Capítulo 65
-
Solo reflejan todo el amor que
siento por ti- respondo.
- ¿hace mucho estas despierta?
- Mmm más o menos quizás unos quince o media hora.
- ¿Por qué no me hablaste?
- Porque estabas durmiendo como un angelito y no quería interrumpir tu sueño- respondo
acariciando su espalda desnuda- además que necesitas descansar.
- Gracias por la consideración pero debiste hablarme- dice subiendo por mi cuerpo y
besándome- no quiero perder el tiempo durmiendo.
- Y ¿entonces cómo?-pregunto de manera inocente y
sonriendo.
-
Quiero sentirte otra vez-
responde sonriendo coquetamente- quiero que vuelvas hacerme el amor.
No hay necesidad de decir más,
mis manos van a su cintura y la pego aún más a mi cuerpo, los besos empiezan
tiernamente, poco a poco voy recostando Adriana a la cama. Se separa un poco de
mí y pasa sus dedos suavemente por mi rostro.
-
Te amo- dice al acercarse y
seguir besándome tiernamente.
El beso poco a poco va
poniéndose más apasionado pero igual de tierno,
las manos de Adriana van a mis caderas, mientras voy besando su cuello y
bajando a sus hermosos pechos.
Siento como una de sus manos
comienza a meterse entre mis piernas acariciando con sus dedos mi clítoris.
Con mis manos empiezo acariciar
sus senos haciendo pequeños masajes que ponen duro sus pezones, mientras que
con mi boca llego a ellos para besarlos.
Uno de sus dedos los siento en
mi interior mientras que con el otro sigue estimulándome.
Mi lengua juega con su pezón
endurecido, dando pequeños mordiscos a la vez, después de estar un rato con
seno me pase al otro, y una de mis manos la baje hasta situarla entre las
piernas de Adriana.
Con mi dedo índice y mayor
acaricio su vagina desde el fondo hasta llegar al clítoris y apretarlos y
volver a repetir la misma acción.
Dejo que esos dos mismo dedos
la penetren, cuando también siento a ella introducir otro dedo en mi interior.
Despejo mi boca de sus pechos y
subo a su boca, después de unos besos me separo de ella y empezamos el
movimiento juntas sin dejar de mirarnos.
Nuestras caderas siguen el
movimiento lento. Nuestros cuerpos
empiezan a producir pequeñas gotas de sudor que se evidencia tanto en frente
como abdomen, y el cuello, frente y también abdomen de Adriana.
Se escuchan nuestras
respiración más agitada y gemidos por toda la habitación.
En cada penetración ambas nos
vamos aproximando al orgasmo, y aun así los movimientos siguen lentos pero
firmes y nuestras miradas no se separan ni un segundo.
No quiero perder ningún detalle
de su rostro al hacerla mía, quiero grabarme en la mente cada detalle de la
reacción de su cuerpo al amarlo.
Puedo sentir como el cuerpo de
Adriana se tensa al igual que el mío pero aun así sigo penetrándola y ella a mi
hasta que ambas llegamos al orgasmo.
Su rostro quedo hecho un poema
de lo rojo y sus ojos un brillo especial e intenso.
Me dejo caer en su cuello y le
doy pequeños besos, al sentir sus manos en mi cintura abrazándome.
Su respiración empieza a
normalizarse y su cuerpo se siente relajado, levanto mi rostro para verla y
está dormida.
Me quedo entre sus brazos,
sintiendo su respiración pausada y cierro un momento los ojos. Solo quiero
disfrutar este momento y no pensar en nada.
No sé cuánto tiempo estamos así
abrazadas, hasta que siento como intenta escabullirse de mis brazos.
La miro sonriendo por su
intento fallido.
-
Perdón si te desperté- dice
acariciando mi cabello.
- No estaba durmiendo así que no te preocupes- respondo-
pero tú si, tal vez deberías seguir durmiendo así descansas bien.
- ¿quieres tenerme todo el día en la cama? O ¿es que
tienes otros planes y por eso quieres que descanse?- contesta sonriendo.
- Puede ser- digo sonriendo- además es sábado no tienes
por qué levantarte temprano, bien puedes disfrutar de hacer fiaca y estar todo
lo que quieras en la cama.
- Es verdad pero necesito ir al súper a traer unos
víveres, aquí no hay nada.
- ¿iras sola?-respondo preocupada
- Si porque tú no puedes salir al sol-responde
levantándose- tengo que ir yo.
- No quiero que vayas - contesto levantando a cambiarme-
mejor has la compra online y no sales de aquí.
- ¿Por qué no?
- Adriana tú sabes porque. Así que anda quédate conmigo y
has la compras así, además no tienes que comprar mucho.
- Está bien me quedo y compro online- responde resignada
entrando al baño tras de mi para higienizarse- aunque no confió mucho en esas
compras.
-
Solo será hoy que hagas ese
tipo de compras- contesto al pararme
atrás suyo y mirarla a través del espejo- solo compra lo necesario para ti.
Después de discutir un poco de
la compra online y que es lo debería comprar, tomo su computadora e hizo el
pedido de lo necesario para hoy y mañana. Porque el lunes a la noche volvemos a
casa.
En media hora estaba el chico
del súper en la puerta con dos pequeñas bolsas.
Pago y se acercó a la cocina
donde me encuentro y empieza acomodar la compra en la alacena y heladera.
Al sacar la carne y ver la
bolsa en la que venía pude notar un poquito de sangre, debió a que salió de la
heladera frigorífica y dio el sol cuando el chico trajo las cosas.
Paso la lengua por mis labios
ya que estoy desde ayer sin alimentarme bien podría saltar sobre esa bolsa.
-
Parece que es enserio eso de
que eres un vampiro- dice sonriendo mientras desayuna- no has cenado anoche,
ahora no desayuna y supongo que no almorzaras.
- Si tienes razón, no voy almorzar- respondo mirando
hacia fuera a través de una ventana donde no entra la claridad del sol- por eso
te pedí que no compraras tanto además de que quedo mis hamburguesa de anoche.
- Y no compre mucho solo necesario- contesta seria- y no
voy almorzar eso, quiero comer algo nutritivo.
- Necesitas alimentarte bien- digo mirándola de frente-
gastaste energía anoche y necesitas recuperarlas.
-
Si tú agotaste todas mis
energías- dice sonriendo- y la recuperare.
Después de desayunar y acomodar
todo lo que utilizo, salió al patio con la cortadora a cortar el césped y se
puso a cortar y encargarse de sus plantas y rosas.
Solo puedo observarla desde la
ventana, sin poder hacer nada para ayudarla. Lo peor es que sigue sin creer lo
de que soy una oscura y creo que empieza verme como una loca.
El resto de la tarde la pasamos
casi igual, hizo su almuerzo y después de comer, se pone a limpiar la casa, que
mostraba que hace días no había nadie hace un tiempo.
La ayudo en tales tareas ya que
es algo que con los siglos he aprendido muy bien. Siempre me ha gustado tener
en orden mi casa, así se dónde están cada cosa que necesito además de que estén
limpios y no llenos de polvillo.
Al caer la noche y ver que todo
quedo impecable nos bañamos juntas, enjabono y lavo su cuerpo y ella el mío.
Solo las caricias y besos se
hicieron presentes pero ambas supimos controlarnos.
Nos sentamos en el patio ella
entre mis brazos y nos quedamos mirando el cielo infinito, mientras tomamos
unas cervezas.
Lo único que mi metabolismo
acepta son líquidos, es por eso que puedo beber lo que quiera pero, prefiero
algo que me alimente.
-
Es hermoso estar así contigo-
dice sin apartar la mirada del cielo.
- Si lo es- respondo depositando un beso en su cabello.
- Sabes siempre que miro el cielo me recuerdan a tus ojos
y a los de…- y calla.
- ¿los de quién?-pregunto aun sabiendo a que se refiere.
- Casi siempre veo unos ojos parecido a los tuyo en mis
sueños, pero nunca puedo recordar el rostro.
- Haces que me
ponga celosa sabes-respondo sonriendo- es porque siempre despiertas cuando
estas soñando por eso no puedes recordar-
-
No tienes porque- contesta
dándose vuelta y besándome- debe ser por eso- dice aun sin separarse de mis
labios.
Siento sus besos en mi abdomen,
abro los ojos y me doy cuenta que estamos en la cama ¿en qué momento llegamos
hasta acá? Su boca sigue descendiendo hasta llegar a mi sexo. Con su lengua
empezó a jugar con mi clítoris y con sus manos masajea mis senos. Solo me dejo
hacer y tomo con mi mano el cabello de Adriana, solo se escuchan mis gemidos en
la habitación. Antes de llegar al orgasmo sube besando nuevamente mi cuerpo
mientras siento sus dedos adentrarse en mí.
Tomo su rostro con mis manos y
la acerco a mí y fundo mis labios en los de ellas a la vez que nuestras lenguas
exploran nuestras bocas.
El movimiento de mis caderas
empiezan hacerse más rápido al igual que ella aumenta el ritmo de su mano.
Un grito se escucha salir de mí
al llegar al orgasmo, noto su mirada y sonrió al intentar recuperar el oxígeno.
Siento sus labios suave apena
rozando los míos y se dejó caer a mi
lado de la cama y quedo boca abajo mirándome y acariciando mi cabello.
Me levanto un poco y beso su
cuello y mordisqueo un poco el lóbulo de su oreja. Con mi lengua recorro a lo
largo de su columna vertebral, notando como su respiración empieza agitarse
más.
Bajo hasta sus nalgas, las beso
con deseo mordisqueándolas, y con mis manos hago que separe sus piernas para
meter mi cabeza allí. Paso rápidamente mi lengua por los labios de su vagina y tomo el clítoris
entre mis dientes entreteniéndome con él. Comienza a moverse acompañando mi
ritmo.
-
Deja que me de vuelta por
favor-dice entre gemidos.
-
No, quédate así- respondo sin
dejar de hacer lo mío.
Al notar que esta tan húmeda, y
falta poco para que se venga la penetro con mi lengua rápidamente. Emite un pequeño grito corriéndose en mi
boca, del cual me encargo de no dejar rastro.
-
Eres mala- dice cuando me
acuesto a su lado y se acerca mí.
-
No lo soy- respondo
abrazándola- pero en caso de ser así, Te gusto igual.
Un pequeño beso en mis labios
es su respuesta. Se abraza más a mi cuando nos cubro con la sabana y a los
pocos minutos se duerme.
El domingo solo nos levantamos
para que ella se alimente y bañarnos juntas y el resto del día en la cama,
hablando y viendo películas.
El lunes me encuentra
despierta, ni siquiera he podido entrar en mi hibernación regenerativa para
recuperar fuerzas de estos días además de que no me estado alimentando.
Tengo un mal presentimiento con
respecto Adriana y no quiero que vaya a la oficina pero como es de esperarse no
me hace caso y va igual. Llamo a los acólitos pidiendo que no se separen de
ella ni un segundo.
Toda la mañana y tarde la paso
encerrada, no dejo de dar vueltas por toda su casa, si tuviera uñas me las
hubiera comido e incluso los dedos de los nervios.
Miro la hora y falta media hora
para que el sol se oculte, estoy desesperada. Me cambio y siento cerca de la
puerta para que ni bien se esconda salir corriendo a su oficina.
Estoy tan concentrada en ver
que el sol se oculta que apenas escucho el sonido del móvil.
-
Se… la han lle…llevado- escucho
decir a uno de los acólitos con voz apenas audible.
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Uuuuu, se le pone fea la situación a Natalia y Adriana. No las hagas sufrir mucho, por favor..., un abrazo.
ResponderEliminarAna
cada vez mucho mejor, como me encanta esta historia, gracias por compartir y publicar
ResponderEliminarParece ke se acerca el principio del desenlace. Tan emocionante como siempre por favor ojalá y las dejes unidas para siempre. EAC
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