Capítulo 8
A Yolanda le encantó
su nuevo trabajo, era una pequeña agencia de viajes muy especializada, para
clientes bastante selectos, la verdad. A
ella le encargaron los tours por Italia, país que le fascinaba especialmente,
con una interesante historia y un inmenso tesoro cultural y artístico sobre el
que deleitaba a sus viajeros con sus amplios conocimientos.
Mientras tanto, Daniel, se había revelado
como un auténtico mago de los negocios. En menos de un año había levantado un
hotel maravilloso cuya próxima apertura había concitado mucha expectación. Se veían
con cierta frecuencia, puesto que Siena era uno de los puntos de la ruta del
tour que la agencia había asignado a Yolanda. De vez en cuando requería la
opinión de Yolanda, aunque la mayoría de las veces ella le dejaba hacer y
deshacer a su antojo. Pero hubo tres cosas en las que Daniel fue inflexible a
la hora de organizar y que decidió que fueran casi labor exclusiva de
Yolanda.La primera, la decisión sobre la conservación de los elementos
arquitectónicos del primigenio edificio; pensó que aprovechando los amplios
conocimientos sobre arte y el exquisito gusto de Yolanda, le correspondía a
ella y solo a ella esa decisión. La segunda, elegir todos los cuadros que
adornarían el hotel; Yolanda conocía muchos pintores y decidió que ella fuera
llenando las paredes y los espacios con cuadros originales de artistas noveles, que dieran un carácter moderno y
bohemio al establecimiento. La tercera fue que se encargara de la elección del
chef para la cocina del restaurante. Aledaño a la entrada del hotel, Daniel había
decidido abrir un restaurante que no fuera de uso exclusivo para los clientes,
sino abierto también al público en general y había decidido que en él se
degustara comida de autor, que le diera cierta exclusividad al establecimiento
y sobre todo que lo diferenciara de los demás restaurantes de la zona.
Yolanda: Daniel, ¿de verdad crees necesario que yo
elija al chef del restaurante?
Daniel: Pues claro que sí. Siempre has sido de
gustos más refinados que los míos
Yolanda: Mira que dices tonterías. Si la comida es
buena y está bien preparada, tener un paladar más o menos refinado es lo de
menos
Daniel: Vale, si quieres lo elegiremos juntos. Pero
es importante para mí que sea también una decisión tuya. Estoy convencido de
que un buen restaurante dará más publicidad al hotel que cien anuncios en las
revistas.Tenemos que elegir entre cuatro chefs. Y creo que lo mejor es que sea
una cata a ciegas. Proponerles un mismo menú y elegir entre los cuatro el que
nos parezca que esté mejor resuelto, sin saber quién ha preparado cada uno de
ellos. Nuestra elección se basará solo en la comida y no en el renombre de la
persona o en la simpatía que nos despierte…
Yolanda: Así valoraríamos la corrección y habilidad a
la hora de cocinar, que si los cuatro chefs son buenos, probablemente será parecida. Debiéramos valorar también la
creatividad, por eso, lo mejor es que cada uno elabore un menú semanal a su
gusto y que de la carta que cada aspirante haya presentado, nosotros elijamos
un primero, un segundo y un postre, que deberá elaborar y que cataremos. A
ciegas, si quieres, sin saber de quién es cada carta.
Daniel: Estupenda idea ¡Ves cómo te necesitaba! Aquí tengo el curriculum de los cuatro. Dos
hombres y dos mujeres,todos con magníficas referencias. Si te parece los cito
para mañana y les expongo las condiciones de la selección
Yolanda: De acuerdo. Tú llámame para la cata
Daniel: ¡Tú siempre tan dispuesta a sacrificarte! No
te preocupes. Te llamaré para que sufras un poco degustando los platos de
cuatro grandes chefs
Daniel siempre conseguía arrancarle una
sonrisa. Dos días después, ambos coincidían no solo en cuál era la carta que
más atractiva les parecía, sino en cuáles eran los platos que más les habían
emocionado. Cuando comunicaron a los cuatro aspirantes cuál era su decisión,
resultó que habían elegido como chef además de a una maravillosa cocinera a una
preciosa chica llamada Francesca. En los siguientes días ambos se dieron cuenta de que había sido una magnífica
elección y dejaron prácticamente en sus manos todo lo concerniente a la puesta
en marcha del restaurante. Participó en la elección de la decoración, del
mobiliario, por supuesto en el montaje de la cocina e incluso en la selección
del personal. Era también joven, como Daniel y Yolanda, estaba entusiasmada con
la oportunidad que le ofrecían y
derrochaba entusiasmo. Bueno, entusiasmo no era todo lo que derrochaba. Andaba
también sobrada de simpatía, carisma personal y muchísima belleza.
El día de la inauguración se acercaba y
Yolanda, Daniel y Francesca estaban tan asustados como ilusionados. Habían
publicitado convenientemente ambos establecimientos y solo faltaban dos semanas
para el día de la inauguración, que se produciría por estricta invitación. Un
fin de semana para analizar y disfrutar todas las instalaciones del hotel. Pero
Yolanda notaba a Daniel más nervioso que nunca.
Yolanda: ¿Qué pasa Daniel? ¿Algo va mal?
Daniel: No, todo va bien. No te preocupes. Todo
estará perfecto para el día de la apertura
Yolanda: Sobre eso no tengo ninguna duda, estás
sobradamente preparado. Solo hay que mirar el espectacular hotel que has
montado en poco tiempo. Estoy segurísima de que funcionará bien. No me preocupa
mi inversión
Daniel: ¿Entonces, qué te preocupa?
Yolanda: Me preocupas tú
Daniel: Estoy
bien, Yolanda
Yolanda: Daniel, eres mi mejor amigo, te quiero y te conozco. No sólo estás
nervioso. Estás también serio y preocupado. Dime lo que te pasa. Sea lo que
sea.
Daniel: No quiero hacer daño a la gente que quiero,
y con esta inauguración alguien va a salir lastimado.
Yolanda: No te entiendo. Explícate
Daniel: Te quiero. Para mí eres como una hermana. Y
no solo eso, eres la dueña del hotel, por tanto cae por su propio peso la
consideración de que el día de la apertura tú estarás aquí. Además sé que has
invitado a tu abuelo a venir
Yolanda: Sí, ¿y?
Daniel: Sabes que Jaime es después de ti, mi amigo
más apreciado
Yolanda: Uhm
Daniel: No te quise contar nada, pero hace tres
meses, se casó con Natalia. Estuve en la boda de ambos y Jaime me acaba de
llamar diciendo que, le encantaría estar el día de la apertura aquí conmigo,
para apoyarme, para ayudarme. Y sé que me lo dice con el corazón
Yolanda: Ya
Daniel: Y me temo que si le digo que venga, no lo
hará solo. Es un problema que le diga que sí y es un problema que le diga que
no. No quiero lastimaros a ninguno de los dos
Yolanda: ¿Qué le has dicho?
Daniel: Le
comenté que vería lo que podía hacer pero que, en principio, creía que no
quedaba nada libre, que el día de la apertura se solía alojar solo en el hotel
gente de revistas, de sitios web y guías de hoteles. Le noté contrariado. Y me ha preguntado cómo siendo así, venís tu abuelo y tú
Yolanda: Pues sí que está bien informado. ¿Cómo has
justificado que vayamos a estar aquí?
Daniel: Le he dicho que te había invitado a ti
porque me ayudaste con la reforma y la decoración del hotel, y que como no te
apetecía estar sola, habías pedido venir con tu abuelo
Yolanda: Muy hábil tu respuesta
Daniel: No me gusta mentir, Yolanda. Y menos a la
gente que quiero. Si al final le digo
que no puede venir, sé que le molestará.
Y si le digo que puede venir sé que tú no te sentirás cómoda
Yolanda: Te agradezco la preocupación, Daniel. Pero
si de algo estoy segura es de que Natalia no tiene el menor interés por mí. Y
sería conveniente para mi salud mental cerrar ese capítulo en mi vida. Y quizás
volverla a ver sea la forma de dejar atrás definitivamente toda esa historia
Daniel: Yolanda, no quisiera lastimarte, ni directa
ni indirectamente. Creo que lo mejor será decirle que no
Yolanda: Daniel, no soy tan frágil. Anda, llámale y dile que les has encontrado
una habitación
Mi conversación con Daniel me dio en qué
pensar. Después de muchos años volvería a tenerla enfrente. Pensar en Natalia
ya no me dolía, no al menos tanto como antaño pero, claro, una cosa es imaginar cómo
iba a reaccionar y otra muy diferente encontrarme de nuevo cara a cara
con ella. Jaime nunca supo lo que había pasado y a menudo le preguntaba a
Daniel si conocía el motivo por el que nos habíamos distanciado y mi amigo, por
evitarle un disgusto innecesario a Jaime, jamás se lo contó.
El día de la apertura estaba programado
un pequeño acto protocolario a las siete de la tarde. Daniel había estudiado
cada detalle. Acudirían diversas autoridades locales del área de turismo, la
televisión, prensa escrita y representantes de guías de viaje, webs
especializadas y revistas del sector. Todo estudiado hasta el último detalle.
Así era Daniel. Mi abuelo llegaba esa mañana
temprano al aeropuerto de Pisa y yo había dispuesto que un chófer fuera a
recogerlo. La idea era que yo ayudara a Daniel y Francesca esa mañana con los
últimos retoques, que comiéramos temprano los cuatro juntos y luego Daniel y
Francesca descansaran un poco para hacer frente a la vorágine que a ambos les
esperaría en la tarde-noche. Yo, estaría
todo el tiempo en un segundo plano, lógicamente. De cara a la galería yo no era
más que la amiga del Director del hotel, que había ayudado un poco con la decoración.
Mi abuelo llegó al mediodía.
Yolanda: Hola abuelo (Le dio un abrazo)
Abuelo: Hola, hija (Dándole un beso en la
mejilla). Menuda preciosidad. Como sea
por dentro la mitad de estupendo que por fuera, va a ser dificilísimo conseguir
una reserva. Os van a quitar las habitaciones de las manos. Aunque espero que
por ser el abuelo de la dueña, yo tenga un trato preferente
Yolanda: Ssshhh, abuelo, ya sabes que ese es mi
pequeño secreto. Y por supuesto que siempre habrá sitio para ti. Daniel me ha
asignado una suite en el último piso, que será siempre de uso exclusivo para
mí. Nunca se alquilará.
Abuelo: Pues me parece una idea estupenda. Y no
entiendo por qué siendo dueña de un sitio tan espectacular, no quieres
proclamarlo a los cuatro vientos
Yolanda: No me gusta alardear abuelo. Y al fin y al
cabo, todo esto que ves es obra de Daniel
Abuelo: De Daniel y de tu valentía para apostar por
un sueño, hija. No te quites el mérito
Yolanda: Vamos, abuelo. Te acompañaré a tu habitación
y te enseñaré ahora con calma el hotel. A ver qué te parece
Al abuelo le encantaron las
instalaciones, como no podía ser de otra forma. Daniel, Francesca, Yolanda y su
abuelo gozaron de una comida distendida y agradable y todos se retiraron luego
a descansar. Cuando Yolanda llegó a su suite intentó echarse una pequeña
siesta, pero se movía incómoda por la cama, como si el colchón estuviera
recubierto de alfileres. Eran los nervios. La preocupación por que todo fuera
bien con la inauguración pero, sobre todo, el desasosiego de saber que volvería
a ver a Natalia después de seis años. Llenó la bañera y se dio un baño
relajante. Puso música suave y se sumergió en el agua templada. Cerró los ojos
y revivió de nuevo la amargura de su último encuentro con ella. Sacudió la
cabeza y se dijo que, no podía dejar que aquello le afectara. No podía dejar
que ella le desasosegara. No podía dejar que siguiera interfiriendo en su
vida. Cuatro horas después, su abuelo
había ido a recogerla a la suite.
Abuelo: Estás preciosa, hija mía. No creo que se
pueda ser más guapa de lo que tú eres. ¡Me recuerdas tanto a tu madre! Toma, te
he traído un regalo (Le alargó una caja de una conocida joyería de su
ciudad)
Yolanda: Muchísimas gracias. No debías haberte
molestado (abrió el paquete y encontró dentro un precioso collar). Ayúdame a ponérmelo, por favor
Abuelo: Claro. Por lo demás, ¿qué tal estás, hija?
Yolanda: Estoy bien, abuelo. Estoy segura de que
Daniel ha reparado hasta en el último detalle y todo va a ir perfecto
Abuelo: De eso estoy seguro yo también. Me refería a ella
Yolanda: Respecto a ella, espero estar también bien,
pero no lo sabré hasta que la vea
Abuelo: Eres bondadosa, Yolanda. Si a mí me revuelve la tripa pensar en lo que te
hizo, no puedo entender cómo vas a poder soportar tenerla a tu lado
Yolanda: Abuelo, el hotel es grande. Supongo que nos
saludaremos y poco más. Yo desde luego, no tengo ganas de nada más y ella en su
momento dejó bien claro que yo no le interesaba en absoluto
Abuelo: ¿Nunca volvió a hablarte? ¿Nunca te ofreció
una disculpa, una explicación?
Yolanda: No, abuelo. Y a estas alturas de mi vida, ya
no la quiero. Así que vayamos y disfrutemos del gran día. No pienso dejar que
nada ni nadie nos lo estropee
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Ayyyy me haces que me comas las uña me dejaste en la mejor parte se nota que le afecta lo de natalia y que la sigue queriendo me hiciste recordar la cancion de arjona que dice ,porque es tan cruel el amor que no me deja olvidar que te prohibe pensar que te ata y desata y luego de a poco me mata me bota y levanta y me vuelve a tira por que es tan cruel el amor me encanta tu historia espero prox capitulo besos Hermosa ROXANA DE ARGENTINA
ResponderEliminarGracias Roxana. Espero que de aquí en adelante te siga gustando la historia, aunque seguro que el próximo capítulo te va a sorprender. Espero que no te decepcione. Un abrazo
EliminarOh por Dios, se acerca el encuentro y a pesar de que Yolanda se ve fuerte, eso siempre pega... Sólo quedó muyyyy ansiosa por saber que pasará con como este par.
ResponderEliminarMe quede con ganas de saber un poco más de Francesca, pero me agrada que se haya acoplado también a nuestro par de amigos.
Como siempre un abrazo enorme para ti y decirte que eres una genia, además de muy amable y considerada al tomarte el trabajo de leer cada uno de los comentarios y responderlos, creeme no sólo es importante para ti, si notambien para nosotros como lectores, no siendo más mil gracias y un beso para ti amiga escritora :* :D
Luisa V.
La que os está agradecidísima por los comentarios soy yo. Me encanta conocer vuestros puntos de vista, los matices que le veis a la historia y me divierte ver las conjeturas que hacéis sobre el desarrollo del relato. Siempre los mando acabados y a veces me da pena que así sea, porque en ocasiones me dan ganas de reescribir la continuación de alguno de los capítulos aprovechando las hipótesis que aventuráis.
EliminarUn placer, Luisa
Woww leer este capítulo ¡Uyyy¡ hasta yo me he puesto nerviosa de esperar el siguiente y saber la reacción de Natalia y los sentimientos de Yolanda porque ella puede decir muchas cosas pero muy diferente es estar frente a la persona que se amo y que aun creo que Yolanda ama porque si asi no fuera ella se habría dado la oportunidad de volver amar Y Natalia ella bueno no quiero estar en lugar cuando se vuelva a encontrar con ese amor que quedo ahí entre el cielo y el infierno de sentimientos escondidos
ResponderEliminarDespistada me haz dejado nerviosa esperando el siguiente capítulo ¡Ufffffff!!!!!
¡Ah! Francesca me parece estupenda y no se porque pero ella será una pieza clave también en esta historia Despistada un abrazó para ti desde Chile
Gladys, parece que vives en mi cabeza. Eres una crack adivinando el devenir de la historia. Un abrazo y gracias por seguir comentando.
EliminarDespistada gracias ati por darme tu tiempo en respondiendo cada comentario que yo le hago a tu gran historia que tu haz escrito muy bien se valora mucho que hayas escrito toda la historia y mandarla toda de una vez aunque seria muy interesante ir desarrollado la a me dida de los comentarios que recibieras y darle mas intriga a las historias pero tu eres la escritora tu desarrollas a tus personajes a medida que se resolviendo en tu cabeza y tu sensibilidad con cada personaje para próxima si quieres todas te ponemos mas ideas en tu genial imaginación Despistada Un abrazo te lleno de abmiracion y respeto por tu escritura desde aquí mi pedacito de mundo privado Chile
EliminarSe viene lo bueno, a ver quien de las dos resulto más lastimada, no se por que siento que Natalia será la que saldrá perdiendo en ese encuentro. Por cierto, no se si me equivoque pero creo que Francesca podría ser bastante importante para Yolanda en un futuro cercano.
ResponderEliminarAl principio pensé en una Natalia asustada y sumisa, cobarde. Luego, pensé en una Natalia egoista. Pero siempre pensé en una Natalia enamorada de Yolanda. Esa fue la única constante en ese personaje desde el principio. Natalia la quiso. ¿La querrá todavía?
EliminarPor otra parte, cuando pensé en Francesca, la vi como un personaje de relleno. pero luego fue ella la que se empeño en rellenar mi historia.
Gracias por comentar
Esta historia se me ha echo adictiva, me gusta la forma como escribes, lo lei recientemente y fue genia !!!!
ResponderEliminarCon este capitulo me dio desesperacion por leer el capitulo que viene ...estara interesante ... ojala y el tiempo pase volando para leerlo jejejje
Gracias por compartirnos tu talento
Besos a la distancia. Maria Rene
Gracias por comentar, María Rene. Espero que te vaya gustando el devenir de la historia. Un abrazo
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