Capítulo noveno
-¡Habla de una vez idiota!
-Ya les he dicho que es todo lo que sé.
-Vamos, nadie te cree esa historia, dime ¿Qué
hiciste con Violeta?
-¡Ya les dije!
El oficial perdió el control y le lanzó una
bofetada.
-Les juro –dijo Kevin con lágrimas en los
ojos-les juro que es verdad, esa alíen se la llevo con ella, no sé dónde este
–Kevin dio un puñetazo a la mesa de madera que estaba frente a él – ¡yo solo
quiero que vuelva!
El oficial lo vio fijamente, analizaba a
Kevin, con sus 35 años de experiencia estaba seguro de que el muchacho no había
cometido ningún crimen, pero era el único sospechoso, la historia de los alíen
no era creíble, pero ese chico estaba convencido de lo contrario. Ya había
utilizado todos sus métodos de interrogación, la mayoría de los crimínale no
resistirá por tanto tiempo; sin embargo este muchacho sostenía la misma versión
no importaba la cantidad de veces que se le preguntara, se convenció de que era imposible, este chico
estaba loco.
-Kevin –dijo el oficial –por última vez ¿tú
le hiciste algo a Violeta?
-Oficial, por última vez, yo no hice nada,
ese alíen se la llevó.
El oficial exhaló profundamente, se dio
cuenta de que era inútil, tomó su chaqueta y se fue.
**********
Violeta
Un
zumbido alertó mis sentidos, abrí los ojos de golpe, para mi sorpresa la luz
del sol no me lastimó, froté con la palma mi frente, aún estaba un poco
aturdida, al dar un vistazo a mi alrededor me di cuenta del porque el sol no me
había lastimado, me encontraba en una cueva aluzada por algunas antorchas que
provocaban una tenue luz que apenas permitía moverse sin chocar con las
paredes; me levanté poco a poco, lo último que recordaba era haber abrazado a
Iara, caminé a la salida y me encontré en una especie de bosque.
A lo lejos entre los arboles podía divisar un
claro, caminé lentamente hasta el.
A los pocos pasos escuche el sonido de
algunas ramas detrás de mí, di la vuelta esperando que se tratara de un conejo
o algo parecido. Lo primero que vi fue unas pesuñas enormes, seguidas de unas
largas y gruesas piernas, una especie de pantaloncillo metálico, lo poco que
abarcó mi vista no me gustó nada, miré hacia arriba y pude ver como esa criatura
extraña con cabeza de toro y enormes cuernos me miraba, tenía unos enormes ojos
negros que me atravesaron como puñales, un tremendo escalofrió recorrió mi
cuerpo desde la punta del cabello hasta el dedo pequeño del pie.
Miré atónita a esa enorme criatura.
De pronto pareció querer acercarse a mí, en
cuanto sentí sus movimientos me eché a correr hacia el claro que se veía a lo
lejos, mis piernas trabajaban a marchas forzadas, les exigía que fueran más
rápido pero por más que corriera parecía no poder alejarme lo suficiente de
eso.
Por fin llegue al claro, pero para mi
sorpresa no haba nadie, la criatura salió de entre los árboles, sabía que
estaba perdida, ya no había nada que yo pudiera hacer para salvarme; ojala Iara
estuviera aquí, ella podría con esto, Iara…
Apreté los ojos lo más que pude, seguro que
si no lo veía sería menos doloroso.
No pasaba nada, esa criatura no me atacó,
abrí los ojos con temor y lo vi, Iara estaba frente a ese monstruo, el miedo de
que la aplastara con una sola mano me oprimió el pecho.
-¿Enserio hiso eso?
Esa era lo voz de Iara, estaba platicando con
esa cosa, el monstruo asentía mientras Iara sacudía la cabeza.
Ella pareció notarme por primera vez, sonrió
antes de dirigirse de nuevo al gigante.
Después de un tiempo de charla con la bestia
Iara caminó hasta mí.
-Veo
que ya despertaste.
Su tono era muy tranquilo incluso relajado.
-Violeta, dormiste por mucho tiempo, bueno
eso debe de ser porque eres humana.
Iara me miraba de forma despreocupada.
Yo no podía decir nada no era capaz de
articular alguna palabra.
El enorme ser se acercó a nosotras, mi cuerpo
se contrajo y abrasé a Iara.
-Eso… nos va a…
-Tranquila –me interrumpió Iara –solo es
Sairo, mi mejor amigo.
El coloso se colocó a un lado de Iara, se
inclinó y estiro uno de sus brazos.
Tomé su extraña mano la cual solo tenía
cuatro dedos, al tocarlo sentí su piel rugosa, de color gris, sus brazos eran
muy fuertes, portaba una armadura metálica, claro no de algún metal que yo
conociera, su cabeza era como la de un toro, sus cuernos eran más parecidos a
los de un borrego cimarrón, se curvados hacia atrás, era enorme.
-Mucho gusto –logre articular.
-El gusto es mío Violeta –Sairo se inclinó
aún más en un intento de reverencia.
Sonreí a Sairo y devolví la reverencia.
-¿Dónde estoy?
-Bienvenida a 55 cancri e –dijo el gigante e
imponente Sairo.
Sentí como algo subía hasta mi garganta, no
estoy segura de que es lo que era, después un sudor frio y de pronto todo se
volvió negro.
**********
-Tenemos que atacar, ya no podemos resistir
más, si no atacamos ellos lo harán y no estaremos listos para frenarlos, no sin
tener una baja del más del 80% de nuestros guerreros.
-Lo sé Cairus, todos aquí estamos al tanto de
eso, pero debes de entender que si atacamos las bajas serán peores, podríamos
perder a todos, no podemos dejarnos ir a lo tonto a una batalla que no
ganaremos, necesitamos estrategia.
-¡Ya estoy harto! –rugió Cairus dando un
golpe a la pared de roca diamante.
-Todos lo estamos –añadió Curo que había
estado observando hasta ahora.
-Perdimos a Eira, ella era de los más
fuertes, sin nadie que cure las heridas de nuestros soldados estamos por
completo en gran desventaja.
-Un momento Freía, nos falta la chica de la
región ártica, la heredera de la familia del hielo, ella es muy fuerte –los
ojos de Curo brillaban e irradiaban esperanza.
-Pero aún no ha aparecido –añadió Cairus con
pesar.
Un gran estruendo se escuchó fuera del fuerte
de protección.
-¡Nos atacan! –Curo tomó su maso y se
apresuró a la salida.
Abrieron la puerta de golpe, Sairo estaba
frente a la puerta.
-¿Qué ha pasado Sairo? –preguntó Freía.
Una ventisca helada rodio al fuerte, unos
pequeños copos de nieve empezaron a caer.
Cairus tomó uno de los copos con la mano,
sonrió y dijo –Por fin…
**********
Iara
-Sairo, así que se refugian es este fuerte,
está bien, parece sólido.
-Fue todo lo que pudimos hacer, después de la
captura de Tarana nuestras fuerzas se debilitaron.
La captura de Tarana fue mi culpa, lo sabía,
yo tenía que haber evitado que todo eso pasara, pero ahora no me queda más que
hacer que ir a liberarla.
-Es hora de tocar la puerta –dijo Sairo antes
de dar un puñetazo que causó un enorme estruendo en la puerta, la fortaleza
cimbró con fuerza.
-Parece que no escuchan –sonreí a Sairo –tal
vez con esto nos abran –levanté mi mano y los pequeños copos comenzaron a caer.
**********
Violeta.
La puerta de la fortaleza se abrió de golpe
un hombre o algo muy parecido a uno salió de corriendo, era increíblemente
alto, no como Sairo pero eso no le quitaba lo imponente, tenía la piel de un
color pálido verdoso, el cabello de un verde fosforescente y corto.
El sujeto miro a Iara y sonrió hasta que su
mirada llego a mí, sentí un leve cosquilleo al ser observada por esos ojos
reptilianos de un color amarillo.
Tras del tipo ese, se encontraba una mujer,
bueno digo que era mujer porque se notaba su pecho, aunque tratándose de un ser
alienígena no puedo estar completamente segura de que así sea. Su piel era más
parecida a la de un humano, era de tono café claro, una larga cabellera tan
roja que parecía tratarse de llamas encendidas sobre su cabeza, llevaba una
especie de túnica gastada.
Me sentía completamente extraña entre esos
seres interplanetarios, ¿qué era yo a comparación de ellos?, nada solo un
estorbo incapaz de cuidarse.
-¿Pero qué cosa es eso que has traído Iara,
es una mascota? –Dijo una voz chillona –Hace algún truco, ¿da la mano o salta
si le aviento un sapo para que coma? ¿Come sapos? –esa voz chillona se
escuchaba emocionada, me recordaba a un niño pequeño.
-Tranquilo Curo, no es una mascota.
-¡Bah! Que mal –detrás de esa voz chillona e
infantil se encontraba un pequeño ser, tenía unos ojos enormes, unas orejas de
conejo gigantescas y su cuerpo peludo y
pachón, era como ver un muñeco de felpa gigante hablar.
-Pero que lindo –corrí hacia la tierna
criatura y lo abrase, tomé sus mejillas y las comencé a apretar y retorcer –es
la cosa más tierna del mundo… de todos
los mundos –corregí.
-¡Iara! ¡Ayuda! –El conejito no dejaba de
manotear mientras seguía gritando –me ataca, este ser malvado me está atacando,
Cairus, Sairo, Freía, ayúdenme… ¡NO! ¡NO! ¡Me quiere comer! –exclamó el pequeño
después de que lo comenzara a besar y estrujar, tomé sus orejas y las acaricie,
era como tocar un conejito bebé, era muy suave.
-Tal
parece que a tu amiga le agrada Curo –dijo Sairo a Iara.
-Curo –dije dejando al conejito –Así que ese
es tu nombre, lo siento Curo –me sonroje
un poco – tienes apariencia muy tierna, no quería lastimarte.
El pequeño animal saco una espada que llevaba
a un costado y se abalanzo asía mí.
-Tranquilo –Iara lo corto con una patada en
seco directo en el rostro – es una amiga, relájate Curo.
El conejo me vio con esos enormes ojos –Más
vale que te controles ¡o te pincho la tripa!
La amenaza del pequeño me dio una mezcla rara
entre ternura y miedo, no creo que una cosa tan pequeña sea capaz de hacerme
daño pero es un alíen y no puedo estar segura.
-Bien es hora de hablar –dijo el tipo reptil
- ¿Quién es y qué hace aquí?
-Es una terrícola, al cruzar el portal ha
venido conmigo sin querer –dijo Iara.
-Pero tiene un gran parecido con Eira
–comento la mujer de cabellos de fuego –no creo que este aquí solo por
casualidad.
La mujer pelirroja me observaba con detalle,
por alguna razón eso me hacía sentir muy
incómoda.
-Emela nos dijo que caíste en la Tierra.
-Así es Cairus, llegue a la Tierra.
-¿Cómo viajaste 41 millones de años luz, y
atravesaste 55 cancri a?
-No lo sé –Iara suspiró –lo importante es que
estoy aquí, lista para resistir y acabar con esos cerdos.
Yo no tenía idea de que era 55 cancri a, no
entendía muchas cosas, lo que me quedo claro es que en definitiva mi parecido
con esa cancriana era irrefutable.
Capitulo decimo.
*** 36 días cancrianos después***
He estado en este planeta por ya un largo
tiempo, los otros sobrevivientes son pocos, la mayoría están heridos, necesitan
tiempo para sanar sus heridas, Iara y los demás líderes se la pasan planeando
estrategias de combate; yo en lo personal me la paso extrañando mi planeta, así
que es esto lo que sintió Iara cuando estaba en la Tierra, me pregunto cómo
estará todo por allá, mis padres se preguntaran dónde estoy...
***Planeta Tierra***
Casi un mes después de la desaparición
misteriosa de Violeta, los agentes policiacos trabajan en el paradero de la
chica, el único sospechoso Kevin ha perdido por completo la razón, afirma que
la chica ha sido secuestrada por alienígenas; las descripciones del chico
relatan a una hermosa chica de ojos azules capaz de controlar el diamante y el
hielo, al parecer este sujeto presenta un gran trauma derivado de una
experiencia aterradora, eso afirman los psicólogos, sin embargo el hecho de que
sostenga la misma versión es demasiado inquietante.
Siendo consciente de lo ocurrido me dispongo
a revisar de nuevo las evidencias
escasas de este caso de secuestro, posteriormente me daré a la tarea de
revisar de nuevo la casa de la chica, tal parece que ella llevaba un diario,
así nos lo ha hecho saber la madre de la desaparecida.
**********
Violeta
Mi corazón martillaba en mi pecho tan fuerte
que en cualquier segundo se encontraría fuera de este, había pasado más de un
mes en ese planeta, claro no sé cuánto tiempo sea en la Tierra. Habían estado
planeando esto desde antes de la llegada de Iara, iban a atacar todos.
Iara no se animó a dejarme sola, me dejo en
un lugar que ella considero seguro.
-Violeta, no sabes cómo me gustaría que no
estuvieses aquí, no podría perdonar que algo te pasara, yo…-Iara guardo
silencio unos segundos –toma esto es un arma creada por Curo para ti, no sé qué
haga pero cualquier cosa dales duro, ¿vale?
-Vale –conteste apresurada.
Llevaba en ese lugar bastante tiempo,
esperando a que todo comenzara, en ese momento no había nada que deseara más
que no estar allí.
Un sujeto apareció de entre el bosque,
llevaba un traje raro color bronce, seguido de él, un ejército con más de 300
hombres vestidos como él, esos eran el enemigo, como lo habían sospechado,
atacarían la fortaleza, la idea de interceptarlos me pareció que no era muy
buena, a lo mucho la resistencia contaba con la mitad de esos hombres, de los
cuales muchos no se recuperaban.
Faltaban unos cuantos metros para el lugar
del encuentro. El cabecilla del ejercito freno justo delante de la trampa,
mando a uno de los del fondo a explorar el terreno, pero para mi sorpresa no
pasó nada, los sujetos siguieron su camino, al pasar las primeras 3 decenas se
escuchó un estruendo, esa parte del terreno se desplomo arrojando a los
soldados a un enorme precipicio.
Eso había sido obra de Curo, el pequeño
conejito había creado eso, no tengo ni idea de cómo una criatura como él logro
tal trampa pero lo consiguió.
Enseguida salió freía, creando un enorme
remolino de fuego que envolvió en llamas a los soldados.
En mi vida pensé presenciar algo así, la
resistencia podía ganar, ellos eran los líderes de las regiones.
Para mi sorpresa el panorama cambio, un
proyectil enorme salió del remolino disipando el fuego, unos hombres vestidos
de forma diferente con una armadura verde aparecieron, según lo que Curo me
dijo esos eran los generales.
Los primeros pasos se habían dado, era la
hora de la verdadera batalla. Todos los guerreros de la resistencia salieron de
sus escondites, los pocos de la región del hielo armados con espadas de
diamante solido creadas por Iara fueron
los primeros; muros de roca se levantaban ante el paso de los soldados
haciéndoles estrellarse de lleno contra ellos, eso era obra de Curo guardián
del subsuelo de 55 cancri e, la gente de Curo eran todos como pequeños castores
con habilidades de topo, entre 3 de ellos eran capaces de levantar uno de esos
muros, desaparecerlo y moverlo. De los aires bajó Cairus, sus ojos de reptil
estaban especialmente grandes, batía unas enormes alas para después bajar en
picada arremetiendo al enemigo con su espada.
Llamas rojas carbonizaban a los que tenían la
desdicha de toparse con Freía, la hija de la estrella 55 cancri a.
Sin previo aviso Sairo salió de entre los
bosques, llevándose consigo a todos los soldados que intentaban frenarlo, de un
solo golpe acabo con una decena de individuos que se atravesaron en su camino.
Abajo había una pelea sangrienta, sangre de
todos colores comenzaba a teñir el suelo con una mezcla nauseabunda y
terrorífica.
Busque a Iara con la mirada y la encontré,
caminando entre el campo de batalla sin inmutarse ante los horrorosos asesinatos
que presenciaba por todos lados, con paso seguro se dirigía a los generales.
Uno de ellos se percató de su presencia,
mando a uno de los soldados con lanza fuegos, el sujeto apuntó su arma directo
a Iara que caminaba como si nada; mi cuerpo se tensó, comencé a sentir un
hormigueo en los labios. El individuo disparo
directamente contra Iara sin que nada amortiguara el impacto de las
llamas.
¡Iara!...
*********
Iara
Había esperado este momento, por fin podría
vengarme de esos malditos, disfruté cada paso que me acercaba para poder acabar
con ellos de una vez.
Un soldado de nivel 1 se acercó con un lanza
llamas, sonrió y disparó.
Di un salto evitando el impacto, aterrice
justo detrás de él, tome su cuello lo congele y lo rompí de un solo golpe, el
cuerpo inerte del soldado cayó al suelo ante la mirada de sus compañeros.
-Un
gusto, generales –hice una reverencia burlona antes de arrojar dos
estacas de hielo a unos soldados que se acercaban a mi espalda.
Respiré profundo, y me preparé para la
batalla, justo al centro en donde me entraba cree una tormenta de nieve, el
hielo me hacía sentir más fuerte, no me contuve y deje escapar una sonrisa.
Soldados corrían de un lugar a otro tratando
de rodearme, cuando sentí que estaban en círculo perfecto lance una lluvia de
diamantes afilados que atravesaron sus cuerpos, cada soldado que veía era
asesinado de diferente forma, atravesados con mi brazo convertido en lanza de
diamante, congelados, decapitados, había muchas formas de matar y yo las
conocía bien.
*********
Violeta
Iara se había convertido en un remolino de
caos y destrucción, su cabello se había puesto de un color plateado y se movía de
un lado a otro, sus ojos eran de un azul incandescente, era como si fuese otra
persona, nunca pude haber imaginado que la dulce Iara fuera capaz de acabar con
la vida de otro ser vivo de una forma tan sádica, claro estaban en guerra, pero
aun así yo no me creo capaz de realizar algo así.
Iara continuo con sus golpes, pateaba,
congelaba y atravesaba con su brazo transformado en diamante todo lo que estaba
a su paso.
Un ruido inesperado me hizo dar un salto, a
mi espalda se encontraba uno de esos soldados, me veía detenidamente, sus ojos
me analizaban con detalle.
Titubeé un poco y lo amenace con el arma de
Curo. El soldado avanzó hacia mí con una especie de palo luminoso, cerré los
ojos y dispare el arma, me prepare para mentalmente para la escena que vería,
esperaba encontrar un soldado desecho hecho cenizas, aplastado o quizás
congelado.
Abrí mis ojos con temor, y lo vi todo, el
soldado parado a poco más de 5 metros frotando levemente sus ojos, mire hacia
el campo de batalla y todas las miradas apuntaban asía mí.
**********
Iara
Solo me separaban unos 4 metros del general
más cercano, estaba lista para atacar, sería algo rápido y podría pasar al
siguiente, era un blanco fácil, preparé una afilada estaca de hielo.
-Llego tu hora –dije antes de atacar al general.
Cuando estaba lista para hacerlo un rayo de luz blanca salió desprendido desde
el punto en el que se encontraba Violeta; di la vuelta lo más rápido que pude y
me dirigí a ella.
-¡Violeta! –grité al ver que uno de los
soldados se acercaba a ella con su arma…
**********
Violeta.
“¿Qué me pasa? No puedo moverme”
El soldado dio un salto hacia mí, no había
manera de que yo pudiera evitarlo, mis piernas estaban rígidas y pesaban como
plomo, me era imposible moverlas.
-¡Violeta!
Escuché la voz de Iara, segundos después una
estaca de hielo atravesó el cráneo del soldado provocando que callera al suelo
sin vida.
Mis manos temblorosas aun sostenían el arma
de Curo, no podía hablar, estaba tan asustada como lechón en carnicería.
-Violeta…
Un golpe en mi mejilla me derribo al
instante, Iara parada frente a mí con la mano aun en el viento.
Miré al campo de batalla, todos se habían
detenido a contemplar la escena, Sairo movía su cornamenta en señal de
negación.
Iara caminó hasta mí, me tomó del brazo
fuertemente y me arrastró dentro del bosque. Traté de seguirle el paso pero me
era imposible, me llevaba literalmente a rastras, no entendía que era lo que
pasaba hasta que esta se detuvo de golpe.
Iara no dijo nada, me dejo entre la nieve como si yo fuera solo un
costal que había cargado consigo y camino dos metros asía atrás, estiro los
brazos en dirección al cielo, sus ojos comenzaron a brillar y una nueva
tormenta de nieve calló, esta vez con más fuerza, me era prácticamente
imposible lograr ver algo en aquel lugar, el frio era penetrante, sentía como
mis músculos se contraían y mis huesos se comenzaban a congelar.
-Vamos, no es momento para que descanses
–Iara estaba frente a mí, se había inclinado para lograr ver mi rostro –rápido
–ordeno con voz firme.
-¿Qué pasa? –pregunte con la poca fuerza que
tenía.
Iara no dijo nada, solo tomó mi cuerpo
entumido entre sus brazos y se echó a correr.
Esta vez el cuerpo de Iara se sentía cálido,
era como si me hubiesen colocado una frazada caliente, mis músculos se
relajaron y mis huesos dejaron de doler.
Corrió una distancia impresionante, de lo que
era el campo de batalla ya no quedaba nada, no sabía que tan lejos quería
llevarme, esperaba que corriera por un rato más pero para mi sorpresa se detuvo
de golpe y me bajo, dejándome de pie frente a ella.
-Violeta –dijo de una forme que no me agradó
en lo más mínimo –perdón por haberte traído… yo no esperaba que esto pasara
–Iara dio un fuerte golpe a la roca gigante que estaba a un lado –quiero que
entres, allí encontraras unas ropas, quiero que te las pongas, los alfa no
tardan en llegar, cuando termines quiero que te quedes detrás del cristal que
colocaré en caso de que… de que… yo –tenía miedo de lo que Iara digiera, aunque
en el fondo sabía perfectamente a lo que se refería –lo colocaré de ser
necesario, si eso ocurre quiero que pongas el brazalete cerca de tu pecho y
pienses en tu familia, en tu casa, en tu planeta y que desees volver,
¿entendido?
Me remití a asentir con la cabeza.
-Volverás a comer helado –Iara sonrió.
-Iara –estaba dispuesta a decirle lo que
sentía –yo.
Sentí como la mano de Iara me arrojaba dentro
de la roca antes de terminar. Al entrar se trataba mejor dicho de una cueva,
muy iluminada, en una roca plana parecida a una mesa había un traje parecido al
de Iara, me quité mi ropa y me lo puse lo más rápido que pude.
**********
Iara
Respiré profundamente y me prepare para lo
que viniera, sentí unas vibraciones por mi costado izquierdo giré rápidamente
pero un disparo me tomo por sorpresa del lado derecho.
Una carcajada de burla hizo retumbar el
bosque, me levanté de un salto para aparentar que no me había afectado en lo
absoluto aunque la verdad fuera otra, podía sentir como tres de mis costillas
habían tronado por completo.
Un nuevo proyectil se disparó contra mí, rodé
por el piso esquivándolo con éxito para después levantarme lo más rápido que
pude.
Un ser parecido a un humano se encontraba
frente a mí, la única diferencia entre él y un humano eran esos pequeños
cuernos que sobresalían de su frente; tenía el aspecto de un humano de unos 25
años, fuerte y joven, de 1.90 mtz y piel clara con cabello rojizo.
-Entrégame a la chica –ordenó Alfa.
-Te mataré –sentencie sin tomar en cuenta su
orden.
Alfa sonrío sínicamente, después de eso sentí
un viento suave para después encontrarme con que estaba detrás de mí con su
mano en mi hombro, no pude ver sus movimientos.
-Puedo oler tu miedo, es tan excitante –se
acercó a mí y besó mi mejilla –eres muy fría, tu padre el señor de los hielos
estaría muy orgulloso.
Alfa sabía quién era mi padre, no dudo que
supiera de mi doble habilidad.
-Me emociona tener la oportunidad de acaba
con la hija del príncipe –soltó una sonora carcajada –princesita ¿no piensas
hablar?
Ese sujeto lo había logrado, colmó mi
paciencia, de un giró rápido lo golpee en la cara, justo en el mentón, para mi
sorpresa ni siquiera logre mover alguno de sus cabellos.
-Esperaba más –dijo antes de sujetarme por el
cuello y elevarme más de un metro del suelo –princesita –Alfa me arrojo contra
un árbol provocando que mi cuerpo lo atravesara dejándome a más de 10 metros de
distancia de donde me encontraba.
Retiré una estaca de 30 cm de mi vientre y me
levanté corriendo asía él.
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Interesante me agrade k estés subiendo los capitulo ya diarios
ResponderEliminarGracias a las que has seguido la historia :) esto no es todo, aun faltan personajes que ya irán conociendo hasta pronto.
ResponderEliminar:)
hola! aca termino o hay mas capitulos??
Eliminarsera posible conocer el resto de la historia o donde la podemos encontrar gracias es muy buena
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