Inevitable - Eugeene (Cap. 24)

Capítulo 24

Con la espalda apoyada sobre la pared frente al ventanal de vidrio de su monoambiente, se encontraba demasiado abstraída en sus pensamientos como para prestarle atención a los contratos que Kall le había pedido que revisara. En medio de todo, un tono inconfundible del móvil inundó el completo silencio.

-Hola – dijo sin emoción.

-¡Por Dios Naomi! Hasta que te dignas a dar señales de vida- Alex sonaba de todo menos contenta.

-Alex ¡Hola!- dijo a modo de saludo.

-¿Qué has estado haciendo estos últimos días que no tenías tiempo para llamarme?

-Un poco de todo.

-Uh- uh- afirmó sin mucho ánimo – siempre que no hablamos por algún tiempo es porque te has metido en problemas… - el silencio inundó la línea de ambos lados - ¿te has metido en problemas? – preguntó solo por mera formalidad. Sabía de antemano que Naomi lo había hecho.

-No Alex, no lo he hecho- intentó sonar lo más confiada posible.

-Bien – no le creyó pero si Naomi no quería contarle, invariablemente pronto se enteraría – pero me pedirás ayuda si la necesitas  ¿verdad?

-Por supuesto, eres mi mejor amiga.

-Está bien – dijo un poco más animada - ¿Cómo te está yendo con el demonio?

-Bien – mintió una vez más y tuvo que reprimir el deseo de defender a su jefa - no es tan complicado.

-Me alegro, y al parecer ya te has acostumbrado bastante que ni siquiera me extrañas.

-Siempre te extraño Alex – lo hacía, pero tenía cosas que momentáneamente la distraían. - ¿Cómo les va a ustedes allá?

-De lo mejor – la alegría en el tono de Alex inundó su alma rápidamente – Al parecer Mike conseguirá una recomendación para enseñar en la universidad de Nueva York, ¿no es fascinante?

-¿Si? Me encantaría tenerlos lo antes posible aquí – dijo sin ocultar el anhelo de ver a su hermana del alma- ¿eso significa que será pronto?

-Por supuesto, solo espera y uno de estos días estaré golpeando a tu puerta – dijo con ansiedad.

-Me encantaría que lo hicieras – dijo con sinceridad – debo irme Alex, tengo trabajo que hacer.

-¿Te hacen trabajar en casa? ¡Eso debe ser horrible! – Naomi instantáneamente pensó en como hubiese tomado Alex el saber que su jefa la había abofeteado. Alex era capaz de hacer lo mismo así que simplemente se calló.

- No lo es tanto, hoy salí temprano, como sea, debo irme.

-Espera – dijo Alex – él me ha dicho que no ha sabido nada de ti desde que te has mudado. ¿Lo has llamado?

-Lo haré en cuanto pueda – dijo sin prestar atención a las protestas de Alex - espero verte pronto, te amo – y cortó la línea.

Se vio desplazándose hacia el piso que era de una madera de roble americano sorprendentemente cómoda y allí de espaldas al suelo, boca arriba y con el teléfono en su mano derecha, supo que tenía que hacer aquello que no había hecho desde que había llegado. Suspiro y comenzó a marcar los números que sabía de memoria.

Apenas atravesó el umbral de su departamento, sintió que el día se le acumuló en sus hombros y la pesadez fue mayor que el hambre. Pasó distraídamente al lado de Cris saludándola de manera superficial y anunciando su ruta hacia la ducha. Se despojó de sus ropas y el chorro de agua caliente la recibió como un cálido masaje a su tan cansado cuerpo por causa de la noche anterior y del pesado día de oficina.

Bajo la corriente de agua pudo pensar con claridad por primera vez en el día. Podía sentir como sus sentimientos iban más allá de la excitación cuando recordó a Naomi besándola desesperadamente. Quería estar con ella. De una manera única e inexplicable. Con nadie más. Quería que fuese ella quien recorriera todos los lugares de su cuerpo, que fuese ella la que encontrara nuevas formas de excitarla y que fuese solo Naomi la que la sostuviera cuando alcanzase el clímax con dulces palabras de consuelo.

Cuando terminó la ducha y pudo cambiarse en un conjunto para dormir, Cris apareció en la entrada de su pieza casualmente apoyada en una pared.

-¿Qué? – preguntó porque no decía nada.

-¿Cómo te fue en tu primer día después de involucrarte con tus empleados? – preparada para la situación esquivó exitosamente uno de los pequeños almohadones de Kall y comenzó a reírse.

-No son ‘’empleados’’ – dijo como siempre Cris se burlaba de ella.

-Puede que no sean muchos pero uno es seguro – dijo con sonrisa de suficiencia – ¿vas a contarme?

-Yo… yo la abofeteé – dijo con una timidez extrema agachando la cabeza.

-¿La abofeteaste? ¿Por qué? – interrogó muy interesada.

-Nos iban a descubrir y yo solo reaccioné.

-Recuérdame no estar cerca de ti cuando reacciones a situaciones “extremas”- dijo con una risa gutural mientras recibía una mirada fulminante de parte de Kall – ¿ella se enojó?

-Creo que sí, no estoy muy segura – he dicho que la compensaría pero no he querido mirar a Naomi por el miedo a un rechazo rotundo. Solo me limité a huir, una vez más como una cobarde.

-Le pediste perdón ¿verdad? – Kall podía ser extremadamente dulce pero a veces olvidaba lo fundamental sobre las relaciones humanas y era porque había estado confinada en una soledad auto impuesta.

-Lo hice pero no me quedé lo suficiente para escuchar su respuesta – admitió aún más avergonzada.

-Eres simplemente única – pensó en voz alta y no lo decía de mala intención, sino de la única forma que se podía interpretar. Kall era sorprendentemente inigualable – ¿Deberías estar aquí? – preguntó para ver la reacción de Kall. Quería ver que tan serio seria todo aquello con Naomi o sino era más que un enamoramiento pasajero para probar la existencia de un amor pasado que en su momento no pudo ser. Al ver la confusión en la cara de su compañera de piso decidió no indagar más y que ella sola llegara a sus propias conclusiones – lo lamento, me iré a dormir. Si tienes hambre puedes toma algo de ensalada que dejé en la heladera – se dio media vuelta y bajó del dormitorio de Kall para adentrarse al suyo.

No entendió mucho lo que le había querido decir su compañera. Solo se limitó a deslizarse por las sábanas y abrazar una de las almohadas en reemplazo fantasioso de la persona que ocupaba sus pensamientos. Pero no podía conciliar el sueño. Por más que su cuerpo gritase cansancio su mente se mantenía en plena forma llevándola a un paseo de recuerdos imborrables.

Nunca se había sentido así, ni antes de Heck, jamás alguien le quitaba el sueño. De hecho, en estas circunstancias era una de las pocas en las que se mantenía como la gente normal. Siempre podía dormir no importaba lo mal que estuviera física o emocionalmente. El sueño era su único bálsamo y su escapatoria de la realidad. Sonaba un poco a cliché pero era así, en el sueño no había malas decisiones, no había memorias dolorosas o personas indeseables, siempre su subconsciente la llevaba a un lugar hermoso y por ello la noche era la parte favorita del día. Pero aquí, ahora, en este preciso momento el sentirse inquieta no hacía más que crear una sensación de soledad. Tenía que actuar y pronto de lo contrario desesperaría.

Lo había logrado, lo había hecho sin el menor esfuerzo ni duda en su voz y se encontró con que era más fácil de lo que había pensado. Hablar con él la había traído al presente directamente y sacándola de su sueño de fantasías. No podía prolongarlo más y en cierta parte había sido lo mejor. Ahora estaba decidida, convencida y fría para poder continuar con el plan.

No entraba en sus planes enamorarse de Kall, no podía tener esos sentimientos hacia la persona que años atrás la había devastado. No importaba que excusas pusiera, ella simplemente no era así. No era una tierna y dulce niña como Lane que le perdonaría todo. Ella era fuego y determinación, si no podía manejarla debías alejarse porque no tendría consideración a la hora de atacarle. Y sin dudas Kall no estaba preparada para ser manejada. De hecho nadie lo estaba…

Se adentró en el agua y mientras intentaba elaborar un plan coherente para dañar a Kall, el timbre sonó. Decidió ignorarlo, no pararía una placentera ducha por algún lunático, vendedor o peor aún, un vecino deseoso de silencio. Por alguna razón, el visitante persistía y al darse cuenta de la hora se percató que podría ser una emergencia. Salió de la ducha sin interesarse en ponerse algo encima, observaría por la mirilla para decidir sí abriría o no. Si abrir era una opción, el que la viera desnuda sería un conocido así que no se molestó buscar un albornoz. Sintió toda la sangre agolparse contra su corazón cuando vio que era Kall del otro lado de la puerta vestida casualmente.

No entendía muy bien que fuerza superior la había impulsado a salir de casa... Hasta ahora al verse ahí parada torpemente frente al departamento de Naomi. La verdad era que no pudo llegar a ningún acuerdo y desistió hacer trato con Morfeo y aunque le hubiera obligado este no hubiese accedido.

Recordó la cama inmensamente grande debido a la falta de otro cuerpo que la acompañara, además que debía una gratificación… Y si no podía pensar sin ella a su lado, la buscaría e intentaría quedarse hasta que Naomi la echara de su vida.

Repentinamente la puerta se abrió mostrando a una Naomi completamente desnuda con su piel mojada mostrando rastros de jabón. Su sangre y corazón al unísono compartieron un ritmo acelerado mientras que ella intentaba no gemir ante semejante visión. Dentro de su cabeza se libraba tremenda batalla donde participaban la pasión y el sentido común. Finalmente, el segundo venció… pero el primero tampoco se marchó.

-Naomi – dijo en un tono de reproche – ¿podrías cubrirte? Si alguien pasa

-Entonces no demores… – dijo sensualmente.

Vio como Kall entraba a su departamento sin quitarle la vista de encima y su cuerpo no hizo más que reaccionar a tan descarado escrutinio. En cuanto cerró la puerta se abalanzó sobre ella sin dejarla pestañear. Kall tampoco dudo en responderle y se fundieron en lo que pensó que era el mejor beso posible.

-¿A que debo su visita? – preguntó entre besos aun jadeando.

-¿No recuerdas que te dije que te compensaría? – dijo arrastrando las palabras haciéndola irresistible ante los ojos de Naomi.

Y cómo respuesta solo atinó a volcarse en ella y hasta perderse en Kall. El plan podría esperar... No había ninguna prisa. El hecho de que su jefa estuviera ahí refrendando su palabras hablaba por si sola de la espléndida victoria.

Podía atraerla sin siquiera proponérselo. Kall le dio acceso pleno a su boca y sus lenguas se acariciaron por un momento hasta que el beso cobró tal pasión que comenzaron una batalla frenética para proporcionarse placer mutuo. Había olvidado su desnudez pero su compañera se lo recordó amablemente cuando acaricio la curva de sus caderas para rozar ligeramente su pecho hasta que llegó a la curva del cuello para atraerla más contra su beso. Solo pudo gemir ante tan inesperado placer que se arremolino en su centro sin previo aviso.

Lo primero que había notado cuando la puerta se abrió fue el perfecto cuerpo moreno que parecía esculpido por los dioses y una Naomi rebosante de confianza desafiándola. Quería estar a su altura pero apenas la puerta se cerró, el sonido imitó a la campana de un ring donde Naomi no le intereso acertar el primer golpe llevándola casi a la cúspide del orgasmo con tan solo un beso duro y húmedo.

Solo quería atraerla más contra sí, porque le parecía que estaba demasiado lejos de Naomi. En el camino rozó un pecho pero se obligó mentalmente a no desesperar y lograr el primer objetivo que era mantenerla cerca a través de su cuello. Pero el que gimiera de esa forma y se estremeciera contra ella no hizo más que acrecentar la necesidad de tocarla. Sin poder percibir sus propios movimientos se encontraban al lado de la cama. Tanto ella como Naomi respiraban con dificultad y aunque el aire que tomaban pausadamente entre jadeos no parecía ser suficientes ambas seguían participando de forma más que entusiasta en su recorrido de beso.

Ropa, había demasiada ropa entre ellas… corrección en Kall. Su cuerpo estaba en serio peligro de combustión instantánea mientras que Kall todavía conservaba su jean claro y la remera al cuerpo. Igual que la noche anterior, hizo ademán de levantarle la remera y Kall se accedió a sacarlo dócilmente. Apenas la prenda desapareció, sintió como la boca de Kall en vez de reclamar sus labios se fugaba hacia el sur deteniéndose en su garganta. Por un momento las piernas amenazaron con fallarle y por ello se abrazó desesperadamente a Kall haciendo que la aludida se acercara y pusiera mayor pasión en su cuello moreno ¿Cómo era posible que le dieran tanto placer los labios de otra persona sobre su cuello? Se sentía a punto de correrse.

Hipnotizante, embriagador y magnético eran uno de los pocos adjetivos que se le ocurrían para describir la increíble sensación de su aroma y la piel que cubría la garganta de Naomi. Comenzó a morder débilmente y escuchó como respuesta unos leves quejidos y mayor fuerza en su agarre. No podía postergarlo mucho tiempo más y tampoco quería hacerlo ya. Sus manos se encontraban en su cuello y con suma delicadeza las deslizo por la espalda de Naomi hasta llegar a sus nalgas bien formadas. Las apretó dulcemente hasta que el deseo ya era casi imposible de ignorar y empezó a guiarla a través de estos hacia ella comenzando una danza que Naomi se mostró más que dispuesta a seguir.

Kall estaba haciendo mella en su cuerpo y eso que aún no pasaban de los juegos preliminares. ¿Qué seguiría después? ¿Un orgasmo demoledor? Se dio cuenta que estaba cerca y que no quería correrse con Kall todavía en jean. Con la cabeza hacia atrás intento buscarla más por tacto que por la visión, los botones del pantalón de Kall pero las repetidas oleadas de placer eran demasiadas intensas como para ignorarlas. Sus gemidos resonaban en todo el departamento y escucharse a sí misma como nunca antes, despertó nuevamente su duda interior. Solo con Kall podía hacer lo que estaba haciendo con ella. Dejó de darle vueltas al asunto cuando encontró su objetivo y lo más rápido que pudo despojo a su jefa de sus pantalones y sostén mientras que con pausas y tropiezos se acercaron para caer en la cama.

Inclusive el estar encima de Naomi y sobre su cuello parecía no serle suficiente. Se acomodó rápidamente colocando un muslo entre el medio de Naomi que se arqueó y lanzó un gemido ante el contacto. Nunca antes había tocado a una mujer así, de hecho carecía de vasta experiencia sexual en su currículo de vida. Pero el estar con esta persona parecía todo tan natural como si siempre lo hubiera hecho, se guiaba plenamente por instintos y la necesidad de darle el mismo placer que ella había recibido. Capturo un pezón oscuro entre sus labios y comenzó a succionar mientras sentía como en la cama una Naomi se desarmaba de placer. A pesar de que era ella la que profesaba las atenciones, se excitaba cada vez que Naomi enredaba sus manos entre su cabello, cada vez que Naomi decía con voz enronquecida su nombre o como su hermosa voz gemía débilmente prometiendo ahogarse en el más profundo clímax.

Antes de perder definitivamente la consciencia, se movió y cambio los lugares. Ahora podía ver la cara confundida de Kall de espaldas al colchón mientras ella todavía intentaba tomar aire para no correrse ahí mismo.

-Eh! – Se quejó Kall – yo tendría que estar allí – dijo mientras intentaba cambiar de nuevo, cosa que Naomi bloqueo con su cuerpo.

-Lo lamento – dijo sin mucho aire todavía  mientras pegaba sus cuerpos – pero ya me has compensado demasiado– y comenzó a morderle el lóbulo del oído derecho al momento que imprimió más fuerza con su muslo en el centro de Kall y está largaba un gemido suave – déjame saborearte – nombro lo último frente al blanco vientre plano al momento que empezó a dejar una estela de besos hacia el norte deteniéndose en sus pechos para saborearlos.

Sintió más de lo que vio, que Kall todavía tenía su ropa interior baja y casi como un “Déjà vu” la liberó de la misma. En su rostro experimentó la suavidad de las manos de Kall que le pedían que se miraran. Sabía internamente que si lo hacía se perdería completamente en ellos y con todo, lo hizo sin importarle a donde la llevara esa sensación. El hermoso verde se mantenía demasiado oscuro debido a la pasión cortándole el aliento cuando la penetró con tan profunda mirada y entonces la escucho hablar.

-Naomi – casi la escuchó ahogarse en un jadeo – te necesito – dijo lo último mirando su boca porque la separación de su fusión parecía muy distante y la deseaba tanto.

Sintió como un rayo, como si un rayo simplemente la atravesara de la cabeza hasta los pies y tuvo que morderse el interior de la boca con tanta fuerza para resistir al orgasmo que podía saborear la sangre. Bajo la atenta y alentadora mirada de Kall comenzó a masajear la zona que llamaba más su atención y el anhelo que brotaba de su ex profesora la hizo gemir inconscientemente. Y comenzaron una danza que tanto deseaban ambas mientras la penetraba rítmicamente y se fundían en el beso más pasional y vigoroso posible.

Sin querer dejar de lado la satisfacción de Naomi, colocó sus manos en su trasero mientras la apretaba contra ella. Si bien la mano de Naomi impedía el contacto directo ambas sintieron la misma sensación de estar en el cielo cuando sus partes íntimas entraron en sintonía. Tanto Naomi como ella gimieron y gritaron al unísono cuando el orgasmo las sorprendió mientras ambas buscaban fundirse lo más posible en un abraso tranquilizador.

Pasaron alrededor de unos minutos en los cual ninguna de las dos se movía. Disfrutando después del delirio y de la tibia presencia del contacto de la una contra la otra. Hasta que Naomi presa de los pensamientos de toda la mañana rompió el silencio desde su refugio en el cuello de Kall mientras retiraba lentamente sus húmedos dedos de dentro de Kall.

-¿Mañana también escaparas? – le salió algo ronca la voz.

-Lo lamento – dijo apenada mientras con sus manos buscaba el rostro de Naomi imprimiéndole la fuerza necesaria para que la mirara – no, no lo haré – y la besó dulcemente.

-Tampoco te lo iba a permitir- dijo con una sonrisa maliciosa mientras comenzaron otra serie de besos que temporalmente las volverían a llevar a la locura – Así que despiértame para ir a trabajar – agregó desde su posición y escucho un débil gemido que lo interpretó como un ‘’si’’.

PD: A partir de este capítulo, tengo el placer de presentar a una nueva persona que me ayudara con Inevitable…Lunna, corregirá los errores y trazos de cohesión. Así que ya saben…. Si agradecen no será tan solo para mí, sino también para Lunna.

Espero que el capítulo en el cual hemos trabajo sea de su agrado y sigan deseándome suerte que ya me quedan dos o tres exámenes :D

Saludos

Eugeene

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