Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

AaMaría - Despistada - 10

Capítulo 10
Teresa, Manuela y Ana, las amigas de Alba, todas sabían de la afición por la literatura de su amiga. Cuando les contó que se había decidido a publicar un relato en una página de internet todas se pusieron contentísimas. Pero no consiguieron que Alba les dijera  de qué página se trataba. Era tan pudorosa; decía que se moriría de la vergüenza si ellas leían sus cosas, e internet le daba ese punto de anonimato que ella necesitaba para animarse a compartir lo que hacía. Al fin y al cabo eran personas desconocidas las que iban a juzgarla y si bien le encantaría que sus historias gustaran, si no era así, la sensación de fracaso  y rechazo sería menor que, si las defraudadas fueran las personas que ella más quería. Le preguntaron si le había dicho algo a María y respondió que no, pero que lo haría.

Cuando María llegó al periódico todavía tenía esos sentimientos contrapuestos respecto a lo que Alba había hecho. Por una parte estaba la alegría de comprobar en el texto escrito por su chica, que esperaba un final feliz con ella, y por otro lado, estaba la pequeña decepción que suponía que Alba no hubiera querido compartir ese aspecto de su vida con ella. Cuando esa noche volvió a su casa, se encontró a su chica recién duchada y comenzando a preparar la cena.
Alba (acercándose a su mujer y depositando un beso en sus labios): Hola mi amor, ¿qué tal ha ido tu día?
María: Uf, hoy estoy muy cansada, acabo de salir de una reunión pesadísima y solo tengo ganas de relajarme un poco. ¿Has salido a correr?
Alba: Claro, como siempre. Anda, ve si quieres a la ducha y ponte cómoda, peque, yo me encargo de la cena.
María (se abrazó a ella): Ummm, me vas a malacostumbrar si me mimas tanto…
Alba (besando a su chica en la nariz): Solo lo que te mereces, princesa
María se duchó, se puso cómoda y se sentó a cenar con Alba. No se podía sentir más querida. Alba no consintió que recogiera la mesa y le insistió para que se sentara tranquila en el sofá mientras ella arreglaba la cocina. Cuando acabó y se sentó con ella, María mimosa se le echó encima y Alba le abrió sus amorosos brazos cobijándola entre ellos. Estaban viendo una serie de televisión que a ambas les gustaba.
Alba: ¿Sabes? Tengo que decirte una cosa, pero me da un poco de vergüenza. El otro día mandé un pequeño relato a una web de internet y lo han publicado.
María: ¡Pero eso es estupendo!
Alba: Sí estoy contentísima, la verdad.
María: Bueno, a ver si voy a tener que empezar a pelearme con tus admiradoras…
Alba: ¡Qué tonta eres! Qué admiradoras ni qué gaitas. Ni siquiera sé si alguien lo ha leído. De todas formas no creo que le guste a mucha gente. Allí escriben muchas personas y algunas lo hacen francamente bien, con historias que atrapan, con muchos giros argumentales…  Y ya sabes, yo soy del tipo comedia romántica, creo, con enredo predecible y final feliz.
María: Bueno, pues enséñamelo a mí y así  tendrás ya tu primera seguidora incondicional.
Alba: ¡Ni hablar!
María: ¿Pero por qué? ¿Por qué quieres compartirlo con desconocidas y no conmigo?
Alba: Por eso, porque no las conozco, pero que tú lo leas me da mucha vergüenza
María: ¿Vergüenza? ¿Te da vergüenza que lea algo que has escrito y no te da vergüenza esto?
      Metió la mano por debajo de la camiseta de Alba, dejó sus pechos al descubierto y fue depositando suaves besos en los senos de su chica y masajeando con ternura hasta que sintió como los pezones de Alba se endurecían con la excitación. Los rozó con la punta de su lengua y susurró en el oído de su chica “no voy a dejar ni un centímetro de tu piel sin besar, sin lamer, sin mordisquear;  todos tus poros rebosarán amor y deseo, ni uno solo tendrá sitio para rebosar vergüenza”.  La besó en los labios, ávida, con pasión. Sus lenguas se enzarzaron en una lucha húmeda mientras Alba la iba despojando de su ropa.

     Al día siguiente cuando María llegó al Periódico tuvo una idea. Se creó una cuenta de Gmail,eligió un nombre de mujer fatal y dirigió un corto mensaje a la cuenta de correo que Alba había creado para su andanza literaria.
 “Querida Amazona27.  He leído tu relato y debo decirte que me ha parecido muy interesante.  Te animo a seguir escribiendo. Yo, por mi parte, estaré encantada de seguir leyendo cosas  tuyas. Con cariño.

Gilda88”
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3 comentarios:

  1. Jooooooo,oohhhhhhh....................
    Que cortito.
    Saludos desde España. :P

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  2. Mis respetos para ti DESPISTADA acabo de leer de un jalon toda la historia , cada capitulo ha sido atrapante y muy bien escrito. Me hiciste soñar con tus protagonistas.
    Esperemos q teresa y candela terminen juntas y no triunfe la cobardia.

    Un besote a la distancia n.n
    Te seguire leyendo y esperando la actualizacion de las publicaciones

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