Capítulo cuarto
Violeta.
Iara comía el cereal de una manera muy
peculiar, antes de meter la cuchara en su boca la olfateaba un poco, eso me
parecía algo lindo, y tal parecía que no entendía el sarcasmo del cereal.
“La primera persona a la que impresiono con mis
dotes de chef es un alíen, que cosas”
-Esto está bueno- dijo al dejar el plato
vacío en la mesa.
-El de chocolate es mi favorito, aunque la
vainilla me gusta más, mi gran amor es el helado de vainilla.
-¿Qué es eso?
-Es leche congelada con saborizante, eso
creo, el helado es un poco difícil de explicar que es, tienes que probarlo- me
acerque a la nevera y saque el litro de helado que estaba dentro, serví un poco
en una copa y se lo di- pruébalo esta bueno.
Iara comió una cucharada de helado y sonrió.
-Es frio- dijo antes de comer una cucharada
más- así que esto es el amor- dijo
sonriendo- pues creo que sabe bien, el
amor tiene buen sabor.
Cuando dijo eso sonrió inocentemente, eso es
el amor, helado de vainilla, sus ojos tomaron un azul turquesa que la hacían
ver bastante linda, ese rostro tan perfecto que solo había podido contemplar
antes en sueños me parecía irreal, sentí la necesidad de tocarlo, confirmar que
estaba allí, pero reprimí todo sentimiento
-Eso no es amor, eso es el helado de vainilla-
dije antes de colocar el bote en su lugar.
-Ah, ¿entonces que es el amor?, creí que tú
habías dicho que el amor era esto, el helado de vainilla.
-Fue solo una expresión, no fue algo que
fuese cierto, el amor es…- no pude continuar la frase, no sabía cómo explicarle
a un alíen que es lo que era el amor, la razón es porque ni siquiera yo sé con
exactitud que es el amor, como se describe- algo que uno siente por otra
persona.
-Ya veo- dijo continuando con su helado.
Había olvidado que mis padres llegarían a
medio día, que les diría, cuál sería la explicación que les daría para que ella
estuviese allí, la mire de arriba abajo
y me di cuenta de que aun traía la misma ropa quemada de un lado, sucia y rota
con la que llego.
-¿Quieres tomar una ducha?
-Hum.
-Sí, bueno aun traes la misma ropa con la que
llegaste, y deberías de tomar un baño, le hará bien a tus heridas vamos- la
tomé de la mano y la lleve hasta el baño de mi habitación.
Le di una tolla limpia y ropa mía para que se
cambiara.
-Quítate la ropa y me pasas para lavarla, el
agua ya debe de estar lista, entra.
Iara entro al baño, pude escuchar el ruido
del agua cayendo en el piso, entreabrió un poco la puerta para darme su ropa.
La ropa de Iara era muy extraña, estaba
completamente sucia, aun tenia manchas de su sangre, el azul se había tornado
un poco más oscuro.
Me di cuenta de que no había cerrado bien la
puerta así que me acerque para serrarla completamente; fue entonces que la vi,
vi esa delicada figura que entraba poco a poco a la regadera, su pálida piel
húmeda por las gotas que se deslizaban suavemente por las curvas de ese tierno
y angelical cuerpo, note como su cabello brillo al contacto con el agua, su
cuerpo tenía muchas cicatrices, por las cuales ella pasaba los dedos suavemente,
¡sus heridas! Habían desaparecido, en su lugar se encontraban esas cicatrices,
a la mitad de su espalda se encontraba una cicatriz enorme, parecía que alguien
la hubiese querido cortar a la mitad.
Sentí una rabia inmensa al imaginar que
alguien pudiese desear matar a tan hermosa criatura, mire de nuevo hacia donde
ella se encontraba, esta vez estaba de frente hacia mí, sus ojos estaban
cerrados para protegerse del jabón, observe ese perfecto rostro que irradiaba
una paz increíble, tomando en cuenta de que estaba perdida un planeta que era
completamente extraño para ella y que el suyo estaba siendo atacado por seres
interplanetarios que la buscarían por todos lados hasta encontrarla y
destruirla; sus pechos no eran muy
grandes, eran proporcionales a su cuerpo, su cintura era muy breve, y en su
abdomen plano se marcaban algunos cuadros.
Sentí como mi corazón se aceleraba con tan
solo pensar en tocar a esa maravillosa criatura, me aleje de la puerta y le di
el cerrón para ya no seguirla viendo, mi
pecho subía y bajaba acelerado, sentía que unas gotas de sudor se
deslizaban por mi frente.
¿Qué me pasa?...
*********
Iara
El agua era cálida, la verdad es que lo
necesitaba, mis heridas estaban cicatrizadas, tal parece que el cristal hiso
efecto, el amplio cuarto de baño era lindo, azulejo blanco tapizaba el suelo y
paredes del lugar, había productos de higiene personal.
No tenía ni idea de que era lo que hacia
allí, ni el por qué había llegado a este lugar, tampoco entendía el parecido
entre Eira y Violeta, pero por alguna razón ése parecido existía.
Me quede inmóvil sintiendo las gotas de agua
caer en mi espalda, se sentía tan bien.
Al salir de la ducha sobre la cama Violeta
había dejado ropa que supuse quería que usara, unos pantalones deslavados de
mezclilla azul y una blusa de algodón de color verde con una flor como
estampado fue lo que me dejo, no encontré que usar en los pies así que me puse
mis botas que había dejado en la entrada del baño.
Se escuchaba el sonido de una máquina y se
oía la voz de Violeta que platicaba con alguien, baje lentamente sin hacer
ruido hasta la sala donde estaba ella con la bocina del teléfono en la mano.
-Sí, entonces los espero mañana, cuídense no
se preocupen, los quiero… besos a todos.
No dije nada me quede al pie de las escaleras
y contemple a Violeta acomodar el receptor en su lugar.
-Eran mis…
-Padres- complete yo- no vendrán hasta
mañana, se les presento algo, te dejaron dinero extra por si esto pasaba en el
tercer cajón de la derecha del mueble de allí- dije apuntando al lugar exacto.
-Tú… ¿Cómo lo sabes?
-Lo escuche- dije acercándome hacia donde
ella estaba al lado del mueble en donde comprobó que lo que le había dicho era
cierto.
-¿Puedes escuchar lo que yo hablo por
teléfono?- preguntó sorprendida.
-Sí, también escucho lo que dicen tus
vecinos, ¿por cierto que es hentay?
Violeta tosió y se aclaró la garganta- ¿Por
qué preguntas eso?
-Al chico de enfrente su madre lo regaña por
encontrarlo viendo eso, ¿Qué es?
-Es… un género de anime, no me sorprende que
a ese chico lo regañen por ello, es un pervertido, se llama Mau, y es un tanto
loco.
-¿Te ha molestado?
-En ocasiones, pero es inofensivo.
Nos quedamos un rato en silencio sin decir
nada, no sabía que era exactamente lo que debía de decir, no tenía idea de que
es lo que ella deseaba que le digiera.
-Tu ropa está en la lavadora- dijo ella para
romper el silencio incómodo.
-Gracias Eira…- le había dicho Eira, por
alguna razón la he confundido con ella, sus ojos había algo en esos ojos que me
hacía que sintiera que estaba con ella- lo siento Violeta- me disculpe
enseguida muy apenada por mi error.
Violeta se quedó sin decir nada solo me miro
tratando de encontrar una respuesta en mí, no sabía qué hacer, como salir de la
situación.
-Iara… ¿Cómo es tu planeta?
Agradecí profundamente el cambio de tema de
Violeta, por fortuna no pregunto más sobre Eira.
-Mi planeta es, bueno mejor dicho era un
lugar hermoso, había grandes árboles y estaba dividido en regiones en donde las
familias reales se encargaban de mantener el orden, el piso es de diamante
solido en la mayoría de la superficie, y en mi región siempre hace frio, es la
zona helada del planeta, cada familia real tiene algún tipo de habilidad, el
secreto de las familias reales es que no son habitantes originarios de allí,
llegaron de diferentes planetas en donde las condiciones eran diferentes, la
zona más árida y caliente está bajo el poder de Freía, en su planeta las
condiciones de vida eran difíciles, tal parece que fueron atacados y ella logro
huir hasta 55 Cancri, la zona ventosa está bajo el cuidado de Cairus, el
pertenece a una especie única, su forma es humanoide y tiene alas con las que
vigila toda la zona de los vientos, se dice que todos los de su especie fueron
exterminados excepto el, esta solo es por eso que se la pasa en los aires,
quizás en busca de compañía…
-¿Tu de que familia eres?- pregunto Violeta.
-Yo no soy miembro de ninguna familia real
pura, mi madre era de 55 Cancri, y mi padre era hijo de la familia del hielo,
ellos llegaron desde un planeta alejado de cualquier estrella que les brindara
calor, así que no estaban muy acostumbrados a él, encontraron la zona helada y
se establecieron, pero aun así el calor era demasiado y no lograron sobrevivir,
al nacer yo no era como los demás habitantes de 55 Cancri, era diferente
físicamente en especial en el color de los ojos, el azul de los miembros de la
familia de hielo y bueno era difícil mantener las cosas en calma, controlar mi
temperamento, les cause problemas- no pude evitar una leve sonrisa al recordar
lo que había vivido en mi infancia.
-¿Tú temperamento? ¿A qué te refieres?
-Mis ojos al no ser una especie pura cambian,
el azul cambia según mi estado de ánimo, y no controlaba los dones de hielo,
congelaba cosas, habitantes, era un desastre, pensaron en deshacerse de mí,
pero mi madre no lo permitió y acudió con Freía y Cairus los que le ordenaron
que me entrenara que me enseñara a usar los poderes de la familia de hielo, no
tuve contacto con nadie hasta que los controle.
-En tu infancia estuviste sola.
-Sí, estuve en una montaña helada hasta que
controle mis capacidades.
-Es por ello que tus brazos se transforman en
diamantes.
-Lo de los diamantes no tengo idea, se supone
que los primeros seres en 55 Cancri controlaban el diamante, es por ello que el
planeta está hecho de él, la habilidad se perdió con el paso del tiempo, se
cree que los habitantes originales fueron capturados por esa habilidad, los que
nacían sin ella los dejaron el en planeta, y yo las tengo, por alguna extraña
razón.
Violeta me miraba con un poco de confusión, y
me atrevo a decir que alegría, estaba sorprendida y curiosa.
-¿A sí que solo tú lo haces?
-No, Eira también podía, solo que ella hacia
diamantes de color rasa que tienen la habilidad de sanar.
-La chica que murió.
-Sí, ella.
********
Violeta.
Un halo de tristeza cubrió el semblante de
Iara, cada vez que mencionaba a esa chica había algo en ella, una enorme
tristeza que no podía describir, ¿Qué relación tendrían?
Decidí no insistir más con las preguntas, no
quería causar más tristeza en Iara, por algo que me es imposible de explicar no
me gusta verla triste, la acabo de conocer y ya odio verla triste, en este poco
tiempo, bueno han sido tan solo unas horas ya siento algo por ella, es una
especie de cariño que surgió de inmediato, tendrá que ver el hecho de que yo ya
la había visto en sueños…
*********
Iara.
Violeta me miraba sin decir nada, solo
miraba, y yo la veía a ella, podía verla a los ojos sin miedo, había algo en
ellos que me daba una especie de paz.
Sentí el deseo inexplicable de tocarla, de
acariciar su mejilla, estire mi brazo asía ella y rosé con la yema de mis dedos
su mejilla, se sentía tan cálida, tan viva, tan familiar, una humana…
Una rara sensación de calor y frio recorrió
mi columna vertebral y me aleje lo más rápido que pude de ella.
Las emociones encontradas por esa desconocida
eran bastantes, y eso no me gustaba, de cierta forma el sentirme así con ella
me daba cierto temor que no podía controlar.
*********
Violeta.
-Bueno, mis padres llegaran hasta mañana, así
que tengo que pensar que es lo que haremos-
suspire profundamente- sabes no es fácil decirle a mis padres que tengo
una chica de un planeta lejano aquí en la casa.
-Supongo que no.
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¡Hola!
ResponderEliminarPrimero que nada gracias a todas las chicas que se toman un poco de su tiempo para leer mi historia, muchas gracias :3
Espero que sea de su agrado está primera parte de una historia que aun le falta mucho por dar :3
El helado de vainilla es amor <3 <3 <3
Excelente continua asi
ResponderEliminarme encanta!!!!!
ResponderEliminar:D
Que buena imaginacion tienes, la historia tiene cosas interesantes, y lo que podia faltar una tanto de humor, estare a la espera de una nueva entrega, más bien nosortas agradecemos por que publiques dia a dia la historia. Atte. Maria Rene
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