El silencio sepulcral era el peor momento incómodo que
había vivido en los últimos años. Se sentía absolutamente encerrada, casi como
presa muerta, sin escapatoria. La tranquilidad era anormal y distorsionaba todo
en la habitación. Y ella sabía la razón…
miró de reojo a Naomi una vez más que estaba completamente inmóvil.
Quería hablar, tranquilizarla, pero pareciese como si no fuese a escuchar nada.
Quieta pero no muerta, era como si una tormenta se debatiese adentro de aquel
cuerpo moreno. Temía que si la hiciese hablar, estallará. Claro que eso era
bueno, pero no en esta situación.
Kall se había desmayado literalmente frente a ellas.
Naomi actuó realmente rápido cuando la agarró impidiendo que tocase el piso. La
subió sin decir palabra, como si hubiese hecho esa acción siempre y cuando
volvió simplemente se sentó en silencio e inmóvil. Daba miedo su cambio de
actitud, en un minuto parecía psicótica tratando de cometer asesinato y al otro
completamente en calma, sentada en un sofá.No era normal, por lo menos no para
Cristina. Estaba acostumbrada a los llantos y emociones completamente abiertos
por parte de Kall.
No entendía ni ella misma que había sucedido con su
mejor amiga. No era común que los ataques de Kall durasen tan poco; aun con los
consejos que le habían dado para ayudar a salir del ataque, los mismos duraban
en ella, fácil 2 horas. Que hubiese despertado en menos de 30 minutos era
porque algo tenía que hacer o algo la ayudó a salir. Cuando por fin comenzaba a
evaluar diversas hipótesis, la interrumpieron.
-¿Quién era? – sabía que Naomi iría al punto, sin
vueltas.
- Realmente quisiese ayudarte y contarte Naomi, pero
no me corresponde a mí – sus miradas se cruzaron y en lo azul de la morena,
pudo distinguir la comprensión. Aunque claro, la ira seguía latente.
- ¿Qué fue lo que tuvo? – y claro, tampoco se rendiría
tan fácilmente.
- No pararás hasta descubrirlo todo ¿Cierto? –
preguntó Cristina con los ojos en blanco. Naomi había salido de esa postura
perfectamente en calma. Tenía sus brazos cruzados y una increíble sed de
curiosidad que solo saciaría con datos certeros.
- Exacto, así que dime, ¿Por qué Kall tuvo un ataque
de pánico? – se sorprendió.
- ¡Intentaste tenderme una trampa cuando ya lo sabias!
-Solo quería confirmarlo – dijo de forma natural. Se
estudiaron por otra fracción de segundo y al hacerlo descubrió cosas
impresionantes. Naomi no tenía aquella figura fuerte, seductora y decidida que
siempre veía. En frente suyo, en este momento, tenía a una niña en busca de
referentes que le ayudasen a cuidar su ser amado.
-Al parecer conoces lo suficiente sobre ello.
-No tanto – le restó importancia. Habían tenido una
charla en su universidad sobre ello, pero no había hondado lo suficiente ya que
siempre estaba distraída. Pero si recordaba síntomas claros como los que tenía
Kall – pensé que volvían a estar consciente recién en treinta minutos.
-Eso depende, mientras ella no se calme, no pasará-explicó
tranquilamente Cris. Al ver que la morena estaba prácticamente muda frente a
ella, decidió hacer lo más sabio en ese momento. Después de todo, tenían varias
horas juntas antes de que Kall se despierte – ven, te enseñaré como actuar por
si sucede uno nuevamente.
Abrió los ojos con muchísimo esfuerzo. Enfocó la vista
y la luz tan fuerte, la cegó por unos segundos. Su cabeza ya no daba tantas
vueltas. Volvió a hacer la misma acción y logró por fin mantener su visión. El
sol estaba fuerte, demasiado, eso significaba que eran más del mediodía. Se
destapó y al hacerlo, pudo observar su cuerpo medio vestido. Se sentó sin
tantos inconvenientes. Se dedicó un momento a intentar recordar minuto por
minuto que había sucedido la noche anterior.
Primero se había reconciliado con Naomi y casi hacían
el amor en el escritorio del estudio. Algo que la había excitado hasta la
médula porque Cristina estaba abajo y podría descubrirlas. Casi se sentía en la
universidad de vuelta. Pero no lo habían logrado, algo las había interrumpido.
Cuando lo recordó se quedó helada… pensó que jamás volvería a verla en la vida.
Observó sus manos en un puro instinto y temblaban de
sobre manera. Se presionó una contra otra en un intento de tranquilizarlas.
Era imposible. Se quedó un rato,
pensando en nada y a la vez en todo. Cuando se dio cuenta ya no estaba tan alterada
o por lo menos sus manos no lo demostraban. Siguió con su proceso de
memoria. De repente, por segunda vez en
menos de diez minutos se volvió a congelar.
Se había desmayado frente a Naomi. Nadie,
absolutamente nadie que la conociese, tenía idea de sus ataques. Solo Cristina…
y otra persona. Había sido una bendición de esa manera ya que podía manejarlo
sin la incómoda necesidad de que todos te tratasen como si cualquier cosa fuese
a activarlo. Como si no pudieses lograrlo sola. Como si no pudieses lograr nada
sin tener un ataque. Ahora Naomi lo
sabía, también. No era que no se lo había querido decir, era parte de su
pasado, o así lo creía, hasta anoche.
Aunque anoche había logrado lo imposible. El ataque
había sido uno de los más fuertes que había tenido. El dolor se había
multiplicado por mil que hasta temía morir, y las paredes parecían haberla
encerrado de la peor forma posible, tanto exterior como interiormente sentía que se ahogaba sin
encontrar solución posible. Y aunque había sido uno de los episodios más
potente que había experimentado también había sido un tanto extraño.
Se recordaba a sí misma en aquella universidad, en
aquel campus, en aquella pesadilla, corriendo. Sin mucho éxito de su cometido,
ya que no avanzaba absolutamente nada. La gente caminaba a su alrededor,
ignorándola por completo, al parecer no escuchaban su grito desesperado de
ayuda. Dolía. Hería. Sufría. Si seguía de aquella forma la oscuridad la
arrastraría de vuelta y no la soltaría. Tenía tanto miedo hasta que escuchó una
voz. Fue suave y tierna. No comprendía sus palabras pero por su entonación
quería ayudarla. No podía verla, la buscaba y buscaba pero no la encontraba. De
un momento a otro pudo sentir unas caricias. Eran de la misma persona, estaba
segura. Solo su salvadora tenía aquella voz y aquel tacto tan delicado y dulce.
De repente la voz tomó un tinte de tristeza. Se la
notaba dolida y angustiada. Ahora ya no quería escapar, quería ir y consolarla.
Quería ayudarla. De un momento a otro, sintió como la oscuridad ya no la
perseguía, sintió como la gente comenzaba a mirarla, sintió como el dolor
disminuía. Sintió como abrir los ojos por primera vez y ya no estaba en aquel
escenario reviviendo aquella pesadilla. Estaba en su cuarto y lo primero que
pudo enfocar, fue a Naomi con su rostro completamente desfigurado por la ira.
Pudo adivinar en menos de un segundo que quería hacer.
Iba a matar aquella mujer o lastimarla, pero sabía que aquel rostro no era uno
de sentarse a hablar tranquilamente. Tenía que hacer algo para detener de tal
locura a su novia.
Intentó moverse pero no pudo. Lo trató una vez más
pero no lo logró. Los ataques la debilitaban pero no importaba como ¡tenía que
moverse de alguna forma! Lo intentó alrededor de cinco minutos sin obtener
resultados hasta que decidió darse un minuto para calmarse y esforzarse
realmente.
Cuando lo hizo, pareciese como si estuviese de nuevo
en su cuerpo aunque su anatomía no parecía que la reconocía, porque le dolía el
doble moverse. Se levantó con tanto esfuerzo que lastimaba su corazón o eso
creía, porque latía como loco. Camino por el pasillo con varias paradas a causa
de una posible caída porque sentía como
todo daba vueltas a su alrededor. Observó sus manos que temblaban y
transpiraban de sobre manera.
Paró en seco cuando un zumbido ensordecedor se instaló
en sus oídos desorientándola y como una
corriente eléctrica recorrió sus manos entorpeciendo sus acciones. En ese
momento entendió que el ataque todavía persistía y estaba más latente que
nunca. Solo rogaba por alcanzar a Naomi. Logró llegar a la escalera y lo que
encontró no le sorprendió. Pudo salvar a Naomi de aquel estado de furia y a su
vez despachar a la visitante pero todo aquello le costó un increíble precio, lo
sabía y lo sentía cada segundo que realizaba la acción.
Aunque recordaba todo con una increíble claridad
seguía en estado de trance. Nunca había logrado despertarse en menos de 1 hora
del ataque y menos moverse a voluntad. Era realmente nuevo aquel suceso ni
siquiera con Cristina a su lado dándole palabras tranquilizadoras o caricias
había logrado eso. Iría abajo para hablar con ella, quizás todo lo que había
recordado era imaginado.
-¡Oye! ¿No es muy temprano hasta para ti? – dijo una
vez había abierto la puerta del cuarto del hotel. Apenas podía mantener los
ojos abiertos, se le cerraban solos. En cuando pudo enfocar bien, vio a su
compañera vestida de una forma espectacular.
-¡Vamos! – entró como si fuesen cuartos compartidos
sin importarle que el hombre de abdominales marcados estuviese en bóxer y sin
poder mantenerse en pie todavía – debemos apurarnos.
-¿Por qué ‘’debemos’’? – Acompañó las comillas con sus
manos y recibió un almohadón en el rostro como respuesta - ¡Hey! – Agarró el
mismo objeto volador y aunque erró, le hizo saber que podía devolvérselo – yo
no tengo porque ir – buscó la forma de poder evitar el tener que levantarse de
aquel somier tan hermoso que parecía abrazarlo y no querer soltarlo.
- Tu irás porque eres mi asistente – dejo en claro la
jerarquía.
- Soy tu asistente en temas que me competen- remató.
- Eres mi asistente cuando te necesito – y con ello
supo que Byron no podría negarse.
- ¿Te crees tan lista? – Bufó a su lado – entonces
tendrás que arrastrarme- dijo lo último sacando su lengua y corrió a la cama.
Un salto y ya sentía a Morfeo abrazándolo de vuelta. Ella nunca podría
levantarlo de allí. Por lo menos no con su contextura física. Media casi metro
con 90 y su bien trabajado cuerpo era más pesado que el común de aquella
altura. Antes de poder siquiera reconciliar de vuelta el sueño, sintió el peso
de su amiga en su espalda y unas manos rápidas comenzaron a moverse
directamente en su piel provocando una reacción irresistible de risa en su
persona – Okey, okey, tú ganas – limpió una de las lágrimasproducto de sus
propias carcajadas – odio cuando haces eso – y antes que pudiese recomponerse,
ya tenía encima a su amiga dándole más guerra.
-Buenas tardes bella durmiente – dijo Cris con el fin
de aliviar la tensión que todavía reinaba en el aire cuando vio a Kall
descender por las escaleras a paso lento. Se la notaba un poco más fuerte pero
todavía pausada en su caminar - ¿Qué tal la siesta?
- Bastante buena – miró por todos lados - ¿Dónde está
Naomi?
- Se fue.
- ¿A su casa?
- No, desde anoche que se ha quedado aquí – vio en
aquellos ojos verdes la pregunta – porque no quería despegarse de ti hasta que
despiertes. Pero logré que fuese por algo de comer ya que no come nada desde anoche– siguió
acomodando la mesa para el almuerzo.
- Lo vio ¿cierto? – llego hasta su lado y pudo
distinguir en aquella mujer de piel porcelana la preocupación y seriedad en su
rostro.
- Si – y como si la condenasen, Kall miró hacia abajo
– pero hey – tomo su rostro para que la mirase a los ojos – no es nada malo.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque a Naomi le preocupa más matar a mujeres que
hacen que te desmayes – el chiste formó una sonrisa en Kall, pero ella sabía
que aquella afirmación tenía tanto humor como veracidad. Por suerte nunca había
hecho desmayar a Kall o sino estaba muerta – aparte le di a tu morena una clase
sobre el tema.
- ¿En serio? – se sorprendió sobre ello. Cristina la
había preparado ella misma, eso significaba que la aceptaba.
- Ya era hora– dijo Cris intentando pensar en que la
había ayudado – será un poco más simple así, ¿no lo crees?
- Supongo – soltó pensativa. Pasaron unos dos minutos
en los cuales ninguna dijo nada, solo asimilando realidades pasadas hacía
apenas doce horas - ¿realmente ella vino Cris? – desarrollaba y creaba
escenarios en los cuales todo hubiese sido un simple sueño, imaginaciones hasta
alucinaciones con tal de que lo de anoche no haya sido verdad.
-Lo lamento Kall – la abrazó intentando darle fuerzas
pero sabía que había llegado el momento
que su mejor amiga más temía. Enfrentarsea su pasado – estaré siempre contigo
¿lo sabes?
-Lo sé – y se apretó aún más a su amiga en busca de
apoyo, realmente lo necesitaba – estaré bien, tranquila – terminó el abrazo e
intento calmar a su amiga. Se daba cuenta que Cris solo quería ayudar pero la
veía mucho más preocupada de lo usual.
- Intenté comprar comida china pero mi japonés está
bastante oxidado o nulo directamente porque cua- Naomi en todo momento había estado mirando las
cajas en busca de explicar su travesía. Para cuando vio para el frente
distinguió a Kall. Dejó las cajas en la mesa y se acercó rápidamente a ella -
¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que
te compre algo?
- Naomi, estoy bien, mírame – y ella que creía que
Cristina estaba preocupada. Naomi no dejaba de mirarla en busca de algún dolor
o tensión que se pudiese aliviar. Miró a Cristina un segundo y con ello fue
suficiente para que la misma entienda que necesitaba tiempo a solas con su
novia.
-Yo debería irme al laboratorio – buscó las llaves de
su motocicleta, un poco de dinero y una chaqueta. Era una lástima que Naomi
había comprado en su lugar favorito y debía irse. Pero lo entendía, Kall tenía
mucho que hablar con ella solo esperaba que le dejasen un poco de comida – nos
vemos a la noche – besó en la mejilla a Kall y saludó con su mano a Naomi quien
respondió asintiendo.
-Necesito una cita con Kall Steigh – anunció a la
secretaria de la entrada del edificio. En el momento que la vio, supo que se
iba a enamorada de ella. La chica sonrió de forma nerviosa y dulce. Casi le
daba gracia como sus víctimas caían a sus pies. Una sonrisita y listo.
-Ella no se encuentra en este momento – respondió mientras
se acomodaba su cabello-Su asistente Wiener está disponible ¿Quiere una cita
con ella? – preguntó de forma molesta, casi como si quisiese que la cita fuese
con ella.
-Piso 15 ¿cierto?- interrogó con un acento particular
que a la empleada le encantó.
-Si – dijo con un poco de tristeza.
-Perfecto, Vamos Byron – entraron al lujoso ascensor
con unas 10 personas más. Si bien Kall no estaba podría programar una cita con
ella, tampoco era cuestión de caerle de improviso siempre. La caja de metal los
liberó en su destino junto a otras personas. Se acercó a una mesa de entradas completamente
vacía. Genial, no estaba ni Kall ni su asistente. De la nada una chica
completamente distraída se acercaba a ellos. Vestía una pollera al cuerpo azul
marino encima de su rodilla con una camisa blanca sin mangas.Se veía muy sexy y
a la vez muy formal. Tenía su vista enfrascada en unos papeles que transportaba
y parecía muy concentrada. Byron la miró muy divertido y dio un paso al costado
dejándola sola frente a la chica que estaba a dos pasos. Iba a correrse pero
por alguna razón sus pies no le respondieron, creando un perfecto evitable
choque.
-Oh- expresó la mujer. Ambas se agacharon a la vez y
sus ojos se perdieron en su muslo al
verla en cuclillas recogiendo los papeles – lo lamento tanto – dijo su dulce y
encantadora voz mientras posaba sus ojos en ella. Su corazón dejo de latir
momentáneamente - ¿estás bien? – dijo la mujer frente a ella. Los lentes le
quitaban parte de la visión exacta de su iris pero se podía adivinar que era de
un hermoso verde amarronado con tanta transparencia encima. Se le secaron los
labios. Sus ojos se tornaron raros, como si la examinasen y recordó que nunca le había respondido.
-S-si – fue lo único que se le ocurrió.
-Me alegro – dijo con una sonrisa tan malditamente
encantadora. Imitó sus acciones cuando se levantó y lo hacía porque no tenía ni
puta idea de donde estaba y que estaba haciendo. Solo podía mirar embobada a
ese ángel que le estaba hablando y que ella no había escuchado.
-¿Qué? - ¡Dios! ¿Qué había pasado con la sensual y
segura mujer que había estado en el hall del edificio hacia solo unos minutos?
-Preguntaba si buscaban a Steigh – dijo la mujer
abrazando los papeles de modo tierno.Pudo notar cierto brillo cuando escuchó
las letras del nombre. Una sensación se depositó en su estómago molestándola.
-Sí, quisiera programar una cita.
-Bueno, soy Lane Wiener, su asistente- sonrió de forma
orgullosa. La sensación se trasladó al pecho oprimiéndolo. La mujer, claramente
británica por su acento, estiró su mano en busca de su presentación por su
parte.
-Amy Mildelton – cuando sus pieles se tocaron un
choque eléctrico recorrió todo su cuerpo dejándola sin aliento.
-Soy Byron – interrumpió su amigo haciendo que ambas se soltasen. Pero
Lane no estrechó la mano con él.
-¿De qué manera puede ayudarlos Kall? – escuchar su
nombre de aquellos labios levemente rosados le provocó una ganas de irse. No
quería estar allí.
-Somos los abogados de la empresa SPIRE – Byron comenzó
a explicar ya que Amy estaba con un rostro indescifrable. Parecía enojada –
queremos discutir algunos puntos del contrato- la chica frente a ellos comenzó
a decir los días disponibles y acordaron uno rápidamente. Ya era hora de irse.
Su amiga parecía dividida entre quererlo y quedarse.
-Un placer – Lane le sonrió por última vez. Tomó su
mano para volver a experimentar aquella electricidad que la hacía sentir que
estaba viva.
- También fue mío – y un color carmesí tiñó las
mejillas de Lane dándole un placer extremo. Se miraron por segundos que ella
sintió horas hasta que Byron tosió para demostrarle que no estaban solas. Se
despidió y ya rogaba que fuese el día de la cita, para poder volver a verla.
-¿Estás segura que estás bien? – la escuchó
preguntárselo por décima vez. Naomi era realmente dura de convencer.
-Sí, lo estoy, en serio – tomó su mano en un intento
de mostrarle lo que sus palabras expresaban.
- ¿Quién era ella? – trató de tranquilizar su tono de
voz, no quería atacar a Kall o incomodarla pero realmente necesitaba saber más
sobre lo que había sucedido.
- Debemos hablar – luego de soltar aquellas palabras
supo que Naomi lo malinterpretaría. Así que decidió aclararlo – te contaré
sobre mi pasado Naomi…
Nota de la autora: Buenos
días, tardes o noche J Tengo que comunicarles
algo no muy agradable. Le he pedido a Lunna que deje la edición. Me ha costado
trabajo tomar la decisión y asimilarla, pero creo que es lo mejor para la
historia. Es algo complicado de explicar por ello no lo haré; espero sepan
entenderme. Sé que hay fans de Lunna y pido disculpas, no lo hubiese hecho si
no fuese absolutamente necesario. Quiero agradecerle por su cooperación y la
gran amistad que me ha brindado. Siempre estaré en deuda con ella sin mencionar
que la aprecio mucho… Quizás mañana nuestros caminos vuelvan a encontrarse en
un libro ;)
Buen
finde
Eugeene
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realmente me encanta tu historia, ojalá Lane se enamoré y deje de sufrir por Kall, sigue así escribes hermoso.
ResponderEliminar¡Hola amor!. Me gustó mucho el capítulo en verdad estaba genial, ahora estoy absolutamente hipnotizada por la historia de Lane, Te amo mi amor, eres todo para mi, sigue escribiendo como ahora, eres mi todo.
ResponderEliminarJem.
esta chevere la novela escribe mas luego si? se viene lo bueno
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