Capítulo 23
ALEJANDRA
Por fin llegamos a casa. Por fin pude soltar
la mano de Víctor y respirar tranquila. Había sido un día de lo más angustioso.
Cuando vi a Felipe en el parque abracé muy fuerte a Abi, tan fuerte que se
quejó riéndose. Creí que si apretaba fuerte los ojos, él desaparecería, pero
no, cuando los volví a abrir él seguía allí, al lado de Rebeca, la que fue mi
mejor amiga y por la que me dejó, mirándome fijamente. El miedo me consumía, lo
veía viniendo hasta donde estábamos y llevándose a nuestro hijo pero no,
ninguno de los dos se acercó. Siguieron con su paseo y yo pude volver a
respirar. Aunque no los volvimos a ver, no volví a estar tranquila en el resto
del día. Los chicos siguieron jugando con sus coches y yo me volví a sentar con
las chicas. Mi madre me miraba preocupada, creo que también lo vio y entendía
mi miedo, pero no dijo nada. Después de
un rato mas de juegos y risas, vinieron hasta nosotras para decirnos que
estaban hambrientos por lo que fuimos al restaurante que había dentro del
parque. Todos estaban felices y charlaban animadamente pero yo no tuve apetito,
me obligué a comer cuando Abigail notó mi preocupación. Me preguntó varias
veces qué me pasaba pero yo solo le sonreí y la besé obteniendo como respuesta
su preciosa sonrisa. Aún me sorprendía a mí misma, solo con sus besos mi cuerpo
se llenaba de paz, pero ese día la preocupación era muy fuerte aunque intenté
disimular lo máximo posible. Cuando terminamos de comer, dimos un paseo, vimos
los patos, los chicos jugaron un rato
mas y, por fin, nos fuimos a casa.
Al llegar mandé a Víctor a la ducha, mi madre
fue a la cocina y Abi y yo nos sentamos en el sofá.
-
Vida...- Me dijo preocupada tomándome
de las manos. Desde que nos habíamos dicho que nos amábamos, Abigail dejó de
decirme preciosa y pasó a llamarme vida y a mí se me derretía el corazón cada
vez que me lo decía-... ¿qué ha pasado? Estábamos bien y de repente te he
notado preocupada y pensativa. Sé que no estás bien, aunque me hayas dicho que
no pasa nada, se que algo pasa- había pensado no decirle nada, pero su
preocupación me hizo decírselo.
-
Cuando estabais jugando... he visto a
Felipe- ella enseguida frunció el ceño.
-
¿Felipe?
-
Si, estaba en el parque con
Rebeca...Nos hemos quedado mirando unos segundos y luego ha mirado al niño...
Rebeca ha tirado de él y han seguido andando... me he temido lo peor- mi voz
tembló y ella rápidamente me abrazó con fuerza y me consoló.
-
Vida no pasa nada, ha sido una
casualidad, a lo mejor están de visita o algo.
-
¿Y si no es así?- me separó de ella
para mirarme a los ojos y me limpió las lágrimas de mis mejillas.
-
No podrá hacer nada, él no lo quería,
no puede venir después de nueve años exigiendo nada- me volvió a abrazar y besó
mi frente tranquilizándome- ¿Quieres que me quede a dormir contigo?- asentí-
genial, no te quiero dejar sola.
-
¿Es eso o es que quieres cenar
lasaña?- las dos nos reímos y ella empezó a hacerme cosquillas. La amaba
tanto... Amaba como ponía todo de su parte para hacerme sentir bien.
Seguimos
jugando y de repente Víctor saltó encima de Abi con su pijama ya puesto y su
pelo peinado con la ralla a un lado oliendo a colonia de bebé. Éramos una
pequeña familia y los amaba con todo mi ser.
Cenamos los
cuatro y, después, juntas acostamos a Víctor que cayó rendido, había gastado mucha
energía con Santiago y con su mami y casi se tenía en pie en la cena.
Al salir del
cuarto de mi hijo, mi madre nos esperaba para hablar, la verdad es que yo lo tenía
decidido, no había nada que decir. En el caso de que la estancia de Felipe en
la capital fuera por Víctor, yo no le permitiría verlo pero la contestación de
mi madre me trastocó.
-
Cariño, no puedes prohibir a tu hijo
que vea a su padre.
-
Mamá te recuerdo que ese hombre no
quiso que tuviera a mi hijo en ningún momento. Si hubiese sido por él, Víctor
no estaría con nosotras.
-
Lo sé, cariño, pero tú piensa en un
futuro no muy lejano, cuando Víctor
tenga unos años más, que pasaría si él intentara buscar a su padre y Felipe le
contara que no lo dejaste verlo, ¿crees que te lo perdonaría?- mi madre tenía
razón y eso me angustiaba aún más. Miré a Abi y ella apretó mi mano y con la
otra acarició mi espalda.
-
Sé que no debo meterme, pero...- dijo
midiendo sus palabras pero antes de que siguiera, mi madre la cortó.
-
Cariño, tú eres parte de esta familia y
tu opinión es tan importante como la nuestra- puso su mano sobre las nuestras
para reconfortarla y Abi esbozó una sonrisa tímida y asintió.
-
Vida pienso igual que tu madre... Pero
por otro lado... Pienso que si él no dice de buscarlo no deberíamos hacer nada
al respecto, es decir, mientras él no aparezca, no buscarlo nosotras y no
decirle nada a Víctor, no podemos ilusionarlo diciéndole que su padre está aquí
si luego Felipe no lo quiere ver.
-
Me parece bien- asintió mi madre- ¿qué
te parece cariño?- las dos me miraron.
-
Sigo pensando que no quiero a ese
hombre cerca de mi hijo- suspiré- pero si lo busca... Concretaremos algún tipo
de visita, si el niño quiere- puntualicé rápidamente- no lo obligaré si él no quiere.
-
Bien- concluyó mi madre- bueno, yo me
voy a la cama, hoy ha sido un día agotador- besó mi mejilla y la de Abi- que
descanséis.
-
Buenas noches- nos despedimos al unisonó.
-
Sabes...- rompí el silencio que se
había creado cuando mi madre se fue- si no fuera por lo de Felipe... Hoy habría
sido un día genial... Me lo estaba pasando muy bien hasta que lo vi, pasar los
días en familia, disfrutando de tus caricias y tus besos sin importarme que la
gente me mire... es genial... Solo tú, nuestro hijo y yo... Es simplemente
fantástico- ella besó mis labios lentamente, separándose luego de unos segundos
para mirarme a los ojos.
-
No te olvides de la abu y del tito
Santi- nos reímos- aún no creo que Víctor me quiera tanto como para decirme
mama, se me hace un nudo en la garganta cada vez que me lo dice, no puedo evitar
emocionarme, os amo a los dos y daría mi vida por vosotros- ahora fui yo la que
la besé con más fuerza. Tenía todo lo que siempre había querido, y me amaba, ¿qué
más podía pedir? Me separé para hablarle.
-
No quiero esconderme amor...no quiero,
quiero que todo el mundo vea que soy la mujer más afortunada del mundo por
tenerte a mi lado- ella sonrió.
-
La afortunada soy yo, haber encontrado
una mujer tan maravillosa como tú era sencillamente imposible para mí- me besó-
te amo- me volvió a besar- y lo quiero todo contigo, todo, incluso cosas tan
tontas como ir a trabajar de tu mano.
-
Yo también quiero amor, mañana mismo
lo haremos- sonreí al ver su cara sorprendida- ¿o no quieres?
-
Si, si quiero, pero creía que querías
esperar a decírselo a Carolina- me había olvidado completamente de Caro.
-
Cierto- nos reímos- la voy a llamar
ahora mismo para decírselo- me iba a levantar para ir hasta mi bolso donde
tenía el móvil pero Abi me paró.
-
¿No crees que es muy tarde?- negué con
la cabeza.
-
No, Caro nunca se duerme antes de la
una, no sé cómo puede ir tan fresca a clase habiendo dormido tan poco- me
levanté y cogí me teléfono de mi bolso.
La
conversación fue relativamente corta, apenas diez minutos, ya que quedé con
ella en contarle lo que quisiera al día siguiente. Creo que hasta que no me
viera al día siguiente con Abi no se lo creería. Flipó bastante y mañana
tendría que darle más de una explicación y lo haría encantada, quería que el
mundo entero supiera lo que amaba a esa mujer.
Mientras que
yo hablaba con Caro, mandé a Abi a la cama por lo que, cuando colgué teléfono,
entré a mi cuarto encontrándome a Abi ya acostada esperándome con una gran
sonrisa. Era la imagen más bonita del mundo. Fui a lavarme los dientes y cuando
volví cogí mi pijama y comencé a cambiarme delante de ella. Sus ojos se
abrieron con satisfacción y su media sonrisa me indicó que le estaba gustando
lo que veía. Hacía frío, pero me recreé todo lo posible viendo como ella se
movía en la cama a causa de la excitación. Cuando terminé de cambiarme, me subí
en la cama gateando hasta ella besándola cuando nuestras caras se encontraron.
-
¿Te ha gustado lo que has visto?- le
dije en apenas un susurro.
-
No sabes cuanto... eres cruel... si
estuviésemos en mi piso en estos momentos, estarías gritando de placer- metí mi
mano por dentro de su pijama y apreté su pecho viendo como ella cerraba sus
ojos, se movía y suspiraba. Yo comencé a besar su lóbulo y la parte de detrás
de su oreja, era su punto débil, sus profundas respiraciones me lo confirmaban
cada vez que lo hacía- Alejandra...
-
Um uh...
-
No...- no quería separar mis labios de
su dulce piel pero los separé unos segundos para susurrarle al oído.
-
Vamos cariño, te prometo que no haré
ruido- le dije con voz seductora mientras que acariciaba su entrepierna
aplicándole presión de vez en cuando- me has convertido en toda una adicta...
ya no me sacio tan fácilmente- su media sonrisa volvió a su boca. Agarró mi
cara y me besó con ansias. Enseguida su lengua pidió entrada y yo la dejé
entrar reconociéndonos la una a la otra. Sus manos se hundieron rápidamente
dentro de mis pantalones buscando el filo de mis bragas empapadas, yo la imité
pero yo metí directamente mi mano dentro de sus bragas hundiendo mis dedos
entre sus pliegues resbaladizos, estaba tan húmeda...- ¿esto es por mi
striptis?- le dije divertida y ella me sonrió.
-
Si mi vida, eso es lo que causas en
mi, solo con verte- se lanzó a mis labios mordiendo mi labio inferior.
Comenzamos a
estimularnos la una a la otra. Disfrutando de cada beso, cada caricia y cada
roce hasta que las dos nos fundimos en un orgasmo silencioso. Cuando nuestras
respiraciones se tranquilizaron, apoyé mi cabeza en su pecho y me dormí notando
como Abi me acariciaba el pelo y me decía que me amaba.
Íbamos en el
coche de Abi camino de la facultad. Mi chica conducía con una mano mientras que
con la otra sujetaba la mía y le daba besos de vez en cuando. Era tan cariñosa.
Disfrutaba de todo el rato que estaba con ella pero la verdad es que estaba un
poco nerviosa por la reacción de todos al vernos llegar juntas. Llegamos al
aparcamiento reservado para profesores y Abi aparcó en su plaza, apagó el motor
y me miró.
-
¿Preparada?- me dijo sonriente y yo
asentí. Besó rápidamente mis labios y abrió su puerta- Vamos.
Las dos nos
bajamos y sacamos del maletero mi bolso y su maletín. Cerró el coche y me
agarró de la mano llevándola, antes de empezar a andar, a sus labios para
besarla. Fuimos charlando mientras recorríamos el largo aparcamiento hasta una
de las puertas de la facultad. Cuando estábamos llegando a la puerta nos
encontramos a José, uno de mis profesores. Seguro que me puse como un tomate
cuando ella se paró a saludarlo y él le dio dos besos y un pequeño abrazo.
-
Buenos días Alejandra- me dijo al
separarse de Abi, me sorprendió como él, con toda naturalidad, se acercó y me
dio dos besos.
-
Bu-Buenos días Don José- el se echó a
reír poniendo sus manos en su gran panza.
-
Alejandra, cuando no estemos en clase
puedes llamarme José. Abi me ha hablado tanto de ti que es como si ya nos
conociéramos de mucho tiempo- posiblemente me sonrojé ya que Abi sonrió y me
abrazó con su mano libre besando mi sien- por cierto, ¿qué te pareció al
práctica que mandé el último día?
-
Bastante entretenida- le sonreí
agradeciendo el cambio de tema.
-
Eso pensé yo, bueno- miró su reloj de
pulsera- voy al despacho a por unas cosas, ¿nos vemos luego para comer?- dijo
ya alejándose.
-
No, hoy no, voy a recoger a Víctor- le
dijo con una gran sonrisa.
-
¡Oh!- dijo él sonriente- que te
diviertas con el pequeñajo- Cuando José se fue la miré interrogante y ella me
sonrió.
-
Le he hablado mucho a José de tu hijo,
puede que casi más que de ti- dijo riéndose. Me pareció tan tierna que no pude
evitar besarla.
-
Querrás decir de tu hijo ¿No?- ella no
contestó pero vi en su mirada toda la felicidad y el amor que esa afirmación le
daba. Besó mis labios lentamente.
-
Te quiero.
-
Y yo a ti, amor.
-
¿Vamos?- asentí y volví a agarrar su
mano.
Cruzamos las
puertas de la facultad la cual ya estaba llena de alumnos corriendo de un lado
a otro. Me puse un poco nerviosa ya que algunos de ellos nos miraban pero Abi
apretó mi mano y la miré, se veía tan feliz y segura de si misma que todas mis
preocupaciones se desvanecieron.
Fuimos
avanzando por los pasillos. Yo creía que íbamos hasta su despacho pero ella se
paró en uno de los ascensores.
-
¿Qué haces? ¿No vamos a tu despacho?
-
Pensaba acompañarte a tu clase.
-
Cariño no es necesario- el ascensor se
abrió y me metió dentro- eso significa que me vas a llevar aunque no lo sea-
ella sonrió y aprovechó que estábamos solas en el ascensor para darme un último
beso.
Las puertas
del ascensor se abrieron y el ruido de toda la gente volvió a resonar. Giramos
a la derecha y comenzamos a avanzar por el pasillo. Antes de llegar a la puerta
donde varios grupos de alumnos se agolpaban charlando, Abi se paró para
despedirme. Pude ver entre la gente que estaba allí a Caro con las chicas que
me miraban fijamente, Caro con una sonrisa y las demás... bueno, si las miradas
mataran... yo habría muerto por combustión espontánea. Abi me sonrió
-
Bueno, no ha estado tan mal ¿no?- nos
reímos.
-
La verdad es que no, podría hacerlo
así el resto de la carrera- Abi me sonrió aún mas y me dio un pequeño beso en
la mejilla.
-
Que pases un buen día.
-
Tú también- Se giró y se fue por donde
habíamos venido. Yo me quedé mirándola hasta que desapareció de mi vista y
suspiré. Bien vamos allá...
Las chicas
había entrado pero Caro me esperaba en la puerta con una gran sonrisa.
-
Hola- le dije cuando llegué hasta a
ella.
-
Buenos días- me dijo con voz
cantarina- hoy no has hecho muchas amigas sabes- empezó a reírse y echó su
brazo por mis hombros- si hubieses visto la cara de Melisa... estaba flipando,
aunque debo decirte que mi cara de sorpresa era parecida. Tienes que contarme
todo.
-
Lo que quieras, Caro.
Nos sentamos
en una fila detrás de las chicas ya que no nos habían guardado sitio. Aun no
había llegado el profesor por lo que seguimos hablando, aunque no de ese tema.
En ese instante Melisa se volvió.
-
Que calladito te lo tenias ¿no?
-
¿El qué?- me hice la tonta.
-
No sabíamos que eras de esas, Ale-
dijo otra de ellas.
-
¿De esas?- disfrutaba haciéndolas
rabiar.
-
Si, lesbiana.
-
¡Ah! Eso, y por qué debería de
decíroslo- la reté con la mirada.
-
Todo el mundo dice que la profesora
Montenegro es una picaflor- arremetió Melisa- ¿Qué dirá cuando se entere de que
la pobre Alejandra es una madre soltera?- dijo con fingida pena- Seguro que
sale corriendo- la cuatro se rieron. Yo empecé a reírme cosa que hizo que ellas
dejaran de hacerlo y me miraran como si estuviera loca.
-
Bueno... esta mañana, cuando mi hijo
ha venido a despertarnos, como otros días, no se ha asustado, puede que mañana
si- su cara fue un poema- te tendré informada Melisa- sus ojos se estrecharon,
soltó un bufido y se volví para dejar de mirarnos y Caro y yo no pudimos evitar
echarnos a reír. Creo que estas chicas ya no se sentarán mas con nosotras...
ABIGAIL
Iba para mi
despacho después de tres clases seguidas. Tenía una hora de tutoría antes de ir
a por mí peque por lo que estaba deseando que pasara rápido lo poco que quedaba
de mañana.
Abrí la puerta
de mi despacho encontrándome dentro del a Silvia y a Antonio, sentados cada uno
en su mesa de trabajo y a Santi sentado en la mía con sus pies apoyados en mi
impoluta mesa de madera.
-
¡Eh! ¡Los pies al suelo!- él los bajó
inmediatamente fingiendo estar asustado y los dos nos reímos. Santi se puso de
pie y me dio dos besos.
-
Hola guapísima, estás radiante- me
senté en mi sillón y él se fue a una de las sillas que había en la otra parte
de la mesa.
-
Tú también, hoy te veo con un brillo
especial en los ojos, ¿por qué será?- le dije con un poco de rin tintín
sabiendo los dos que me refería a nuestro viaje al sex-shop.
-
No lo sabes tú bien- se acercó a mi
apoyando sus brazos en la mesa para hablarme más bajo- hemos probado la bolsa entera
-
No- dije incrédula
-
Desde la tarde que fuimos hasta ayer
por la noche, todo.
-
Ya decía yo que te veía más delgado-
empecé a reírme a carcajadas- tengo que ver a Esther.
-
Me ha dicho José que te ha visto
llegar esta mañana muy contenta- me dijo cambiando de tema.
-
Si... no es para menos- nos sonreímos-
yo...- en ese momento tocaron a la puerta.
-
¿Se puede?- se escuchó a través de una
rendija de la misma. Esa voz era inconfundible para mí.
-
Si, pasa- la puerta se abrió y mi
chica entró con una gran sonrisa aunque se le desvaneció al ver lo acompañada
que estaba.
-
Si estás ocupada vengo en otro
momento- dijo dudando si avanzar más o salir del despacho. Yo me levanté y me
dirigí hacia ella.
-
Siempre tengo tiempo para ti preciosa-
besé su mejilla viendo por el rabillo del ojo como Antonio abría los ojos
sorprendido a la par que furioso- ¿pasa algo?
-
No, solo venía para verte antes de que
te fueras- me dijo tímida por toda la gente que teníamos alrededor. Me pareció
de lo más tierna.
-
¿Te acuerdas de mis becarios, Silvia y
Antonio? Chicos ella es Alejandra, mi pareja- Silvia se levantó de su silla con
una gran sonrisa y le dio dos besos a Alejandra. Y Antonio me miró con más odio
del que normalmente estaba acostumbrada.
-
Encantada Alejandra.
-
Lo mismo digo- le contestó mi chica.
Alejandra
saludó con dos besos a Santi y los cuatro comenzamos a hablar. Antonio
aprovechó que no le prestábamos atención para coger sus cosas e irse y yo lo
agradecí ya que no quería ni verlo. Estuvimos charlando un rato y después cada
uno se fue a su trabajo. Cuando Alejandra fue a irse, la agarré de la mano, la
tiré hacia a mi, la abracé y le di un pequeño beso en los labios, dejándola
irse totalmente colorada. Yo me volví y miré a Silvia con una sonrisa la cual
me miraba de igual forma.
-
Silvia, vámonos a casa, nos lo
merecemos. Tienes esta tarde libre- ella me sonrió y las dos cogimos nuestras
cosas para marcharnos.
Diez minutos
después estaba conduciendo en dirección al colegio de mi peque con unas ganas
tremendas de verlo. No veía la hora de estar con él y que me contara su día de
cole.
Llegué con mas
de quince minutos de antelación por lo que aparqué sin problemas y me fui a la
puerta a esperar que fueran las dos. Ya había madres en la entrada que, como la
vez anterior, me miraban y chismorreaban entre ellas, ¿acaso no se daban
cuenta de que casi podía escucharlas? Había una mujer mas mayor que las
demás que por la edad seguro que era una de las abuelas de los chicos que
hablaba tan alto que la escuché decir: “Esa es la lesbiana que ha engatusado a
esa chiquilla tan inocente” ¿Enserio? Si Alejandra era cinco meses mayor que
yo. Intenté ignorar a la señora aunque los diez minutos restantes no paré
de escucharla decir comentarios de ese estilo aunque todos y cada uno de ellos
me resbalaron. Alejandra me quería al igual que su madre y su hijo y eso era la
único que me importaba.
A las dos
justas, el timbre de la escuela sonó y sus puertas se abrieron dejando salir un
chorro de críos de distintas edades, todos ellos corriendo, riendo y chillando.
Las maestras no podía hacer nada para retener a esos torbellinos. Entre todos
ellos pude ver la cabecita castaña con su ralla en el lado y con sus gafitas de
pasta negra iguales a las que yo llevaba casi todos los días y las que ese día
había abandonado para decantarme por el modelo aviador. Al verme, como la vez
anterior, su cara se iluminó y corrió hasta mi tirándose a mis brazos. Yo lo
alcé y lo abrecé.
-
Hola cariño.
-
Hola mami, sabía que hoy vendrías a
por mí.
-
¿Si? Y eso por qué eh listillo.
-
La abu a veces disimula muy mal- nos
reímos. Vi a Dolores entre los niños y la saludé, ella, al verme, se acercó
enseguida.
-
Hola Dolores.
-
Buenas tardes Abigail.
-
¿Cómo se ha portado este renacuajo
hoy?
-
Bien, como siempre- se adelantó a
decir Víctor y las dos nos reímos.
-
Tengo que darle la razón a Víctor,
siempre se porta muy bien y siempre trae los deberes hechos.
-
Mi mami me ayuda seño- se abrazó a mi
cuello- es la mejor.
-
La verdad es que nunca necesita mucha
ayuda, solo que me pongo con él a hacerlos para que no se sienta solo y luego
cuando termina jugamos hasta que llega su mami, a que si cariño.
-
¡Sí!
-
Me alegra escuchar eso, siempre es
bueno que tenga un apoyo- miró a alguna madres que nos miraban
inquisitoriamente- y con las demás madres ¿cómo vas?- yo no pude evitar reírme.
Bajé a Víctor al suelo para que no prestara mucha atención a lo que iba a
decir.
-
Bueno... he pasado de ser “Esa” a ser
la “Lesbiana que ha pervertido a la madre de ese pobre chico” pero por lo demás
genial- dije con sarcasmo y la maestra de Víctor se rió.
-
Bueno, podía ser peor. El año pasado,
los padres de uno de los chicos se iban a divorciar y yo tuve un par de
reuniones con el padre para ver como afrontábamos esa nueva situación para el
crío y, no se porqué, ellas inventaron que los padres del chico se separaban porque
yo tenía una aventura con el padre- la miré con los ojos muy abiertos.
-
Joder...- dije en voz baja para que le
peque no me escuchase.
-
Si... aquí te montan una película en
menos de dos minutos.
-
Entonces, dentro de lo que cabe, he
salido bien parada ¿no?
-
Bueno, tú solo dales un poco de tiempo
y se inventarán algo mejor- las dos nos echamos a reír mientras las arpías
seguían cuchicheando descaradamente.
Nos despedimos
de la maestra y nos fuimos a casa. Que esas mujeres hablen lo que quieran,
no van a romper mi nueva familia..
ALEJANDRA
La semana iba
pasando y, gracias a dios, estábamos ya a jueves y Felipe no había dado señales
de vida aún. Esa semana, Abi y yo habíamos ido juntas a clase y poco a poco fui
conociendo a sus colegas de profesión. Todos fueron muy amables conmigo. Por mi
parte, en cambio, yo solo le presenté a Caro ya que las demás decidieron no
volver a dirigirme la palabra cosa que a mi me dio exactamente igual. Estuvimos
con Caro tomándonos un café en la cafetería y las dos se cayeron genial pero es
que cómo no le iba a gustar Abi si era la persona más maravillosa del mundo.
Mi madre ya
nos decía que a veces éramos muy cursis y muy pastelosas pero a mí me encantaba
estar así con ella.
Llegué al
despacho de Abi ya quería verla antes de que se fuese a casa. Toqué y sin
esperar permiso entré encontrándomela sola hablando por teléfono.
-
Perfecto... si, perfecto, pásate
mañana, si adiós- Colgó antes de que yo llegara hasta a ella, la abracé por la
cintura y le di un pequeño beso en los labios.
-
¿Con quién hablabas?
-
Con un socio de mi padre- noté en su
voz que no obtendría mas información pero no me pareció importante. Besé sus
labios muy lentamente- me encantan tus labios- me dijo en apenas un susurro.
-
Y a mí los tuyos... me he alegrado
mucho que no estuvieran tus becarios, me moría por besarte, ¿dónde están?
-
Hoy no han venido. Antonio no ha
venido desde el lunes, no me ha llamado, ni he recibido ningún tipo de
explicación y Silvia tenía que hacer unos papeleos y le he dado toda la mañana
libre, se lo merece después de todo lo que trabaja.
-
Qué buena jefa- le dije en tono de
broma.
-
Lo sé- me contestó con aires de
prepotencia. No pude evitar reírme- oye esta noche... qué te parece si nos
vamos al piso...- me pegó contra ella y me susurró al oído- llevo toda la
semana deseando hacerte el amor- esas palabras hicieron que una corriente
eléctrica recorriese todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies,
deteniéndose en mi sexo. Yo pensaba igual, también la necesitada.
-
Yo también preciosa- una sonrisa apareció
en sus labios.
-
Perfecto, cenamos en tu casa y, cuando
acostemos a Víctor, nos vamos a la mía ¿te parece?- yo la besé en contestación.
Podíamos habernos ido directamente a su casa, comer algo y perdernos la una en
la otra pero no, ella metió en la ecuación a mi madre y a mi hijo y ese detalle
me derritió el corazón.
Me despedí de
ella y me fui a mi última clase. Cuando salí de ella me fui en bus hasta el
trabajo donde no dejaba de pensar en la noche tan placentera que pasaría con
Abi. Haríamos el amor hasta caer exhaustas y, como ninguna de las dos tenía que
trabajar al día siguiente y yo no tenía clase, no nos teníamos que preocupar de
cuando eso pasara. No habría nada más que nosotras dos demostrándonos lo que
nos amábamos, intentando fundirnos en una sola.
El tiempo se
pasó excesivamente lento pero por fin terminó mi jornada de trabajo. Me fui en
bus a casa y allí estaban mis tres amores esperándome para cenar. Me duché en
un segundo y me puse ropa cómoda.
Los cuatro
disfrutamos de una agradable velada como tantas otras. Deseaba con todas mis
fuerzas que el resto de mi vida fuese así.
Me senté con
mi pequeño en el sofá mientras que mi madre y Abi recogían la cocina. Él
comenzó a contarme su día y yo le hacía cosquillas en la espalda y le
acariciaba el pelo. Unos minutos más tarde se nos unió Abi y mi madre.
Mi peque no
tardó ni una hora en caer rendido en los brazos de Abi y yo disfrutaba
muchísimo viéndolos así. Con sumo cuidado ella se levantó y lo llevó a su
cuarto y juntas lo arropamos. Podía ver el amor en los ojos de mi chica
mientras lo miraba y acariciaba su pelo.
-
Cariño...- dije en voz baja.
-
Si...- me miró a los ojos.
-
Quiero que seas la madre de Víctor-le
dije firmemente y ella me miró interrogante.
-
¿Qué?
-
Si... quiero que, legalmente, seas la
madre de Víctor. Si me llega a pasar algo en esta vida... no conozco a otra
persona, aparte de mi madre, que lo quiera más que tú y que lo fuera a cuidar
mejor que tú- una lágrima recorrió su mejilla y yo se la limpié con mi pulgar-
te amo mi amor.
-
Y yo te amo a ti, mi vida- me besó-
sois mi vida, los dos y nada en este mundo me haría mas feliz que ser su
madre... pero pienso que debemos hacer las cosas poco a poco y en orden.
Primero quiero buscar un apartamento o una casa en las afueras donde podamos
vivir los cuatro.
-
Me encanta esa idea- le sonreí- no
puedo esperar el momento de hacerla realidad- nos besamos.
-
Bueno, será mejor que salgamos del
cuarto de Víctor antes de que lo despertemos- le asentí sonriendo y juntas
salimos de la habitación de nuestro hijo.
Ya le había
contado a mi madre que esa noche no dormiríamos allí por lo que solo nos
quedaba coger mis coas e irnos. Abi se sentó en el salón para charlar con mi
madre mientras que yo preparaba un poco de ropa. Cogí un poco más de la
necesaria porque pensé en dejar alguna en casa de Abi. Cuando lo tuve todo
listo fue al salón con una gran sonrisa.
-
¿Nos vamos?- Abi me asintió y se
levantó del sofá- Bueno mamá, nos vemos mañana, si necesitas algo no dudes en
llamar.
-
Vale cariño- en ese instante el
teléfono fijo de casa sonó. Como yo era la más cerca a él lo cogí para aceptar
la llamada de un número desconocido.
-
¿Sí?
-
¿Alejandra?- era una voz masculina que
no conocía, dudé por unos segundos si contestarle o no pero al final lo hice.
-
Sssi, sí, soy yo, ¿quién es?
-
Oh, bien, joder, era la quinta vez que
lo intentaba- miré a mi madre y a Abi y las dos me miraban preguntándome con la
mirada de quién se trataba y la verdad era que ni yo lo sabía.
-
Por favor, me puede decir quién es-
insistí.
-
Soy Felipe.
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Xiion - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Uy se viene lo bueno
ResponderEliminarLas amo a las dos son hermosas ,y este mal padre viene a no.se. que espero que todo salga bien y feliz muy felizz de volverte a leer sos.talentosisimaa tu historia me transporta gracias ROSANA DE ARGENTINA
ResponderEliminarAntonio brilla por su ausencia desde que Abi le dice que Alejandra es su novia.El azaroso de Felipe se quiere poner creativo hasta que Rebeca lo agarre.Creo que Abigail la llamada que hizo es para asesorarse...
ResponderEliminarQue cosas.... espero que Felipe llegue con arrepentimiento y deje hacer su vida a Ale ...
ResponderEliminarVisibilidad amiga, visibilidad... Y ahora, drama.
ResponderEliminarDeseando leer el siguiente capítulo. Un abrazo
Ahora si se va a liar. un poco de emocion me gusta
ResponderEliminarNO SÉ POR QUÉ, PERO ESTOY SEGURA QUE ESTA HISTORIA YA LA LEI, O SEA ES IGUAL A UNA QUE LEI
ResponderEliminarMira bonita yo doy fe de que xiion se parte la cabeza cada vez que escribe un capitulo, alomejor se puede parecer a alguna historia pero ni mucho menos la ha copiado y cada vez que hace un capitulo se esfuerza en pensarlo, asi que si no te gusta no la leas
EliminarDios ahora se pondra interesante, vamos a ver a que viene ese hombre... Gracias por esta historia
ResponderEliminarhola he leido todas tus historias xion en verdad me encanta lo que escribes, y en cada historia se nota tu creatividad, tu ingenio, tu madurez, tu ........, me fascina, todos los dias ansio que suban tu historia, me transportas, felicidades sigue haciendonos soñar. mexico
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA,PPERDÓN PERO YO NUNCA DIJE QUE LA HISTORIA NO ME GUSTABA, SINO QUE SE ME PARECÍA A UNAQUE HABÍA LEÍDO
ResponderEliminarXIION NENA SI TE MOLESTÓ EL COMENTARIO, AH Y SI ME GUSTA LA HISTORIA, NO COMO DICE TU AMIGUITA
ES MÁS ENTRE SÓLO PARA VER SI YA ESTABA LA CONTINUACIÓN
SALUDOS
ATT: GISSEL
Cada vez se pone mas interesante ,espero leer pronto el proximo capitulo para no infartar con la espera. ; )
ResponderEliminarY ya te lo tengo dicho tanto en tu otra historia como en esta mr encanta como escribes y eres una de mis favoritas
Besos
M.S(galicia)
Me encanta... esperando con ansias el siguiente capitulo y a Abi <3
ResponderEliminarSaludos
Haiad (Colombia)
Xiion donde esta nuestra dosis del Lecciones del destino ¡por favor!. Liliana
ResponderEliminar