Carla y María - Montserrat - 1

Viernes por la tarde y yo, para no variar sin cita, ¿es que no habrá un solo tío al que le guste?, esto es increíble, no estoy tan mal: tengo unos ojos preciosos,  una sonrisa encantadora y un cuerpo de 95 centímetros. Mis caderas tienen más ganas de juerga que yo, toda la peña sale hoy con alguien, incluso Antía sale con Juan. No es que quiera mal a la criatura pero el acné con ella se pasó.

Para un fin de semana que mis padres se van al pueblo, que tengo toda la casa para mí..., no sé si llamar a una página de contactos, ¡joder! Tengo dieciocho tacos y ¡soy virgen¡! y encima Natalia no para de pasarme novelas eróticas. Vale que me las da para que no se las pillen en casa, pero es que a mí me gusta leer  y ya se sabe..., así ando yo, quemando fuego con ejercicios manuales, de ésta me salen más callos que si trabajase en el campo. Natalia dice que soy una salida, pero si yo en sí ya tengo bastantes estímulos y encima me deleito con semejante literatura, ya se sabe. Claro que la señorita se calma con su amor del alma “Juan Mari” (es tan pijo como el nombre).

Bueno Carla, una ducha fría te mantendrá despejada.

Justo cuando voy preparar mi ducha helada (no sé si meter unos cubitos en la bañera), suena el timbre, seguro que es la vecinita, que por cierto tengo ganas de verle la cara,  mi madre dice que no para de pedirle cosas. Hay que decir en su favor que paga lo que se lleva, pero esto no es el súper. Me pondré el albornoz, no es cuestión de salir en bolas.

María: ¡Hola! Soy tu vecina, ¿por casualidad no tendrás un cartón de leche?

Carla: Pues la verdad no lo sé, pasa y miro en la cocina.

María: Tú eres Carla, ¿no?

Carla: Sí, pero no recuerdo que nos hayan presentado.

María: No nos presentaron, pero tu madre habla mucho de ti.

Carla: ¿Cómo quieres la leche: entera, desnatada, semi?, tú me dirás.

María: Siempre entera. No te habré interrumpido, no estarías ocupada.

Carla: No encanto, no tengo tu vida sexual, iba a darme una ducha.

María: Lo dices por lo de ayer, perdona si hicimos ruido, pero mi ex vino a despedirse y ya se sabe

Carla: ¿Tu ex? No quiero imaginar que harás si te echas novio.

María: Novia, encanto y cada una disfruta a su manera, o ¿tú no dejas que tu boca disfrute libremente? Te has puesto colorada, ¿no tendrás  problemas con que me guste una mujer y no un hombre?

Carla: No para nada, cada uno con su cuerpo es libre de hacer lo que quiera y con respecto a sí mi boca es capaz de desahogarse como la tuya, cuando lo experimente ya te daré mi opinión.

María: ¿Eres virgen?, ¿tan selectiva eres, que ninguno te vale?

Carla: No tengo por qué darte explicaciones, pero parece ser que la que no valgo soy yo.

María: No seas cría, si eres preciosa, porque no te van las chicas que si no ya te diría yo…..

Carla: ¿Y quién te digo que no me van las chicas? (vale Carla cágala más. ¿Pero si tú nunca te has fijado en una mujer en ese sentido?, vale que María es un poco chula, pero a ti ya te vale)

María: Pues si en algún momento te apetece sólo tienes que llamar.

Carla: Vale, ¿quieres algo más que la leche?

María: Puede, pero no depende de mí, por si acaso te vale para animarte.

Bien Carla, y ahora con sus morros pegados a los tuyos qué haces, Carla deja sus labios en paz, pero qué demonios haces, vale que estés excitada, pero es una chica, que es tu vecina, “mente llamando a Carla, ¡stop!”.

María: Cariño deberías relajarte un poco, en tu boca hay más pasión que en una peli porno.

Carla: Perdona, no era mi intención (o sí lo era, piensa Carla, a ver cómo sales ahora de este lío..., piensa..., bueno mejor no pienses y desvía la vista de su boca..., pero es que no puedo...,  creo que me meteré dentro de la nevera,  si lo hago en la bañera saldré escaldada.

María: Si quieres pásate luego por mi casa, me encantaría prolongar esta situación pero es que tengo comida al fuego y ya sabes.

Carla: Vale.

Publicado antes en http://www.enredadas.com

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