La maleta
estaba preparada, todo empacado no faltaba nada por guardar, era cuestión de
llegar al aeropuerto y listo se encaminaría a su sueño.
Las nubes
pasaban y Taide las contemplaba por la ventana, no decía nada solo miraba el
cielo azul que la hacía sentirse diminuta como un grano de arena en la playa.
Cada
forma asimétrica que encontraba tan cerca
le recordaba que se alejaba más, Top hablaba y hablaba ansioso por
llegar y comenzar a comprar cosas a lo
loco, planeaba comprar camisas, trajes, pantalones, cuadros, zapatos finos,
estaba más entusiasmado que la misma Taide que solo sonreía y asintió a todo lo
que su amigo le decía.
Con los
ojos un tanto inflamados por no dormir y la espalda adolorida por la
incomodidad de su postura durante todo el viaje llego a donde tenía que llegar,
su primera parada, quedo sorprendida al contemplar el esplendor de la bella
ciudad, todo era nuevo para ella, y sintió que su corazón bailaba de alegría en
su pecho.
**********
Alondra
llegaba del trabajo y continuaba con su rutina normal, no tenía ganas de nada,
más sin embargo cumplía con sus obligaciones, todo le parecía vacío, no dejaba
de pensar en que no volvería a ver a Taide durante mucho tiempo.
Pensó que
con el tiempo sus sentimientos se aclararían y podría dejar de sentirlos pero
no pasaba nada, todas las noches soñaba con Taide soñaba con haber tenido el valor de besarla el día en que tuvo
la oportunidad aunque ¿Qué cambio hubiera tenido?, no por ello Taide se hubiera
quedado y era demasiado egoísta de su parte estar pensando de esa manera.
Mientras
caminaba a su audición para la obra un
corte comercial que pasaba en una de las televisiones exhibidas en una famosa
tienda departamental llamo su atención.
“Taide es
una de las nuevas promesas de la música electrónica y la tenemos aquí para ustedes”
La chica
de pantalones ajustados y cabello espectacular esta justo al lado de Taide que
la saludo con un beso en la mejilla y sonrió a la cámara.
“¿Taide
es cierto que planeas sacar un disco aquí en Europa?”
“Si así
es, se me ha presentado la oportunidad de sacar un material aquí y pues la
pienso aprovechar esperando que al público le guste”
“Se ha
escuchado que tienes un dueto con Nan ¿es cierto?”
“Bueno
algo hay de eso”
Después
de esa pregunta un sujeto se acero a Taide después esta se despidió con un
saludo y un beso a la audiencia y se alejó.
Alondra
no podía creer haber visto a Taide en la
televisión, lo mejor era que le estaba yendo bien, aunque eso significaba que
no la vería en un tiempo más prolongado del que había supuesto.
Siguió su
camino rumbo a su audición, entro en el enorme teatro en que sería la audición,
tomo su número y espero pacientemente su turno.
La música
se escuchó fuerte y cada célula de su cuerpo se activó con esta y comenzó a
moverse de una forma tan rítmica que parecía mágica, las alas de siempre se
desplegaron y bailo lo mejor que pudo, intentando que el fuerte aleteo la llevara a donde Taide
aguardaba, cada movimiento estilizado y con gracia, cada parte de su cuerpo
acomodada perfectamente, todo fue un éxito y la obra la esperaba, era un
musical bueno, ya había tenido otras temporadas en las que le había ido de
maravilla y en esta ocasión regresaría por cuarta vez a petición del público.
Después
de su baile un la esperamos mañana para el ensayo la emocionó por haber
obtenido un lugar en el escenario.
<<Espero
que Taide la esté pasando bien, se fue hace dos semanas y la única noticia que
he sabido de ella es esa breve entrevista que salió en la tv”>>
A pesar
de no verla se seguía preocupando por ella, no había momento en el día en que
no se preguntara que era lo que Taide hacía, a cada segundo la recordaba
sonriendo escuchaba su voz y recordaba el día en que la conoció, como esos ojos
la atraparon y la atrajeron de inmediato, nadie sabía de sus sentimientos,
temía a lo que las personas pudieran pensar de ella a como pudiesen reaccionar.
La mañana
fue calurosa el calor de mayo era muy fuerte y las personas se ponían de malas,
Alondra de levanto del mejor humor que le fue posible, tenía su ensayo que en
esta ocasión seria de 11 de la mañana a 3 de la tarde.
Cada paso
que daba para llegar a su ensayo la llenaba de entusiasmo, esperaba que todo
saliera bien, que las cosas fueran buenas que su danza mejorara cada vez más.
Al salir
del ensayo uno de sus compañeros la detuvo.
-Hola,
yo… tú bailas muy bien.
-Gracias,
tú no lo haces mal.
-Me
preguntaba si quisieras ir a comer algo conmigo, no sé lo que se te antoje,
aunque si no tienes tiempo yo ye entiendo, bueno debes de ser una chica muy
ocupada…
El chico
continuaba hablando y no había señales de que se fuera a detener, Alondra lo
escuchaba y veía como se sonrojaba, lo miro detenidamente y cuando él estaba
llegando a la parte de que la tierra gira sobre su propio eje, interrumpió.
-Me
gustaría ir a comer contigo.
-¿Enserio?,
es genial.
-Sí,
Alondra.
-Oh, lo
siento, Damián.
-Un gusto
Damián.
-Lo
siento por hablar demasiado, siempre que hablo con una chica linda me pasa eso.
-Descuida,
te entiendo.
Comenzó a
caminar con el simpático chico que se tomaba su tiempo para estructurar sus
oraciones; él era un chico no muy guapo pero no se podría decir que fuera feo,
al igual que ella era bailarín, tenía un tiempo trabajando en musicales, y era
divertido, su padre no aprobaba que el fuera bailarín, para el señor su hijo
tendría que ser un prestigiado doctor o un abogado.
Alondra
se reía de las historias que Damián le contaba con lujo de detalles y se podría
decir que hasta con cierta exageración.
-Desde
entonces no huso nada que sea de color naranja, me trae mala suerte- decía el
chico antes de beber de su refresco.
-Órale,
no imagine que hubiera toros daltónicos que confundan el naranja con el rojo.
-Pues ese
toro lo era, debió de haber sido un problema de nacimiento o que se yo, pero
desde ese día me prometí no usar nada color naranja en frente de un toro
daltónico.
-No creo
que haya toros daltónicos pero bueno.
-¿Qué tal
tú, no tienes ninguna historia?
-Bueno no
me he topado nunca con un toro.
En ese
momento en la televisión del lugar salió de nuevo la entrevista corta de Taide,
Alondra no perdió detalle de cada una de las palabras de Taide, cada
movimiento, y obviamente Damián lo noto.
-¿Pasa
algo?, ¿te gusta la música electrónica?
-Sí,
bueno, esa chica Taide la conozco.
-Yo
también pasaron un concierto de varios DJ y allí estaba tiene ritmo.
-No, yo
me refería a que la conozco en persona.
-¿Cómo la
conociste cuéntame?
-Bien-
los ojos de Alondra se iluminaron al recordar, y comenzó a contar como chocó
con ella, como la encontró después en la fiesta y que hiso una grabación para
ella.
-Tu
historia es algo peculiar, pero parece
que ella te…
-Me ¿Qué?
-Bueno,
cuando hablas de ella parece que tus ojos se hacen más grandes y se iluminan,
sonríes cuando hablas de ella, y lo que me contaste de las cosas que decían,
todo era como si se hubieran estado coqueteando o algo.
Alondra
se quedó sin palabras, no podía decir nada porque en realidad era un poco
cierto o por lo menos si de su parte, pero no podía decirle que sí que le
coqueteaba y que quería con ella.
-No, solo
fue una amiga, además es probable que no la vuelva a ver.
-Eso me
alivia, pensé que no tendría oportunidad.
-¿De qué?
-De
gustarte- contesto el rápidamente, para inclinarse y besar a Alondra.
Alondra
no se retiró, dejo que este la besara de manera muy suave dulce, no se sintió
como Héctor, fue muy diferente, mejor con algo más, algo difícil de explicar
que ni siquiera Alondra entendía a ciencia cierta, era solo… diferente.
**********
Una gota
caía tras otra, rompiendo en el pavimento que se veía empapado por completo,
las personas de afuera corrían esquivando los charcos que se empezaban a
formar, las manecillas marcaban las 10
de la mañana, los días anteriores habían sido iguales, lluviosos y grises, el
sol no se dignaba en aparecer y el frio no antojaba nada que no fuera
permanecer recostado en la cama disfrutando de un deliciosa chocolate caliente
y así lo hacía, en la comodidad del hotel viendo programas de televisión en un
idioma que no entendía mientras criticaba el vestuario de los conductores.
La puerta
del dormitorio se abrió y con una roja y enorme bufanda enredada en el cuello,
unos pantalones de color amarillo pollo y unos zapatos azules apareció Top con
un paraguas empapado en la mano.
-Buenos
días señorita floja- dijo al entrar y recostarse en la cama a un lado de Taide.
-Buenos
días señorito…- se detuvo un segundo a verlo y sin más dijo- señorito pantalón
amarillo chillón.
-Es
amarillo pollo de hecho.
-Como
sea- contesto quitándole importancia.
-¿Estas
depre?
-No.
-¿Qué
pasa?
-Nada.
-No me
salgas con eso de “nada”, no estás contenta por estar aquí, ya tenemos todo un
mes en este maravilloso lugar.
-Lo sé,
tenemos un mes aquí, o 720 horas o 43200 minutos.
-Cuando
comienzas a sacar matemáticas es claro aviso de tristeza, además de que me
asustas, nadie hace ese tipo de cuentas de una manera tan rápida.
-Vamos,
no es raro, además estoy muy feliz vez- comenzó a sonreír de manera muy
exagerada, no podía enseñar más dientes.
-Ok, eso
da más miedo que tus cuentas matemáticas.
-Grosero-
ignoro a su amigo y tomo de su taza de chocolate que se encontraba un tanto
frio.
Top
observaba con sumo detalle como su triste amiga tomaba de su taza y hacia unos
gestos de desagrado.
-Conos a
un chico- continuo este- es muy guapo además de que es casi un príncipe o algo
así es de la realeza.
-¡Felicidades!
Por fin encontraste a tu príncipe azul.
-No es
negro.
-Bueno
del color que sea, felicidades, por lo menos uno de nosotros saldrá con
alguien.
-Ya- dijo
este satisfecho de haber encontrado el motivo de la tristeza de su amiga que
seguía con la vista clavada en la televisión- es por esa chica hetero, la
bailarina.
-¿Qué?,
¡no!- grito esta con voz chillona- no es por eso.
-Bien,
entises vamos a dar un paseo.
-Está
lloviendo- dijo está levantando las manos al cielo- cae agua de arriba abajo.
-Ya
chistosa, párate existe el paraguas.
Se
levantó a regañadientes, obligada por su amigo que la aventaba para que se
levantara, salió de la cama con un pijama de algodón que parecía tener ranas
por todas partes, se cambió sin ningún apuro en frente del chico que zapeaba
canales en busca de algo decente que ver.
Salieron
a la calle casi desierta solo con alguno que otro intrépido que al igual que
ellos salió a buscar algo que hacer.
Cada
charco que se encontraban se veía mancillado por la bota de Taide que los
pisaba justo por en medio para mojar a su quejumbroso amigo que de niña
malcriada no la bajaba.
-Entremos
a esa cafetería, allí no habrá charcos que te diviertan mojándome.
-Vale,
cobarde.
-Precavido.
Entraron
al pequeño local, había tan solo dos
mesas ocupadas, en total solo había 6 personas y dos meseras y la cajera; al
entrar Taide y Top echaron un vistazo al establecimiento ante la mirada de una
señora que se encontraba platicando con la cajera.
Tomaron
su mesa y ordenaron algo caliente que les quitara un poco el frio que tenían.
-Gracias-
dijo Taide a la joven sonriente que le llevo el café.
-De nada,
si se te ofrece algo llámame.
-Claro.
La joven
se alejó y se perdió en la cocina.
-Mañana
tendrás un día muy ocupado, nos la pasaremos en el estudio para sacar tu disco.
-Ok-
contesto mientras veía por la ventana como las gotas deslizaban sobre el
cristal una tras otra como compitiendo por llegar al final.
-¿En qué
piensas?
-¿Las
personas serán igual que las gotas de lluvia? Tan parecidas y diferentes.
-Tal vez-
contento viendo lo que ella miraba decepcionándose de no encontrar más que agua
en un ya mojado cristal.
-¿Qué
debería comprarle?
-¿A
quién?
-A
Alondra, dijo que con un llavero sería suficiente pero no creo que sea lo
indicado.
-No
volverás en 8 o 9 meses, no deberías de preocuparte por eso, además no tienes
la seguridad de volverla a ver.
-Pero
tampoco tengo la seguridad de no volverla a ver.
-Tu
razonamiento es cierto en cierto modo.
-No
caigas en redundancias.
-Lo
siento, no recordaba que eras tan especial en ese aspecto.
-No te
sientas, amor.
-Claro
que no mi vida.
Mientras
estos sequian diciéndose cosas que solo ellos sabían que eran broma una señora
de setenta años que entraba al lugar se les quedaba viendo mientras notaba cada
ademan afeminado de Top, y cada movimiento o pose masculina de Taide.
-Santo
dios, que alrevesados.
Dijo la
señora, o por lo menos esto fue lo que a ellos les pareció escuchar.
-Vez eres
muy nena para ser hombre- dijo Taide sonriendo.
-Y tu muy
hombre para ser nena.
-Somos
raros- contesto Taide riendo a carcajadas que contagiaron a Top que no dudo en
unirse a ella.
**********
-Alondra
me pasas las palomitas por favor.
-Claro
Damián- se estiro y paso el recipiente lleno de palomitas hasta las manos de
Damián que se encontraba en el otro lado de la cama.
-No has
sabido nada de tu amiga.
-¿Qué
amiga?- pregunto está tratando de recordar.
-La chica
que te movió.
-Taide-
un suspiro traiciono a su subconsciente.
-Exacto
ella.
-No ya ha
pasado un mes y medio desde la última vez en que la vi, escuche que le iba bien
en Europa.
-¿Aun
sientes algo?
-Amistad.
-Ya no
más.
-No,
desde que te encontré no he pensado en ella de esa forma.
Alondra
sabía que lo que estaba diciendo era mentira, se negaba a aceptar que pudiese
sentir algo por ella, desde ese día en que conoció a Damián se hicieron amigos,
le tuvo la suficiente confianza como para contarle lo que había sentido con
Taide, y desde unas semanas atrás comenzaron a salir como novios.
**********
Las luces
tintineaban mientras los cuerpos seguían moviéndose con los contagiosos ritmos,
Taide movía la cabeza al compás marcado por sus mezclas, el lugar vibraba de
energía de erotismo emanado de las jóvenes parejas que danzaban en la pista
todas y cada una de ellas con su muy particular estilo.
Saltaba
contagiada por el ambiente, pedía aplausos y complacía a su público con música
cada vez más movida.
Después
de seguir alimentando la fiesta su labor termino y se dirigía de nuevo a su
departamento que decidió rentar por el tiempo que duraría allí.
Una
cafetería abierta a esa hora de la madrugada llamo la atención y decidió entrar
para tomar un tradicional chocolate caliente con unos churros.
La amable
camarera tomo su orden y lo más rápido
que pudo la entrego hasta la mesa en que esperaba Taide, la ciudad de madrugada
era más hermosa que de día, sus calles iluminadas con farolas, estrellas
visibles en el cielo, chicos divirtiéndose en algún centro nocturno.
Con unos
soplos de antemano de dispuso a probar su chocolate caliente, el vapor empaño
sus enormes gafas que enmarcaban sus ojos, el dulce característico de su bebida
y el sabor de sus churros de vainilla era algo que disfrutaba.
<<Si
sigo así voy a engordar>>
Pensó
mientras mordía un churro.
Una chica
entro al lugar se acercó a la camarera y ordeno un café, Taide la miro de reojo
y continuo disfrutando de sus alimentos.
Sacó la
libreta de su bolso, un pequeño cuadernillo con pasta de cuero en el que solía
escribir poesía o algún pensamiento que atareara su mente, “las reflexiones de
la poetisa Taide” así era como Top solía llamarlas, con pluma en mano comenzó a
escribir.
ANTES DE
TI
Despierta
entre sueños
durmiendo por la vida,
así vivía antes de ti,
antes de que tu mirada
traspasara
mi escudo
y que
tu sonrisa
desactivara mis armas,
antes
de encontrar el beso anhelado
entre
tus labios,
la caricia perdida entre tu piel,
y
la sonrisa oculta entre tus sabanas.
Antes
de que el cielo fuera mi hogar
y
las nubes fueran mi suelo,
antes de
perder la cabeza entre tu cintura,
y enloquecer al compás de
tus caderas.
Se quedó
viendo la página durante unos segundos antes de decidirse arrojarla por los
aires lejos de ella.
<<Que
tonteras se me ocurren, debo de dejar de escribir ese tipo de cosas>>
Recordó
que no se encontraba en su casa en donde podía arrojar la basura sin ningún
problema así que se paró a buscar su basura, recorrió el lugar en donde creyó
que el papel había caído, tres vueltas alrededor y no consiguió ver muestras de
su objetivo.
-Debes
cuidar más tu arte, yo pienso que es bueno.
La chica
que había llegado hacía apenas unos instantes era quien hablaba, Taide le
dirigió una sonrisa para encontrar que su basura estaba justo en la mano de la
chica.
-No es
arte, es solo…- Taide dudaba de que decir, ella no lo consideraba arte ni mucho
menos, para ella era solo uno forma de des estresarse un poco- pasatiempo.
-Pues es
muy lindo para ser solo un pasatiempo, es arte.
-Supongo
que para algunas personas lo es, pero todos vemos el arte diferente.
La chica
le dio la hoja de papel a Taide que la acepto sonriendo.
-¿Para
quién es?
-¿Qué?
-Tu
poema, es bonito debe de ser para alguien.
-No, de
hecho no es para nadie en especial, es solo algo que nació de improviso.
-Entonces no lo escribiste para nadie.
-No.
-Si a mí
me dicen algo así me enamoraría de inmediato.
-Yo
pensaría que es muy cursi.
-Me gusta
lo cursi.
-Espero
que encuentres a tu escritor para que te escriba cosas mejores que esta.
-¿Tú no
eres escritora?
-No, eso
no es lo mío.
-Lo haces
bien para no serlo.
-Gracias…
-Marcela,
lo siento siempre olvido presentarme.
-Descuida
yo tampoco lo he hecho, soy Taide.
-Taide,
es un poco peculiar.
-Es
artístico, con ese nombre me conocen la mayoría de las personas.
-Y ¿cuál
es real?
-Carla,
creo tengo tanto tiempo que nadie me llama así que en ocasiones lo olvido.
-Ok,
Carla es un gusto conocerte.
-Igualmente
Marcela.
-Creí que
sería la única chica que estaría en una cafetería a las 3 de la mañana.
-Bueno
salí del trabajo y me pareció buena idea pasar a tomar algo.
-¿Trabajas
hasta las tres de la mañana?
-No,
termine a las 2 solo que llevo tiempo aquí.
-Trabajas
demasiado tarde- comento Marcela que empezaba a sospechar que el trabajo de
Carla no sería del todo decente.
-Sí hasta
que el cliente diga- Taide comenzaba a sospechar que Marcela pensaba mal,
pero disfrutaba ver como sus mejillas se
sonrojaban- termino hasta que están demasiado agotados como para moverse, en
ese instante sé que he terminado, o por lo que hayan contratado en ocasiones 4
a 6 horas en una ocasión lo hicieron por doce horas creo que ese sujeto no se
sentía bien, termine ajotada y creo que alucinaba las luces de colores.
Mientras
Taide continuaba hablando el rostro de Marcela se ruborizaba al imaginar en lo
que esa chica podría trabajar.
<<
¡Es puta!>>
Pensaba
alarmada.
-Tienes
mucho aguante- dijo un poco desconcertada ante la impresión de que pasara hasta
doce horas con su “trabajo”.
-Cuando
haces algo que te gusta el tiempo pasa volando.
-Supongo,
yo no estoy en contra de eso es solo que no pensé que… te gustara no parecía
que fueras…
Taide
comenzó a reír al escuchar como la pobre chica trataba de salir a flote.
-¿Te
estas riendo?- pregunto Marcela un tanto molesta.
-Lo
siento, es que es muy chistoso perdona enserio- Taide seguía riendo a
carcajadas- piensas que soy p-u-t-a –logro decir un tanto seria antes de volver
a estallar a carcajadas.
-Pues…
¿no lo eres?
-No- dijo
Taide muy seria después de su ataque de risa- soy DJ, toco en las mejores
fiestas del país además de que sacare un disco de música electrónica, pensé que
me veía decente.
-Lo
siento es que dijiste que trabajabas de noche y me pillaste en la depravación,
lo siento.
-Descuida,
sabía que pensabas eso solo quería ver tu reacción.
-¿Experimentabas
conmigo?
-Más o
menos, ahora soy yo quien se disculpa, y ¿tú que haces?
-Soy
licenciada en sociología.
-Wow, que
interesante.
-Algo.
-Y sales
a las tres de la mañana a tomar café.
-No,
salgo a buscar hadas.
-¿Encontraste
alguna?
-No, solo
a una DJ poeta.
-Que mal,
las hadas son más interesantes y lindas.
-Puede
ser. ¿Es lo único que has escrito? Me refiero al fragmento de poema.
-No he
escrito más cosas solo que no son buenas.
-Me
gustaría algún día poder verlas.
-¿Qué tal
ahora?
Taide
saco su cuadernillo y mostro su contenido a la chica curiosa que había
conocido, cada página cada verso parecía ante el criterio de Marcela más
hermoso que el anterior.
-Son
buenos, muy buenos.
-Gracias.
-¿Segura
que no son para nadie?
-No,
nadie.
-Te
molestaría si me los adueño.
-Claro
que no, serán para ti.
-Gracias.
-¿Dijiste
que te enamorarías si alguien te dice algo así?
-Sí, ¿me
dirás algo así?
-¿Quieres
que lo haga?
-Sí.
-Ok-
Taide aclaro su garganta y comenzó a leer uno de los fragmentos de uno de sus
escritos que decía:
Y el
dolor embriaga mi cuerpo
y lo
adormece,
después
de tanto dolor
ya parece
no sentir,
mi
corazón se acostumbra a sufrir,
y comenzó
a ver lo como “amigo”,
amigo, el
cual no lo piensa dejar,
se ha
instalado en mi pecho,
y no lo
planea abandonar.
Cuando te
pienso…
quiero
llorar,
llorar
amargamente por no tenerte,
quiero
reír,
reír sin
razón aparente,
quiero
gritar,
gritar
por la desesperación
de no
estar contigo,
quiero
enmudecer,
enmudecer
al tener tus labios contra los míos,
tu cuerpo
unido a mí,
tus ojos
conectados con los míos
con
miradas que encienden
el fuego
que se esconde en mi alma.
Pero
despierto
de mi
largo sueño,
sueño que
me lleva hacia ti,
a tocarte
en mi mente,
a
sentirte imaginaria
torpemente
ilusionada,
a decirte
al oído
las
palabras que emergen de mi corazón,
y en el
más hermoso de los instantes…
todo se
desvanece,
frente a
mis ojos expectantes
deseosos
de ti,
y
despierto llorando,
por no
tenerte,
por no
poderte olvidar.
-“Cuando
te pienso”, ese es de los mejores que leí, eres buena.
-Gracias,
es solo pasatiempo.
-No lo
dejes Carla.
-¿Carla?
-Dijiste
que en ocasiones olvidabas que ese era tu nombre, yo te lo recordare cada vez
que te vea.
-¿Quieres
volverme a ver?
-Me
encantaría volver a leer más de tu poesía si ni te molesta.
-Para
nada.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario