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“¿Cómo te gustan las
mujeres, Luna?”
Sara era la más
entusiasmada, pensó Mar. Luna estaba en modo contemplativo, como el día
anterior mientras caminaban de regreso a casa y ella misma no se sentía
totalmente cómoda en aquella situación.
“Mis expectativas,
después de una delimitación previa con Mar, incluyen el género femenino, por
supuesto, juventud y una personalidad interesante”
“¿Rubias, morenas,
pelirrojas? Estoy segura que te verías muy bien con cualquier tipo”
“Físicamente no tengo
ningún requerimiento”
“Mujer profunda. Eso
está bien, la superficialidad no trae nada bueno, aunque también debes admitir
que el primer filtro lo aplican los ojos, la nariz, y si tienes suerte, la
boca…”
“No entiendo”
“Lo que Sara quiere
decir…”,intervino Mar, “… es que no solo se trata de que atraigas a alguien,
sino que esa alguien te atraiga también y eso puede pasar porque consideres su
fisionomía bonita, bajo los estándares de belleza con los que te sientas más
cómoda, que te guste su aroma…”
“Que sepa bien… de
acuerdo al uso de la boca propuesto por Sara”, completó Luna.
Sara soltó la
carcajada. Mar se quería dar de topes en la mesa. Continuó.
“Esa es una especie de
segunda etapa. Por lo pronto concéntrate en algo que te guste”. Mar pensó en
voz alta para Luna. “Sé que eso de la belleza es un rollo muy difícil de
aclarar, solo haz lo que te parezca conveniente. Puedes usar mis tendencias si
te parece adecuado.”
“Es precisamente lo que
me había propuesto”,contestó Luna en su mente.
Mar y Luna habían
acordado, mientras se dirigían a la cita con Sara, que mantendrían contacto
cerebral para evitar, en la medida de lo posible, levantar sospechas (más) en
Sara.
“Aquella de allá. Es
justo tu tipo”,dijo Sara refiriéndose a Mar. Mar y Luna siguieron la mirada de
Sara.
“Claro que no. Parece
una rockera a la que se le extravió el festival. Es Martes, son las 6 de la
tarde, nadie se viste así”
“Me disculpo por
disentir, pero Sara tiene una apreciación correcta. Esa mujer joven es
realmente alguien a quien te dirigirías con intensiones románticas o de cópula”
Sara soltó la
carcajada. Mar quería meter la cabeza en su bolso y teletransportarse a la
seguridad de su cama.
“En verdad es
maravilloso que dos personas puedan asegurar cosas sobre mi conducta con tal
asertividad, pero no estamos aquí para discutir mis gustos, sino los de Luna”
“Tú también estás
soltera”,puntualizó Sara.
“Pero esto va sobre
Luna, no sobre mí. Punto. ¿Te gusta la rockera?”
“El tamaños de sus glúteos
y senos encajan con mi preselección basándome en…”
¡Shhh! Chitó Mar
mentalmente.
“Es decir, me parece
una mujer atractiva, sí”
“Entonces ve y habla
con ella”
“¿Debería ofrecerle mi
número telefónico? Aunque más bien sería el tuyo…”
“No”,intervino Mar.
“Osea, sí, pero primero conversa un poco con ella. Hablen de música, trae Led
Zeppelin en la playera. Si no tiene idea del grupo y lleva una playera solo
porque es bonita, le sonríes y regresas, esas no son personas interesantes”
“Gua. Tienes en verdad
todo un sistema de filtros”,reconoció Sara.
Mar se encogió de
hombros. Luna asintió y se dirigió hacia la desconocida.
“¿Y si ni siquiera es
gay?”,preguntó Sara.
“Lo es. Tiene esa vibra
rara”,y Mar volvió a agitar las manos alrededor de ella misma.
“Si la reina sáfica lo
dice, entonces es cierto”
“No soy una reina
sáfica”
“Pues podrías serlo,
definitivamente”
Mar se convenció de que
Sara se estaba metiendo mucho en el papel de observadora. Eso o le estaba
coqueteando, pero que no, que eso no era posible.
Las cervezas se
calentaban mientras lanzaba miradas discretas por encima de su hombro para ver
cómo procedía Luna. Aquello parecía ir bien, la chica rockera sonreía encantada
con lo que fuera que Luna le decía. No era como que esperara un fracaso, Luna
era bella, eso de entrada era una ventaja.
“¿Segura que estás
dispuesta a compartir a la prima?”,soltó Sara. A Mar le pareció que se había esforzado mucho en contener la
pregunta. Sara arqueaba de cierta manera las cejas cuando intentaba disimular.
“Lo que la prima quiera”,dijo
listilla, mientras levantaba su botella a la mitad para brindar con Sara.
“¿Y si tú eres lo que
la prima quiere?”
“Sara, no sigas con
eso. Entre Luna y yo no pasa nada”
“No fue eso lo que vi
en tu oficina”
“Ya te dije que es
rara, además, mírala, no se ve muy interesada en mí y sobretodo, mírame. Yo no
estoy allá impidiendo que pruebe sus cinco sentidos.Estoy sentada contigo,
intentando convencerte de que no me interesa”. Y… aquello quizá había sido más
de lo necesario. Mar pudo ver cómo Sara regresaba a su botella, intentando
pegar la etiqueta que la humedad desprendía.
“Sara, ¿de qué hablaron
tú y Luna?”
“De nada en particular.
De hecho creo que no hablamos hasta que llegaste a la mesa”
“Y entonces… ¿de qué
hablaron?”
“Estabas ahí”
“Me distraje”
“Típico de ti, cariño”
Se sonrieron mutuamente
y la atmósfera de la mesa volvió a tonarse ligera.
“Pues, me contó de su
examor”
¿Examor? eso era nuevo,
pensó Mar. Sara continuó.
“Me contó que había
estado muy unida a otra persona, pero aquello no iba a resultar porque existía
entre ellas mucha dependencia, o algo así entendí. Entonces ella decidió
marcharse y entonces vino a vivir a casa de tus papás y resultó que eras una
prima con muchos dones que podrían llevarla a conocer más personas”
“Ah… vaya”
“Y supongo que lo creí,
¿tú tienes otra versión?, pareces sorprendida”
“No. Eso es lo que
pasó”
“Sabes que no me trago
eso del todo, aunque haya algo de cierto.”
“¿Por qué te cuesta
tanto creerlo?”, Mar tenía la sospecha de que Luna habría lanzado una tanda de
control mental sobre Sara, pero no era así, aparentemente había mentido e
inventado una historia. “Los aliens mienten” pensó y un escalofrío le recorrió
la espalda.
Sara parecía estar
sopesando la respuesta. Mar aprovechó para pedir otro par de cervezas y
encender un cigarrillo.
“No es que no les crea, ¿sabes?, yo solo no puedo
asimilar que ella te necesite tanto, aparentemente y mucho menos que tú estés
tan dispuesta a estar con ella. Vive en tu casa, la llevas de compras, a tu trabajo,
de repente Luna está en todos lados y me parece que eso va a durar un tiempo y
me asusta. Si solo te acostaras con ella o si la dejaras en casa, no sentiría
que invade un espacio que es mío”
Un poco de ceniza cayó
sobre el pantalón de Mar sin que se diera cuenta.
“Hablaste mucho”
“Hablé mucho”
Dijeron Sara y Mar al
mismo tiempo.
Entonces Sara tenía
miedo y celos, combinados, se convenció Mar. Sara era tan egocéntrica como para
preocuparse por eso, por supuesto, pero por otro lado no era de las personas
que reconocieran algo como aquello con tanta facilidad. ¿Luna en verdad era tan
amenazante?
“Al final, la
cabaretera de la obra regresa con su compañera, ¿no?”,aventuró Mar. “No tienes
de qué preocuparte, eres mi mejor amiga y nada va a cambiar eso. Sé que las
personas siempre dicen cosas así, en la televisión o en el cine o en alguna
graduación y no lo cumplen, pero te lo digo en serio. Si tú supieras cuánto me
importas, ni siquiera tendríamos esta conversación”
Mar quería lanzarse
sobre la mesa y abrazar a Sara y besarla y luego llevarla a un lugar oscuro,
que no, que solo abrazarla, pero ni aquello era posible, sobretodo porque Sara
ahora parecía avergonzada y ya antes había visto esa misma cara, justo después
de aquella noche en su casa. Se sintió herida. La euforia dio paso a un montón
de pensamientos que incluían la reclusión a un convento. Decidió cortar el
nuevo silencio.
“Tienes razón, yo
también soy soltera, debería buscar algo para mí”
“Deberías,
definitivamente.”
“¿Te molesta si te dejo
sola?”
“Claro que no, ve a
hacer tu show de reina sáfica”
Y Sara se puso fresca.
Y Mar no tuvo otra opción más que obligarse a ponerse de pie e ir hasta la
barra, para fingir buscar una presa.
“¿Estás bien?”
La voz en su cabeza le
provocó un respingo. Era Luna, ¿quién más?, claro.
“¿Escuchaste todo?”
“Tú me permitiste
entrar en tu mente”
“Entiendo… dejé abierto
el canal o algo así. Bien, sí, estoy bien. Pero, ¿podríamos ir a casa?”
Mar no recibió
respuesta. Estuvo tentada a darse golpecitos en la cabeza, como para arreglar
la psicotelecomunicación, o algo así, pero aquello se vería muy raro. “Luna.
Luna. Luna, ¿estás ahí?”. La respuesta no vino de manera mental, Luna le hablo
directamente, estaba junto a ella.
“Yo soy tu Luna. Vamos
a casa.”
Mar se sintió agradecida.
Tomó a Luna de la mano y se dirigieron a la mesa.
“¿Qué pasó con la
rockera?”,preguntó Mar de camino.
“En realidad tenía
conocimientos interesantes sobre la constitución del cuerpo femenino. Había
consultado al respecto, pero escuchar hablar del fisting por alguien que afirma
haberlo experimentado, fue excepcional”
“Bien… tenemos que
trabajar en los temas de conversación”
Llegaron a la mesa. La
cuenta estaba pagada y todas las sillas vacías. Sara se había retirado y por
mucho que le sorprendió pensarlo, Mar se sentía aliviada.
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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