Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Inevitable - Eugeene (Cap. 33)

El silencio sepulcral era el peor momento incómodo que había vivido en los últimos años. Se sentía absolutamente encerrada, casi como presa muerta, sin escapatoria. La tranquilidad era anormal y distorsionaba todo en la habitación. Y ella sabía la razón…  miró de reojo a Naomi una vez más que estaba completamente inmóvil. Quería hablar, tranquilizarla, pero pareciese como si no fuese a escuchar nada. Quieta pero no muerta, era como si una tormenta se debatiese adentro de aquel cuerpo moreno. Temía que si la hiciese hablar, estallará. Claro que eso era bueno, pero no en esta situación.

Kall se había desmayado literalmente frente a ellas. Naomi actuó realmente rápido cuando la agarró impidiendo que tocase el piso. La subió sin decir palabra, como si hubiese hecho esa acción siempre y cuando volvió simplemente se sentó en silencio e inmóvil. Daba miedo su cambio de actitud, en un minuto parecía psicótica tratando de cometer asesinato y al otro completamente en calma, sentada en un sofá.No era normal, por lo menos no para Cristina. Estaba acostumbrada a los llantos y emociones completamente abiertos por parte de Kall.
No entendía ni ella misma que había sucedido con su mejor amiga. No era común que los ataques de Kall durasen tan poco; aun con los consejos que le habían dado para ayudar a salir del ataque, los mismos duraban en ella, fácil 2 horas. Que hubiese despertado en menos de 30 minutos era porque algo tenía que hacer o algo la ayudó a salir. Cuando por fin comenzaba a evaluar diversas hipótesis, la interrumpieron.
-¿Quién era? – sabía que Naomi iría al punto, sin vueltas. 
- Realmente quisiese ayudarte y contarte Naomi, pero no me corresponde a mí – sus miradas se cruzaron y en lo azul de la morena, pudo distinguir la comprensión. Aunque claro, la ira seguía latente.
- ¿Qué fue lo que tuvo? – y claro, tampoco se rendiría tan fácilmente.
- No pararás hasta descubrirlo todo ¿Cierto? – preguntó Cristina con los ojos en blanco. Naomi había salido de esa postura perfectamente en calma. Tenía sus brazos cruzados y una increíble sed de curiosidad que solo saciaría con datos certeros.
- Exacto, así que dime, ¿Por qué Kall tuvo un ataque de pánico? – se sorprendió.
- ¡Intentaste tenderme una trampa cuando ya lo sabias!
-Solo quería confirmarlo – dijo de forma natural. Se estudiaron por otra fracción de segundo y al hacerlo descubrió cosas impresionantes. Naomi no tenía aquella figura fuerte, seductora y decidida que siempre veía. En frente suyo, en este momento, tenía a una niña en busca de referentes que le ayudasen a cuidar su ser amado.
-Al parecer conoces lo suficiente sobre ello.
-No tanto – le restó importancia. Habían tenido una charla en su universidad sobre ello, pero no había hondado lo suficiente ya que siempre estaba distraída. Pero si recordaba síntomas claros como los que tenía Kall – pensé que volvían a estar consciente recién en treinta minutos.
-Eso depende, mientras ella no se calme, no pasará-explicó tranquilamente Cris. Al ver que la morena estaba prácticamente muda frente a ella, decidió hacer lo más sabio en ese momento. Después de todo, tenían varias horas juntas antes de que Kall se despierte – ven, te enseñaré como actuar por si sucede uno nuevamente.

Abrió los ojos con muchísimo esfuerzo. Enfocó la vista y la luz tan fuerte, la cegó por unos segundos. Su cabeza ya no daba tantas vueltas. Volvió a hacer la misma acción y logró por fin mantener su visión. El sol estaba fuerte, demasiado, eso significaba que eran más del mediodía. Se destapó y al hacerlo, pudo observar su cuerpo medio vestido. Se sentó sin tantos inconvenientes. Se dedicó un momento a intentar recordar minuto por minuto que había sucedido la noche anterior.
Primero se había reconciliado con Naomi y casi hacían el amor en el escritorio del estudio. Algo que la había excitado hasta la médula porque Cristina estaba abajo y podría descubrirlas. Casi se sentía en la universidad de vuelta. Pero no lo habían logrado, algo las había interrumpido. Cuando lo recordó se quedó helada… pensó que jamás volvería a verla en la vida.
Observó sus manos en un puro instinto y temblaban de sobre manera. Se presionó una contra otra en un intento de tranquilizarlas. Era  imposible. Se quedó un rato, pensando en nada y a la vez en todo. Cuando se dio cuenta ya no estaba tan alterada o por lo menos sus manos no lo demostraban. Siguió con su proceso de memoria.  De repente, por segunda vez en menos de diez minutos se volvió a congelar.
Se había desmayado frente a Naomi. Nadie, absolutamente nadie que la conociese, tenía idea de sus ataques. Solo Cristina… y otra persona. Había sido una bendición de esa manera ya que podía manejarlo sin la incómoda necesidad de que todos te tratasen como si cualquier cosa fuese a activarlo. Como si no pudieses lograrlo sola. Como si no pudieses lograr nada sin tener un ataque.  Ahora Naomi lo sabía, también. No era que no se lo había querido decir, era parte de su pasado, o así lo creía, hasta anoche.
Aunque anoche había logrado lo imposible. El ataque había sido uno de los más fuertes que había tenido. El dolor se había multiplicado por mil que hasta temía morir, y las paredes parecían haberla encerrado de la peor forma posible, tanto exterior como  interiormente sentía que se ahogaba sin encontrar solución posible. Y aunque había sido uno de los episodios más potente que había experimentado también había sido un tanto extraño.
Se recordaba a sí misma en aquella universidad, en aquel campus, en aquella pesadilla, corriendo. Sin mucho éxito de su cometido, ya que no avanzaba absolutamente nada. La gente caminaba a su alrededor, ignorándola por completo, al parecer no escuchaban su grito desesperado de ayuda. Dolía. Hería. Sufría. Si seguía de aquella forma la oscuridad la arrastraría de vuelta y no la soltaría. Tenía tanto miedo hasta que escuchó una voz. Fue suave y tierna. No comprendía sus palabras pero por su entonación quería ayudarla. No podía verla, la buscaba y buscaba pero no la encontraba. De un momento a otro pudo sentir unas caricias. Eran de la misma persona, estaba segura. Solo su salvadora tenía aquella voz y aquel tacto tan delicado y dulce.
De repente la voz tomó un tinte de tristeza. Se la notaba dolida y angustiada. Ahora ya no quería escapar, quería ir y consolarla. Quería ayudarla. De un momento a otro, sintió como la oscuridad ya no la perseguía, sintió como la gente comenzaba a mirarla, sintió como el dolor disminuía. Sintió como abrir los ojos por primera vez y ya no estaba en aquel escenario reviviendo aquella pesadilla. Estaba en su cuarto y lo primero que pudo enfocar, fue a Naomi con su rostro completamente desfigurado por la ira.
Pudo adivinar en menos de un segundo que quería hacer. Iba a matar aquella mujer o lastimarla, pero sabía que aquel rostro no era uno de sentarse a hablar tranquilamente. Tenía que hacer algo para detener de tal locura a su novia.
Intentó moverse pero no pudo. Lo trató una vez más pero no lo logró. Los ataques la debilitaban pero no importaba como ¡tenía que moverse de alguna forma! Lo intentó alrededor de cinco minutos sin obtener resultados hasta que decidió darse un minuto para calmarse y esforzarse realmente.
Cuando lo hizo, pareciese como si estuviese de nuevo en su cuerpo aunque su anatomía no parecía que la reconocía, porque le dolía el doble moverse. Se levantó con tanto esfuerzo que lastimaba su corazón o eso creía, porque latía como loco. Camino por el pasillo con varias paradas a causa de una posible caída porque  sentía como todo daba vueltas a su alrededor. Observó sus manos que temblaban y transpiraban de sobre manera.
Paró en seco cuando un zumbido ensordecedor se instaló en sus oídos desorientándola  y como una corriente eléctrica recorrió sus manos entorpeciendo sus acciones. En ese momento entendió que el ataque todavía persistía y estaba más latente que nunca. Solo rogaba por alcanzar a Naomi. Logró llegar a la escalera y lo que encontró no le sorprendió. Pudo salvar a Naomi de aquel estado de furia y a su vez despachar a la visitante pero todo aquello le costó un increíble precio, lo sabía y lo sentía cada segundo que realizaba la acción.
Aunque recordaba todo con una increíble claridad seguía en estado de trance. Nunca había logrado despertarse en menos de 1 hora del ataque y menos moverse a voluntad. Era realmente nuevo aquel suceso ni siquiera con Cristina a su lado dándole palabras tranquilizadoras o caricias había logrado eso. Iría abajo para hablar con ella, quizás todo lo que había recordado era imaginado.



-¡Oye! ¿No es muy temprano hasta para ti? – dijo una vez había abierto la puerta del cuarto del hotel. Apenas podía mantener los ojos abiertos, se le cerraban solos. En cuando pudo enfocar bien, vio a su compañera vestida de una forma espectacular.
-¡Vamos! – entró como si fuesen cuartos compartidos sin importarle que el hombre de abdominales marcados estuviese en bóxer y sin poder mantenerse en pie todavía – debemos apurarnos.
-¿Por qué ‘’debemos’’? – Acompañó las comillas con sus manos y recibió un almohadón en el rostro como respuesta - ¡Hey! – Agarró el mismo objeto volador y aunque erró, le hizo saber que podía devolvérselo – yo no tengo porque ir – buscó la forma de poder evitar el tener que levantarse de aquel somier tan hermoso que parecía abrazarlo y no querer soltarlo.
- Tu irás porque eres mi asistente – dejo en claro la jerarquía.
- Soy tu asistente en temas que me competen- remató.
- Eres mi asistente cuando te necesito – y con ello supo que Byron no podría negarse.
- ¿Te crees tan lista? – Bufó a su lado – entonces tendrás que arrastrarme- dijo lo último sacando su lengua y corrió a la cama. Un salto y ya sentía a Morfeo abrazándolo de vuelta. Ella nunca podría levantarlo de allí. Por lo menos no con su contextura física. Media casi metro con 90 y su bien trabajado cuerpo era más pesado que el común de aquella altura. Antes de poder siquiera reconciliar de vuelta el sueño, sintió el peso de su amiga en su espalda y unas manos rápidas comenzaron a moverse directamente en su piel provocando una reacción irresistible de risa en su persona – Okey, okey, tú ganas – limpió una de las lágrimasproducto de sus propias carcajadas – odio cuando haces eso – y antes que pudiese recomponerse, ya tenía encima a su amiga dándole más guerra.


-Buenas tardes bella durmiente – dijo Cris con el fin de aliviar la tensión que todavía reinaba en el aire cuando vio a Kall descender por las escaleras a paso lento. Se la notaba un poco más fuerte pero todavía pausada en su caminar - ¿Qué tal la siesta?
- Bastante buena – miró por todos lados - ¿Dónde está Naomi?
- Se fue.
- ¿A su casa?
- No, desde anoche que se ha quedado aquí – vio en aquellos ojos verdes la pregunta – porque no quería despegarse de ti hasta que despiertes. Pero logré que fuese por algo de comer  ya que no come nada desde anoche– siguió acomodando la mesa para el almuerzo.
- Lo vio ¿cierto? – llego hasta su lado y pudo distinguir en aquella mujer de piel porcelana la preocupación y seriedad en su rostro.
- Si – y como si la condenasen, Kall miró hacia abajo – pero hey – tomo su rostro para que la mirase a los ojos – no es nada malo.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque a Naomi le preocupa más matar a mujeres que hacen que te desmayes – el chiste formó una sonrisa en Kall, pero ella sabía que aquella afirmación tenía tanto humor como veracidad. Por suerte nunca había hecho desmayar a Kall o sino estaba muerta – aparte le di a tu morena una clase sobre el tema.
- ¿En serio? – se sorprendió sobre ello. Cristina la había preparado ella misma, eso significaba que la aceptaba.
- Ya era hora– dijo Cris intentando pensar en que la había ayudado – será un poco más simple así, ¿no lo crees?
- Supongo – soltó pensativa. Pasaron unos dos minutos en los cuales ninguna dijo nada, solo asimilando realidades pasadas hacía apenas doce horas - ¿realmente ella vino Cris? – desarrollaba y creaba escenarios en los cuales todo hubiese sido un simple sueño, imaginaciones hasta alucinaciones con tal de que lo de anoche no haya sido verdad.
-Lo lamento Kall – la abrazó intentando darle fuerzas pero sabía que  había llegado el momento que su mejor amiga más temía. Enfrentarsea su pasado – estaré siempre contigo ¿lo sabes?
-Lo sé – y se apretó aún más a su amiga en busca de apoyo, realmente lo necesitaba – estaré bien, tranquila – terminó el abrazo e intento calmar a su amiga. Se daba cuenta que Cris solo quería ayudar pero la veía mucho más preocupada de lo usual.
- Intenté comprar comida china pero mi japonés está bastante oxidado o nulo directamente porque cua-  Naomi en todo momento había estado mirando las cajas en busca de explicar su travesía. Para cuando vio para el frente distinguió a Kall. Dejó las cajas en la mesa y se acercó rápidamente a ella - ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que te compre algo?
- Naomi, estoy bien, mírame – y ella que creía que Cristina estaba preocupada. Naomi no dejaba de mirarla en busca de algún dolor o tensión que se pudiese aliviar. Miró a Cristina un segundo y con ello fue suficiente para que la misma entienda que necesitaba tiempo a solas con su novia.
-Yo debería irme al laboratorio – buscó las llaves de su motocicleta, un poco de dinero y una chaqueta. Era una lástima que Naomi había comprado en su lugar favorito y debía irse. Pero lo entendía, Kall tenía mucho que hablar con ella solo esperaba que le dejasen un poco de comida – nos vemos a la noche – besó en la mejilla a Kall y saludó con su mano a Naomi quien respondió asintiendo.

-Necesito una cita con Kall Steigh – anunció a la secretaria de la entrada del edificio. En el momento que la vio, supo que se iba a enamorada de ella. La chica sonrió de forma nerviosa y dulce. Casi le daba gracia como sus víctimas caían a sus pies. Una sonrisita y listo.
-Ella no se encuentra en este momento – respondió mientras se acomodaba su cabello-Su asistente Wiener está disponible ¿Quiere una cita con ella? – preguntó de forma molesta, casi como si quisiese que la cita fuese con ella.
-Piso 15 ¿cierto?- interrogó con un acento particular que a la empleada le encantó.
-Si – dijo con un poco de tristeza.
-Perfecto, Vamos Byron – entraron al lujoso ascensor con unas 10 personas más. Si bien Kall no estaba podría programar una cita con ella, tampoco era cuestión de caerle de improviso siempre. La caja de metal los liberó en su destino junto a otras personas. Se acercó a una mesa de entradas completamente vacía. Genial, no estaba ni Kall ni su asistente. De la nada una chica completamente distraída se acercaba a ellos. Vestía una pollera al cuerpo azul marino encima de su rodilla con una camisa blanca sin mangas.Se veía muy sexy y a la vez muy formal. Tenía su vista enfrascada en unos papeles que transportaba y parecía muy concentrada. Byron la miró muy divertido y dio un paso al costado dejándola sola frente a la chica que estaba a dos pasos. Iba a correrse pero por alguna razón sus pies no le respondieron, creando un perfecto evitable choque.
-Oh- expresó la mujer. Ambas se agacharon a la vez y sus ojos se perdieron en  su muslo al verla en cuclillas recogiendo los papeles – lo lamento tanto – dijo su dulce y encantadora voz mientras posaba sus ojos en ella. Su corazón dejo de latir momentáneamente - ¿estás bien? – dijo la mujer frente a ella. Los lentes le quitaban parte de la visión exacta de su iris pero se podía adivinar que era de un hermoso verde amarronado con tanta transparencia encima. Se le secaron los labios. Sus ojos se tornaron raros, como si la examinasen y  recordó que nunca le había respondido.
-S-si – fue lo único que se le ocurrió.
-Me alegro – dijo con una sonrisa tan malditamente encantadora. Imitó sus acciones cuando se levantó y lo hacía porque no tenía ni puta idea de donde estaba y que estaba haciendo. Solo podía mirar embobada a ese ángel que le estaba hablando y que ella no había escuchado.
-¿Qué? - ¡Dios! ¿Qué había pasado con la sensual y segura mujer que había estado en el hall del edificio hacia solo unos minutos?
-Preguntaba si buscaban a Steigh – dijo la mujer abrazando los papeles de modo tierno.Pudo notar cierto brillo cuando escuchó las letras del nombre. Una sensación se depositó en su estómago molestándola.
-Sí, quisiera programar una cita.
-Bueno, soy Lane Wiener, su asistente- sonrió de forma orgullosa. La sensación se trasladó al pecho oprimiéndolo. La mujer, claramente británica por su acento, estiró su mano en busca de su presentación por su parte.
-Amy Mildelton – cuando sus pieles se tocaron un choque eléctrico recorrió todo su cuerpo dejándola sin aliento.
-Soy Byron – interrumpió  su amigo haciendo que ambas se soltasen. Pero Lane no estrechó la mano con él.
-¿De qué manera puede ayudarlos Kall? – escuchar su nombre de aquellos labios levemente rosados le provocó una ganas de irse. No quería estar allí.  
-Somos los abogados de la empresa SPIRE – Byron comenzó a explicar ya que Amy estaba con un rostro indescifrable. Parecía enojada – queremos discutir algunos puntos del contrato- la chica frente a ellos comenzó a decir los días disponibles y acordaron uno rápidamente. Ya era hora de irse. Su amiga parecía dividida entre quererlo y quedarse.
-Un placer – Lane le sonrió por última vez. Tomó su mano para volver a experimentar aquella electricidad que la hacía sentir que estaba viva.
- También fue mío – y un color carmesí tiñó las mejillas de Lane dándole un placer extremo. Se miraron por segundos que ella sintió horas hasta que Byron tosió para demostrarle que no estaban solas. Se despidió y ya rogaba que fuese el día de la cita, para poder volver a verla.



-¿Estás segura que estás bien? – la escuchó preguntárselo por décima vez. Naomi era realmente dura de convencer.
-Sí, lo estoy, en serio – tomó su mano en un intento de mostrarle lo que sus palabras expresaban. 
- ¿Quién era ella? – trató de tranquilizar su tono de voz, no quería atacar a Kall o incomodarla pero realmente necesitaba saber más sobre lo que había sucedido.
- Debemos hablar – luego de soltar aquellas palabras supo que Naomi lo malinterpretaría. Así que decidió aclararlo – te contaré sobre mi pasado Naomi…




Nota de la autora: Buenos días, tardes o noche J Tengo que comunicarles algo no muy agradable. Le he pedido a Lunna que deje la edición. Me ha costado trabajo tomar la decisión y asimilarla, pero creo que es lo mejor para la historia. Es algo complicado de explicar por ello no lo haré; espero sepan entenderme. Sé que hay fans de Lunna y pido disculpas, no lo hubiese hecho si no fuese absolutamente necesario. Quiero agradecerle por su cooperación y la gran amistad que me ha brindado. Siempre estaré en deuda con ella sin mencionar que la aprecio mucho… Quizás mañana nuestros caminos vuelvan a encontrarse en un libro ;)
Buen finde
Eugeene


------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Eugeene - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

3 comentarios:

  1. realmente me encanta tu historia, ojalá Lane se enamoré y deje de sufrir por Kall, sigue así escribes hermoso.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola amor!. Me gustó mucho el capítulo en verdad estaba genial, ahora estoy absolutamente hipnotizada por la historia de Lane, Te amo mi amor, eres todo para mi, sigue escribiendo como ahora, eres mi todo.

    Jem.

    ResponderEliminar
  3. esta chevere la novela escribe mas luego si? se viene lo bueno

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...