Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Taide y Alondra - M.G.M - 5

La maleta estaba preparada, todo empacado no faltaba nada por guardar, era cuestión de llegar al aeropuerto y listo se encaminaría a su sueño.
Las nubes pasaban y Taide las contemplaba por la ventana, no decía nada solo miraba el cielo azul que la hacía sentirse diminuta como un grano de arena en la playa.
Cada forma asimétrica que encontraba tan cerca  le recordaba que se alejaba más, Top hablaba y hablaba ansioso por llegar y comenzar  a comprar cosas a lo loco, planeaba comprar camisas, trajes, pantalones, cuadros, zapatos finos, estaba más entusiasmado que la misma Taide que solo sonreía y asintió a todo lo que su amigo le decía.

Con los ojos un tanto inflamados por no dormir y la espalda adolorida por la incomodidad de su postura durante todo el viaje llego a donde tenía que llegar, su primera parada, quedo sorprendida al contemplar el esplendor de la bella ciudad, todo era nuevo para ella, y sintió que su corazón bailaba de alegría en su pecho.
**********
Alondra llegaba del trabajo y continuaba con su rutina normal, no tenía ganas de nada, más sin embargo cumplía con sus obligaciones, todo le parecía vacío, no dejaba de pensar en que no volvería a ver a Taide durante mucho tiempo.
Pensó que con el tiempo sus sentimientos se aclararían y podría dejar de sentirlos pero no pasaba nada, todas las noches soñaba con Taide soñaba con haber  tenido el valor de besarla el día en que tuvo la oportunidad aunque ¿Qué cambio hubiera tenido?, no por ello Taide se hubiera quedado y era demasiado egoísta de su parte estar pensando de esa manera.
Mientras caminaba a su  audición para la obra un corte comercial que pasaba en una de las televisiones exhibidas en una famosa tienda departamental llamo su  atención.
“Taide es una de las nuevas promesas de la música electrónica y la tenemos aquí para  ustedes”
La chica de pantalones ajustados y cabello espectacular esta justo al lado de Taide que la saludo con un beso en la mejilla y sonrió a la cámara.
“¿Taide es cierto que planeas sacar un disco aquí en Europa?”
“Si así es, se me ha presentado la oportunidad de sacar un material aquí y pues la pienso aprovechar esperando que al público le guste”
“Se ha escuchado que tienes un dueto con Nan ¿es cierto?”
“Bueno algo hay de eso”
Después de esa pregunta un sujeto se acero a Taide después esta se despidió con un saludo y un beso a la audiencia y se alejó.
Alondra no podía creer haber visto  a Taide en la televisión, lo mejor era que le estaba yendo bien, aunque eso significaba que no la vería en un tiempo más prolongado del que había supuesto.
Siguió su camino rumbo a su audición, entro en el enorme teatro en que sería la audición, tomo su número y espero pacientemente su turno.
La música se escuchó fuerte y cada célula de su cuerpo se activó con esta y comenzó a moverse de una forma tan rítmica que parecía mágica, las alas de siempre se desplegaron y bailo lo mejor que pudo, intentando que el  fuerte aleteo la llevara a donde Taide aguardaba, cada movimiento estilizado y con gracia, cada parte de su cuerpo acomodada perfectamente, todo fue un éxito y la obra la esperaba, era un musical bueno, ya había tenido otras temporadas en las que le había ido de maravilla y en esta ocasión regresaría por cuarta vez a petición del público.
Después de su baile un la esperamos mañana para el ensayo la emocionó por haber obtenido un lugar en el escenario.
<<Espero que Taide la esté pasando bien, se fue hace dos semanas y la única noticia que he sabido de ella es esa breve entrevista que salió en la tv”>>
A pesar de no verla se seguía preocupando por ella, no había momento en el día en que no se preguntara que era lo que Taide hacía, a cada segundo la recordaba sonriendo escuchaba su voz y recordaba el día en que la conoció, como esos ojos la atraparon y la atrajeron de inmediato, nadie sabía de sus sentimientos, temía a lo que las personas pudieran pensar de ella a como pudiesen reaccionar.
La mañana fue calurosa el calor de mayo era muy fuerte y las personas se ponían de malas, Alondra de levanto del mejor humor que le fue posible, tenía su ensayo que en esta ocasión seria de 11 de la mañana a 3 de la tarde.
Cada paso que daba para llegar a su ensayo la llenaba de entusiasmo, esperaba que todo saliera bien, que las cosas fueran buenas que su danza mejorara cada vez más.
Al salir del ensayo uno de sus compañeros la detuvo.
-Hola, yo… tú bailas muy bien.
-Gracias, tú no lo haces mal.
-Me preguntaba si quisieras ir a comer algo conmigo, no sé lo que se te antoje, aunque si no tienes tiempo yo ye entiendo, bueno debes de ser una chica muy ocupada…
El chico continuaba hablando y no había señales de que se fuera a detener, Alondra lo escuchaba y veía como se sonrojaba, lo miro detenidamente y cuando él estaba llegando a la parte de que la tierra gira sobre su propio eje, interrumpió.
-Me gustaría ir a comer contigo.
-¿Enserio?, es genial.
-Sí, Alondra.
-Oh, lo siento, Damián.
-Un gusto Damián.
-Lo siento por hablar demasiado, siempre que hablo con una chica linda me pasa eso.
-Descuida, te entiendo.
Comenzó a caminar con el simpático chico que se tomaba su tiempo para estructurar sus oraciones; él era un chico no muy guapo pero no se podría decir que fuera feo, al igual que ella era bailarín, tenía un tiempo trabajando en musicales, y era divertido, su padre no aprobaba que el fuera bailarín, para el señor su hijo tendría que ser un prestigiado doctor o un abogado.
Alondra se reía de las historias que Damián le contaba con lujo de detalles y se podría decir que hasta con cierta  exageración.
-Desde entonces no huso nada que sea de color naranja, me trae mala suerte- decía el chico antes de beber de su refresco.
-Órale, no imagine que hubiera toros daltónicos que confundan el naranja con el rojo.
-Pues ese toro lo era, debió de haber sido un problema de nacimiento o que se yo, pero desde ese día me prometí no usar nada color naranja en frente de un toro daltónico.
-No creo que haya toros daltónicos pero bueno.
-¿Qué tal tú, no tienes ninguna historia?
-Bueno no me he topado nunca con un toro.
En ese momento en la televisión del lugar salió de nuevo la entrevista corta de Taide, Alondra no perdió detalle de cada una de las palabras de Taide, cada movimiento, y obviamente Damián lo noto.
-¿Pasa algo?, ¿te gusta la música electrónica?
-Sí, bueno, esa chica Taide la conozco.
-Yo también pasaron un concierto de varios DJ y allí estaba tiene ritmo.
-No, yo me refería a que la conozco en persona.
-¿Cómo la conociste cuéntame?
-Bien- los ojos de Alondra se iluminaron al recordar, y comenzó a contar como chocó con ella, como la encontró después en la fiesta y que hiso una grabación para ella.
-Tu historia es algo peculiar, pero  parece que ella te…
-Me ¿Qué?
-Bueno, cuando hablas de ella parece que tus ojos se hacen más grandes y se iluminan, sonríes cuando hablas de ella, y lo que me contaste de las cosas que decían, todo era como si se hubieran estado coqueteando o algo.
Alondra se quedó sin palabras, no podía decir nada porque en realidad era un poco cierto o por lo menos si de su parte, pero no podía decirle que sí que le coqueteaba y que quería con ella.
-No, solo fue una amiga, además es probable que no la vuelva a ver.
-Eso me alivia, pensé que no tendría oportunidad.
-¿De qué?
-De gustarte- contesto el rápidamente, para inclinarse y besar  a Alondra.
Alondra no se retiró, dejo que este la besara de manera muy suave dulce, no se sintió como Héctor, fue muy diferente, mejor con algo más, algo difícil de explicar que ni siquiera Alondra entendía a ciencia cierta, era solo… diferente.

**********
Una gota caía tras otra, rompiendo en el pavimento que se veía empapado por completo, las personas de afuera corrían esquivando los charcos que se empezaban a formar,  las manecillas marcaban las 10 de la mañana, los días anteriores habían sido iguales, lluviosos y grises, el sol no se dignaba en aparecer y el frio no antojaba nada que no fuera permanecer recostado en la cama disfrutando de un deliciosa chocolate caliente y así lo hacía, en la comodidad del hotel viendo programas de televisión en un idioma que no entendía mientras criticaba el vestuario de los conductores.
La puerta del dormitorio se abrió y con una roja y enorme bufanda enredada en el cuello, unos pantalones de color amarillo pollo y unos zapatos azules apareció Top con un paraguas empapado en la mano.
-Buenos días señorita floja- dijo al entrar y recostarse en la cama a un lado de Taide.
-Buenos días señorito…- se detuvo un segundo a verlo y sin más dijo- señorito pantalón amarillo chillón.
-Es amarillo pollo de hecho.
-Como sea- contesto quitándole importancia.
-¿Estas depre?
-No.
-¿Qué pasa?
-Nada.
-No me salgas con eso de “nada”, no estás contenta por estar aquí, ya tenemos todo un mes en este maravilloso lugar.
-Lo sé, tenemos un mes aquí, o 720 horas o 43200 minutos.
-Cuando comienzas a sacar matemáticas es claro aviso de tristeza, además de que me asustas, nadie hace ese tipo de cuentas de una manera tan rápida.
-Vamos, no es raro, además estoy muy feliz vez- comenzó a sonreír de manera muy exagerada, no podía enseñar más dientes.
-Ok, eso da más miedo que tus cuentas matemáticas.
-Grosero- ignoro a su amigo y tomo de su taza de chocolate que se encontraba un tanto frio.
Top observaba con sumo detalle como su triste amiga tomaba de su taza y hacia unos gestos de desagrado.
-Conos a un chico- continuo este- es muy guapo además de que es casi un príncipe o algo así es de la realeza.
-¡Felicidades! Por fin encontraste a tu príncipe azul.
-No es negro.
-Bueno del color que sea, felicidades, por lo menos uno de nosotros saldrá con alguien.
-Ya- dijo este satisfecho de haber encontrado el motivo de la tristeza de su amiga que seguía con la vista clavada en la televisión- es por esa chica hetero, la bailarina.
-¿Qué?, ¡no!- grito esta con voz chillona- no es por eso.
-Bien, entises vamos  a dar un paseo.
-Está lloviendo- dijo está levantando las manos al cielo- cae agua de arriba abajo.
-Ya chistosa, párate existe el paraguas.
Se levantó a regañadientes, obligada por su amigo que la aventaba para que se levantara, salió de la cama con un pijama de algodón que parecía tener ranas por todas partes, se cambió sin ningún apuro en frente del chico que zapeaba canales en busca de algo decente que ver.
Salieron a la calle casi desierta solo con alguno que otro intrépido que al igual que ellos salió a buscar algo que hacer.
Cada charco que se encontraban se veía mancillado por la bota de Taide que los pisaba justo por en medio para mojar a su quejumbroso amigo que de niña malcriada no la bajaba.
-Entremos a esa cafetería, allí no habrá charcos que te diviertan mojándome.
-Vale, cobarde.
-Precavido.
Entraron al pequeño local, había tan solo  dos mesas ocupadas, en total solo había 6 personas y dos meseras y la cajera; al entrar Taide y Top echaron un vistazo al establecimiento ante la mirada de una señora que se encontraba platicando con la cajera.
Tomaron su mesa y ordenaron algo caliente que les quitara un poco el frio que tenían.
-Gracias- dijo Taide a la joven sonriente que le llevo el café.
-De nada, si se te ofrece algo llámame.
-Claro.
La joven se alejó y se perdió en la cocina.
-Mañana tendrás un día muy ocupado, nos la pasaremos en el estudio para sacar tu disco.
-Ok- contesto mientras veía por la ventana como las gotas deslizaban sobre el cristal una tras otra como compitiendo por llegar al final.
-¿En qué piensas?
-¿Las personas serán igual que las gotas de lluvia? Tan parecidas y diferentes.
-Tal vez- contento viendo lo que ella miraba decepcionándose de no encontrar más que agua en un ya mojado cristal.
-¿Qué debería comprarle?
-¿A quién?
-A Alondra, dijo que con un llavero sería suficiente pero no creo que sea lo indicado.
-No volverás en 8 o 9 meses, no deberías de preocuparte por eso, además no tienes la seguridad de volverla a ver.
-Pero tampoco tengo la seguridad de no volverla a ver.
-Tu razonamiento es cierto en cierto modo.
-No caigas en redundancias.
-Lo siento, no recordaba que eras tan especial en ese aspecto.
-No te sientas, amor.
-Claro que no mi vida.
Mientras estos sequian diciéndose cosas que solo ellos sabían que eran broma una señora de setenta años que entraba al lugar se les quedaba viendo mientras notaba cada ademan afeminado de Top, y cada movimiento o pose masculina de Taide.
-Santo dios, que alrevesados.
Dijo la señora, o por lo menos esto fue lo que a ellos les pareció escuchar.
-Vez eres muy nena para ser hombre- dijo Taide sonriendo.
-Y tu muy hombre para ser nena.
-Somos raros- contesto Taide riendo a carcajadas que contagiaron a Top que no dudo en unirse a ella.
**********
-Alondra me pasas las palomitas por favor.
-Claro Damián- se estiro y paso el recipiente lleno de palomitas hasta las manos de Damián que se encontraba en el otro lado de la cama.
-No has sabido nada de tu amiga.
-¿Qué amiga?- pregunto está tratando de recordar.
-La chica que te movió.
-Taide- un suspiro traiciono a su subconsciente.
-Exacto ella.
-No ya ha pasado un mes y medio desde la última vez en que la vi, escuche que le iba bien en Europa.
-¿Aun sientes algo?
-Amistad.
-Ya no más.
-No, desde que te encontré no he pensado en ella de esa forma.
Alondra sabía que lo que estaba diciendo era mentira, se negaba a aceptar que pudiese sentir algo por ella, desde ese día en que conoció a Damián se hicieron amigos, le tuvo la suficiente confianza como para contarle lo que había sentido con Taide, y desde unas semanas atrás comenzaron a salir como novios.
**********
Las luces tintineaban mientras los cuerpos seguían moviéndose con los contagiosos ritmos, Taide movía la cabeza al compás marcado por sus mezclas, el lugar vibraba de energía de erotismo emanado de las jóvenes parejas que danzaban en la pista todas y cada una de ellas con su muy particular estilo.
Saltaba contagiada por el ambiente, pedía aplausos y complacía a su público con música cada vez más movida.
Después de seguir alimentando la fiesta su labor termino y se dirigía de nuevo a su departamento que decidió rentar por el tiempo que duraría allí.
Una cafetería abierta a esa hora de la madrugada llamo la atención y decidió entrar para tomar un tradicional chocolate caliente con unos churros.
La amable camarera tomo su orden y lo más  rápido que pudo la entrego hasta la mesa en que esperaba Taide, la ciudad de madrugada era más hermosa que de día, sus calles iluminadas con farolas, estrellas visibles en el cielo, chicos divirtiéndose en algún centro nocturno.
Con unos soplos de antemano de dispuso a probar su chocolate caliente, el vapor empaño sus enormes gafas que enmarcaban sus ojos, el dulce característico de su bebida y el sabor de sus churros de vainilla era algo que disfrutaba.
<<Si sigo así voy a engordar>>
Pensó mientras mordía un churro.
Una chica entro al lugar se acercó a la camarera y ordeno un café, Taide la miro de reojo y continuo disfrutando de sus alimentos.
Sacó la libreta de su bolso, un pequeño cuadernillo con pasta de cuero en el que solía escribir poesía o algún pensamiento que atareara su mente, “las reflexiones de la poetisa Taide” así era como Top solía llamarlas, con pluma en mano comenzó a escribir.
ANTES DE TI
Despierta entre sueños
durmiendo por la vida, 
así  vivía antes de ti,  
antes de que tu mirada 
traspasara mi escudo   
y que tu sonrisa  
desactivara mis armas,  
antes de encontrar el beso anhelado  
entre tus labios, 
la caricia perdida entre tu piel,                    
 y la sonrisa oculta entre tus sabanas.
Antes de  que el cielo fuera mi hogar                                 
y las nubes fueran mi suelo, 
antes de perder la cabeza entre tu cintura,  
y enloquecer al compás de tus caderas.
Se quedó viendo la página durante unos segundos antes de decidirse arrojarla por los aires lejos de ella.
<<Que tonteras se me ocurren, debo de dejar de escribir ese tipo de cosas>>
Recordó que no se encontraba en su casa en donde podía arrojar la basura sin ningún problema así que se paró a buscar su basura, recorrió el lugar en donde creyó que el papel había caído, tres vueltas alrededor y no consiguió ver muestras de su objetivo.
-Debes cuidar más tu arte, yo pienso que es bueno.
La chica que había llegado hacía apenas unos instantes era quien hablaba, Taide le dirigió una sonrisa para encontrar que su basura estaba justo en la mano de la chica.
-No es arte, es solo…- Taide dudaba de que decir, ella no lo consideraba arte ni mucho menos, para ella era solo uno forma de des estresarse un poco- pasatiempo.
-Pues es muy lindo para ser solo un pasatiempo, es arte.
-Supongo que para algunas personas lo es, pero todos vemos el arte diferente.
La chica le dio la hoja de papel a Taide que la acepto sonriendo.
-¿Para quién es?
-¿Qué?
-Tu poema, es bonito debe de ser para alguien.
-No, de hecho no es para nadie en especial, es solo algo que nació de improviso.
 -Entonces no lo escribiste para nadie.
-No.
-Si a mí me dicen algo así me enamoraría de inmediato.
-Yo pensaría que es muy cursi.
-Me gusta lo cursi.
-Espero que encuentres a tu escritor para que te escriba cosas mejores que esta.
-¿Tú no eres escritora?
-No, eso no es lo mío.
-Lo haces bien para no serlo.
-Gracias…
-Marcela, lo siento siempre olvido presentarme.
-Descuida yo tampoco lo he hecho, soy Taide.
-Taide, es un poco peculiar.
-Es artístico, con ese nombre me conocen la mayoría de las personas.
-Y ¿cuál es real?
-Carla, creo tengo tanto tiempo que nadie me llama así que en ocasiones lo olvido.
-Ok, Carla es un gusto conocerte.
-Igualmente Marcela.
-Creí que sería la única chica que estaría en una cafetería a las 3 de la mañana.
-Bueno salí del trabajo y me pareció buena idea pasar a tomar algo.
-¿Trabajas hasta las tres de la mañana?
-No, termine a las 2 solo que llevo tiempo aquí.
-Trabajas demasiado tarde- comento Marcela que empezaba a sospechar que el trabajo de Carla no sería del todo decente.
-Sí hasta que el cliente diga- Taide comenzaba a sospechar que Marcela pensaba mal, pero  disfrutaba ver como sus mejillas se sonrojaban- termino hasta que están demasiado agotados como para moverse, en ese instante sé que he terminado, o por lo que hayan contratado en ocasiones 4 a 6 horas en una ocasión lo hicieron por doce horas creo que ese sujeto no se sentía bien, termine ajotada y creo que alucinaba las luces de colores.
Mientras Taide continuaba hablando el rostro de Marcela se ruborizaba al imaginar en lo que esa chica podría trabajar.
<< ¡Es puta!>>
Pensaba alarmada.
-Tienes mucho aguante- dijo un poco desconcertada ante la impresión de que pasara hasta doce horas con su “trabajo”.
-Cuando haces algo que te gusta el tiempo pasa volando.
-Supongo, yo no estoy en contra de eso es solo que no pensé que… te gustara no parecía que fueras…
Taide comenzó a reír al escuchar como la pobre chica trataba de salir a flote.
-¿Te estas riendo?- pregunto Marcela un tanto molesta.
-Lo siento, es que es muy chistoso perdona enserio- Taide seguía riendo a carcajadas- piensas que soy p-u-t-a –logro decir un tanto seria antes de volver a estallar a carcajadas.
-Pues… ¿no lo eres?
-No- dijo Taide muy seria después de su ataque de risa- soy DJ, toco en las mejores fiestas del país además de que sacare un disco de música electrónica, pensé que me veía decente.
-Lo siento es que dijiste que trabajabas de noche y me pillaste en la depravación, lo  siento.
-Descuida, sabía que pensabas eso solo quería ver tu reacción.
-¿Experimentabas conmigo?
-Más o menos, ahora soy yo quien se disculpa, y ¿tú que haces?
-Soy licenciada en sociología.
-Wow, que interesante.
-Algo.
-Y sales a las tres de la mañana a tomar café.
-No, salgo a buscar hadas.
-¿Encontraste alguna?
-No, solo a una DJ poeta.
-Que mal, las hadas son más interesantes y lindas.
-Puede ser. ¿Es lo único que has escrito? Me refiero al fragmento de poema.
-No he escrito más cosas solo que no son buenas.
-Me gustaría algún día poder verlas.
-¿Qué tal ahora?
Taide saco su cuadernillo y mostro su contenido a la chica curiosa que había conocido, cada página cada verso parecía ante el criterio de Marcela más hermoso que el anterior.
-Son buenos, muy buenos.
-Gracias.
-¿Segura que no son para nadie?
-No, nadie.
-Te molestaría si me los adueño.
-Claro que no, serán para ti.
-Gracias.
-¿Dijiste que te enamorarías si alguien te dice algo así?
-Sí, ¿me dirás algo así?
-¿Quieres que lo haga?
-Sí.
-Ok- Taide aclaro su garganta y comenzó a leer uno de los fragmentos de uno de sus escritos que decía:
Y el dolor embriaga mi cuerpo
y lo adormece,
después de tanto dolor
ya parece no sentir,

mi corazón se acostumbra a sufrir,
y comenzó a ver lo como “amigo”,
amigo, el cual no lo piensa dejar,
se ha instalado en mi pecho,
y no lo planea abandonar.
Cuando te pienso…
quiero llorar,
llorar amargamente por no tenerte,
quiero reír,
reír sin razón aparente,
quiero gritar,
gritar por la desesperación
de no estar contigo,
quiero enmudecer,
enmudecer al tener tus labios contra los míos,
tu cuerpo unido a mí,
tus ojos conectados con los míos
con miradas que encienden
el fuego que se esconde en mi alma.
Pero despierto
de mi largo sueño,
sueño que me lleva hacia ti,
a tocarte en mi mente,
a sentirte imaginaria
torpemente ilusionada,
a decirte al oído
las palabras que emergen de mi corazón,
y en el más hermoso de los instantes…
todo se desvanece,
frente a mis ojos expectantes
deseosos de ti,
y despierto llorando,
por no tenerte,
por no poderte olvidar.


-“Cuando te pienso”, ese es de los mejores que leí, eres buena.
-Gracias, es solo pasatiempo.
-No lo dejes Carla.
-¿Carla?
-Dijiste que en ocasiones olvidabas que ese era tu nombre, yo te lo recordare cada vez que te vea.
-¿Quieres volverme a ver?
-Me encantaría volver a leer más de tu poesía si ni te molesta.

-Para nada.
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