que te retires de mi oficina – amanecí
con un humor de pocos amigos-
-Huy pero que dulcita
andas jefecita – esto lo dice levantando
las manos y haciendo una media ovación mientras tira en mi escritorio varias
carpetas- Adre, necesito que revises y firmes estas aprobaciones de reembolso.
-Ok, ya que lo dices
con tanto cariño quizás lo haga, ahora sal de aquí.
Pasé el día como era habitual, sumergida en
papeles con la oficina inundada con las notas de Kany García, una de mis
cantantes preferidas.
Esta soledad, que me
abarca y me ahoga
Que me lleva a un
abismo,
allí caigo a un
espacio en que no hay luz
con esta soledad,
buscaré mil razones
para un día olvidar
que te has ido
pero hoy llorare el
vacío que deja tu amor…
Mis pensamientos me llevan al pasado, a un
pasado que pretendo mantener muy lejos de mi presente. Suena mi teléfono…
-Prestton- Dije de forma seca, prácticamente escupiendo.
-Wow reina de
corazones bájale dos – al escucharlo puse mis ojos en blanco-
-¿Que pasó campanita,
ahora que quieres? Hay personas que si trabajamos.
-Hoy te toca cumplir
la apuesta y llevarme al mejor Bar que conozcas – nota mental no volver a
apostar en el tenis-
Hace varios meses Mario y yo estábamos viendo
un juego del Abierto de Estados Unidos y entre bromas, comentarios y cervezas
pensé que sería divertido apostar con él, Jugaban Nadal contra Del Potro, era
obvio que Rafa ganaría pero justo ese día en medio de un rally largo, Rafa
trastabilla y se tuerce el tobillo retirándose del US OPEN y dejándome a mi
llevando a Mario a la que debía ser su mejor noche de copas.
-No vale tu eres
loco, hoy no tengo ganas de salir – mentía, él y yo lo sabíamos, debido a que
desde mis 24 años no pasaba un viernes, sábado o domingo que yo no pasara en
algún Bar o disco buscando una nueva víctima.-
-Pensé que eras una
mujer de palabra – Sentí la decepción en su voz y no pude negarme.-
-De acuerdo está bien
campanita no llores te paso buscando a las 10pm en tu casa.
-Eso era lo que
quería escuchar jefecita, te veo al rato – sentí su enorme sonrisa aunque no
podía verlo-
Miro la hora y ¡MIERDA! Ya son las 9pm y yo
sigo en la oficina, a veces creo que califico como workaholic, me apresuro en
salir de la oficina y al llegar a mi apartamento observo que solo tengo
20 minutos para ducharme arreglarme y salir por Mario, salgo airosa y justo a
tiempo estoy en casa de Mario que gracias a Dios vive convenientemente cerca de
mi apartamento.
-¿A dónde me
llevaras?
-Se dice ¡hola! Mal
educado – lo último se lo digo dándole un manotazo en el pecho-
-Ouch, te recuerdo
que esta noche debes tratar…- corté sus palabras subiéndole volumen al estéreo
de mi coche dándole a entender que no debe tentar mi limitada paciencia-
Al cabo de unos minutos llegamos al
Bar-Restaurante “El Bambino”, sitio donde trabaje hace ya tantos años atrás, y
no puedo evitar ese sentido de nostalgia al entrar que me transporta al pasado.
******************************************************************************************
SEIS AÑOS ATRÁS…
Era la noche del viernes, muy movido en la tasca cómo era
usual los viernes, tenía mi atención en los clientes, cobrando y llevándole las
cuentas, de vez en cuando mirando a las chicas para deleitarme, pero había una
chica, una chica que resaltaba sin esfuerzo, era cliente habitual, cada vez que
iba me ponía tonta simplemente observándola, pero esta noche repentinamente la
veo moverse entre la gente hasta que me percato tarde que estaba montada sobre
la barra a escasos centímetros de mí.
Chica: ¡Hola! ¿Tienes agua? – Eso lo dijo con una enorme
sonrisa que me hizo olvidar el mundo acompañada
unos preciosos ojos marrones que brillaban y me prometían el paraíso-
Yo: Em… Yo…-mi cerebro se encontraba en shock no lograba
articular palabra ante semejante diosa- No chica, tengo soda si te sirve.- Dash
que respuesta tan idiota.
Chica: bueno está bien, dame la soda. – Esto lo dijo haciendo
un medio puchero-
No había
terminado de lamentarme cuando ella ya iba a medio camino de regreso con su
grupo de amigas y antes de que yo pudiera entender que sucedía ella venia
corriendo de regreso volvió a subirse a la barra y hablarme.
Chica: Aquí tienes- me paso
el dinero, con una sonrisa que yo aún no comprendía mientras le servía la soda.
Nos quedamos unos instantes observándonos y
yo sonreía como idiota, hasta que uno de los mesoneros interrumpió mi hermoso
momento diciéndole algo a ella referente a un número, por lo cual asumí que ya
estaban cuadrando algo entre ellos, así que me alejé de todo aquello; horas
después cuando ya estábamos cercanos a cerrar uno de los mesoneros nuevos me
distrajo.
Mesonero: Epa andre hay
alguien que quiere tú número ¿qué si se lo puedes dar?- nunca pero nunca me ha
gustado dar mi número y menos en la tasca, pero no puedo negar que me daba
curiosidad.-
Yo: ¿Alguien? ¿Alguien quien
Daniel?
Mesonero: Alguien, me lo vas
a dar ¿sí o no?- preguntaba bastante nervioso.-
Yo: No, sino me dices quien
es- le respondí firme.
Mesonero: Bueno es una
muchacha- había visto un par de chicas lindas que no me quitaban la mirada así
que podría ser una posible conquista.-
Yo: Bueno está bien- tomé
una servilleta y anoté mi número- Toma.
Y así desapareció entre la gente no pude
adivinar a quien se lo había dado, eso me frustraba un poco pero esperaría con
paciencia a ver quién era la misteriosa chica.
Actualmente
-¡Epale Andre!- lo
dijo dándome un gran abrazo de oso-
-Tío, bendición.
–Nunca me ha gustado mucho el contacto físico ni las demostraciones de afecto-
-¡Años sin verte mujer!
Ven siéntate por aquí, que hoy bebemos.- como era normal en mi familia todo se
celebra bebiendo,fuera bueno o malo-
-Tío te presento a
Mario, es un buen amigo. –lo último se lo digo casi como un secreto, para que
Mario no se crea muy especial aunque ese chico es excepcional.-
-Mucho gusto señor-
dijo un poco fuerte por la música y estrechando su mano.
Procedimos a sentarnos en la barra, la tasca
es un sitio pequeño con una extensa barra, 4 mesas, una especie de cueva y una
pista de baile, luces bajas, buenas música y buena comida; era más un escondite,
un lugar íntimo para disfrutar.
-Buenasnoches, bienvenidos
¿qué puedo ofrecerles para tomar?
-A mí me das una
Polar negra y al chico una light-Mario me miro como queriendo opinar pero ya el
mesonero se había marchado a buscar nuestro pedido-
-Aquí todo el mundo
te conoce Andre.
-No digas babosadas
campanita.
Así transcurrió parte de la noche, entre pláticas
sobre el trabajo, chistes, malos y admirando a las mujeres del lugar.
-¡Hey! Mira hacia
aquella mesa hay una chica bella que no deja de mirarte- yo ya estaba resignada
a que no ligaría nada esa noche hasta
que dejara a Mario en su casa-
-No seas tonto,
seguro está mirando algún míster musculo en la barra-dije con la mirada fija
hacia ninguna parte-
-No en serio Andre te
está mirando a ti.
Accedí a voltear solo para que me dejara en
paz y ahí estaba ella, la chica de hace tanto años, esos hermosos ojos marrones
brillando por las luces de la pista, me miraban a mí, su mirada penetraba mi
alma y golpeaba con fuerza las barreras que había levantado para proteger mi
corazón.
-Mario tengo que
salir a tomar aire- salí como pude, me temblaban las piernas, me sentí sin
fuerzas y no era por el efecto de las cervezas-
-¡Hola!-susurró luego
de aclararse la voz para que yo notara su presencia.
-¡Hoo…la! –dije
vacilante ante su intensa mirada que examinaba todo mi cuerpo-
Y allí estábamos, en el estacionamiento de
la tasca, un viernes cualquiera, ahí estaba yo temblando como gelatina ante su
mirada incesante, ahí estaba ella tan divina, tan natural e imperturbable y con
un perfume que hace sentir cosquillas, ella perfecta como siempre. Y esa chica
es Vanessa, ella es un año menor que yo, de piel morena clara, cabello castaño
pero no cualquier castaño, el suyo era un tono de castaño que emulaba al color
del chocolate con leche, unos labios carnosos que te invitaban a besarlos con
una pequeña cicatriz del lado izquierdo de su labio superior y del lado opuesto
un pequeño lunar casi imperceptible, ella mide 1.60 aproximadamente piernas muy
hermosas y un par de senos voluptuosos –yo diría que son 36- pero lo que más
resaltaban eran sus hermosos ojos café, yo en lo personal detesto el café pero
el de sus ojos me hacía soñar y perder el sueño, ella es de las que con una
mirada puede decirte todo lo que necesitas saber. Yo por otro lado un tono de
piel más claro, ojos marrones claros y cabello castaño muy claro, con 1.75 de
altura y soy una persona atlética así que digo orgullosamente que poseo un
cuerpo bien trabajado.
-¿Cómo estás? Hace
mucho tiempo que no te veía, por poco no te reconozco Andrea-dijo mi nombre
como saboreando cada letra y ladeando la cabeza en gesto coqueto, eso me puso a
cien por hora-
-No estoy tan bien
como tú, pero se hace lo que se puede- le lance mi famosa sonrisa pícara,
coquetear con ella era la única arma que me quedaba para que no notara lo mucho
que me afecta su sola presencia-
-Jajaja-un brillo
seductor salto de sus ojos directo al centro de mi cuerpo- Tu siempre con tus
comentarios, seguro eso le dices a todas tus “amiguitas”-al soltar la última
palabra sus ojos se oscurecieron, ¿serán celos?, no creo seguro mi mente anda
jugándome sus típicas bromas pesadas-
-No vale, lo digo en
serio...-rayos no puedo dejar de sonreír ni de mover mis manos, estúpidas
mariposas en el estómago, aunque más que mariposas parecían palomas las que
sentía en mi- Y cuéntame ¿cómo va tu vida?
No tengo idea de cuánto tiempo transcurrió
mientras ella hablaba y yo sólo la contemplaba y me limitaba a comentar con
respuestas monosílabas; seguro ella pensaba que me aburría pero el hecho de
tenerla ahí esa noche a escasos metros de mi me llenaba de una paz que hace
mucho no experimentaba y estaba absorta disfrutando el momento, pero todos los
sueños tienen un despertar.
-¿Qué se supone que
haces aquí afuera?- si las miradas mataran no sé quién hubiese muerto primero
si esa chica o yo, ya que ambas nos dedicamos la misma mirada asesina-
-Poniéndome al día
con una amiga- dijo señalándome mientras yo sonreía con suficiencia y
superioridad, hay momentos en que no puedo evitar sacar mi lado prepotente-
-Llevas mucho aquí
afuera, entremos- aquella chica tomó del brazo a Vanessa queriendo demostrar
autoridad, conociendo a esa mujer como la conozco no hay poder sobre la tierra
que la obligue a ella a mover un dedo, ella era obstinada y terca como ninguna-
-¿Qué te pasa?-le
soltó soltándose de su agarre- Es una amiga y estamos conversando, si tanta
falta te hago quédate aquí afuera o ponte a ver una foto mía- dios como
extrañaba esa altanería y autosuficiencia tan característica de esta pequeña
mujer-
-Si claro, tu amiga-
murmuro la chica mientras regresaba a la tasca-
La verdad es que de
“amigas” no tenemos nada, desde que nos conocemos nos hemos gustado, por lo
menos por mi parte siempre he estado atraída hacia Vanessa y cuando nuestras
miradas se cruzan el aire se llena de electricidad y podríamos hacer arder el
mismo infierno, de hecho compartimos una historia tuvimos un noviazgo fugas no
duramos ni un mes juntas, pero a pesar de lo corto todo fue demasiado intenso,
ella marco no solo mi piel sino también mi alma; sus celos, mis celos, nuestras
amistades y nuestros trabajos nos jugaron en contra, un día en el que recibí la
peor foto que alguien enamorado puede recibir (sí leyeron bien, enamorada, me
enamoré de ella en menos de un mes); era ella, mi mundo, tomada de la mano y
sonriendo con una de sus amigas que honestamente nunca me agradó siempre supe
que le tenía ganas a mi Vanessa y esa foto solo me demostraba lo que yo tanto
temía, y su acompañante misteriosa era la misma mujer que había salido en su
búsqueda esa noche del viernes.
Así terminamos, yo
llorando porque me sentí engañada, la tonta que se había enamorado, no soy de lágrimas
ni en los funerales de algunos familiares y personas cercanas, pero por tres
días llore cada noche hasta quedarme sin más que llorar y fue ahí donde nació
el monstruo en el que me convertí, alguien que solo buscaba un cuerpo caliente
que le hiciera disimular el frío estremecedor que le hacían sentir las duras
noches, sin intención de formar relaciones, familia, nada... Solo era cuestión
de placer y orgasmos simple sexo casual.
-Mejor voy adentro
antes que se ponga intensa y el show sea peor-dijo con una media sonrisa algo
amarga que no llegó a sus ojos.-
-Jajaja no pensé
vivir hasta el día en el que alguien te sometiera- dije sonriendo burlonamente
para aliviar la repentina pesadez que se había posado en nuestra amena charla,
o mejor dicho su casual monólogo-
Emprendimos el camino
de vuelta a la tasca, pero justo antes de llegar a la puerta coloque mi mano en
la parte baja de su espalda, me acerqué a su oreja y le susurre con voz
ronca...
-Te vez hermosa esta
noche-sentí como su cuerpo se tensaba y acomodaba su cabello atrás de su oreja
mientras se volteaba muy lentamente para quedar frente a mí-
-Gracias-esto lo dijo
mordiéndose el labio inferior, ella sabe que eso me calienta y mirándome a los
ojos y en su mirada había peligro, pasión y otra cosa que no pude identificar-
Se sentía esa
atracción, ese fuego que siempre nos caracterizó, nos fuimos acercando poco a
poco y cortamos esa angustiosa distancia que solo nos hacía desearnos más,
cuando siento un empujón y como estaba distraída en ese momento de película,
termine tumbada en el asfalto del estacionamiento sin entender qué sucedía
durante algunos segundos, ahí fue cuando la vi, su amiga la que había ido a
buscarla, la misma por la que hace tantos años discutimos y terminamos, la
rabia y el enojo empezaban a hacer nido en mis entrañas.
-¡Aléjate de mi
novia!-gritó con tono de amenazante queriendo intimidarme.
-¡POR DIOS MUJER
ESTAS LOCA!-exclamó Vanessa con horror mientras le dedicaba una mirada de ira.
-Tranquila
hermosa-dije con una media sonrisa mientras me levantaba y me sacudía un poco
restándole importancia a la acción anterior- No hay que darle mucha importancia
a las acciones tontas- mientras que terminaba la frase esa chica salto sobre mí
consiguiendo golpear ligeramente mi labio haciéndome sangrar, cabe destacar
ella no era más alta que yo pero definitivamente era mucho más maciza y
empleando el factor sorpresa a su favor logro derribarme de nuevo.
-¡YAAA POR
DIOS!-gritaba Vanessa con lágrimas asomándose en sus hermosos ojos.-
Empleando
conocimientos aprendidos en mis sesiones kick boxing, logré ponerme de pie ágil mente (si José mi
entrenador personal me viera ser sentiría como todo un padre orgulloso) y
estrelle contra la pared a la chica, golpeándole la boca del estómago sacándola
el aire y apretando su garganta dificultándole a respiración, fui presa de mi
rabia y no medí mis fuerzas casi hago desmayar a la pobre chica, de no ser por
las manos de Vanessa en mi brazo pude haber lastimado seriamente a esa tonta.
-Andre... creo que ya
entendió... por favor suéltala –decía a punto de llorar-
-Ha sí disculpa- dije
soltándola y dejándola caer al suelo a gatas mientras trataba de buscar aire,
verla así tan vulnerable al punto de casi suplicarme que la soltara sacudió mi
mente y casi siento remordimiento por mis acciones- Perdí el control un momento
no era mi intención lastimarla tanto- comente mientras ponía los ojos como el
gato de sherk buscando su consuelo.-
Ella acudió a socorrer a la pobre criatura
carente de fuerzas para respirar correctamente que yacía aun a gatas cerca de
mis pies, supe que esa era mi salida, entré sin mucho escándalo a la tasca
busque a Mario con la mirada y cuando lo ubiqué estaba coqueteando con una
chica, lo agarre por el brazo y lo empuje para que fuera saliendo acto seguido
de di una tarjeta de la compañía a la chica y le dije que era una emergencia,
que debíamos marcharnos supongo que me creyó por el delgado hilo de sangre que
emanaba de mi adolorido labio; le escribí a mi tío explicándole la situación y
que me dijera cuanto era la cuenta para hacerle una transferencia y pagarle la
cuenta.
-¿Qué pasó? ¿Por qué
me sacaste así? Maldición estaba ocupado- refunfuñaba Mario cual niño chiquito
al que no le compraron su helado.-
-Campanita en este
momento no estoy de humor para tus berrinches, así que abróchate el cinturón y
cállate- aceleré de cero a cien en un par de cuadras dejándole claro a Mario
que lo que decía lo decía muy en serio.-
Deje a Mario en su
casa explicándole el asunto al ver su cara de pavor cuando se percató de mi
pequeña pero chorreante herida, llegué a mi apartamento, tome el mando a
distancia e inmediatamente las notas de Green Day inundaron mi fortaleza, me
desvestí me di una larga ducha en la que meditaba las vueltas que da la vida y
como mi vida había cambiado por lo menos esa noche, con ese pensamiento me
hundí en mi cama y me dejé llevar por Morfeo.
El fin de semana
termino de transcurrir casi igual que los anteriores salí a matar mi soledad en
el calor de alguna chica hermosa y disponible; pero hubo algo diferente no
conseguía apartar esos intensos ojos café de mis sueños y así llego el lunes y
de nuevo la rutina levantarme, entrenar, llegar a la oficina y lidiar con las
mismos problemas de siempre, lo que no sabía era que lo del viernes no sería un
evento aislado.
--Buenos días jefa, ¿cómo sigue?- murmura
Mario cuando paso frente a su escritorio antes ingresar a mi oficina-
--Buenos días Campanita, yo siempre estoy
bien no sé a qué viene tu pregunta- dije
extrañamente sonriendo y guiñándole un ojo- Por cierto- regresé un par de pasos
para quedar justo frente a él- Lo del viernes no paso nunca y hoy no quiero que
nadie, escúchame bien NADIE entre en mi oficina, ni si quiera tú a menos que se
esté incendiando el edificio ¿entendido?-fruncí mi ceño y me aproxime a su
rostro.-
--Sssi... clacla... claro jefa.- Pobre Mario
parecía gelatina, pero era necesario tenía mucho trabajo por adelantar y no estaba
dispuesta a explicarle a nadie porque tenía una pequeña cortada en mi labio
adornada con un hermoso color púrpura intenso.-
Y así fue ni las
durante la mañana y parte de la tarde nadie me molesto, me sentí la única
persona sobre la faz de la tierra exceptuando una que otra llamada de Mario
angustiado y la última en la que le pedí mi comida ya que el hambre me había
atacado tarde. Alguien toco a mi puerta con insistencia deduje que era mi
almuerzo y cuando abrí mi sorpresa fue grande.
-Hola
-Hey, ¡Tu! hola-
detesto su habilidad para cambiarme el humor y hacerme pasar de perro con rabia
a cachorra en celo- No te esperaba por aquí.
-Yo tampoco-susurro
casi como si no hubiese querido que se lo escuchara- Vine para hablar contigo y
disculparme por el comportamiento de mi amiga la otra noche- ¡¡amiga!! Si claro
ella grito alto y fuerte NOVIA- Sera rápido no te quitare mucho de tu tiempo.
-Estaba a punto de
almorzar acompáñame, para mí no es molestia tenerte cerca y nunca estoy
demasiado ocupada para ti –más regalada imposible me reprendí mentalmente.-
-Perdón señorita
Prestton no pude detenerla- me encanta ver la cara de sufrimiento de ese
chico.-
-Tranquilo Mario, se
de buena fuente que esta mujer-señalé con la vista a Vanessa que me dedico una
de sus miradas de “te mataré” intentando hacerse la ofendida- es muy
persistente así que tranquilo, pero igual hoy no estoy para nadie.
Procedimos a
sentarnos en mi sofá y compartir las piezas de pollo, papas, arepitas fritas y
ensalada (sí lo único no frito era la ensalada y el jugo) ella se disculpó y me
explico su situación, ellas ya no tenían nada pero aún vivían juntas y su ex
quería recuperarla y volver a tenerla como novia y cuando salían a tomar
siempre terminaba confundiendo la situación, yo escuché todo con mucha atención
me limite a hacerla sentir mejor entre chistes y muecas dándole a entender que
el asunto no había sido grave.
-¡Por dios Andre! Tu
labio- sus ojos se llenaron de horror y tristeza-
-Hermosa
tranquila-tome una de sus manos entre las mías para que se sintiera segura- Se
ve peor de lo que se siente- le sonreí y guiñe un ojo, logré sacarle una media
sonrisa con mi gesto.- Eso así me gusta verte, pero si tanto pesar te causa lo
sucedido que te parece si almorzamos juntas mañana.- un gran silencio se expandió
rápidamente- Por cierto hermosa, tengo una duda.
-Dime como de qué será
esa duda tuya.- siempre tan directa cuando le convenía.-
-¿Cómo carrizo
llegaste a aquí?- en toda la noche del viernes no nombré ni una sola vez donde
o cual era mi trabajo.-
-Muy fácil-la miré
como si le estuviese saliendo un tercer ojo en su frente- Al llevarte
arrastrando a tu asistente le diste tu tarjeta a mi amiga y ella me contó todo
lo que el chico le dijo acerca de su trabajo- yo seguía estupefacta ante sus
habilidades de Sherlock
Holmestan innatas en ella- Y la convencí de que viniera a encontrarse con su
romeo y así yo aprovechaba para hablar contigo.
-Nunca deja de sorprenderme señorita Vanessa-le dije
mientras sonreía y negaba con la cabeza-
Suena su teléfono rompiendo nuestra pequeña burbuja.
-¿Qué pasa? Ok está bien, te veo afuera- no entendía
que pasaba- Me tengo que ir, gracias por la comida, chao.
-Un placer, chao- fue lo único que pude llegar a
articular mientras veía a mi diosa levantarse y emprender su rumbo hacia la
puerta dejándome solo con su exquisito perfume de compañía.
Luego de esa corta pero grata
sorpresa me dispuse a seguir trabajando cuando soy interrumpida por un mensaje
de texto en mi teléfono.
Número desconocido:
Nos vemos mañana en el restaurante de siempre, gracias por aceptar mis disculpas.
Ese era su número, ese mensaje era de ella, ese restaurante es nuestro sitio especial, un pequeño restaurante italiano escondido en una zona urbanizada, con un ambiente inspirado en la toscana pocas mesas y mucha privacidad entre cada mesa; olor a vino y aceite de oliva era característica al momento de entrar a “Casa de la della nonna”.
-Buenas tardes bienvenidas, seré su mesero siganme por favor- Gabriel era el que siempre me atendía en mis tardes de nostalgia cuando iba a almorzar o cenar.-
Nos dirigió hacia el piso superior, la terraza estaba desierta, eso era gracias a mi rápido accionar para reservarla el día anterior luego de recibir ese mensaje inesperado, claro que todo era secreto en confabulación con el dueño Andrea un buen amigo mío(sí tenemos el mismo nombre, pasa que en Italia es normal que los hombres se llamen Andrea, así como el gran jugador de fútbol italiano Andre Pirlo), para que pareciera algo “casual” que ese glorioso espacio fuese solo para nuestro disfrute.
-Gracias Gabriel, tenia tiempo que no te veía- besó su mejilla le sonrío y se sentó-
-¿Cómo va la familia?-le dije soltándole una sonora palmada en la espalda por que se
había quedado mirando el inevitablemente llamativo escote de Vanessa- El hijo, ¿cómo le va en el kinder?
-Muy bien gracias a dios- enderezandoce por el golpe me miro apenado, dejo los menús en la mesa y fue a buscar agua.-
-Pobre, le pegaste muy fuerte, te recuerdo que te pesa la mano- al tiempo que me miraba con reproche.-
-El se quedó mirando tu escote- se me salio con un tono algo brusco y al ver su sorpresa
suspire profundo y agregué- Eso me parece una falta de respeto, hacia una dama y más por que el conoce nuestra historia- no pude evitar sentir tristeza al terminar la frase porque más allá del tiempo los momentos que pasaba a su lado seguían formando parte de mis mejores recuerdos.-
Llego de nuevo Gabriel tomo nuestras ordenes, y así termino de transcurrir el almuerzo entre temas superfluos y copas de vino llego el postre, yo ordene un muse de chocolate exquisito ella por su parte prefirió el tiramisu, pero en un momento sin percatarme de cual ella se inclinó hacia mí extendiendo su mano y limpiando la comisura de mi boca con sus dedos, el roce de nuestras pieles me causo una descarga eléctrica que casi salto por la sorpresa, sin dudar sujeté su mano y la coloque contra mi mejilla, se sentía tan suave, tan cálida, busqué en sus ojos alguna señal de incomodidad pero para mi sorpresa en sus ojos vi una mezcla de ternura y remordimiento, antes de que pudiera pronunciar alguna palabra nuestro ilustre mesero nos interrumpió con la cuenta, en ese momento nacieron en mi instintos asesinos hacia él. Así nos pasaron los días y las semanas nos juntábamos para salir a comer, a pasear no importaba cual era el motivo simplemente disfrutábamos de nuestra compañía.
Es viernes por la noche y estoy tirada en el sofá de mi sala jugando need for speed (me apasionan los video juegos, casi, casi rayo en ser una gamer) cuando escucho que suena mi teléfono y del otro lado escucho la voz de Vanessa algo angustiada y molesta.
-Disculpa que te llame a esta hora- eran pasadas las once de la noche-
-Tranquila hermosa, dime ¿qué pasó?
-Estaba cenando y ya iba camino a mi casa cuando el estúpido carro se apago y no quiso prender más-en ese momento dijo algunas malas palabras que no me parece apropiado repetir-
-Ok ya voy en camino- luego de colgar llame a un servicio de grúas que son clientes de la empresa, en menos de 20 minutos ya estábamos cerca de su ubicación.
- Que pena haberte llamado así, Andre discúlpame pero no tenia a quien más recurrir- ella estaba empapada ya que el clima quiso jugarle en contra y esa noche había estado prácticamente cayendo un diluvio.-
-Tranquila hermosa para mi es un placer- ya su carro estaba enganchado y la grúa se lo llevaba al taller.-
Sin preguntarle me dirigí a mi apartamento, subimos y ella estaba empapada por la fuerte lluvia que había caído, la dirigí a mi cuarto para que se duchara y se cambiara; al salir de mi cuarto veo que sólo lleva puesto una de mis franelas del A.C. Milán para dormir, mis ojos inmediatamente bajaron a sus esbeltas piernas, recorriendolas y detallando como se movía cada músculo mientras ella caminaba hacia mi.
-¿Disfrutando de la vista?- me sentía como adolescente al que cachaban viendo porno y sentí como mi rostro se calentaba y me ruborizaba.-
-Ese paisaje no lo puedo apreciar todos los días- dije mordiendome mi labio y levantando una ceja mientras la miraba con deseo.-
-Bueno y ¿sólo vas a mirar?- yo estaba sentada en mi sofá y ella se sentó sobre mi abriendo sus piernas y colocando una de cada lado.-
Colocó sus manos en mi cuello y yo hice lo mismo pero en sus caderas acariciandolas sutilmente y sintiendo su ropa interior de encae, sentir esa tela me hizo tener palpitaciones en mi sexo, nuestras miradas ardian con tanto deseo que se podía freír un huevo a nuestro alrededor, no aguante más tiempo y afirme el agarre que tenía sobre sus caderas pegándola aún más a mi cuerpo, recortando la distancia entre nuestro labios mi oxígeno era su aliento.
-Te quiero- murmure junto a sus labios.-
Y ese fue el catalizador, su boca buscó la mía con premura, el contacto de nuestros labios deseosos fue algo tosco al comienzo pero poco a poco nuestros labios se fueron recordando, ella abrió levemente su boca invitando a mi lengua que gustosa ingresó en su boca y empezó a delinear sus dientes,a jugar con su lengua inquieta y recorrer sus labios entre pequeñas pausas para respirar y mordiscos sus manos se clavaban y enredaban en mi cabello, yo acariciaba fervientemente su espalda, sentí como sus pezones se erguían y endurecían a medida que intensificábamos el beso, con la poca claridad que me quedaba la sujete fuerte de los glúteos y me levanté del mueble cargándola hasta mi cuarto sin interrumpir la faena de nuestras bocas, así mismo caímos sobre mi cama arrancándonos la ropa junto con el poco juicio que aun habitaba en nosotras, pase de su boca lentamente a su mejilla y progresivamente a su oreja y su cuello, con hábiles toques de mi lengua y mordiscos aquí y allá logre arrancarle algunos gemidos ahogados, mire hacia su pecho y ahí estaban sus hermosos senos pidiéndome que los atendiera y eso hice mientras que acariciaba uno con las yemas de mis dedos , en el otro deslizaba la punta de mi lengua alrededor se su aureola y sentía
como se erguía su pezón, lo lamí suavemente aplastandolo con la lengua y luego lo succione suavemente mientras mi lengua danzaba sobre el, cambie de seno repitiendo los movimientos mientras Vanessa se movía y gemía debajo de mi cuerpo indicándome que disfrutaba de lo que le hacia; con mi mano libre acaricie sus muslos y comprobé su humedad, que se encontraba en un punto bastante alto, hice un camino de besos, lamidas y mordiscos desde sus senos bajando por su abdomen hasta llegar a su húmeda entrepierna, no pude evitar detenerme para observar semejante obra maestra, su sexo brillaba por lo lubricada que se encontraba, estaba totalmente depilada, sus labios me invitaban a pasar y su clítoris dilatado y palpitante me suplicaba que lo lamiera y su olor tan dulce y salado limpio y jugoso era como una droga para mis sentidos, me acerque y lo sople un poco ella tembló, pase mi lengua por toda la línea de su sexo y sus piernas se tensaron y gimió mas intenso, me dedique a lamer, chupar, mordisquear y beber sus jugos, empecé a darle ritmo a mi lengua en círculos, de arriba a abajo, metiendola y sacándola; su respiración se hacia cada vez más intensa y entre cortada, con sus caderas imitaba las acciones de mi lengua, sus manos en mi cabeza ordenándome que no parara en mi labor, poco a poco fui aumentando el ritmo, pase a dedicarme por completo a su clítoris con mi lengua mientras introduje uno de mis dedos lentamente y le dio paso a un segundo, penetrándola al mismo ritmo que ya llevaba mi lengua fue cuestión de instantes antes de que sus gemidos pasaran a gritos, su cuerpo presentara espasmos y se tensara con mas fuerza, sin demora llego a su clímax de una manera sublime como hace mucho no veía a una mujer, con cortos y cariñosos besos y caricias saque mis dedos de su interior y disfrute de sus jugos, regresando mi camino de besos hasta su boca, pero en mí aun quedaba placer por satisfacer así que me acomode de manera tal que nuestros clítoris se tocaran uno con el otro, al sentir ese contacto ella volvió de las nubes y nos besamos más intensamente que antes moviendo nuestras caderas en un vaivén celestial que se hacia cada vez mas duro y profundo, no tardamos mucho en llegar al orgasmo, sobre ella fue glorioso, caí vencida a su lado, ella se acurruco en mi pecho envolviéndome con sus piernas, no dijimos nada simplemente cedimos ante el llamado de morfeo.
-Buenos días hermosa- me encanta que ella sea lo primero que veo en mis mañana.-
-Buen día- su frialdad me descompuso- espero no te tomes personal lo que paso entre nosotras anoche.
-¿Que no me lo tome personal?- trataba en encontrar alguna razón para su conducta.-¿Por qué dices eso?
-Lo que paso entre nosotras ayer fue algo inesperado- claro inesperadamente me sedujiste- Yo no puedo tener nada contigo tu eres una mujeriega, crees que no se tu de tu vida y de tu gran record de amantes.
-¡MALDITA SEA!¿Entonces para que coño me dejaste besarte?- mi mundo perfecto se desplomo- Pudiste decirme que no y nada habría pasado joder.
Se levanto y se vistió con su ropa, me carcomió la rabia y la impotencia, las lagrimas salieron sin pedir permiso ni dar tregua.
-Bueno tu sabes como soy yo, me encanto la noche que pasamos, pero tómalo como una despedida de mi parte.- sus ojos oscuros no me decían nada-
-Ok lárgate, pero te aclaro que eres tú quien se esta marchando - le di la espalda sin más y me fui al baño- Por cierto no dejes que la puerta te golpee al salir.
Y así paso, lo que pensé que seria el comienzo de nuestra nueva historia no fue más que un amargo final de algo que ni siquiera empezó, medité bajo la ducha un tiempo extenso, empecé a realizar llamadas al jefe para aceptar un cambio de oficina que me había propuesto hace unos días, al cual le dije que lo pensaría porque ilusamente creí que con Vanessa formaría mi vida nuevamente.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Carolina G - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Muy buena historia me gusto espero que la sigas y que subas pronto mas capitulos besos no.demores tanto por favor
ResponderEliminarHola me gusto tu relato lo mejor es que nose otras personas.pero yo me entro en la historia.escribes muy bien .no soy editora nome voy apoaponer a decirte esto lo otro jaja solo lei.sigue adelante.gracias por tu historia.me gusto mucho.dios cuide.pd.espero ella encuentre el verdadero amor.ella dio todo vanessa no sacrifico nada.solo passion.asi que el amor le llegara.
ResponderEliminarCreo que este lo lei en todorelatos hace algun tiempo.
ResponderEliminarGracias por tu gran aporte descubri otra pagina gracias besos que estés bien
EliminarEsta excelente espero que pronto lo sigas, me gusto mucho
ResponderEliminar