Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Sin ti no sé vivir - Kam Zoe - 2

Sin ti no sé vivir 2
Desperté desorientada. No sabía dónde estaba o qué hora era, sólo sentía como una mano me tocaba delicadamente mi antebrazo y me llamaba casi en susurro.

  • Nati …Nati despierta.
Con sobresalto abrí los ojos y la miré con desconcierto. Me costó unos segundos recordar dónde estaba.
  • Hola _ Le dije con voz somnolienta y pasando mi mano por la cara como para recobrar su sensibilidad.
  • Hola _ Me sonrió  - ¿Dormiste bien?
  • Si … _ Me aclaré la garganta – Supongo que sí. ¿Qué hora es?
  • Las 3 de la tarde.
  • ¡¿QUÉ?! _ Abrí los ojos como plato  y mirando la claridad a mi alrededor.
  • Sí. Ya son las 3 _ Sonrió divertida al ver mi cara de incredulidad.
  • ¿Pero por qué no me despertaste antes?
  • ¿Para qué? _ Encogió sus hombros – Necesitabas descansar.
  • Si pero … Oscar venía hoy para lo del testamento _ Dije tratando de levantarme.
  • Espera _ Me impidió levantarme – Viene, pero en una hora. Le dije que era mejor dejarte dormir todo lo que pudieses.
Sentía el cuerpo pesado. Cada movimiento demandaba toda mi concentración así que me tomé unos instantes para conectar mi mente con mi cuerpo y ser gente nuevamente.
  • Te traje café … no estaba segura si aún lo tomas con leche, así que te la traje a parte. ¿Con o sin leche? _ Preguntó con la taza y la jarra con leche en el aire
  • Con leche, por favor _ Mientras lo servía, pude observar que ya no tenía la misma ropa del día anterior.
  • No me di cuenta cuando te fuiste.
  • Estabas profunda y además hice todo lo necesario para no despertarte … aunque creo que ni siquiera un terremoto lo hubiese hecho _ Sonrió otra vez.
  • Estaba muy cansada _ Dije con cierta pena.
  • Lo sé _ Me entregó la taza humeante. Olía delicioso y el primer sorbo fue glorioso.
  •  Nada como el café de aquí … es … algo de otro mundo _ Le sonreí agradecida a lo que ella sólo asintió. Nos quedamos en silencio unos minutos, tenía tanto tiempo sin verla que no sabía que decir, así que opté por lo más obvio – Gracias por quedarte.
  • Te lo dije ayer, no te dejaré sola en estos momentos, así que no tienes nada que agradecer.
  • ¿No tuviste problemas por quedarte aquí? _ Pregunté tratando de sacar el tema sobre la llamada de la noche.
  • No _ Respondió parcamente. Nos miramos a los ojos unos segundos antes de que ella bajara la mirada un momento y luego volviera a hablar – Vivo con alguien desde hace 3 años. Se llama Eugenia. Es … una mujer maravillosa … y me siento bien con ella _ Me miró todo el tiempo mientras habló. Yo hice lo mismo, aunque debo confesar que la punzada que sentí en el medio de mi pecho casi hace inevitable una mueca de dolor, pero pude contenerme.
No tenía derecho a sentirme así, habían pasado 12 años desde que habíamos terminado, así que era ridículo pensar o esperar que estuviera sola.
  • Me alegra saberlo _ Mentí. En el fondo sí me alegraba, pero también sentía unos celos horribles. El volver a verla había removido todos y cada uno de los sentimientos que tenía hacia ella. Jamás la había dejado de amar. Siempre soñaba con la posibilidad de que pudiéramos retomar lo que teníamos antes de irme, pero ya no era posible, así que debía tragarme mis celos y verla sólo como una amiga -  Yo … no he tenido tanta suerte … es difícil encontrar a alguien que se interese por quien soy y no por lo que hago, así que me he llevado unas cuantas decepciones.
  • Lamento escuchar eso _ Dijo sinceramente, o al menos eso sentí en su mirada.
  • No pasa nada … tampoco diré que todo ha sido malo, pero … han dejado marcas. Las suficientes para querer tomar un respiro.
  • Te entiendo … pasé por lo mismo hace algún tiempo … no conseguía tener la afinidad necesaria para estar con alguien.
  • Hasta Eugenia _ Agregué.
  • Sí. Hasta Eugenia.
  • ¿Y qué hace? ¿Cómo la conociste? _ Me atreví a preguntar luego de tomar un par de sorbos de café.
  • La conocí en el matrimonio de Estela. Es muy amiga de su esposo.
  • ¿Estela se casó? _ Pregunté con mucho asombro pues ella era 5 años menor que nosotras, y aunque no era una niña, no la imaginaba casada.
  • Sí. Se enamoró locamente y se casó.
  • Wow!! … es increíble _ Aún trataba de procesar la noticia.
  • Le va muy bien. Están viviendo en Mérida.
  • ¡¿En Mérida?! … ¿pero si ella odia el frío?
  • Imagino que ya no tanto _ Dijo dándole otro significado a la frase por lo cual, sonreímos las dos.
  • Sí. Imagino que ahora tiene quien le quite el frío … _ Tomé café nuevamente – Entonces Eugenia es amiga del esposo de Estela. ¿Pero y qué hace?
  • Es aeromoza.Trabaja para una aerolínea extranjera.
No pude evitar sonreír con cierta nostalgia al escuchar eso, pues de adolescente una de las carreras que pensábamos podía ser divertida era precisamente el ser aeromoza. Poder viajar y conocer miles de lugares, personas, historias … qué ironía que a la final yo fui la que terminó viajando por todo el mundo sin ser aeromoza, y ella mantenía una relación con una aeromoza.
  • También lo recuerdo _ Me dijo al adivinar lo que pensaba – Y sí, a la final es bastante parecido a lo que pensábamos de pequeña.
  • Seguro que sí _ Asentí.
  • Te dejaré para que puedas asearte y cambiarte. Jimena ya tiene lista tu comida _ Dijo luego de una pausa.
  • De acuerdo _ Cuando la vi que llegaba a la puerta la llamé  – ¡Fabiana! _ Ella se volteó  - Gracias por todo y … en verdad me alegra que estés bien.
Por mucho tiempo me torturó la idea de que me odiara, de que no quisiera tan siquiera verme. Miedos que fueron mermando con los años, pero que al ser inminente mi regreso, invadieron todo mi ser nuevamente. Pero ahora que la veía bien, feliz y en paz, no podía más que alegrarme por ella. Se merecía lo mejor del mundo, aunque en todo eso, no estuviese yo incluida. No respondió, sólo asintió con la cabeza y terminó de salir.

Dos horas más tarde, estaba sentada en el estudio con Oscar y Fabiana discutiendo lo que mi padre había dejado planteado en su testamento, acciones a tomar con la ronería. Si decidía quedarme con la fábrica, debía cederle el 40% de las acciones a Fabiana. Esto a raíz de que consideraba que era mi mejor aliada para continuar y mantener la productividad de la misma. Esta sociedad era obligatoria al menos por dos años, luego de los cuales Fabiana era libre de mantenerse como socia o vender y/o ceder sus acciones a quien estuviese interesado.

Si decidía no quedarme con la empresa, entonces Oscar tenía la plena libertad de venderla por partes al mejor postor, la única condición es que para cada comprador debía ser una obligación cederme un 10% de las ganancias para, entre otras cosas, garantizar el pago al personal de la casa. Esta última era lo único que no era transferible bajo ningún concepto.

Una última opción era quedarme con la empresa sólo por un año mientras consiguiera asociarla o ser absorbida por otra más grande y de renombre, así garantizaría el proceso de expansión. No pretendía atarme a un negocio que no me interesaba, pero sabía que nadie mejor que yo velaría porque las cosas se diera como debían ser para terminar de posicionar la marca familiar en el mercado nacional. De ser la última opción mi elección, me sugería trabajar con Fabiana durante el tiempo que ella así lo quisiera.
  • Es evidente que debes pensar muy bien que hacer mi niña. No es una decisión que debas tomar a la ligera, así que si me permites que te dé un consejo … quédate una semana al menos. Ve como son las cosas ahora, familiarízate con todo lo que se hace, lo que se necesita … analiza si es posible hacer un stop en el modelaje para dedicarte a esto y luego retomarlo … no manejo como es el mundo de la moda, pero sí sé que 2 años es bastante tiempo para que aparezcan caras nuevas y pierdas el estatus en el que estás en estos momentos … así que piénsalo bien. No te apresures porque podrías tomar una decisión errada.
  • Lo sé Oscar … sé que no debo apresurarme y que por encima de todo, debo hacer lo mejor para mí y mi carrera.
  • Tú también debes pensar bien lo que harás Fabiana … claro que Andrés no te dejó muchas opciones …
  • ¿Sabías de esto papá?
  • Claro que lo sabía. Como su abogado supe desde hace un año, que fue cuando cambió su testamento, que te incluiría en él.
  • Debiste decírmelo _ Le reprochó.
  • Sabes bien que no podía.
  • Sí, lo sé _ Fabiana se veía consternada con la noticia, así que pensé en liberarla de todo aquello.
  • ¿No hay manera de liberarla de todo esto Oscar? Si decido quedarme …no hay manera de que la libere de tener que estar atada a la ronería? _ Sentí su mirada sorprendida por mi pregunta.
  • Depende de lo que decidas, hay cláusulas, pero no puedo darlas a conocer sino cuando hayas tomado una decisión _ Respondió alternando su mirada entre Fabiana y yo _ ¿Por qué no lo discuten chicas? Ya que las dos son afectadas directamente, creo que lo mejor es que hablen … Por ahora me voy, tengo unas cuantas cosas por hacer aún, así que te vengo a buscar mañana para que almorcemos ¿Te parece?
Oscar recogió sus cosas y se despidió de mi muy cariñosamente y cuando se despidió de Fabiana, la abrazó y le habló al oído, pero sólo llegué a ver que Fabiana asentía con la cabeza y le respondía un “Lo sé”. Cuando nos quedamos solas, Fabiana tenía el ceño fruncido. Algo la tenía molesta y lo confirmé cuando se dirigió al mueble de los licores de mi padre y sacó una botella de ron añejo. Sabía lo que era porque siempre fue costumbre de él tener una botella de su ron más añejo a la mano. Una edición que nunca sacaba a la venta, sino que era sólo para su consumo exclusivo. Se sirvió un shot y se lo tomó de un solo trago. Por su expresión, debió quemarle todo el camino hasta terminar de tragarlo, pero aún así, volvió a su expresión de incomodidad.
  • ¿Quiéres? _ Me ofreció al ver que no le quitaba los ojos de encima. Yo solo negué con la cabeza – Lo lamento, sé que éste es el ron exclusivo de tu padre pero …
  • El ron no me importa, lo que me importa es saber el por qué estás molesta _ Me miró a los ojos un instante antes de servirse otro shot pero sin tomárselo de un solo trago esta vez, por el contrario, bebió un pequeño sorbo antes de responderme.
  • Si no quieres trabajar conmigo, puedo buscar un reemplazo y adiestrarlo para que pueda ayudarte en todo lo que necesites _ Dijo un poco tosca en el hablar – Al menos como un acuerdo entre nosotras dos. Papá no tiene que enterarse.
  • ¿De qué hablas? _ Pregunté confundida.
  • Que si decides quedarte, no estás obligada a trabajar conmigo. Con o sin cláusulas, podemos darle la vuelta y librarte de hacerlo.
  • Pensé que eras tú la que no quería estar atada a la empresa y a mí, por decirlo de alguna manera. Lo dijiste todo con tu cara de consternación al saberlo.
  • ¡Mi cara fue por lo de cederme el 40% de la fábrica Natalia, no por lo de trabajar contigo! … No entiendo por qué tu padre hizo eso. Yo no soy quien para tener ese beneficio … yo no fundé la fábrica, ni la trabajé durante todos estos años, así que no entiendo cómo es que te pone en la posición de cederme tan siquiera un 1% de la empresa.
  • Lo ayudaste mucho Fabiana, desde que tomaste la administración de la fábrica debo reconocer que le diste un aire diferente a todo. Hasta yo que estaba lejos, pude darme cuenta de ello.
  • Sí pero …
  • Además, estoy segura que esa fue su manera de decirte que confía en ti, incluso sin él estar. Por otro lado, yo no he trabajado aquí, lo poco que sé, lo sé por leer los reportes trimestrales que me hicistes llegar, pero nada más allá de eso … en cambio tú … formas parte de esta fábrica lo quieras o no, y estoy segura que tienes más méritos para estar aquí que yo. Yo sólo tengo el apellido, nada más.
Fabiana se pasaba la mano por la cara como tratando de creer lo que le decía.
  • Si decido quedarme … me encantaría contar con tu ayuda. Eso no lo dudes. Si le pregunté a Oscar por una manera para liberarte de todo esto fue porque pensé que no te gustaba la idea de trabajar conmigo, no porque no quiera que lo hagas _ Le aclaré, pues realmente, sin ella allí ayudándome, no me creía capaz de tomar las rienda de la empresa. Hubo una pausa donde ella sólo miraba al frente sin un objetivo fijo, sólo perdida en sus pensamientos – No quisiera presionarte pero … si me quedo … ¿te quedas tú?
De inmediato me miró, pero no respondió. Se tomó lo que le quedaba de ron en el vaso y se paró frente a la ventana viendo hacia donde estaban las bodegas con las manos dentro de los bolsillos. Pensé que no respondería en ese momento, después de todo, ella también debía pensar muy bien si le convenía o no, así que me levanté de la silla del escritorio y me dispuse a salir del estudio para dejarla que pensara su respuesta. Cuando estaba a punto de salir la escuché hablar:
  • Me quedo, pero sólo si decides quedarte con la fábrica de manera permanente. Si tu intención es venderla más adelante, buscarás un reemplazo. No podría con la idea de trabajar aquí para que a la final sea otro el que disfrute de lo que hagamos.
  • De acuerdo. Lo tendré en cuenta _ Contesté cuando ella se volvió a mirarme y las dos asentimos con la cabeza.
  • Debo irme … pero si quieres mañana o cuando desees, te puedo dar un informe detallado del estado de la empresa en este momento.
  • Está bien. Mañana quiero dedicárselo  a tu padre, así que mejor lo dejamos para pasado mañana ¿si?
  • Muy bien. Así será.
Caminó hasta la puerta donde estaba yo parada, me miró a los ojos un instante antes de acercarse y besarme en la mejilla. Abrió la boca como para hablar, pero a la final, sólo la cerró y se fue.

Tenía muchas cosas que pensar y sopesar, pero no lo haría en ese momento, así que me dediqué a dar vueltas por la hacienda, a hacer el recorrido que mi padre hacía diariamente y a reconectarme con todos esos recuerdos que siempre tenía conmigo. Observé que habían cosas tal y como las había dejado, pero otras, habían cambiado sustancialmente en cuanto a la modernización de maquinarias y/o procedimientos.

Aunque todo aquello había sido el ambiente en que había crecido, ahora me daba cuenta de lo ajena que era ante lo que allí se hacía, así que si decidía quedarme, debía estudiar minuciosamente cada detalle de la fabricación del licor, esa sería la única manera de mantener el estatus que mi padre había alcanzado en la comunidad del ron.
  • Eres la modelo ¿cierto? _ Una voz masculina me sacó de mis pensamientos. Me volví hacia la voz y me encontré con un chico bien parecido y con una sonrisa un tanto emocionado. No pude evitar sonreír, pero en el fondo, me recordaba que mi carrera siempre estaría primero que mi persona.
  • Soy Natalia Castillo, hija del fallecido Andrés Castillo _ Aclaré en tono apacible. No quería ser grosera, pero allí no quería ser la modelo, quería ser simplemente Natalia.
  • Si claro …eehh … mmm … disculpa _ Dijo finalmente sonrojado.
  • Descuida _ Le sonreí – Sólo quería aclararlo. Mucho gusto _ Extendí mi mano la cual él estrechó de inmediato, pero con nerviosismo.
  • Mucho gusto. Ernesto Ruíz a tus órdenes _ El movimiento de su mano fue bastante enérgico y cuando se dio cuenta, se sonrojó aún más - Lo siento. No sé qué me pasa.
  • ¿Y qué haces? _ Le pregunté para distraerlo del momento incómodo.
  • Supervisor del área de bodega _ Sonrió ampliamente – Fui ascendido hace un par de meses.
  • ¡Qué bueno! _ Su emoción era contagiosa.
  • Así que estoy a la orden para lo que necesites, que si no lo sé, te pongo en contacto con quien te pueda aclarar la duda.
  • Gracias. Muy amable de tu parte _ La verdad era que sí la necesitaría.
  • Bien …aahh … Mejor no seguir interrumpiendote. Sólo quería ponerme a tus órdenes … Te vas a hacer cargo de la hacienda ¿no?
  • Aún no lo sé Ernesto, pero en cuanto lo haya decidido, te lo haré saber _ Le dije en tono tranquilizador. Se me quedó mirando unos segundos antes de volver a hablar.
  • Discúlpame por lo que te voy a decir … _ bajó la cabeza un momento como buscando las palabras y luego volvió su mirada a la mía y habló – Cualquiera podría hacerse cargo de la hacienda Natalia, pero estoy seguro que nadie más que tú, podrá amar esta tierra y todo lo que aquí se hace tal y como lo hacía tu padre … sé que me estoy pasando de confianza al decirte esto pero … sería un gran error no hacerlo _ No pude decirle nada. Tenía razón, sólo que la decisión no era tan sencilla.
Ernesto asintió ligeramente a manera de despedida y se fue caminando hasta las bodegas, mientras yo me quedaba inmersa en mis pensamientos.  Al día siguiente me reuní con Oscar solamente tal y como lo habíamos previsto; hablamos de todo un poco. Le conté sobre mis primeros pasos en el mundo del modelaje, de mis aciertos, de mis fracasos, de los miles de obstáculos que se presentaban pero que pasan a un segundo plano cuando logras el éxito en los desfiles. En las amistades que había cosechado, las que no fueron como tal y por supuesto, hablamos de la soledad que me invadía cada vez que pensaba en todo lo que había dejado atrás al irme.
  • ¿Sigues enamorada de Fabiana? _ La pregunta me sorprendió, pues hasta el momento en que me fui, nuestra relación no era de su conocimiento. Ni siquiera el hecho de nuestros gustos. Pero para qué disimular cuando era evidente que sabía la historia.
  • Nunca he dejado de quererla _ Le respondí con nostalgia. Quise sonar normal, pero mi voz me traicionó.
  • Eso no fue lo que te pregunté _ Tomé un sorbo de mi bebida antes de tener el valor de responderle.
  • Sí … pero ella está feliz, así que si la amo o no, no tiene relevancia _ Así lo sentía. Al verla otra vez, todos esos sentimientos que había mantenido a raya para poder soportar la distancia regresaron en tropel, pero sin importar lo intenso que fueran, Fabiana era feliz, así que los retendría allí donde estaban, guardados bajo llave como mi único y gran tesoro.
  • En otras circunstancias quizás te daría la razón Natalia, pero con la posibilidad de que te quedes en la hacienda a trabajar directamente con ella … no puedo hacerlo _ Negó con la cabeza – Sabes que te amo tanto como amo a Fabiana y lo último que quiero es ver sufrir a alguna de las dos.
  • Ya te dije Oscar, yo sería incapaz de entrometerme en la felicidad de Fabiana. Así que lo que pueda sentir por ella o no, queda en un segundo plano _ Le aseguré - Si me quedo en la hacienda, será con el único propósito de continuar con el legado de mi padre. No te puedo decir si será definitivo o no porque tengo que pensar muchas cosas, pero si fuese de manera definitiva … Fabiana será mi amiga y mi socia, sólo eso.
  • El corazón es tan impredecible Nati.
  • Sí, pero tomé una decisión hace 12 años y si éstas son las consecuencias, pues que así sea _ Nos quedamos viendo unos segundos antes de que me atreviera a preguntar algo que sabía no debía preguntar  - ¿Eugenia realmente la hace feliz? _ Un aire de temor y de tristeza invadía mi voz.
  • Sí … hacía mucho tiempo que no la veía sonreír así nuevamente _ No quería sonar a reproche, pero era inevitable.  Bajé la mirada ya húmeda, sabía lo que eso significaba y me dolía como nunca – Le costó mucho superarte Natalia, esa es la verdad. Cada año te esperó. Nunca me lo dijo, pero sabía que era así. Cada navidad, cada cumpleaños … siempre guardó la esperanza de que regresaras, pero nunca lo hiciste y eso la fue consumiendo. Se encerró en sus estudios, en su trabajo; no salía a divertirse y se volvió hosca y mal humorada. Pero cuando conoció a Eugenia, las cosas comenzaron a cambiar. Por alguna razón, Eugenia logró lo que ninguno de los que estábamos a su alrededor había logrado, que se abriera al mundo otra vez. Que se divirtiera, que sonriera otra vez … que viviera. Incluso cuando Andrés le pidió trabajar con él y volver a enfrentarse con tus recuerdos. Ella … la ha hecho vivir otra vez Natalia y estoy seguro que la ama, quizás no como te amó a ti, pero sé que lo hace.
Lágrimas bajaron por mis mejillas, pero aunque el dolor era intenso, me alegré por ella. Me alegré de que al menos una de las dos hubiese podido conseguir el amor y ser feliz. Ahora con más razón, estaba decidida a velar por esa felicidad y haría hasta lo impensable para asegurar que siguiera siendo así.

Durante los siguientes 3 días Fabiana se reunió conmigo para explicarme en detalle todas las cosas hechas y los proyectos en plano que mi padre tenía. Aunque no estaba ignorante de todo aquello gracias a los informes que puntualmente me había enviado cada mes, el poder aclarar las dudas que me surgían, escuchar cada detalle,  visualizar los diferentes escenarios que se podían presentar me dieron la información necesaria para tomar una decisión al respecto.  Estaba agotada de tanto papel, números y datos, pero había valido la pena.  Ya era tarde y un bostezo se hizo presente sin poder evitarlo o disimularlo.
  • Bien ... creo que no hay más por agregar ... ya sólo te queda sopesar tus opciones y decidir lo que sea mejor para ti _ Me dijo Fabiana.
  • Sí ... aunque te confieso que la balanza se inclina hacia el quedarme.
  • ¿... Pero? _ Dijo con expectativa
  • ¿Realmente te gustaría trabajar conmigo?  ...  Sé honesta por favor ... no hagamos como que todo está bien si realmente no lo está.
Hubo un silencio intenso en el que sólo nos mirábamos a los ojos, hasta que ella rompió el silencio.
  • ¿Qué esperas que te diga?
  • La verdad, solo eso ... Fabiana yo no quiero incomodarte o molestarte de ningún modo ... sé que de no ser por todo esto _ Señalé los papeles - ... tu y yo no nos hubiésemos vuelto a ver .., se que detrás de esa máscara de cordialidad,  está esa muralla que evita que te acerques y hables de más ... entonces quiero saber si de verdad estarías dispuesta a trabajar día a día a mi lado _ No me respondía, sólo me miraba a los ojos mientras yo me desesperaba, pero le di su tiempo. Esperé los eternos minutos que pasaron antes de que pronunciara palabra alguna otra vez.
  • No sería algo sencillo de hacer _ Dijo finalmente.
  • Lo sé … y es precisamente por eso que mi decisión de quedarme depende de ti.
  • No Natalia, no condiciones tu decisión a mi …  _ Empezaba a negar con la cabeza, pero yo la interrumpí.
  • Por supuesto que sí Fabiana. Ya una vez tomé una decisión pensando sólo en mí y no lo volveré a hacer. No cuando estás tú involucrada en ello.
  • Ésta es tu hacienda, tu herencia, se trata de decidir que vas a hacer con tu vida de ahora en adelante … la decisión es sólo tuya.
  • Es cierto _ Acepté - Pero lo queramos o no, ambas estamos involucradas en esto y no pienso decidir sin antes estar segura de que estarás bien con la decisión que tome _ Estaba evadiendo la respuesta, pero no la dejaría - Fabiana _ Esperé a que me mirara otra vez - Sé que al irme te hice un daño terrible … Oscar me habló de ello _ Tensó la mandíbula al escuchar lo último - Y pudiera pedirte perdón mil veces por ello y nada cambiaria lo que pasó … pero sí puedo hacer lo correcto ahora … Sé que estás feliz y lo último que quiero es perturbar la tranquilidad que haz construído … si mi presencia aquí rompe con ese equlibrio que haz logrado hasta hoy … no dudaré en irme de inmediato _ Me dolía. Claro que dolía decir aquello, pero era la verdad. Se lo debía - Entonces te pregunto otra vez … ¿Realmente quieres trabajar conmigo? _ Me miró unos segundos antes de levantarse de la silla y comenzar a caminar de un lado a otro del estudio con las manos en la cintura.
  • Quisiera poder decirte que no … que lo único que espero es que te vayas por donde mismo viniste … _ Dijo con cierto desespero  mientras yo controlaba mis emociones al escuchar aquello - Pero no es así … _ Dijo al final - A pesar de los sentimientos encontrados que tengo en estos momento, sé que me alegra que estés aquí … y sería un placer trabajar contigo.
En ese momento, fue imposible ocultar mi sorpresa, pues estaba convencida de que su respuesta sería muy diferente. Con esa respuesta, se marcaba el inicio de una nueva etapa. Sería, hasta cierto punto, como retomar el pasado.
  • ¿Estás segura de eso? … Aún hay tiempo de buscar otras opciones _ Quise darle una salida antes de que las cosas tomaran un rumbo irreversible. Ella rió ligeramente sin mirarme en un primer momento, pero luego levantó la vista hacia mí antes de volver a hablar.
  • Supongo que tendremos muchas cosas por conversar y sanar … pero sí, estoy segura de esto _ Ratificó.
Me levanté de la silla y me acerqué a ella sin dejar de mirarla. Quería abrazarla, me moría por besarla, pero sabía que a partir de ese momento cualquier pensamiento más allá de la amistad quedaría vetado entre nosotras, así que ese instante representaba el punto y final de nuestra historia, de nuestro amor. Sería retomar el pasado, pero sin ella.
  • ¿Te puedo pedir algo? _ Asintió, pero pude ver en su mirada el temor, esa expectativa hacia lo que le pediría - ¿Puedo besarte? _ Vi como retuvo el aire en sus pulmones al escucharme -  Un beso de despedida … sólo eso. Sin después, sin esperar nada más, sólo … un último beso … ese que nunca nos dimos cuando me fui.
No me respondió, pero bajó su mirada hacia mis labios y abrió ligeramente los suyos, así que no necesité más señales para acercarme lentamente hacia su boca y deleitarme con ese contacto que hace tanto anhelaba. Ese contacto con esos labios que tanto extrañaba. Ese contacto que de manera inmediata, hicieron que mi corazón latiera a mil, que mis piernas perdieran toda fuerza y que mis pocos pensamientos racionales perdieran terreno.

Quería más. Necesitaba más, pero un último vestigio de razón me hizo retroceder y separarme de su boca, más no así de su cuerpo. Quería grabarme ese instante, su olor, su calor, esa electricidad que sólo ella me producía. Quería detener el tiempo e inmortalizar ese instante en todo mi ser.
  • Gracias _ Dije al fin con un hilo de voz, luego abrí los ojos y allí estaba su mirada … llena de ese amor que nos juramos una vez, llena de esas ganas que siempre nos tuvimos, llena de esa misma necesidad que yo sentía.
Sin poder esperar un minuto más, Fabiana rodeó mi cintura con sus brazos y me apretó hacia ella al tiempo que se apoderaba de mi boca e iniciábamos un beso intenso, un beso lleno de todas las emociones que sentíamos, un beso lleno de todo aquello que dejamos de decirnos durante esos 12 años. Un beso que sin hablar, dijo todo lo que necesitábamos. La amaba. Me amaba. Sólo que nuestro tren había pasado. Pero en ese instante, nada de eso existía. Sólo ella y yo y nuestros labios y lengua danzando en una melodía perfecta. Como sólo ella y yo sabíamos danzar.

Fue un beso largo; tierno por momentos, fuego vivo en otros, pero siempre con la certeza de que no habría un manaña. Que en el momento en el que nos separáramos, sería el final. Quizás por eso nos costó tanto terminarlo. Pero era el momento, de lo contrario, ya no habría vuelta atrás y todo aquello nos llevaría a un torbellino imposible de controlar, así que con toda la renuencia del mundo, terminé con ese beso. Separé mis labios de los suyos, pero pegué mi frente a la de ella. Necesitaba al menos unos instantes para recobrar el control de mi cuerpo y de mi mente.

Supongo que ella necesitaba lo mismo, porque no pudo sino esconder su rostro en mi cuello y abrazarme con fuerza, con intensidad, con ese grito silente de no querer finalizar ese momento, así que me dejé llevar. Dejé que fuera ella quien bajara el telón de nuestra historia. El corazón se me deshizo cuando la sentí separarse lentamente, cuando sentí el vacío de no tener sus manos y brazos rodeando mi cuerpo; pero así debía ser, así que junté todas mis fuerzas para no rogarle que me perdonara, que me diera una oportunidad. Para no gritarle que la amaba, que lo era todo para mí y que sin ella, mi vida simplemente no existía. Sería sólo una coraza bonita para la gente, pero que en mi interior, sería jirones de lo que una vez fui.
  • Creo … es momento de irme _ Dijo una vez que me había soltado por completo y que había dado dos pasos cortos hacia atrás manteniendo la mirada baja. 
Yo no pude contestar. El nudo en mi garganta era imposible de disolver, sólo la miré tratando de retener las lágrimas que ya humedecían mis ojos y que amenazaban con salir. Cuando finalmente levantó su mirada hacia mí, pude ver sus ojos humedecidos también, ese parpadeo rápido para evitar que cayeran. Pero al mirarnos, perdimos la batalla. Lágrimas rodaron por nuestras mejillas. Sin decir nada más, Fabiana salió del estudio dejándome sumida en un llanto sin control. Me dejé caer sobre mis rodillas y le di paso libre a la desolación que sentía. A ese dolor que sabía me acompañaría por siempre y con el cual, debía aprender a vivir.

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5 comentarios:

  1. Que triste como.dice en su cancion arjona porque es tan cruel el amor que no me deja olvidar que me prohibe pensar espero volver a leer proximo capitulo pero no tardes tantos por faaa

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  2. Hola me a gustado mucho.este cap.2 y 1.y espero seguir leyendo mas.y quisiera.que quedaran juntas.a veces las cosas posible.ocurren y porque no la imposibles.nada sigue adelante.con tu relato.

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  3. Dios que duro es sentir todas esas cosas, más trabajar juntas... Me encanta esta historia... Como siempre tu escritura atrae y hace desear más...

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  4. Entre la parte de la lectura del testamento,la toma de decisiones que las unira y esos besos a fuego vivo...La pasion esta intacta,esto sera pura adrenalina.Excelente historia,expectante por el proximo capitulo.
    Un saludo para Kam

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  5. Hola a todas, gracias por dejar sus comentarios :)
    Todavía queda historia por delante, esperemos que esos imposibles se vuelvan posibles y así, dejar fluir esa pasión que sigue intacta entre ellas. Veremos que dice la musa ;)
    Trataré de no tardarme tanto en publicar, pero tranquilas, que de que publico, publico y no las dejaré en una espera eterna.
    Cariños para todas
    Kam

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