12.
Y así el gran día llegó. Estaba esperando a
mi futuro ex novio, cuando por fin llegó se acercó a mí y trató de darme un
beso, aparté el rostro educadamente y le ofrecí la mejilla, entonces preguntó
que si pasaba algo. Le pedí que nos sentáramos. Estábamos en el parque cerca de
casa, me gustaba ese parque y más de noche. Tenía muy bonitos recuerdos de
nuestra relación y todo lo que compartimos, su familia me había acogido de una
manera incomparable, al igual que la mía a él, estoy segura de que ya había
pensado que un día nos casaríamos. Ni siquiera sabía cómo decírselo a pesar de
que lo practiqué bastante frente al espejo pero ya no podía retrasar más lo
inevitable.
-Tengo que decirte algo- le dije.
-Claro, amor, te noté extraña la otra noche
cuando me llamaste- me dijo colocando su brazo sobre el espaldar del banco
cerca de mí, me hiso pensar en ella.
-Ha pasado algo… Tiene que ver conmigo-
comencé a decir-… Y eso me ha cambiado todo mi mundo, nunca pensé en estar
pasando por todo esto pero… Te juro que lo que siento es real y verdadero, no
puedo seguir… Así.
-¿Así cómo?- me dijo al notar que me detuve-
No entiendo de qué hablas- se veía en sus ojos que se lo sospechaba.
-Ya no quiero ser tu novia, no quiero… Estar
contigo.
Se quedó callado y no esperaba menos, pero no
quería irle con rodeos, ya había esperado demasiado, alargar las cosas solo
haría que doliera más de lo que ya dolía. Porque a mí también me dolía, me
dolía hacerle eso, saber que todo lo que tuvimos ya solo serán recuerdos porque
mi cuerpo es ajeno a sus caricias, mis manos no lo reconocen.
-¿Por qué?- habló por fin y ese minuto de
silencio me pareció eterno.
-Ya no siento… Ya no te veo con los mismos
ojos- le dije. Cada vez flaqueaba más.
-No es solo eso- me dijo- Si fuera eso
habrías hecho cosas que te delataran, como tratarme mal o decírmelo un poco
antes.
-Escucha…
-¿Te gusta otro? ¿Cierto?
-No. No es eso.
-Lo es- me miró fijamente- Prefiero que seas
honesta conmigo, dame el poco respeto que me puedas ya dar.
Sus palabras fueron tan firmes, tenía tanta
razón.
-Sí.
-¿Sí, qué?
-Estoy enamorada… de alguien más- dije
tragando en seco.
-¿Enamorada? Eso no pasa de la noche a la
mañana… ¿Desde cuándo?
-¿Desde cuándo qué?
-¿Quién es? ¿Lo conozco?
-Por favor, no hagas eso- le pedí.
-Yo no he hecho nada, eres tú la que has hecho
todo solita.
Estaba siendo muy frio pero no lo podía
culpar, mas recordé que tal vez no debía arriesgarme a decirle.
-¿Crees que esto es fácil para mí?- le dije.
-No lo sé. Dímelo tú- me dijo en tono serio-
Merezco saber quién es. No quiero enterarme cuando te vea tomada de la mano con
él pavoneándote por el barrio.
Sus palabras me hirieron bastante.
-¿Qué quieres de mí? Estoy siendo honesta
contigo.
-No, sólo estás rompiendo conmigo para poder
estar con él.
-¡Es una mujer!
No tenía idea de por qué me molestaba tanto
que insinuaran que era un chico u otro tipo o lo que sea. Pero me molestaba, al
igual que con mi padre, me desencajó todo ese sermón de que le fui infiel.
-¿A caso te volviste loca?- me soltó de
pronto- ¿Una mujer? ¡Me engañaste con una mujer!
Y se tornó a peor cuando me quedé callada,
eso le confirmó que le había sido infiel.
-Yo no busqué esto… Estoy tratando de ser
honesta contigo, valoro todo lo que vivimos…
-¡No sigas!- me gritó apartándose para
sujetar su cabeza con sus manos e inclinarla. Se alzó enseguida como si de
pronto recordara algo, se quedó quieto y luego me miró -Es… Ella- me quedé
petrificada y se me aguaron los ojos al ver los de él igual- ¿Cómo pudiste
hacerme esto? ¿Desde cuándo estás con ella?
-No, las cosas no son como piensas- le dije
enseguida- Yo sólo, me sentí distinta poco a poco, no lo pude evitar… Pero fue
hace poco que…
-¿Qué? ¿Hace poco que me engañaste?- dijo en
tono irónico y herido- ¿Fue ayer, anoche, antes de ayer? ¿Por eso me lo dices
ahora para calmar tu culpa, piensas que si me lo dices ahora estás siendo
honesta conmigo?
-Por favor, tienes que calmarte…
-¡No!- dijo y se puso en pie- ¡Tú a mí no me
pides nada! Eres una hipócrita. Todo este tiempo… Fui tan estúpido…
Me puse en pie también.
-No, tienes toda la razón- le dije- Yo soy
una hipócrita, no tenía el valor de decírtelo pero era porque tampoco tenía el
valor de decírmelo a mí misma, tarde mucho en dejar de negarme mi realidad.
-Vete con alguien más que le interese tu
autodescubrimiento.
Diciendo esto con forma bastante despectiva,
se marchó. Me dio la espalda y caminó y caminó dejándome ahí, muda, sintiéndome
la peor persona del mundo. Había sido una tonta al pensar que todo terminaría
bien, si ni siquiera le di tiempo de digerir la información. Pero es que
mientras trataba de no herirlo, fui una hipócrita. Mientras trataba de estar
normal, de convencerme de que estaba equivocada, lo único que logré fue vivir
dentro de una burbuja negándome el hecho irrefutable de que estaba enamorada de
mi mejor amiga.
NOTA:
Esto lo hice durante algunas horas libres en
el trabajo, gracias por su paciencia y todo su apoyo.
Besos desde R.D.
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autor.
Esta historia me gusta mucho, ya que deja ver muchas de esas preguntas, dudas y cuestiones difíciles que se nos cruzan en la vida. Te doy mil gracias por sacar unnpoco de tu tiempo para compartir esta historia con nosotras, te mando un abrazo y mil saludos desde Colombia.
ResponderEliminarLuisa V.
Solo te puedo agradecer que siguieras con la historia... quiero un final bonito para las dos... ahora a esperar q la mama las perdone...
ResponderEliminarSaludos desde colombia
Eres de República Dominicana? Que bien! Me encanta la manera en la que escribes, estoy muy enganchada a la historia. Esperando con ansias en próximo capitulo paisana :3. Saludos
ResponderEliminarGracias una historia q toca puntos importantes q alguna ves nos hicimos
ResponderEliminarCada vez mejor mas interesante q alegria d volvert a leer besos
ResponderEliminarEstoy enganchada con la historia, me parece que va muy bien; concuerdo con Angela en que ambas se merecen un final feliz.
ResponderEliminarDeseo que la historia no quede inconclusa, saludos desde Venezuela:)