21
Nora y Sara llegaron al
mismo tiempo a la casa de Mar. Eran cerca de las cinco de la tarde cuando ambas
coincidieron en la puerta de entrada. Ciertamente no les dio mucho gusto
encontrarse ya que eso significaba que ninguna de las dos estuvo acompañando a
las supuestas primas durante el día. Bueno, tendrían que pensar en una mejor coordinación,
pensó Nora y supuso que Sara estaría de acuerdo.
Fue Mar quien atendió
la puerta y las dejó entrar. Sara la saludó con un beso rápido en los labios y
Nora con otro en la mejilla.
“¡Luna!”, llamó Mar. La
galáctica bajó las escaleras hasta donde las otras tres se encontraban y
procedieron los respectivos saludos.
“Sara, ¿podrías
acompañarme al hospital?”, preguntó Mar a su cuasinoviamanteloquesea con una
sonrisa radiante.
“Claro”, contestó de
inmediato Sara, entre muy alegre y confundida con la muestra de afecto de Mar.
“¿Se van justo ahora?
Quisiera acompañarlas y ver la evolución de Hugo”, dijo Luna.
“No, Luna. Es
suficiente la compañía de Sara. Mejor quédense Nora y tú a aprovechar que
tienen la casa sola para ustedes”, indicó Mar, aún con la sonrisa.
Luna asintió,
poniéndose seria.
“Le diré a Hugo que
enviaste saludos, ¿de acuerdo?”, dijo Mar, viendo fijamente a Luna, quien por
fin se relajó un poco.
“Bien. Tengan cuidado.”
“Yo la cuidaré, Luna.
No te preocupes”, dijo Sara.
“Hasta luego, Nora”, se
despidió Mar, finalmente.
“Hasta luego”, contestó
la escritora.
La puerta se cerró,
dejando a Nora y Luna viéndola, ambas pensativas.
“Mar se veía con mucho
ánimo hoy. ¿Las cosas van mejor con Hugo?”, rompió el silencio Nora.
“Es correcto. La mamá de
Mar informó que el tío de Mar estaba despierto y salvo por el contexto clínico,
parecía el mismo de siempre”
“Esas son buenas
noticias, ¿cierto?”
“Es correcto”
“¿Entonces por qué
luces preocupada, Luna?”
Nora tomó a Luna con la
guardia baja. La alienígena se relajó visiblemente tras la pregunta de la
escritora,
“Me gustaría estar
presente en el encuentro entre Mar y el tío de Mar”
“¿Segura es solo eso?
Quizá lo que te preocupa es que sea Sara la que esté presente junto a Mar”
Nora logró capturar la
mirada de Luna, intentaba encontrar
alguna otra verdad en sus ojos.
“Mar decide con quién
estar”
“Yo lo puntualicé
porque sé que Sara no te parece la mejor opción para Mar”
“Las decisiones de Mar
no son de mi incumbencia”, zanjó Luna.
“De acuerdo”
El silencio volvió a
invadir la pequeña recepción de la casa de Mar. Nora carraspeó un poco para
llamar la atención de Luna, pero la galáctica parecía continuar sumergida en
sus pensamientos.
“Luna, estar contigo es
agradable, sin importar el lugar… pero, ¿te parece si vamos a la sala o a tu
habitación? Me siento un poco tonta parada viendo una puerta”
“Sí. Vamos a mi
habitación”, dijo Luna, dirigiéndose casi en automático a la segunda planta.
Mientras Nora la seguía
por las escaleras pensaba en lo inmensamente feliz que había sido el día
anterior y en lo confuso que era todo ahora. Su Luna y Mar compartían un
vínculo poderoso que había tenido esperanzas de romper o por lo menos
debilitar, pero ahora no estaba segura. Si por lo menos Mar y Luna no hubieran
intimado, como estaba segura que había sucedido, entonces tendría una manera de
establecer algo único entre ella y la viajera sin tiempo ni espacio. Pero ya no
tenía ni eso. Ahora solo quedaba confiar en que la galáctica realmente quisiera
estar con ella.
Después de unos diez
minutos en completo silencio dentro de la habitación de Luna, Nora tomó la
iniciativa. Comenzó por besar el hombro de la galáctica, luego subió hasta su
cuello y al llegar a sus labios tuvo que esperar un poco para obtener una
reacción de la otra. Pero la obtuvo. Los besos de Luna no eran raros e
incómodos como ella. Los besos de Luna eran suyos en ese momento y así los
aceptaba Nora porque a veces no quedan otras ganas que las de aceptar lo que se
puede tener, aunque después se rompa la ilusión, aunque cuando la realidad
golpee con sus motivos y argumentos, tengas que aprender que los seres humanos
pertenecemos a momentos. Dichosos los seres sin tiempo ni espacio, pensaba
Nora, que no están obligados a sustraerse a instantes, porque para los seres humanos
esos instantes lo son todo.
Ni Nora ni Luna
tuvieron intenciones de ir más allá de
los besos. Cuando las miradas de ambas se encontraron estuvieron de acuerdo en
no forzar un nuevo encuentro.
***
“Luna es parte de tu
familia, ¿por qué no quisiste que nos acompañara?”, preguntó Sara en el autobús
hacia el hospital. Había pocos usuarios esa tarde y eso les permitió sentarse
juntas, casi al fondo del transporte.
“Bueno… ella es
familiar de mi papá, como ya sabes, no de mamá. Además apenas inicia su luna de
miel con Nora, supuse que lo mejor sería dejarlas un rato solas; cuando den de
alta a Hugo probablemente tengan menos oportunidad.”
“Bien. Me parece un
buen gesto; sin embargo, creo que no tienes que forzarte tanto”
“¿Forzarme a qué?”
“Mar, ¿si el marinero
de la obra de teatro no hubiera terminado yéndose, crees que la bailarina más
joven hubiera vuelto a la deriva con la más vieja?”
“Entre ellas faltaba cosas
por vivir, ¿no era ese el argumento principal de la obra?”
“¿Y a nosotras, qué nos
falta?”
“Sara, por favor.
Apenas dejaste a Iván porque te dio pánico egocéntrico la presencia de Luna”
“Tuve y tengo mis
razones para pensar que Luna es alguien a quien debo temer, es cierto. Mar, ¿estás enamorada de Luna?”
“Sara… no quiero hablar
de esto. ¿No es suficiente el hecho de que estoy contigo?”
“No”
“¿Por qué no? Yo
siempre me conformé con tener apenas una amistad de ti, ¿por qué no es
suficiente para ti?”
“Porque hayan pasado
las cosas como hayan pasado, hemos llegado al punto en que necesito de ti algo
más que cariño fraterno”
“Yo nunca tuve por ti
solo cariño fraterno… si yo lo soporté, tú puedes hacerlo”
“¿Entonces sí hay algo
que debo soportar?”
“Sara, Luna va a irse
tarde o temprano y yo voy a seguir aquí, y todo volverá a ser como antes.
Créeme, si pudiera aceleraría ya para llegar a ese momento. Eres lo que siempre
quise; si ahora me cuestiono algo, solo es mientras Luna se va, después,
volveremos a estar tú y yo a la deriva. Y no creas que no temo que cuando eso
ocurra, serás tú la que vuelva a poner una barrera entre nosotras… ya te
conozco, sería tan tu estilo”
“No confías en mí, y
eso lo entiendo. Entonces, ¿sí tienes una especie de enamoramiento de la
lunática?”
Mar guardó silencio.
“Bien. Me lo merezco,
supongo”
“No se trata de merecer
nada, Sara. Las cosas son lo que son”
“¿Y ella?”
“Ella está con Nora”
“¿Y por qué se acostó
contigo?”
Si Mar hubiera estado
manejando el autobús, seguramente el frenón en seco los hubiera estampado
contra algún otro vehículo.
“Eso… es, fue, porque…
una nunca sabe por qué hace esas cosas”
“¿Esa es tu respuesta?”
“Sara, en primer lugar…
yo no tengo… ¿cómo lo supiste?”
“No es tan difícil
darse cuenta de las cosas, en serio, Mar, te conozco”
“Puede ser, perode eso
a saber con tanta seguridad ese tipo de cosas… a lo mejor tienes algún tipo de
poder extransesorial que no me has confesado”
“Mar, no juegues”
“Sara, solo fue sexo.
Ambas estábamos con la guardia baja, no significó nada. Y en verdad no tendría
por qué darte explicaciones”
“No, no tienes por qué
dármelas, solo quería saber si lo negabas o no. Voy a optar por creer que no
fue nada más que calentura, porque es la única razón que puedo soportar, creo.
Sin embargo, que quede claro que cuando tengas ganas espero que solo recurras a
mí. ¿De acuerdo?”
“Vaya… claro. Es bueno
saberlo. Es difícil acostumbrarme a la idea, pero es interesante saberte tan
dispuesta”
“Contigo, estoy
dispuesta a lo que sea”
“No hagas promesas que
no vayas a cumplir”
“No es una promesa, es
lo que es”
Mar agradeció profundamente
que Sara dejara el tema de Luna en paz de una buena vez. ¿Por qué rayos le
interesaba tanto? Ok… si estaba en verdad enamorada de ella, lo entendería,
pero si estuviera en el lugar de Sara no recordaría a cada momento que existen
rivales. Ella nunca había hablado mal de Iván, no de manera gratuita. Las pocas
veces que lo había hecho fueron porque había sido injusto con Sara o con la
amistad entre ella y Sara… ok, quizá no era tan injusto. Mar tenía también
dificultades con el tema porque no sabía cuántas veces podría hablar de Luna
sin irremediablemente sentarse a suspirar. Sí, con todo y lo cursi que esa idea
pudiera sonar, quién sabe cuánto podría negar tener sentimientos hacia la
marciana y de su capacidad de fingir dependía el futuro de la raza humana.
“¿Por qué te ríes,
Mar?”
“Me imaginé salvando al
mundo”
“Te verías rara con
capa”
Mar y Sara llegaron al
hospital alrededor de 5 minutos después. Mar debía comportarse natural pero su
corazón latía aceleradamente mientras caminaban por el pasillo del tercer piso
rumbo al encuentro con su madre. Matilde las saludó con afecto antes de
pedirles que tomaran asiento porque tenía que comunicarle algo a Mar y era
delicado. Mar no tuvo que fingir la preocupación que le sobrevino, si su mamá
quería hablar sentadas sólo podía significar que el asunto era grave, aunque
eso ya lo sabía de antemano. Su mamá hablo con calma, con la voz maternal dulce
que a veces emplean las mamás en los momentos de mayor aflicción. Empezó por
decirles que Hugo estaba estable, que no tenía problemas en la sensibilidad de
su cuerpo, que podía hablar perfectamente y que incluso había solicitado una
hamburguesa para la hora de comida porque el pollo horneado le daba náuseas.
Mar sonrió forzadamente un par de veces, esperando la parte ruda de la charla.
“Mar, pero hay un par
de cosas con las que Hugo tiene dificultades y una de esas cosas, eres tú”
¿Un par de cosas? ¿Cómo
que un par de cosas? Si esos malditos habían dañado a Hugo en algo más que sus
recuerdos sobre ella, se los haría pagar, con todo y lo improbable de la
venganza transplanetaria. Su mamá continuó.
“Hugo tiene problemas
con su memoria. No recuerda nada sobre su motocicleta”
Mar quiso soltar una
carcajada y lo habría hecho si su mamá no hubiera dibujado un rostro de
desolación.
“Y Mar, Hugo no te
recuerda”
Matilde les informó que
Hugo no recordaba que adoraba viajar en su moto, ni siquiera recordaba que
tenía una. Que se dieron cuenta cuando el papá de Mar había dicho que estaba
pensando en aceptar la vuelta en dos ruedas que Hugo le venía ofreciendo desde
antes del matrimonio de su hermana. Hugo había dicho que no le llamaba la
atención ese tipo de actividad, que era arriesgada, que no tenía sentido.
Entonces la mamá de Mar comentó que su sobrina lamentaría ese cambio de opinión
y fue entonces que Hugo preguntó: “¿qué sobrina?”
Lo había olvidado todo
sobre ella.
“Mar, debes saber que
no es un tipo de amnesia de novela, se trata de una negación completa de ti, de
tu imagen. Le mostramos algunas fotos y no solo no te reconoce, al parecer solo
percibe espacios vacíos en el lugar donde tú sales retratada. Los médicos no habían visto algo
similar, por lo menos no estos médicos y están tratando de encontrar una respuesta”
Mar guardaba silencio,
derrotada; todo el peso de lo que ocurría cayendo sobre sus hombros. Sara
entonces comenzó a hacer preguntas y más preguntas que Matilde se esforzaba en
responder. Pero Mar no estaba interesada. Todo era real y no tenía escapatoria;
la situación consistía en luchar por su vida y por la de todos, en una ridícula
historia de ciencia ficción.
“¿Puedo verlo?”,
preguntó Mar.
“Sí, de hecho para eso
te pedí que vinieras. El encuentro tendrá supervisión médica, los especialistas
quieren ver si el vacío de tu imagen también ocurre en persona. ¿Estás de
acuerdo?”
“No tengo opción, mamá”
“Entonces vamos. El
doctor no debe tardar en llegar también”
Sara, prudentemente
indicó que estaría esperando a Mar ahí mismo y madre e hija se dirigieron a la
habitación 320. Era un cuarto de hospital idéntico al de Mar en su episodio del
rayo; Mar se preguntaba si Hugo también había tenido un ascenso vertical hasta
la lámpara incandescente que brillaba con todo su esplendor por encima de las
cabezas de los pacientes. Dentro de la habitación estaban su papá y el sujeto
que por la bata tendría que ser el especialista. Luego vio a Hugo, tendido en
la cama sonriente, aguardando. Seguramente le habían informado que tendría
visitas.
Cuando el médico se lo
indicó, la mamá de Mar habló al paciente, mientras tomaba a su hija por los
hombros para adelantarla a la línea visual de Hugo.
“Hermanito, te traje a
Mar, ¿la recuerdas?”
“Esto no es gracioso”,
dijo Hugo. Su ánimo había cambiado radicalmente, ahora estaba muy molesto, como
fastidiado de que insistieran con una broma de mal gusto. “Dejen de hablar de
Mar. Ya les dije a todos que Mar no existe, o por lo menos no en mi vida, ¿por
qué quieren confundirme? Ahí no hay nadie”
“Mar, por favor,
habla”, sugirió el especialista (no estoy segura si de manera muy profesional).
Mar obedeció.
“Hola. Me alegra que te
encuentres mucho mejor”
Pánico. Eso era lo que
reflejó el rostro de Hugo. Su tensión se disparó, de acuerdo a los monitores.
“¿Por qué hacen esto?
¿Por qué?”
“¿Escuchaste la voz de
Mar?”, cuestionó el médico al paciente.
“Escuché una voz de
mujer, sí, pero no es posible, no la veo, seguramente es una grabación. ¡Ustedes
me quieren volver loco!”
Mientras Matilde y el
médico se esforzaban por convencer a Hugo de que nadie quería terminar de
cocinarle la cabeza, Mar aprovechó para escabullirse de la habitación. Una
vez fuera, se sentó en el piso,
abrazando sus rodillas, y luchó por mantener la calma. Esos seres la habían
convertido en un vacío.
Su papá salió de la habitación también unos
momentos después y se sentó a su lado.
“El cerebro es un
misterio. Cuando yo tenía doce años me caí de cabeza de un árbol, directo
contra el suelo. Tu abuela dice que tardé dos días en despertar y cuando lo
hice yo juraba que los patos eran caballos enanos”
“Papá, eso no es cierto”
“Lo es. A veces, cuando
veo patos, creo que podrían también ser mulas o toros o ponis. Mar, el cerebro
es una cosa muy extraña, es todo un universo y nunca vamos a conocer algo que
es infinito. Es más, dudo que alguna vez podamos conocer cualquier cosa. Pero
eso no quiere decir que no nos esforcemos, que no seamos capaces de encontrar
formas de aproximarnos a las respuestas, a las soluciones, una y otra y las
veces que sean necesarias. Sólo no te desmorones, cariño. Incluso si te quedas
sin esperanza, si no confías en los doctores, si no confías en lo obstinada que
es tu madre que está dispuesta a probar terapia de electroshock de los años
setenta, no te desmorones. Aprende a lidiar con la pérdida y seguir”
“Papá, no estás siendo
un buen consuelo”
“Mi amor, mi trabajo es
consolarte, sí, pero también decirte la verdad y hacer todo lo posible por
prepararte para la vida”
Aunque las palabras
eran duras, la verdad es que su papá era dulce.
“Lo de los patos
pareciendo caballos no es cierto, ¿verdad?”
“Hija, el universo
tiene infinitas posibilidades, eso definitivamente pudo haber sucedido.”
***
El papá de Mar llevó
a Sara y a la diseñadora de regreso poco
antes de las ocho de la noche. Finalmente, Hugo había sufrido una crisis
nerviosa y volvería a estar bajo observación 24 horas más de las acordadas.
Como Mar ya no era una opción, Matilde y su esposo continuarían haciendo
guardia en el hospital. El papá había ido rápidamente por un cambio de ropa y
un par de almohadas extra.
Mientras se despedía
para regresar junto a su compañera de vida, sugirió a Sara quedarse. Sara se
mostró tímida y Mar dijo algo sobre las reglas de su mamá, pero su papá
insistió con algo sobre aprovechar la vida y se retiró, dejando a Sara y Mar
sonrojadas en el pórtico.
Luna, quien había
escuchado el ir y venir de los recién llegados mientras conseguían las cosas
que necesitaba la mamá de Mar, se asomó por la escalera, Nora la acompañaba.
“¿Cómo se encuentra el
tío de Mar?”, preguntó Luna desde arriba.
“Voy a preparar algo de
comer, mientras tú vas y le cuentas a Luna lo que ocurrió, ¿de acuerdo?”,
señaló Sara, estrechando a Mar en sus brazos y después plantándole un beso
rápido en los labios. Después, se dirigió a la cocina.
Mar entonces subió las
escaleras, al encuentro de Nora y Luna.
“¿Qué tal la tarde?
¿Cómo estás, Nora?”
“Estoy bien, Mar,
gracias. Pasé una tarde agradable en tu casa. Eres muy amable en abrir las
puertas de tu hogar”
“Cuando gustes, mi casa
es tu casa”
“Gracias. Bien… pues ya
que estás en casa, me retiro. Luna ya no estará sola”
“No. Por favor Nora, no
te vayas, necesitamos tu ayuda en un asunto delicado”
“De acuerdo. Me quedaré
un poco más”
“Quédate a pasar la
noche, Nora”. Sugirió Mar, pero era como una especie de orden amable.
“¿No hay problema?”,
preguntó la escritora.
“No. Sara también se
quedará”
“Sara no es necesaria,
ni confiable”, intervino Luna, con más hostilidad que la que Mar hubiera
considerado pertinente.
“Sara está aquí para
mí, no para nuestro asunto, ¿está claro, Luna?”
“Es correcto”
“Bien. Entonces, vamos
al comedor, a amargarnos la cena con la narración de una de las peores
experiencias de mi vida”
Mar contó lo que había
pasado en el cuarto 320 del hospital mientras comían la pasta que había
cocinado Sara (no tanto por refinada como por austeridad de ingredientes). Luna,
Nora y Sara intervinieron muy poco en la conversación; las terrícolas poco
tenían que decir al respecto de una falla cerebral como aquella y lo que Luna
tenía que decir, no se podía en voz alta, así que escucharon a Mar casi en
total silencio.
Después de cenar,
estuvieron de acuerdo en ver un poco de televisión. Sara sugirió una película
animada y pues aunque realmente nadie quería verla, supusieron que era una
buena manera de llenar el silencio incómodo.
Mar intentó tres veces
iniciar una conversación mental con Luna, pero no pudo. Se preguntaba si la
presencia de Nora tenía algo que ver o si nuevamente la galáctica había tenido
oportunidad de fortalecer vínculos artificiales con la escritora. Ante el
pensamiento pegó un salto del asiento y le indicó a Luna, en voz alta, que la
acompañara a traer bebidas a la cocina.
Mar se fijó un par de
veces en que Nora y Sara se mantuvieran en la sala antes de hablar con Luna.
“¿Puedes bloquear esta
conversación de ellos?”
“Ya lo estoy haciendo”
“Bien. Parece que
nuestro psicowifi tiene problemas de red”
“No comprendo”
“Luna… ¿te estuviste
vinculando a Nora?”
“Es correcto”
Mar guardó silencio.
Pensó seriamente en aventarle a Luna todo el contenido del vaso lleno de
limonada que tenía en la mano en ese preciso momento. Siempre podía decir que
había sido un accidente; que accidentalmente Luna era una tonta que no tenía la
menor empatía. Pero Mar se contuvo, apenas, pero se contuvo.
“¿No podías esperar un
poco? Solo un poco más. Yo estaba enfrentándome a tus estúpidos superiores que
me anularon de la vida de Hugo, mientras tú te revolcabas con ella, en mí
casa…”
“Si mi deducción es
correcta, estás insinuando que repetí la experiencia de cópula con Nora”
“Siempre eres un
portento a la deducción”
“Y te encuentras
molesta por eso”
“Marciana Holmes”
“No comprendo”
“Sí, Luna, sí. Me
molesta el hecho de que anoche tú me dijiste cosas y ahora te resulta tan fácil
ir y acostarte con Nora y yo ya no sé qué puedo y qué no puedo hacer y
soportar”
“Mar. Yo no copulé hoy
con Nora”
“Pero… pero… tú dijiste
que te habías vinculado con ella”
“Me fue imposible
evitar besos sin que ella sospechara que todo ha cambiado. Me parece que tu
situación con Sara es similar. Ustedes dos también han procedido en el
intercambio de ósculos”
Mar se quedó sin
argumentos.
“Bien… bien... bueno yo
en verdad quería hablarte sobre Sara”
“Su presencia es
innecesaria para lo que acordamos”
“Yo sé, marciana.
Fueron las circunstancias, mi papá le dijo que se quedara, luego vi que Nora
seguía contigo y una cosa llevó a la otra… mira, necesito que la mandes a
dormir para que entonces podamos hacer lo que tenemos acordado”
“¿Quieres que ejerza
control mental sobre ella?”
“Sólo si no es
peligroso”
“¿Te preocupas por
ella?”
“Claro que me preocupo
por ella”
“Podría mandarla a su
casa, si lo prefieres”
“Solo mándala a dormir”
“¿A tu habitación?”
“Sí, Luna. Has lo que
digo. En cuanto termine la película comenzamos”
Luna asintió.
“Mar, lamento
profundamente lo de Hugo”, Luna era sincera y Mar lo agradeció.
“¿Es reversible?”,
preguntó Mar depositando todas sus esperanzas en la respuesta que Luna daría.
“No”, sentenció la
galáctica. “Durante toda mi existencia, nunca he visto que una intervención
pueda repararse”
Mar inhaló y exhaló,
calmando su corazón y evitando a toda costa desesperarse.
“Bueno, marciana. Nunca
antes una escritora había puesto resistencia, nunca antes tus superiores habían
sido malvados y nunca antes te habías enamorado. Hay infinitas posibilidades en
el infinito”
“Es correcto”
“Entonces empecemos de
una vez a intentar a hacer algo que nunca se ha hecho antes: joder a los
malditos que borran motocicletas de la memoria.”
Mar entregó dos vasos a
Luna y ella tomó otros dos y ambas regresaron a la sala, para en exactamente 23
min, iniciar lo que fuera que iban a iniciar.
***
Mar estaba inmersa en
el destello de la lámpara mercurial que podía verse por su ventana. Seguramente
tenía un poco de ADN de polilla, porque la luz la atraía. Le gustaba
entrecerrar los ojos para ver todas las hebras de colores que se desprendían de
las luces como aquella. Pasó unos minutos ensimismada, pero no muchos. Al darse
la vuelta vio que Sara estaba profundamente dormida en su cama. Bueno, por lo
menos alguien puede dormir tranquilamente, pensó, mientras se acercaba a tapar
una vez más la pierna que Sara insistía en sacar del refugio de su cobija.
Mar observó a su…novia
respirar pesadamente. Sara no roncaba, pero sí emitía un sonido peculiar, como
de silbido muy tenue. Sonrió. Era dulce, siempre lo había sido, por lo menos
cuando estaba indefensa y eso la había enamorado. Claro que también tenía
cierto encanto su modalidad implacable y además era hermosa. Por primera vez,
en algunos días, sintió genuinamente que quería besarla. Y es que las
costumbres arraigadas son difíciles de olvidar. Mar acomodó un mechón de
cabello de su novia. El aroma de Sara inundó su olfato. ¿Por qué no fue así
antes? Le recriminó tontamente a la figura dormida. Mar se inclinó y besó la
frente de su Sara. ¿Así que por esta sensación ella me besaba en la frente?, se
preguntó la diseñadora, recordando que nunca entendió por qué Sara insistía en
darle besos en la parte frontal de su cabeza.
Unos golpes en su
puerta la sacaron de su nueva atracción polillezca hacia Sara. Era Luna, le
avisaba que estaban esperándola en la otra habitación.
Mar salió de su cuarto,
cerrando con cuidado la puerta.
“¿Y el psicowifi?”
“Tienes razón. La
conexión mental no funciona. He llegado a la conclusión de que la presencia de
Nora altera la comunicación”
“Sí bueno… debimos
suponer que alguna consecuencia rara tendría tu vínculo con ella. Por lo menos
no fueron herpes…Vamos. Terminemos o empecemos esto de una vez. Ya sabes, córtalos”
“La conversación será
solo entre nosotras”
“Bien, marciana”
Luna y Mar entraron a
la habitación de la primera. Nora aguardaba sentada en el piso. Lo primero que
Mar notó fue la blusa ligeramente mal acomodada de Nora que ésta se esforzaba
en alisar, culpable. Sara seguramente habría tenido un comentario mal
intencionado ad hoc con el momento.
“Veo, que no pierdes el
tiempo, marciana”, dijo Mar. Nora se ruborizó, pero Luna continuó como si nada
hubiera pasado. De acuerdo, pensó Mar. Le había dicho que Nora no debía
sospechar más de lo necesario pero, ¿besuqueos a menos de 50 metros de ella?
Tendría que hablar con Luna nuevamente sobre los límites. Pero sería después,
después.
Mar se sentó de frente
a Nora y Luna entre ambas. Nora comenzaba a notarse nerviosa cuando diseñadora
y galáctica pasaron algunos segundos observándola en silencio. Por fin, Mar
habló.
“Nora, tú estás
consciente de que es muy problemático el que puedas escapar del control mental
de los extraterrestres, ¿cierto?”
Nora contrajo el ceño,
era la primera vez que Mar y ella tenían una conversación directa sobre el caso
excepcional que era Luna.
“Sí. Luna me contó que
sus grandes maestros no estaban complacidos con que yo pudiera recordarla”
“Bien. Pues esa
situación continúa, Nora. Esos seres, a
quienes yo no llamaría grandes maestros nunca, en verdad están molestos con esa
capacidad de escaparte de sus poderes. Supongo tienen un fuerte problema con el
ego de creerse superiores, viajeros sin tiempo ni espacio y esas tonterías. Y
el caso, Nora, es que estás… estamos todos en peligro, porque la única manera
que esas brillantes mentes interespaciales encuentran para volver a tener el
control del universo, es que te anulen de este planeta”. Nora escuchaba
atentamente, así que Mar prosiguió. “Y con anularte quiero decir enloquecerte,
te reducirán a alguien que no puede comunicarse ni expresarse. Y no solo eso,
harán que todos te olvidemos, literal, te convertirán en un vacío”
“¿Cómo lo hicieron
contigo en Hugo?”
“Así es, Nora”
“¿Entonces ellos le
hicieron eso a Hugo?”
“Con una enorme aguja
que metieron a su cabeza”
“¿Tú también corres
peligro?¿También eres incapaz de olvidar?”
“A estas alturas todos
corremos peligro, Nora, sobretodo personas que tenemos conocimiento sobre lo
que es la anulación y tu capacidad para recordar y eso. Pero pienso que puede
haber una posibilidad y después de ver lo que son capaces de hacer, creo que vale
la pena intentarlo. Y necesitamos tu ayuda, Nora”
“Ya la tienen”, dijo
Nora sin siquiera parpadear. Luego se dirigió a Luna que había escuchado en
silencio. “¿Corres algún peligro también?”
“Es correcto”, contestó
la galáctica.
Mar volteó a verla
directamente, a ella no se le había ocurrido preguntarle a Luna cuál era el
riesgo que corría la galáctica en todo ese asunto.
“¿Cuál?”, continuó Nora
a Luna.
“Si ellos descubren que
estoy colaborando para mantener la seguridad de los humanos por encima de nuestra
existencia, ellos también me anularán”
Mar intentaba pensar en
cómo se anularía a un galáctico.
“¿Qué significa
anularte a ti?”, preguntó Nora.
“Borrar mi capacidad de
existir y de comunicarme y nunca podré volver al vertedero. Deambularé como una
consciencia inútil por el universo”, dijo Luna con naturalidad.
Mar sintió que su
corazón se aceleraba.
“Eso no va a pasar, mi
Luna. Voy a hacer lo que sea necesario para protegerte”, declaró Nora, tomando
la mano de la galáctica con firmeza.
“Exacto”, continuó Mar,
“eso no va a pasar, eso ni nada. Todos vamos a estar a salvo”
“¿Qué necesitas de mí?”,
preguntó Nora, dispuesta a lo que fuera.
“Cuéntame cómo
encontraste a Luna. Y no me refiero a esa cosa de sentirla y así… sino todo lo
que te llevó a estar tan cerca como para poder sentirla. Porque has dicho que
la buscaste durante mucho tiempo, realmente no creo que tengas un radar para lunas
integrado…”, Mar intentaba ser amable y mantenerse enfocada en lo que debía
hacer y decir, pero Nora y su cursilería y su intensidad y ahora su heroísmo
recién descubierto, la ponían realmente con ganas de estrangular un pulpo.
“Entiendo”, continuó
Nora. “Bien, yo hice muchas cosas.Una vez contraté a un dibujante para que
hiciera un retrato hablado y lo publiqué en el periódico de mi ciudad natal,
claro que ahora dudo si eran recuerdos míos o solo un delirio completo”
“Eso no nos sirve, ¿qué
más?”
“Claro, claro.
Introducía mensajes ocultos en mis libros. Mensajes que sólo Luna entendería
porque eran cosas que le contaba a ella cuando era pequeña o algo muy profundo
de mí, con la esperanza de que ella los entendiera… si gustas traer una de mis
novelas, puedo mostrarles algunos ejemplos…”
“No, no, no, no. Es
suficiente con tu palabra, yo te creo”, se apresuró Mar.
“Yo los entendí todos,
pero nunca los interpreté como un llamado. Siempre vuelcas en tus libros todo
de ti, me pareció natural encontrar ese tipo de pensamientos en tu trabajo”,
dijo Luna, regalándole a Nora una sonrisa dulce.
Mar pensó que de no
haber sido por esos libros, Luna no la habría encontrado, pero, pero… ash.
La escritora continuó.
“Pero lo que realmente
dio resultado fue comprar un buen equipo de cómputo. Revisar muchos tutoriales
sobre rastreo de IP y uso de bots y spam. Tuve que dedicar toda mi atención a
eso porque realmente se me dificultó, mi
quinta novela se retrasó más de un año...”
“¿Para qué hiciste
eso?”, cuestionó Mar, un poco confundida.
“Internet”, respondió
Nora. “Siempre tuve la certeza de que cuando alguien tuviera contacto con
alguien como Luna, no podría quedarse callado. La idea vino mientras revisaba
unos blogs de críticos. Descubrí que había blogs y foros y páginas sobre todo.
También sobre toda clase de seres y entonces, como última esperanza, comencé a
publicar masivamente, en todas las páginas que encontraba, un mensaje lo
suficientemente sutil y claro para que solo lo entendieran las personas
indicadas. Mi perfil masivo también era parte del mensaje, se trataba una esfera
como los ojos de Luna. Mi nombre era Iris, para hacerlo más claro y el mensaje
masivo decía…”
“Solo vemos porque no
vemos”, completó Mar. “Yo no había puesto atención al mensaje, yo solo vi la
imagen y tu nombre de perfil porque eso fue suficiente… no había pensado en que
fueras tú… no había pensado en nada de eso…”
“Tuve unas cuatro
falsas alarmas tan sólo en este país y estaba a punto a darme por vencida… Sin
embargo, la inseguridad de tu consulta me hizo pensar que en verdad tú la
habías visto. Yo no sabía que existían los grandes maestros y ahora también
supongo que existen más como Luna… ¿cierto?”
“Es correcto”
“Bien, ahora entiendo
que pude haber contactado con un ser humano confundido por otro ser… pero tuve
la suerte que se tratara de ustedes, quizá puedo sentir a Luna con más fuerza
de la que pensaba…”
“¿Rastreaste mi IP y me
seguiste para encontrar a Luna?”
“Así es”
“Eso es… brillante”,
tuvo que conceder Mar.
“Eso fue desesperado.
Pero por lo menos pude encontrarla”
“¿Todavía puedes hacer
eso?”, preguntó Mar con las mejillas sonrojadas.
“¿Qué cosa?”
“Buscar, detectar y
rastrear a 198 posibles vínculos
terrestres por todo el mundo”
“Supongo que sí.
Tendría que ampliar los idiomas de búsqueda y mantenerme vigilando todo el
tiempo”, dijo Nora, algo más que confundida, pero dispuesta.
“Necesitamos que hagas
eso, ahora lo veo claro. Tenía una idea, pero ahora la haces más posible, Nora.
Necesitamos encontrar a los otros vínculos”
“Bueno, ese es un
trabajo inmenso para una sola persona…”
“Ya veo”, comenzó a
desilusionarse Mar.
“Pero yo puedo
contratar a unos informáticos que no preguntarán ni indagarán si les pago
generosamente. No hay problema”
Mar no sabía si
aplaudirle a Nora o darle con el puño en su heroica trompa.
“Bien… pues… Nora, eso
es lo que necesitamos que hagas”
“Cuenta con eso”
“Y cuenta conmigo,
Nora. Mis capacidades informáticas han sido actualizadas en este momento y
puedo realizar el trabajo de 10 seres humanos en la mitad del tiempo”
“Me encantará trabajar
contigo, Luna”
“No”, intervino Mar.
“Luna, tú tienes que hacer otra cosa. La búsqueda de Nora nos proporciona una
opción, pero no sabemos si los 198 vínculos terrestres son tan adictos al
internet como nosotros. Necesito que encuentres la manera de encontrar a los
otros como tú”
“Eso es imposible, no
se nos permite mantener contacto entre nosotros”
“Marciana”, Mar se
acercó hasta la alienígena, “no vuelvas a empezar con lo de imposibilidades,
porque creo que ya dejamos eso atrás. Sé que puedes encontrar la manera de
hacer lo que te pido. Si queremos tener una oportunidad, necesitamos a todos”
“396”, intervino ahora
Nora, “…entre humanos y seres como mi Luna”
“Sí. A todos”, finalizó
Mar.
“Mar, ¿y qué quieres
que les diga cuando los encuentre?”, preguntó Nora.
Mar sonrió. También
conocía esa respuesta.
***
Vínculo:
Sentir
por primera vez la luz blanca fue como morir un poco y luego volver a vivir. Y
la vida no fue la misma, porque entonces fui testigo de que hay cosas mucho más
grandes que nosotros. No me refiero solo a la compañera sin tiempo ni espacio
que el destino me brindó, sino al conocimiento de la profunda necesidad de amar
y ser amada. Nosotros podemos mantenerlos en este mundo porque los seres
humanos somos obstinados, primitivos; porque alguna fuerza incluso superior a
nuestros viajeros los unió a nuestra existencia, antes y después de la eternidad.
Creo
que no se trata que en el universo el factor común sea el miedo a estar solos,
sino que si tienes a tu alcance la mínima oportunidad de conocer y estar con
alguien o algo que te haga sentir un ser completo, entonces debes tomarla,
apreciarla y protegerla. Mi viajera no es una científica ni yo su experimento,
es mi razón para atrever a revelarme contra el universo si alguien o algo se
atreve a atentar contra nuestra necesidad de estar juntas.
Confío
que tú, como yo, no tengas la menor idea de por qué no imaginas vivir sin ese
ser que habla raro y huele a una mañana fresca. Confío en que te has entregado
a amarle, quizá sin darte cuenta, como un padre, madre, hermano, hermana, hija,
hijo, amiga o amigo o amante. Pero sobretodo confío en que encontrarás el
coraje suficiente para no permitir que algo interfiera con esa única
oportunidad.
Mi
Luna necesita ponerse en contacto con tu ser amado y yo necesito decirte que lo
que somos capaces de sentir, es la verdadera fuerza del tiempo y el espacio.
***
“No es tan buena como
una que tú escribirías, Nora, pero espero sirva”
“Les haré llegar tu
mensaje, Mar”
“Bien… Es tarde, será
mejor que descansemos y mañana empezamos en forma con todo esto”. Mar bostezó,
también Nora. Luna las observaba en silencio.La diseñadora continuó: “Recuerda,
Nora, que ellos vigilan, tienes que ser cautelosa y decir lo mínimo posible a
tus duendes informáticos”
“No te preocupes,
siempre he sido discreta”
“Bien… bueno, las dejo
descansar, buenas noches”
“Mar”, la detuvo Nora
casi al salir. “Sé que dejarme aquí con Luna no es fácil para ti. Solo quiero
que sepas que yo en verdad la amo y si tú no estás dispuesta a interferir e
incluso si lo hicieras, no me voy a ir a otro lado. Desconozco todos tus
motivos para dejarme entrar cómodamente en su vida y no quiero averiguarlos,
pero gracias por permitirlo”
“Nora…”, Mar quería
decirle que no tenía por qué darle las gracias, que ella no tenía motivos raros
para alentarlas, que no había razones por las cuales ella quisiera intervenir,
que no era difícil, o cualquier otra mentira que tranquilizara a Nora, pero
pues la escritora no se merecía ser tratada como estúpida. Mar entonces solo
pudo decirle lo único que consideraba verdad y que no la mataba(tanto) de
celos: “… disfrútalo. Buenas noches”
Mar salió de la
habitación, mientras Nora y Luna se acostaban sobre la cama, listas para pasar
la noche, terrícola durmiendo y
galáctica actualizando muchas bases de datos de idiomas.
Mar cerró la puerta de
su habitación. Vio a Sara tendida en su cama. Podía dormir en el cuarto de sus
papás o bajar a la sala, los sillones eran bastante cómodos y hasta tenía TV
que la arrullara. Pero entonces le tendría que decir a Sara que no había
dormido con ella porque… No tenía un por
qué lo suficientemente creíble. Sobre todo después de la charla en el bus. Sobre todo porque la verdad prefería
acurrucarse contra Sara mientras pensaba en Luna acurrucada con Nora, a estar
sola pensando en acurrucamientos. Mar se cambió de ropa y después se metió en
la cama. Sara instintivamente se abrazó a su cuerpo y Mar sonrió con el
contacto.
Mar abrió los ojos de
repente. Casi pega un grito al encontrarse la cara de Luna bien pegada a la
suya, entre la penumbra. Sara la mantenía abrazada así que no hizo por moverse.
Habló en susurros.
“¿Luna, qué haces
aquí?”
“Levántate”
“Realmente preferiría
dormir un poco más”
“¿Eso significa que te
quedarás más tiempo en la cama?”
“Aún no amanece… dormir
esla mejor opción”
“Tu cama resulta
pequeña para dos personas”
“No realmente, se está
bastante cómoda, la verdad”
Sara se revolvió. Mar y
Luna esperaron a que el sueño volviera a pesar en ella.
“Vamos a despertarla.
Regresa a tu habitación, Luna. Nora también va a despertarse y preguntará por
qué no estás ahí”
“Se quedó dormida muy
tarde y estaba agotada, no creo que despierte pronto”
“No eres real, Luna, no
lo eres… ¿viniste a decirme que cansaste mucho a tu novia antes de dormir?”
“No. No la cansé yo.
Ella no podía dormir y hablamos mucho. Mar, ven conmigo. Sara no se despertará
y ya pasó tiempo suficiente, ya puedo volver a bloquear a los maestros. Ven
conmigo”
“Bien. Voy”, accedió
Mar. Con cuidado se zafó del brazo de Sara que la mantenía sujeta y después se
puso de pie. “Ya estoy levantada, ¿qué quieres, marciana?”
“Ven”
Luna salió de la habitación.
Mar la siguió. Bajaron las escaleras, atravesaron la cocina y llegaron al patio
trasero de la casa de Mar.
“Ven”, volvió a indicar
Luna, cuando vio que Mar dudaba si pisar o no el pasto descalza. No porque le
molestara, sino porque en verdad quería regresar a la cama lo antes posible sin
tener que demorarse en un lavado de pies.
“¿A dónde vamos,
marciana?”
“Vamos a alejarnos de
todo esto un momento”
“No lo tomes a mal,
pero no estoy de humor para alejarme de mi familia en peligro”
“Tu familia no está en
esta casa”
“Bueno, no, pero Sara y
Nora sí lo están”
“Ellas estarán bien. Si
Nora despierta podemos decirle que teníamos asuntos sobre los vínculos y Sara
no despertará hasta que se lo indique”
“Espera, espera… ¿cómo
que hasta que lo indiques? ¿Por qué hiciste eso?”
“Asuntos de seguridad…
quise asegurarme de que permanezca dormida mientras estás a su lado”
Mar no supo si enojarse
o reírse. La que estaba parada en medio de su patio trasero era la Luna-más-humana,
sin la parte histérica con la que acostumbraba aparecer.
“Estás relajada,
marciana”
“Eso no es correcto.
Solamente quiero estar contigo. No sé qué ocurra en el futuro próximo, pero sea
cual sea el resultado, al final voy a irme y tú me olvidarás. Lo único que
quiero ahora es tratar de entender cómo una humana tan insignificante valeun
millón de veces mi locura e inexistencia, sin dudarlo”
Luna se había acercado
hasta Mar mientras decía lo anterior y la había tomado de las manos y la estaba
conduciendo a la puerta de salida de su casa, la que daba directo al patio. A
Mar ya no le importaba estar descalza.
“Luna… acabas de
llamarme insignificante”, alcanzó a puntualizar Mar mientras la galáctica
volvía a entrar al patio, dejándola en pijama parada en la acera. Lo siguiente
fue el ruido de una motocicleta. Luna apareció de nuevo montada en el vehículo
de Hugo. Mar cruzó los brazos.
“Hoy estás que ardes
con las malas ideas, Luna. Por favor, ¿en serio crees que voy a subirme a la
moto de Hugo después de todo lo que ha pasado?”
“La motocicleta y tú
comparten la misma pérdida”
“Ahora me comparas con
un objeto impulsado por gasolina… estás imparable con las bromas de mal gusto,
marciana”
“Súbete. Soy una
excelente conductora”
Mar giró los ojos.
Aquello no era para nada una buena idea, pero por otro lado conducir con Luna
hasta la nada era justo lo que había soñado. Se subió detrás de la galáctica.
“Agárrate bien, así no
tendrás frío”, indicó Luna. Mar obedeció y emprendieron el camino a toda
velocidad.
Luna manejó hasta las
afueras de la ciudad. Después, la galáctica se internó en un terreno en el que
había muchos árboles que esquivó con bastante maestría. En cierto punto se
aparcó y desmontó y le dijo a Mar que se bajara.
“Ni hablar, marciana.
No traigo zapatos. Pueden haber bichos por ahí”
Luna no insistió, se
agachó a la altura de Mar y le ofreció la espalda.
“Sube. Quiero mostrarte
algo”
Mar se sorprendió pero
no lo pensó mucho. Se trepó a la espalda de Luna, quien no parecía notar su
peso. La galáctica comenzó a caminar entre maleza y árboles.
“Pudimos haber
continuado en la moto, ¿sabes?”, puntualizó Mar.
“Así es más interesante
y romántico”
“En serio, marciana. A
veces pareces tan… tan”
“¿Humana?”
“Pretensiosa”
“Otra emoción
descubierta. Mira arriba”, indicó Luna.
Mar volteó hacia el
cielo. Una luna llena iluminaba perfectamente todo. Mar estaba empezando a
pensar que la perfección del momento era casi inverosímil, cuando una estrella
fugaz la distrajo. Luego otra. Luego otra. Definitivamente era inverosímil.
Regresó la vista hacia abajo para comentarle aquello a Luna y entonces vio que
el cabello de la galáctica estaba blanco y brillante. Este detalle la llevó a
ser consciente de su alrededor. Las estrellas fugaces no solo estaban en el
cielo, sino por todos lados y volviendo a ver el firmamento, se dio cuenta de
que nunca había visto una luna tan grande, como si estuviera muy cerca de la
tierra.
“Estamos en tu galaxia”
“Y aquí ya puedes estar
descalza. No hay insectos”
Mar se puso de pie y
comenzó a caminar viendo a todos lados. Había estrellas y cielo también debajo
de ella y a los lados. Podía estirar la mano y pequeños cometas pasaban rozando
sus dedos, se sentían como ceniza de brazas aún encendidas, pero no le hacían
daño.
“¿Te gusta?”, preguntó
Luna.
Mar se dirigió hasta
ella.
“¿Cuántas reglas intergalácticas
estás rompiendo al traerme aquí?”
“Más de mil”
Mar y Luna se sonrieron
mutuamente.
Mar comenzó a caminar
de nuevo, intentando alcanzar el centro de todo. Se dio cuenta de que podía
caminar hacia arriba, en dirección a la luna. La galáctica la seguía de cerca,
sin dejar de sonreír.
“¿Es posible alcanzarla?”,
preguntó la terrícola.
“Hipotéticamente, sí.
Pero te llevaría por lo menos unas cuatro vidas humanas”
“¿Lo has hecho?”
“Realmente nunca me
había parecido interesante”
“Bien. Si alguna vez lo
haces, acuérdate de mí”
“Lo haré”
“Claro que para cuando
lo logres ya tendré varios años siendo un cadáver”
Luna sonrió con ganas.
“Marciana, en realidad
eso no fue gracioso”, declaró Mar, pero tampoco pudo dejar de sonreír. “Todo
esto es muy extraño; es decir, todo lo que tiene que ver contigo”
“Me río porque aquí el
tiempo funciona diferente. Entonces, mientras tú vives cuatro vidas, para mí
podría ser cuatro horas terrícolas y viceversa, para mí cuatro vidas
terrestres, podrían ser cuatro años en la tierra. Solo es cuestión de saber
entender cómo funciona el vertedero y entonces podré, por ejemplo, pensar en
ti, en medio de la galaxia, mientras duermes plácidamente con tu futura esposa”
“¿Entonces puedes
conocer mi futuro?”
“Podría hacerlo, pero
conocerlo tampoco me había parecido interesante, sobre todo porque lo que
llamas futuro, en realidad ocurre ahora. En el vertedero, presente, pasado y
futuro están juntos. Por eso eres tan importante para mí, Mar. El vínculo
ocurre en un momento tan mínimo, efímero y confuso, que encontrarlo es casi un
milagro”
“Marciana cursi”
“¿Quieres ver tu
futuro?”
Mar pensó un poco,
intentando hacerlo desde la posición de Luna.
“Es demasiada
información para procesar y seguramente tendría que ser secreto y no me siento
cómoda con esa clase de secretos. Además, vivimos eventos extraordinarios con
tus jefes intentando volvernos entes babeantes a todos los humanos, supongo que
cosas así alteran el devenir de todo, del presente, pasado y futuro… ¿lo dije
bien?”
“Es correcto. Los maestros
pueden alterar todo, ahora lo que ocurren son posibilidades, solamente”
Mar se sentó sobre sus
piernas y se dedicó a observar la belleza de la galaxia de Luna. Quería hacer
muchas preguntas, sobre cómo funcionaba, sobre dónde y cómo exactamente Luna
consultaba sus bases de datos y hablaba con sus superiores, pero prefirió
disfrutar lo que tenía enfrente. Ninguna duda sería capaz de arrancarla de aquello
que se abría ante sus ojos.
“¿En qué piensas?”,
preguntó Luna después de unos minutos en silencio, sentada junto a Mar.
“Ay personas que dicen
que lo raro es pariente de lo feo, lo desprecian, le tienen miedo. Pero a mí
todavía no me queda muy claro eso, nada claro de hecho. Estaba pensando que en
realidad lo que me asusta es lo ordinario, como la posibilidad de que sólo
hubiera una manera de hacer las cosas, de ver las cosas. Creo que por eso nunca
tuvedemasiado miedo de ti, ni tengo miedo de todo esto, que es lo más raro y
hermoso que seré capaz de ver jamás. Y pensándolo así, creo que sí nací para enamorarme
de ti”
Terrícola y galáctica
guardaron silencio nuevamente, contemplando el ir y venir de las estrellas.
“Si tan solo vinieras
conmigo, aquí podríamos pasar la existencia”
“Eso no va a pasar,
marciana. No bajo estas condiciones”
“Lo sé. Sin embargo, es
injusto que algo tan perfecto como tú sea creado para mí y no pueda tenerlo”,
declaró Luna y Mar pudo ver que estaba triste.
La terrícola encaró a
Luna y recorrió con su pulgar la línea del mentón de la galáctica. Después,
poco a poco se acercó a ella y besó sus labios, primero suavemente y después
con más seguridad.
“Probablemente sea la
última vez que tengamos un momento así para nosotras, ¿cierto, Luna? ¿Por eso
me trajiste aquí?”
“Es correcto”
“Entonces…”
Entonces Mar se lanzó
con hambre a la boca de Luna, hasta quedar sin aliento.
***
Después de todo, el
venir con ropa ligera había sido todo un acierto, pensó Mar jugueteando con un
mechón de cabello blanco de Luna, quien insistía en acariciar suavemente todo
su costado derecho. Si Luna hubiera tenido puesta más ropa, la terrícola habría
terminado por arrancársela. El pensamiento la hizo sonreír con picardía. Luna
devolvió la sonrisa.
“¿Sabes en qué estoy
pensando?”
“En que si hubieras
podido, me hubieras arrancado la ropa”
“¿Te estás metiendo en
mi cabeza, marciana?”
“No. Empiezas a
parecerme un poco obvia”
Mar volvió a sonreír,
por quincuagésima octava vez.
Luna le robó un beso
suave a Mar y se abrazaron, disfrutando el contacto de su desnudez.
Mar perdió
completamente la noción del tiempo. Para ella habían transcurrido por lo menos
ocho horas desde que llegaron a la galaxia y entró en pánico. Pero entonces
Luna le recordó que ahí las cosas eran diferentes y llegarían a su casa apenas
unos minutos después del amanecer. Sería como si nunca se hubieran ido. Mar no
estaba segura de querer que lo que ahí había pasado fuera como si nunca hubiera
pasado, pero se obligó, una vez más, a entender cómo funcionaba todo el affaire interestelar. Luna volvió a
ofrecerle su espalda, pero Mar rechazó la cabalgata para caminar junto a Luna,
bien tomada de su mano.
Mientras caminaban, las
estrellas fueron desapareciendo y la luna se alejó de la tierra. Los árboles
aparecieron y pronto llegaron al vehículo de dos ruedas.
“Luna, ¿por qué en
medio de la nada?”
“Necesitábamos espacio.
Tú no eres capaz de separar tu mente de tu cuerpo, por lo que abandonar los
cuerpos no era una opción. Aquí nadie nos vería”
“Eso pensé”
“También consulté
algunas bases de datos; los escapes espontáneos tienen características
románticas”
“En verdad debes dejar
de creer ciegamente en esas bases de datos”
“¿Fue un error?”
Mar no contestó, se
abrazó a Luna, le indicó que condujera y regresaron.
Luna tenía razón.
Apenas amanecía cuando estacionaron la moto en el patio trasero de la casa de
Mar.
“Bien, seguimos
adelante con todo, entonces”
“Sara ya puede
despertar”, declaró Luna. Mar vio que el rostro de la galáctica se endurecía;
ahí estaba de nuevo la Luna 100% espacial.
“Bien, vuelve a la cama
con tu novia”
“Y tú con la tuya”
Y ambas entraron a la
casa. Y fueron a sus habitaciones. Y se metieron a sus respectivas camas. Y
fueron recibidas cada una con un abrazo durmiente.
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Que complejo se pone todo, me encanta el rumbo que toma esta historia... Ya quiero saber que sigueee....
ResponderEliminarCada vez mejor, Laura gracias, espero que sigas escribiendo historias como esta, saludos
ResponderEliminarWuaooo este Capítulo fue especial si bien es complicado que Hugo no recuerde solo a Mar porque eso puede derivar que por parte de los médicos se habrá una investigación esperó que eso no ocurra porque ahí si complican la cosas y por otro lado que hermoso que Luna y Mar pudieran estar juntas y amarse en el lugar de Luna ese lugar que será solo de ellas su mundo de las dos Laura desde comencé a leer esta historia cada capítulo me deja mas sorprendida con tu talento para armar una historia a si Un saludo desde Chile
ResponderEliminarQ historia tan bonita y detallista, q bonitos los sentimientos entre Luna y Mar. Muchas Gracias Laura D.T y a ti JJAXXEL no sabes el bien q haces a muchas de verdad , se valora mucho tu trabajo y no solo lo digo yo espero q sigas con "La Teta Historias" es muy especial... Muchisimas Gacias!!! Lola. Saludos desde España
ResponderEliminarQ historia tan bonita y detallista, q bonitos los sentimientos entre Luna y Mar. Muchas Gracias Laura D.T y a ti JJAXXEL no sabes el bien q haces a muchas de verdad , se valora mucho tu trabajo y no solo lo digo yo espero q sigas con "La Teta Historias" es muy especial... Muchisimas Gacias!!! Lola. Saludos desde España
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