Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

El raro diseño de la luna - Laura T.D - 5

5


Mar no se atrevía siquiera a moverse debajo de las sábanas. Podía sentir que alguien más estaba en el cuarto y claro que ella lo había convocado, pero entenderlo no le hacía sentir menos miedo. Habían pasado unos 45 minutos, calculaba. Ni una sola palabra. ¿Luna estaría mirándola fijamente con sus ojos negros o lechosos? La duda  la hizo estremecerse, rompiendo su congelamiento. La sombra de Luna se proyectó en su escondite, se había acercado y no había vuelta atrás. Se animó a hablar. Pero las palabras no obedecían y se aglutinaron en su garganta. Recordó que tenía otra opción. Pensó en Luna y luego pensó que le hablaba. “¿Estás ahí?” La respuesta no vino en forma de voz, sino en una especie de imagen mental de un “Sí”, difícil de explicar. “¿No moriré si te veo, ni me lanzarás un rayo?” “No”. Respiró, cerró los ojos y guio sus manos hacia abajo, para descubrirse.

Aún con los ojos cerrados, se sentó al borde de su cama (por cierto su cama individual siempre resultaba ser su sitio seguro). De acuerdo, voy a verte y entonces todo empezará.
“No tengas miedo”
La voz de Luna era aterciopelada, grave, como de cantante de rock. Evaluó Mar, fijándose en un detalle intrascendente.
Cuando Mar abrió los ojos se llevó una sorpresa al no llevársela del todo, porque Luna ya no parecía aterradora, lo seguía siendo, pero ya no lo parecía. En lugar de estar completamente vestida de negro, con guantes y todo, usaba jeansy una blusa azul simple. Su cabello a media espalda parecía un poco menos lacio y sus ojos eran oscuros, pero normales, esta vez sí podía diferenciar entre la pupila y el resto.
“Tu ropa”,fue lo primero que Mar pudo articular.
“¿Lo hice mal? Revisé unas bases de datos para darme una idea sobre un atuendo neutro”
Mar no pudo evitar sonreír. Su ropa era normal, pero parecía una actriz en fin de semana, paseando por Venecia, en medio de algún festival de cine.
“No sé qué bases de datos consultaste pero puedes comenzar ya a recomendármelas”
“No entiendo”
“Ya sé que no entiendes”
Hubo un momento de silencio.
“¿Qué le pasó a tus ojos?”
“Si quiero pasar por humana debo andar con ojos normales”
¿Así que aún se metía en su mente?
“Dejaré de hacerlo en este momento”
“Gracias”
“¿Gracias? ¿Por qué?”
 “Sí, agradecer es cuando alguien hace algo por ti y tú te sientes bien por eso y entonces quieres compensarlo de alguna manera”
“¿Una palabra lo compensa?”
“Sí. No exactamente, pero es un principio. Grábatelo; primera lección: decir gracias te ayudará en el mundo y además es educado”
“¿Qué es educado?”
“Es cuando uno procura que la gente alrededor se sienta cómoda contigo y  los haces sentir bien”
“¿Cómo ser un caballero?”
“Una dama, tú serías una dama”
“Ya entiendo. Debo decirte que es fascinante la separación de sexos”
“Sí. Siempre separados, ese es mi principio”
“No entiendo”
“Ya lo harás”
Luna se veía etérea. Demasiado tranquila, pensó Mar. Y aquello de alguna manera la calmó más. El encuentro que suponía de pesadilla estaba resultando bastante natural, que Luna no pareciera un ente sobrenatural, ayudaba.
“¿Y qué pasará ahora? Bajo y le digo a mis papás, ¿qué cosa?”
“Diles que una amiga vino a vivir por un tiempo. En cuanto lo digas, será real para ellos”
“Sí… verás. Esa no es una opción en esta casa. No puedo traer amigas a vivir conmigo, es como que una regla general. Si mi hermana se entera, hará un escándalo y eso que ya lleva casada casi siete años. Pero ya sabes, no dejaban que Pablo viniera y se quedara con ella y es una mujer un poco fastidiosa…”, Mar se dio cuenta que Luna no entendía nada. “Mejor serás mi prima, ¿está bien? Eso funcionó la última vez. Serás mi prima y vienes a quedarte un tiempo y hasta puede haber sido idea de mis papás. ¿Entonces solo lo digo y se hará realidad?”
“Sí”
“Debes dejar de ser tan críptica si quieres encajar en este mundo”
“Hablas como ella”
“¿Cómo quién?”,ahora fue el turno de Mar de no entender.
“Sara suele utilizar esa palabra, críptica”
“Sí, es que pasamos mucho tiempo juntas y cuando eso sucede las personas empiezan a hablar de manera similar y a Sara le encanta hablar con palabras domingueras porque es un poquito pretenciosa”
“¿Domingueras?”
“¿No tienes una especie de modo de autoaprendizaje? ¿Tendré que explicarte qué significa cada palabra?”
“No. Yo aprenderé sola.”
“Bien. Entonces explícame las reglas”
“No las hay. Simplemente estaré contigo y observaré y aprenderé. Me dejarás interactuar, indicándome si lo hago de manera correcta, sin interferir”
“Entonces soy una especie de pretexto y no tengo un papel definido en tu misión o lo que sea”
“Es correcto. No interferirás”
Con esto Mar recordó lo que tenía enfrente. Luna parecía un ser humano, pero no lo era y todo aquello volvió a tornarse extraño e incómodo.
“Esperemos a que amanezca. Si quieres échate en la cama, yo me tiro en el suelo y duermo otro poco”
“Yo no necesito dormir, pero puedo fingir que lo hago, si quieres”
“No es necesario. ¿Entonces esperarás?”
“Sí”
“Puedes tomar uno de mis libros para pasar el tiempo”
“Ya los he leído todos, contigo”
Eso daba escalofríos, pensó Mar. “Haz lo que quieras”,dijo. “Apagaré la luz”
La oscuridad llenó la habitación. Contrario a lo que pensó, Mar se fue quedando dormida casi de inmediato, lo último que vio fue a Luna de pie junto a la ventana y creyó que era muy extraño verla iluminada por su propia luz.
Se habrá despertado a eso de las diez de la mañana. Había dormido más de lo que tenía pensado. Luna seguía parada junto a la ventana, en la misma posición.
“Buenos días”, saludó desperezándose.
Luna volteó a verla. Mar pensó que se veía tan fresca como la noche anterior, en cambio ella lucía como cualquier ser humano recién levantado.
“¿Qué le pasó a tu cabello?”,preguntó Luna, examinándola.
“Tiene vida propia”
“Me parece que es efecto de tu almohada”
“¿Me muevo mucho mientras duermo?”
“También haces sonidos, como un aparato eléctrico”
“Yo no ronco. Solo estaba cansada, pero yo no ronco. Segunda lección.”
“Aprendida”
Mar se puso los zapatos que tenía a la mano, sin detenerse a cambiar de ropa.
“Bajemos”,dijo Mar. “Empecemos de una vez con lo que sea que estemos haciendo”
Los papás de Mar estaban viendo la televisión en la estancia, un programa donde dulces panaderos se convertían en sádicos contendientes (¡tierra y fondant! ¡ganache hasta la muerte!). Al escuchar los pasos desde la escalera, la primera en voltear fue su mamá. Mar pensó que el rostro de sorpresa y no tanta felicidad que puso, ya valía la pena la convivencia alienígena.
“¿Pasaron la noche juntas?”
El papá de Mar volteó de inmediato. Empezaba a amagar una sonrisa cuando la mirada severa de su esposalo detuvo en el acto.
“Buenos días. ¿Quién es la señorita?”
Mar quiso tirar una carcajada, pero se contuvo. Era hora de empezarlo todo. Después no habría vuelta atrás, aunque también pensaba que hace rato que ya no había vuelta atrás.
“Mamá, papá, es mi prima Luna. Ustedes la invitaron a quedarse con nosotros. Llegó anoche, no quiso molestar y por eso se quedó en mi cuarto”
Bien pudo ser su imaginación, pero Mar creyó ver una neblina inundar momentáneamente los ojos de sus padres. Debió durar solo un par de segundos porque de inmediato dibujaron una sonrisa normal, volvieron a ser sus padres y eso fue un gran alivio.
“Luna, mi vida, ¡qué bueno que llegaste bien!”
“Bienvenida, esta es tu casa, ya lo sabes”
Siguieron abrazos, indicaciones de que la  habitación de la hermana de Mar sería la de Luna e invitaciones a desayunar pronto, juntos, en familia.
Los huevos revueltos estaban ricos, esponjosos, frescos. Pero Mar se encontró sin apetito, cosa nada normal. Luna, en cambio, atacaba el plato, conversaba con sus papás sobre cosas cotidianas y parecía absolutamente normal. Tan normal como alguien con perfectos modales podía parecer.
En algún momento, sus papás propusieron un paseo con la finalidad de mostrarle la ciudad a Luna. Mar no sabía si estaba de acuerdo.
“Es una idea estupenda”
¿Quién decía ‘estupenda’? Pensó Mar, Luna no iba a encajar en la sociedad si seguía hablando de esa manera. Pero sus papás parecían encantados con ella, hasta descubrió a su mamá viéndolas alternadamente, como sopesando porqué su hija parecía un puercoespín y su sobrina impuesta, una princesa.
“Vayan a alistarse, salimos en media hora… media hora, ¿entendido, Mar?”
“Sí, mamá”
En su habitación, mientras se abrochaba los zapatos de lona, Mar empezaba a pensar nuevamente que aquello era un error.
“Pareces molesta”
La voz de Luna parecía terciopelo. La muy doña perfección.
“Oye, tienes que portarte más normal. Suéltate, actúa, no sé, más alivianada”
“Lo intentaré”
“¿Sabes qué es alivianada?”
“No, pero dijiste que no debía preguntar más”
“Bien, vamos a hacer esto, pero necesito mi espacio, ¿de acuerdo? De seguro papá va a querer ir al parque y mamá a algún museo cercano. Yo quiero dibujar un poco, necesito quitarme el estrés, no te me acerques por un rato. Puedes andar por ahí, platica con mis papás, ellos también saben cosas”
“Te dejaré sola un momento, si es lo que quieres”
“Sí, es exacto lo que voy a querer”
“Pero hay una condición”
Mar dejó de marcar el dobladillo de su pantalón para poner atención.
“Puedo dejarte sola un momento, pero no puedo estar demasiado tiempo lejos de ti. Eres mi vínculo a este mundo. Soy tu Luna”.
Mar sabía que aquello era en serio, extraño, incómodo, pero en serio.
“Solo será un rato y como sea estaré cerca”
Luna se acercó hasta Mar. Poniéndose en cuclillas tomó su rostro entre sus manos y volvió a besarla en la barbilla, como lo había hecho el día del hospital.
Mar se quedó congelada.
“¿Por qué haces eso?”
“A veces necesito sentirte cerca, es una manera de recordar el vínculo”
“De acuerdo. Pero no lo hagas en público”
“¿Tercera lección?”
“Tercera”
Como había previsto, su papá quiso ir al parque, junto a los estanques artificiales llenos de patos. Mar nunca había entendido por qué su papá se obsesionaba con esos estanques; habían sido hechos con retroexcavadoras, no eran gran cosa. Sentada en la banca junto a su mamá, que había elegido ese momento para ojear su bloc de dibujo de manera crítica, veía cómo Luna escuchaba atentamente todo lo que su progenitor decía. Seguramente hablaban de los patos, de sus diferentes razas (que por alguna razón su papá conocía), de sus hábitos de migración y de su capacidad reproductiva. Luna debió sentir que era observada porque cruzó la mirada de Mar y por primera vez, desde el hospital, dibujó su sonrisa. Mar pensó que esta vez no parecía una mueca. Pero aun así era aterradora, se recordó de manera alarmante, ¿o no?, que sí, que era aterradora una alienígena que habla de patos y sonríe junto al estanque.
Volvió la vista a sus manos, que de pronto parecieron interesantes. Todavía podía verse en la punta de los dedos una suave sombra marrón, que casi había olvidado ya, pero ahora recordaba con perfecta claridad.
La siguiente media hora fue distraída por comentarios de su mamá sobre ciertos trazos. Además de haber trabajado muchos años como diseñadora gráfica, su madre también pintaba y había logrado colar algunas de sus obras a una que otra exposición local. Mar creía que era infravalorada, su mamá tenía talento suficiente para exponer sola en algún museo de mayor categoría, pero nunca había tenido la intención de hacerlo. Pintaba por placer y como Mar lo entendía, eso estrechaba sus lazos. Por momentos, no ese precisamente, ya que su madre era estricta y estaba puntualizando demasiado sobre las cosas que podría hacer mejor en sus diseños.
Una hora después, estaban en el museo. Mar estaba sentada en el suelo, en un rincón. Sus padres paseaban del brazo, seguramente su mamá repetía las mismas opiniones por tetracentésima vez (ya se dijo varias veces lo exagerada que era). Los dejó estar solos, como si viéndolos también invadiera una privacidad a la que tenían derecho de vez en cuando. Buscó a Luna por los pasillos, la vio observando detenidamente un conjunto de fotografías en las que Mar se había fijado en visitas anteriores. La fotógrafa retrataba a una mujer con cara de maniquí en diferentes momentos, la mayoría de los cuales incluían una cuerda rodeándola, misma que en otra foto se veía siendo lanzada por un hombre a su lado.
Mar quería saber qué era lo que Luna estaba pensando. Suspiró. Después de todo no estaba dibujando nada.
“¿Qué es lo que te gusta?”
Sin desviar la vista de las fotografías, Luna respondió.
“¿Cómo se llama eso? No la cosa, sé qué es una fotografía. ¿Cómo se llama eso que está mostrando?”
“Bueno… solo es una representación, una mirada de la fotógrafa, pero creo que es ira, impotencia, frustración. A veces las mujeres son tratadas como cosas, como objetos, por eso la máscara que tiene la modelo. Además así no solo se representa a una mujer, sino a todas. De seguro hay antifeministas que detestan estas fotos, puede que hasta alguna feminista del nuevo orden.”
“¿Así se siente la ira?”
Luna señaló una de las fotografías en la que se veía a la mujer-maniquí lanzando su maletín contra un vidrio, quebrándolo en mil pedazos.
“Ira que permite liberación, supongo, no sé, nunca fui buena interpretando obras”
“También quiero sentir eso”
“Estas conviviendo con seres humanos, más temprano que tarde tendrás oportunidad de sentir ira, te lo prometo”
“Gracias por explicarme”
“De nada.  No fui de mucha ayuda en realidad”
Mar sonrió sinceramente y fue correspondida.
“¿Cómo es que puedes reír?”, preguntó la terrícola, cayendo en cuenta de que era algo que Luna parecía conocer desde antes.
“Me siento contenta. Tranquila”
“¿Eso sí lo sabes?”
“Hace un tiempo lo aprendí”
Mar no había podido disipar su duda, ni tantito. Pero qué se le iba a hacer.
Una mano en su hombro la reclamó. Sara estaba parada frente a ella. Fresca y hermosa, pensó.
“Hola”,saludó Mar.
“Buenas tardes, te estaba buscando”
“¿Cómo me encontraste?”
“Son las seis de la tarde, en Domingo. No había nadie en tu casa y tu mamá tiene algo de obsesión con este lugar.Fue fácil”
Mar estuvo segura de que si sonreía más fuerte  su mandíbula corría el riesgo de dislocarse.
“Hola”,saludó Luna con su voz ronca, llamando la atención de Sara.
“Es mi prima, Luna. Va a pasar un tiempo con nosotros”, explicó Mar.
“Te recuerdo del hospital. Soy Sara, mucho gusto”. Mar notó también cierta neblina fugaz en los ojos de Sara.
Luna sonrió y luego se excusó, dejando a Mar y a Sara frente a una fotografía de cristales rotos.
“Es un poco extraña tu prima”, señaló Sara, observando la espalda de Luna que se alejaba.
“Tuvo una infancia difícil… el tío Juan, un pariente muy lejano, tenía este negocio que le hacía viajar mucho, estaba lejos de la casa, además ella es hija de su primera novia, con la que nunca se casó…”
“Me refería…”, interrumpió Sara, “a que me vio como si supiera todo de mí”
“Bueno… le he hablado un poco de ti, ella seguramente solo te estaba viendo con mucha confianza, es un poco maleducada, sabes, infancia difícil…”
“También es sexy”
Eso, definitivamente, Mar no lo había visto venir.
“¿Lo crees?”
“Sí, no puedo creer que no lo hayas notado”
“Bueno, es mi prima, no la veo de esa manera”
“Eres especialista en notar a las mujeres, ¿cómo puedes no notar que tu prima es muy atractiva?”
“El incesto no es parte de mi quehacer visual cotidiano”
“Es tu prima lejana, estoy segura que no compartes más ADN con ella que con una banana. En verdad, es completamente sexy”
“Para ser heterosexual, estás siendo demasiado insistente con el asunto”
“Es ella, ¿verdad?”
“¿Quién?”
“La imperdible”
“Eso es absurdo”. ¿En verdad Sara no venía también de un mundo superior cuyos habitantes podían leer los pensamientos?
“Es muy raro, pero podría jurar que se trata de ella. Como sea, no importa. ¿Dormirá en tu habitación?”
“Sara, te estás poniendo pesada.”
“Eso significa que no, demasiada frustración sexual, cariño”
Mar estaba realmente molesta, ¿con qué derecho le hablaba así? Quería que Sara se fuera de una vez. Ni siquiera había sido grave lo que había dicho, de acuerdo, incluso pudo haber pasado como una broma, pero no se sentía así. Fue malintencionada y viniendo de Sara esas cosas solían doler más. Con Sara todo se sentía más.
Sara debió darse cuenta de lo que pasaba en Mar.
“Si dices que no es Luna, te creo. Y si lo fuera da lo mismo, mientras no te olvides de mí por estar con quien sea, todo está bien.”
Mar se calmó de inmediato. Sara tenía mucho poder sobre ella y cada vez que pensaba en eso, sentía que era la que salía perdiendo.
“¿Todo bien con Iván?” Preguntó Mar más tranquila, por cambiar de conversación.
“Sí. Estamos bien por ahora”
Mar quería decirle muchas cosas, entre las cuales que ese “por ahora” era realmente patético. Sara no tenía por qué conformarse, alguien podría quererla más y mejor que Iván y no es como que Sara no lo supiera, simplemente a veces es más fácil decidir ignorar algunas cosas.
Platicaron un poco más mientras se dirigían a la salida donde se encontraron con los papás de Mar y con Luna. Sara pasaría a cenar con ellos, como era habitual.
Sentada entre Luna y Sara, Mar se sentía atrapada, en todas las formas imaginables. Era como una película de ciencia ficción y de comedia al mismo tiempo. Si alguien se pusiera a cantar en ese momentoDefyingGravity, no sería completamente raro.
“¿Tienes un teléfono?”,le preguntó Luna. Mar la observó unos segundos, sorprendida con lo abrupto de la duda.
“¿Tú no tienes uno?”,cuestionó Sara, sin dar tiempo a Mar de responder.
“Tengo el de Mar, si ella tiene”,y sin razón alguna, Luna decidió reafirmar su declaración colocando su mano sobre la de Mar que descansaba en su pierna. Mar se sobresaltó. Sara ignoró el gesto. Luna retiró la mano y Mar debió cortar el silencio.
“Sí claro, tengo uno, ¿necesitas usarlo?”
“Una joven mujer me dio su número en el museo y me dijo que la llamara”
Mar la miró atónita. ¿Era en serio? La incomodidad se hizo más cortante dentro del auto cuando su madre carraspeó sonoramente.
“Luna, mi vida, eres un encanto. Llevas menos de veinticuatro horas con nosotros y ya estás haciendo amigas”
De alguna manera, el comentario de la mamá de Mar, que intentaba con todas sus fuerzas romper el momento incómodo, solamente lo sedimentó más.
“También tengo el número de un hombre joven, él desea tomar una taza de té conmigo. ¿Esa es una especie de alimento? ¿Creen que necesito alimentarme más?”
Sara y Mar rieron por lo bajo. La madre volvió a carraspear.
“Estoy seguro que te vio más que saludable, cariño”,sentenció el padre y continuaron el recorrido hasta la casa sin mayores incidentes.
Sara se retiró de la casa pasadas las diez de la noche. Tenía que madrugar para ir al trabajo. A las once en punto, Mar se despidió también, tenía que terminar un par de cosas para la oficina que le servirían por la mañana.
Luna dio las buenas noches también y siguió a Mar hasta su habitación.
“Tengo que trabajar”
“Trabaja. Solo observaré”
Mar se acomodó resignada en su escritorio y comenzó a colorear unas muestras para la página web de una firma de bienes raíces. ¿Alguien contrataba en realidad a estas personas? Quizá solo se tratara de una forma snob de vivir. Gente rica que no tenía tiempo suficiente para buscarse sus propios sitos, pensó, un poco prejuiciosa.
“¿Luzco saludable?”
Ahí estaba, por supuesto que Luna no la dejaría trabajar tranquila.
“¿Por lo de los números de teléfono?”
“Sí”
“Verás, las personas te dan su número telefónico cuando están interesados en ti”
“¿Quieren ser mis amantes?”
“Es posible que esperen eso en algún momento, pero inicialmente lo que quieren es conocerte porque te consideran atractiva”
“¿A ti te sucede eso? ¿Te dan sus números telefónicos?”
“A veces”,por lo regular le daban simplemente sus nombres de usuario en alguna red, pero declararle eso a Luna seguramente llevaría a más explicaciones y aún le faltaba  colorear tres vistas.
“Tú sueles dar tu número”
Aquello no era pregunta. Claro que Luna estaba enterada de que ella era un poco más cazadora que presa, después de todo se habían conocido durante muchos tiempos, ¿cierto?
“Quiero tener una relación romántica”
Suficiente. Mar tenía que prestar toda su atención ahora. Aquello comenzaba a tener tintes raros y de entrada las intenciones de Luna parecían una verdadera mala idea.
“No me parece correcto. Tú no eres de este mundo, se supone que estás aquí para aprender de los humanos, es tu misión, ¿cierto?”
“Es correcto”
“Una relación romántica implica muchos sentimientos, terminarías por lastimar emocionalmente a la otra persona si se llega a enamorar de ti”
“¿Podría salir lastimada yo?”
“Eso depende, ¿podrías enamorarte?”
“Es potencialmente posible, me he predispuesto a ser capaz de sentir todo lo que ustedes sienten”
“En verdad es una mala idea”
“¿Entonces no debería hacerlo?”
Mar quiso decir que no, rotundamente. Pero, ¿qué mejor manera de aprender a sentir que enamorarse? Finalmente, solo después de un corazón roto o de un romance apasionado uno puede comenzar a sentir con plenitud. Además Luna había llegado a aprenderlo todo, y no todo sería bueno.
“Es tu decisión”,concedió Mar.
“Entonces me enamoraré”
Era una terrible, terrible idea, pero Mar no podía interferir, ella solo era el vínculo entre el ser intergaláctico y el mundo terrestre. Una simple observadora.
“Me ayudarás con eso”

Y Mar se dio cuenta de dos cosas en ese momento: que aquello era una especie de orden y que sería realmente difícil terminar de colorear sus páginas.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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2 comentarios:

  1. Luna se habrá enamorado de Sara ¿porque? yo pienso que Mar siente algo mas que una amistad por Sara solo que su yo interior no lo quiere aceptar en esta historia hay que ir uniendo detalles eso la hace muy entretenida Laura saludos desde aquí Curicó Chile

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  2. Me da mucho gusto que te parezca entretenida. Yo no creo que Luna se haya enamorada de Sara, es solo que la ha visto en muchos sueños junto a Mar. No sé qué le pasa a Mar, pero eso de andar sonriendo tanto por ver a Sara me parece sospechoso. Ya iremos viendo con los capítulos qué es lo que pasa. :)
    La historia ya está completa pero leerla poco a poquito tiene un efecto interesante.

    Saludos.

    Laura

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