Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

55 cancri e - M.G.M - 9

Capítulo noveno

-¡Habla de una vez idiota!
-Ya les he dicho que es todo lo que sé.
-Vamos, nadie te cree esa historia, dime ¿Qué hiciste con Violeta?
-¡Ya les dije!
El oficial perdió el control y le lanzó una bofetada.
-Les juro –dijo Kevin con lágrimas en los ojos-les juro que es verdad, esa alíen se la llevo con ella, no sé dónde este –Kevin dio un puñetazo a la mesa de madera que estaba frente a él – ¡yo solo quiero que vuelva!

El oficial lo vio fijamente, analizaba a Kevin, con sus 35 años de experiencia estaba seguro de que el muchacho no había cometido ningún crimen, pero era el único sospechoso, la historia de los alíen no era creíble, pero ese chico estaba convencido de lo contrario. Ya había utilizado todos sus métodos de interrogación, la mayoría de los crimínale no resistirá por tanto tiempo; sin embargo este muchacho sostenía la misma versión no importaba la cantidad de veces que se le preguntara,  se convenció de que era imposible, este chico estaba loco.
-Kevin –dijo el oficial –por última vez ¿tú le hiciste algo a Violeta?
-Oficial, por última vez, yo no hice nada, ese alíen se la llevó.
El oficial exhaló profundamente, se dio cuenta de que era inútil, tomó su chaqueta y se fue.



**********
Violeta
 Un zumbido alertó mis sentidos, abrí los ojos de golpe, para mi sorpresa la luz del sol no me lastimó, froté con la palma mi frente, aún estaba un poco aturdida, al dar un vistazo a mi alrededor me di cuenta del porque el sol no me había lastimado, me encontraba en una cueva aluzada por algunas antorchas que provocaban una tenue luz que apenas permitía moverse sin chocar con las paredes; me levanté poco a poco, lo último que recordaba era haber abrazado a Iara, caminé a la salida y me encontré en una especie de bosque.
A lo lejos entre los arboles podía divisar un claro, caminé lentamente hasta el.
A los pocos pasos escuche el sonido de algunas ramas detrás de mí, di la vuelta esperando que se tratara de un conejo o algo parecido. Lo primero que vi fue unas pesuñas enormes, seguidas de unas largas y gruesas piernas, una especie de pantaloncillo metálico, lo poco que abarcó mi vista no me gustó nada, miré hacia arriba y pude ver como esa criatura extraña con cabeza de toro y enormes cuernos me miraba, tenía unos enormes ojos negros que me atravesaron como puñales, un tremendo escalofrió recorrió mi cuerpo desde la punta del cabello hasta el dedo pequeño del pie.
Miré atónita a esa enorme criatura.
De pronto pareció querer acercarse a mí, en cuanto sentí sus movimientos me eché a correr hacia el claro que se veía a lo lejos, mis piernas trabajaban a marchas forzadas, les exigía que fueran más rápido pero por más que corriera parecía no poder alejarme lo suficiente de eso.
Por fin llegue al claro, pero para mi sorpresa no haba nadie, la criatura salió de entre los árboles, sabía que estaba perdida, ya no había nada que yo pudiera hacer para salvarme; ojala Iara estuviera aquí, ella podría con esto, Iara…
Apreté los ojos lo más que pude, seguro que si no lo veía sería menos doloroso.
No pasaba nada, esa criatura no me atacó, abrí los ojos con temor y lo vi, Iara estaba frente a ese monstruo, el miedo de que la aplastara con una sola mano me oprimió el pecho.
-¿Enserio hiso eso?
Esa era lo voz de Iara, estaba platicando con esa cosa, el monstruo asentía mientras Iara sacudía la cabeza.
Ella pareció notarme por primera vez, sonrió antes de dirigirse de nuevo al gigante.
Después de un tiempo de charla con la bestia Iara caminó hasta mí.
 -Veo que ya despertaste.
Su tono era muy tranquilo incluso relajado.
-Violeta, dormiste por mucho tiempo, bueno eso debe de ser porque eres humana.
Iara me miraba de forma despreocupada.
Yo no podía decir nada no era capaz de articular alguna palabra.
El enorme ser se acercó a nosotras, mi cuerpo se contrajo y abrasé a Iara.
-Eso… nos va a…
-Tranquila –me interrumpió Iara –solo es Sairo, mi mejor amigo.
El coloso se colocó a un lado de Iara, se inclinó y estiro uno de sus brazos.
Tomé su extraña mano la cual solo tenía cuatro dedos, al tocarlo sentí su piel rugosa, de color gris, sus brazos eran muy fuertes, portaba una armadura metálica, claro no de algún metal que yo conociera, su cabeza era como la de un toro, sus cuernos eran más parecidos a los de un borrego cimarrón, se curvados hacia atrás, era enorme.
-Mucho gusto –logre articular.
-El gusto es mío Violeta –Sairo se inclinó aún más en un intento de reverencia.
Sonreí a Sairo y devolví la reverencia.
-¿Dónde estoy?
-Bienvenida a 55 cancri e –dijo el gigante e imponente Sairo.
Sentí como algo subía hasta mi garganta, no estoy segura de que es lo que era, después un sudor frio y de pronto todo se volvió negro.


**********
-Tenemos que atacar, ya no podemos resistir más, si no atacamos ellos lo harán y no estaremos listos para frenarlos, no sin tener una baja del más del 80% de nuestros guerreros.
-Lo sé Cairus, todos aquí estamos al tanto de eso, pero debes de entender que si atacamos las bajas serán peores, podríamos perder a todos, no podemos dejarnos ir a lo tonto a una batalla que no ganaremos, necesitamos estrategia.
-¡Ya estoy harto! –rugió Cairus dando un golpe a la pared de roca diamante.
-Todos lo estamos –añadió Curo que había estado observando hasta ahora.
-Perdimos a Eira, ella era de los más fuertes, sin nadie que cure las heridas de nuestros soldados estamos por completo en gran desventaja.
-Un momento Freía, nos falta la chica de la región ártica, la heredera de la familia del hielo, ella es muy fuerte –los ojos de Curo brillaban e irradiaban esperanza.
-Pero aún no ha aparecido –añadió Cairus con pesar.    
Un gran estruendo se escuchó fuera del fuerte de protección.
-¡Nos atacan! –Curo tomó su maso y se apresuró a la salida.
Abrieron la puerta de golpe, Sairo estaba frente a la puerta.
-¿Qué ha pasado Sairo? –preguntó Freía.
Una ventisca helada rodio al fuerte, unos pequeños copos de nieve empezaron a caer.
Cairus tomó uno de los copos con la mano, sonrió y dijo –Por fin…
**********
Iara
-Sairo, así que se refugian es este fuerte, está bien, parece sólido.
-Fue todo lo que pudimos hacer, después de la captura de Tarana nuestras fuerzas se debilitaron.
La captura de Tarana fue mi culpa, lo sabía, yo tenía que haber evitado que todo eso pasara, pero ahora no me queda más que hacer que ir a liberarla.
-Es hora de tocar la puerta –dijo Sairo antes de dar un puñetazo que causó un enorme estruendo en la puerta, la fortaleza cimbró con fuerza.
-Parece que no escuchan –sonreí a Sairo –tal vez con esto nos abran –levanté mi mano y los pequeños copos comenzaron a caer.
**********
Violeta.
La puerta de la fortaleza se abrió de golpe un hombre o algo muy parecido a uno salió de corriendo, era increíblemente alto, no como Sairo pero eso no le quitaba lo imponente, tenía la piel de un color pálido verdoso, el cabello de un verde fosforescente y corto.
El sujeto miro a Iara y sonrió hasta que su mirada llego a mí, sentí un leve cosquilleo al ser observada por esos ojos reptilianos de un color amarillo.
Tras del tipo ese, se encontraba una mujer, bueno digo que era mujer porque se notaba su pecho, aunque tratándose de un ser alienígena no puedo estar completamente segura de que así sea. Su piel era más parecida a la de un humano, era de tono café claro, una larga cabellera tan roja que parecía tratarse de llamas encendidas sobre su cabeza, llevaba una especie de túnica gastada.
Me sentía completamente extraña entre esos seres interplanetarios, ¿qué era yo a comparación de ellos?, nada solo un estorbo incapaz de cuidarse.
-¿Pero qué cosa es eso que has traído Iara, es una mascota? –Dijo una voz chillona –Hace algún truco, ¿da la mano o salta si le aviento un sapo para que coma? ¿Come sapos? –esa voz chillona se escuchaba emocionada, me recordaba a un niño pequeño.
-Tranquilo Curo, no es una mascota.
-¡Bah! Que mal –detrás de esa voz chillona e infantil se encontraba un pequeño ser, tenía unos ojos enormes, unas orejas de conejo gigantescas y su cuerpo peludo y  pachón, era como ver un muñeco de felpa gigante hablar.
-Pero que lindo –corrí hacia la tierna criatura y lo abrase, tomé sus mejillas y las comencé a apretar y retorcer –es la cosa más tierna del  mundo… de todos los mundos –corregí.
-¡Iara! ¡Ayuda! –El conejito no dejaba de manotear mientras seguía gritando –me ataca, este ser malvado me está atacando, Cairus, Sairo, Freía, ayúdenme… ¡NO! ¡NO! ¡Me quiere comer! –exclamó el pequeño después de que lo comenzara a besar y estrujar, tomé sus orejas y las acaricie, era como tocar un conejito bebé, era muy suave.
 -Tal parece que a tu amiga le agrada Curo –dijo Sairo a Iara.
-Curo –dije dejando al conejito –Así que ese es tu nombre, lo siento  Curo –me sonroje un poco – tienes apariencia muy tierna, no quería lastimarte.
El pequeño animal saco una espada que llevaba a un costado y se abalanzo asía mí.
-Tranquilo –Iara lo corto con una patada en seco directo en el rostro – es una amiga, relájate Curo.
El conejo me vio con esos enormes ojos –Más vale que te controles ¡o te pincho la tripa!
La amenaza del pequeño me dio una mezcla rara entre ternura y miedo, no creo que una cosa tan pequeña sea capaz de hacerme daño pero es un alíen y no puedo estar segura.
-Bien es hora de hablar –dijo el tipo reptil - ¿Quién es y qué hace aquí?
-Es una terrícola, al cruzar el portal ha venido conmigo sin querer –dijo Iara.
-Pero tiene un gran parecido con Eira –comento la mujer de cabellos de fuego –no creo que este aquí solo por casualidad.
La mujer pelirroja me observaba con detalle, por  alguna razón eso me hacía sentir muy incómoda.
-Emela nos dijo que caíste en la Tierra.
-Así es Cairus, llegue a la Tierra.
-¿Cómo viajaste 41 millones de años luz, y atravesaste 55 cancri a?
-No lo sé –Iara suspiró –lo importante es que estoy aquí, lista para resistir y acabar con esos cerdos.
Yo no tenía idea de que era 55 cancri a, no entendía muchas cosas, lo que me quedo claro es que en definitiva mi parecido con esa cancriana era irrefutable.
Capitulo decimo.

*** 36 días cancrianos después***
He estado en este planeta por ya un largo tiempo, los otros sobrevivientes son pocos, la mayoría están heridos, necesitan tiempo para sanar sus heridas, Iara y los demás líderes se la pasan planeando estrategias de combate; yo en lo personal me la paso extrañando mi planeta, así que es esto lo que sintió Iara cuando estaba en la Tierra, me pregunto cómo estará todo por allá, mis padres se preguntaran dónde estoy...

***Planeta Tierra***
Casi un mes después de la desaparición misteriosa de Violeta, los agentes policiacos trabajan en el paradero de la chica, el único sospechoso Kevin ha perdido por completo la razón, afirma que la chica ha sido secuestrada por alienígenas; las descripciones del chico relatan a una hermosa chica de ojos azules capaz de controlar el diamante y el hielo, al parecer este sujeto presenta un gran trauma derivado de una experiencia aterradora, eso afirman los psicólogos, sin embargo el hecho de que sostenga la misma versión es demasiado inquietante.
Siendo consciente de lo ocurrido me dispongo a revisar de nuevo las evidencias  escasas de este caso de secuestro, posteriormente me daré a la tarea de revisar de nuevo la casa de la chica, tal parece que ella llevaba un diario, así nos lo ha hecho saber la madre de la desaparecida.
**********
Violeta
Mi corazón martillaba en mi pecho tan fuerte que en cualquier segundo se encontraría fuera de este, había pasado más de un mes en ese planeta, claro no sé cuánto tiempo sea en la Tierra. Habían estado planeando esto desde antes de la llegada de Iara, iban a atacar todos.
Iara no se animó a dejarme sola, me dejo en un lugar que ella considero seguro.
-Violeta, no sabes cómo me gustaría que no estuvieses aquí, no podría perdonar que algo te pasara, yo…-Iara guardo silencio unos segundos –toma esto es un arma creada por Curo para ti, no sé qué haga pero cualquier cosa dales duro, ¿vale?
-Vale –conteste apresurada.
Llevaba en ese lugar bastante tiempo, esperando a que todo comenzara, en ese momento no había nada que deseara más que no estar allí.
Un sujeto apareció de entre el bosque, llevaba un traje raro color bronce, seguido de él, un ejército con más de 300 hombres vestidos como él, esos eran el enemigo, como lo habían sospechado, atacarían la fortaleza, la idea de interceptarlos me pareció que no era muy buena, a lo mucho la resistencia contaba con la mitad de esos hombres, de los cuales muchos no se recuperaban.
Faltaban unos cuantos metros para el lugar del encuentro. El cabecilla del ejercito freno justo delante de la trampa, mando a uno de los del fondo a explorar el terreno, pero para mi sorpresa no pasó nada, los sujetos siguieron su camino, al pasar las primeras 3 decenas se escuchó un estruendo, esa parte del terreno se desplomo arrojando a los soldados a un enorme precipicio.
Eso había sido obra de Curo, el pequeño conejito había creado eso, no tengo ni idea de cómo una criatura como él logro tal trampa pero lo consiguió.
Enseguida salió freía, creando un enorme remolino de fuego que envolvió en llamas a los soldados.
En mi vida pensé presenciar algo así, la resistencia podía ganar, ellos eran los líderes de las regiones.
Para mi sorpresa el panorama cambio, un proyectil enorme salió del remolino disipando el fuego, unos hombres vestidos de forma diferente con una armadura verde aparecieron, según lo que Curo me dijo esos eran los generales.
Los primeros pasos se habían dado, era la hora de la verdadera batalla. Todos los guerreros de la resistencia salieron de sus escondites, los pocos de la región del hielo armados con espadas de diamante solido  creadas por Iara fueron los primeros; muros de roca se levantaban ante el paso de los soldados haciéndoles estrellarse de lleno contra ellos, eso era obra de Curo guardián del subsuelo de 55 cancri e, la gente de Curo eran todos como pequeños castores con habilidades de topo, entre 3 de ellos eran capaces de levantar uno de esos muros, desaparecerlo y moverlo. De los aires bajó Cairus, sus ojos de reptil estaban especialmente grandes, batía unas enormes alas para después bajar en picada arremetiendo al enemigo con su espada. 
Llamas rojas carbonizaban a los que tenían la desdicha de toparse con Freía, la hija de la estrella 55 cancri a.
Sin previo aviso Sairo salió de entre los bosques, llevándose consigo a todos los soldados que intentaban frenarlo, de un solo golpe acabo con una decena de individuos que se atravesaron en su camino.
Abajo había una pelea sangrienta, sangre de todos colores comenzaba a teñir el suelo con una mezcla nauseabunda y terrorífica.
Busque a Iara con la mirada y la encontré, caminando entre el campo de batalla sin inmutarse ante los horrorosos asesinatos que presenciaba por todos lados, con paso seguro se dirigía a los generales.
Uno de ellos se percató de su presencia, mando a uno de los soldados con lanza fuegos, el sujeto apuntó su arma directo a Iara que caminaba como si nada; mi cuerpo se tensó, comencé a sentir un hormigueo en los labios. El individuo disparo  directamente contra Iara sin que nada amortiguara el impacto de las llamas.
¡Iara!...

*********
Iara
Había esperado este momento, por fin podría vengarme de esos malditos, disfruté cada paso que me acercaba para poder acabar con ellos de una vez.
Un soldado de nivel 1 se acercó con un lanza llamas, sonrió y disparó.
Di un salto evitando el impacto, aterrice justo detrás de él, tome su cuello lo congele y lo rompí de un solo golpe, el cuerpo inerte del soldado cayó al suelo ante la mirada de sus compañeros.
-Un  gusto, generales –hice una reverencia burlona antes de arrojar dos estacas de hielo a unos soldados que se acercaban a mi espalda.
Respiré profundo, y me preparé para la batalla, justo al centro en donde me entraba cree una tormenta de nieve, el hielo me hacía sentir más fuerte, no me contuve y deje escapar una sonrisa.
Soldados corrían de un lugar a otro tratando de rodearme, cuando sentí que estaban en círculo perfecto lance una lluvia de diamantes afilados que atravesaron sus cuerpos, cada soldado que veía era asesinado de diferente forma, atravesados con mi brazo convertido en lanza de diamante, congelados, decapitados, había muchas formas de matar y yo las conocía bien.
*********
Violeta
Iara se había convertido en un remolino de caos y destrucción, su cabello se había puesto de un color plateado y se movía de un lado a otro, sus ojos eran de un azul incandescente, era como si fuese otra persona, nunca pude haber imaginado que la dulce Iara fuera capaz de acabar con la vida de otro ser vivo de una forma tan sádica, claro estaban en guerra, pero aun así yo no me creo capaz de realizar algo así.
Iara continuo con sus golpes, pateaba, congelaba y atravesaba con su brazo transformado en diamante todo lo que estaba a su paso.
Un ruido inesperado me hizo dar un salto, a mi espalda se encontraba uno de esos soldados, me veía detenidamente, sus ojos me analizaban con detalle.
Titubeé un poco y lo amenace con el arma de Curo. El soldado avanzó hacia mí con una especie de palo luminoso, cerré los ojos y dispare el arma, me prepare para mentalmente para la escena que vería, esperaba encontrar un soldado desecho hecho cenizas, aplastado o quizás congelado.
Abrí mis ojos con temor, y lo vi todo, el soldado parado a poco más de 5 metros frotando levemente sus ojos, mire hacia el campo de batalla y todas las miradas apuntaban asía mí.
**********
Iara
Solo me separaban unos 4 metros del general más cercano, estaba lista para atacar, sería algo rápido y podría pasar al siguiente, era un blanco fácil, preparé una afilada estaca de hielo.
-Llego tu hora –dije antes de atacar al general. Cuando estaba lista para hacerlo un rayo de luz blanca salió desprendido desde el punto en el que se encontraba Violeta; di la vuelta lo más rápido que pude y me dirigí a ella.
-¡Violeta! –grité al ver que uno de los soldados se acercaba a ella con su arma…

**********
Violeta.
“¿Qué me pasa? No puedo moverme”
El soldado dio un salto hacia mí, no había manera de que yo pudiera evitarlo, mis piernas estaban rígidas y pesaban como plomo, me era imposible moverlas.
-¡Violeta!
Escuché la voz de Iara, segundos después una estaca de hielo atravesó el cráneo del soldado provocando que callera al suelo sin vida.
Mis manos temblorosas aun sostenían el arma de Curo, no podía hablar, estaba tan asustada como lechón en carnicería.
-Violeta…
Un golpe en mi mejilla me derribo al instante, Iara parada frente a mí con la mano aun en el viento.
Miré al campo de batalla, todos se habían detenido a contemplar la escena, Sairo movía su cornamenta en señal de negación.
Iara caminó hasta mí, me tomó del brazo fuertemente y me arrastró dentro del bosque. Traté de seguirle el paso pero me era imposible, me llevaba literalmente a rastras, no entendía que era lo que pasaba hasta que esta se detuvo de golpe.
Iara no dijo nada, me dejo  entre la nieve como si yo fuera solo un costal que había cargado consigo y camino dos metros asía atrás, estiro los brazos en dirección al cielo, sus ojos comenzaron a brillar y una nueva tormenta de nieve calló, esta vez con más fuerza, me era prácticamente imposible lograr ver algo en aquel lugar, el frio era penetrante, sentía como mis músculos se contraían y mis huesos se comenzaban a congelar.
-Vamos, no es momento para que descanses –Iara estaba frente a mí, se había inclinado para lograr ver mi rostro –rápido –ordeno con voz firme.
-¿Qué pasa? –pregunte con la poca fuerza que tenía.
Iara no dijo nada, solo tomó mi cuerpo entumido entre sus brazos y se echó a correr.
Esta vez el cuerpo de Iara se sentía cálido, era como si me hubiesen colocado una frazada caliente, mis músculos se relajaron y mis huesos dejaron de doler.
Corrió una distancia impresionante, de lo que era el campo de batalla ya no quedaba nada, no sabía que tan lejos quería llevarme, esperaba que corriera por un rato más pero para mi sorpresa se detuvo de golpe y me bajo, dejándome de pie frente a ella.
-Violeta –dijo de una forme que no me agradó en lo más mínimo –perdón por haberte traído… yo no esperaba que esto pasara –Iara dio un fuerte golpe a la roca gigante que estaba a un lado –quiero que entres, allí encontraras unas ropas, quiero que te las pongas, los alfa no tardan en llegar, cuando termines quiero que te quedes detrás del cristal que colocaré en caso de que… de que… yo –tenía miedo de lo que Iara digiera, aunque en el fondo sabía perfectamente a lo que se refería –lo colocaré de ser necesario, si eso ocurre quiero que pongas el brazalete cerca de tu pecho y pienses en tu familia, en tu casa, en tu planeta y que desees volver, ¿entendido?
Me remití a asentir con la cabeza.
-Volverás a comer helado –Iara sonrió.
-Iara –estaba dispuesta a decirle lo que sentía –yo.
Sentí como la mano de Iara me arrojaba dentro de la roca antes de terminar. Al entrar se trataba mejor dicho de una cueva, muy iluminada, en una roca plana parecida a una mesa había un traje parecido al de Iara, me quité mi ropa y me lo puse lo más rápido que pude.
                                      **********
Iara
Respiré profundamente y me prepare para lo que viniera, sentí unas vibraciones por mi costado izquierdo giré rápidamente pero un disparo me tomo por sorpresa del lado derecho.
Una carcajada de burla hizo retumbar el bosque, me levanté de un salto para aparentar que no me había afectado en lo absoluto aunque la verdad fuera otra, podía sentir como tres de mis costillas habían tronado por completo.
Un nuevo proyectil se disparó contra mí, rodé por el piso esquivándolo con éxito para después levantarme lo más rápido que pude.
Un ser parecido a un humano se encontraba frente a mí, la única diferencia entre él y un humano eran esos pequeños cuernos que sobresalían de su frente; tenía el aspecto de un humano de unos 25 años, fuerte y joven, de 1.90 mtz y piel clara con cabello rojizo.
-Entrégame a la chica –ordenó Alfa.
-Te mataré –sentencie sin tomar en cuenta su orden.
Alfa sonrío sínicamente, después de eso sentí un viento suave para después encontrarme con que estaba detrás de mí con su mano en mi hombro, no pude ver sus movimientos.
-Puedo oler tu miedo, es tan excitante –se acercó a mí y besó mi mejilla –eres muy fría, tu padre el señor de los hielos estaría muy orgulloso.
Alfa sabía quién era mi padre, no dudo que supiera de mi doble habilidad.
-Me emociona tener la oportunidad de acaba con la hija del príncipe –soltó una sonora carcajada –princesita ¿no piensas hablar?
Ese sujeto lo había logrado, colmó mi paciencia, de un giró rápido lo golpee en la cara, justo en el mentón, para mi sorpresa ni siquiera logre mover alguno de sus cabellos.
-Esperaba más –dijo antes de sujetarme por el cuello y elevarme más de un metro del suelo –princesita –Alfa me arrojo contra un árbol provocando que mi cuerpo lo atravesara dejándome a más de 10 metros de distancia de donde me encontraba.

Retiré una estaca de 30 cm de mi vientre y me levanté corriendo asía él. 
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4 comentarios:

  1. Interesante me agrade k estés subiendo los capitulo ya diarios

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  2. Gracias a las que has seguido la historia :) esto no es todo, aun faltan personajes que ya irán conociendo hasta pronto.
    :)

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    Respuestas
    1. hola! aca termino o hay mas capitulos??

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    2. sera posible conocer el resto de la historia o donde la podemos encontrar gracias es muy buena

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