Capítulo 8
No fue a
la tercera cita, ni a la cuarta, sino a
la quinta cuando sus manos exploraron sus respectivas pieles y sus lenguas
recorrieron cada recoveco y reconocieron cada fluido del cuerpo de la otra.
Alba era tímida y era reservada y María sabía lo que quería y no le importaba
esperar para conseguirlo. Así cita a cita, labio a labio fueron construyendo
una hermosa relación que les hacía sentir dichosas. Así mientras las delicadas
manos de Alba acariciaban suavemente la nuca de María, la experta lengua de
María estimulaba el centro del placer de Alba y los dedos de Alba colmaban
juguetones el interior de María las dos fueron construyendo un cariño inmenso, un
amor correspondido, una relación sólida.
Alba era la propietaria del pequeño piso donde residía
y María vivía de alquiler en un precioso ático, así que fue bastante natural
que, cuando los dueños del piso de María decidieron no renovarle el contrato,
María acabara instalándose en casa de su amor. La convivencia entre ambas era
sencilla; por encima de los pequeños detalles que las separaban estaba el
inmenso amor que las unía. Cualquier pequeño roce se dirimía entre las sábanas
y se olvidaba con el placer de despertar una en brazos de la otra.
Solo había
un tema que las hacía enfurruñarse de vez en cuando: Teresa y Candela. Cada una
defendía las motivaciones de su respectiva amiga y aunque cada una de ellas
había seguido más o menos con su vida; nunca habían querido juntar a las dos
pandillas para evitar roces innecesarios. María disfrutaba tremendamente de la
compañía de Teresa, Ana y Manuela (quienes, por cierto había comenzado por fin
una relación) y Alba se divertía con
Candela, Eva y Alejandra, quienes
estaban encantadas con ella. Aquella noche venían a cenar las amigas de Alba y
Teresa apareció del brazo de una espectacular rubia. María, la verdad estuvo
muy poco amable con ella y a su chica no le pareció bien, por eso cuando las
amigas se fueron a sus casas después de
cenar y tomar una copa, Alba le afeó su actitud a María.
Alba: ¿Qué ha
sido eso?¿Por qué has estado tan seca con la amiga de Teresa?
María: Querrás
decir con su ligue, con su rollo, con su amiguita…
Alba: Lo que
sea. ¿Quiénes somos para juzgarlo?
María: Sus
amigas. Tú debieras querer lo mejor para Teresa. Y lo mejor, desde luego no es
esa descerebrada que traía del brazo…
Alba: Lo mejor
para ella es que sea feliz. Y a nadie más que a ella le corresponde juzgar y
decidir qué le hace feliz
María: ¡Pero si
no la quiere! ¡Si era una sosa!
Alba: Lo que una
no quiere, otra lo está deseando. Que no te guste a ti o a mí no quiere decir
que no le guste a Teresa
María: ¿Lo ves?
A ti tampoco te ha gustado nada…
Alba: Pero te
vuelvo a repetir que no es a mí a quien
le tiene que gustar, sino a mi amiga. Y mi deber es estar ahí para apoyarla
María: O para
aconsejarla
Alba: ¿Pero qué
mal le ha hecho esa chica para que yo tenga que prevenir a Teresa en su contra?
María: ¡Qué
cabezota eres! Teresa no la quiere…
Alba: Pero ese
no es motivo para que yo no la apoye. Ahora está con ella y es nuestro deber
ser lo más agradables y amables que podamos con la chica que Teresa ha elegido.
Es mi amiga y mi deber es apoyarla.
María: ¡Vaaaaaleee!
Tienes razón. Voy a llamar a Teresa para disculparme con ella… ¿Te parece bien?
Como
respuesta, Alba le acercó su teléfono móvil. María lo cogió con gesto mohino y
cuando abrió el directorio para buscar el teléfono de Teresa le dijo:
María: ¿Pero
cómo tu primer número de contacto es Ana?
Alba: ¿Eh?
María: ¿No sabe
usted, señorita sabelotodo que el primer contacto del directorio de un teléfono
debe ser su“contacto de emergencia”?
Alba: Pues no,
no lo sabía, pero en cualquier caso Ana puede servir para eso, ¿no?
María: Me
ofendes, cariño. Tu contacto de emergencia debe ser el amor de tu vida, osea
yo. Así que vamos a hacer las cosas como es debido. (Tecleó en el teléfono
de Alba AAMaría y grabó su número). Lo ves, ya está.
Alba: Vale, pero
ahora a lo que vamos...
María: Vale, ya
llamo a Teresa para pedirle disculpas…
María
buscó el teléfono de Teresa y la llamó. Estuvo hablando un ratito con ella
mientras Alba retiraba las copas vacías de la mesa del salón y las metía en el
lavavajillas. Cuando terminó se dirigió hacia María y la abrazó por detrás. Le encantaba
su cuerpo menudo, le encantaba la suavidad de su piel y su olor dulzón. Cuando
María colgó el teléfono Alba le susurró al oído “tengo una emergencia y como ahora tú eres mi contacto, te vas a tener
que hacer cargo de ella”. Besó su cuello y pasó su lengua suavemente hacia
arriba hasta el lóbulo de su oreja, que mordisqueó con cuidado. Volvió a
susurrarle “Voy a necesitar tu ayuda”. Y colocó las dos manos en sus pechos.
Mientras masajeaba delicadamente sus senos iba dejando un reguero de besos desde
el lóbulo de su oreja hacia su nuca. Pellizcó suavemente los pezones de María y
la oyó gemir. Mientras seguía depositando suaves besos en su cuello abarcó con
una mano uno de los pechos y apretó la
otra contra el sexo de su chica y le susurró al oído “vamos a tener que hablar en la ducha de mi problemilla y me temo que
luego no vamos a tener más remedio que continuar esa conversación en la cama”
. María se volvió hacia ella y entre gemidos acertó a decirle “¿Conversación? ¿Quién quiere hablar cuando
puedo hacerte el amor toda la noche? Solo quiero oír el sonido de tus gemidos
mientras te hago mía. Vamos a la ducha, y te vas a enterar de lo que es tener
un buen contacto de emergencias”
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Despistada - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Ahora tiene total sentido el título, y esa efectividad a la hora de atender la urgencia, ojala fuera así en realidad...
ResponderEliminarAlba y Maria deberían hacer algo mas que discutir por sus amigas.
Luisa V.
Simplemente me encanta esta historia
ResponderEliminarJejeje.......un buen contacto de emergerncias,yo tambien quiero uno.
ResponderEliminarSaludos desde España.... ;)
Las emergencias, siempre hay que atenderlas ;) Y tener un buen contacto es importante...
ResponderEliminarGracias por dejar un comentario, Luisa.
Y a todas las demás también, mil gracias ( es que cuando he escrito antes solo estaba el primer comentario...)
ResponderEliminar