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Sara agitaba las hojas
impresas por la webcam, Mar intentaba encontrar el artículo en internet. ¿Por
qué Sara no había guardado el enlace? Esas cosas poco consideradas eran el
típico comportamiento de su amiga. Le había insistido mediante mensajes de
texto que se conectara a una videollamada en horas de trabajo y Mar, que nunca
podía negarle nada durante mucho tiempo, se había conectado aunque tenía que
hacer tres ilustraciones antes de finalizar el día y además de perder el tiempo
chateando, ahora necesitaba encontrar el único artículo en el que aparecía una
fotografía de Nora. ¿En verdad era “esa Nora”? Todo apuntaba a que sí. La
creadora de su vínculo intergaláctico era una de sus escritoras contemporáneas
favoritas, medio famosa, muy talentosa. Mar había leído todos sus libros y
esperaba con ansiedad la publicación de los próximos volúmenes de su saga.
“Pregúntale a Luna”, le había dicho Sara y sin duda lo haría, pero ya que
internet estaba más a la mano, se había volcado a esa fuente primero, aun
cuando pudo haberse comunicado psíquicamente con la galáctica. En verdad Nora
era perfecta. Si ella fuera una visitante interplanetaria, seguramente también
la habría elegido para materializarse a través de ella, pensaba Mar y
definitivamente sería una candidata perfecta para ejercitar un proceso de
enamoramiento mutuo. Mar suspiró. Ahora ella también quería ser parte de la
misión. Por muy mala que pudiera ser la idea, para Nora, claro, el hecho de que
la escritora fuera un tan inusualmente maravilloso ser humano (por lo menos eso
pensaba Mar que tendía a idealizar a sus escritores favoritos), le agregaba
valor al experimento amoroso de Luna.
¿Cómo se amarían una
visitante de otros mundos y tiempos y una escritora humana tan intensa y
brillante? El drama se anunciaba tan interesante que Mar estaba enganchada ya.
Sara tenía una sonrisa
de medio lado, medio burlona.
“¿Qué te parece tan
gracioso?”,le escribió Mar.
“Que tu rival sea
alguien por la que tú te vuelves loca ficticiamente”
“¿Cómo que rival?”
“Por el corazón de tu
prima, la rara. Ahora entiendo toda la intensidad de la escena de amor no
correspondido a las puertas de tu casa”
“Yo no compito por el
amor de ninguna prima mía, que quede claro”
“Me alegro, porque
contra Nora es muy probable que pierdas”
Suficiente chat y
videollamada por hoy. Decidió Mar.
“Tengo que colgar.
Tengo trabajo. Hablamos luego”
Sara se desconectó y
Mar se quedó viendo con rabia el link que le había enviado su
en-ese-momento-muy-muy-dudosa-mejor-amiga. Sara la quería torturar, ¡Bah! Sara
no entendía que no tenía nada que ver amorosamente con Luna. De acuerdo, Sara
estaba celosa, como lo había estado otras veces, pero ponerse a averiguar todo
sobre Nora era algo de lo que no la hubiera considerado capaz. Se sentía
amenazada, está bien, pero ¿por qué no se había sentido amenazada de esa manera
antes? De sentirse desplazada por alguien que no fuera una alienígena, ya
estarían juntas, casadas y con dos hijos… ok… había exagerado un poco, pero por
lo menos ya podrían estar viviendo juntas o viajando juntas o por lo menos
juntas. Pero no. Sara tenía que complicar más el panorama con pensamientos
lésbicos formales y conductas malintencionadas en el momento menos propicio.
Si alguien era digna de
la atención del universo, era Nora. Por eso pudo materializar a Luna y no la
olvidó y podía sentirla. Claro. Tenía que ser alguien extraordinaria. Tanto que
a lo mejor no tenía que hacer un gran esfuerzo para que Luna se enamorara de
ella y Nora, pues, no es como si estuviera en duda que enamorarse de Luna sería
fácil, considerando que era toda una diosa sáfica en potencia, con su misterio,
su apariencia de supermodelo y claro, el hecho de que era un ser más superior
que los seres humanos. Entre seres superiores se entenderían fácilmente.
¿Entonces por qué rayos la necesitaban a ella, tan simple mortal?
¡Qué fastidio! Ella
solo estorbaría. Nora y Luna podían hacerlo todo solas, bastaría con dejarlas
estar juntas y Mar estaba segura de que terminarían enamorándose. Entonces Mar
se dio cuenta de otra cosa: si Luna sabía todo lo que ella sabía, entonces Luna
sabía que a ella le fascinaba ficticiamente Nora la escritora y entonces eso
era morboso.
“¡Luna!”,la llamó,
mentalmente.
“Dime”, recibió
respuesta
“Tú sabías que yo soy
fanática de Nora, ¿cierto?”
“Sé que te gustan sus
libros, es correcto”
“¿Tuvo eso algo que ver
para que llegaras a mí?”
“Es correcto, Nora es
mi puerta de entrada a este mundo. Así te encontré para que me permitieras
permanecer en él”
“Entonces
técnicamente, Nora puso el camino para
que el vínculo entre tú y yo se diera”
“Es más complicado que
eso. A Nora la elegí yo. A ti te encontré porque tú me llamaste”
“Yo no te llamé”
“De alguna manera lo
hiciste. Debíamos encontrarnos y eso es anterior a mis tiempos y espacios”
“¿Cómo destino?”
“Así lo simplifican los
seres humanos, sí. Pero es algo más que eso, es como un orden del universo,
único”
“Pero Nora te tuvo que
mostrar el camino hacia mí, ¿acaso eso también estaba predestinado?”
“No sé qué responderte.
Nora me fue útil para una cosa, tú para otra. Eso es todo”
“Vale, y yo queriendo ordenar los hilos de la rueca…”
“No entiendo”
“Ni yo. Te veo a la
salida del trabajo.”
“¿No almorzarás?”
“No. Hasta luego”
“De acuerdo. Hasta
luego”
Y entonces, hasta había
que agradecerle a Nora. Y era molesto, porque, porque, ¿por qué no se había
quedado con Nora? ¿Por intensa? ¡Todas las mujeres son intensas! Y si Nora era
un poco más que la mayoría pues ese era problema de la intergaláctica que tomó
decisiones arrebatadas.
Mar estaba molesta.
Volvió a conectar el
chat, pero sin videollamada.
“¿Ya viste el
artículo?”
“Es ella. Luna me lo
confirmó.”
“Tiene buen gusto la
prima. Además de talentosa y famosa, es bastante guapa la escritora”
“Sí”,envió Mar.
“Ellas…” Mar borró el artículo plural, “Luna quiere recuperar a Nora y voy a
ayudarla con eso”
“Ya veo. No parece como
si Nora fuera a poner resistencia”
“Luna quiere amor
verdadero, no solo la obsesión de Nora”
“Creo que entiendo.
¿Nunca nos conformamos con sólo un poco?”
“Nunca”
“Yo tampoco me
conformaría. Entonces, ¿las vas ayudar, celestina?”
“Sí y cuento contigo”
“Más que nunca en
nuestra vida, es nuestro destino”
“Supongo. ¿Puedes ir a
casa en la tarde? “
“Cuenta con ello. Hasta
pronto Mar.”
“Hasta la tarde”
Y Offline.
Y unas horas más tarde,
después del anochecer, estaban las 4 sentadas en el piso de la habitación de
Mar, con sendos vasos de limonada fría decorados con motivos navideños (la mamá
de Mar había ido a una tienda de autoservicio en la que había baratas de la
temporada pasada. Aunque era primavera, los vasos con motivos navideños le
parecieron a la señora de buen tamaño y bien hechos, así que compró un juego de
ocho, con todo y que el pino y el oso polar no combinaban para nada con la
época del año). Sara observaba un poco descaradamente a Nora, quien parecía no
poder apartar la vista de Luna. Luna parecía intentar ver a Nora con la misma
intensidad. Mar estaba incómoda.
“Y bien, Nora”,rompió
el silencio Sara. “¿Cuándo nos contarás qué se siente ser famosa?”
Sara, siempre directa.
Pensó Mar.
“Pocos me considerarían
famosa”,respondió Nora humildemente.
“Eres una de las
escritoras favoritas de Mar, yo le regalé tu último libro en su cumpleaños”
“Es un honor que Mar
tenga en tan alta estima mi trabajo”
“Eres buena. De hecho
estaba considerando preguntarte por spoilers o algo así…” Dijo, Mar. Por lo
menos ya estaban conversando.
“Sí, yo también he
leído tus libros”,continuó Sara. “¿Valentina logrará escapar de sus fantasmas
personales?”
Valentina era la heroína
de la saga de Nora. Mar y Sara adoraban el personaje con pasión. Mar hasta
había dibujado unas viñetas basadas en la obra de la escritora.
“Aún no lo sé. Por el
momento solo estoy segura de que Valentina debe continuar su viaje y conocer a
más personajes. Existen todavía algunas cosas que debe aprender antes de saber
si puede o no deshacerse de sus fantasmas”
“Supongo que nadie
realmente puede deshacerse de sus fantasmas; aprendes a vivir con ellos… solo
supongo”,reflexionó, Mar.
“Estoy de acuerdo contigo”,confirmó
Nora y de nuevo reinó el silencio.
“¿Te gustan mis textos, Luna?”
“Siempre me ha
asombrado lo que eres capaz de comunicar. Tus escritos son maravillosos, tú lo
eres”,dijo Luna, de nuevo viendo a Nora de manera intensa.
Sara dirigió a Mar una
sonrisa pícara. Si Nora sonreía con más ganas la mandíbula se le desencajaría,
pensó Mar. Sobre todo si Nora insistía en no mostrar sus dientes.
“Tú inspiraste a
Valentina y sus sombras. Tú eres mi musa, Luna”,declaró Nora, como olvidando
por un momento que Sara y Mar también estaban ahí. “Disculpen si no era el
momento de decir semejante cosa, pero no pude evitarlo”
“Yo lo suponía”,dijo
Luna. “Mucho de lo que escribes me lo contabas a mí. Muchas veces hablamos de
lo difícil que resulta sentir que no tienes un lugar en este mundo, ni en
otros”
“Creí que no lo
recordarías”
“Soy capaz de recordar
cada conversación que tuvimos, Nora”
Sara leyó el mensaje de
texto que parpadeaba en su celular. Era de Mar. Decía: “Debemos sacarlas de
aquí. Es incómodo”
Sara se apresuró a
responder con poco disimulo: “Yo estoy muy bien viendo la tragicomedia”
Mar la volteó a ver con
ojos de fastidio. Sara volvió a sonreír.
“¿No se les antoja
hacer algo? ¿Vamos por unos tragos?”,intentó Sara.
Mar giró los ojos. “Es
lunes”
“Somos jóvenes y yo
entro a trabajar hasta las diez de la mañana”,respondió Sara.
“Yo no trabajo”,dijo
Luna.
“Yo no tengo horario”,dijo
Nora.
“Todo está cerrado”,dijo
Mar.
“Yo sé de un lugar. Si
no quieres ir, yo puedo llevarlas. Eres la única con horario riguroso”
¿Y dejarlas a merced de
Sara? No. Además el vínculo, el vínculo.
“Vamos”,consintió Mar,
desvelarse sería mucho mejor que intentar borrar momentos empalagosos ajenos en
su habitación.
Dos horas después, una
Sara chispeante por el whisky bailaba como niña con una Nora también
chispeante, pero poco menos entusiasta. Mar suponía que Nora preferiría estar
bailando con Luna, pero la galáctica estaba lejos de parecer dispuesta. Estaban
en el mismo bar que donde conocieron a la rockera, a Sara le gustaba demasiado
ese local.
“¿No deberías ser tú la
que pone sus manos en la cadera de Nora?”,preguntó Mar a la alienígena que
apuraba su octavo vaso de licor.
“Quizá es correcta tu
apreciación, pero por el momento estoy interesada en los efectos fisiológicos
de la bebida”
“¿Estás embriagándote?
No pareces afectada”
“Tengo un cosquilleo
general y la visión ligeramente distorsionada”
“Muy bien,
intergaláctica, ese fue tu último trago. No sé cómo lidiar con una
extraterrestre ebria”
“Haré lo que me
indiques”
Sí, Mar, que aparentemente
sería la única sobria de la noche, notó el brillo del alcohol en la mirada de
su amiga de otro mundo. Supuso que mañana se enfrentarían a la consecuente
deshidratación.
“Todo va muy bien con
Nora, ¿no?”
“He ejercitado
vigorosamente algunos puntos de cortejo que mis bases de datos me han
facilitado”
“Sí. Eso de que es
maravillosa fue un buen movimiento. Pareces toda una experta”
“También te he
observado en el pasado. Ver a los ojos sin desviar la mirada y enfatizar las
virtudes de la interlocutora, son cosas que aprendí de ti. Las bases de datos
tienen poco contenido audiovisual útil para el cortejo, suelen focalizarse en
el coito.”
“Pues lo haces bien.
Ella no deja de verte y eso que Sara se está esforzando en entretenerla con su
baile de tortuga ninja”
“No sé qué es una
tortuga ninja. No sabía que los reptiles pudieran ser mercenarios japoneses del
siglo VI”
“No es así, luego te
explico. Nora no deja de verte, parece fascinada con todo lo que dices o haces”
“Ese es un buen avance
en mi proceso de enamoramiento. Sin embargo, tengo mis reservas. Nora me
considera indispensable en su vida pero no estoy segura de que lo haga de
manera romántica”
“Sí. Eso pensaba, pero
ya lo iremos averiguando. ¿Y tú? ¿Te agrada? ¿Te resulta atractiva?”
“Hace unos momentos, al
ir por tu cerveza a la barra, me descubrí considerando muy agradable la
simetría de su rostro”
“Eres una oda a la
galantería”
“Agradezco tu
consideración”
Mar suspiró. Luego
continuó.
“La consideras bonita.
No es una pregunta. Así se dice eso de la simetría, que la consideras bonita”
“¿Tú no?”
“Sí, claro. Pero no
importa lo que yo piense, eres tú la que se tiene que enamorar. Que te parezca
bella es un buen paso”
“¿Crees que ella me
considere bonita?”
Mar sonrió.
“No lo dudo. El
problema es si Nora antes ha sido un ser homosexual. ¿Lo ha sido?”
“No. Sólo ha estado
enamorada una vez, de un hombre joven con el que estuvo hace tiempo”
“¿Antes de sus libros?”
“Es correcto. ¿Eso es
importante?”
“Sí. Digo, ella dice
que tú se los inspiraste. A mí eso me parece algo muy homosexual”
“Espero estés en lo
correcto. Confío en tu lectura de tus símiles. Para mí es complicado entender
ese tipo de comportamiento humano”
Mar no dijo más. ¡Qué
interesantes solían ponerse las etiquetas de las botellas de cerveza en aquel
bar!
“Mar”
Mar volteó a ver a
Luna.
“¿No deberías ser tú la
persona sobre la que Sara posasus manos?”
“Bien jugado, marciana.
No tengo ganas de bailar con ella. Las cosas se han puesto confusas”
“¿Por el beso? Este fue
diferente, lo pude sentir a través de ti”
“Sara se puso toda rara
con lo que siente por mí, o eso me dio a entender. Creo que solo está celosa…de
ti… de la situación contigo.”
“Es una humana
posesiva”
“Es Sara”
“Si gustas podría
transmitirte mis descubrimientos sobre procesos infalibles de cortejo”
“No es necesario, Luna.
Pero gracias. Es bonito tener a una consejera sin tiempo ni espacio”
Pensar seriamente en
Sara la puso triste. Pero bueno, no estaba ahí por ella, sino en su papel de
vínculo y entonces debía resistir un poco más para ver en qué terminaba la
noche.
Nora y Sara regresaron
a la mesa. Nora había perdido el aliento; Sara solo tenía el rostro enrojecido.
“¡Quién podría
imaginarse que la famosa bailaba tan bien!”,exclamó Sara apurando un vaso se
bebida.
Nora se ruborizó.
“Es cierto, Nora. En mi
imaginación solo bailabas entre olas o algo así”. Puntualizó Mar, claro que
primero se imaginó un pez espada, luego una sirena, luego un manatí, una nutria
y ya después de eso una especie de bailarina-buzo de ballet.
“Bueno, es un día feliz.
Debemos festejar”,dijo Nora y todas asintieron de acuerdo. “Luna, ¿no bailas?”
“Está ebria”,se
adelantó Mar.
“Así es mucho mejor.
¿Bailas conmigo?”,solicitó Nora, valiente.
“Sí, bailemos”,concedió
Luna sonriendo abiertamente
“¿Ustedes no vienen?”,preguntó
Nora a Mar y Sara, con educación.
“Creo que voy a tomar
un poco más”,respondió Sara. Luna y Nora se fueron a dar saltitos por la pista
de baile.
“Mi instinto dice que
tu prima volverá a revivir su historia de amor”
“Me parece bien”. Entre
más rápido, mejor para todos.
“Son una pareja sexy”
“Lo son”
“Nora parece rígida,
pero cuando la empiezas a conocer es muy agradable”
“Sí”
“¿Sería buena idea
dejarlas solas?”
“No”
“¿Por qué no?”
“No puedo dejar a Luna.
Además están ebrias”
“Mucho mejor”
“Tú también estás
ebria… Sara, en un rato más nos iremos. Tengo trabajo”
“Puedes dejarlas
conmigo, te prometo que vigilaré que no hagan algo demasiado impúdico”
“Luna es mi
responsabilidad, no voy a dejarla”
“No estarás celosa, ¿o
sí?”
“No empieces con eso.
Te he dicho mil veces que no hay motivos para que pienses semejante cosa”
“Vale, no te molestes.
Es solo que te conozco muy bien”
“¿Y qué si no es así?
¿Y qué si no me conoces en absoluto?”
Había dicho aquello
demasiado desafiante. Mar pudo ver cómo Sara se ponía seria y la miraba
fijamente.
“Lo siento”,dijo la
diseñadora. “Estoy cansada, no quise hablarte así”
“Es mi culpa. En verdad
me pone nerviosa que te pongas en actitud sobreprotectora con Luna. ¿Es tan
especial para ti?”
“Lo es. Pero no en la
forma en que quieres verlo.”
“Está bien. Prometo no
volver a insinuar nada del tema.”
Mar suspiró. Sara
suspiró. Y ambas apuraron sus bebidas.
“Terminé con Iván”
Mar se quedó
petrificada. Quiso decir cualquier cosa pero no alcanzó a saber qué.
“Sucedió esa noche en
que apareció Nora, después de que colgamos. Simplemente no podía dormir con él
otra noche. No después de darme cuenta de que lo único que hago todo el tiempo
es pensar en ti”
“Sara, estás ebria”
“Sí. Pero el sábado no
lo estaba y con toda la sobriedad del mundo le dije a Iván que dormiría en el
sofá y que buscara otro lugar para vivir”
“¿Y lo hizo, se fue?”
“Se fue”
“¿Y qué vas a hacer?
¿Cómo pagarás tú sola la renta? Es un departamento muy costoso y además están los
servicios. Tu trabajo apenas es de medio tiempo, ¿estás segura de que fue una
buena decisión?”
Sara rio por lo bajo;luego
continuó.
“No te estás fijando en
lo más importante… acabo de decirte que lo único que hago es pensar en ti.
Terminé con mi novio porque quiero volver a besarte cuantas veces quiera”
Y aquello era mucho
para procesar. No había bebido la gran cosa, pero Mar sentía que todo en su
mente se revolvía. Pensaba en las cuentas de luz, gas y agua con claridad
(podía ver los recibos bailoteándole alrededor de una Sara en quiebra), pero no
alcanzaba a entender que lo que tanto había esperado estaba por fin sucediendo.
“Yo… ¿no que no estás
lista?”, Mar estaba confundida, mucho, muy confundida.
“Nunca voy a estar
lista para sentir lo que tú me provocas. Pero sería una tonta al rechazarte
otra vez”
Espera. Espera. Espera.
¿Rechazarla? ¿Acaso era Mar la que estaba declarándose? No. Esta vez no había
nada que rechazar. Habían problemas intergalácticos que habían pasado a ser
prioridad en las últimas semanas y entonces Sara salía con tremendas declaraciones
que complicaban más las cosas. Su razón peligraba. Afortunadamente nunca había
sido tan racional, porque si lo fuera probablemente sería la causante de un
accidente espacio-temporal.
“¿No me dices nada?”
Mar notó cómo Sara se
ponía tímida. Pocas veces la había visto así, totalmente alejada de su máscara
de autosuficiencia. Mar recordó que así se había enamorado de ella, cuando por
primera vez la vio despojada de su arrogancia.
Tenían unos quince años. La abuela de Sara
había muerto. Sus papás, que habían viajado para visitar la anciana, le dijeron
a su hija por teléfono que llegarían por ella en cuatro horas. Sara llamó a Mar
quien a toda prisa fue a su casa. Esperaron cuatro horas en silencio. Para la
tercera hora, Mar ya estaba totalmente segura de que haría lo imposible para
evitarle a su amiga cualquier dolor.
“Mar, di cualquier
cosa, por favor”
Mar supo que si no era
en ese momento, quizá no tendría otra oportunidad. No respondió. Cortó la
distancia que las separaba en la mesa de aquel bar, se acercó a Sara y la besó
en los labios, con calma.
“Desde hace mucho
tiempo puedes besarme cuando se te dé la gana”,dijo Mar, susurrando sobre los
labios húmedos de Sara.
Sara no contestó y atrajo a Mar de nuevo hasta
su boca.
Desde la pista de
baile, Luna pudo ver cómo el par te terrícolas se amoldaban la una con la otra.
Nora siguió su mirada.
“¿Entonces están juntas?”,preguntó
la escritora.
“No. Hasta el momento,
no”
“Creo que ya lo están”
“Mar ha estado
enamorada de Sara desde hace una década”
“Eso es mucho tiempo de
espera. Me alegro que haya terminado para Mar. La espera puede consumirte por
dentro. El mundo sigue su curso pero todo el tiempo sientes que algo te hace
falta”
“¿Eso es lo que tú
sientes?”
“Lo sentía antes de
tenerte de nuevo conmigo”
“¿Podrías besarme?”
“¿Qué?”
Nora se sobresaltó. No
había esperado esa extraña petición. Oh bueno, no es como si nunca le hubiera
pasado por la cabeza, pero no era precisamente su objetivo. Nunca había pensado
en su musa como en alguien a quien pudiera banalizar de tal manera. ¿Podría
besarla?
“Es para recopilar
datos”,dijo Luna con total naturalidad.
“Entonces supongo que
podría hacerlo. Haría lo que me pidieras”
“Bien. Hazlo”
Nora se inclinó hacia
Luna. Luna se inclinó hacia Nora.
“No. Esto no se siente
natural”,se detuvo la alienígena.
“Eso estaba sintiendo
exactamente”,dijo Nora suspirando con alivio. “Pero, podríamos intentarlo
después… es decir, si quieres en verdad recopilar datos conmigo. Si quieres
besarme… en otro momento podría besarte, sin duda”
Luna sonrió.
“Eres bella”
Nora se sobresaltó de
nuevo.
“Gracias. Tú también lo
eres. Luna, ¿puedo abrazarte?”
En respuesta, Luna
rodeo a Nora entre sus brazos. Nora respiró el aroma de Luna, no lo sabía
antes, pero ahora estaba segura de que sí podría besarla.
Música tranquila
comenzó a sonar. Era momento de marcharse. Luna y Nora habían pasado la última
media hora bailando abrazadas. Mar y Sara saciaron parte de su sed por la otra
también durante ese tiempo (y es que algo raro pasaba con ese lugar).
Pagaron la cuenta.
Salieron del bar y ahí mismo tomaron un taxi. Primero dejaron a Nora en su
hotel, después continuaron hasta el departamento de Sara.
Como quedaba cerca de
casa de Mar, las tres pagaron al chofer y se bajaron. Mar y Sara no habían
perdido tiempo y durante todo el trayecto habían continuado con la sesión de
besos, sin pena por la presencia de Luna, a quien además le parecía dar lo
mismo (al taxista también, curiosamente). Mar no quería separarse de Sara; de
no ser por Luna, se habría quedado con ella, pero algo en la diseñadora no
había sucumbido totalmente a la locura por su pasión recién liberada. Liberada,
mas no culminada y aquello pues tendría que esperar, porque la galáctica no
podía quedarse con ellas, sería raro y pues no.
Mar y Sara, tomadas de
la mano, caminaron hasta la puerta del pequeño edificio de Sara y luego
subieron al tercer piso, luego caminaron por el pasillo y llegaron hasta su
puerta. Luna seguía silenciosamente sus pasos.
Al llegar al umbral,
Mar luchó nuevamente contra la tentación de quedarse (¿cómo le explicaría a
Sara que Luna también tendría que pasar ahí la noche?). Sara parecía muy
desilusionada cuando entendió que tendrían que esperar. Pero entonces, mientras
ponían deseos y despedidas en su lugar e insertaba la llave en la manija,
escucharon que la puerta se abría.
Iván apareció debajo
del marco de la puerta. Fresco, recién bañado y en pijamas.
“Hola, amor. Llegué un
día antes porque el bobo de mi primo se rompió una pierna y ya no pudimos
visitar las grutas”
Sara se puso la máscara
mientras Iván la abrazaba.
Mar entendió todo, sin
divagaciones, porque ni para eso tuvo fuerzas.
Y Luna dio dos pasos,
se colocó detrás de Mar y la rodeó con sus brazos por la cintura, recargando su
barbilla en uno de los hombros de la terrícola.
“¡Woa! ¿Esa es tu nueva
novia, Mar? Siempre has tenido buen gusto, pero ella, dios… es muy guapa”,dijo
Iván, muy impresionado con la galáctica.
Mar no escuchó. Estaba
a muchos años luz de ese lugar. Afortunadamente no estaba cayendo porque algo
calientito y fuerte la sostenía.
Sara sólo observaba
todo, sin decir palabra.
“Nosotras nos
retiramos. Pasen buenas noches”, dijo Luna. Besó suavemente la mejilla de Mar,
con lo que ésta pareció reaccionar. Tomó a su vínculo del brazo y se alejaron
por el pasillo, mientras escuchaban cómo la puerta se cerraba a sus espaldas.
Mar no fue consciente
del corto trayecto hasta su casa. Algo de ella se había quedado clavado en el
umbral de Sara y estaba gritándole.
Sara podría haberla
besuqueado sin necesidad de que se inventara todo el cuento. O quizá él no
había entendido que Sara terminó su relación. Sí, a lo mejor era todo un
malentendido y debía regresar a aclarar las cosas. Pero Sara parecía culpable.
Pero le dijo “amor” y sus pijamas todavía estaban en el departamento. Claro que
él mismo pudo haber llevado el pijama.
“A lo mejor debería
regresar…”
“No”,la detuvo Luna.
Mar vio a Luna con
agradecimiento, notando que si no fuera por la galáctica quizá estaría gritando
en el pasillo o llorando en la calle o armando un alboroto para llegar a casa.
Bueno, igual y no era del tipo dramático, pero seguro hubiera tenido que
caminar sola, perdida en lo que pensaba y sentía y era tarde, eso era
peligroso.
“Ya casi llegamos”,dijo
Luna, con actitud bastante normal, nada condescendiente, pensó Mar, lo que era
un alivio.
Llegaron hasta la casa
de Mar, entraron a hurtadillas y como la terrícola no soltaba el brazo de Luna,
la galáctica condujo a Mar hasta su habitación.
“Quédate”, pidió Mar.
Luna entró a la
habitación. Esperó pacientemente que Mar se quitara los zapatos y se acostara
en su cama y luego la siguió.
Instintivamente, Mar se
abrazó al cuerpo de la alienígena. La tibieza del contacto era reconfortante y
de alguna manera se sentía mejor estando cerca de la mujer sin espacio ni
tiempo.
Luna se dejó hacer en
silencio. Mar no sabía si porque no le interesaba la situación o porque no
tenía idea de lo que estaba pasando.
“Luna…”,comenzó a decir
con la cabeza pegada al pecho de la galáctica, “…hoy me volvieron a romper el
corazón”
“Lo sé”
“No sé por qué volví a
creerle, no sé por qué tiene la capacidad de tirar de mí a donde quiera y yo
siempre termino igual, con nada”
“Tú le das ese poder.
Eres así. Amas así”
“Cierto, por eso me
elegiste, porque soy muy considerada…”
“Ese no es un pretexto
racional. Sara actuó mal esta noche. Tú no tuviste nada que ver en eso, tú no
tienes por qué sentirte mal”
“Es que duele”
“A ella debería
dolerle, no a ti”
“Quizás a ella también
le duela”
“Pero solo debería
dolerle a ella. Sara actuó mal y ella debería ser la única que enfrentara las
consecuencias, no tú. Este mundo es injusto”
“Nunca había escuchado
decir esa frase con tanta certeza. ¿En serio en mundos más justos solo le
dolería a quien obró mal?”
“No lo sé. El amor está
resultando ser… los seres humanos son…”
“¿Te quedas sin
palabras, marciana?”
“No soy capaz de
controlar mi línea de pensamiento del todo”
“Es el whisky”
“Es algo más, no solo
es una incompetencia fisiológica. Estoy aturdida. Solo pienso en la injusticia
de los actos que presencié esta noche; la deslealtad de alguien en quien
confías… es…los seres humanos son…”
“Estás enojada”
Mar se incorporó un
poco para ver el rostro de Luna.
“Efectivamente, estás
molesta. Tienes el ceño fruncido y haces puchero. No sabía que los marcianos
hacían pucheros”
Luna volteó a verse en
el espejo que quedaba frente a donde ellas se encontraban. Con su mano recorrió
su frente y palpó sus labios.
“Estoy enojada”
Mar volvió a su
posición sobre el pecho de su amiga interestelar.
“Felicidades, una nueva
emoción humana.”
“¿Qué fue lo que me
puso de esta manera?”
“Tu indignación. Sara
en verdad es capaz de sulfurar a cualquiera”
“Mar”
“Dime”
“Guarda silencio.
Necesito recopilar esta información”
“¿Vas a irte de tu
cuerpo? ¿Podrías hacerlo aquí? Sé que es una petición extraña”,y sí lo sería,
en otro contexto, claro. “Pero no quiero que te vayas. Tengo el corazón roto
pero tu cercanía se siente bien. Como un efecto cobija pero interna, ¿sabes?’”
“Es el vínculo”
“Vale, lo que sea…
¿podrías descargar tu disco duro integrado aquí?”
“Es correcto. Procura
no tocar el centro de la galaxia, podrías interferir en algo”
“¿La bola que aparece
en medio de las partículas de luz?”
“Es correcto”
Luna levantó sus manos y las apuntó hacia el centro de la
habitación de Mar. Poco a poco fue surgiendo un haz de luz y después la pequeña
galaxia fue tomando formacon las estrellas del tamaño de polvo pero luminoso. La
terrícola estaba maravillada con las estrellas fugaces que pasaban de vez en
cuando y el hermoso centro brillando como un sol. Levantó de nuevo la vista
para ver que Luna ya no estaba, solo quedaba su cuerpo cálido y se abrazó a
éste, viendo el espectáculo cósmico que se desarrollaba entre su ropa sucia y
su escritorio de trabajo. Aclararía las cosas con Sara. Iván de seguro estaba
confundido.
Lo deseó una vez, dos y
tres y cuantas veces alcanzaba a ver una estrella moviéndose muy rápido entre
las otras. Deseaba que todo fuera un sueño, que no le doliera tanto.
Toc…toc…toc…
Toc…toc…toc…
Toc…toc…toc…
“Mar”
Mar abrió los ojos.
Estaba demasiado cómoda y no se quería despertar, pero ya habían llamado varias
veces a la puerta.
“Mar”
Pero no la llamaban
desde fuera de su habitación, la llamaban por encima de su cabeza, muy cerca.
Mar abrió los ojos.
“Buenos días, marciana”,saludó
Mar desperezándose sobre Luna. “Parece que te usé de colchón”
“Es correcto”
“¿Volviste muy tarde?”
“En realidad no tardé
mucho en la descarga de datos y organización de la información, pero ya estabas
dormida”
“¿Pasaste toda la noche
despierta viéndome dormir?”
“Es correcto. De todas
maneras no realizo muchas actividades en la noche”
Toc…toc…toc…
“Tu padre lleva un rato
llamando a la puerta”
Mar se puso de pie casi
de un salto y fue a entreabrir la puerta.
“Buenos días, papi”
“Mar, ¿no tenías que ir
a trabajar? Son casi las diez de la mañana”
Sí, sí tenía que ir a
trabajar, pero llegaría tarde y no era tan urgente en ese momento.
“Hoy entro tarde”.
Mintió la terrícola.
“¿Luna está contigo?”
“Sí, llegamos después
de las doce y nos quedamos charlando un rato”
“¿Todo bien, mi amor?”
“Hoy parece menos malo
que ayer. Estaré bien, papá, no te preocupes”
El papá de Mar se
retiró de la puerta, no sin antes forzarse a no inmiscuirse, Mar ya lo buscaría
cuando estuviera lista. Mar regresó hasta Luna.
“¿Qué tan mal me veo?”
“Te veo normal”
“Eso pensaba. ¿No es
espantoso cuando te sientes muy mal por dentro pero por fuera parece que todo
está como si nada?”
“No puedo identificarme
con esa sensación”
“Es cierto, eres una
extraterrestre deshabilitada para casi todos los sentimientos”
“Excepto para la
alegría y el enojo”
“Y estamos muy
orgullosas de eso”
Mar aventuró una
sonrisa pequeña que Luna correspondió.
“Ve a bañarte,
galáctica, tenemos que ir a la oficina”
“En realidad esta
mañana veré a Nora. Pasearemos por el parque”
“¿Por el parque?, ¿el
de los patos?”
“Sí, le hablé de los
patos y me parece una buena forma de comunicarnos el día de hoy”
“Yo no puedo acompañarlas, en verdad debo ir a la
oficina un rato”
“No es necesario que
nos acompañes”
“¿Y el vínculo?”
“Iré a tu oficina antes
de tu hora de salida. El vínculo debería soportar unas horas”
Ah, vale. Pues sí, a
Luna le había ido todo bien la noche anterior, así que era bastante normal y
hasta muy bueno que continuara conociéndose con Nora. Pero es que Mar no quería
estar sola. De acuerdo, Luna por lo regular era una molestia en su trabajo pero
precisamente ese día podría haber sido un alivio. Pero quién era ella para
intervenir en el proceso de enamoramiento intergaláctico. Pues que se fuera con
Nora, sí, eso estaba bien.
“Muy bien. Si necesitas
algo, llámame”,dijo Mar apuntando a su cabeza. “Iré a bañarme. Luna, gracias
por todo lo que hiciste anoche por mí, sin ti quién sabe cómo habría acabado
aquello”
“Todo iría bien de
cualquier manera. Pero me siento complacida por haber estado presente”
“Y eso, marciana amiga,
se llama orgullo. Del bueno, no de ese pecaminoso. Disfruta los estanques y a
Nora”
Mar salió del cuarto.
Ese sería un largo día para pensar.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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Sara definitivamente se pasó muchsisimo con Mar!!!! Yo q ella no le hablo más!!!! XD
ResponderEliminarME divierto con luna y su "ES CORRECTO"
Ya quiero saber q pasara con Sara..esperare con ansias el próximo capítulo...
Besos escritora!
Oh, sería tan genial si luna y mar se enamoraran :3
ResponderEliminarWow que iso Sara yo igual no creo que le haya mentido a Mar
ResponderEliminarCreo que Ivan volvió y iso todo esa escena para hacerla pensar que el aun esta con Sara el no se convence que Sara no siente nada por el buena sorpresa nos haz dado Laura en este capítulo ¡Uyyyyyyy!!! saludos desde Chile