Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Carla y María - Montserrat - 2

Pero a quien se le cuente, con tu vecina, Carla pero en que estabas pensando, Carla estás oyendo a tu mente, ¡Carla!, pero si estoy mojada, vamos a la ducha  a refrescarme, pero como narices puede gustarme que me bese una mujer, no tengo nada en contra de gays y lesbianas, pero yo me pongo a cien pensando como tendrá el paquete a los chicos de la Universidad, y ahora viene la vecinita me da un morreo, porque fue un señor morreo, con su lengua llamando a la mía, tengo que pensar en otra cosa, el agua no apacigua, me vestiré y daré una vuelta, pero a donde, mi barrio a estas horas está más muerto que las sepulturas del cementerio.


En la tele solo hay cotilleos, la peli ya la vi, y no logro zafarme de la imagen de María jugando con mi lengua, un beso lento, muy húmedo, se que cerré los ojos y me deje llevar, pero solo veo sus ojos y su sonrisa cuando yo abrí los míos, tengo que hacer algo para quitarme el calentón, mis manos se deslizan por debajo del chándal, cierro los ojos, solo siento como poco a poco se deslizan como poco a poco, ella me be … nada que no hay manera, mejor me meto en cama, haber si me duermo y logro liberarme del besito.

Vale otra vez el timbre, haré como que no lo oigo, tengo las persianas bajadas, no sé ves luz desde mi ventana, sé que es María he sentido como abría antes la puerta, mejor me desnudo y me meto en cama, y ahora el teléfono, seguro que es Marga ella y Raúl no andan muy bien, seguro que tuvieron bronca y querrá desahogarse.
Carla: Diga.
María: No has oído el timbre.
Carla: ¿María?
María: La misma, no vas abrirme la puerta.
Carla: Estoy en cama y no lo oí, ¿Qué querías?
María: Anda abre la puerta y te lo digo.
Carla: María no tengo ganas de levantarme, creo que debo tener algo de resfriado, pues me muero de frió, no puedes esperar a mañana.
María: No, anda levántate es solo un momento, luego volverás a tu camita.
Carla: Ya voy.
Pero qué querrá ahora y donde tengo el pijama, pero no podrá dejar el timbre en paz, pero donde lo abre puesto, nada que no aparece, y la otra dale que dale a timbre, menos mal que hoy debemos ser las únicas en el edificio (casi todo dios el fin de semana se va al pueblo, es el nuevo turismo rural), tendré que poner el albornoz de nuevo.
María: Pero no estabas en cama
Carla: Si, que querías
María: Duermes con albornoz.
Carla: No desnuda, (bien Carla tu dale ideas), ¿que querías?.
María: Desnuda y ¿tienes un resfriado?, si pensando lo bien lo mejor para bajar la fiebre es sudar y se suda mejor piel con piel, de todas formas déjame ver (tocándome la frente), fiebre no tienes, aunque la cara si la tienes colorada.
Carla: ¿eres médico para saberlo?
María: Si, soy neurocirujana.
Carla: Estas de vacile.
María: Cuando quieras vienes a casa y te enseño el titulo.
Con todo esto ya habíamos cerrado la puerta María se encuentra frente a mí, es muy alta o eso me parece, tiene una sonrisa muy picara, y unas manos largas y finas, sus ojos son azul marino, es relajante mirarla (me la imagino con la mascarilla y el gorrito puesto, y esos ojos apaciguadores como anestesia, dale  Carla, dale, si la acabaras violando).
María: Tus padres te han dejado solita en casa, por lo que veo.
Carla: Eso parece, ¿Qué es lo que querías?
María: A ti.
Bien y ahora que le dices, ¡lista! haber antes de abrir tu hermosa boquita piensa: ¡Carla piensa!, sopesa la balanza, por un lado estás más salida que un chimpancé en celo, por otro es una mujer, por otro lado te encantó el morreito y por otro eres virgen y nunca pensaste en perder tu virginidad con una mujer: bien empate técnico.
María; ¿Te has quedado muda?
Carla: Tu esto ¿lo haces muy a menudo?.
María: Ya me gustaría.
Carla: ¿entonces?
María: Entonces qué, me gustas, créeme te conozco más de lo que tú piensas, tu madre no para de hablar de ti, por cierto, está preocupada por qué no tienes novio.
Carla: Conozco a mi madre, no le gustaría que el novio fuera novia.
María: No te estoy proponiendo una cita, no me mal interpretes, eres muy niña para iniciar una relación, te estoy proponiendo un fin de semana de sexo, a lo mejor te gusta.
Carla: María nunca he tenido relaciones, y jamás pensé tenerlas con una chica, no creo que me………
María: Que te guste, probamos no haremos nada que no te quieras, o prefieres que me vaya.
A todo esto la señorita se había quitado el chándal, para mi sorpresa no llevaba ropa interior, tiene un cuerpo precioso, sus pechos me dan ganas de besarlos (frénate Carla qué demonios haces, levanta la mirada que te va a pillar) y a mí que si me pilla, yo no le dije que se quedará en bolas, su bello es rubito,  se aproxima hacia mí, por dios que no me bese que si lo hace yo…………
Por favor que no pare, me ha quitado el albornoz, sus manos recorren mi cara, yo no sé qué hacer con las mías, se da cuenta, con su mano derecha guía la mía hasta su pecho, soy incapaz de mirarla, se ríe (no se que le puede hacer tanta gracia). Sus manos se deslizan por toda mi piel, mis manos han quedado como ventosas pegadas a sus pechos, que por cierto son más grandes que lo que puede abarcar mis manos.
María: relájate, quieres que nos vayamos a la cama y apaguemos la luz.
Carla: Si quieres vamos a la cama, pero prefiero ver lo que hago (eso Carla, tu con un par).
Me agarró de la mano y me llevó a mi habitación cuando estábamos al lado de la cama suavemente me empujo sobre ella, su cuerpo encima mía, me ofreció sus senos,  y que hago ahora, los beso, los toco, pero para que me meto yo en esto.
María: Tranquila, ya sabrás que hacer con ellos, por si acaso no tienes mucha idea, una clase práctica.
Carla: No creo que me encuentre lista para esto.
María: Tú disfruta, luego ya veremos.
No tengo dudas de que hacer con sus pechos, ella está devorando los míos, su lengua le da una bienvenida cálida y luego su boca como una ventosa los absorbe, sus manos mientras recorren mi vientre  se deslizan por mis ingleses se cuelan dentro de……..
Carla: María que soy………
María: relájate, vale.
Se ha escurrido por mi piel, su boca es quien está dentro de mí, su lengua se desliza a uno y otro lado se introduce en cada una de mis cavidades, me encanta, mis gemidos cada vez son más agudos, la he visto reírse (como diciendo, te lo dije, tú no eres menos que yo), estoy demasiado excitada,  me voy a correr en su boca, no puedo frenar, sus giros cada vez son más precisos, sabe que no aguantaré mucho más, me aferro con la manos a la almohada, mi cuerpo se contrae, alzo mi cuerpo ofreciéndoselo a su boca,  menos mal que no hay nadie en el edificio,  en el último giro pensé romperme en dos, sujetas mis caderas por sus manos, mientras su lengua logra liberar  este calor que me descomponía.
María: ¿Estás bien?
Carla: De maravilla, creo que mañana tendré agujetas.
María: Te aseguro que las tendrás, encanto controla esa boquita. (Echándose a reír)
Su boca recorre mi cuello, mis manos  rozan su espalda, es muy tersa, su cuerpo sobre el mío, su lengua  enlazada con la mía, su mano derecha deslizándose por mis senos recorriendo su formato, pellizcando mis pezones, es una sensación dulce y picante al mismo tiempo, sigue su boca llevándole al Olimpo de los dioses, vuelve a desaparecer y descender a mis profundidades, su dedo jugando con mi clítoris, él gustoso deja que le acaricien, que lo recorran, sigo aferrando mis manos a su espalda cada vez que se mueve dentro de mí, su boca sigue devorando la mía, un dedo entra en una cavidad nueva, me contraigo instintivamente.
María: Abre, ¡cariño! Déjate llevar.
Carla: Yo……….
Su boca ha vuelto cerrar mi frase, sus dedos juegan por fuera, sus senos rozan los míos, ahora me encantaría probarlos, como adivinando mis intenciones María me los ofrece, me estoy poniendo como una moto, mi lengua los recorre, mientras sus manos aprovechando mi nueva distracción se han colado dentro, es molesto pero en parte necesito volver a calmar mi apetito, la beso, me pierdo en sus ojos y su sonrisa, sus dedos giran en circulo en la entrada, uno de ellos se desvía de los demás y entra lentamente, un sonido agudo exhala mi boca, María permanece aferrada a mi piel, besando cada palmo, mi mano derecha se aferra a su brazo, no sé si intenta frenarlo o que avance, no soy muy consciente en este momento de lo que realmente quiero: por un lado siento una gran molestia, por otra su boca hace que mi éxtasis se mezcle con ese dolor apaciguado, me estoy mojando, noto sus dedos húmedos entrando y saliendo dentro de mí, cada mis jadeos son más constantes, no paro, me muero en un instante y al siguiente vuelvo a estar llegando, llegando a un inicio sin final.
No sé cuantas veces me he corrido, María ha subido y bajado por mil piel una y otra vez, cada vez que se mueve encima mía, sin que sus manos o su boca me rocen, solo con su piel contra la mía con sus manos agarrando las mías por encima de la cabeza, dejándose caer una y otra vez, con nuestros sexos y pechos como único modo de enlace, encallando una contra la otra, corriéndome solo con sentir sus gemidos, con ver sus ojos gozando de los míos. Creo que esta vez es el último pero cuando su boca se aproxima quiero volver a empezar, quiero que mi boca la recorra por entero, con la mirada, simplemente, deja que yo experimente su cuerpo, que pueda saciar mi boca con su ser,  en sus senos, he bebido de sus labios mi propio sabor, he conocido el placer, he sentido el éxtasis, he recorrido cada milímetro de su piel, he reconocido cada milímetro del mío a través de sus manos y su boca, me he sentido mujer, no sé en qué momento frenaremos esta terapia intensiva de sexo, pero espero que mis fuerzas aguanten hasta el domingo, quiero gozar de su cuerpo hasta que las agujetas me hagan desfallecer.
Me ha girado, su cuerpo está sobre el mío pero a la inversa quiere.
María: ¿un 69?
Carla: Mejor un licor 43.
María: Muy graciosa, la señorita prefiere no moverse o quiere ponerse encima
Carla: No puedo con mi alma, necesito descansar un ratito.
María: Eso no te lo crees, pero si con solo pasar mi lengua por tu cuello, lo ves, tu cuerpo es más rápido que tu mente.
Carla: Mi cuerpo dirá lo que quiera, pero estoy completamente mojada, mi cuerpo, las sabanas, tu cuerpo, no crees que deberíamos parar un ratito.
Carla: Esta claro: yo encima, mira que eres perezosilla
Me gusta aproximar lentamente su cuerpo hacia mi boca, con mis manos haciendo presión sobre sus nalgas, recorriendo toda su forma empujándola contra mí, balancea su cuerpo, va y viene a mi boca, se que estoy apuntito, María lo nota, por eso frena sus movimientos, quiere que lleguemos juntas, pero es que al sentir su boca, solo con su respirar, con su propia humedad, no necesito más, no creo que aguante mucho tiempo, por lo que los movimientos de mi lengua provocan que su placer venga a mi boca, estamos demasiado cansadas como para ralentizar la llegada, María lo sabe, en su último giro he conseguido que llegase al mismo tiempo que yo, he sentido como su boca se llenaba y como la mía  la complacía.
Carla: Necesito descansar, mi cuerpo no puede más, son las siete de la mañana llevamos diez horas seguidas.
María: No pensé que tuvieras tanto aguante.
Carla: No le quites la magia.
María: y no se la quito, pero me ha sorprendido, ha estado genial, estoy de acuerdo en el descanso, ya sabes que yo no dormí mucho ayer, si quieres dormimos un poquito, luego ya veremos.
Ha recogido las mantas  y el edredón que andaban desparramados a los pies de la cama, me tapó luego con su piel, abrazándome, acurrucada a mi lado hemos tratado de recuperar nuestros musitados cuerpos, y al despertar quien sabe, lo único que sé es que ni en el mejor de mis sueños he sentido tanto placer como el que he sentido, ni tanta complicidad con un cuerpo semejante al mío, con una forma de sentir igual a la mía, si soy lesbiana o no, no lo sé, lo que si se, es que me ha encantado hacerlo con María, lo demás no importa, soy consciente de que ella no quiere una relación, (yo para ella soy una cría, María ronda los cuarenta),  el cansancio me puede, el calor de su cuerpo adormece el mío y  al despertar quien sabe.


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