Parte 2
Al día siguiente me desperté
inquieta. Jane no volvió a la departamento en la noche. No quería volver a
encontrarme con ella. Tener que hablarle, no saber cómo empezar una
conversación.
Luego de vestirme salí
de mi cuarto. El living la cocina, todo estaba normal, luego vi la puerta al dormitorio
de Jane. Estaba cerrado y no me atreví a entrar. No sabía qué hacer, por una
parte creo que podía comprenderla, pero ¿cómo me pudo haber hecho eso?. Tome
desayuno rápidamente y me fui. No quería seguir ahí y tener que encontrármela
de nuevo.
Después de las clases
vi a Edward, quien se acerco a mí y yo no tenía muchas ganas de hablar con él,
de hecho, no tenía ganas de hablar. Aparentemente él lo noto y me pregunto si
me pasaba nada. Yo respondí que nada y me fui tratando de esquivarlo, él se
quedo mirando cómo me iba y yo casi salgo corriendo. Pero cuando estaba más
lejos no quería tener que llegar al depto.., tener que enfrentarla. Por lo que
trate de irme lo más despacio que pude, pero por más despacio que iba, mi temor
crecía mas.
Gracioso. Cuando llegue
al departamento, al abrir la puerta estaba ahí, tan inocente que nadie se
imaginaria que es lo que había hecho. La vi, y por un momento lo único que
quisieron mis piernas fue doblar e ir en la dirección opuesta. Sin embargo me
quede ahí en la puerta, sin entrar, como esperando a que algo ocurriera. Vi que
Jane me vio parada y trato de acercarse a mi (con cierto temor por cierto)
hasta quedar frente a mí. Yo seguía quieta y fue ella quien rompió el hielo
Odisea... (Trago saliva,
su garganta estaba seca). Sé que, bueno. Me excedí (y su mirada poso en mis
ojos, que si no fuera porque no quería estarían llorando) y quiero decirte, que
de verdad... Lo siento, no. no pude co-contenerme. –Y fue en ese momento donde
vi una lágrima caer sobre su mejilla para luego notar que sus rasgos de la cara
se tornaban cada vez más duros. No podía seguir hablando, por mas quisiese y lo
único que pudo hacer fue tapar sus manos para evitar que los sollozos no fueran
tan ruidosos.
Yo la mire y simplemente
no quise ni tocarla. A cambio de esto la esquive y me dirigí a mi habitación,
donde la cerré con fuerzas como para evitar los sollozos de Jane. Sin embargo
los oía y no podía seguir evadiéndolos. Luego oí como Jane toco la puerta y a través
de ella me rogaba para que no me fuera, que en ese momento no podía vivir sin mí
y la escuchaba tan trágica, tan adolorida como en la novela de Romeo de
Julieta, un dolor eterno y tan puro a su vez. No quise seguir oyéndola, hacerlo
sería como matarme de tristeza al escuchar tanta amargura. Abrí la puerta y me dirigí
a ella, quien se encontraba de rodillas al lado de mi puerta. Tome su cabeza
fuertemente con mis dos manos, me acerque y lo único que pude decir fue un
"¿Por qué lo hiciste?". Jane estaba destrozada (me pregunte cuanto había
tomado la noche que se fue por su aliento todavía apestaba a trago) y de tantas
lagrima salada pudo decirme un algo
Hace mucho Odisea, que
no me había sentido tan satisfecha conmigo misma hasta ahora.
Abrí mi boca, pero las
palabras no me salieron. Estaba lista para decir algo, pero nada me vino a la
mente. Que egoísta! Por un momento pensé, pero, ¿no es acaso esa la naturaleza
del ser humano? Buscar la felicidad, claro está, sin importar que es lo que
puedas pisotear. Y ella lo estaba haciendo encontró su felicidad, sin embargo hiriéndola,
aquella que era yo. La gozo en algún momento, la toco, como si hubiese sido
inalcanzable (aunque claro está que no lo fue). Que goce tan grande! Ella lo había
hecho y yo no! Yo todavía no era feliz, ¿lo había sido ella? Cuando me toco, ¿habrá
sentido tanta la felicidad que sintió, tal como el sufrimiento que sus bellos
ojos reflejan en este momento?.
Me levante, y por un
momento, sin pensarlo mucho le dije (sin mirarla, parecía que entendía todo):
No voy a echarte,
tampoco a demandarte ni nada por el estilo... Pero de verdad, no quiero que
vuelva a suceder Jane.
No va a volver a
suceder.
Nos separamos, eso fue
lo que ocurrió. No la volví a ver hasta en la tarde, cuando comimos, ninguna de
las dos dijo nada por un comienzo y antes de terminar de comer Jane salió, dijo
que volvía luego. Yo me quede ahí, sin hacer nada, solo dando la vuelta por ahí
y por allá. Hasta que la vi volver con un ramo de lirios blancos,
ofreciéndomelos me dijo:
No va a volver a suceder
– y sonrió
Irónico, es lo mismo
que dicen los esposos a las mujeres que son golpeadas, ¿ocurrirá lo mismo aquí?
Tome los lirios y los puse en agua, luego me di vuelta hacia Jane
¿Por qué... por qué no
empezamos de nuevo?- Le propuse – Al fin y al cabo, por nada no quise...
quejarme, si es que esa es la palabra, con respecto a todo.
Está bien – dijo, parecía
contenta por la decisión, y me sonrió a lo que yo también sonreí como
respuesta.
Los primeros días
después del incidente pasaron de manera tranquila, Jane se "porto
bien", aunque sospecho que en ese tiempo me amaba de una manera más
discreta. A Edward no lo vi durante esos días. Extraño, no me dijo ni me insinuó
nada la última vez que lo vi, me pregunto qué le había pasado.
Sin embargo, todo volvió
a ser como antes, de a poco. Los detalles eran cada vez más notorios y Jane
cada vez podía aguantar menos. La vez que me tuvo de alguna manera le recordaba
tanto placer que quería repetir aquella experiencia.
Empezó primero
románticamente. Me acuerdo que una vez me invito primero al cine, yo acepte
inocentemente. Ella compro los boletos y fuimos a una función en donde no se
encontraba mucha gente. Al sentarnos la falda dejo en descubierto parte de mi
rodilla, a lo que Jane noto, por esto, apoyo como si nada su brazo en
"brazero" (o como sea que se llame) de la silla dejando su mano
colgando y teniendo un leve contacto con mi rodilla. Al principio no lo note,
pero me acuerdo que a la mitad de la película ya casi mantenía toda su mano en
mi rodilla, por lo que la aparte y la mire feo. Más aun, al terminar la
película el detalle ya se me había olvidado.
Luego del cine me
propuso ir algún restaurante.
¿Desde cuándo que estas
con tantos bienes? Usualmente la plata que ganas nos alcanza solo para comer!
¿Y es que acaso tu no
conoces el concepto de ahorrar?- sonrió Jane
Por supuesto que sí,
pero hasta donde yo sé, un ser humano no lo usa hasta que se trae algún plan a
futuro...
Bueno, no tenía ningún
plan a futuro, decidí gastarlo no más Odi. ¿Acaso no puedo?
No, claro que si... y
bueno, ¿dónde me llevas?
Eso es una sorpresa, ya
verás.
Fue todo el día
agradable, a decir verdad, fue como pasar el día con una amiga, muy cercana. Y
nos fuimos riendo y conversando hasta llegar al restaurante. Cuando llegamos me
sorprendí, era un lugar muy bonito, muy "resguardo del invierno de
sociedad media-alta" Me agrado mucho puesto que era mi estilo y Jane lo sabía.
Con el tiempo me di cuenta que sabia mas de mil que yo. Entramos. Nos sentamos
cerca de una ventana y pedimos algo liviano, seguíamos conversando hasta que
hubo un momento en que no quedaron palabras y fue cuando Jane dio el siguiente
paso.
Te admiro mucho, eres
tan sabia, inteligente y además bonita.
¿Lo crees? No te compro
mucho lo de ser sabia, ¿sabes?, ¿Por qué lo dices?
Por lo que paso... No
me rechazaste a pesar de lo que te hice
Jane...
Ya sé que no quieres
hablar del tema, pero quiero decírtelo, quiero preguntarte también.- cerró los
ojos, estaba como buscando las palabras correctas para expresarse – Odisea, ¿Por
qué lo nuestro no puede funcionar? – "Jane", dije – Quiero decir, nos
llevamos tan bien, nos llegamos a comprender –"Jane" repetí – ¡¿Por
qué no me puedes simplemente dar una oportunidad?! – me dijo con un tono de voz
más elevado – No puedo, no puedo seguir viviendo en este estado. Estar tan
cerca de ti y ni siquiera poder tocarte...
Jane... –dije, tratando
de hablar- Yo… no puedo... simplemente no puedo.
¿Por qué..? – me
pregunto en un casi susurro, vi que sus ojos estaban rojos, estaba a punto de
volver a llorar. Santo Cielo! Cuánto dolor corría por sus venas, que dudaría
que cualquier hombre que haya conocido antes lo hubiese sentido a causa mía.
En algún momento antes quise
aceptarte como mi amante, poder poseer toda esa energía que irradias en mi corazón,
mente y cuerpo. Pero hay algo que me dice que no puedo aceptarlo, quiero decir,
eres mujer, eres mi prima santo cielo, ¡Jane! ¿Cómo podría ser posible desearte
cuando eres de mi propia sangre?
¿Por qué no? ¿Qué te
asusta tanto Odisea?- no respondí, en el fondo le quise decir, que nunca antes
me había sentido tanto amor hacia mí, me hacía sentir tan especial, que incluso
me daba pavor. No podía ser Yo algo tan importante. Tenía que admitirlo, era
una gallina, cobarde.
Vamos nos... Ya estoy
cansada, quiero irme a acostar.- le dije y ella obedeció, cerramos el tema y pidió
la cuenta. Nos devolvimos al departamento en silencio, ninguna de las dos no
dijo nada hasta el día siguiente
Otro día de clases. Que
mal, ya no daba más. Tome desayuno con Jane y las dos parecíamos de nuevo
bastante amigables y al despedirme de ella me dio un beso en la mejilla, cerca
de mis labios, tan cerca de mis labios. Pero no le dije nada, no quise empezar
aquellas peleas de nuevo.
Al volver no vi a Jane,
no había llegado, a su vez encontré un mensaje diciendo que paso al
supermercado. Genial, no había nada de comida. Tome una ducha, me relaje y vi
tele. Nada especial a decir verdad. Cuando escuche a Jane volver estaba cargada
con bolsas, me saludo y yo también y decidí ir a socorrerla. Recogí una de las
bolsas que se le había caído y las lleve a la cocina (la cocina es bastante
estrecha, por lo rozamos mucho). Allí desempacamos y las dos estorbábamos
bastante, nos reímos un poco porque yo necesitaba alcanzar un estante de arriba
y Jane uno de abajo. Pero al final las dos nos caímos riéndonos y desparramando
todos los productos. Sin embargo, la cocina era tan estrecha que apenas cabíamos
en el suelo también, yo estaba encima de Jane y como estaba riéndome no quise
levantarme de inmediato, sino que me encontré con la mirada de Jane, sus ojos
negros y grandes. La mire por un rato relativamente largo y pude notar que Jane
se sonrojaba por la intensa mirada que yo provocaba. Pero entonces sucedió algo
que ni yo pude explicármelo. Me acerque y la bese suavemente en los labios.
"Odisea...." Pero antes de que Jane pudiese decir otra palabra la
bese tan apasionadamente que la oír gemir nuevamente, por lo que mi deseo creció
de seguir besándola. Sentí que las manos de Jane sujetaban mi cabeza como para
afirmarla, para que no parara. Yo no quería, sus labios eran deliciosos, como así
su lengua, tan jugosa y llena de vida. La sentía, podía sentirla estremecerse,
a punto de desmayarse. La bese un buen rato y la solté, la mire, sus ojos
irradiaban algo sinceramente hermoso, una vitalidad, un brillo tan notorio, y
su boca no dejo de sonreír. Sentía que ella estaba en la gloria. Con mi mano corrí
el pelo que cubría su bello rostro. Y la seguí mirando, ella no hacía nada, se sentía
tan bien conmigo encima. Pero yo me pare, guarde las cosas en los estantes y
Jane se paraba lentamente. Salí de la cocina y me senté en el sillón, simulando
ver tele. Jane se sentó en una silla y creo que se puso a leer algo. Ninguna de
las dos no dijo nada.
Al momento salí del departamento
a dar una vuelta. ¿Qué iba a hacer ahora? Le di un beso, apetecía tanto dárselo,
pero, ahora como voy a seguir evitándola. No podía darle la pasada, aunque
quisiese, pero como me podía yo restringir de tamaña felicidad?. Porque era tan
complicada?. Me senté en una banca del parque, todavía pensando que es lo que
iba a hacer. Pero no, nada se me venía a la mente, por lo que decidí salir con un
amigo divertirme un poco. Más aun termine contándole todo mi problema.
Afortunadamente John es una persona flexible. ¿Cómo puede ser flexible alguien
en este tipo de situaciones? La respuesta era fácil, él también era gay y por
supuesto mi mejor amigo. Jamás diría nada a nadie
Me aconsejo que lo que podía
hacer en este tipo de cosas era alejarme de la persona, pero ¿cómo? No podía, tenía
que tenerla en mi casa pasase lo que pasase. Hasta por lo menos la mayoría de
edad (que aun faltaban algunos meses mas). Aunque John no supo que mas decirme
me sentí bien porque me pudo consolar.
Llegue en la noche a mi
casa, recuerdo. Vi a Jane viendo tele y la salude con un simple hola, por lo
que ella respondió muy contenta internamente. Deje mi cosas en el suelo y me senté
al lado de ella. Vi la tele. Hasta Jane pregunto:
¿Por qué me besaste?
... –iba responder
algo, pero se me fue la idea de momento por lo que me mantuve en silencio
Me gustaría poder
besarte de nuevo – Yo la mire y vi que ella miraba sus uñas, enfocando su
mirada en una excusa – Me gustaría... me gustaría poder amarte – y esta vez me
miro, con deseo
Jane, no puedo, ¿acaso
no te das cuenta de lo poco moral que podía llegar a ser una relación así?
Y desde cuando le das
tanta importancia a lo moral Odisea? Hasta donde yo sé ese tipo de cosas te importaba
un rábano
Bueno, hay cosas que no
son tan poco importantes y esta es una de ellas
¿Qué puede pasar? ¿Qué algunas
personas nos apunten con el dedo? ¿Qué nos insulten unos viejos locos pasados
de moda?
Eso sería poco...
Entonces ¿qué?
No quiero arriesgarme a
que algo así llegue al colegio y me expulsen para luego no admitirme en ningún
otro colegio decente. ¡La lesbiana de la escuela! Que conmovedor
¿Por qué piensas así? ¡Es
imposible que algo así pueda llegar a tu colegio!
¡Jane! No voy a poner
en riesgo mis estudios – excusas, tantas mentiras que invente para poder
evitarla.
Odisea – se acerco –
Por favor, no te transformes en una de esas personas con aquel lavado de
cerebro tan abominable que puede llegar a ser. Sé que te gusto – ¡estaba tan
cerca mío! Pude ver esa mirada, esos labios con saliva en sus entornos, aquella
flor tan delicada que podía ser, Jane.
Yo...
Pero ya no podía, me
hechizo, me tenía en la palma de su mano y cuando se acerco aun mas para darme
un beso, tan delicado, tan femenino, tan distinto al primer beso que me dio
cuando me violo. Este era dulce. Lo tome, y le devolví el beso tan suavemente
como lo recibí. Luego Jane con una mano la apoyo en mi rodilla y esta vez trato
de meter su lengua en la mía, y yo le abrí mi boca para que pudiera hacerlo.
Nos besamos, podía sentir a Jane, su cuerpo, su calidez. Era tan suave y bella.
Con esto Jane trato de
acostarme en el sillón, yo accedí, ¡santo cielo! Haría cualquier cosa ahora, me
tenía a su merced. Me seguía besando en la boca y luego paso besando mi cuello
y sus manos tocaban mi estomago y luego subían hasta mis pechos. Yo no emitía
sonido alguno pero escuchaba a Jane volarse con cada centímetro de mi cuerpo
que tocaba. Luego volvió a mis labios y sus manos trataron de sacarme el calzón
sin tratar primero de sacarme la falda.
Después me saco los
zapatos y abrió mis piernas para quedar ella entremedio de aquellas, pero antes
de que continuara besándome yo quise sacarle la camisa. Me levante hasta quedar
sentada, la desabroche y la tire lejos para luego sacarle los sostenes y quedar
maravillada con sus senos, los cuales comencé a besar. Sentí que Jane estaba más
caliente que antes, su ternura paso a segundo plano y me agarro la cabeza con
las dos manos y me empezó a besar apasionadamente como una salvaje, paso su
lengua por toda mi boca, incluso en mis dientes y su ritmo empezó a acelerarse.
Me quito con prisa mi polera y beso mis senos, ¡casi se los come a decir
verdad! Luego su lengua se deslizo por mi estomago hasta llegar a mi falda (que
todavía la tenia puesta).
Levanto mi falda y
luego empezó a lamer mi vagina como una loca. La oía gemir más fuerte que nunca
y eso que era yo quien estaba recibiendo y no ella!. Movía se lengua por todas
partes. Yo estaba en las nubes, sentía como me succionaba cada jugo que emitía
y lo tragaba como manjar en su boca. Después era ella quien necesitaba más de
su propia medicina, por lo que opto por mantener la misma posición que cuando
me violo y disfrutar. Separo mas mis piernas, se bajo el pantalón y unió su
sexo con el mío. Empezó a moverse agitadamente y yo sentía su bello y jugoso
sexo junto al mío. Las dos gozamos, aunque yo, siendo muy reservada me limitaba
a demostrar algún signo de goce. Pero a Jane no le importaba. Ella estaba
gozando y no se limitaba a nada. Gemía una y otra vez al roce de ambos sexos. Era
tan delicioso. Jane tenía los ojos cerrados y trataba de sonreír a pesar de su
cara de placer. Tan bella y perfecta a pesar de todo. Cuando llego al clímax,
sin embargo, abrió los ojos y mantuvo la boca abierta, pero ningún sonido salió
de ella. Me miro y rió a lo que yo también le respondí con una risa mas
apagada y me beso antes de que pudiese seguir. Era tan feliz, como si todos sus
mejor momentos se reuniesen en uno. Quería volver a hacerlo, pero yo no se lo permití.
Tenía que hacer y no podía gastar más tiempo. Me levante y me fui a duchar. Al
volver vi a Jane todavía desnuda y fumando, fumando! Ella no fuma...
¿Me puedes explicar qué
haces fumando?
Siempre he visto en las
películas a los hombres fumar después de hacer el amor y quería saber que era
lo que se sentía
Jane.. ¿Te das cuenta
de que esos hombres fuman Porque ya han fumado desde antes y saben que el
cigarrillo les gusta? Dime, ¿te gusta a ti?
Bueno. –Miro el
cigarro- a lo mejor es por eso de que no me agrado la idea después de
prenderlo.
Loca... –Reímos
entonces las dos. Era agradable. Tuve sexo con mi mejor amiga, tutora y prima y
en ese momento ya no importaba. Que fuera mujer, que fuera mi prima, que fuera
hasta incluso inmoral. La mire, vi su figura esbelta y la ame a pesar de tanto
defecto que tenia. Ya no me importaba nada más
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