Capítulo
16
La
Sombra Azul
Hace tan solo un
día, mi vida era monótona y no tenía nada fuera de lo común, ahora estoy
temblando frente a un cráter tan profundo y amplio como lo era el sitio donde
trabajaba. Hoy está claro no ha sido mi día, un auto casi me atropella esta
mañana y ahora esto... pero supongo que debería empezar desde el principio.
Bueno yo soy
alguien un poco diferente, se me denomina Nerd, cerebrito, cuatro ojos y muchos
apelativos más que atacan directamente a mi aguda capacidad mental, pues estos
son de índole peyorativa. En los laboratorios en los que trabajo se me
enaltece, fuera de ellos me llaman friki y suelen molestarme por mi poco activa
vida social. Siempre fui la clase de persona que iba de su casa a la
universidad y de ella de vuelta a casa. A los 21 años... la rutina cambió, la
dirección varió un poco, pero la rutina es casi la misma, voy de mi trabajo en
las instalaciones de Sears a casa y alguna veces permanezco en ellas cuando
tengo pendientes que hacer, actualmente tengo 24 años. Sin embargo esta
mañana...
Iba cruzando la
calle, estaba tan atareada con mis documentos, que no me percaté que la luz
verde peatonal se puso en rojo. Mi pequeña mascota, mi querido Rayzo jalaba mi
pantalón y gruñía mientras yo intentaba seguir adelante, creí que quería jugar
conmigo. Empero un rugido de motor, así como un chirrido seco me hizo volver la
vista a la calle. Un par de autos se detenían, no así el tercero que iba a
arrollarme, escuché los gritos de alguien en... Japonés, perfecto y claro
idioma de mi tierra natal. Pero yo estaba petrificada del espanto, de pie y
esperando el impacto. Cerré los ojos antes de sentir un fuerte empujón y mi
cuerpo golpear el pavimento. Me supe viva en cuanto los ladridos de mi mascota
todavía se oían en mis oídos. Temblaba como una hoja y tontamente me aferraba a
mis manuscritos, sintiendo el peso de una figura sobre mí. Brazos fuertes que
saben estrechar, un cuerpo atlético, con cada musculo posible afinado de la
mejor manera.
-Ya puedes abrir
los ojos...- Esta vez un burdo alemán me habló gentilmente. Obedecí solo para
notar a escasos centímetros de nosotros las llantas del otro auto que se había
detenido, si la velocidad hubiere sido mayor en 5 kilómetros y el peso del auto
de 70 kilos más, ahora mismo estaría muerta y mi salvador gravemente herido.
-¿Podrías decirle a tu perro que deje de morderme?- Añadió aquella voz grave y
al mirar al frente unos interesantes ojos verdes me trajeron de mis raras
cavilaciones. El caballero se puso de pie y me tendió su mano.
-Ra...Rayzo, deja
en paz al señor- Ordené a mi mascota, que pronto llegó a mi lado a lamer mi
cara.
-¿Señor?- No estoy
segura si esa persona hizo un ademán confuso, así que tanteé buscando mis
lentes. En cuanto me los puse, noté que no era un hombre... tomé su mano.
-¡Una chica!- Veo
que mi exabrupto solo ha empeorado mi vergüenza por la confusión.
-Hace unos meses...
esta situación no me hubiese parecido rara ¿Pero ahora?- Aunque sus palabras
fueron dichas en perfecto Japonés, supongo que ella pensó que yo no sabría su
idioma. Su ropa se miraba muy femenina a decir verdad, claro con un toque
rebelde que contrariaba a la muchedumbre que nos rodeaba. Porque realmente está
nevando y tener esos ajustados pantalones de cuero, una camisa blanca, además
de un chaleco de gamuza no es suficiente abrigo y para ella es como si fuera
verano.
-Eso te pasa por
tener tan pocos estrógenos en la sangre idiota- Intervino una pelirroja que se
cruzó de brazos apoyando su hombro en uno de los muros de un bar-café.
-Gomene, soy un
poco cegatona y no le veía bien... por favor sepa disculpar mi ofensa y tome
como agradecimiento una invitación en ese café- Me incliné según la usanza
japonesa, en un ángulo de 45% como muestra de mi gran vergüenza, me hubiera
arrodillado, pero lo cierto es que me está doliendo mucho el raspón ahí.
-¿Eres japonesa?-
No pude responder, cuando los silbatos de los autos nos obligaron a abandonar
la calle. La mujer pelinegra que me había salvado, me ayudó a recoger los
papeles, mientras Rayzo meneaba la colita corriendo en derredor de nosotras.
Entramos al café y yo hice los pedidos mientras las chicas se miraban serias en
la mesa, observaban continuamente sus relojes y hablaban en susurros.
Serví los vasos y
ambas me sonrieron con cortesía. -¿Podría saber el nombre de mi salvadora?-
Pregunté tomando asiento para sorber un poco de café.
-Se llama Kuga
Natsuki, yo soy Nao Yuuki... ¿y tú?- Intervino la pelirroja de ojos verdes, con
movimientos muy felinos si me lo preguntan, por algo Rayzo no para de gruñirle.
-Azula Katsuya-
-Ese apellido
es...- Por fin volví a escuchar la atrayente voz de Kuga-san.
-Es por mi padre,
era Tokiota y mi madre era de aquí, Alemana... no saben lo bien que se siente
ver a compatriotas en un lugar como este, es una suerte que no ocurre todos los
días- Sonreí alegremente, sorprendida incluso por la fluidez de mi voz, no es
que hable demasiado con la gente.
-Eso explica que
seas tan rarita- Dijo con sorna Yuuki-san.
-¡Nao!- Reprochó
Natsuki dándole un codazo a la otra. -Katsuya-san... lo que ella intenta decir
es que sus rasgos son poco habituales-
-Tiene razón, pero
por favor use mi nombre- En efecto, tengo cabellos cenizos, la piel
relativamente morena y los ojos lila, soy delgada por la herencia japonesa, pero
alta por mi padre. -Como no las he visto por aquí antes... me imagino que
llegaron hace poco ¿Qué las trae a Alemania? Si gustan puedo ofrecerles asilo
en mi casa, después de todo Natsuki-san me ha salvado la vida- Nunca en mi vida
me vi haciendo propuestas tan osadas ¡Cielos! ¿Qué me pasa hoy? ¿Acaso me
golpeé muy duro la cabeza?
-Gracias por su
amable invitación Azula-san, pero estamos ya alojadas en el hotel que queda a 6
calles de aquí y nuestra estancia no será larga- Me entristeció escuchar tal cosa,
pero supongo que fui muy precipitada al ofrecer mi casa. Bajé la cara apenada.
-Bueno es que
estamos de luna de miel y tú entenderás que... hacemos mucho escándalo en las
noches, por eso a Natsuki le da tanta vergüenza aceptar tu invitación- Me quedé
perpleja ante las aseveraciones de Yuuki y muy pronto un abrumador sonrojo
lleno la cara de Natsuki y la mía. Pero fue clara esa verdad, pues ambas
mujeres ostentaban cada una un anillo en su dedo anular.
-Entiendo las
circunstancias...- No pude evitar sentirme ¿Desinflada? Volví la vista sobre
Natsuki, quien miraba de muy malas maneras a su pareja. Sin embargo, Yuuki-san
por toda respuesta le plantó un beso en los labios sin ninguna clase de
vergüenza. No dejo de pensar que si yo fuera un poco más osada... tal vez.
-Nao... ¿Qué
pretendes? ¿No ves que le incomoda?- Esas fueron un par de estocadas para mí.
-No piense eso
Natsuki-san- ¿Se nota que estoy nerviosa? -Yo tengo la mente abierta y para
nada me molesta, de hecho aquí en Alemania es más común ver escenas como esa-
-Fue por eso
precisamente que decidimos que nuestra luna de miel fuera aquí, pero es un tour
por varias ciudades así que...- La pelirroja tomó con propiedad la mano de
Natsuki-san, como quien luce una joya preciosa. Pero por alguna razón la
pelinegra se veía un poco molesta y abochornada, seguramente es más tímida que
su amante. Finalmente Nao-san dijo las palabras que yo me negaba a oír. -...
creo que debemos marcharnos, agradecemos enormemente tus atenciones
Azula-san... pero entenderás que...-
-Claro... claro...
la luna de miel debe continuar- Sonreí tímidamente.
Me quedé en mi
asiento sola mientras ellas se despedían con un ademan desde la entrada del
local, que obviamente correspondí, incluso cuando ya no estaban a la vista.
Rayzo notó la sensación de soledad que volvió a invadirme en cuando aquellas
peculiares chicas se fueron. Retiré los lentes y acaricie el fuente tratando de
aplacar la sensación pesada en él. Así pasaron algunos minutos, hasta que...
-Perdona... deje olvidada mi cartera- Volví a escuchar la voz grave de Kuga y
una genuina expresión de alegría llenó mi rostro.
Apresuré la postura
de mis lentes para notar como ella se inclinaba para hacerle mimos a mi querida
mascota. -No tenga pendiente Natsuki-san...- Lo cierto es que me quedé como una
tonta mirándole jugar con mi cachorro.
-¿Es un lobo
siberiano? ¿Cómo se llama?- Cuestionó tomando las patitas del animal para
mirarlas, incluso metió su mano en las fauces de Rayzo y yo temblé de pavor,
pero por alguna razón mi canino amigo se mostró absolutamente tranquilo en su
presencia.
-Si... Rayzo... err
quiero decir... se llama Rayzo- Algo se removió en mi interior cuando mi
mascota termino lamiendo el rostro pálido de Kuga y una risa límpida manó de
sus labios, que bello sonido. Que hermosos labios tiene, son de una medida
justa y seguramente deben tener un sabor dulcísimo... ¡Ein! ¡¿Qué estoy
pensando?! Comencé a toser estruendosa y vergonzosamente.
-¿Azula-san está
bien? Quizás pescó un refriado o en la caída... el golpe, ¿le hizo daño?- ¿Por
qué tiene que ser tan dulce su preocupación?
-No es nada
Natsuki-san... solo un mal respiro nada más- Se extrañó, seguramente por el
ardoroso sonrojo en mi cara.
-Me despido
entonces, espero se mejore de ese 'mal respiro'- Hay por todos los cielos, ¡Que
sonrisa tan cautivadora tiene esta mujer! Y que suerte que no notó como la
estaba mirando. Tomó la cartera de la silla que antes ocupó y se marchó del
sitio con un caminar tan... dominante y sensual que no pude quitarle los ojos de
encima. Ese maldito pantalón de cuero deja tan poco de sus curvas a la
imaginación que, definitivamente puede enloquecer a quien sea. Que suertuda es
Nao-san, yo no podría tener ni en mis mejores sueños a una mujer así.
Hice otro pedido y
miré mi reloj. Es hora del trabajo, crucé la calle esta vez con más cuidado
para no requerir otro rescate de vida o muerte. Lo que acaban de ver, es la
historia de mi vida, siempre mirando sin jamás tener aquello que se desea, se
bien que otras personas más valientes toman lo que quieren. Así de simple, sin
más... el mundo se divide entre los que tienen el valor de hacer las cosas y lo
que los observamos cómo hacen que el mundo se postre a sus pies... Rayzo se
queda quieto frente a la entrada principal, mientras yo buscó mi carnet de
ingreso. Vacié mi cartera ante la vigilante mirada de la cámara de seguridad.
-¿Otra vez dejaste
el pase en tu casa Katsuya?- La voz gruñona del vigilante me hizo sudar, me
estaba mirando como a una retrasada mental. -Pasa... de todos modos Rayzo es tu
mejor mecanismo de identificación y apura que vas tarde- El hombre me dio
entrada desde el sistema y al pasar cerca de cabina.
-Gracias Okita-san-
Le sonreí genuinamente, luego miré a mi canino amigo... -¡Vamos Rayzo!-
Comenzamos a correr hacia el ascensor que se estaba cerrando con solo una
persona dentro. Llegamos por los pelos. -Qué alivio... así Iori-sama no se va
enfadar con nosotros... ¿Verdad Rayzo?- Un ladrido feliz fue toda su respuesta.
Es verdad, como
esta pequeña criatura con la forma de un lobo siberiano es tan obediente y
dulce conmigo, suelo olvidar constantemente que él es un Slave... fue el quinto
que fabricamos y tiene esta forma inofensiva la mayor parte del tiempo, pero es
una bestia cuyo poder causaría terror a todos. Es mío y solo a mí me obedece
porque es el único Slave que funciona sin el Cristal Negro, Rayzo fue invocado
y domesticado. Me tardé un medio año en lograrlo. Yo soy Azula Katsuya, soy
genetista y bióloga, la segunda al mando tras la señorita Iori quien dio origen
al proyecto Slave.
-¿Lo tienes?-
Cruzada de brazos la pelirroja de sonrisa pícara, esperaba a unas cuantas
cuadras de distancia de aquel café-bar. En el que habían departido con la joven
de lentes, Azula Katsuya.
Con el ceño
fruncido y una voz ronca, llegó una joven de melena cobaltina y piel blanca
como la nieve. -Si... -
-Tan embobada ha
estado contigo la chica ¿Qué no se dio cuenta cuando le has robado su
identificación?- Ambas mujeres comenzaron a caminar tomadas de la mano, en
dirección a la motocicleta. No se habían alojado en ningún hotel, solo estarían
ese día en aquel país... así como ningún registro aguardaba de ellas, pues
ingresaron a través de una pista ilegal... allí tendrían que retornar para
volar de vuelta a Kioto tras el atentado que harán esa noche a Sears.
-No me
enorgullece, pero seguramente pensará que la dejo en casa... es un poco torpe-
Algo en la voz de Kuga Natsuki delataba descontento con la situación y esto fue
evidenciado por su acompañante.
-¿Estás enfadada
por lo que dije? Sé que tu devoción es toda de Fuji, pero vamos... déjame
divertirme un poco- Especuló la aludida con un tono indignado.
-Eso es lo
último que me preocupa Nao- Se detuvieron frente a una motocicleta robada por
Natsuki, rentarla habría sido dejar registro, en parte por ello ambas llevaban
guantes en las manos, tampoco había que dejar huellas. Para los alemanes Kuga y
Yuuki jamás deberían haber estado ahí. De las cámaras de los semáforos y de
cada sitio, se encargaba Irina Woods, infiltrando virus en ellas.
-¿Entonces?- La
pelirroja le dio la vuelta a su interlocutora, presionándola un poco con su
cuerpo, sabiendo que la moto reclinaba a Natsuki y esta no tenía escape.
-¿Por qué le
diste nuestros nombres reales? ¿No crees que fue muy impertinente?- Frunció el
ceño todavía más, desviando la cara a otra parte.
-Esa persona
morirá esta noche... llevándose consigo tal verdad a la tumba- La barbilla de
Natsuki fue sujetada por los dedos de Nao, obligando a la pelinegra a mirarla a
los ojos y recibir sus labios en un beso fogoso. -Tampoco tiene como
relacionarnos con el incidente-
-Déjate de
juegos Nao...- Natsuki empujó a Nao, ante el desconcierto de la última.
-No me digas
Kuga ¿Te gusto esa cuatro ojos?- Curiosamente no había celos en la voz de la
'araña'.
-Tratar con esa
mujer, me ha hecho pensar en las vidas inocentes que...- Natsuki no pudo
terminar de hablar cuando un dedo enguantado se posó en sus labios.
-Shhh...-
Ronroneó en su voz casi como un gato. -...ella no es inocente, alguien que
trabaja para Sears en el proyecto Slave y sirve a sus propósitos para erradicar
a miles de personas 'inocentes' se sale completamente de ese juicio. Metete eso
en la cabeza, Azula solo se ve inofensiva nada más... y si le das la
oportunidad va a devorarte sin ninguna contemplación-
-¿Cómo sabes eso
último?- Levantó la ceja mirando el verde limón de los ojos de Nao.
-Porque si yo
estuviera en sus zapatos y te mirara con el deseo que ella te ha mirado...
aprovecharía cualquier oportunidad para violarte- Rio, Natsuki entendió que
Yuuki se estaba burlando de ella.
-¿Nani? ¡No
digas eso!- Tosió levemente para recuperar la compostura y volver a la seriedad
que requería el caso. Ambas subieron a la moto y se marcharon rápidamente,
primero tendrían que deshacerse de la moto, robar un auto para las siguientes
horas y otro más tarde al anochecer. Irían al punto de encuentro con el
escuadrón coral 3, para clonar el chip de acceso a Sears y poder hacer el
ataqué de esa noche. Está claro que el trabajo que requiere infiltrarse en una
noche y hacer una ataqué de tal magnitud, siempre requiere más de una persona y
Garderobe está moviendo todos sus recursos humanos en diversas partes del
mundo.
-Llegas tarde
Azula...- La voz cándida de mi querida Jefa ya no es la misma hace algunos
meses. Ella siempre fue una persona sonriente, practica y comprensiva. Esta
faceta solo yo la conocía, pero ahora es como si se hubiera cerrado y ya no
hubiera una llave posible, para sacar del cofre su hermoso corazón. Quizás esta
muerto ahora, de la misma forma que lo está Riota, su fallecido esposo.
-Lo lamento Iori-
Musité con temor y mi voz delato eso.
-Tal parece que
Azula me teme- Se me acercó y sujetó mi barbilla entre sus dedos. -Hoy noto una
chispa distinta en ti... tal vez alguien te ha gustado, estás jugando con
alguien ¿Azula?- Sus dedos comenzaron a presionar hasta hacerme doler la
mandíbula.
-De... de ningún
modo yo no te desobedecería- ¿Quizás olvide decir, que soy el sucio secreto de
Iori? La hermana torpe que le saca canas verdes cada día. Es por esta razón que
yo estoy aquí en Alemania y es por ella que no he podido volver a Japón desde
hace años. Si no fuera por la visita de Riota el año pasado, jamás hubiera
sabido que ella se había casado con él.
-No entregues el
corazón a la persona equivocada, sé que entre tus rarezas esta fijarte en
cualquier mujer de... dudosa procedencia, así que céntrate en el trabajo.
Cuando esto salga ya tendrás tiempo de tontear con chicas- También olvidé
mencionar algo muy importante, Iori no solo es mi hermana mayor, tiene 32 años
y es homofóbica. Ella me crió cuando nuestros padres murieron, trabajó para
darme la universidad y en ese punto agradecí ser tan inteligente, lo hice con
honores. Pero cuando ella se enteró que 'yo bateo para el otro lado', se hizo
mucho más estricta... creo que me hubiera ido mejor ese día, si en vez de
decirle “Hermana err veras... me gustan las chicas” hubiera dicho,
'estoy embarazada'. Seguramente se portaría mejor conmigo y sería tía, supongo.
-¡SI!- Dije
velozmente comenzado a analizar las probetas con los últimos proyectos de
Slave. Mientras la miraba de soslayo evaluar mis avances con cierta...
decepción. Ella y yo somos iguales, salvo porque ella es mayor y tiene los ojos
azules.
-Pensé que habías
logrado acelerar la incubación bajo tierra- Analizaba las estadísticas en la
computadora, con el ceño fruncido.
-Los Slave tardaban
un año bajo tierra, ahora solo demoran 3 meses- Argüí en mi defensa y ¡Lo
logramos en un año!
-Siguen siendo muy
lentos, ¿Tendremos que esperar tanto tiempo?- Desdeñosa, tal parece que nunca
podré llenar sus expectativas y eso me llena de tanto dolor.
-Si acelero más el
proceso no...- No me dejó terminar.
Se giró para
mirarme con esos ojos de hielo. -Azula... estoy rodeada de ineptos... pretendo
que tú, mi hermanita menor, seas superior a todos ellos- Se acercó a mí y me
envolvió en sus brazos, hacía tanto tiempo que no me dedicaba un mimo...
-Pu...puedo
acelerar el proceso a tan solo un mes- Correspondí a su abrazo, suspirando
largamente.
-Así me gusta- Se
separó de mí y aquello me supo a poco, pero también sé, que esto será todo el
afecto que me muestre Iori en meses. No debo forzarla. -Por favor, recuerda que
la colonia de cítricos y minerales no te va nada... ¿Qué pasó con la esencia de
rosas que te regalé?-
¿Cítricos y
minerales? “-Me despido entonces, espero se mejore de ese 'mal respiro'-”
¡Kuga-san! Es el aroma de ella... cuando me salvó, debió quedarse prendado a mi
ropa. ¡Piensa rápido Azula! -Olvidé ponérmela esta mañana y mi jabón es de
cítricos-
-Sigue el consejo
de tu hermana, ese aroma huele mal en ti... desecha de ese jabón- Me dio un
beso en la frente y luego tomó el maletín de la mesa. -Debo volver a Japón esta
tarde, así que te dejo a cargo de todo por aquí, no me decepciones... no lo
harás ¿Verdad hermanita?-
-¡Jamás! Jamás te
decepcionaré... “No otra vez”- Dije antes de verla partir, quien sabe
cuántos meses más tardemos en volver a vernos. Sin embargo querida hermana,
solo por esta vez voy a desobedecerte... realmente me voy a comprar un jabón de
cítricos y minerales. Voy a guardar esta ropa como recuerdo de la amabilidad
que tuvo Kuga-san conmigo. Después de ti, solo ella ha sido gentil conmigo.
Pasé largas horas,
modificando los Slave, probando una y otra vez la mezcla adecuada de proteínas
para garantizar su incubación más rápida. Tratando por todos los medios de no
debilitar las habilidades de las criaturas, pero por cada mes menos pierden un
potencial del 5%. ¿Cómo diablos voy a lograrlo? Supongo que primero que nada,
debería explicar qué diablos es un Slave y como los fabricamos. Todo fue idea
de Iori, ella es un prodigio en Física Cuántica y Termodinámica, así como
Geología.
Los Slave son en
pocas palabras, formas más avanzadas de una criatura denominada Orphan. Estos
seres casi mitológicas han aparecido cada 300 años en un evento denominado el
carnaval de las Hime. Parecerá de locos, pero el principio de fabricación es el
mismo y su forma física emula diversas características de los animales
conocidos. Slave y Orphan están hechos
de una energía muy especial, son los remanentes energéticos de las emociones
humanas. Dicho de otro modo, la creación de los mayores horrores y de los
sentimientos más feos que puedan tener los seres humanos, en especial... las
mujeres. Se crean con los genes 'dormidos' de la sangre. ¿De quién? De muchas
personas, tomamos muestras pagadas de los hospitales y por cada mil muestras,
encontramos una que nos es de utilidad. Esa depuración la hacen otros
científicos de Sears. Riota Margueritte cuando estaba vivo, diseñaba las
mortales habilidades de cada Slave y yo, hacía realidad sus expectativas con
mis amplios conocimientos genéticos.
En principio no me
importaban las consecuencias que nuestro proyecto pudiera causar, parecía otro
experimento fallido porque la energía nunca se condensaba como requeríamos y
los Slave de probeta jamás a llegaban a desarrollarse completamente. Morían
como lo hace un bebé sin el vientre de una madre. Iori fue la primera en
exponer una idea fuera de serie, el 'vientre' que necesitaban los Slave, debía
estar bajo tierra. Con su teoría nos mostró un tipo de energía nueva, que
circula bajo tierra como los nodos de un circuito muy complejo. Nos dimos
cuenta a través de varios experimentos de algo insospechado. El centro de la
tierra en constante transformación es a la vez un corazón y a ciertos niveles
de profundidad, se encuentran una especie de capilares... ¡Sí! Es como un
sistema de circulación sanguíneo. Cuanto más profundo enterráramos a los Slave
más fuertes y mejor desarrollados serían.
Recuerdo como si
fuera ayer cuando el primer Slave emergió de la tierra, de eso hace dos años.
Era una especie de cuervo negro, con tan solo un enorme ojo rojo en el centro
de su cabeza, un pico y una lengua retráctil con numerosas púas, todas ellas
venenosas. Todos los científicos del proyecto estaban dichosos, excepto yo, la
criatura nos miraba como si fuéramos comida o desentendida. Cuando el choque de
las copas por el brindis del triunfo tuvo lugar, el sonido logró afectar los agujeros
laterales de la cabeza del Slave, siendo estos sus oídos y además muy
sensibles. La criatura se descontroló, hubo muchas pérdidas materiales e
incluso humanas. Fue necesario un arsenal completo y el ejército privado de
Sears para hacerle frente y destruirla. Vivió por tan poco tiempo que no
tuvimos oportunidad de ponerle nombre. Sentí dolor, sé que una criatura con tan
mal aspecto y tan mortífera puede causar terror de solo verla, pero yo me di
cuenta de algo que los demás científicos
no. Los Slave, son en muchos sentidos como animales salvajes, ellos sienten
miedo, contento, dolor... incluso puedo decir, que sienten afecto.
Tuvimos con mucho
esmero que crear un conductor que nos permitiera desenterrarlos sin hacer
excavaciones nuevamente y lo más importante, saber cómo controlarlos. Para lo
primero usamos el principio del agujero negro o tuvo de gusano. Aprovechamos la
energía que la misma Iori demostró existía en el suelo y generamos presiones
muy altas con un centro de energía, literalmente 'salen del suelo como
margaritas'. Pero controlarlos, eso sí que resultaba complicado. Yo intente
domesticarlos a riesgo de mi vida, lo logré... tan solo con uno, un lobo negro
metalizado al cual llamé Rayzo. Para la comodidad aquel Slave podía tomar la
forma de un canino común y me acompañaba obediente a todas partes... le tomé
tal afecto que decidí comprarlo, así como su diseño original. Ningún otro Slave
será como él, de eso me ocupo yo.
En su verdadera
forma, Rayzo toma proporciones impresionantes y su facultad más importante es
el hielo, aunque también es inflamable. Funciona como los Dragones, con un
'pulmón' tan incandescente como la lava y otro tan helado que supera incluso el
cero absoluto. Tarde muchos meses en lograr su afecto, y ello no concordaba con
los intereses de la organización, porque él solo me obedece a mí y no a un
posible comprador. Desecharon mi idea inmediatamente, sobre todo cuando Iori
reveló su conocimiento sobre los cristales negros, el pacto de sangre y el rezó
de invocación. En ese momento me di cuenta que nosotros solo habíamos
descubierto el agua caliente, si, es estúpido pero veraz. Los Slave no son algo
que nosotros inventáramos, son solo algo que ya estaba allí esperando ser
descubierto y Iori sabe mucho más de ellos de lo que nosotros podríamos saber
en toda una vida de investigaciones. No dejo de pensar que esto tenga relación
con ese hombre que la visitó hace 3 años, ese tal Nagi... mi hermana nunca
volvió a ser las misma después de aquello, y se esmeró en conseguir este trabajo
en Sears. Antes solo soñaba con entrar a la corporación Zafiro y ayudar a crear
una fuente de energía alternativa para resolver la crisis energética del mundo,
en fin...
Después de eso
Rayzo, según Iori y Margueritte-sama, era demasiado débil como para ser
comparado con los Slave de cristales oscuros. Sufrí lo indecible cuando nos
obligaron a combatir contra otro Slave, casi eliminaban a mi canino amigo con
tal facilidad que a él se lo llamó desperdicio, nadie volvió a molestarlo,
nadie quiso robar o comprar su diseño. Lo cierto es que no le permití a Rayzo
mostrar su verdadero poder, lo perdería para siempre y eso me da pavor. Les
confesaré que la mayor fortaleza y mortalidad de un Slave, son las emociones de
sus portadores, la fuerza de voluntad y sobretodo, la sincronía que exista
entre el amo y el esclavo. Esto es algo que nadie salvo yo sabe, temo que
busquen amos específicos para cada Slave y ellos sean indestructibles. Aunque
mis culpas son irreversibles, no tengo otra opción que seguir aquí... si Iori
supiera lo que estoy haciendo, seguramente me mataría sin contemplación.
-¿Katsuya-san?- La
voz de uno de mis compañeros de trabajo me trae de vuelta a la realidad, es un
tanto mayor, y es curioso que me hable porque pertenece a la línea de proyectos
mecánicos... Esos nunca vienen por aquí. -¿Se desvelará esta noche también?-
Preguntó con una sonrisa amable en su ojeroso y arrugado rostro, le he visto un
par de veces pero soy tan mala con los nombres. Miré su tarjeta de ingreso:
Alexei Ivanosky.
-¿Qué horas son
Ivanosky-san?- Pregunté apenada, el tiempo es tan relativo que nunca estoy
segura de cuanto ha pasado, cada vez que tengo un pensamiento.
-Son las 9pm
señorita, su turno acabó hace dos horas y siendo usted tan joven... la
imaginaba departiendo con sus amigos, ya que hoy es viernes 'cultural' o como
le digan a esto, los jóvenes hoy día- El afable anciano comenzó a reírse de su
propia broma y yo no tuve más remedio que unirme ¿Cómo explicar que no tengo
amigos y todavía menos planes fiesteros los viernes?
-Me temo que hoy no
quedé con mis amigos-
-Entonces vamos a
la planta superior a tomar un café o a comer algo, he pasado por aquí dos veces
y te he visto tan perdida entre probetas y computadoras, que sospecho no has
comido nada...- Me declaré culpable con el sonrojo que asomó en mi cara, a todo
ello sonrió amablemente. -Si te encierras en un predicamento científico, debes
darte un respiro, relajar la mente y así las ideas surgirán- Asentí, realmente
no hay forma de que pueda resolver tal enigma en apenas un día. Caminamos hacía
el ascensor, Alexei presionó los códigos y el piso en la superficie, pero en
cuanto las puertas comenzaron a cerrarse.
-¡Rayzo!- Como pude
olvidar a mi querido amigo, salí del ascensor en un parpadeo y comencé a correr
hacía el laboratorio.
-No vayas, ¡No
vayas Azulaaaa!- Gritó espantado el anciano mientras la puerta se cerraba.
¿Pero por qué? ¿Tanto drama porque llegue un poco más tarde a comer? Dudo que
Alexei-san sea de esos viejitos pervertidos que tratan de meter mano a las
jovencitas como yo. En fin, llegué a una pequeña estancia al lado de mi
laboratorio, es un lugar especial para Rayzo mientras trabajo. Fue uno de esos
pequeños detalles de Iori... bueno, que
me compró con 5 de mis salarios, lo aprobaron por ella, yo pagué el sitio. Es
un jardín artificial de 4 metros de espacio, con juguetes de hule y huesos para
mi canino amigo.
Abrí la puerta y
sonreí. -¿Sabes cuánto te extrañé mi Ray-chan?- Rayzo corrió a mi lado, comenzó
a menear la cola mientras sus patitas apenas alcanzan mis rodillas y ladró
contento por mi llegada. -¿Quién es el perro más bonito?- Volvió a ladrar,
supongo que eso es un sí. Lo levanté en mis brazos y salí al pasillo, cuando
las alarmas comenzaron a llenar el sitio y atronar mis oídos con su chillón
ruido. Luces de alerta roja y sonidos estridentes algunos metros más abajo
hicieron retumbar las instalaciones. Hice lo más idiota que se me ocurrió,
si... buscar mi bolso en mi laboratorio como si eso me fuera a salvar la vida.
¿Quién diría que sí?
En cuanto entré con
Rayzo en un brazo y la llave en mi mano libre, me quedé petrificada del espanto
en la entrada. Una figura encapuchada ponía sobre MI escritorio, cerca de MI
bolso, una carga altamente explosiva y un detonador ¿Cómo lo sé? VEO PELICULAS
y tuve clases de química. Los sensores de este sitio son ultra sensibles y las
plantas están siendo selladas en este mismo instante ¿Cómo diablos planea
salir? Y más importante aún ¿Cómo salgo yo?
-¡Alto ahí!- Grité
con más pánico que otra cosa y apuntándole con Rayzo como si fuera un arma. El
sujeto de mascara azul y traje de SWAT con capucha, seguramente no sabe si
reírse de mí o qué, solo yo sé lo peligroso que es Rayzo. -¡No te rías!- El
pulso me tiembla y no sé porque mi cachorro de lobo siberiano, no hace más que
monerías como bostezar. ¡Voy a morir! Este hombre es un terrorista, o algo
peor... ¡se va a auto inmolar! Y a mí con él.
-Señorita, le ruego
se controle y me evite la molestia de eliminarla- Un distorsionador de voz, lo
que me faltaba ¿Es esto una película de terror? El clic de un gatillo y ahora
sé que realmente pueden haber cosas peores, un semi-automática cromada me
apunta a la cabeza, cargada y lista. Por dios le perdí de vista un segundo y
¿de dónde sacó sendas armas?
-Rayzo... ¡Ataca!-
El pánico me ha vencido. Creo que olvidé ponerlo en el suelo, bien pequeñín ya
estas a tus anchas. -¡Transfórmate!- Ordeno, pero mi perrito traidor se
acurruca con sueño en el suelo, mientras mi atacante mira su reloj.
-¿En serio
pretendes que ese animal de apenas unos meses de vida me ataqué?- Ahora sí,
directamente se está burlando de mí, pero no lo entiendo ¿Porque Rayzo no se
encoleriza? Si antes me costaba mucho que no creciera salvajemente cuando
alguien se me acercaba. -Mira bella..- ¿Me dijo bella? -Este lugar va a
explotar en 15 minutos... si quieres vivir haz todo lo que yo te diga, si
quieres morir... quédate aquí... pero me llevo al perro, él no tiene por qué
sufrir por tus malas decisiones- Ante mis ojos incrédulos tomó a Rayzo con una
mano y caminó a la puerta parsimonioso.
-¡Ladrón de
perros!- Seguí corriendo a mí... ¿Atacante? Dejó el arma guardada en su pierna
derecha y tomó mi mano, me jaló por los pasillos, destrozando a disparos las
puertas de cristal para ahorrar tiempo en el recorrido, hasta que llegamos al
Ala Oeste. ¿La que está en desuso por reparaciones? -¿Estás loco? Prefiero
regresar y decodificar el ascensor bueno, devuélvame mi perro- Le apunté con el
dedo, pero sé que eso no es una amenaza en toda regla.
-Eso no será necesario-
De solo una patada, abrió las puertas en mantenimiento, las placas de metal
sólido, aboyadas y medianamente destrozadas cayeron al vacío hasta golpear el
fondo. Cabe decir que la caída fue larga y el eco tardo en volver. A la vista
quedaron un montón de cables y un precipicio espeluznante.
-Usted no irá a
hacer lo que yo creo que está pensando- ¡Le temo a las alturas!
-¿Me lee la mente
señorita?- Hubiera jurado que tras la máscara ese sujeto sonrió, yo solo gruñí.
Tomó unos raros ganchos de su cinturón y los aferro al cable, hizo un par de
medidas rápidas de contrapeso, sin soltar a mi querido Rayzo. Sacó una minigoma
gris que pegó al menos 50cm bajo el nivel del piso y lo que yo supuse será su
forma de cortar el cable sin destrozarnos las piernas. Entonces me extendió la
mano. -Tiene 3 segundos para decidir... confía y salta conmigo o se queda aquí
a morir-
-¿Quéee?- Debe
haber enloquecido, si realmente eso era alguna clase de explosivo... 1...
comenzó a contar. No será suficiente para destruir más que mi laboratorio. 2...
pero morir carbonizada... 3 ... Simplemente tomé su mano enguantada, me jaló
tan rápido y tan fuerte que me golpeé contra su firme cuerpo. Solo su brazo
fuertemente ceñido a mi cintura evitaba una inminente muerte muchos metros abajo
y contra las latas. Con la otra mano deposito a Rayzo entre nosotros y me dio
tiempo a rodear su cuello.
-Espero disfrute el
viaje- Tengo la certeza de que literalmente se estaba riendo, mientras
presionaba el maldito botón rojo en su cinturón. Una sucesión de explosiones
'menores' se escucharon varios niveles abajo, me pareció que mi laboratorio
también y claro está, a nuestros pies un mini kaboom, seguido de un fuerte
jalón que nos tiró hacía arriba con tanta fuerza que creí que iba a caer.
Creo que casi lo
estrangule con los brazos al encapuchado y hasta Rayzo gimió. La presión sobre
el cuerpo era apenas tolerable, ignoro cuantos G soportábamos, pero al levantar
la vista grité como una loca, porque ¡Íbamos a estamparnos contra el techo!
Tenía tan fuertemente cerrados los ojos, que solo los sonidos dijeron algo para
mí. Ese maníaco suicida, cuyo pecho estaba muy blando y cómodo por cierto.
Comenzó a disparar con su arma ¡Yaa! ¿Cree que un par de balitas van a
destrozar el cristal reforzado, además de la biga de metal?
Solo faltaban
segundos para nuestra irremediable muerte, así que abrí los ojos para
enfrentarla con dignidad. Al mirarle de soslayo, la capucha había bajado por
causa del fuerte viento y una larga melena azulada brilló en medio de las luces
de los pisos que ascendíamos a velocidad vertiginosa. Esa melena hondeaba
prodigiosamente, así como al fin noté su cuello pálido y delicado que no cubría
la máscara. El aire me faltaba por lo fuerte de su agarre, pero por alguna
extraña razón ya no sentí miedo. Él o mejor dicho ella, tenía levantado el
brazo, disparaba sin cesar ¿Es que nunca se le acaban las balas? Y faltando
escasos metros para adornar el techo con nuestras viseras, escuché un clic y
todo desaceleró... por un corto instante estuvimos suspendidas en el aire,
mientras Rayzo ladraba.
Lento, como estar
en el espacio sideral. Salí de mi ensoñación cuando los disparos continuaron
impulsándonos hacia atrás, tres detonaciones y los pies de la encapuchada
tocaron la pared, antes de que la gravedad nos jalara de nuevo al vacío. Se
impulsó como si saltara, al tiempo que comenzábamos a caer, ocasionando un
caída parabólica muy precisa. Giró su cuerpo en el último instante y a fuerza
con su espalda destrozo la entrada del ascensor. Caímos al suelo, sobre las
latas... yo sobre esa persona y Rayzo,
él muy cómodo sobre la máscara azul.
Miré a mi
alrededor, vaya que rápido llegamos a la planta del nivel 20, estamos en el
último piso del edificio. Pero mmm estaba sentada sobre el regazo de... ¡o cielos!
-¿Señor... encapuchado?- Estaba inmóvil, seguramente se golpeó muy fuerte. Si
ella, porque es claro que es una mujer en ausencia de cierto bulto que debería
estar sintiendo ahora mismo... Me quité inmediatamente y a Rayzo también.
-¿Señora?- Posé mis dedos sobre la máscara. Si ella no hubiera intentado
salvarme del atentado, seguramente... no se habría hecho daño en su escape.
¡Idiota ella es él atentado!
Comenzó a removerse
en el suelo con dolor, miró el reloj y se puso de pie cual resorte. -Tenemos
que irnos... coge al perro- Comenzó a fallar el distorsionador de voz y ella lo
notó, yo no tuve de otra que obedecer. Esa voz... ¿Dónde la oí antes? Me sujetó
de la mano y me jaló consigo, retirando mis cavilaciones en el acto. Noté que
delante de nosotras había un gran ventanal, ¿Adónde va ahora?
-No... no...
nonononono- Grité cuando le disparó al ventanal sin dejar de jalarme con fuerza
sobrehumana. Los cristales se rompieron en el acto dejando un gran portillo por
el cual... sí. Saltar.
Grité hasta que mis
pulmones no pudieron más en medio de una caída que literalmente me pareció
eterna. Pero de nuevo estaba ese brazo quien sabe si hecho de acero,
sujetándome por la cintura. Casi sentí partirme en dos cuando la caída cesó,
ella no me soltó y por ellos mis lentes cayeron al vació. Ya no veía nada más
allá de mis narices y lo único que sabía, era que nos balanceábamos de un lado
a otro, mientras el estruendoso sonido de un helicóptero nos movía ve tú a
saber dónde.
-¿Guardarás el
secreto?- Me preguntó y yo estaba tan cerca que, podía ver la máscara y sus
cabellos moverse, con el fondo de las luces borrosas de la ciudad. Mi peludo
amigo en medio de nuestro abrazo lamía lo que podía de aquella desconocida
figura y pronto un aroma conocido llegó a mi nariz. Cítricos y Minerales...
-Natsuki-san...-
Susurré quedo dejando reposar mi magullado cuerpo en su agarre. Que fácil le
resulta a ella sujetarme. -¿Por qué?- Pregunté y un segundo después una
explosión muy fuerte se escuchó en la distancia. No me soltó a pesar de la
turbulencia y el brusco movimiento de la cuerda que nos sujetaba a la aeronave.
-No ignoro lo que
son capaces de hacer esas cosas que estas fabricando Azula... son terroríficas,
letales... ¿No sabes que harán con los Slave verdad?-
-Son armas... que
otro uso podrías darles que no sea la guerra- Admití ocultando la cara de ella.
-Me gustaría que fuera diferente pero no tengo otra opción Kuga-san- Las
lágrimas se escaparon de mis ojos y no precisamente por el brusco viento que
golpeaba mi cara.
-Podría soltarte y
librarme de ti... sin remordimientos- La frialdad de su voz me hizo estremecer
de pavor y Rayzo gruñó. Él puede olfatear la verdad en sus palabras. -Pero te
doy la oportunidad de vivir y hacer como que nunca nos conocimos. De Sears no ha
quedado otra cosa que un cráter, depositaré dinero en una cuenta que te dejo en
este teléfono. Elige morir, para tener una vida diferente... yo te facilitaré
las cosas...-
-¿Hablas de
empezar... desde cero?- No podía creer su propuesta.
-Si te niegas o me
traicionas, yo misma tendré que...- Dudó un poco y no fue necesario que dijera
más.
-Acepto- Musité con
una sonrisa.
El helicóptero
comenzó a descender y ella me depositó con cuidado. Me dio una llaves, el
móvil, una cartera y unos visores ajustables. -Para que puedas ver por dónde
ir- Mencionó y yo recordé que sin mis lentes prácticamente estoy ciega.
-Encontrarás un auto aparcado al lado de la carretera, en cuanto llegues al
primer poblado deshazte de él... es robado- Me puse los visores y los ajusté a
mis necesidades. -En la cartera hay dinero y una identificación falsa, además
de tarjetas con la cuenta y la clave escritas en un papel... haz de tu vida
algo más feliz- Deposito a mi mascota en el suelo, no sin antes acariciar su
cabeza. -Rayzo... cuídate de ella- Le ordenó al canino y este ladró como si le
entendiera. -Adiós Azula...- Me dio la espalda y camino al helicóptero en el
que le esperaba su esposa, Nao-san.
-Gracias... gracias
NATSUKI- Grité cuando el motor volvió a girar y el enorme ave de metal, se
elevó hacia el firmamento nocturno. Tan solo le vi hacer un ademán de despedida
en la distancia, me quedé mirando hasta perderla de vista. Corrí a la carretera
y allí tal como dijo estaba un flamante Ferrari rojo. ¿No se le ocurrió algo
más discreto?
-Si te
traiciona... te va a salir muy caro... querida esposa- Musitó la pelirroja
sentada al lado de una agotada Natsuki.
-Tu sabes tan
bien como yo... que todos merecemos segundas oportunidades- Afirmó sonriendo la
pelinegra antes de retirar la máscara. -¡¿Oi?!... ¡No me digas esposa! Me
meterás en líos con Shizuru-
-De todos modos
Fujino devora mujeres no está aquí para escucharme- Rio descaradamente Nao.
-¿Qué te dije de
ese apelativo?- Frunció el ceño Natsuki.
-Que aguafiestas
eres cachorra- Aun con todo, la 'araña' sujetó la mano pálida que reposaba
sobre el asiento, mientras el atronador sonido del helicóptero... ocultaba los
susurros, que los labios de ella... dijeron al oído de una mujer, que más
parecía un tomate viviente que una persona.
Un día antes
de la Boda...
Llueve con
intensidad, como si cielo llorase por mí el preludio de mis lágrimas. Un día,
solo eso resta para que un juez dictamine el final de nuestra historia. Me
pregunto si estarás celebrando tu última noche de soltería. Si es el caso solo
estoy perdiendo el tiempo lamentando lo inevitable. ¿Qué hago yo aquí mojándome
frente a su ventana? Lo más probable es que solo estoy esperando un milagro que
le haga recapacitar, pero eso no pasará ¿Verdad Shizuru? Te mostré las bajezas
que es capaz de cometer Tomoe Margueritte y ello no ha sido suficiente.
He vigilado ya un
par de horas, solo aquí escapando de mi propio destino. No he querido ver a
Shion, solo porque sé... que a partir de mañana tendré que romper una promesa.
No soportaría quedarme aquí para verlas estar, ser tan felices mientras yo
intento parecer la esposa de alguien que más parece mi hermano, que un posible
marido. 'Marido' que terrible suena esa palabra en mis pensamientos, más
horrenda en mis labios. Cierro los ojos mientras las gotas se desperdigan por
mi cara, escuchó el sonido de la puerta abrirse.
-Rayos Fujino... te
has bebido medio bar- La voz ruidosa de Suzushiro es algo que no me esperaba,
una serie de estruendos dentro del cuarto y Shizuru seguramente estaría muy
ebria.
-Ten paciencia
Haruka-chan... es su despedida de soltera- Una voz tranquila que reconozco como
la de Yukino.
-Si la hemos tenido
que bajar de esa mesa... no puedo creer que la retocada y digna ex presidenta
de Fukka haga estas cosas- ¿Cómo que retocada? Levanté una ceja apoyando mi
espalda en la saliente del tercer piso, un paso en falso y caeré al vacío.
-Recatada
Haruka-chan- Ahhh eso ya explica muchas cosas, gracias Kikukawa.
Después de unos
momentos, seguramente tras arrojar a la 'borracha de Fujino' en la cama, como
decía Haruka a cada momento, tanto Yukino como la rubia se marcharon cerrando
la puerta. Suspiré largamente antes de analizar mi saltó para marcharme, no
tiene sentido hablar con una mujer que no está en sus cinco sentidos.
-Puedes entrar
Natsuki- La voz de Shizuru me interrumpe en el momento justo, giro la cabeza a
un lado y nuestras miradas se cruzan, vuelvo a sentir esa electricidad
recorrerme de pies a cabeza y el pecho se comprime. ¿Cómo llegó tan rápido? Me
hace olvidar el poco soporte bajo mis pies y eso me hace tambalear en el vilo
del abismo. Tras él respingo se alarga sobre el barandal para evitar que caiga
tomándome del gabán... me jala con fuerza insospechada y me pone a salvo.
Me quedo de pie
contemplándola en su bata de noche, una que se antoja tan transparente y delata
tan bien esas curvas de mujer que enloquecen... verla así es como un mensaje
subliminal que invita a más, sabe cómo la estoy mirando y ya no me ocupo en
esconderlo, pero ella misma rompe el encanto del momento.
-Ara, parece que
Natsuki ha subido de peso... la recordaba más liviana- Sonríe como ayer, pero
está claro que ya no es el pasado. -Tendría que disminuir su dieta a base de
solo mayonesa- Me reiría si fuera otro día, no pierde su humor ni ante las
adversas circunstancias.
-Las nano máquinas
se mueven más lento a través de mi sangre, por ende pesan más- Di una respuesta
si es lo que buscaba, y por un momento me pareció ver su ceño fruncido. -De
hecho el doctor dijo que tenía que comer toda la que pudiera, o no habrá forma
de que... olvídalo- Desvío la mirada a un lado, resulta perturbador verla así y
no poder tocarla.
-Esa parece una
excusa que emplea Natsuki para acolitar su adicción a la mayonesa- ¡Odio que
sonría así!
-No vine aquí a
hablar de mis gustos alimenticios ¡Shizuru!- Levanté una ceja, postrando a sus
pies todo mi deseo en una mirada.
Se le notó
ligeramente turbada. -Ara, ya decía yo que estar de pie fuera de mi ventana y
bajo la lluvia por lo que...- Me miró concienzudamente. -parecen un par de
horas... traía consigo temas menos triviales- Me dio la espalda y caminó con su
sensual contoneo al interior de la habitación, yo la seguí a una prudente
distancia. -Natsuki puede ponerse cómoda si lo desea- Fue hasta su closet para abrigarse
con un suéter y yo maldije en mi interior.
Retiré la gabardina
dejando a la vista una camisilla negra, unos pantalones con rasgados en los
muslos y una hebilla de taches, además de mis inseparables converse. Goteaba...
como mi alma al notar sus evasivas miradas. -Mírame- Dije con voz ronca.
-¿No le parece a
Natsuki que ya lo hice?- Un destelló desdeñoso en sus ojos sangría viéndome de
soslayo.
-Una linda
mascara... tan falsa como su portadora- Respondí cruzándome de brazos, no sin
dirigirle una mirada penetrante.
-Así que esto es
todo, Natsuki viene a mi casa a agotar mi paciencia y mi tiempo antes de un...-
No le permití terminar, me picó el que usara mi apellido.
-Un día tan
memorable... una parafernalia, una falacia o como prefieras llamarlo Fujino- Me
burlé, no tengo otra opción que reírme de la ironía.
-Ara, ¿Qué le hace
pensar tal cosa?- Me retó con un destello de enojo en su rostro, pero siempre
diplomática.
-Que no sientes el
más mínimo aprecio por esa... mujer- Me contuve de un improperio mayor. Dejé
caer mis manos a un lado y di algunos pasos para yacer cerca de ella. -Cuando
tu cuerpo se rosaba con él suyo entendí una cosa muy simple-
-Ara que
fetichista, no sabía que Kuga-san tuviera tales pasatiempos...- Procuró
devolverme el insulto, con tan mal tino que ni lo sentí, si me dolió el uso de
mi apellido.
-Evade cuanto
quieras... porque no puedes engañarte a ti misma. Tus ojos no la miraban con
amor, ni siquiera lujuria, tu cuerpo no se estremecía... ¡Toda tú era un
maniquí haciendo las voluntades de esa enferma!- El golpe de su mano en mi
mejilla, mi rostro ladeado, así como el ardor... eso sí que lo sentí. Cerré los
ojos controlando el rencor y la amargura. Me mordí los labios conteniendo un
lamento, no por la bofetada... fue por orgullo. -Serás...-
-No tolero que me
ofendas mí en mi propia casa... he sido muy paciente- Al mirarla volví a tener
esa espalda ante mí.
-Dime que es
lastima, que es culpa por lo de Riota... ¿Pero sabes una cosa? Fui yo quien lo
mató, no tú- Mis palabras la hicieron temblar y sus puños se cerraron, ignoro
que emoción causo eso, probablemente enojo.
-Quiero que
entiendas una cosa... me divertí contigo no voy a negarlo, fuiste una buena
amante- Nuestras miradas se cruzaron nuevamente, sus dedos se deslizaron por mi
barbilla y yo sentí aquello tan inapropiado en esas palabras. Sus labios
rozaron los míos pero en cuanto quise responder alejó su rostro del mío,
dejándome besar a la nada. -Pero ya obtuve lo que quería de ti, eras tan
inalcanzable que en cuanto te obtuve perdiste todo tu encanto- Su mano bajó por
mi cuello y yo respingué, continuo por la clavícula, en cuanto alcanzó mi
pecho, justo sobre mi corazón me empujó. Estaba tan abrumada que caí de sentón
al suelo. -Eso es todo, si Kuga quiere inventarse tontas excusas en esa
cabecita terca suya, es su dilema no el mío-
Me puse de pie
preservando mi calma, algo tan raro en mí a pesar de estar siendo destrozada
por dentro. Shizuru... levanto la mirada para verla y esa espina se estremece,
lacerándome por dentro. Maldita ironía, ver esos ojos de fuego y sangre, sentir
que el mundo bajo mis pies desaparece... que incluso en el sufrimiento prefiero
su enfado a su indiferencia.
-¡Quiero... que
dejes de fingir! Que me mires a los ojos cuando me dices todas esas mentiras...
quiero que...- Pero las palabras se estancaron en mi garganta ante una punzada
de dolor físico. Me llevé la mano al pecho mientras me deslizaba hasta el suelo
de rodillas, se siente tanto frío. Jadeo, intentando respirar pero es como si
algo me comprimiera desde dentro. Mordí mis labios para no mostrar aquella
insoportable sensación, cada latido era tan terriblemente doloroso. Estoy
temblando, cuando mil agujas atraviesan mi cuerpo y hago un esfuerzo titánico
por mantenerme lucida. ¡Rayos! No ahora... ¿Por qué no esperaste maldito
cuerpo? Me quejó con la vista en el suelo y una de mis manos sujetándome para
no desplomarme completamente.
-¿Natsuki...?- La
mano de ella alcanza la que me da soporte en el suelo.
-Se... se suponía
que jamás enfermaría- Digo levantando la vista para encontrarme los suyos
llenos de preocupación. -...pero ya ves... ya... ya pasará y podrás seguir con
tus juegos de villana- Que sonrisa tan nefasta debo tener en la cara.
-¿Esto... te ha
pasado antes?- Su brazo se ajustó a mi cintura y jaló el mío sobre su cuello
para ayudarme a ir a la cama, sé me escapó un pequeño gemido.
-Es... es normal-
Murmuré con dificultad a falta del aire.
-No te creo-
Desconfía en el camino a su cama, que se me antoja tan largo.
Me deposita con
suavidad, pero antes de que se aparte tomo uno de los mechones de su cabello
entre mis dedos, cierro los ojos para percibir su aroma, tal vez no tenga otra
oportunidad así. -Jazmines y rosas... incluso violetas- Musito apenas en un
susurro liberando el mechón. Eso me da una tonta idea. -¿Qué diría Margueritte
si me viera aquí y ahora en tu cama?- Vuelvo a tener una imaginen muy cercana
de su rostro a pesar de haberla liberado, ¿Es eso un sonrojo, preocupación o
ambas?
-Ara, parece que
Natsuki se ha recuperado por completo si es que esta para hacer bromas... si no
hubieses enfermado te habría echado de mi cuarto a patadas- Finalizó con un
tono seco apartándose, para tomar asiento a un lado cerca de mí en su lecho,
pero ahí estaba ese abismo entre ella y yo. Con sus dedos en mi muñeca comenzó
a contar los latidos mientras miraba su reloj.
-No debería
importarte Shizuru, tú lo has dicho... ya obtuviste lo que querías de mí- El
dolor empieza a pasar, y la sangre renueva su curso por mi cuerpo devolviéndome
lentamente toda movilidad. -¿Pero sabes? Si sentir que mi corazón va a romperse
por el esfuerzo es lo que necesito para yacer así contigo... entonces... quiero
estar eternamente enferma- Sujeté con esfuerzo su mano entre la mía, mandando
al diablo sus cuentas médicas.
-No digas
tonterías- Quiso retirarla, pero no se lo permití.
-¿Qué no lo ves? Te
encerraría si pudiera, me fingiría loca para retenerte y no verte más con ella-
Intenté levantarme para hacer que me vea solo a mí.
-Quieta ahí Kuga-
Sus manos en mis hombros me obligaron sin mucho esfuerzo a apoyar de nuevo la
cabeza en su almohada, que esta tan impregnada de ella. -Voy a creer que los
pre-infartos vienen con fiebre incluida, no dejas de decir incoherencias- Así
que notó lo que tenía.
-Llámalo fiebre si
gustas...- Jalé con toda mi fuerza su brazo y su cuerpo cayó sobre el mío, me
dolió pero me contuve de gemir. Aun no sé cómo he podido pasar tanto tiempo sin
respirar su aroma, sin sentir la comodidad de su cuerpo diseñado para yacer así
con él mío o esa mirada confusa, ese atisbo de dulzura que pronto vuelve a ser
indescifrable.
-Déjate de
payasadas, llamaré al doctor para que te revise- Intentó retirarse, pero la
encerré en un abrazo y nuestras frentes se juntaron.
-Moriré sin ti- Lo
dije con tanta sinceridad que me abrumó incluso a mí.
-Empiezo a pensar
que alucinas y que es grave, no tienes suficiente aire en el cerebro- Negoció
sin que la soltara, pero su voz se delató un tanto más dulce que antes.
-Dímelo... que ya
no me amas y me iré- Esas gemas del más bello rubí se expandieron, su pupilas
se dilataron y temblaron momentáneamente ante mis palabras. -No te pido más...-
-Yo...- Quiso no
verme.
Deslicé mis dedos
por su barbilla, para a fuerzas hacerla mirarme. -Si te escondes, no voy a creerte...
mírame, no huyas para decir tu supuesta verdad-
-¿Por qué no solo
me dejas ir?- Preguntó con una lágrima escurriendo por sus mejillas, al fin
había quebrado su máscara.
-Porque fuiste lo
suficientemente persistente para hacer que me enamorara de ti... ahora que lo
has logrado no puedo dejarte ir y seré infinitamente más cabezota que tú si
hace falta- Aflojé mis brazos agotada, pero ella no me rehuyó como creí que lo
haría, simplemente apoyó sus brazos en la cama para no depositar todo su peso en
mi cuerpo y una parte de mí se lo agradeció.
-Tú no lo
entiendes- Ocultó su rostro en mi cuello.
-Si no me lo
explicas ¿Cómo esperas que lo haga?- Acaricié sus cabellos con ternura.
-Debes seguir
adelante con tu vida... sin mí- No podía creer las palabras de MI Shizuru.
-¿Qué parte de
moriré sin ti no se entendió?- Fruncí el ceño y detuve el mimo en su cabeza.
-Exageras, no lo
harás... debes cuidar de ti simplemente- Suspiró hondo y su aliento golpeó la
base de mi cuello, erizándome la piel en el acto.
-No quiero...- Use
un tono quizás muy infantil. -Nada me importa sin ti... es tanto el vacío
cuando no estas- Ahora era mi voz la que se rompía, como si confesar tal verdad
lastimara más que el síncope que estuvo a punto de darme.
-No me lo pareció
cuando has besado si ningún recato a Yuuki- ¿Celos? ¡Esto es genial!
-Estaba enojada
contigo- Hice mi mejor cara de cachorrito bajo la lluvia, cuando ella me
permitió de nuevo ver esos ojos tan bellos.
-Pues yo también
estoy enojada contigo... así que estamos parejas- Se alejó tomando asiento para
después cruzarse de brazos.
-Te amo- Si, estoy
desesperada.
-Pues yo... ya no
siento lo mismo por Natsuki- Ese fue un golpe bajo, pero bien... bajo. Aunque
uso el mismo tono infantil que yo antes.
-¿La amas a ella?-
Inquirí con temor.
Negó levemente con
la cabeza. -Me gusta, tan solo eso-
-¿Por tan poco vas
a casarte con ella?- No puedo creer esto, desde cuando uno se casa si solo le
gusta la otra persona.
-Tengo otras
razones de fondo que no planeo explicarte- Tan orgullosa, esta faceta suya no
la conocía.
-Si tienes tan
pocas razones, y puede que yo te guste más que ella, entonces... cásate
conmigo- ¿Alguien más nota que estoy jugando sucio? Su mirada se encontró
curiosa sobre la mía.
-Ara, esperaba algo
más romántico para tal petición... en eso te ha ganado ella- Seguramente cree
que estoy jugando, pero yo tengo muy claro ahora lo que quiero... y lo que
quiero es a ti Shizuru. Voy a jugar sucio si hace falta.
Sonreí
calmadamente. -Si quieres me lanzo de un avión en paracaídas, con un letrero
gigante que diga “Te amo ¿Quieres casarte conmigo?” Sin olvidar los pétalos
artificiales y degradables de flor de
cerezo, que sean arrojados desde el avión. En el punto de encuentro habría un
grupo de cuerdas concertando y estarían nuestros amigos más íntimos con rosas
para ti. Solo dame dos días y me lanzo al vacío por ti- Supliqué al final,
sujetando su mano y ella quiso desviar el tema.
-¿Pétalos
artificiales degradables?-
-Claro... tú
detestas que lastime las flores... son hermosas y se esfuerzan por crecer para
ser contempladas en su corta vida, además pretendo ser amigable con el medio
ambiente- Me reí de buena gana, sé que me miraría muy mal si no cuidara de
ellas.
-¿Aún te acuerdas
de ello?- Shizuru parecía verdaderamente
sorprendida.
-Claro, fue la
primera vez que hablamos... ¿Cómo iba a olvidarlo?- Sé que soy despistada pero
no tanto. Acerqué mi rostro suavemente. -Yo no he olvidado ni uno solo de los
instantes que hemos compartido... jamás lo haría- Tengo el corazón en la mano
Shizuru ¿Por qué no lo ves?
Se sonrojo y aparto
la mirada un momento, tratando de componer su fachada. -¿Y el anillo?- Levantó
una ceja sonriendo. Mal está si cree que voy a perder por eso.
Jalé afanosamente
el anillo en mi dedo, una argolla de oro blanco con un zafiro incrustado en las
fauces de un lobo y diamantes laterales. -No me mires así, sé que esta usado...
pero es una reliquia familiar- ¡Ya está! suspiro... que débil estoy. -Lo usó la
abuela en su matrimonio y se lo dio a padre para que le entregara el anillo a
la mujer de la que se enamorara... él se lo dio a mi madre y aunque nunca se
casaron jamás dejaron de amarse. Saeko me lo dio a mí... en su carta decía que
lo renovó mejorando el diseño, lo fundió y añadió diamantes. El zafiro es la
reliquia que representa la eternidad del lazo que une a los enamorados, el
anillo en cambio representa el infinito ciclo de la vida en el que dos personas
han de unirse para formar un solo ser, y los diamantes representan el anhelo de
los futuros hijos, que vengan a completar la dicha del hogar- Rápidamente
active el brazal y fabriqué una Violeta de hielo en cuyo centro quedo
incrustado el anillo, y se la extendí a Shizuru. Si supiera que he dejado de
respirar y el dolor volvió en mis entrañas por usar esa valiosa energía, me
golpearía, así que mejor hay que poner cara de póker.
-Ara, no sabía que
a Natsuki se le dieran bien las manualidades- Quizás fue la curiosidad o tal
vez otra cosa, su mano tomó la flor de hielo y esta se evaporó en cuestión de
segundos ante la mirada estupefacta de Shizuru, dejando la prenda de mi amor en
su palma.
-Las violetas son
las flores que yo creo que mejor te representan, son muy bellas, suaves y
tienen un aroma cautivador...- Me levanté tan solo para acariciar sus mejillas.
-... el hielo, es como mi corazón... tan frío, tan infranqueable... pero tú mi
amada Shizuru, lograste derretirlo con el más leve contacto. Porque manas una
calidez que es apenas comparable con la del sol...- Tomé todo el valor del que
disponía. -Yo te amo, por favor acéptame- Mis palabras eran profundas y llenas
de significado, esas que solo ella entendería.
-Creí que Natsuki
estaba bromeando- Toda su atención estaba puesta sobre el anillo que ahora
reposaba en la planta de su mano pálida, se la notaba entre sorprendida y
llorosa. Fruncí el ceño, en el momento en que noté que el otro anillo con el
diamante rosa estaba en su dedo anular. Tuve unas ansias locas por retirarlo y
pisotearlo hasta romperlo, pero me contuve.
-Estoy hablando en
serio...- Me serví aclarar con seriedad. Sus ojos me miraron a punto de
diluviar y no sabía si de dicha o de dolor. Contuve el aliento ante una nefasta
probabilidad.
-Es... hermoso,
mucho más de lo que soñé alguna vez contigo- Negó con la cabeza. -No... ni
siquiera en mis más dulces sueños esto pasaría-
-¿Por qué tengo la
sensación de que estas evadiendo la respuesta que me muero por escuchar?- El
latido presuroso de mi corazón, el estremecimiento en el estómago y esa punzada
de miedo que enloquecería a cualquiera. Me hizo poner de pie inmediatamente y
sujetarla por los hombros. -¿Eso es un no?- Ya no pude contener mi llanto,
comencé a temblar como quien sabe lo está perdiendo todo de forma irremediable.
-No lo es... pero-
-¡¿Pero qué
Shizuru?!- Grité sin poder contenerme, liberándola del agarre férreo de mis
manos para no hacerle daño.
-Pero yo...
realmente voy a casarme con Tomoe ¡Y no es lo que piensas!- En su mano estrechó
el anillo que le di y para mí de algún modo es... -Déjame explicarte, realmente
tienes razón ¡Es una parafernalia!- No entendí sus palabras, solo puedo sentir
mi propio dolor.
-Estás... estás...
estrangulando mi corazón- La sensación de ahogamiento era diferente, la
adrenalina y la ira impulsaba la sangre a una velocidad insospechada, pero...
la gema, comenzó a brillar en su mano y yo sentí los destellos molestos desde
mi pendiente.
“...Es
un lazo irrompible, una promesa eterna... a quien le entregues tu corazón, a
quien le entregues esta gema... les estarás entregando tu vida, tu alma, toda
propiedad de ti. Cuando esto ocurra y esta persona corresponda sinceramente a
tu sentir, el vínculo perdurara más allá de tu propia existencia. Solo entonces
todos tus sueños se materializaran” Saeko
Kuga.
-“Dame el
control”- Escuché una voz autoritaria en mi
interior y no lo pensé dos veces, todo se hizo oscuro para mí.
En cuanto Natsuki
se dejó ir, sin reclamos ni desacuerdos... el frío llenó la estancia y mis ojos
de hielo se posaron sobre esa mujer que tan poca gracia me causaba en ese momento.
Detestaba su parecido con Kiyohime, una gota gemela de otra en años remotos.
Pero debo recordarme que lo es solo en apariencia.
-Fujino... Fujino-
Sonreí al ver temor en sus ojos. -No solo tú puedes contemplar a los demás con
la dichosa mascara de tus ausentes emociones- Caminé hasta una silla, sabiendo
que las gemas de Zafiro habían dejado de brillar, yo rompí el vínculo a
propósito. Lo más peligroso puede pasar cuando la ignorancia toma lugar en
objetos sagrados como estos. Me senté, crucé una pierna y apoyé la barbilla en
mi palma, cuyo codo estaba soportado por los laterales de la silla acojinada.
-Ara, al fin tengo
el gusto de conocer al monje- Sonrió, sabía que estaba llevando a Natsuki al
límite solo para confrontarme ¿O no?
-¿Por qué jugar este
peligroso juego? Sé que no te importa si con mi llegada muchas vidas van a ser
cegadas. Pero tú estás poniendo en riesgo la tuya propia y Kuga no tendrá la
fuerza para detenerme si voy contra ti o contra Tomoe... Este es el regalo de
Yuki-Ona y solo ella puede retirar las murallas de mi frío corazón- La miré,
pero mis ojos están vacíos... malditos, porque yo no siento nada. Mis
sentimientos han ido menguando hasta ausentarse completamente, desde el
instante en que Kuga me convocó...
-Así que Nataru
Blan amenaza con matarme a gravedad de la vida de su querida Kiyohime... Fufufu
¿Realmente podría?- Se burlaba de mí sin ningún reparo, su rostro se había
tornado calculador.
-Quien te ha dicho
a ti... ¿Qué no he intentado matarla antes?- Respondí con voz parca, mientras
sus ojos se ampliaban y sus pupilas temblaban.
-Eso es...
imposible, tú no podrías herir a la persona que más-
-¿Amo? Shizuru,
Shizuru... veo que nunca le preguntaste a Kiyohime, porque su alma pasa de una
vida a otra en nuestras líneas de sangre... mucho menos sabes cuál fue nuestra
historia- Se miró completamente ignorante de las circunstancias.
-Ara, Nataru se
burla de mi desconocimiento... ¿No es un poco descortés?- Comenzó a jugar con
el anillo, cuestionándose en que dedo lucir la prenda y yo fruncí el ceño.
-No juegues con
algo tan valioso Fujino- Presioné el descansa brazos entre mis manos, haciendo
crujir la madera. -Tú no sabes que tienes entre tus manos el corazón... ¿de la
persona a quien tanto mal le has hecho?- La miré amenazadoramente.
Sus manos cesaron
su juego con la gema, mientras yo contenía el aliento. Retiró de sus dedos el
anillo de compromiso de Margueritte para dejarlo en la mesa de noche. -Así que
este es el corazón de mi Natsuki... y por ende el tuyo- Me miró divertida,
ocultando algo más en sus ojos rojos.
Sonreí y un segundo
después, estaba sobre ella, presionando su muñeca para hacer que soltara el
anillo, pero la dama lo sujetaba con rudeza y pareciera en su voluntad no
soltarlo. -Suéltala... esa gema ira mejor en el dedo de tu hermano-
Contuvo una mueca
de dolor. -De... ningún modo- Sujeté su otra mano antes de permitir que me
golpeara con ella. Me tope entonces con el intenso rojo de su mirar hipnótico y
sentí su cuerpo blando bajo el mío, por un segundo vi ternura en ellos,
seguramente era un espejismo. -Los sentimientos de Natsuki están guardados en
él y yo voy a darle el sí en cuanto vuelva... necesito explicarle, necesito que
entienda mis actos-
-Son sentimientos
malditos, no seas tonta... ¡Déjalos ir!- Hice un movimiento rápido y terminé
enredada entre sus piernas. Todo para evitar que su rodilla se levantara y yo
terminara lamentándome del dolor a un lado de la cama. Claro que iba a
golpearme justo ahí...
-Ella dice morir
sin mí... yo digo que sobrevivo solo porque sigue allí en alguna parte de ti-
-Tú nos has
destrozado de la misma manera que lo hizo ella, no mereces clemencia y yo no se
la di a ella... no voy a dártela a ti- No de nuevo, no por favor... las manchas
de agua se hacen escarcha en el suelo, las cortinas se tornan rígidas y el vaho
de Shizuru delata que este cuarto está a varios grados bajo cero, estalactitas
de cristal helado comienzan a llenarlo todo. Se elevan en derredor de la cama.
Ella comienza a
temblar. -¿Qué... qué haces Nataru Blan?-
-Se llama Féretro
de Cristal...- Dejo caer mi cabeza en su cuello, el frío es como una briza de
sopor para mí... -Voy a encerrarte conmigo... no te dejaré ir nunca más-
-Está bien...
no me importaría si es contigo- Sentí una caricia
suave en la cabeza, lo cual me hizo respingar y apartarme para verla mejor.
Aquellos rubí amados volvían a mirarme con la familiaridad de antaño.
-Kiyo...Kiyohime- Su nombre silabeaba en mis labios, como si cantaran. Sus dedos tibios
tocaron mi mejilla y cerré los ojos sintiendo como las murallas de mi corazón
helado comenzaban a flaquear.
-No debe
terminar del mismo modo... ¿No crees?- Su apacible
voz, que como la tonada hechicera de algún instrumento místico, siempre supo
apagar la tormenta en mi alma. Fue poco a poco eliminando con su calor intenso
toda intensión, todo deseo de lucha. -Solo déjalo ser... Nataru-
No tenía que mirar a un lado, porque llamas intensas de fuego rodeaban a mis
cristales, eliminándolos sin dejar rastro de ellos. Sus manos atrajeron mi
rostro junto al suyo y con un beso callado, apenas el roce quedo de nuestros
labios... volví a sentir alivio en mi corazón.
-Han pasado
tantos siglos desde la última vez que pude darte un beso...-
-Uno que
quemó hasta los cimientos del campanario- Río
divertida, 300 años o más han tenido que pasar para que ría y no lloré mis
culpas.
-¿Entonces me
has perdonado? Por las bajezas que cometí- Me atreví a
preguntar con zozobra en el corazón.
-Un segundo
después de haberlo hecho... amor mío- Me miró con
ternura.
-Entonces ¿Por qué... me atacaste en aquel monasterio?- Pregunté sin
entender, fue un final devastador... tan aterrador que las posteriores
generaciones nos conocieron como un cuento folclórico, en el que ningún
historiador se atrevería a dar fe... de su veracidad.
-Para
arrebatarle tu corazón a Yuki-Ona...- Su mano se
posó en mi pecho, donde podía palpar la aceleración de mi corazón.
-Aún no está
completa la maldición, aun podemos cambiarlo- Desvié
mi rostro a su oído, para susurrar en el... nuestro último acuerdo. -Dile...
a Shizuru Fujino que le permitiré tener ese anillo, y que Natsuki Kuga espera
su respuesta. Le prohíbo tal matrimonio con Tomoe Margueritte, si lo hace la
dejaré viuda antes de que caiga el sol de la tarde del octavo día...-
Sonreí, ladeando la cabeza un poco... no es como si esa mujer fuera una perdida
tan grande. -Por ahora... tenemos que seguir luchando por proteger este
mundo en el que habitarán Kiyohime y Shizuru- Me aparté con suma dificultad
de la comodidad de su cuerpo, ocupe demasiada de mi fuerza de voluntad en ello.
Me acerqué al
asiento donde yació abandonada el gabán negro. Entonces vi un destello en el
centro de la habitación, como una pequeña serpiente de fuego en el aire.
Sonreí, es tan hermosa pero tan letal como su dueña. -Aun puedo recordar
como queman... como puede consumir tu alma en un suspiro- Ese pequeño
Dragón sisea en derredor de mí, observándome, calculando cada uno de mis
movimientos... Entonces se escucha un aullido y una tenue corriente espanta a
la criatura milenaria, compuesta solamente de fuego. Deslizó mis dedos sobre el
lobo de hielo, tan pequeño como un cachorro... al que he acunado en mis brazos.
-A él también le gusta volver a ver a tu mascota- El animalillo nacido
hace apenas unos momentos, muerde juguetonamente mi mano sin hacerme daño. -También
esperaba su respuesta mi amada doncella...- Dije mirándola intensamente,
como solo a ella podría mirar.
-Sabes bien
que por mí... la respuesta definitiva es un sí...-
Se puso de pie dejando atrás su chándal, esa cosa rara que en esta época llaman
suéter. Levantó su mano extendiendo en su palma, un anillo con un rubí
incrustado en él, cuyo motivo no era otro que un Dragón de oro blanco. ¿De
dónde lo saco? -Si yo tengo tu corazón... entonces también toma él mío-
Fue en ese preciso instante que noté a través de la brisa nocturna que movió su
castaña melena, que ella también tenía un pendiente como el mío con una gema
amatista. Así que esta fue la razón de la visita de Shura, hace dos días.
Baje al pequeño
lobo al suelo, y me arrodillé frente a ella, mi amada castaña cuyos ojos son el
fuego mismo, que arde eternamente en su hermosa mirada. Tomé su mano, plagando
de besos su piel y a la prenda que instantes después hice adornar mi dedo. -Viviré
por ti... o moriré sin ti... porque mi corazón y mi alma... te pertenecen a ti
y a ella “Shizuru”- Deslicé la gema azul en su dedo anular, depositando una
corta venía, así como un beso. -Nunca lo olvides Kiyohime- Desde lo
alto, sus finas manos me levantaron para plantar una caricia amorosa... de
despedida en mi boca.
La puerta se abrió
de golpe y vi de soslayo la intromisión del hermano de la bella Shizuru. Gruñí
enfadada por la poca cortesía de aquel caballero al no tocar la puerta ¿Qué
hubiese pasado si de ceder a mis pasiones este truhan nos encuentra a mitad del
idilio? -Ara... que molesto puede ser mi hermano cuando irrumpe de
semejante manera-
Pero estoy tan
feliz y justamente eso le ha salvado el cuello esta noche a Shion Fujino. -Le
recuerdo a mi doncella, que ningún otro vinculo tendrá valor ante el que ha
admitido esta noche y dejo a su hermano como testigo de mi juramento... yo le
pertenezco y usted a mí- Sus sonrosadas mejillas, las pequeñas lágrimas que
surcaron su linda faz y el asentimiento de su cabeza fue más que suficiente
para mí. Volví a besar sus labios, como quien realmente no desea marcharse,
pero esta noche actué como un ladrón y me llevo conmigo la prenda más valiosa
del mundo entero, su corazón... por ende no deben encontrarme los rayos del sol
entibiando las mieles de su lecho, no todavía.
Aunque no lo mostré
en mi rostro, seguramente Kiyohime vio en mis ojos de hielo que por un
instante, antes de saltar por la ventana con el pequeño lobo helado en mis
brazos, la evidente alegría que mi alma esbozaba en aquella, nuestra temporal
despedida.
-Shizuru... err
hermana ¿Qué ha pasado aquí? ¿Porque Natsuki hablaba como sacada de alguna
novela del siglo XV?*- Me reí internamente, escuchando desde el jardín las
interrogantes sin respuesta del joven Fujino. -¿Hubo un incendio aquí y esto
es... escarcha?-
-Si te dijera
lo que paso querido hermano... no me lo creerías-
Puedo apostar mi nombre y todo lo que soy, a que ella en este momento tiene en
su divino rostro una sonrisa indescifrable.
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Ke hermosa declaración y entrega del corazón mutua. Me encanta como escribes y tus historia de amor místico
ResponderEliminarEsta historia me encanta en anime en manga o asta en historia me gusta como escribes y me gusta no tener que esperar tanto pa que la publiques gracias por eso ojala que no se acabe tan pronto pero me muero por saver que se casan y tienen otra shizuro y un naru
ResponderEliminarBrilliant, :)
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