Capítulo 13
Yolanda le hizo el amor a Francesca,
disfrutó del gusto de sentir a su chica retorcerse de placer por su causa. Y
decidió que ambas eran intensas. Lo eran para el amor, lo eran para el sexo.
Con lo bueno y lo malo que ello podría conllevar. Francesca era directa y
explosiva y vivía todo como si le fuera la vida. Yolanda era más pausada y
reflexiva, pero también era extrema en sus emociones. Por eso quizás, habían
necesitado tan poco tiempo para quererse tanto. Al final, exhaustas cayeron
ambas en un profundo sueño, una en brazos de la otra. El despertar fue
placentero pero amargo, ya que Yolanda debía seguir con su tour. Una semana más
y volverían a estar una en brazos de la otra. Ya lo estaban deseando.
Cuando Yolanda terminó su último viaje de
la temporada, se instaló en el hotel. Hasta el 30 de noviembre sería toda de
Francesca, toda para Francesca. Así pudieron vivir su amor con pasión, pero
también con calma, degustándolo. A final del mes Yolanda partió de nuevo para
realizar el viaje que tenía programado con su abuelo y de allí regresaría de
nuevo a su ciudad, donde pasaría las vacaciones con Juan. Un larguísimo mes por
delante sin verse, un larguísimo mes por delante para añorarse. Y después un
par de meses juntas para reanudar su historia de amor donde la dejaron, hasta
que Yolanda, en marzo volviera de nuevo a su trabajo en la agencia.
Yolanda disfrutó muchísimo de su estancia
en Nueva York con su abuelo. Juan enseguida se dio cuenta de que algo había
cambiado en la vida de Yolanda. Mira que Juan adoraba a su nieta y siempre la
veía de la mejor forma posible, pues en esta ocasión la vio aún más guapa, aún más
alegre, aún más radiante.
Abuelo: Te noto especialmente feliz, hija mía. Y me
gustaría pensar que es por mí, pero creo que a ti te ha pasado algo. Algo bueno
Yolanda: Creo que sí, abuelo. Creo que es algo
realmente muy bueno
Abuelo: ¿Quieres contármelo, hija?
Yolanda: Abuelo, me he enamorado
Abuelo: Me alegro mucho por tí, mi niña. Por fin.
¿Es mutuo el sentimiento?
Yolanda: Creo que sí, abuelo
Abuelo: ¿Crees?
Yolanda: No abuelo, estoy segura. Ella también me
quiere. Y mucho
Abuelo: ¿Y desde cuándo, hija?
Yolanda: Desde hace un par de meses. Aunque no nos
hayamos podido ver a diario (ella tiene su trabajo, yo el mío y no siempre nos
es fácil coincidir) nunca me he sentido con nadie como me siento con ella.
Abuelo: No sabes la alegría que me das, hija. Te
merecías encontrar alguien que te quisiera y a quien querer tú. ¿Podré conocerla algún día?
Yolanda: ¡Pero si ya la conoces!
Abuelo: ¿Quién? Hija, no me asustes
Yolanda: No, no te asustes. Es Francesca, abuelo ¿te
acuerdas de la chef del restaurante del hotel?
Abuelo: ¡Como no me voy a acordar! Una chica simpática e inteligente. Muy
educada y guapísima, por cierto
Yolanda: Ya ves, tengo buen ojo, abuelo
Abuelo: Tan bueno como el que ella ha tenido para
elegirte a ti (Juan abrazó sinceramente a su nieta) Yolanda, hija. A lo mejor desearás irte a Siena a pasar la Navidad con
ella
Yolanda: ¿Y dejarte aquí solo? ¡Ni loca abuelo!
Abuelo: Pero yo soy un pobre viejo que ya ha vivido
lo mejor de su vida y tú todavía tienes tanto por vivir
Yolanda: Y yo soy una agradecida nieta que nunca va a
poder pagarte todo el amor que me has dado ni aunque viviera cien vidas.
Abuelo, eres mi familia. Te quiero. No se me ha pasado, ni por unmomento
dejarte solo en Navidades. Como bien has dicho, yo tengo muchísimo tiempo por delante
para vivir mi amor con Francesca. Ojalá tengamos muchísimo tiempo
Abuelo: ¿La quieres mucho, verdad?
Yolanda: Muchísimo
Mientras tanto, en Italia, Francesca
también había comunicado a su familia su enamoramiento con Yolanda, noticia que
en su entorno cayó estupendamente. La familia de Fran estaba encantada de que
su hija y hermana sentara la cabeza y que lo hiciera con alguien tan
encantador, educado y centrado como Yolanda fue una gran noticia. Francesca le
dio muchas vueltas a la cabeza y pensó que quizás podría tomarse unos días
libres, dejar el restaurante tres o cuatro días en manos del sub-chef y hacer
una visita sorpresa a Yolanda. La echaba tanto de menos. Quizás podría
convencerla de que ella y su abuelo pasaran las vacaciones en Siena con su
familia. Lo habló con Daniel, a quien le pareció una idea estupenda (Daniel
sabía muy bien el sentimiento que en Yolanda despertaban las grandes familias y
estaba seguro de que formar parte de una de ellas le agradaría muchísimo)
Yolanda, ajena a lo que se gestaba en
Italia, seguía en su pequeña ciudad disfrutando de su abuelo. Aunque la
relación entre ambos se había normalizado por completo, Yolanda había seguido
viviendo en casa de sus padres, aunque casi diariamente visitaba a Juan para comer
o cenar con él. Era lunes. Su abuelo iba a comer en el club y Yolanda se
encontraba tranquila en su casa disfrutando de una jornada de lectura y solaz.
Estaba enfrascada en su libro cuando el
timbre sonó repetidamente. Yolanda fue a abrir y Natalia entró como una tromba
en su casa, llorando desconsoladamente, arrastrando pesadamente su más que
prominente barriga, sin dejar de caminar de arriba abajo y de abajo arriba en
el salón de la casa de Yolanda.
Natalia: ¡Tienes que ayudarme!
Yolanda: Tranquilízate. El estado de nervios en el
que te encuentras no es bueno en tus circunstancias
Natalia: Tienes que ayudarme
Yolanda: ¿Qué ha pasado? Si no me dices lo que te
pasa va a ser imposible que te ayude
Natalia: Jaime me ha echado de casa. Mis padres me
han echado de casa
Yolanda: Tranquilízate. No entiendo nada ¿Qué ha
pasado?
Natalia. Si tú hubieras querido venirte conmigo de
Siena, esto no hubiera pasado
Yolanda: Natalia, no me fastidies. ¿La culpa de lo
que te pasa es mía? ¡Lo que me faltaba por escuchar!
Natalia. Tienes razón, perdona
Yolanda: ¿Qué ha pasado?
Natalia: Cuando te vi en Siena, me di cuenta de que
nunca había dejado de quererte. Me di cuenta de que no quería ni nunca había
querido a Jaime. Me di cuenta de lo vacía que era mi vida. Y creí que me
merecía ser feliz
Yolanda: ¿Y dejaste a Jaime?
Natalia: No, pero iba a hacerlo. Conocí a una mujer,
Nuria y me encapriché con ella. Creí que podía ser mi salvavidas
Yolanda: ¿Y Jaime? ¡Estabas embarazada de un hijo de
él!
Natalia: Siempre estás con Jaime para arriba, con
Jaime para abajo
Yolanda: No se trata de Jaime. Se trata de
sinceridad, de lealtad, de valentía
Natalia: ¿Siempre me vas a echar en cara lo que pasó
contigo?
Yolanda: Yo no te estoy echando nada en cara. Ya no
tengo ni ganas, ni necesidad de recordar
Natalia: Y eso ¿por qué?
Yolanda: Pues si piensas un poco, creo que te
resultará más que evidente. Pero no has venido aquí para hablar de mí y mucho
menos para interesarte por mi vida amorosa. Todavía no me has contado qué ha
pasado
Natalia: ¿Estás con alguien?
Yolanda: Supondrás que después de seis años, no tengo
por qué darte explicaciones. Todavía no me has dicho qué te ha pasado y qué
esperas que haga yo.
Natalia:
Jaime me sorprendió en nuestra cama con Nuria. Se puso como un loco.
Nuria dijo que no tenía ganas de complicaciones en su vida y se fue. Y Jaime me
echo de casa. Llamó a mi madre para decirle lo que había pasado y cuando fui a
casa de mis padres, mi madre no me dejó entrar, me dijo que era una vergüenza
para la familia, que era una desviada, que iba a ponerlos en ridículo delante
de todos sus amigos y que ya no tenía sitio en esa casa.
Natalia: Ya. Y estás en la calle y entonces te has
acordado de mí
Natalia: Necesito un lugar donde quedarme.
Yolanda: Vamos a dejar clara una cosa. No voy a
echarte en tu estado. No somos amigas ni nunca más vamos a ser amigas. Podrás quedarte unos días hasta que
encuentres de nuevo tu rumbo. Yo tengo una vida que me gusta mucho fuera de
aquí y lejos de ti. Te acompañaré, si quieres, a consultar a un abogado cuando
tengas claro qué quieres hacer
Natalia: ¿Y qué puedo hacer?
Yolanda: Pues tienes dos opciones, desde mi punto
de vista. La cómoda: dejar pasar un tiempo prudente, convencer a Jaime de que
fue una estupidez lo que hiciste, pedirle que te perdone, confiar en
que lo haga y recuperar tu vida cómoda e infeliz. La valiente: tomar
las riendas de tu vida, contratar un abogado, separarte de Jaime y
comenzar una nueva vida con tu hijo o hija, una vida seguramente más modesta y
más difícil, pero mucho más honesta y posiblemente muchísimo más feliz.
Mientras tanto y hasta que organices un poco tu vida, puedes quedarte aquí
Natalia: Gracias, muchas gracias (abrazó a
Yolanda, abrazo al que en principio ella no respondió; pero en el fondo sentía
lástima por Natalia, se encontraba sola y ella sabía lo importante que es un
abrazo de alguien cuando tu vida se derrumba, así que le devolvió el abrazo y
dejó que Natalia llorara en su hombro)
Mientras tanto, Francesca ya estaba en la
ciudad de Yolanda. Arrastraba una pequeña maleta y llevaba con mimo en su mano
un pequeño paquete con profiteroles que había preparado para su novia. Cogió un
taxi en el aeropuerto y le dio la dirección de la casa de Yolanda. Quería darle
una sorpresa y estaba segura de que a su novia le iba a encantar. El taxi dejó
a Francesca en la verja de entrada de la casa de los padres de Yolanda.
Francesca se extrañó de ver la magnífica finca en la que vivía, pensó que era
la casa del abuelo y que la familia era mucho más acomodada de lo que ella
había pensado. Se acercó a la puerta y cuando se disponía allamar al timbre,
esta se abrió bruscamente, asustando a Francesca y a la persona que salía de la
casa, quien no esperaba encontrarse a nadie parado delante.
María: Hola, ¿qué desea?
Francesca: Hola, estoy buscando a Yolanda
María: Sí, ella está en casa
Francesca: Me llamo Francesca y soy una amiga suya. He
venido sin avisarla, espero que no sea un problema
María: ¿Francesca? Es verdad, ahora que me fijo.
Yolanda me ha enseñado cantidad de fotos suyas. Es usted chef, ¿verdad? Estoy
segura de que le va a encantar que esté aquí. Yolanda hablamuchísimo de usted.
Se va a llevar una grata sorpresa. Está en el salón con la señorita Natalia.
Venga, la acompañaré
Francesca: No se moleste. La encontraré yo misma
María: No tiene pérdida. Traspase usted este
recibidor y la siguiente habitación es el salón
Francesca: Gracias. Buenos días
Dejó la maleta en el suelo y el paquete
con los pasteles en un aparador del recibidor. Y se dirigió sigilosa al salón;
quería sorprender a Yolanda, verla derretirse de amor cuando la viera. Así se
sentía ella, blanda como la mantequilla, excitada por volver a verla después de
tantos días. Pero cuando asomó su cabeza en el interior del salón lo que se
encontró distaba mucho de lo que había pensado hallar. Allí estaba Yolanda,
abrazada a aquella mujer embarazada que la persiguió a Siena. Su exnovia, su
primer amor, abrazada a ella. Sintió la hiel envenenarle las entrañas, sintió
las lágrimas brotar de sus ojos. Hundida y enfadadísima, se dio la media
vuelta, cogió su maleta y salió de la casa dando un portazo. Paró un taxi en la
calle y le pidió que la llevara al aeropuerto. ¿Cómo podía haberle hecho eso?
¿Cómo había sido capaz? En menos de dos
horas se encontraba de regreso a Pisa.
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Ya sabia que esa chica iba a traer problemas. Pero bueno ahora veremos que pasa. Mucha felicidad para que pasar esto pero lo bueno es que Yolanda tiene sus sentimientos muy claro. Espero que todo se arregle y como siempre espero el siguiente capitulo que debe estar como todos los demás de interesante. Saludo desde Venezuela Cojedes. Felicitaciones y besos para la escritora de esta tan excelente historia
ResponderEliminarNatalia está ahora perdida. Yolanda es buena persona y no quiere dejarla sola. Pero tiene claros sus sentimientos.Saludos a ti también y gracias por comentar
EliminarWowwww Despistada me haz vuelto a sorprender yo esperaba que Natalia hiba a parecería nuevamente pero no a si dejando la media embarrada detrás de ella Natalia de verdad No piensa solo actúa por instinto y no piensa en un segundo que con su actitud le daña la vida a los demás No piensa ni siquiera en ese bebé nada egoísta total
ResponderEliminarHayyyyyyy lo que se le viene Yolanda es duro en lo emocional tendrá que ir por Fran y explicarle lo que vio que solo era un abrazó de apoyo ni siquiera de amistad solo apoyo para alguien que en ese momento aun no seda cuenta el daño que hace con esa actitud infantil como llevar a la amante a misma casa de su marido y acostarse en la misma cama hay que ser muy irracional pero bueno Natalia es Natalia ahora solo espero que Francesca logre entender a Yolanda y confie en ella porque aquí la confianza es fundamental hay que pensar que Fran viene de malas experiencias y estar enamorada es una cosa y la confianza es otra porque uno puede amar a esa persona pero si no confías en ella totalmente siempre estará esa cosita dentro de ti que no te deja ser feliz siempre estas pensando que hará fuera de aquí en que estará pensando Yolanda tendrá que ir decirle todo lo que aun no le a dicho espero que Francesca logre entender y comprender
Despistada me hoy me haz dejado con el alma en un hilo Un abrazó desde Chileeee
Cada capítulo me dejas ¡ahiii !! Pensando
Francesca tiene la sangre excesivamente caliente. Y como dijo, tiene tendencia a meter la pata, que es lo que ha hecho ahora. Yolanda es buena persona, es empática. Y la verdad, que la Natalia de ahora despierta más lástima que otra cosa. Fueron amigas muchos años y Yolanda, a pesar de todo no la quiere dejar tirada.
EliminarUn abrazo y gracias por seguir comentando
Despistada como tu dices Francesca tiene la sangre caliente pero es comprensible que se le haya calentado la sangre si uno va feliz llena de ilusiones para estar con la mujer que se ama y nos encontramos ahí viendo como mi mujer abraza a su ex mas si yo escuche la conversación que ambas sostuvieron meses antes bueno uno se imagina cualquier cosa Francesca actúa dentro de lo que es normal en una relación que hay ex que siguen de alguna forma aun ahí metida en la vida de la mujer que uno ama eso molesta y nos pone en guardia jajajaja Despistada yo comprendo que Yolanda quiera ayudar a su ex porque eran amiga pero uno deja de ser amiga cuando esa amiga pasa ser algo mas que amor ya después no es mas amiga es una ex Yo entiendo que le cause lastima y quiera ayudarla pero que va tener que luchar por recuperar la confianza de Francesca lo tendrá que hacer Despistada o Nooo un abrazó desde aquí mi pequeñito mundo privado esperando el capítulo 14 Despistada buenas noches ya para ti
EliminarQue natalia esta ojala aprenda a jugarsela mas mucho mas y a no lástimar tantas personas cada capitulo mejor besos
ResponderEliminarQuiero pensar, que después de esto, Natalia aprenderá a afrontar su vida con honestidad. Gracias por comentar. Un saludo
EliminarBueno, se vino la noche. Tu misma la describiste de la mejor manera a Francesca:explosiva y en este momento no hay nada que la defina mejor. Ese temperamento la llevo a irse en lugar de quedarse a hablar con Yolanda y sacar en limpio lo.que vio. Pues a esperar el próximo capítulo. Supongo que Francesca no será tan explosiva como para abandonar no sólo a Yolanda sino al. Trabajo también. Te mando un saludo desde el otro lado del océano.
ResponderEliminar¿Nunca has tenido una respuesta visceral? Yo sí. Pero después ( habitualmente mucho después, que soy orgullosa y cabezota) reflexiono. Y la mayoría de las veces tengo que recular y disculparme. En fin, Francesca es de mi club. Un saludo y gracias por comentar
Eliminarno soy de echar malas palabras... pero natalia "#%@! tenia que joderla...
ResponderEliminarme encanta como escribes despistada y me tienes completamente atrapada en esta historia.
Cariños =)
Natalia es cobarde y egoista. Malísima combinación. Gracias por comentar. Un abrazo
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