Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Qué estoy sintiendo? - M.G.M - 3

3
La semana se ha pasado rápido, es viernes, por fin descansare un poco.
Samanta a estado tratando de convencerme de que debería volver a ese bar, pero a mí no me quedaron ganas de volver.
-Tocan- grito Samanta que estaba en casa para comer conmigo.
-Estoy en la cocina, podrías abrir.
-No.
Deje lo que estaba haciendo y me dirigí a abrir la puerta.

-Hola Dani.
-Hola Ricardo, pasa.
-Hola Sam, no sabía que estuvieras.
-Hola Rica- se paró para saludarlo con un beso y un abrazo.
-Bien, siéntate, yo continuare en la cocina platiquen, Ricardo, no nada. Sam no le hagas nada a Ricardo.
Los dos se escuchaban muy contentos platicando, se veían felices, y yo picando verduras.
-La comida- les pase a cada uno un plato con comida mientras tomaba asiento con ellos en el sillón.
-Así que trataron de abusar de ti.
La comunicativa de Sam le conto a Rica todo lo que paso.
-No te burles, que si dio miedo.
-Bueno Dani, llevas mucho tiempo sola, una chica quiere hacerlo contigo y tú sales corriendo, eso es  de preocuparse- dijo el mientras ponía los pies en la mesa de centro.
-Lo sé, pero no es así de fácil.
-Vamos hermanita, deberías de hacerlo solo para liberarte.
-Deberíamos contratarle una prosti- dijo Ricardo antes de atragantarse con la comida.
-Es buena idea ¿Cómo la prefieres Dani?
-Par de locos, no quiero un golfa.
-¿Quieres dos?
-No Ricardo, no quiero dos, no soy como tú.
-¿Quieres un golfo?
-¡No!, no quiero ni golfas ni golfos, no quiero nada de eso.
Explote ante su acoso.
El celular comenzó a sonar.
-Bueno- dije con un tono molesto.
-Bueno hija, ¿este bien?
-Mamá. Si estoy bien, lo siento.
-¡O no mamá!- grito Sam mientras se tapaba con un cojín como si la estuviera viendo.
-¿Quién es Daniela?
-Es Sam- le arroje un cojín en la cara a mi hermana- dice que te adora.
-Si yo igual. Quería decirte que Emilio me dijo que no quieres hablar con él, le dije que te convencería, por favor hija, dale una oportunidad.
-Mamá, no lo amo.
-Él es un buen chico, solo habla con él.
-Vale madre, hablare con él.
Colgó y deje el celular en la mesa.
-Y de nuevo la hija prodigio hace lo que mami quiere.
-Sam, es tu madre también sabes- dije mientras regresaba al sofá.
-Dani, no deberías de darle gusto en todo, y más cuando tú no puedes sentir nada por ese tipo.
-Lo sé Rica, pero no puedo decirle a mi madre.
-No deberías de preocuparte por ella, todos lo saben y te tratan igual, así que más da que le digas a mamá.
-No es lo mismo.
-Vale casi violada, deberás de tener sexo para animarte a hablar con tu mamá.
-¿Qué tiene que ver tener sexo con salir del armario?
-Podrías tener sexo para que mamá te cache y puedas salir del armario.
-Sam no, no quiero salir del armario de esa forma, y tu Ricardo, deja de pedirme que tenga sexo con alguien.
Me senté en el sofá y me puse a comer sin que ellos pudieran convencerme de echar un polvo.

Todos los domingos por la mañana me gusta salir de paseo, siempre voy al parque a caminar.
Mientras daba mi paseo no podía dejar de pensar en lo que había pasado con esa chica, tal vez debí de haber dejado que hiciera lo que buscaba, quizás todos tengan razón y deba de hacerlo con cualquiera que  me encuentre.
Me senté en una banca y a lo lejos se encontraba una pareja de jóvenes.
Él era un chico alto, fornido y guapo tenía el cabello oscuro,  era moreno, no negro, creo que era de la escuela en la que trabajo.
Ella era una chica alta, delgada, tenía el cabello castaño oscuro que caía suave sobre sus hombros, ojos verdes como esmeraldas, de tez blanca, su nariz era pequeña y refinada y sus labios de  un rasa pálido.
Parecía que el chico le decía algo a ella que la molesto, después de conversar se marcharon juntos.
Esa chica era linda, menor y con novio pero linda después de todo.
Me levante de la cómoda banca del parque y me marche a casa para preparar la clase.
Estaba viendo tv acostada en mi cama, disfrutando de strawberrypanic; cuando lo imagen de aquella chica vino a mi mente.
Era una chica guapa, debería de tener 16 o 17 años, la forma en que movía las manos al conversar con el chico, el movimiento de sus labios al hablar, era tan… tierna, y sus ojos eran hermosos, enmarcados con unas cejas bien delineadas y adornados con unas pestañas largas y hermosas.
Me pregunto ¿cómo será su voz?, ¿a qué sabrán sus labios?
Tal vez Ricardo y Sam tenían razón y la falta de sexo me está afectando.

Lunes de nuevo y todo comienza otra vez.
-Señorita Botello, me permite un segundo.
-Claro señor Fernández- él era el director de la escuela.
-Solo quería decirle que entrara un alumno nuevo a su clase. Su nombre es Abril Juárez, acaba de llegar de provincia y quisiera que la ayudase a relacionarse con los alumnos.
-Claro, yo la ayudare en lo que pueda.
Mis clases continuaran hasta que llegue con el grupo de la nueva chica.
-Hola chicos, tenemos una nueva compañera, que de seguro en las otras clases la debieron de haber presentado, pero falto yo de conocerla, así vamos ven para presentarte ante el grupo.
En uno de los pupitres del fondo se levantó una chica.
Conforme avanzaba hacia adelante me fui dando cuenta de que era ella, la chica  que estaba en el parque con el muchacho estaba aquí en mi clase, sería mi alumna, una mezcla de entusiasmo y preocupación me inundo. Mi estómago se contraía conforme ella se acercaba más hacia mí.
Al estar frente a mi ella me regalo una sonrisa de lado, la comisura de sus labios se estiraba más ligeramente a la izquierda lo que la hacía ver muy linda y me invitaba a besarla, sus dientes eran blancos como nieve y acomodados de una forma muy estilizada, sus ojos brillaban con una gran intensidad, que parecía ser que el sol se opacaba a comparación de ese hermoso par de ojos.
-Hola- estiro la mano para saludarme- soy Abril Juárez y  pues soy nueva aquí, espero que nos llevemos bien- dirigiéndose a sus compañeros.
-Hola Abril, es un gusto conocerte- dije conteniendo todas las emociones que parecía me harían explotar, y toque su mano, era suave y firme, parecía segura y mantenía la sonrisa en su rostro, su voz era muy dulce pero no empalagosa, por unos segundos sus ojos parecieron clavarse en los míos, pero de inmediato cortó el contacto visual.- ¿Por qué no nos compartes algo de tu personalidad, lo que te gusta, lo que no te gusta?
-Bueno, me gusta la literatura, y no me gusta estar en medio salón por mucho tiempo.
Su comentario me hiso reír sin poder contenerme.
-Bueno toma asiento, gracias.
Pude decir esto último entre risas.
-Bueno chicos, les pedí que escogieran a un escritor para realizar su investigación, así que compartamos los que han elegido.
Pregunte a varios chicos al azar, todos decían los mismos nombres, hasta que decidí preguntarle a la chica nueva.
-Abril, acabas de llegar, pero ¿tienes alguna idea de quien harás tu trabajo?
-Bueno maestra, dijo que tenía que ser de un escritor, lo hare sobre Emily Elizabeth Dickinson.
-Poesía, ¿te gusta la poesía?
-Sí, me gusta la poesía, la forma en que hacen las cosas en ocasiones más hermosas de lo que en realidad son, es genial.
-Me alegra que tengas ya a alguien en mente.
Continúe con mi clase tal y como la tenía planeada.
La chica se mostró participativa con sus compañeros, ya tenía su grupo de amigos, y en ocasiones sentí que me miraba, o solo lo imagine.
Saliendo de la escuela, vi a la chica salir acompañada de Judith Montero una de las alumnas del salón, sentí el impulso de seguirla, de hablar con ella, pero ¿Qué podría decir?
Antes de que me atreviera a cometer la locura de hablarle mi teléfono sonó.
-Bueno.
-Daniela, tu mamá me dijo que te convencería de que habláramos.
-Emilio, yo, hablare contigo, nos vemos en el café de la calle Santa María, a las 5.
Colgué sin darle tiempo para que digiera algo más, cuando termine mi llamada, la chica ya se había alejado.
En casa aún se encontraba Sam, que estoy segura seguirá allí hasta que la corra.
-¿Qué tal el trabajo?
-Tuve una alumna nueva.
-¿Guapa?
-Sí.
-Espera un momento, ¿me has dicho que era guapa?
-Sí, lo era, además le gusta la literatura y la poesía y ha leído a Emily Elizabeth Dickinson.
-Por lo que se ve causo impacto en ti, ya te gusto. Además le gustan los libros como a ti.
-Sí, es increíble que le gusten los libros, la poesía, además los trabajos que le revise en la esquina tenían unas caritas, variaban de estados. Una era típica carita feliz, otro tenía los ojos chuecos, otra con los dientes chuecos y una con colmillos de vampiro.
-Te gusta.
-No, es una alumna más.
-Te gusta.
-No, es solo una alumna más.
-Como digas.
Samanta no dejo de molestarme con que me gustaba Abril, pero solo la ignore, como se le ocurre pensar que me gusta esa niña.
Me fui a la cita con Emilio, eran las 6 cuando llegue, el tráfico no me permitió llegara antes, llegue adonde él se encontraba y me disculpe.
-Lo siento, el tráfico y tú sabes.
-Descuida entiendo.
-Bien, di lo que tengas que decir.
-Daniela, yo te amo, y si no estás lista para algo más, yo lo entiendo y te respeto, no quise que te sintieras incomoda ni nada de eso, y te amo, dame la oportunidad de demostrártelo.
El arrebato momentáneo de Emilio me dio la excusa perfecta para cortar con el definitivamente.
-Emilio, yo no puedo seguir con esto, no soy lo que tu mereces, lo que necesitas y no tiene caso que sigas perdiendo tu tiempo conmigo.
Salí del café y me dirigí hacia aquel parque en el que había visto por primera vez a Abril, Abril su nombre también es hermoso, es tan lindo y  es como el mes, Abril, no me canso de repetirlo, pero ¿Por qué?, no me tiene que gustar si solo es una niña, además es hetero.
Caminando por el parque, bajo una de las farolas me pareció ver a Abril, estaba más hermosa que antes, estaba de nuevo con esa chica, ella la tomaba de las manos mientras platicaban.
Al verla por instinto me escondí, no quería que se diera cuenta de mi presencia, estuve viéndola hasta que se fueron, coda movimiento que realizaba era tan estético y hermoso, coda risa, todo era perfecto.
¿Cuándo pase de ser una maestra ejemplar a una acosadora bollera?
No podía concebir que estuviera allí espiando hasta que se fue, ¿Qué era lo que pensaba?, solo es una alumna más y no tengo porque verla de otra manera, no puedo estar pensando tanto tiempo en ella, no puedo pensar en ella, en sus ojos, su sonrisa, sus labios, su cabello largo y a veces alocado.
La idea de que tal vez Sam tenga rezón y me está empezando a gustar parecía tener sentido.
Solo debo de buscar otras opciones, a alguien de mi edad, que no tenga nada que ver con esa chica.
Llame de inmediato a Emilio.
-Bueno.
-Emilio soy Daniela, ¿quisieras ir mañana a algún lado?
-Claro, que te parece si paso por ti mañana a las ocho.
-Vale, adiós hasta mañana.
Un extraño e incontrolable impulso de idiotez me controló y me encamino a llamarle a Emilio, es mejor que seguir pensando en esa chica, en Abril.
Al llegar a casa Samanta no se encontraba, supongo que por fin decidió irse a su casa.
Prepare un chocolate caliente para después poder irme a dormir, pero el timbre se escuchó varias veces, tal parece que la persona detrás de la puerta tenía prisa, me puse los zapatos y fui a abrir.
-Hola, Ricardo ¿qué haces aquí a esta hora?
-Daniela, tienes que ayudarme.
Entro y se sentó en el sillón.
-¿Qué pasó?
-Recuerdas la chica del otro día, cuando fuimos a ese lugar.
-Sí, por la que me abandonaste, ¿Qué paso con ella?
-Es una loca que solo quiere coger.
Sin evitarlo me eche a reír.
-Es ninfómana, deberías de estar feliz, es lo que siempre has querido.
-No, era lo que yo creía, no la aguanto, solo  quiere que este con ella haciéndolo, no me deja respirar, acabamos y en seguida quiere otro, y la verdad ya me duele el pe…
-No tienes que contarme eso- interrumpí antes de que terminara la frase- mira solamente corta con ella y ya.
-Ese es el problema, solo terminara conmigo si tengo a alguien responsable que me merezca. Ya intente terminar con ella.
-Supongo que aquí es donde entro yo.
-Exacto, se mi novia para que me deje.
-Tú, no me gustas.
-Solo necesito que finjas, además si ella ve que ando con una maestra pensara que eres una mujer de bien y todo el cuento, eres la única medio decente que conozco que lo haría sin enamorarse de mí- se arrodillo ante mí- por favor.
-Bueno, gracias por lo de medio decente- suspire con resignación- te ayudare.
-Gracias Dani- me abrasó e intento besarme.
-No- lo aparte- no abuses o terminamos amor.
-Me salvas de una loca ninfómana. Oye Sam me comento sobre una chica y ¿quieres hablar de ello?
Me quede helada, mi hermana y el no tienen nada más de que hablar que no sea de mí.
-No me gusta, es solo una alumna.
-Sam dijo que dirías eso.
-No me gusta.
-Sientes algo por ella.
-No lo sé. ¿Qué  estoy sintiendo?
-Eso solo tú lo puedes averiguar.
-Hoy, la vi.
-¿Hablaste con ella?
-No, solo la mire, estaba con una de las chicas de su salón.
-No te hagas mensa. ¿Qué sientes cuando la vez?
-Siento, que el corazón se me acelera, comienza a martillar con fuerza dentro de mi pecho, y cuando veo esa sonrisa, parece que me digiera “ven bésame” y sus ojos parecen dos hermosas esmeraldas que decoran su rostro y el sonido de su voz es como escuchar a un ángel, una diosa bajada del olimpo para venir a torturarme con su inalcanzable belleza y por unos instantes sus ojos parece cruzarse con los míos y de nuevo aparece esa juguetona sonrisa que se desliza libremente sobre su rostro.
-Y te la quieres follar hasta el amanecer, despertar entre sus brazos y que su “juguetona sonrisa” sea lo primero que veas al abrir los ojos, para después follartela de nuevo y que sus gemidos te arrullen y te guíen a un sueño erótico del que no quieres despertar.
-Tonto, ¡no!
Aunque en verdad lo que Ricardo dijo si me gustaría, pero no es posible, ¡mierda! ¿Qué estoy sintiendo?
-Solo bromeaba, pero si te gusto mi poética forma de expresarlo.
-Debo de reconocer que si sonaste poético, raro para alguien como tú.
-Gracias, también tengo mis momentos.
-Si escasos pero los tienes.
-Nos vemos mañana a las siete treinta para cenar con la ninfómana.
-Vale, espero que no intente violarme.
-No lo dudes, su apetito sexual es tal que es probable que haga el esfuerzo.
Salió rumbo a su casa y por fin pude ir a dormir.
-¿Dónde estoy?- todo se veía oscuro.
-Daniela.
-¿Quién dijo eso?
De pronto Abril semidesnuda apareció ante mí.
-Abril, ¿Qué haces?
-Te amo.
Se abalanzo hacia mí y comenzó a besarme, cuando estábamos a punto de llegar más allá de los besos…
Un dolor se hiso presente en mi espalda, abrí los ojos, me encontraba en el suelo, enredada en las cobijas, y algo mojada.
-Mierda solo un sueño- dije sin que hubiera alguien que me escuchara.
Todo por culpa de Ricardo, el metió esa idea en mi cabeza.

No puedo concebir la idea de tan siquiera estarme enamorando de ella, debe de ser solo que estoy deslumbrada temporalmente.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados
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5 comentarios:

  1. jajajj al parecer cupido la flechooo... pero esta muyyyy entretenida la historia
    ME ENCANTA

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  2. Jajaja jajaja esta soberanamente jodida se enamoro y a primera vista jaja jaja de esa nadie te salva esta buenisimo este capitulo :)

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  3. Espero que la historia que nos quedo por contar, en esta se relate :)

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  4. Gracias por leer y bueno espero que les guste :3

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