Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Negación - Vall Lynch - 7

Negación.

7.

La había besado.

No lo pude evitar, así de simple. No tengo excusa, solo lo deseaba y lo hice. Y ahora lo pagaba caro en silencio. Estaba sentada en mi cama mientras la veía vestirse. Debía irse a trabajar. Me daba mucho gusto que le estuviera yendo bien. Esa mañana había algo distinto entre nosotras o tal vez era yo la que estaba distinta, tenía tantas cosas en mi cabeza, nuevos sentimientos me embargaban, sentimientos que no entendía y me daban miedo, temía que ella notara algo en mi rostro de todo lo que pasaba por mi mente. Por primera vez su cuerpo en paños menores acaparó toda mi atención después de tantas ocasiones que la había visto en traje de baño, su pelo suelto posándose sobre sus hombros al inclinarse para buscar entre mis cosas eligiendo algo de ropa para ponerse, sus movimientos tan mecánicos y comunes como los de cualquier persona que realizase tal acto, me parecían una danza sensual, sí, estaba viendo a mi amiga con otros ojos y no lo podía evitar. Era tan perfecta que tardé varios segundos en darme cuenta de que me estaba hablando, estaba vestida y lista para marcharse.


-¿Me estás escuchando?- me preguntó mirándome fijamente.

Me sentí desfallecer cuando se acercó a mí. Posó sus manos en mis rodillas y nuestros ojos se encontraron. Tenía la sonrisa más cautivadora y siempre tenía el efecto de hacerme sonreír también, solo que en esta ocasión se me sumó un cosquilleó en todo el cuerpo, hasta pensé en eso que llaman "Mariposas en el estómago" pero era mucho más, sus manos sobre mi piel deslizándose por el costado de mis muslos desnudos haciendo que su rostro quedara a la altura de mis pechos. Me preguntó que si me pasaba algo. Tenía tantas ganas de decirle que me pasaba de todo, que de pronto quería probar sus labios como lo había hecho mientras dormía, quería decirle que me pasé la noche en vela con ganas de tocarla y de que me tocara, que mi corazón estaba latiendo tan fuerte que lo sentía en los oídos. Tomé su rostro entre mis manos con sumo cuidado,  sus mejillas tan suaves me cosquilleaban las palmas, su pelo rosando mis dedos, su cara, sus ojos, su boca, sentía que la besaría y me preocuparía más tarde por las consecuencias, la miré muy seria y luego volvía a sonreírle.

-Estoy bien, no pasa nada- luego le di un beso en la frente como los que le daba a mi hermana- Es solo que te extrañé mucho- dije finalmente.

-Yo también te extrañé mucho- me dijo sonriente- Salgamos esta noche. Sentí como una alegría inexplicable y repentina me invadió.

-¡Sí!- fue lo único que pude articular.

-¡Magnífico! Hace mucho que no  salimos…Solas… Solo seremos tú y yo como antes.

Sus palabras me acariciaron todo el cuerpo. Nos sonreímos mutuamente luego me dio un beso en la mejilla y se marchó.

Me dejé caer de espaldas sobre la cama y comencé a pensar. Me preguntaba qué pasaba conmigo, si seguía con esos pensamientos mi amiga terminaría dándose cuenta. Entonces me alcé de la cama como un resorte. ¿Me gustaba mi amiga? Una pregunta más importante ¿Me gustaban las mujeres? No podía responder la segunda pregunta pero la primera tenía una respuesta que ya estaba tomando forma. De todas las ocasiones de antaño en las que salíamos solo nosotras  ésta tenía algo especial para mí.

Tenía clases, la odontología no era fácil pero me encantaba. Me duché y me alisté, bajé las escaleras corriendo, llegué hasta la cocina y me encontré con mi madre.

-¡Jovencita, cuánta energía!- me dijo.

Me eché a reír y tomé mi desayuno, en verdad nunca lograba estar lista si preparara mi propio desayuno. Le pregunté a mi madre si vio a mi amiga.

-Sí, ¿Sabes si le pasa algo?- me preguntó.

-Mmm… No que yo sepa- pensé un poco- ¿Te dijo algo?

-No. Pero no se quedó a desayunar como siempre, no digo que debiera hacerlo pero la noté distinta.

-Bueno, no sé qué decir. Solo que ahora está trabajando, tal vez es eso.

-Puede ser.

-¡Saldremos esta noche!- le dije muy emocionada.

-Pero pensé que…- comenzó a decir entonces recordé que mi novio vendría a casa. Me había olvidado de que tenía novio. Y toda la emoción que había sentido se convirtió en culpa. No quería verlo a él, quería salir con mi amiga, quería estar con ella y el no poder siquiera negármelo a mí misma era mucho decir.

Me tragué mi desayuno de un bocado y me marché a mis clases.

Todo el día estuve muy ocupada, me distraje bastante. Pero se acercaba la hora de ir a casa, me puse a pensar en el camino y no se me ocurría nada qué decirle a mi amiga, no podía cancelar con mi novio porque mi madre se lo encontraría extraño, eso haría que me sintiera en evidencia porque si mi novio no estuviera tan ligado a mi familia las cosas serían más simples pero la realidad era innegable, tenía una relación seria y estable que conllevaba responsabilidades que no podía ignorar. Responsabilidades. Nunca había utilizado ese término para definir a mi relación. Llegué a casa y enseguida llamé a mi amiga. Le explique la verdad porque nunca le mentiría.

-Está bien, no te preocupes, ya será en otra ocasión- Me dijo al otro lado del teléfono y su voz me oprimió el corazón.

-Lo siento… Es que me emocioné tanto cuando me dijiste que salgamos que no pensé…

-Tranquila- Me interrumpió.

-De verdad quiero verte, me gustaría que vinieras –Le pedí.

-No, disculpa, estaría un poco fuera de lugar.

¿Fuera de lugar? Dios. Era la más tonta del planeta ¿Cómo había sido tan estúpida y egoísta de pedirle algo así? Aunque ella no supiera que me pasaban cosas con ella, después de la última vez las cosas estaban raras entre nosotras,  Y yo no sabía si ella estaba segura de lo que sentía por mí o si aún seguía confundida y yo muy bien gracias, guardándome todo lo mío y pintándome de otro color, fingiendo que aún seguía siendo su amiga cuando en verdad estaba desesperada y de mal humor por no poder salir con ella.

Nuestra conversación telefónica concluyó rápidamente. Y sólo me quedo alistarme y esperar a mi novio. Llego la noche y en momentos estábamos todos en la mesa disfrutando de la cena, cómo un millón de veces antes, incluso en algunas de esas millones estuvo mi amiga con sus bromas, sin embargo no podía imaginármela con nosotros esa noche porque sería perturbante para mí. Las horas me pasaban por encima y hubo un momento en que mi madre me miró fijamente como escrutándome, entonces no pude más, me disculpe apartándome del abrazo de mi novio, para ese entonces estábamos en la sala viendo una película, subí a mi habitación corriendo. En verdad no tenía idea de a qué subí pero quería escapar de la realidad.

Entonces una idea loca pasó por mi mente y salí sigilosamente de mi habitación, agradeciendo por primera vez que mi casa fuera tan grande, me escabullí como un ladrón, cuando llegué al balcón puse a prueba todo mi osadía mientras traté de bajar sin caerme por el techo, llegue a un árbol y me sujete lo mejor que pude pero no logré mi objetivo. Debía bajar por el árbol, pero la rama se rompió antes de poder subirme a él, caí como guanábana madura. Pensé que moriría mientras ciertas ramas me rasgaban antes de llegar al suelo. Pero al comprobar que caí viva me levanté ignorando el terrible dolor y comencé a correr, cuando pasé por una de las casas del residencial donde vivo, vi una bicicleta tirada en el patio. Fue mi segunda loca idea. Sin darme cuenta andaba a altas horas de la noche en una bicicleta robada, demasiado pequeña para mí pero que me servía bastante, camino a casa de mi amiga.

Logré llegar, solté la bici, y traté de sacudirme parte del polvo y hojas que llevaba encima. Llegué hasta la puerta, respiré hondo y toqué el timbre con mi corazón latiéndome como loco.

-¡Hey! Mira que sorpresa

Nunca pensé que podía llegar a detestar tanto a alguien.

-¿Qué haces aquí?- Le pregunté a la no florcita, la única que estaba a la altura según ella y la persona que más odiaba según yo.
-Hago lo que tú no puedes- Me dijo con una sonrisa cínica- ¿Quieres que…?- Comenzó a decir mientras hacía un gesto con el pulgar señalando tras suyo.

-No, gracias –Le dije rechazando su oferta de entrar.

-Como quieras- Me dijo con cara feliz.

Me cerró la puerta en la cara sin más y me fui de allí enseguida. Deje la bici con el apuro y corrí como loca sintiéndome avergonzada como nunca antes en mi joven vida.        


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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Vall Lynch - Derechos Reservados
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5 comentarios:

  1. Hay oyeee!!!! Porq termina asi!!!! Noooo... por fa mas capitulos y excelente historia.... espero q pronto se decida

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  2. Ahhhh buenooo viniste con todaaa porfa no me dejes asiii kiero mas capítulosssss ah pero eso si que no demoren tanto me gusto volverte a leer besos RO de ARGENTINA

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  3. Me encanta la historia!!! Continua por favor :)

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  4. Por fin!!! Gracias por volver actualizar la historia.
    No entiendo porque le da tanta importancia a la no florcita esa, debería ir por lo que quiere y llevársela por delante, por ser tan mala gente... Jajajaja
    Saludos y que bno tenerte de vuelta

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  5. Volviste mi keridisima autora geniaaa grosaaa sos lo mas y esperamos mas capitulosss por faaaaaaa besotes

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