Capítulo 4
Silvia, le pregunté, ¿por qué lo hiciste todo tan difícil, por qué?
Todo era tan sencillo, sólo tu y yo, sólo…
Me da pena despertarla, me da tanta pena ver a donde hemos llegado…las
dos…rotas por un amor casi imposible…rotas…la amargura, la rabia, la ira, la
pena, el dolor, la frustración, todo se almacena en tu frágil cuerpo blanco…
Sigo sentada a tu lado, en esta cama, viendo frustrada como mil
imágenes recorren mi mente al ver tus labios como han perdido su color rojizo,
tu melena ha perdido su fuerza roja, tus párpados más blancos, tu…solo tú….
Yo, yo soy incapaz de hacerte daño, y anoche te lo hice…dejándote
tirada en la calle, bajo la tormenta, pensando que yo era un fantasma que venía
a buscarte para llevarte al infierno…eso nos dijo la vecina que te recogió en
la calle, empapada, sin conocimiento…
Lola no me mira porque sabe que yo soy la culpable de todas tus
desgracias y tú la culpable de las mías…somos seres que han nacido para amarse
y odiarse a la vez.
Silvia…lo nuestro no puede ser, me digo, me repito mil veces, mientras
esa niña de 18 años que vive en mí, en mi memoria, se muere por besarte para
así…tal que cuento de hadas, despertarte de tu largo letargo y borrar de
nuestras mentes el hechizo malo de estos últimos años, para luego decirte al
oído que todo ha sido un mal sueño.
Lola ha bajado a comprar, y ahora estamos otra vez solas, y no puedo,
no puedo, me pierdo en tu casa dando vueltas, oliendo, recorriendo tu estancia
para darme cuenta de que yo estoy en cada rincón de ella…fotos nuestras en el
comedor, películas que un día compartimos en las estanterías, libros que me
robaste de mi habitación, para luego encontrar con gran dolor que ahí, al lado
de tu despertador, casi oculto, está la bola de Londres…al lado de tus sueños,
al lado de tu cama…y aunque no quiera, las lágrimas recorren mi cara, porque me
muero por odiarte, me muero, porque así las cosas serían tan fáciles para
mí…pero no puedo.
Y te agarro las manos, acaricio tu mejilla, rozo con mis dedos tu pelo,
mientras me grito a mi misma “NO LO HAGAS! Piensa en Adriana…pero tu boca me
llama, me grita, me reclama.
El roce de tus labios en las yemas de mis dedos me transporta a
momentos anteriores, años pasados, a la oscuridad de la habitación donde solo
los póster colgados en tu habitación son los únicos testigos de cómo nos
quitamos la ropa con ansia, reclamándonos con la boca, con las manos después de
haber jugado todo el día a miradas ocultas en clase, donde esa pasión acababa
haciéndose más fuerte ahí, en tu cama, en mi cama, en el baño, en cualquier
sitio oscuro donde poder rozarte con mis dedos y hacerte sentir que estoy
en ti, mientras te oigo suspirar en mi oído…
Solo eso, solo rozarte…y me acerco, me acerco y solo nos separa un
mundo, un mundo real que me recuerda que si lo hago estoy perdida, porque
querré más....tu boca clama mis besos, mi boca clama la tuya…y lo hago…rozo mis
labios con los tuyos, como un suspiro, como una caricia y con un miedo horrible
a que te despiertes y me reclames más…Pero mi boca es loca y yo una
inconsciente que no sabe lo que hace…Y vuelvo a besarte con un poco más de
intensidad, porque…tenerte tan cerca de mí hace que yo deje de ser quien soy
para volver a ser esa niña enamorada…
Y entonces…el milagro se hace realidad y noto tu boca que acompaña la
mía…y abro los ojos para encontrarme con los tuyos, abiertos…para luego
separarme de ti y escuchar otra vez de tus labios esa manera de llamarme que me
destroza, que hace que me pierda…”Pepa” me dices…”has vuelto…”
Pero para entonces yo ya me he apartado de ti y disimulo mis
sentimientos como aquel que acaban de quitarle lo que más desea…Y ahora sé que
nos espera una larga y dura conversación…
Empezar una conversación de 7 años de retraso no es fácil, no, y las
dos lo sabemos, por eso ninguna de las dos quiere empezarla.
Mientras repasas las yemas de tus dedos por tus labios intento adivinar
si ese roce que has sentido era real, yo sigo sentada a los pies de tu cama
mirando el suelo, sintiendo que en algún momento, dirás las palabras mágicas
que me levanten de este letargo emocional.
Te acercas a mí despacio pero yo te paro con mis duras palabras que me
saben a hiel porque sigo pensando que no te mereces más dolor del que ya posee
tu alma.
P: No…quédate ahí…lejos de mí…
Te paras en seco, sentada sobre tus rodillas, con la mirada perdida en
mí, y yo, rezando para que no dejes tu larga melena suelta, pierda otra vez la
razón y cometa de nuevo otra mini locura .
P: Tenemos que hablar, pero no se si estás preparada
para ello.
S: Llevo 7 años esperando
Tu voz suena amarga, cargada de emoción y a la vez ese dolor que me
arrastra a tus ojos, quisiera no mirarte, quisiera no tenerte tan dentro de mí
y que todo fuera mucho más fácil.
Las fuerzas desfallecen en mí justo cuando Lola hace interrupción en
nuestro pequeño universo, para recordarme quien soy, de donde vengo y porqué me
fui…
Pero ella nota esa tensión, esas ganas entre nosotras, y nos aclara que
es lo mejor… “Debéis hablar…os dejo solas”.
Y entiendo que es lo mejor, que realmente necesitamos eso…hablar…
De nuevo ese silencio entre nosotras…hasta que tú…tomas el pulso y me
provocas.
S: Anoche pensé que eras un fantasma…¿has vuelto para
la boda?
P: Si.
S: Hasta cuando te quedas.
P: Hasta 3 días de la boda.
S: Estas igual, quizás mejor
P: No me puedo quejar.
(Silencio)
P: ¿Qué te ha pasado Silvia? ¿Cómo has llegado a esta
situación? ¿Ahora eres adicta a somníferos?
S: Son demasiadas cosas Pepa, demasiadas, y no creo
que ahora eso a ti te importe.
P: Me importa
S: ¿Que te importa? ¿Te importo yo?
P: En cierta manera sí
S: ¿Dónde está?
P: ¿Quien?
S: Ella
P: (Silencio) En Londres, viene dentro de una semana
S: Es…es tu novia
P: (suspira), si, llevamos 3 años juntas, se llama
Adriana…
S: Adriana, bonito nombre…. ¿y Adriana sabe que andas
besando a chicas dormidas?
P: Me voy!
S: Pepa!
P: Crees que puedes a la primera opción que tienes
echarme algo a la cara. ¿Crees que puedes Silvia Castro?
S: Baja la voz
P: Mírate! Das pena…eres médico y sabes las
consecuencias, sabes lo que es una depresión, sabes lo que es una adicción… ¿y
sabes lo que es llamar a un familiar a las 6 de la mañana por que te han
encontrado tirada en un portal? Lo sabes, ¿verdad?
S: No eres nadie para juzgarme!
P: Ahí tienes toda la razón, yo ya no soy nadie
S: Te fuiste!
P: Me echaste! Silvia….¿te acuerdas? Me echaste! Le
dijiste a todo el mundo que yo estaba loca, que estaba obsesionada contigo!
Hiciste de mi vida un infierno Silvia, un infierno, y te casaste!
S: No tenía otro remedio Pepa
P: ¿No?
S: NO
(Silencio)
P: ¿Y ahora qué me vas a contar Silvia? ¿Qué lo hacías
por mí?
S: Lo hice por las dos Pepa, yo no estaba preparada
para tener una relación adulta, y mi padre, mi padre te hubiera hecho la vida
imposible, me juró que te metería en la cárcel, que buscaría cualquier prueba
en tu contra, y tú, en aquella época eras salvaje, metida en mil rollos…
P: Pfff….no quiero oírte más
S: ¿No?
P: NOOOOOOOO!
Me derrumbé, ya no podía más…mis lagrimas, mi ira, todo…
P: Sabes que fue lo último que vi Silvia! A ti…vestida
de blanco, entrando en la iglesia de la mano de tu padre, y aquella niña
desapareció! Me oyes, Pepa Miranda de 18 años ya no existe para ti…y verte así
me da pena….mucha pena…
S: Solo sabes hacer daño con tus palabras, pero yo sé
que hay algo más…lo sabes tu y lo se yo…
P: No…se acabó…y ahora más
S: Te quería Pepa, te quería como a nada, pero me
asusté, teníamos 20 años…por DIOS! Y si, me casé con él, y duró 9 meses, 9
horribles meses, sin ti…7 años sin ti
P: No buscaste mucho
S: ¿Eres feliz? ¿Has sido feliz?
P: Siiiiiiiiiiii, mucho!
S: Pues vete por donde has venido, disfruta de tu
estancia, seremos cordiales por el bien de nuestra sobrina y de mi hermana, y
déjame en paz.
La miré, sus ojos ensangrentados, su piel pálida, su rostro
desencajado…
Me fui de aquella casa con el corazón aún más partido, triste, hundida,
sus palabras retumbaban en mi cabeza...no quería creer nada de lo que me había
dicho, nada…
Yo y mi orgullo no estábamos preparados para perdonar y olvidar nada.
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Me entristecio porque no sabemos perdonar olvidar lo malo p.q nuestra alma pueda volver amar felicidades x la historia RO ARGENTINO
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