Capítulo 25
ALEJANDRA
Ya había pasado casi una semana desde
el encuentro de Víctor con Felipe. Después de eso Víctor durmió todas las
noches con Abi y conmigo. Mi peque le pidió a Abi que no se fuera a su casa
ninguna de esas noches y ella no se pudo resistir a su petición. Yo adoraba
dormir con mi hijo, sabía que tenía que aprovechar esos momentos al máximo ya
que se hacía mayor demasiado deprisa, pero la verdad es que... echaba de menos
a Abi. Tenerla todos las noches tan cerca me mataba. La necesitaba. Necesitaba
sus labios en mi cuerpo, necesitaba que nuestros cuerpos se hicieran uno,
necesitaba sus caricias... necesitaba que me hiciera suya. Sé que seguro suena
muy egoísta pero es algo que toda relación necesita y yo lo necesitaba y mucho.
La mañana del viernes Abi se fue a
unas reuniones que tenía en la facultad y yo me quedé en casa. Llevé a mi peque
al cole, volví a casa para hacer unas tareas y luego, alrededor de las once,
cogí un bus para verme con Esther.
Esther me había invitado,
insistentemente, a que fuera con ella a su prueba del vestido y digo
insistentemente porque me llevaba recordando desde hace una semana, cada día,
nuestra cita.
Llegué al centro y ella me esperaba en
la puerta de la tienda con una sonrisa. Cuando estuve frente a ella nos
abrazamos y nos dimos dos besos.
-
Que puntual- me agarró del brazo- no he
podido dormir de la emoción.
Entramos juntas a la tienda. Era
gigantesca y estaba llena de vestidos de novia y de dama de honor. Enseguida
una chica nos atendió llevándonos a uno de los probadores, era un pequeño
saloncito con su sofá y dos sillones y su mesita de café. La pared de enfrente
estaba llena de espejos y en el suelo había una especie de tarima donde suponía
que se subiría Esther para que le hiciesen los arreglos al vestido.
Las dos nos sentamos en el sofá y le
fui contando todo lo que había pasado con Víctor, mientras la muchacha iba a
por el vestido. Aunque ella sabía parte de la historia por Santi, se quedó muy
asombrada por la actitud del padre de mi hijo.
-
¿Felipe no dio señales después de perder a
vuestro hijo?- me preguntó sorprendida.
-
Si... casi una hora después, cuando Víctor ya
estaba en casa llamó, Abi cogió el teléfono enseguida, dice que él se escuchaba
muy nervioso y Abi le dejó bien claro que era la última vez que lo vería.
-
¿Y cómo está Víctor?
-
Los primeros días estuvo un poco alicaído...
Nosotras lo intentábamos distraer y
sobre todo Abi, ella se saltó un par de tutorías y vino antes para jugar con él
y animarlo, además de que se quedó todos estos días en casa a dormir, dormimos los
tres juntos.
-
¿Los tres?
-
¿Crees que es malo que duerma con nosotras?
-
Oh, no, después de esa situación tan traumática
es normal que haya buscado vuestra protección.
-
Eso me dijo Abi.
-
Víctor es un niño fuerte... ningún caso es totalmente
parecido, pero, si te puedo decir que he atendido a pacientes que han sufrido
una situación que se puede asemejar un poco y que han necesitado un par de
horas de terapia. Si notáis algún cambio notorio en su forma de comportarse o
algo, decídmelo- me apretó la mano- ese angelito se merece lo mejor.
-
Gracias Esther.
-
No es nada, ¿para qué están sino los amigos?-
nos sonreímos- Yo te aconsejo que intentes poco que se vaya a su cuarto, o si
no podría crear un mal habito que cuanto más dure más difícil será luego
quitarlo.
-
Yo también pienso eso... me gusta tenerlo
conmigo pero con la edad que tiene no creo que sea bueno que duerma todos los
días con su madre, además... está el tema de...- me daba vergüenza hablar de
ese tema con ella.
-
¿Sí?
-
Yo... echo de menos… a Abi- notaba el calor
en mis mejillas, ¿dónde estaba la
muchacha que traía el vestido? Esther, que tenía cara de confusión,
enseguida cambio su expresión a una sonrisa picarona.
-
¿Estás falta de sexo amiga?- estaba segura
que el color rojo de mi piel llegaba hasta mis pies. Avergonzada asentí sin
dejar de mirar el suelo, de repente, mis converse eran lo más interesante de la
habitación- Es normal Alejandra, ¿cuánto lleváis sin sexo?
-
Mas se una semana- sus ojos se abrieron y una
sonrisa divertida apareció en su cara.
-
Abi tiene que estar subiéndose por las
paredes- le lancé una mirada de “no estás ayudando nada” y ella se rió.
En ese momento la chica volvió con una
gran bolsa de tela donde no se podía ver nada del vestido. Le indicó a Esther
que entrara al cambiador con ella y unos minutos después Esther salió enfundada
en su vestido de novia. Era espectacular. Era muy sencillo pero eso lo hacía
aún más elegante si era posible. La parte de delante era muy sencilla y sobria
pero por detrás el vestido tenía un gran escote aliviado con un poco de encaje
pero que aún así le hacía una espalda preciosa. No tenía mucho vuelo, solo en
su justa medida. Estaba preciosa.
-
¿Qué te parece?
-
Es precioso Esther, me encanta.
-
Aún hay que hacerle algunos arreglos mas,
pero aún así le queda muy bien- dijo la mujer mientras le ponía algunos
alfileres.
-
Me encanta- dijo Esther. Su sonrisa no le
cabía en la cara.
-
A Santi se le va a caer la mandíbula al suelo
cuando te vea entrar a la iglesia.
-
Eso espero- nos reímos.
Cuando la modista terminó de fijar los
alfileres al vestido, entró con Esther al probador para quitárselo y llevárselo
de nuevo dentro de la bolsa de tela. Esther volvió a donde estábamos con una
gran sonrisa.
-
Mientras estaba con mi precioso vestido he
pensado una cosa: que te parece si hoy dejas a tu hijo con tu madre, o con
Santi y conmigo, vas al piso de Abi y le das una sorpresita, por lo que me has
dicho, Víctor está bien, ese encuentro solo será una mala experiencia que
pronto olvidará y vosotras necesitáis un buen rato a solas.
Me quedé mirando la sonrisa pícara de
Esther, si quizás tenga razón…
ABIGAIL
Miré mi reloj por quinta vez en busca
de un cambio pero nada, el tiempo hoy no avanzaba… Las reuniones de
departamento eran un horror para mí y para colmo esta era la tercera que tenia.
Me encantada mi trabajo pero esta parte, en concreto, me aburría y me
desesperaba y mas sabiendo que me esperaban mi chica y mi peque para pasar la
tarde juntos. Había quedado con Alejandra en que iría para mi casa para
cambiarme y coger un poco de ropa para pasar el fin de semana con ellos. Todos
estos días, desde el incidente con Felipe, me había quedado a dormir con ellos
en su casa, pero volvía por la mañana a la mía para ducharme y cambiarme, por
eso me dijo Alejandra que me llevase ropa para así no tener que ir a casa.
Quería haber preparado la ropa cuando volví a medio día para comer pero iba con
tanta prisa para llegar a la siguiente reunión que al final no me dio tiempo.
-
Y por eso las presentaciones de las tesis
doctorales se harán este año en nuestra facultad- seguía hablando José para
todos- los profesores al cargo de los ponentes tenéis que informarlos y
hacerles saber que deben llevar seis copias de su tesis, aparte de la que os
darán a vosotros, la hora en la que cada uno expondrá su tesis y todo lo que veáis
necesario que sepan…- José fijó sus ojos
en mí sabiendo que yo había desconectado hace un rato- bueno, son ya las cinco
y media, será mejor que os deje de dar la tabarra, todos sabéis bien que hacer
y no quiero quitaros más tiempo de vuestro fin de semana. Nos vemos el lunes- ¡POR FIN!
Me despedí rápidamente de los chicos y
fui lo más rápido que pude a mi despacho para apagarlo todo y dejar todo cerrado,
luego salí a por mi coche y me fui lo más rápido que pude a casa.
Diez minutos más tarde ya estaba
abriendo la puerta del piso. Al abrirla enseguida me di cuenta que la luz de mi
habitación estaba encendida. Rápidamente revisé en mi memoria y era imposible
que yo la hubiese dejado encendida ya que cuando yo salí había tanta luz que
era innecesario encenderla.
-
¿Santi?- dije el nombre de mi amigo ya que
era uno de los pocos que tenían la llave de mi piso.
-
Cariño soy yo- escuché la suave voz de mi
mujer que provenía de mi habitación, automáticamente una gran sonrisa se
instaló en mi cara ¿Qué hacía allí?
Cerré la puerta y solté mi maletín en
el sofá mientras iba a mi habitación.
-
Estoy en el baño- me dijo cuando estaba por
cruzar la puerta de mi cuarto.
Fui hasta allí y me encontré la imagen
más jodidamente sexy del planeta: mi chica metida en la bañera llena de espuma,
con su pelo recogido en un moño un poco desecho y con sus bonitos pechos
tapados por la espuma la cual solo dejaba ver un poco de su escote. Mi sonrisa
no cabía en mi cara.
-
¿Qué haces aquí?- Seguro que mi sonrisa no
podía ser más grande. Estaba muy pero que muy sorprendida- pensaba que íbamos a
ir con Víctor al centro comercial.
-
Bueno ha habido un pequeño cambio de planes-
me acerqué hasta el filo de la bañera y me apoyé en el, metí mis dedos en el
agua, estaba muy caliente, pero seguro que no tanto como me estaba poniendo yo-
Víctor se va a quedar hoy con su tío Santi y con su tía Esther y van a ir los
tres al cine y a los recreativos y a comer hamburguesas.
-
He estado con Santi en la última reunión y no
me ha dicho nada
-
De eso se tratan las sorpresas ¿no?- ella se
deslizó hasta llegar a mi dejando al descubierto sus pechos mojados y con
restos de espuma, me besó lentamente y mientras lo hacía noté como sus manos
llegaban hasta los botones de mi camisa- ¿qué te parece si tú y yo nos damos un
baño y me cuentas cómo te ha ido el día?- su voz sensual me estaba volviendo
loca.
-
Me parece una idea maravillosa- para cuando
terminé de decir estas palabras, ella ya tenía mi camisa totalmente
desabrochada.
La deslicé por mis brazos y la tiré a
un lado mientras que ella bajaba la cremallera de mi falda y me daba besos en
la barriga. Cuando mi falda estuvo por mis tobillos, salí de ella y la aparté,
me quité los tacones e hice lo mismo con mis medias y mi ropa interior.
Alejandra se apartó un poco indicándome que quería que me sentase detrás de
ella y así lo hice. El agua caliente en todo mi cuerpo era una sensación de lo más
maravillosa. Pasé mis brazos por su vientre y la apreté contra mí notando como
mis pechos se aplastaban contra su espalda. Ella suspiró pesadamente.
-
Y bien, ¿cómo te ha ido el día?
Cogí una de las esponjas que había en
la repisa que estaba cerca de la bañera y la sumergí en el agua, luego, la
saqué y le eché un poco de gel de baño. En ese momento, de lo último que quería
hablar era del trabajo, prefería hablar de lo que le iba a hacer más tarde en
la cama pero me contuve, teníamos toda la tarde y la noche para nosotras, no
teníamos prisa.
Con la esponja, empecé a frotar todo
su cuerpo mientras que con mi mano libre imitaba los movimientos de la otra.
-
He tenido un día agotador…- comencé a besar
su cuello, notaba como su cuerpo respondía a mis caricias-… parecía que no iba
a acabar nunca, dentro de dos semanas Silvia y Antonio presentan su tesis
doctoral y tengo que ayudarles en todo lo que pueda.
-
Así que un día agotador…- su voz era un poco más
grave de lo normal debido a la excitación.
-
Si…estaba deseando que la última reunión
terminase para irme a casa, aunque si hubiese sabido que me esperaba aquí,
hubiese mandado la reunión a la mierda y me hubiese venido antes- escuché su
suave risa.
-
Espero que no estés muy cansada- movió su
cuerpo contra el mío.
-
No, para ti, nunca estoy cansada.
Bajé mi mano libre hasta el suave coño
de Alejandra. Tan solo había podido aguantar unos minutos hasta llegar allí y
esos minutos me había parecido una eternidad. Escuché un suave gemido de
Alejandra y sus caderas de movieron buscando mayor roce. Seguí besando su
cuello mientras mis suaves caricias en su clítoris seguían, pasados unos
minutos, le indiqué que diera la vuelta, ya era hora de probar esos pechos que
gritaban por mi atención. Alejandra se puso a horcajadas encima de mí y sus
pechos quedaron al aire, los admiré por unos segundos y llevé mis manos hasta
ellos para acunarlos, eran preciosos, no me cansaría nunca de mirarlos y
tocarlos. Levanté mi mirada hasta sus ojos, Alejandra me miraba con una pequeña
sonrisa en sus labios.
-
Son fantásticos- dije en apenas un susurro-
preciosos…- dije volviendo a mirarlos.
Limpié los restos de espuma de ellos y
hundí mi cara entre ellos, dios, estaba en el cielo. Besé uno de sus pechos
llegando hasta su pezón, lo cogí entre mis labios y lo chupé. Ella inclinó su
cabeza hacia atrás y se sometió con placer a mis caricias. Con una mano atendía
al otro pezón y con la otra agarraba una de sus nalgas aunque esta no duró
mucho ahí ya que segundos después, mientras disfrutaba de mi delicioso manjar,
se fue de nuevo hasta el clítoris de Alejandra que no pudo evitar gemir de
placer.
-
Oh dios, Abi, me vas a volver loca- sonreí
mientras que rozaba su pezón con mis dientes.
Eso era lo que quería, volverla loca,
comérmela entera, hacerla mía una y otra vez hasta que no pudiera mas.
Con cuidado, hundí uno de mis dedos
dentro de ella. Había echado tanto de menos hacer eso y lo deseaba tanto que
casi me corrí al hacerlo. Alejandra gimió de placer y me agarró la cabeza con
sus manos para despegarme de sus pechos y besarme con fuerza. Su lengua se
movía dentro de mi boca con habilidad y rapidez volviéndome loca y sacando a
relucir mis instintos más primarios. Sin pedir permiso, saqué mi dedo y volví a
entrar, esta vez con dos de mis dedos, esto hizo que ella se separará de mis
labios para dejar escapar un grave gemido.
-
Oh, sí, joder- dijo a escasos centímetros de
mis labios. Aproveché nuestra separación para volver a mi objetivo inicial: sus
pechos.
Esos pechos que me llevaban a la locura
con tan solo rozarlos.
Mis embestidas se volvieron cada vez más
y más rápidas, ella solo pudo echar la cabeza para atrás y disfrutar de mis
besos en sus pechos y mis embestidas dentro de ella. No tardó mucho en llegar
el orgasmo. Escucharla gemir con tanta fuerza mientras decía mi nombre era algo
que me daba tanto placer que era casi inexplicable.
Poco a poco sus músculos se relajaron
y se fue dejando caer sobre mí. Yo la acogí entre mis brazos y besé su frente.
-
Te amo, Alejandra- mis palabras hicieron que
ella despegara su cabeza de mi pecho y me mirase.
-
Y yo a ti, cariño- besó mis labios lenta y
dulcemente- el agua se está enfriando, ¿qué te parece si salimos y nos vamos a
la cama?- mi sonrisa de medio lado apareció en escena anticipándome a lo que iba
a pasar las siguientes horas.
-
Me parece perfecto.
ALEJANDRA
La claridad que entraba por la ventana
me hizo despertar. Me moví lentamente y el dolor de mis músculos me hizo
recordar la noche tan maravillosa que había pasado, oh si, había sido increíble…
Al salir de la bañera, Abigail secó
todo mi cuerpo propinándome caricias que hacían que mi cuerpo se encendiera más
y más con cada una de ellas. Después de secarse ella rápidamente, me cogió de
la mano y me llevó a la cama donde hicimos el amor hasta caer exhaustas. Perdí
la cuenta de las veces que lo hicimos. No solo usamos nuestros cuerpos para
darnos placer la una a la otra sino que también usamos el arnés que Abi compró
y los lubricantes. Las dos sucumbimos al placer hasta que caímos rendidas una
de las veces que nos corrimos a la vez. Había sido una noche fantástica y
única, como todas las que pasaba con Abi, cada noche que pasábamos juntas superaba
a la anterior.
Apreté mi cuerpo contra el suyo que estaba
detrás de mí y ella afianzó su mano en mi pecho izquierdo. Adoraba como ella,
aun estando medio dormida toma la misma posición y me abrazaba por detrás y
sujetaba mi pecho. Me sentía amada y segura como nunca me había sentido. Era la
mujer más feliz de la tierra.
Estiré mi cuerpo, notando como los músculos
de mis piernas me volvían a doler y sonreí como una tonta. Al parecer mi
movimiento despertó a Abi ya que me apretó contra ella y besó mi nuca.
-
Buenos días mi amor- me dijo con la voz
somnolienta. No sé cuando nos dormimos pero lo que sí sé es que era muy tarde,
era normal que estuviese tan cansada
-
Buenos días- comenzó a besar mi espalda
desnuda y a acariciar mi vientre.
-
Ayer me lo pasé genial- movía sus caderas
para frotar su centro con mi culo, me encantaba cuando hacía eso.
-
Yo también… aunque parece que tú no quedaste
saciada- intenté parecer seria pero su nariz me hizo cosquillas.
-
Todo lo contrario… me quedé muy saciada… solo
que mi hambre por ti nunca acaba… estas horas han sido descanso suficiente para
seguir un poco mas- deslizó su mano hasta mi centro que ya había reaccionado
con sus palabras, sus caricias y sus besos y ya se encontraba listo para ella.
Aunque estaba cansada sus caricias me avivaban- te deseo tanto, Alejandra… desde
que estoy contigo no pasa un minuto en el que no esté pensando en hacerte mía…
en que grites mi nombre, en follarte tantas veces que estés tan exhausta que
digas que no puedes mas y aun así follarte una última vez- sus palabras me
hicieron gemir.
-
¿Me quieres matar?- ella se rió
-
No… solo quiero que sientas el mayor placer
que hayas sentido jamás- apretó sus dedos mas fuerte sobre mi clítoris
hinchado- te amo y te deseo como nunca lo hecho por nadie, Alejandra.
Sin esperar mi respuesta volvió a
besar mi cuello a darme pequeños mordiscos que hacían que mi cuerpo se moviera inconscientemente
mientras que ella seguía moviendo sus dedos en mi clítoris. No tardé mucho en
experimentar otro delicioso orgasmo que me hizo chillar de placer.
Cuando mi cuerpo se relajó y pese a
que no quería, nos obligué a salir de la cama ya que había quedado con Esther
para recoger a mi hijo y desayunar todos juntos.
Entramos juntas a la ducha y, después
de hacerle el amor a Abi bajo el agua, salimos para vestirnos e ir a casa de
Santi.
Durante el camino, la sonrisa no se
nos iba a ninguna de las dos de la cara. Abi conducía con una mano mientras que
con la otra acariciaba mi muslo o agarraba mi mano para besarla. No podía ser más
feliz en estos momentos.
Llegamos al piso de Esther y Santi a
las diez y mi peque nos recibió aún en su pijama de ositos. Como siempre, se
colgó a Abi y ella lo cogió alzándolo y besándolo.
-
Mami- se abrazó a su cuello.
-
Hola cariño- besó su mejilla.
En seguida, los ojitos verdes más
preciosos del mundo se fijaron en mí. Soltó uno de sus brazos de Abi y lo estiró
para abrazarme.
-
Hola mami- besó mi mejilla.
-
Hola mi amor- Las dos saludamos con dos besos
a Esther y a Santi- ¿cómo se ha portado mi pequeño?- le pregunté a Esther.
-
Genial, es un niño muy obediente, estuvimos
en el cine, luego dimos un paseo por el centro comercial y entramos a las
recreativas.
-
Me gané un balón mami- le dijo a Abi muy
orgulloso.
-
¿Sí? Eso es genial- se sonrieron.
-
Cariño, vístete y así vamos a desayunar y ya
nos cuentas todo lo que hiciste ayer ¿vale?
-
¡Vale!
Abi lo bajó al suelo y mi pequeño
corrió por el pasillo hasta una de las habitaciones.
-
Ven a la cocina, Ale, tengo que enseñarte
algo- me dijo Esther con una sonrisa pícara. La seguí hasta la cocina y al
llegar ella me miro expectante- ¿Y bien?
-
Y bien qué- me hice la tonta, como si no
supiera que quería que le contase mi noche de sexo.
-
Ay Ale, pues que va a ser, que cómo te fue
ayer, por la cara que traías está claro que la pasaron muy bien y hasta altas
horas, o me equivoco- me reí sin querer cuando un recuerdo de la noche anterior
vino a mi cabeza- ay pillina, cuenta.
-
Te hice caso, me fui antes de hora a su casa
y… cuando ella llegó de trabajar… yo la esperaba en la bañera.
-
Aprendes rápido pequeño saltamontes- nos
reímos.
-
La verdad es que necesitábamos un rato a
solas.
Las risas de Santi y Abi se escucharon.
-
Eres una crack, hermana- se escuchó decir a
Santi y Esther puso lo ojos en blanco.
-
¿Qué pasa?
-
Cuando Santi le dice hermana a Abi solo hay
un tema del que pueden estar hablando: mujeres y sexo. Antes, cuando vosotras
no salíais, me ponía de los nervios escucharlos hablar así porque sabía que Abi
le estaba contando sus aventuras sexuales y Santi la animaba y celebraba sus
azañas. Pero ahora que sale contigo, lo más probable es que le esté contando a
Santi vuestra noche- Esther se comenzó a reír probablemente por el color rojo
intenso de mi cara, y digo intenso porque la notaba bombear- no te pongas así-
me dijo aún riéndose- yo ya estoy acostumbrada a que Santi le cuente a Abi
nuestra vida sexual y me temo que tú también te tendrás que acostumbrar-
suspiré.
-
Qué remedio- escuché a mi torbellino correr
por el pasillo y Esther y yo volvimos al salón. Al llegar allí, mi pequeño
estaba sentado en el sofá mirando como Abi le ataba los cordones de sus
zapatillas. Eran una escena tan tierna. Mi peque alzó su vista de su mami y me
miró con una sonrisa.
-
Qué guapo- le dije y eso hizo que su sonrisa
se hiciera más grande aún.
-
¡Listo!- terminó Abi de atarle los cordones y
mi peque se levantó y le chocó la mano a su mami.
Los cinco salimos del piso de Santi
rumbo a una cafetería cercana. Abi y yo llevábamos a nuestro peque de la mano y
él iba de lo más contento por ello, lo amaba.
Pronto llegamos y nos sentamos en una
mesa con vistas a la calle. Mientras la gente andaba de arriba abajo por las
calles de la ciudad nosotros disfrutamos de un agradable desayuno mientras que
Víctor nos contaba todo lo que había hecho el día anterior con Santi y Esther.
Yo, como siempre, no podía apartar mi mirada de mi chica y mi hijo, no paraban
de hablar y de hacerse bromas y carantoñas el uno al otro, se podía ver a
leguas lo mucho que se querían.
Cuando estábamos terminando de
desayunar, el móvil de Abi sonó y ella salió afuera para atenderlo. Tardó
bastante en volver y la verdad es que yo me empecé a preocupar.
-
¿Quién ha llamado a mami?- me preguntó mi
peque.
-
No lo sé cariño.
Miré por la ventana y ahí seguía ella moviéndose
de un lado a otro mientras habla.
Minutos después volvió a la mesa. La
miré interrogante.
-
Era mi padre- me preocupé ya que no solía
hablar mucho con él y cuando lo hacía no estaba tanto rato.
-
¿Pasa algo? ¿Están todos bien?
-
Si, si, no ocurre nada, es solo que viene para acá.
-
¿Qué?- intervino Santi sorprendido.
-
Si… dice que vienen en coche y que les queda
una hora más o menos para llegar- Santi se echó a reír.
-
Eso lo hace para que no tengas escapatoria,
creo que te va tocar conocer a tus suegros, Alejandra- Un gran nerviosismo
invadió mi cuerpo ¿Mis suegros? Sabía que
tendría que conocerlos pronto pero no creía que tan pronto…
-
Eso parece- noté como la mano de Abi
acariciaba la mía y su mirada, llena de tranquilidad, hizo que mis nervios se
disipasen.
-
¿Quién viene?- preguntó Esther
-
Mi padre, Diana y Daniela, su hermana no ha
podido venir porque tiene exámenes. Me ha dicho mi padre que ha hecho una
reserva para comer y que cuenta con vosotros- señaló a Santi y a Esther- y por
supuesto, con vosotros y con tu madre- me dijo mirándome a los ojos, era
imposible decirle que no a esos ojos. Solo asentí.
-
¿Vienen tus papis Abi?- dijo mi pequeñín con
ilusión en su voz.
-
Así es peque, ¿tienes ganas de conocerlos?
-
¡Sí!
-
¡Genial!
Terminamos de desayunar y nos
despedimos de Santi y Esther hasta la hora de la comida, cogimos el coche de Abi
y fuimos hasta casa para avisar a mi madre.
-
¿Crees… crees que le caeré bien a tú padre?-
le dije en el coche. Ella me cogió la mano y me dio un suave apretón.
-
Es imposible que no le caigas bien, amor.
-
Con todo eso de que me porté mal contigo en
la escuela… no sé, a lo mejor él…- Abi me cortó.
-
Cariño, eso está más que olvidado. Si mi
padre ha decidido venir es porque te quiere conocer, no es que venga a verme a mí
precisamente, viene por vosotros- esas palabras no me trajeron tranquilidad,
todo lo contrario, me hicieron ponerme más nerviosa aún.
Llegamos a casa y avisamos a mi madre
de nuestra cita para comer, ella se alegró mucho de poder conocer a la familia
de Abi.
Decidí cambiarme de ropa para ponerme
algo mas arreglado para conocer a mis suegros y luego elegí otra ropa para
Víctor. Quería causarles la mejor impresión posible y eso se notaba en mi
nerviosismo.
-
Estás preciosa cariño- me dijo Abigail con una
risita desde la puerta.
-
No disfrutes con mi sufrimiento- le dije
mientras iba de un lado a otro de mi habitación.
-
Mi amor- se acercó a mí y me agarró por la
cintura haciéndome parar- les vas a encantar, da igual lo que lleves puesto,
eres una mujer fantástica y eso es lo único que importa- me besó con dulzura-
además, si yo me enamoré de ti viéndote en ropa de trabajo porqué no les ibas a
gustar a ellos en vaqueros- se ganó un golpe en el brazo que no consiguió otra
cosa que ella se riera mas- te amo preciosa y eso es lo único que importa- la
besé.
-
Yo también te amo cariño.
-
¡Preparado!- dijo mi peque desde la puerta.
Se había puesto la camisa de cuadros que había elegido para él descompensada y le
quedaba una parte más arriba que la otra, las dos al verlo, nos reímos.
-
Anda siéntate en la cama de mami, renacuajo,
que te voy a arreglar la camisa- mi peque obediente lo hizo y su mami lo ayudó
con la camisa mientras que a mí se me caía la baba al verlos.
Cuando la hora acordada se acercó, los
cuatro bajamos a la calle hasta el coche de Abi y nos montamos para ir al
restaurante donde nos encontraríamos con la familia de mi chica.
Bien,
respira Alejandra, todo saldrá bien…
La Teta Feliz Historias y Relatos ® XIION - Derechos Reservados
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Por fin pense que te habías olvidado de nosotros jajaja bello capitulo,muy intenso el reencuetro íntimo de abbiby alejandra y esperando el encuentro con los suegros.
ResponderEliminarHola Xiion
ResponderEliminarBello capítulo, gracias por seguir compartiendo tu historia, es muy hermoso saber que te das el tiempo para ello, a pesar de tener tus ocupaciones, espero poder disfrutar el siguiente capítulo pronto. Gracias a la Teta Feliz por el espacio. Liliana
Espero que Abi no tarde mucho en pedirle matrimonio a Ale y así pueda ser oficialmente la madre de Víctor. Liliana
ResponderEliminarjajaja pobre alejandra no tiene escapatoria y ahora q abi le pida para casarse delante de todos :-P
ResponderEliminarM.S(galicia)
Que buen capitulo, gracias por continuarla... Que nervios conocer a tus suegros asi de sorpresa jejeje
ResponderEliminarUnico e intenso capítulo,gracias por vuestro tiempo y compartir tu talento, Dios os bendiga. Por favor no dejad de compartir tus historias tan hermosas.
ResponderEliminarUnico e intenso capítulo,gracias por vuestro tiempo y compartir tu talento, Dios os bendiga. Por favor no dejad de compartir tus historias tan hermosas.
ResponderEliminarHola Xiion!Gracias por deleitarnos con este excelente capitulo que pasa del amor apasionado a conocer al suegro...eso siempre causa nervios.Creo que les caeran bien a la familia de Abigail y viceversa pq es imposible no quedar prendados de mi adorado renacuajo ojiverde con ese encanto que tiene.Y Alejandra es una muchacha buena,trabajadora,universitaria y no es interesada.La suegra de Abi es de mente abierta y muy bella persona.Estaremos espectantes por el proximo capitulo...Estoy fascinada con esta historia...Gracias a la Teta Feliz por las historias.
ResponderEliminarKadar
Ya perdi la cuenta de cuantas veces e leído este capítulo y cada vez que lo leo me emociono más, espero que no dures tanto para publicar el proximo y a la espera de que "Abi" se decida y le pida matrimonio frente a sus padres. Besos desde Republica Dominicana
ResponderEliminarQuee hermosa son abi y ale cada capítulo mejor xiion xfaaa te suplico sube un capitulo mas sii ?? Por faa
ResponderEliminarWuaoo Que capítulo nos diste un regalito de Navidad 🎄 haciendo que nuestras chicas tuvieran una noche de de entrega pasional de amor y ternura y para terminar lo que toda chica quiere conocer a los suegros y ya ser parte de la familia y aquí hasta el nieto ya lo tienen Bien Xiion estupendo capítulo nos hacia falta hasta alturas del mes agotador y que bien nos llego este capítulo
ResponderEliminarXiion le deseó desde Chile que tenga una Feliz Navidad 🎄 junto a su familia que papá Noel le llene su hogar de amor y mucho talento he imaginación para que siga escribiendo historias de amor desde Chile un abrazo
solo me resta decir, que capitulo lleno de tantas emociones . Y el final de este ni se diga , que nervios conocer a los suegros jejeje . Creo que ya es tiempo que Abi formalice más la relación y creo que sus padres pueden llegar a presionar y pedirle más nietos jejeje, despues de que conozcan a Victor jejej. Xiion me encanta la historia, se te extrañaba. Besos
ResponderEliminarEsperaba el capítulo. Este estuvo intenso. Me encantó! Gracias
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