Capítulo octavo.
Un resplandor comenzó en mi muñeca hasta
cubrir mi cuerpo por completo, cerré los ojos tres segundos y cuando los abrí,
todo había cambiado, no estaba el mi habitación, me encontraba en una especie
de campo árido, a unos 200 metros de mí se escuchó un gran estruendo, por
reflejo corrí en dirección a la columna de humo que se levantaba.
Iara se encontraba en la orilla de ese enorme
cráter, quizás ella lo había provocado, una explosión así no podía ser causa de
un humano.
Me acerque a ella para saber qué era lo que
ocurría, Iara se giró y quedo de frente a mí, sus ojos tenían un color azul
eléctrico, sus pupilas estaban muy dilatadas y su rostro estaba tan pálido como
el papel, mi corazón se aceleró y corrí hasta ella, a escasos dos metros de
distancia sentí el impactante descenso de la temperatura, parecía el polo norte,
sentía como ese frio penetraba en mis huesos y amenazaba con congelarlos;
dudosa acerque mi mano a Iara, acaricie su mejilla, ella parecía no notarlo,
estaba ida, comencé a moverla pero no reaccionaba, de mi garganta salió un
ligero intento de gritar su nombre, para mi desgracia fue más bien algo
parecido a un carraspeo.
El cuerpo de Iara de elevo unos 50 cm del
suelo, sus ojos se pusieron de un azul tan oscuro que fácilmente se podrían
confundir con un color negro, toda la temperatura alrededor bajo de golpe,
copos de nieve comenzaron a caer del cielo.
Mi cuerpo se tensó, una alarma de peligro me
recorrió el alma, tome aire y grite con todas mis fuerzas – ¡Iara!
Copos de nieve que caían del cielo se
quedaron suspendidos en el aire, sentí unas palpitaciones, el medallón comenzó
a brillar, me abrase a Iara con todas mis fuerzas, el mundo pareció convertirse
de un momento a otro en un carrusel gigante, el paisaje a lo lejos se fue
desvaneciendo poco a poco hasta desaparecer por completo, traté de mantenerme despierta
pero no pude, perdí por completo la noción del entorno, del tiempo y de mí…
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Hola me gusta tu historia pero no la dejes asi.que me puse mal.escribes bien diferente.dios te bendiga.
ResponderEliminarMe dejaste en la intriga....
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