Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

El raro diseño de la luna - Laura T.D - 9

9


“¿Estas segura que yo elegí esa chaqueta?”
“No tendría por qué mentirte”
“Es solo que…te aseguro que si la hubiera elegido yo, la hubiera elegido para mí”
Mar estaba enamorada de la chaqueta que Luna se había puesto.
“Préstamela, voy a probármela”
Luna se quitó la chaqueta y se la pasó elegantemente a Mar. La terrícola metió sus brazos por las mangas, se alisó el frente y volteó a verse en el espejo del cuarto de su hermana, en que ambas mujeres se encontraban. Mar observó su reflejo. La maldita chaqueta lucía menos bonita ahora. Suspiró, era inútil. Luna se había materializado en una maldita modelo, con maldita capacidad para lucir chaquetas baratas como si fueran exclusivas de Prada. ¿Y es que Prada tenía chaquetas?, luego lo averiguaría.

“Y aparentemente también playeras estampadas de zanahorias…”, alcanzó a decir en voz alta.
“No entiendo”
“Ponte la chaqueta y vámonos o llegaré tarde al trabajo”
Luna se puso la chaqueta.
¿Cómo iba a explicarle a su jefe que otra vez llevaba a su prima a la oficina? Luna tendría que esperar en la cafetería, aunque eso también levantaría sospechas tarde o temprano. La empresa no era tan grande como para que una extraña pasara desapercibida mucho tiempo, menos una extraña como aquella que no era precisamente del tipo “fácil de esconder”. Bueno, ya se le ocurriría algo, o podría fingir un desmayo súbito si alguien le hacía alguna pregunta que no pudiera responder. Claro que también estaba ese superpoder de alienígena biónica que hacía que las personas pensaran e hicieran lo que Luna quería. Pero eso le daba desconfianza, no fuera a causar daño neuronal permanente, así que lo dejarían como última opción.
Tomaron el metro y caminaron desde la estación hasta la empresa. Mar dio instrucciones precisas a Luna sobre el área en el que debía mantenerse. Podía estar en la cafetería y también podía ir a los baños del primer nivel. Por cierto, ¿Luna necesitaba usar los baños?, luego se lo preguntaría. Un poco más nerviosa que  desconfiada, Mar dibujó un pequeño mapa en una servilleta, solo para estar segura de que Luna no se perdería por los pasillos y llegaría a los talleres de impresión o a la sala de audiovisuales donde  habían muchos hombres como el empanadero.
“¿Entonces no te veré sino hasta que termines tu trabajo?”,preguntó Luna y Mar pensó que aquello de investigar el lenguaje corporal para la persuasión se le daba muy bien, puesto que la cara de desolación que la galáctica le dibujó, por poco la convence.
“Te veré a la hora de la comida. Eso es a la una de la tarde”
“Faltan entonces cuatro horas”
“No, Luna, faltan cinco”
“Me parece que llevas una hora de retraso”
“¡Mierda! No te muevas de aquí, toma el mapa, tómalo. No lo pierdas”
Y Mar se alejó corriendo por las escaleras hasta el tercer piso, donde estaba su escritorio.
Afortunadamente, nadie se había percatado de su retraso y si lo habían hecho nadie le dio importancia, medio antipáticos los compañeros. Pero la buena suerte no dura para siempre, así que los próximos días no perdería tiempo con chaquetas y mapas. Mar sonrió al monitor, pero como seguramente parecía una tonta sonriéndole a una pantalla que ni siquiera estaba prendida, fingió un acceso de tos y puso en marcha el equipo.
Ya había terminado la página web de la agencia de bienes raíces, le había quedado bastante bien. Mucho mejor que cierta página de turismo que parecía un reload de Candy Crush. Escribió el informe del proceso y envió la liga para la evaluación y visto bueno de sus jefes. No deberían tener demasiados ajustes, pero una nunca sabe con los jefes.
Era casi el mediodía, se preguntó qué estaría haciendo Luna. Pero decidió confiar en ella, ¿qué otra opción tenía? Siempre tenía ese recurso; ¿serviría la telepatía a mayor distancia que de cuarto a cuarto? Tal vez debería intentarlo. Se estiró en su silla, tronó un poco su cuello, que en realidad no tronaba tanto pero la hacían ver como una profesional interesante y levantó sus brazos para destensar los músculos.
Pero lo que consiguió no fue liberar estrés, sino pegar un brinco al sentir que otra mano tomaba la suya. Casi a punto de caerse de su silla, Mar vio a Luna sonriéndole abiertamente.
“¿Qué haces aquí?”
“Necesitaba sentirte”
Mar habló enérgicamente en susurros.
“Shh…¡no digas esas cosas aquí! ellos pueden escucharnos”
Mar aventuró una ojeada a sus compañeros. Como era de esperarse, Luna había llamado su atención. También, supuso, les llamaba la atención que la mujer la tuviera agarrada de la mano con toda naturalidad, sin contar con la declaración de querer sentirla. Soltó su mano de la de Luna.
“No te preocupes por ellos, a ellos no les interesa”
Mar pudo ver cómo sus compañeros volvían a sus actividades, ya sin prestarles atención. Decidió que por el momento, aquello estaba bien.
“¿Eso no tiene efectos secundarios?”
“¿Qué cosa?”
“Ese control mental”, Mar consideró prudente acompañar lo último con un movimiento de manos.
“No. No les hará daño, si es lo que preguntas”
“Vale. Me alegro. Entonces, ¿qué es todo eso de que necesitas sentirme?”
“Lo cierto es que no lo sé. Tuve necesidad de estar cerca de ti, te sentí muy lejos y recuerda que eres mi vínculo”
“De acuerdo, ya me sentiste, aquí estoy, no me he movido ni me moveré, así que puedes regresar a la cafetería”
“No es suficiente”
Y Luna comenzó a acercarse. El cuerpo de Mar no alcanzó a reaccionar. De pronto sintió los labios de la intergaláctica posados en su barbilla. Es que no se acostumbra una a esas cosas tan rápido, Mar sintió que la cara se le ponía muy caliente, excepto en el lugar del beso, ahí se sentía ardiendo.
“Buenas tardes”
Y entonces se puso muy frío, lo suficiente como para pegar un brinco. Sara estaba detrás de ellas. Mar se revolvió en su silla para separarse todo lo posible de Luna, mientras que ésta se sentaba graciosamente sobre el escritorio.
“Hey, hola”,saludó Mar, sin poder ver a la cara a la recién llegada. Un silencio incómodo se cimbró en la oficina, bueno, no del todo silencio, se escuchaba perfectamente el tecleo de sus compañeros de trabajo y uno que otro clic de mouse.
“Buenas tardes”, saludó, Luna.
“¿Qué haces aquí?”,preguntó Mar, poniéndose cada vez más incómoda.
“Tuve un rato libre, pasé a verte. Ayer te llamé varias veces”
“Ah sí, vi tus llamadas perdidas en la mañana, estaba dormida”
“Te dormiste temprano”
“Estaba cansada, estuvimos toda la tarde de compras. No aguantaba los pies.”
“¿Los pies o las ganas?”
“No es lo que piensas, Sara.”
Sara ignoró a Mar, centró su atención en Luna y a ella se dirigió.
“A ti no te molesta lo de las primas segundas, veo que eres muy moderna”
Luna sonrió de medio lado.
“No entiendo bien su analogía, Sara. La modernidad comenzó hacia 1440.”
“¿Estas tomándome el pelo?”
Mar supo que era momento de intervenir.
“Sara, no es lo que piensas, ella… vivió en Asia mucho tiempo, tiene esa costumbre de besar en la barbilla a las personas. Ya le dije que es un poco raro en este lado del mundo… ya estamos trabajando en eso.”
“¿Ahora tú me tomas el pelo…?”
Mar se quedó congelada, Sara le había lanzado esa mirada. Luna habló.
“Si lo que estás insinuando es que me abalancé románticamente a Mar, entonces puedes estar segura de que no es así.”
Mar suspiró de alivio, hasta que Luna continuó.
“Hemos hablado al respecto y Mar dejó en claro que no puedo experimentar con ella mi capacidad de persuasión romántica. Solo quería sentirla cerca.”
Eso no ayudaba mucho, pensó Mar. Pero por alguna razón, Sara pareció quedarse más tranquila. Por cierto, esas dos mujeres harían que la corrieran del trabajo, aquello era una oficina, no una escena de película.
“Sí… bueno, tampoco es como si Luna ejercitara sus capacidades conmigo por gusto. Ella es una especie de… socióloga que está interesada en las relaciones interhumanas amorosas. Sara, ella solo es rara, ¿de acuerdo?”
“Eso salta a primera vista”
“En serio, amigas mías, estoy trabajando, falta media hora para salir a comer, ¿por qué no esperan en la cafetería?” ¿Era buena idea que esperaran juntas en la cafetería? Mar lo había pensado demasiado tarde.
“De acuerdo, te esperamos abajo. ¿Vamos, Luna?”
“Vamos”
Y como sea, Mar no pudo concentrarse de nuevo en su trabajo.
Luna y Sara estaban sentadas una frente a la otra, en una mesa para cuatro.
“¿De dónde saliste?”,preguntó Sara.
“Soy prima de Mar”
“Sí, insisten con eso. Pero, ¿qué haces aquí?”
“Vine de visita”
“¿Pero piensas quedarte?”
“Es correcto. Me quedaré algún tiempo”
“No vayas a lastimarla”
“¿A quién?”
“Mira. No tendría esta conversación contigo, si no me parecieras alguien que guarda muchos secretos”
“Todos guardan secretos. Tú también los guardas y no por eso cuestiono tus razones para estar aquí”
“Estoy aquí por Mar”
“Yo no. Estoy aquí por mí y necesito a Mar”
“¿Estás interesada en ella, la quieres?”
“La necesito y por el momento eso es todo lo que quieres saber”
Y Sara asintió, no sin antes pasarle por los ojos un destello blanco.
Cuando Mar llegó a la cafetería, después de bajar corriendo las escaleras, controlando la agitación de su sistema cardiopulmonar, Sara y Luna continuaban sentadas la una frente a la otra. La cafetería, convertida ahora en comedor de los empleados, estaba llena de gente y las dos mujeres llamaban la atención de todos. Mar se dio cuenta de que no podía decidir cuál de las dos atraía más las miradas. Sara tenía esa aura de seguridad y frescura que la colocaba en un pedestal en cada lugar al que llegaba y Luna, ella seguía pareciendo una estrella a punto de recibir algún galardón. Una pizca de orgullo llenó su pecho, eso o también podría ser el oxígeno que le había hecho falta al emprender la carrera. Las dos estaban ahí por ella. ¡Las dos estaban ahí por ella! y las razones de cada una eran perversas y no las entendía y a lo mejor sería bueno salir corriendo y reportarse enferma para las dos últimas horas de trabajo después de comida. ¡Eso!, si huía podría irse a China. En China de seguro habría más extraterrestres con los que Luna podía socializar si se decidía a buscarla, con lo que se mantendría distraída. Por otro lado, dudaba mucho que Sara se arriesgara a perder a Iván por un viaje súbito a China. O a Malasia. Sí, debería buscarse ya una forma de llegar a cualquier país asiático.
Pero la mesa de las mujeres estaba más cerca que la salida y sin duda más cerca que el aeropuerto. Se encaminó hacia ellas. El plan era hablar del menú, pensó.
“Hola, ¿cómo les va?”,brillante como siempre, Mar se recriminó por su falta de elocuencia.
Sara y Luna levantaron la vista hacia ella. Y como Mar no supo a quién mirar, prefirió poner toda su atención en ocupar un asiento entre ellas.
“Los jefes ya me contestaron. Sólo pidieron cambiar el tamaño del logo de la empresa. Ya lo hice y me liberaron la tarea. ¿No es genial?”
Sara y Luna asintieron. Sara también es un alien, se convenció Mar, pero que no, ella era terrícola, pero entonces no debería tener tanta facilidad para coordinarse gestualmente con la intergaláctica.
“Parece que ahora me darán algo de animación. Lo cual está muy bien, porque así aprenderé algo nuevo. Claro que por el momento solo voy a ilustrar, lo cual también es interesante, sobretodo porque yo voy a inventarme los personajes. Bueno no tanto como inventármelos, más bien voy a recibir unos requerimientos de los clientes y voy a dibujar propuestas, pero eso es definitivamente más interesante que hacer páginas de bienes raíces o de turismo…”
Sara sorbió un trago de su vaso desechable.
“¿Té?”, preguntó Mar, admitiendo que quizás se estaba esforzando demasiado en romper el silencio.
“Sí, tuve un poco de malestar estomacal”, confesó Sara. A Mar aquello la puso más nerviosa.
“Bueno… esto es muy bueno, me alegra que estemos conviviendo las tres. Esto es realmente bueno”,aventuró nuevamente la diseñadora, algo tenía que funcionar.
“Es correcto. Sara es una persona muy interesante”, declaró Luna. Sara sonrió con educación y bebió otro poco de té.
“Sí, ella es una persona muy interesante e importante en mi vida. Es…”, Mar quería decir que era su mejor amiga. Pero esa es una mentira recurrente, recordó antes de completar la frase. “... nos conocemos desde hace mucho tiempo, hemos pasado por muchas cosas juntas, Luna. Me da gusto que puedas conocerla un poco más”,y aquello era sincero, después de todo se había propuesto que Luna vería a Sara como algo más que una ególatra desinteresada en su bienestar.
“También me parece que Luna y yo tenemos algunas cosas en común, así que será interesante conocer a la primita. Pues cuéntenme entonces, ¿tienes novia, Luna?”
Si Mar hubiera estado bebiendo algo lo habría expulsado ose hubiera ahogado, dándole más dramatismo a la escena, claro que no era como si aquello necesitara más tensión. ¿Así que Sara daba por sentado que Luna era un ser homosexual? (aquella expresión le gustaba, sin duda. Bis.) Eso significaba que de ninguna manera las desvincularía románticamente. Cualquier esfuerzo sería en vano, Mar conocía a Sara tanto como para saber aquello. Suspiró. Entonces no tenía otra opción que demostrarle a Sara que entre ella y Luna no pasaba nada, ¿por qué tenía que demostrárselo? Porque por muy imposible que fuera todo, ella la amaba. Suspiro. Y no había vuelta atrás.
Mar se dio cuenta de que mientras debrayaba, sus dos interlocutoras habían continuado la conversación.
“¿Y entonces, Mar te va a ayudar a buscar novia?”,preguntó Sara, visiblemente más relajada.
¿Qué le había dicho, Luna?
“Es correcto.”
“Déjame decirte, Luna, que has elegido sabiamente. Mar es una experta en cacería de novias”
“Estoy de acuerdo. Mar es la indicada”
Ambas la estaban viendo al mismo tiempo. Y Mar seguía sin enterarse de qué era lo que pasaba. ¿Era alguna táctica de Luna? ¡Le había aplicado control mental! No, no. Si fuera control mental entonces ella no sabría que estaba bajo el efecto. Descartado.     “Es que es muy linda”, dijo Sara.
“Lo es. Es atractiva para la raza humana”,afirmó Luna.
“Además va repartiendo amabilidad por el mundo. Mezclas eso y le agregas que es artista…”,continuó Sara.
“Y según algunos datos, las personas se sienten atraída por la seguridad. Mar es insegura en muchos aspectos de su vida, pero en el momento de implementar sus habilidades de persuasión romántica demuestra mucha seguridad”,puntualizó Luna, objetivamente.
“Exactamente, Luna. Mar es persuasiva”
Y Sara y Luna se sonrieron mutuamente y Mar no tenía idea de lo que acababa de pasar.
Sara se retiró en el límite de su hora de comida y Luna aseguró muchas veces que no volvería a subir a su escritorio. Mar regresó a su trabajo, pero entre la intriga de la conversación entre su amiga y la lunática, y la ausencia de los requerimientos para las ilustraciones, hizo nada. Optó entonces por realizar una búsqueda por internet. No había rastro de Iris en amigosinterplanetarios.net. Tampoco había otra entrada interesante. Pensó en que quizá si había más personas quienes, como ella, habían logrado entrar en contacto directo, no eran el tipo de personas que abrían blogs para contar sus experiencias. Mal hecho, pensó Mar, pero no se sintió tentada a abrir uno ella misma, aquello era muy personal. “Admitir que alguien te conoce tanto y que además es un alien, resultaría difícil de explicar”
Su celular vibró junto a su computadora de escritorio. Era un texto de Sara. Quería ser partícipe de la primera cacería de Luna. Mar le contestó que no tenían nada planeado aún. A los dos minutos, sin exagerar con la rapidez, Sara tenía un plan elaborado. Mar suspiró. No había escapatoria. Las tres se verían en el centro de la ciudad y luego tomarían algo en un establecimiento conocido por su tolerancia a los arrumacos, sin importar si eran del mismo o de otro sexo.

Era una mala idea. Pero debía probarle a Sara que entre ella y Luna no había nada y debía conseguirle una novia a la galáctica. Aquello era inevitable y entonces pensó con la voz de su abuelita, la misma de la colina, “al mal paso, darle prisa”.
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