Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Isy Casta y Pura - Teta Wacha - 1, 2 y 3


Hola soy Isy tengo 23 años y soy virgen

Capitulo 01: Plan en marcha.

Mi nombre real es María Isidora, pero no me agrada mi primer nombre, me parece una cruel ironía. Seguramente ustedes se preguntaran como es que llegué a los 23 siendo casta y pura, sinceramente yo me pregunto lo mismo. 
Mis excusas posibles son las siguientes: no siempre viví en la ciudad, y en mi pueblo no es que sobraran las chicas de gustos alternativos… Ahí otro punto importante, soy lesbiana… desde el útero de mi madre. Imagino que cuando ella pregunto por el sexo del bebe que llevaba en el vientre, el ginecólogo le dijo firme y seco: ¡Invertida! Se lo confesé oficialmente a mi familia a los 12 años y luego de obligarme a visitar psicólogos y exorcistas acabaron por aceptarlo.

Bueno con lo que íbamos; sumado a mi falta de prospectos en la adolescencia, está también la falta del sexto sentido gay al que llaman gaydar. Jamás he podido identificar a las chicas que gustan de las chicas, es más, con suerte llego a mi casa a diario dado que mi sentido de orientación es un asco. A lo anterior sumémosle que según palabras de mi mejor amiga Sarah, tengo un look demasiado hetero, ah… y por supuesto no olvidemos mi patológica timidez.

Hoy me levante con la idea clara de perder la virginidad, no quiero que se me pasen los años y terminar como la película “virgen a los 40”. Así que he ideado un plan, si… porque aunque ustedes no lo sepan soy una genia mental, ya esta, se los acabo de decir, ahora lo saben. El primer… y bueno el único paso de mi plan es sociabilizar. Me desenvuelvo en un ambiente totalmente heterosexual ¿Cómo podría entonces conocer a una señorita de buena presencia dispuesta a quitarme de entre las piernas este pequeño problema? Quizás a ustedes esto les parezca obvio, pero a mi me costó unos cuantos años entenderlo. Sinceramente siempre guarde la esperanza de que una desconocida pelirroja de ojos verdes  o una misteriosa morena de piernas largas, me cogiera de sorpresa en la parte atrás de un colectivo, en el baño de la universidad o tras la vitrina de un centro comercial… sin embargo el tiempo paso y mis fantasías jamás se concretaron. Que falta de iniciativa por Dios, ¿que tiene que hacer una para perder la virginidad? ¿Colocarse acaso un cartel en la frente que diga ¡Fóllame!? Y bueno entre paréntesis pondría: “solo mujeres por favor”.  

Bueno ya decidido lo de sociabilizar, ahora ¿dónde encuentro lesbianas en esta ciudad? 

- Fácil - dijo Sarah, quien por cierto es hetero pero parece saber mas de estas cosas que yo - debes ir a un pub gay. 

- Puff ¿y me aparezco sola con cara de perdida verdad? Espera…  o mejor pregunto en la barra: ¿es aquí la convención de lesbianas vírgenes y desesperadas?

- No seas dramática Isy ¿para que están las mejores amigas si no es para acompañarte en los momentos más vergonzosos de tu vida, con propósito de reírse y recordártelos después  durante años y años?

- ¿De verdad iras conmigo S? – Dije poniendo cara de perrito.

- Sí tontuela, te acompaño – Dándome un pequeño golpe en el brazo y guiñándome un ojo.

- Gracias, gracias, gracias, eres la mejor – dije saltando y abrazando a mi amiga – Nada de cámaras eso si! - sentencie con seriedad.

- Maldición – protesto Sarah - lees mi mente.
Ambas nos miramos y reímos.

Cuando ya habíamos terminado con muestras obligaciones en la universidad nos volvimos a encontrar para ir a casa. ¿Había mencionado que además somos compañeras de piso? Pues sino, ya está.  En cuanto llegamos comimos algo y nos tiramos en la cama de mi amiga donde computadora en mano y gracias a San Google encontramos un bar gay relativamente decente no muy lejos de casa, su nombre…“Divas”. Estaba muy emocionada, con Sarah acordamos ir la noche siguiente y yo no podía parar de hablar y agradecerle a mi compañera… saltaba con una y otra ocurrencia de lo que podría llegar a pasar esa noche y Sarah solo reía.

Sin darnos cuenta nos quedamos dormidas. Yo, en la cama de mi amiga, abrazada a ella, como muchas otras noches en los 3 años que llevábamos viviendo juntas.

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Hola, yo otra vez, Isy: una virgen de 23 años en la ciudad… pero no por mucho, hoy voy con mi mejor amiga Sarah a un bar gay… ¡hoy muere la flor!

Capitulo 02: El Puticlub

Me levante llena de energía, hoy era mi día, en pocas horas iría con Sarah a “Divas”, en pocas horas podría borrar la gran V de mi expediente. Baje las escaleras con una amplia sonrisa tarareando una canción de Katy Perry.  Abajo me esperaba Sarah y Marcos, su novio, quien dándome un abrazo dijo:

-          Buenos días campeona,  mi sementala – con una risita burlesca.


-          ¿Se lo has dicho Sarah? – Algo cabreada mirando a mi amiga.


-        Levantando los hombros - Solo le he dicho donde vamos, el resto lo ha concluido solito.


-          Vamos Isy, te conozco hace 2 años… y la verdad eres demasiado trasparente, tus intenciones se leen fácil en la cara de boba que traes -  Dijo Marcos volviendo a reír.


-          Puff - solté volteando los ojos y sonriendo. Tome mis cosas y Sarah la mano de su novio para salir por la puerta con rumbo a la universidad.

Llegamos mas que rápido, me baje del auto de Marcos mientras Sarah me guiñaba un ojo y me daba una nalgada  diciendo: - ¡Compra algo lindo para esta noche muñeca! Nos despedimos y me puse en marcha hacia la biblioteca. Por el camino iba examinado a cada chica que pasaba, mi radar gay no funciona, eso lo saben… pero es un divertido juego mental el de adivinar. ¿Esa chica de vaqueros rasgados me esta sonriendo a mi?... Oh Dios se esta acercando ¿habré acertado por primera vez? Ahí viene… ¿Qué debería decir? ¿Hola baby? No, no , no,  Isy eso es muy presuntuoso. Que tal un simple “Me gustan tus vaqueros”, le guiño un ojo y añado “Se te hace un lindo trasero wapa” NOOOO, por dios eso lo diría Johnny Bravo. Esta frente a mí… improvisare…

Levante mi mano con un gesto que parecía un saludo indio. Ella siguió disminuyendo la distancia que nos separaba, pero no se detuvo…  pasó pegada a mí para llegar hasta su novio quien estaba a mis espaldas.  Se besaron apasionadamente mientras yo seguía parada con la mano levantada y mi cara de “Hao”… ¿Qué se hace en una situación como esa? Pues fácil, seguir saludando a la nada, hacer algunos gestos del estilo “llámame” y comenzar a caminar nuevamente, lento,  muy lento… para que no se note que huyes de la vergüenza del momento.

Llegue finalmente a la biblioteca dispuesta a hundirme en mis libros para olvidar el incomodo momento de hace unos minutos, sin embargo una idea no dejaba de darme vueltas en la cabeza.

“Perder la virginidad” ese maldito eufemismo,  ¿que significaba realmente? Científicamente nos referimos a la ruptura del himen,  pero en algunos casos hasta con un movimiento muy brusco aquello puede suceder… si lo tomase en ese sentido ¿pudiese haber perdido la virginidad bailando la macarena? No, definitivamente con eso de “perder la virginidad” me refiero a algo distinto ¿una cosa es sexualidad y otra genitalidad verdad? Es más como aquel instante donde se tiene la primera relación sexual, aquel íntimo momento donde tenemos contacto piel a  piel con la otra persona, un acto infinitamente placentero coronado con una pequeña muerte… el orgasmo…. Joder estoy obsesionada con el tema.

Como seguramente intuirán no logre avanzar demasiado en mi tesis. A las 2 de la tarde los rugidos de mi estomago me indicaron que era hora de comer. Fui hasta la cafetería más cercana donde me encontré con algunos amigos. Comí galletas, bebí café y me reí un montón hasta que decidí retirarme  para ir a comprar una tenida nueva para la noche. El shopping nunca ha sido mi fuerte, siempre termino comprando las mismas remeras de flores, las mismas zapatillas de lona y los mismos vaqueros gastados. Sin embargo hoy tenia que ser distinto, tenía que cambiar mi look que en palabras de Sarah era demasiado hetero. Me probé una y mil tenidas hasta decidirme por unos vaqueros algo sueltos, unos bototos y una camisa a cuadros ¿Seria eso suficientemente gay? ¿Necesitaba quizás una moika? No es que tuviera claro el look lésbico, pero parecía una buena elección así que pague y me fui a casa sintiéndome perspicaz y satisfecha.

Sarah llego a casa mientras me encontraba en la ducha, fue directo a su cuarto a cambiarse mientras me gritaba algunos detalles de como había ido su día. Termino rápido y se preparo algo de comer, yo esta demasiado nerviosa para ingerir cualquier alimento y no dejaba de mirarme al espejo.  Mi amiga comenzó a gritar para que me apurara así que decidí bajar, Sarah estaba tomando un sorbo de leche, leche con la que empapo toda la muralla del comedor al verme con mi nuevo look.

-          ¿A qué estoy para matar, no? Dije desfilando mi tenida.

-      Sarah comenzó a reír desenfrenadamente y se acercó a mi, destapándome el brazo pregunto - ¿Dime que no te tatuaste un ancla por favor? – Mientras no paraba de reír.

-          Heeey – con cara de ofendida y apartándome de ella – que me he esforzado mucho para no verme “tan hetero”-  dije haciendo el gesto de las comillas con las manos.

-          Isy pero es que pareces un leñador – Dijo con cara de perrito.

-       Ya, pero un leñador que va a arrasar esta noche – Sentencie mientras la tomaba de la mano y la sacaba por la puerta.

Llegamos a “Divas” en cosa de minutos, ya cuando estábamos fuera me quede paralizada  pero Sarah me acaricio el brazo con ternura, así que tome aire y me decidí a entrar. Ya dentro, todo estaba invadido de luces y espejos, sonaba una canción de Benny Benassi y estaba plagado de chicos que bailaban con chicos y chicas que bailaban con chicas, y ahí estaba yo, sintiéndome una idiota porque ninguna de esas chicas que bailaban en la pista tenia mi “look gay”.  Mire a Sarah quien con un gesto me dijo que fuéramos a la barra, ya ahí pedimos unos tragos.

-          ¿Soy idiota verdad? –Dije intentando ocultarme tras el vaso.

-          Vamos Isy esta es tu noche, ya veras como arrasas – Respondió mi amiga mientras me tomaba la cara y sonreía.

Sarah tenía razón, era mi noche y no iba a desperdiciarla, debía sociabilizar, así que abandone mi silla y me apoye en la barra de la forma más sexy que pude. Solo hicieron falta unos minutos para que las chicas se comenzaran a acercar, para mi desgracia no iban por mí, sino por Sarah quien las rechazaba cortésmente una a una. Yo de verdad lo comprendía, ella es hermosísima... pero era hetero ¿acaso sus radares tampoco funcionaban?  Me acerque  a mi amiga luego de que despachara a una hermosa rubia.

-          ¿Parece que eres tu la que esta arrasando? Dije con una sonrisa triste en el rostro.

-          Deberías intentar hablar con alguien, ya veras como se dan cuenta de lo simpática que eres – Dijo Sarah con una gran sonrisa.

-          Oka – dije volviendo a sentirme motivada, la sonrisa de mi amiga siempre tenia ese efecto en mi – Pero tu deberías aceptar alguna invitación a bailar, no te voy a tener amarrada a la barra toda la noche ¿vale?

-          Entendido - dijo mientras casi instantáneamente tomaba la mano de una chica que la invitaba a la pista.

Miraba a Sarah bailar entretenida en la pista mientras mi vaso se llenaba y vaciaba una y otra vez, ya había perdido la cuenta cuando escuche una voz que parecía dirigirse a mí.

-          ¿Quieres bailar? – Dijo una altísima chica de cabellos rojizos con una mirada coqueta.

No podía creer lo que estaba pasando, si que era mi noche y esa era mi chica, así que solo la tome de la mano y la lleve a la pista. Comenzamos a bailar y al poco tiempo nos acercamos hasta estar totalmente pegadas la una a la otra. Podía sentir su respiración y una de sus largas piernas entre las mías, estaba a punto de besarla cuando sentí que me tiraban de un brazo. Era Sarah quien me llevo a un rincón.

-          Isy ¿que haces? – con cara de interrogación.

-          ¿Arrasar? – respondí algo perdida.

-         ¿Es posible que no te hayas dado cuenta? – interrogo otra vez Sarah incrédula.

-        ¿De que? No entiendo, ya déjame volver a  por la chica que voy a perder la oportunidad – Intentando volver a la pista.

-          ¿Chica? Isy que es un hombre ¡un chico! – Pronuncio mi amiga alarmada.

Puse los ojos como huevos fritos, no lo podía creer, era tan wapa, Sarah debía estar equivocada.

-          No lo creo, es tan… - No alcance a terminar la idea.

-          Interrumpiéndome  -  Mira su escote – Apuntando hacia la barra donde se encontraba y desde donde me saludo con un gesto – Es relleno, y su barba… por Dios Isy ni el kilo de maquillaje que lleva la oculta.

   Mire nuevamente hacia la barra, mi amiga tenia razón, debía estar demasiado ebria ¿Como no me había dado cuenta? Me sentí una idiota e insólitamente súper traicionada, el alcohol le hace cosas extrañas  a tus pensamientos. Me abalance a la barra y me pare frente a ella… o el, como sea. En un impulso metí mi mano en su escote y saque uno de sus rellenos.

-          ¡Aja!  - Dije meneando el  gelatinoso relleno de silicona en mi mano – No puedes engañarme, soy una genia mental.

   La música había dejado de sonar y el bar completo parecía pendiente de la situación. Cuando la pelirroja me arranco el relleno de la mano y pronuncio: - ¡Pensé que era un chico joder! 

    Acto reflejo, todos comenzaron a reír mientras yo estaba paralizada en medio viéndolo todo en cámara lenta. Cerré los ojos  un minuto  y antes de darme cuenta estaba en un taxi recostada en las piernas de Sarah.

    Suelo perder la percepción del tiempo y se me borra la memoria en los momentos de mucha tensión, asunto que supone un problema la mayoría de las veces, pero que ahora había sido casi una bendición,  pues seguramente me ahorro algunos incómodos minutos en los cuales abandonaba el bar entre las risas de todos. Sarah acariciaba mi pelo y yo no podía pronunciar palabra alguna, estaba tan avergonzada.

    Llegamos a casa y mientras reinaba el mismo silencio me guió hasta mi habitación donde  me quito los ridículos bototos y  me arropo en la cama. Estaba cansada, quería dormir y olvidarme de lo sucedido. Ya cayendo en el sueño sentí a mi amiga besando mi frente mientras decía – Eres demasiado buena para ellas Isy.

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Yo, si yo, otro día más y sigo virgen, casta, pura e idiota. La he vuelto a cagar… y lo único que saqué de mi noche en el  puticub fue una resaca de proporciones.

Capítulo 03: El corte de pelo.

Sentía que la cabeza se me partía, estaba tirada en mi cama con miedo de abrir los ojos  sintiéndome una total perdedora cuando escuche un grito de Sarah pidiéndome que bajara. Con el mayor de los pesares me levanté de la cama, aun llevaba mi espantosa tenida de leñador y tenía una cara horrorosa. Bajé arrastrándome  lentamente por la escalera, al llegar vi a mi amiga salir de la cocina, vestida de leñador como yo, con un bigote pintado en la cara y un plato de caldo caliente. A pesar de mi dolor de cabeza al verla no pude evitar echarme a reír como loca.

-¡Hey! ¿Qué pasa no te gusta cómo me veo? ¿Y yo que creí que estarías contenta de haber implantado una moda? – Dijo riendo también.

-Ya más controlada limpiándome las lágrimas que se me salían por la risa  - Espera… ¿Esa es tu forma de consolarme luego de la noche de mierda que he tenido?

-Vamos Isy si lo miras en retrospectiva lo que ha pasado es graciosísimo, es que te recuerdo meneando el relleno con cara de WTF y me meo – Empezando a reír otra vez.

Yo comencé a reír nuevamente también mientras que la abrazaba y le susurraba un gracias al oído, comimos el caldo anti-caña preparado por Sarah mientras conversábamos de lo sucedido. Mi amiga tenía razón, había que tomárselo con gracia, después de todo sólo había sido una desafortunada noche, nadie había muerto ni nada, ni siquiera mi virginidad... por desgracia.

Sarah subió a cambiarse mientras yo lavaba los platos y ordenaba un poco la casa, bajó cuando estaba terminando y me dio un beso de despedida para luego marcharse a casa de Marcos, hoy estaban de cumple-mes o algo así. Por mi parte me metí a la ducha para quitarme la cara de zombie que traía, me vestí  y salí con rumbo al trabajo.

Llegué algo tarde por lo que me cambié el uniforme rápidamente y tomé una bandeja dispuesta a comenzar, mi jefe sólo hizo una mueca de disgusto y ordenó que me encargara de las primeras 10 mesas. El tiempo se fue volando, sin darme cuenta ya eran las 4 de la tarde y mi turno había terminado.  Me cambié y salí por la puerta de atrás dispuesta a ir a casa, había avanzado sólo un poco cuando sentí unos brazos rodeándome la cintura acompañados de una voz conocida.

-¿Dónde vas sexy? – Dijo Max riendo

-A casa, ha sido un largo día – Dije dándome la vuelta.

-Vamos Isy, aún es temprano, que tal si nos tomamos esto – levantando una botella de vino que debió tomar "prestada" de la cocina – y conversamos un rato. Ni siquiera hemos podido hablar allá dentro, estaba lleno y el jefe algo cabreado ¿Qué dices? –  lo ultimo con un tono de suplica.

-Vale rata de dos patas, pero si nos descubren tú pagas la botella… ratero – sentencié mientras me sentaba en un banco del parque.

Hablamos, bebimos y reímos un buen rato, le conté de mi episodio la noche anterior y Max entre serio y risueño me dios dos consejos, el primero: el primer eslabón hasta una lesbiana es su amigo gay, el segundo: tenía que comenzar a ver pornografía para ilustrarme sobre el tema.  

Nos despedimos en el paradero de bus donde mi amigo bastante “alegre” subió a su micro, mientras que yo algo menos “alegre” pensaba en el primer consejo de Max. Pero ahora, ¿Dónde podría hacerme de un amigo gay? La respuesta vino a mí en forma de anuncio, pegado en la parte de atrás de un bus del transporte público. Una peluquería, es ahí donde debía ir ¿como no se me había ocurrido antes?

Caminé unas cuadras hacia el centro y entré a la primera peluquería que encontré, ya ahí no tenia idea de como hacerme amiga del peluquero que por cierto debía de ser gay, su bata rosa y sus finas actitudes  lo delataban. Opté por el camino mas rápido, intenté simpatizar dándole libertad para que cortara como quisiera mi cabello. Mientras lo hacia intentaba conversarle sobre Madonna, Lady Gaga o de lo bueno que estaba Ricky Martin, sin embargo él parecía nada interesado y cada vez más incomodo. 

Ooooohh Dios, mi pelo estaba CORTO, no recuerdo haberlo tenido así jamás, me entraron ganas de llorar porque me gustaba tenerlo  hasta la cintura. ¿Cómo no me había dado cuenta de lo que ese cruel hombre de bata rosa me estaba haciendo? Seguía mirándome atónita al espejo cuando en el reflejo vi a mi peluquero besar a una mujer con un niño en brazos. ¡Mierda! Su esposa y su hijo. 

Pagué rápido y me fui a casa totalmente desmoralizada, me sorprendía cada vez más de mi brutalidad. En el transcurso del viaje no dejaba de pensar en mi pelito, en como durante años me lo había dejado crecer y ahora estaba corto-corto-corto.

Ya en casa me dirigí al refrigerador, tanta angustia me había despertado el apetito, Sarah no había llegado de casa de Marcos pero me había dejado un trozo de pastel (seguramente en la mañana)  con una nota que decía: ¡Aliméntate! con un corazón sobre la i. 

Subí hasta mi habitación y comí mi pastel mientras revisaba Facebook, nada interesante la verdad. A los pocos minutos de estar mirando la pantalla se me vino a la mente el segundo consejo de Max. Ya saben, eso de ilustrarme viendo pornografía. La verdad jamás me habían llamado la atención esas cosas, pero era una situación límite, era cierto que en caso de tener alguna oportunidad de intimidad con alguna mujer…  no tenía idea de lo que seguía. 

Decidida a enterarme, escribí en google “lesbianas porno”, me sorprendió la cantidad de resultados  que aparecieron, hice click en el primero y me dispuse a aprender. En el video salían dos chicas besándose y bueno todo lo demás que ustedes ya se imaginaran, la verdad en lugar de enfocarme en el acto no podía dejar de mirar el aspecto de esas mujeres ¿Eran acaso todas las lesbianas así? Si la respuesta era si, definitivamente no tenía ninguna oportunidad de perder la virginidad.

Perturbada me quité la ropa y bajé hasta el baño donde había un espejo de cuerpo entero, no estaba tan mal, es decir, era delgada y tenía lo mio…pero las chicas del video... es que no eran humanas, cada pechuga mínimo les pesaba unos 3 kilos. Modelaba frente al espejo cuando algo llamó mi atención. Me había equivocado, el corte de pelo no lo necesitaba en la cabeza precisamente… Dios eso era una selva, necesitaba una poda urgente.

Salí del baño  completamente desnuda, subía la escalera  mientras pensaba de qué modo debería enchularme la xuxis, cuando en un descuido resbalé y me di con un escalón en la cabeza quedando inconsciente.

Veía todo borroso, estaba todo blanco ¿Habría muerto quizás? de ser así estoy viendo un ángel, esperen un momento, no es un ángel… es una enfermera, algo me dice, me esta acariciando, sonríe… stop ¿Esta enfermera me está coqueteando? No Isy, no puede ser posible, deben de haberte drogado. Ahí viene Sarah, que cara mas fea le puso al ángel, enfermera perdón.

-Hey ¿estás bien? – dijo mi amiga poniendo una de sus manos en mi frente y sonriendo débilmente.

Intenté hablar pero tenía la boca demasiado seca, Sarah lo notó y me acercó un vaso de agua del cual bebí un sorbo, ya repuesta tomé aire y dije:

-Sarah… ¿Tu cómo llevas la xuxis? – Con mi mejor cara de duda.

-¿Perdón?  ¿Es lo primero que me tienes que decir luego de que te encontrara desnuda e inconsciente tirada en la escalera? – Dijo entre graciosa y escandalizada.

Sentí como el rubor subía hasta mi cara, era cierto,  Sarah me había encontrado desnuda e inconsciente, DESNUDA. Me quedé en silencio macerando mi miseria. Sara soltó una riza, me abrazó y acarició la cara tiernamente, mirándome a los ojos:

-¿No me digas que tienes vergüenza? Isy…  te he visto en peores situaciones lo sabes.

-Ya, pero no desnuda como Dios me mandó al mundo, dime que me vestiste antes de llamar la ambulancia – Casi suplicando.

-Sí, tranquila, te puse una manta. Pero espera, hay muchas cosas que debes explicarme, empecemos por ¿que mierda te has hecho en el cabello? 

Miré a mi amiga, quien parecía verdaderamente intrigada mientras me revisaba el nuevo corte, cerré los ojos un momento y al abrirlos no pude soportar la risa, ese había sido un día de mierda, mi vida parecía una cruel comedia que si me atreviera a escribir seguramente entretendría a muchos. Sarah me miró extrañada al principio, luego rio también mientras que me empujaba para hacerse espacio y recostarse a mi lado, quedamos frente a frente en la cama de hospital, ella tomó mi mano y sonrió débilmente, yo la abracé y escuché de sus labios un: “Vas a tenerme siempre pequeño adefesio”. Momento ¿es una lágrima lo que cayó en mi espalda?, separé a Sarah rápidamente para examinarla, pero ella tenía una gran sonrisa dibujada en la cara y soltó instantáneamente: Ya cuéntame ¿no?

Estuvimos unas dos horas conversando de nuestro día, principalmente del mío. Hasta que sin darme cuenta me quedé dormida, su mano estaba en mi cintura, y la mía en la suya.



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