Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Chica Nueva en la Ciudad - Samy - 8


            Después de la gala de presentación, de ver a Candela y (aunque me abofeteara) ver que me perdonaba y seguía amándome como el primer día o más, decidí que era hora de unas vacaciones. Habían sido unas semanas muy tensas para todos, aunque para unos más que para otros.
Decidí desconectar del mundo y lo primero que se me ocurrió fue irme a España.
Las vacaciones con Candela, fueron de lo mas bonitas que puede haber. Paseamos por la capital, luego pasamos unos días en Andalucía entre mezquitas y demás... todo fue muy bonito. Nuestros últimos días de vacaciones los pasamos en la isla de Ibiza. Puestas de sol sorprendentes, playas paradisíacas... gente excepcional. Después de esas mini vacaciones que duraron escasamente  3 semanas, volvimos a nuestros quehaceres cotidianos. Candela volvió al bufete y yo volví a casa, a preparar las exposiciones pendientes y a hacer más trabajos de fotografía.

            Encontrándome yo en medio de un trabajo de fotografía para una conocida marca de gafas de sol... recibí un la llamada.
            - Ciao, ¿quien habla? - pregunté un tanto curiosa.
            - Ciao, soy el Doctor Romano. ¿Bella? - preguntó un tanto inseguro.
            - Hola doctor, ¿a que debo su llamada? - pregunté un tanto intranquila.
            - Era para avisarte Bella, tu padre ha ingresado otra vez en el hospital. ¿Puedes pasarte por aquí? - dijo ahora con un tono de voz apagado.
            - Si doc. enseguida voy. - dije antes de colgar.
Me acerqué al equipo que tenía a mi alrededor inclusive los modelos y les comenté.
            - Por motivos personales, tengo que dar por terminada esta sesión, al menos por hoy  no podemos continuar. - suspiré y me froté la frente. - Tomaros esta semana entera libre, ¿si?. En cuanto pueda volveré al trabajo. ya llamo yo a vuestros jefes no os preocupéis y gracias. - terminé antes de coger la cámara y el resto de bártulos e irme directamente a mi coche.
Todos me daban palmaditas en la espalda en señal de "estamos contigo", "lo que necesites" y se lo agradecí con un saludo con la mano a todos.
Una vez en el coche, respiré hondo y golpeé el volante unas cuantas veces para desquitar mi ira con él. Si llegaba al hospital y sacaba mi ira con Angelo, no habría médico que pudiera salvarlo.
Encendí el coche, hice rugir el motor y salí a toda pastilla de allí, rumbo al hospital. Entre tanto, hice un par de llamadas.
            - Kyle, ciao sonno io... Bella - dije estresada por el bullicio del tráfico a esa hora.
            - Ciao, Como estai? - contestó alegre.
            - De camino al hospital, han ingresado a Angelo de nuevo. Voy para allí ahora mismo. - dije mientras apretaba el claxon en señal de malestar por el tráfico.
            - Ok, salgo para allá. ¿Recojo a Candela?
            - Si haces el favor, porque no estoy segura de llegar a tiempo; quizás lleguéis vosotros antes que yo. - dije volviendo a apretar el claxon.
            - No te preocupes, yo me encargo. - termino antes de colgar.
Colgué la llamada y lancé el teléfono al asiento del copiloto.
Otra vez lo han ingresado, ¿le habrá fallado el marca-pasos? Sinceramente, ya poco me importaba. Sólo iba porque soy su única familia, sino ya hacia tiempo que me habría desentendido de él completamente.
Una vez en el hospital, el doctor Romano ya me esperaba en recepción.
            - Bella. - dijo estrechándome la mano.
            - Doc. - conteste estrechándole la mano. - ¿que ha sido esta vez?
            - Le ha fallado el marca-pasos y estamos haciéndole unas pruebas, pero todo indica a que tiene las válvulas del corazón muy dañadas... intentaremos arreglarlas lo mas que podamos, pero la operación conlleva un riesgo... y no estamos seguros de que salga de esta. - comentó el doctor mientras me guiaba a la habitación de mi padre.
            - ¿Está consciente? - pregunté.
            - Si, está con oxigeno y débil, muy débil. Él ha insistido en que te llamáramos. Dice que quiere hablar contigo. - dijo el doctor dejándome en la puerta de la habitación y alejándose por el pasillo.
Lo vi allí postrado en la cama. Un hombre tan activo como el había sido y míralo ahora... en la cama de un hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte. Podía ver en sus ojos esa misma neblina grisácea que tenía mi madre antes de morir. Su mirada estaba perdida, como si su cuerpo estuviera aquí; pero su alma estuviera ya preparando todo para irse a otro lugar.
            - Bella... - escuché que gritaban mi nombre desde el pasillo.
Eran Kyle y Candela. Acababan de llegar y el médico los había avisado de todo, ya que ellos eran como de la familia.
            - Lo siento Bella. - comentó Candela abrazándome.
            - Princesa... - dijo Kyle antes de abrazarnos a las dos.
No hacía falta que dijeran nada más... Ya solo con su presencia ya me encontraba mejor.
Les hice ademan de que entraran y yo entré de última.
Me acerqué a un lado de la cama, hasta quedar casi sentada en un lado de esta.
            - Hola Angelo, ¿necesitas algo? - pregunté mientras lo miraba a los ojos, como intentando adivinar de que quería hablar conmigo.
            - Hola princesa... - miró a Kyle -  hola hijo... - y tomó aire de la mascarilla y siguió. - Hola hija - dijo mirando a Candela.
Todos nos quedamos estupefactos, nos había llamado a todos hijos. ¿Era producto de la medicación? No era normal, a lo mejor quería redención  el perdón de todos antes de dejarnos y abandonar este mundo.
            - Princesa, dile a tu mujer que se acerque... que ladro mucho pero jamás muerdo... - dijo mientras tosía levemente.
Lo miré atónita y miré hacia Candela. Esta entendió a la primera y se acercó por el otro lado de la cama sentándose en el borde.
            - Sólo quiero que me escuchéis, y no me interrumpáis hasta que termine... ¿de acuerdo? - dijo mientras inhalaba otra vez de la mascarilla.
Todos asentimos y quedamos pendientes de lo que quería decirnos.
            - No quiero vuestro perdón, se que he hecho mal muchas cosas... y entre ellas tú eres la primera cosa que hice mal. - cogiendo aire de nuevo. - si hubiera sido mejor padre como a tu madre le hubiera gustado, ahora mismo no estaríamos así. - miró a Candela y le apretó la mano. - Siento haber sido un verdadero desgraciado con mi hija y más respecto a ti. Se de sobra que te ama y aún así lo utilicé en su contra. Nunca fue mi intención hacerte cualquier mal. - dijo mientras besaba el dorso de la mano de Candela. - Kyle hijo... acércate. Se que siempre has velado por Bella como si fuera tu hermana de sangre y sólo quiero que sepas que te lo agradezco, que siempre has sido parte de la familia. - respiró hondo y volvió a mirarnos a Candela y a mi. - Bellatrix Caterina Chateu Salvatore... sólo quiero decirte que nunca he querido un varón. Tú has sido mi mayor tesoro junto con tu madre. Que realmente he visto que eres feliz tal y como eres y que has encontrado a gente que te quiere sin importarle el apellido y eso es fantástico. Siempre tuve la ilusión de coger a mis nietos en brazos, pero creo que no va a poder ser... Se que esta mujer te hace feliz y se que tú la haces a ella igual de feliz. No se si la querrás o no, pero... Estoy orgulloso de tenerte como mi hija y estoy orgulloso de que estés con esta mujer. Por mi parte os doy mi bendición, solo una cosa... si algún día llegáis a tener chiquitos... háblale de lo maravillosa que era su abuela Isabella, ¿si? - dijo mientras se volvía a poner la mascarilla de oxigeno.
Todos nos habíamos quedado impactados con el discurso de Angelo.
            - Ang... - carraspeé un poco y retomé lo que iba a decir. - Papá, gracias. Y ten por seguro que le hablaremos de la madre maravillosa que tuve... y del gran hombre que era mi padre también. - dije mientras se me deslizaban un par de lágrimas por mis mejillas.
Ya no contestó con palabras, también se le cayeron unas lágrimas y me besó la frente como solía hacer cuando era pequeña. Lo mismo hizo con Kyle y con Candela. A esta última, le dio un enorme abrazo y le susurro algo al oído, algo que a los dos les hizo gracia e hizo que Candela lo abrazara con fuerza.
Pocos minutos después, entró el doctor Romano con un par de ayudantes para llevárselo.
            - Nos lo llevamos a quirófano. - dijo mirándome serio.
            - Ok doc. Ya hemos hablado, ¿verdad papá? - dije mirándolo con tristeza.
Este asintió y derramó otras lágrimas.
            - Entonces, sólo nos queda rezar y que todo salga bien. De cualquier cosa le mantendremos informados. - dijo mientras seguía la camilla de mi padre hasta el ascensor.
Nos miramos como sin saber que había pasado en esa habitación. Tanta bondad y humildad después de todo lo sucedido... sólo podía tener una explicación, al menos para mi. Se sentía tan mal por haber echo lo que hizo y de que manera lo hizo, que sabía perfectamente que a mamá no le hubiera gustado... y ahora que se ve más cerca de ella que de nosotros... decidió hacer lo correcto, aunque no fuera a su manera por una vez en la vida.


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