Capitulo 25
Marina se encontraba hecha una bola en
su cama, tapándose la cara con sus piernas, quería morirse, sentía el peor
dolor que jamás había sentido. Se incorporó un poco y miró por la ventana, ya
era de noche, Paula seguro que se habría quedado esperando preocupada por ella
y sin tener noticias suyas por lo que el dolor aumentaba, solo con pensar en la
rubia el pecho le ardía y las lágrimas comenzaban a brotar de nuevo de sus ojos
que ya estaban completamente rojos e hinchados.
Escuchó la puerta principal abrirse y
cerrarse, sus hermanos probablemente ya había regresado del hospital. Escuchó
murmullos, efectivamente, era su hermano Jesús y su hermano Rafael. Minutos después
la puerta de su habitación se abrió entrando los dos chicos a dentro, Rafael con
un semblante que reflejaba mucha pena y Jesús con una sonrisa maliciosa.
–
¿Qué coño quieres?- dijo la morena sin ni
siquiera mirar para ellos.
–
Hermanita, tengo que seguir hablando contigo- le contestó su hermano.
–
Yo no tengo que hablar nada más contigo
Jesús.
–
Pues entonces te tocará escucharme- se puso
en frente de ella sentándose encima del escritorio- tu amiguita te ha mandado
un mensaje diciendo que por qué no has io a verla- dijo con falsa tristeza- y
que teníais hoy una cita muy especial, que pena, ¿no Rafa?- su hermano no le
contestó- también dice que espera verte mañana y yo le he contestao que vale
que quedamos- Marina rápidamente dirigió su mirada hacía su hermano.
–
¿Qué mierda estás tramando?, no se suponía
que no podía volver a verla, ni se te ocurra hacerle nada, he prometido que no
volvería a verla y ya está.
–
Si, pero cuando vea que no le contestas y no
vas a clases pues puede que venga aquí a molestar, y no quieres que suceda eso,
¿no Marina? Porque como venga mucho por aquí puede que no vuelva a su casa.
–
No te atrevas a…- la cortó su hermano.
–
El plan es sencillo niña: mañana hemos quedao
en parque cerca de casa, le dirás que estas prometía y que no quieres saber
nada de ella. Te puedes inventar la película que quieras, que era por su dinero,
que estabas confundida, lo que sea, pero tienes que hacer que no vuelva por
aquí nunca mas porque, si no, bueno ya sabes hasta donde puedo llegar…y tu no
querrás que ella salga herida, ¿ o si?
–
¿Y tú crees que se va a creer eso tan
fácilmente? No tienes ni idea de cómo nos amaos…va a saber que miento.
–
Pues empieza a ensayar- le dijo acercándose a
ella- porque te tiene que quedar creíble y como vea que intentas hacerle alguna
señal o algo las dos saldréis perdiendo, bueno, ella mas que tú, a ti te
necesitamos con la cara con buena apariencia, sin heridas, para que tu mozo te
vea guapa- en ese momento intentó acariciarle la mejilla con la mano pero
Marina se quitó bruscamente.
–
Ni se te ocurra tocarme- hizo que Jesús se
riese cínicamente mientras salía de la habitación.
–
¡Ya puedes empezar a ensayar!- le repitió
antes de salir del cuarto.
Los dos hermanos que quedaban en la
habitación se quedaron e silencio. Marina intentaba por todos los medios no
comenzar a llorar otra vez, aunque sus lágrimas salían sin poder evitarlo.
–
¿Cómo estas?- le pregunto su hermano Rafael
que se encontraba apoyado en la pared, con la cabeza agachada y el semblante
triste. Su hermana al escucharlo le miró e intentó sonreírle.
Se levantó de la cama y se acercó
hacia él.
–
¿Cómo estás tú? Se te esta empezando a hinchar
toda la zona del ojo.
–
Si… me han dicho que se pondrá morao. Me han
tenío que dar cuatro puntos.
–
¡Dios! ¡Que desgraciado! Lo siento mucho
Rafa…yo…-la cortó su hermano.
–
Yo si que lo siento mucho Marina- le dijo mirándola
con los ojos aguados.
–
¿Por qué lo sientes? Tú no tienes culpa de
nada…he sido yo la que te he metido en este lío.
–
No Marina…tú no tienes culpa, sólo estabas
siendo feliz…la culpa la tengo yo…yo…-las lágrimas ya caían por sus mejillas-yo…cogí
tu móvil Marina.
–
¿Qué? ¿Por qué Rafa?
–
Me obligó Jesús, llevaba unas semanas diciéndomelo…yo
no quería Marina, te lo juro, pero él no paraba de insistir y chantajearme…y
tuve que hacerlo- dijo esto último con la voz quebrada por el llanto- perdóname
Marina, por favor, no sabía que ibas a tener que pasar por esta pesadilla, yo
creía que no encontraría nada, si yo hubiese sabía lo tuyo con esa paya te juro
que no hubiese hecho ná- la morena se abrazó a su hermano y lloraron juntos
hasta que, minutos después, se calmaron un poco.
–
¿En serio?- dijo despegándose de él.
–
¿El qué?
–
Que no hubieras hecho nada.
–
Claro que si Marina, cómo te iba a privar yo
de ser tan feliz, si nunca te había visto así…eres mi hermana pequeña, te
quiero y quiero que seas feliz…y si eras feliz con ella, quien soy yo para
negártelo- se volvieron a abrazar. Marina lo apretó contra sí con fuerza, era
la única persona de su familia a la que escucharía decir eso, aunque ya no
sirviese de mucho.
–
Ya no tiene vuelta atrás Rafa…te perdono, de
verdad, yo también te he querido mas que a los demás, siempre me has cuidado y
querido y ese fallo no ha sido tu culpa…ya no hay nada que hacer…
Los hermanos siguieron un rato más
hablando sentados en la cama hasta que Marina se quedó dormida.
Al otro lado de la ciudad, Paula
estuvo toda la tarde en casa de Maca, el mensaje que le envió Marina le había
parecido de lo más extraño: Solo ponía la hora y el sitio en el que se verían,
sin ninguna palabra cariñosa y con muchas faltas de ortografía. Estaba muy
preocupada por lo que Macarena la invitó a quedarse a dormir con ella para
distraerla y que no estuviese en casa dándole vueltas al tema.
A la mañana siguiente, Macarena
despertó a la rubia haciéndole cosquillas.
–
Venga tórtola que se te hace tarde.
Paula abrió un ojo y se quejó un poco,
había pasado media noche en vela ya que presentía que algo ocurría. Macarena
volvió a insistir.
–
¡Vamos arriba!
–
Pero si quedan más de tres horas aún-
refunfuñó Paula.
–
Tenemos que desayunar y te tienes que duchar
y todo eso ¿no? ¿O no quieres estar presentable para tu amorcito?
Después de mucho insistir, Macarena
consiguió sacar a Paula de la cama y después de desayunar con María y pasar un
rato charlando con ella, la rubia se duchó y se vistió con ropa que le prestó
su amiga y se fue para el sitio acordado. Era un parque cerca de donde vivía
Marina. Era todo muy extraño,
¿por qué no la había citado allí y no en su casa como de costumbre? Pensaba la rubia mientras esperaba apontocada en su moto. Unos diez minutos después vio como un coche se acercaba y se bajaban de él Marina y sus hermanos. Vio como la morena se acercaba cabizbaja y sus dos hermanos iban detrás de ella, su hermano mayor con semblante serio y su hermano Rafael con la misma expresión que la morena. Paula estaba totalmente confundida, no sabía que estaba ocurriendo, aunque un mar de ideas rondaban su cabeza mientras veía como se acercaba su chica. Marina, cuando se encontraba a escasos metros, se paró en seco pero rápidamente su hermano Jesús le dio un suave toque en la espalda para que siguiera avanzando.
¿por qué no la había citado allí y no en su casa como de costumbre? Pensaba la rubia mientras esperaba apontocada en su moto. Unos diez minutos después vio como un coche se acercaba y se bajaban de él Marina y sus hermanos. Vio como la morena se acercaba cabizbaja y sus dos hermanos iban detrás de ella, su hermano mayor con semblante serio y su hermano Rafael con la misma expresión que la morena. Paula estaba totalmente confundida, no sabía que estaba ocurriendo, aunque un mar de ideas rondaban su cabeza mientras veía como se acercaba su chica. Marina, cuando se encontraba a escasos metros, se paró en seco pero rápidamente su hermano Jesús le dio un suave toque en la espalda para que siguiera avanzando.
–
Nosotros nos quedamos aquí, ten cuidao con lo
que dices- le susurró a esta antes de que se alejara.
Marina llegó hasta donde estaba Paula,
no se acercó mucho, ni si quiera a darle dos besos por lo que la rubia comenzó
a temerse lo peor.
–
Hola Pau- dijo con una sonrisa forzada. A la
morena se le notaba a leguas el cansancio y la tristeza, por mucho maquillaje
que se echó no logró tapar el sufrimiento que reflejaba su rostro.
–
Marina… ¿te encuentras bien?- Paula estaba
completamente aterrada.
–
Si… estoy genial- sacó fuerzas para
sonreírle.
–
¿Qué paso ayer? ¿Y tu móvil?
–
Tuve que ir con mi madre a hacer unas
cosas…mi móvil estaba debajo de mi escritorio ya sabes que soy muy despistada.
–
¿Qué pasa Marina? No intentes disimular, se
que no estas bien- le dijo bajando la voz- no me digas que es normal que nos
veamos así y con tus hermanos, además mírate.
–
Estoy un poco cansada… solo es eso…ayer
estuvimos de celebración en casa y he dormido poco, por eso estoy así. Me han
acompañado mis hermanos porque quería contarte la buena noticia y luego me voy
que tengo que empezar con los preparativos.
–
¿Qué buena noticia?
–
Yo… me voy a casar- dijo Marina sacando las
pocas fuerzas que le quedaban. Paula se puso blanca al escuchar eso y un gran
nudo se hizo en su garganta.
–
¿Qu…Qué?
–
Me caso con Paco… ya estoy felizmente
prometida- intentó esbozar una sonrisa pero dos lágrimas salieron de sus ojos.
–
¿Y por qué lloras si estas tan feliz?- Paula
aún no se lo creía, pensaba que era estaba fingiendo delante de sus hermanos y
que luego todo sería mentira.
–
Son lágrimas de felicidad- dijo con la voz
quebrada- ya no podré ir mas a la universidad, porque voy a estar muy ocupada preparándolo
todo, por eso venía a despedirme.
–
No, Marina…dime que es mentira, por favor-
Paula empezó a ver que sus palabras eran ciertas.
–
Es verdad Paula, en unos meses daré mi honra
y seré una mujer gitana casada- dijo
seriamente. Intentaba parecer convencida y creíble pero la cara de sufrimiento
de Paula la estaba matando lentamente- me… me tengo que ir- se volvió para
comenzar a andar pero Paula la agarró de la mano.
–
Pequeña, te lo suplico, dime que no es verdad
lo que estas diciendo- las lágrimas de Paula ya amenazan con salir. Marina miró
por unos segundos hacia donde estaban sus hermanos, miró para Paula y pegó un
pequeño tirón para soltarse de su agarre.
–
Es verdad Paula, y te pediría por favor que
no me dijeses así…no quiero que la gente me vea y piense cosas extrañas… soy
una gitana respetable y no quiero que piensen lo contrario.
–
Ayer por la mañana me estabas diciendo que me
amabas, ¿y ahora me dices esto? Por favor, Marina, si tus padres están obligándote
a hacerlo, dímelo, nos iremos lejos y seremos felices…Solo tú y yo- Paula ya
lloraba desconsoladamente, sus palabras ya eran súplicas.
–
No digas tonterías Paula- decidió terminar
con el sufrimiento y la agonía del momento e irse rápido, porque ver a la rubia
así la estaba matando- Ha sido una decisión mía, siempre había tenido la
ilusión de formar una familia junto a Paco y ahora la voy a tener…no creo que nos
volvamos a ver nunca, así que espero que tengas suerte en los exámenes – ya no
podía mirarla a la cara, solo se dedicó a decirle de corrido todo lo que había
preparado decirle para irse lo mas pronto posible- y espero que llegues a ser
igual de feliz que lo soy yo en este momento…adiós- esta vez Paula no la paró,
se quedó totalmente petrificada envuelta en un mar de lágrimas.
Marina se montó con sus hermanos en el
coche y vio como Paula caía de rodillas al suelo, esa imagen hizo que rompiese
a llorar desconsoladamente.
–
Bien hecho- le dijo su hermano Jesús- gracias
a eso has librado a tu amiga de una buena.
Marina no lo escuchó solo veía la
imagen del amor de su vida destrozado y roto por los suelos.
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autor.
T_____T
ResponderEliminarme han dicho q maldecir es malo----pero maldito jesus, hermanos como el ..para q mas enemigoss
ResponderEliminarYa odio a ese hermanito suyo, espero que Pau no se de por vencida y se escapen
ResponderEliminarVale ya se que nos va a tocar sufrir por ellas unos capítulos mas
ResponderEliminarPor Dios que huyan juntas
M.S (galicia)