Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

El raro diseño de la luna - Laura T.D - 4

4


El rastreador de IP marcaba un barrio de la ciudad vecina. El ícono en color rojo resaltaba diferenciándose de las otras decenas de puntos de conexión. Nora tomó nota mental de la dirección aproximada que arrojaba el software. También sacó una foto de la pantalla con su celular. También la anotó en la primera hoja de un bloc post-it de color amarillo. Le había costado trabajo, pero ya tenía otra pista y aunque no albergaba muchas esperanzas, quizá esta vez sí lograra su objetivo.

Vivía sola en un cuarto muy pequeño, ubicado en la azotea de la casa de una pareja de ancianos. Sin embargo, es preciso señalar que el cuartito era realmente encantador y lo sería más si Nora no tuviera repleta cada superficie de hojas llenas de garabatos, libros (una cantidad escandalosa de libros) y muchas plumas de tinta negra. En verdad era impresionante lo de las plumas. Las compraba en una de esas tiendas de venta al mayoreo y las dejaba por ahí en montoncitos de 5 o 6, apiladas cuidadosamente, porque a pesar de la enorme cantidad de cosas en el pequeño cuarto, todo estaba ordenado y limpio. Nora había llegado de provincia hacía más de 6 años. Hablaba a su familia constantemente y sentía una adoración especial por su hermano pequeño. Lo único que poseía de valor era aquella computadora de última tecnología por la que había pagado mucho dinero. Se había graduado en algo parecido a estudios sociales, pero incapaz de trabajar en una oficina, se mantenía y ayudaba a mantener a su familia con trabajos esporádicos y una que otra publicación. Bueno, estaba siendo modesta.
Llevaba casi dos años de búsqueda; dedicaba por lo menos un par de horas cada día a esa labor. De ninguna manera se daría por vencida, nunca se daba por vencida y siempre obtenía lo que quería.
Nora se había enamorado de Samuel y Victoria al momento de conocerlos. Sus caseros octogenarios eran la encarnación misma de la ternura. Llevaban juntos desde hacía más de sesenta años y aquello era impactante. Nora estaba segura de que vivían el uno para el otro y pensaba que quizá siempre hubiera sido así, que Samuel y Victoria eran de los pocos seres afortunados que podrían creer en la eternidad del único y verdadero amor.
O quizás solo no tuvieron otra opción que aprender a convivir, acompañarse y habían terminado sumergiéndose en un mecanismo simbiótico y codependiente. A veces tal vez le valdría ser menos pesimista. Cual fuera la razón, Nora le tomó un cariño familiar a sus caseros el cual era recíproco. Samuel y Victoria veían en Nora a la nieta que tuvieron la dicha de tener en casa (tenían tres nietas legítimas, casadas, viviendo en diferentes ciudades) así que se preocupaban por ella, vigilaban que comiera, que tuviera agua caliente y que no se mantuviera encerrada siete días consecutivos.
Con la dirección bien resguardada, Nora tomó su chaqueta (aunque ni siquiera hacía frío), salió de su cuarto, bajó las escaleras exteriores, se despidió a gritos de Samuel y Victoria y se fue corriendo a la oficina de Mariana.
“¿Viniste corriendo?”
“Sí, los camiones no pasaban”
“Son 40 cuadras”
“No las iba contando”
“Salgo en 20, ¿vienes a cenar a la casa?, Fernando y los niños se fueron el fin de semana a casa de mis suegros, estoy sola”
“¿Hoy es sábado?”
“Sí”
“Creí que era miércoles”
“No, es sábado. ¿Terminaste lo que me debías entregar?”
“Te lo mando el Miércoles”
“¿Vienes entonces a cenar?”
“¿Me puedo quedar a dormir?”
“Esa es la idea. Sirve que así te tengo vigilada por lo menos hoy”
“Voy entonces”
Mariana le sonrió amablemente. Nora pasó los veinte minutos de espera consultando sus diferentes cuentas en la red. Contestó un par de correos y aceptó un par de trabajos que le parecieron interesantes, seguro Mariana no tendría problema con ello y si los tenía ya era demasiado tarde.
“¿No quieres salir por ahí?”,preguntó Nora, mientras observaba la ciudad por la ventanilla del coche de Mariana.
“Hoy estás de buen humor”
“Algo así, hay posibilidades de encontrar algo que buscaba”
“De acuerdo, vamos por ahí, pero no vamos a emborracharnos”
“¿Por qué no?”
“Soy una señora y madre de familia, no puedo andar por ahí ahogada en un bar”
“Todos están en casa de tus suegros, además Fernando siempre anda diciendo que deberíamos salir y divertirnos”
“Porque mi esposo es absolutamente hermoso”
“Hermoso, sí”
Sin decir más, Mariana tomo una calle rumbo a la zona de bares. Nora podía ver las luces y escuchar la música con montones de ritmos diferentes que se mezclaban hasta formar un verdadero bullicio. Se sentía atraída por el buen ánimo. Esa noche estaba de buen humor, decididamente.
Mariana sirvió su tercer vaso de vodka con jugo de arándano. La botella ya estaba por la mitad. Se sentía un poco chispeante y la conversación fluía naturalmente como pocas veces habían tenido oportunidad.
“Ese hombre está bueno”
“Tiene como cincuenta años”
“Perfecto”
Nora de ninguna manera podía ver la perfección. Para ella era un señor bien vestido que había salido a cazar a quien se dejara. A Mariana le gustaba puntualizar la belleza o fealdad de los comensales, a Nora le gustaba ver cómo se relacionaban entre ellos.
“Ese muchacho de allá no deja de verte”
“Será que vine mal vestida”
“Te ves linda, el chico de seguro también lo cree”
“Yo no lo veo lindo”
“¿Y a aquella chica? Creo que a ella también le pareces linda”
¿A dónde quería llegar Mariana con aquello?
“Nora, ¿chicas o chicos?”
“¿Por qué me preguntas eso?”
“Mera curiosidad. No me importaría si te gustan las mujeres, Fernando y yo tenemos hasta una especie de apuesta, él jura que puede visualizarte con una chica. Hasta tiene una prima que quisiera presentarte”
“Chicos, me gustan los chicos”,puntualizó Nora, aunque realmente no recordaba bien quién había sido el último que llamara su atención lo suficiente como para sentirse interesada. Desde  hacía algún tiempo solo podría concentrarse en lo que estaba buscando, pero eso no se lo diría a Mariana.
“Entonces, ¿por qué esas repentinas ganas de beber? ¿Estamos celebrando algo?”
“Sí. He estado trabajando en algo y parece que ya tengo con qué comenzar”
“Salud por eso entonces”
“Salud”
Eran las cuatro de la mañana cuando emprendieron el camino a casa de Mariana. Nora estaba ebria. Mariana parecía solo feliz; manejó fácilmente hasta su casa. Al llegar, ambas tomaron un poco de jugo, Mariana había insistido. Se dieron las buenas noches; Mariana le dijo que podía ocupar el cuarto de sus hijos.
“Mariana, tengo que irme unos días”, dijo un poco insegura.
“¿A dónde vas?”
“Salgo fuera de la ciudad. ¿Está bien si te envío mi adelanto por correo electrónico?”
“No hay problema, Raúl se va a poner como chango pero yo puedo controlarlo. ¿Está todo bien con tu familia?”
“Sí, solamente tengo que ir a buscar algo”
“De acuerdo. Y agradece que me agarraste borracha”
“En parte esa era la intención”
“Solo no te pierdas durante meses. Raúl entraría en pánico, yo entraría en pánico, el mundo entero entraría en pánico”
“Solo unos días y me mantendré en contacto”
“Bueno, ¿cuándo te vas?”
“Mañana mismo”. Lo había decidido en ese preciso momento. “Por la mañana voy a casa a traer una cosas y avisarle a mis viejos”
“Entonces si no te veo, cuídate y cierra bien la puerta cuando te vayas. Buenas noches y espero que encuentres lo que buscas”
“Gracias. Diles a Fernando y a los niños que les dejo abrazos”
“De tu parte”
Mariana desapareció detrás de la puerta de su habitación. Nora no tomó el camino hasta la habitación de los niños. Se fue a la ventana que daba al patio trasero y observó el cielo, que estaba lleno de nubes de color púrpura opaco. Tuvo el presentimiento que quizá su búsqueda había terminado.
Para el mediodía siguiente ya se encontraba en la estación de autobuses. Había empacado unas pocas cosas y sintió un ataque de ansiedad. ¿Y si todo aquello era inútil? ¿Y si nuevamente sus pistas conducían a nada? ¿Por qué esta vez se sentía tan emocionada? ¿Había sido aquella pregunta de la desconocida? ¿O comenzaba a recuperar la capacidad de sentirla cerca?

En un par de días lo sabría y mientras tanto, se tenía que obligar a esperar un poco más. “Solo un poco más”.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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8 comentarios:

  1. ¡Hola! Te felicito por la historia es muy interesante.
    He leído los capítulos y lo que más me ha gustado en la gama de conceptos que empleas, estos le dan un toque de madures a tu escritura.
    Sobre la historia, pensé al principio que las protagonistas eran mar y "luna" pero con este capítulo me replanteo esa teoría y quedo con ansias de saber qué relación tendrán mar y Nora.
    Gracias por darnos a conocer una forma diferente de escribir. Saludos Ariyian.

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    Respuestas
    1. Hola, Ariyian.
      Gracias por tus felicitaciones.
      Interesante tu teoría y a mí me intriga también qué relación tendrán Mar y Nora, a lo mejor no tienen ninguna. La historia está 100% terminada, sin embargo, leerla por capítulos da una sensación interesante y entonces es divertido hacer teorías junto con las lectoras. Espero cumplir tus expectativas, y si no, he aquí la caja de comentarios donde podré disculparme :)

      Saludos y gracias por leerme.

      Laura

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  2. Estoy intrigadísima con la historia, con qué o quién es Luna, con lo que espera Nora encontrar, con los cambios que se pueden producir en la vida de Mar...
    Gracias por los capítulos diarios

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    Respuestas
    1. Hola. Lamento informar que a lo mejor no hay cambio alguno en la vida de Mar, o a lo mejor sí... una nunca sabe nada sobre la gente que se relaciona con entes extraños como Luna. :)
      Muchas gracias a ti por mantenerte al pendiente de las actualizaciones. Espero cumplir las expectativas.

      Saludos,

      Laura.

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  3. Hola Laura tu historia se pone mas interesante dia a dia la entrada de Nora la pone mas misterio aunque yo creo Nora es Iris y creó que a vivido las mismas situaciones de Mar y ahora va en busca de Mar Laura me gusta tu historia tienes imaginación tienes talento un saludo desde aquí Chile

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    1. Hola, Gladis.

      Realmente no estoy segura de qué sentir sobre Nora. Es decir, nos conocimos bien durante la escritura de esta historia, pero nunca llegué a descifrarla del todo (sí, entiendo que es ficticia pero ya sabes cómo son estas cosas de la ficción).

      Muchas gracias por estar al pendiente de las actualizaciones.

      Recibe un abrazo desde mariposas amarillas.
      :)
      Laura

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