Desde el mismo instante
en que llegué a tu Ciudad, lo supe, te buscaría, no tenía la más mínima idea de
cómo lo haría, ni siquiera era que lo hubiera pergeñado en mi cabeza; mucho
menos que lo hubiera planeado, pero creía
que no dejaba de ser una deuda pendiente. Sentía íntimamente que, lo que
hubiese sido qué tuvimos, fue una historia sin final.
Todo había comenzado
una tarde de sábado, esas en que no esperas nada especial, un chat de ambiente,
un Nick cualquiera, y una llamada a privado que no dudé en responder; después
de eso todo fue vértigo, encontrarnos al día siguiente, intercambio de msn,
celulares, mails, en fin, no hubo medio virtual que no utilizáramos… tres meses
de incontables charlas, de conocernos, de aprender a ¿Querernos? a la distancia…
Con más de dos meses
sin saber de vos, ya casi no te pensaba, estabas convenientemente oculta en un
rincón de mi memoria. Pero llegar a Paraná y hacerte presente fue una misma
cosa.
La realización de un
Congreso de trabajo me llevó a viajar a tu ciudad natal, permanecería allí al
menos 10 días, tiempo más que suficiente
para encontrarte, tenía los datos suficientes para hacerlo, tu nombre, tu
celular, la dirección de tu trabajo y sobre todo tu rostro grabado en mis
retinas.
No viajaba sola, dos
colegas, que participaban de las Jornadas me acompañaban, en mi cabeza
comenzaba a tomar forma la idea de buscarte. La suerte corría a mi favor,
sabía que estaría muy ocupada los dos
primeros días pero el resto de ellos casi habían sido planeados como
vacaciones.
Llegamos al hotel,
estaba en pleno centro, buena ubicación, con las comodidades acordadas, nos
acomodamos; Sofía y Laura ocuparían una habitación doble, la fortuna había
hecho que yo quedara sola en una simple. La verdad no soy muy ordenada, así que
mientras mis compañeras de viaje deshacían sus maletas, yo me dediqué a buscar
datos acerca de la dirección de la empresa donde sabía que trabajabas. Y en
caso que no pudiera dar con ella, sabía que los martes dabas clases en la
Universidad. No sabría decir si fue el destino, nunca creí demasiado en él,
prefería pensar que una se lo forja, pero “algo” había hecho que tu empresa
quedará sólo a unas pocas cuadras de mi hotel.
Me dije a mi misma que
las próximas 48 horas me concentraría de lleno en las tareas que habíamos
venido a realizar, y lo cumplí; salvo por un pequeñísimo detalle, cuando Sofía
y Laura vinieron a buscarme para recorrer la Ciudad, ver donde cenaríamos, no
pude evitar tomar el camino hacia tu lugar de trabajo, ellas no notaron nada
raro, disfrutamos el breve paseo y yo pude ubicar la empresa para la que
trabajabas.
Así fue que los
próximos días los pasamos entre libros, presentaciones, alumnos, colegas y
discusiones teóricas que pretendían salvar al mundo o al menos mejorarlo…
-Elena, ¡hey! Dormilona!
Es el primer día libre que tenemos después de tantas ponencias y charlas, sería
bueno que desayunemos en el hotel y salgamos a recorrer…- la voz de Laura se
colaba por mis últimos resquicios de sueño, me abracé a la almohada intentando
ignorar su llamado.
-¡Vamos! ¡¡No seas
vaga, levántate ya!!- ahora era Sofía la que insistía- yo seguía remoloneando
sin ninguna gana de dejar la tibieza de entre las sábanas…
Reconozco que el levantarme siempre fue algo
complicado para mí, sin importar cuantas horas haya dormido, salir de la cama
siempre ha sido un tema, no es que no madrugue, lo hago todos los días, pero
suelo saltar de la cama cuando me doy cuenta que ya no queda tiempo para más,
en esos momentos funcionan mis alarmas internas y me apresuro de tal manera que
nunca (o casi) llego tarde. Hoy no fue la excepción, sólo que la alarma que
sonó en mi cabeza tenía tu nombre, “Daniela”; debía empezar mi plan para
ubicarte, bueno lo de plan era un eufemismo, porque aun no había ideado nada, y
menos que menos qué decir o hacer para verte, ni siquiera sabía si me atrevería
a acercarme en caso de localizarte, después de todo la ventaja que tenía sobre
vos, haber visto tu foto, se convertía en un salto al abismo para mi
inseguridad… ¿Cómo mostrarme ante vos? ¿Cómo aparecer de pronto y decirte: ¡Hola!
Soy Elena, la del chat, la de los msn, mails, etc, mi temor, mi vieja
inseguridad me decía que no me iba a atrever a enfrentarte, sin embargo quería
verte…
Me duché rápido, me
vestí con jeans y remera, zapatillas y bajé al comedor del hotel. Allí encontré
en pleno desayuno a Laura y Sofía, me senté junto a ellas y me dispuse a tomar
mi taza de café, esa que siempre me resultó imprescindible para terminar de
amanecer…
-¿Qué hacemos?-
preguntó Sofi
-Propongo una caminata
por la ribera, dicen que hay varios puestos de artesanías locales, me gustaría
comprar algunos- contestó Laura.
Mi mente estaba lejos
de la conversación, la verdad era que estaba buscando la manera de poder ver a
Daniela, los planes de mis amigas no me entusiasmaban en lo más mínimo.
-¿¿Qué tal si opinas
algo??-
-¿Qué?
-Mujer, qué te estamos
preguntando que preferís hacer, si votas por el paseo por la ribera y los
puestos de artesanía o vamos a recorrer la ciudad…
-Perdón, la verdad,
estaba distraída, creo que aun no termino de despertar. Si no les importa,
prefiero quedarme en el hotel hasta el mediodía…
-Ok, como prefieras,
nos hablamos más tarde.
-Si- dicho esto,
terminé mi café y volví a mi habitación
Aun no eran las 10 .00
de la mañana, pensé que era una buena hora para acercarme a la compañía para la
que Daniela trabajaba. Busqué algo de dinero, mis lentes de sol y salí del
hotel.
En verdad la ciudad era
bonita, una mezcla de modernidad y viejas casonas, con plazas arboladas, y
bancos en las veredas. Caminé lento las pocas cuadras que separaban el hotel de
mi destino. Al llegar, pude ver un edificio moderno, con mucho vidrio en su
fachada, por su puerta de acceso entraba
y salía gente constantemente, pensé que si me quedaba allí te vería en algún
momento, pero nunca fui paciente y esperar parada en una esquina no parecía ser
un buen plan. Fue así que decidí entrar a un pequeño bar situado al lado, busqué
una mesa con visión a la calle pero no la había, me ubiqué entonces en una
pequeña en el fondo del lugar con vista a la puerta de entrada. A los pocos
minutos se acercó solícito un mozo para tomar mi pedido, creo que lo miré
extrañada, por supuesto era un bar y una iba ahí a tomar algo ¿Cómo explicarle
que yo sólo estaba buscando un lugar desde donde poder ver a la mujer que me
había quitado el sueño durante meses? Hubiera sido complicado hacerlo, así que
simplemente pedí un cappuccino, mi infusión preferida por cierto…
Iba ya por el cuarto
cappuccino y dos tostados (otra peligrosa debilidad, de la que mi desaparecida
cintura daba cuenta) cuando mi celular comenzó a sonar…
-Sofía…Hola ¿Qué pasó?
-¿Pasar? Nada Elena,
pero dónde demonios te metiste, sabes que Laura se pone histérica cuando te
pierde de vista…
-Pero si quedamos en
que nos encontraríamos más tarde…
-Sí, mas tarde, para
almorzar, 12.30 en el hotel, se suponía que no saldrías… ¿Vos te fijaste en qué
hora es?
-¡Mierda! –exclamé
mirando mi reloj- perdón, no me di cuenta… ya salgo para allí, en 10´ estoy-
Contesté al tiempo que llamaba al mozo para abonar la cuenta y salía presurosa…
Mientras caminaba las
cuadras de regreso, me convencí a mi misma que había sido una reverenda
estupidez intentar encontrar a Daniela. Después de todo… ¿Qué le hubiera dicho?
¿Cómo la habría enfrentado? ¡Por dios! Si ni siquiera me había atrevido a
mandar una foto o a poner cam cuando hablábamos…
Luego de un intento de
explicar mi demora, salimos en busca de un lugar donde almorzar, como siempre
fue Laura la que decidió por las tres, y no se equivocó, encontramos un lugar
muy acogedor y tranquilo “limpito y económico”, según sus palabras…
El resto del día lo
pasamos recorriendo y disfrutando el paisaje, hacía tiempo que ninguna de las
tres tenía la libertad de no pensar en el reloj y las obligaciones, terminamos
agotadas y decidimos cenar en el comedor del hotel…
Al día siguiente, muy
puntual a las 7.00 am, tal como habíamos acordado en un ataque de hacer “vida
sana”, me despertó mi amiga para recordarme que en media hora saldríamos a
caminar… nos encontramos en el hall con Laura (ni modo de convencer a Sofía)
ambas con nuestra recién estrenada ropa de joggings y zapatillas, listas para
la caminata saludable…
La compañía de Lau
siempre había sido grata, era de fácil conversación, nunca se quedaba sin tema
y también sabía escuchar, así que una caminata con ella era algo para
disfrutar. La verdad no sé si fue el ejercicio, el aire del río o simplemente
que no habíamos desayunado, pero cerca de las 9.00 nuestros estómagos
declamaron por un desayuno urgente. Entramos al primer lugar que encontramos,
nos sentamos y cuando llegó el mozo ambas decidimos que podríamos darnos el
lujo de pedir un suculento desayuno, después de todo habíamos quemado las
grasas en una hora de caminata…
Dialogaba con las medialunas
de manteca cuando escuché la voz de un hombre que desde la puerta del local
llamaba insistentemente a una chica ubicada detrás de nosotras. Agitaba sus
manos saludando y al tiempo que pasaba a nuestro lado decía:
-¡Daniela! Apúrate, ya
sé que tu maldito ritual de desayunar acá es importante pero el jefe te está
reclamando hace más de media hora…
Al escuchar el nombre
no pude menos que volverme a buscar con la mirada a la chica objeto de tanto
alboroto... entonces la vi, era ella, Daniela, “mi” Daniela, que muy
parsimoniosamente levantaba su mirada del periódico para contestar con una voz
que yo creía olvidada…
-¡Hola, hola Víctor!…
¿Cómo estás? Yo bien, gracias…
No podía creerlo, juro
que nunca me percaté que estábamos en el mismo bar del día anterior y allí
estaba ella, y en unos segundos, de la forma más casual, tenía la información que
necesitaba; Daniela desayunaba allí todas las mañanas…
Mi cabeza daba mil
vueltas, intentaba procesar distintos pensamientos, sentimientos, emociones o
simplemente sensaciones… era raro volver a escucharte después de tanto tempo. Y
escucharte así, en persona… era tu voz, y era tu misma risa… tu sonrisa, esa
que tantas veces te había pedido que no perdieras, casi siempre al despedirte
te decía: “¡Sonría, Niña! ¡Le queda muy bonito…!
Todo pasó rápido,
terminaste tu jugo, te levantaste, le pediste al mozo que anotara todo en tu
cuenta, y pasaste a mi lado sin verme (bueno sin prestar atención a nadie más que
no fuera tu compañero)… estabas linda… eras casi como te recordaba, sólo que
ahora podía ver tu cuerpo completo… no como en las fotos que recortaban tu imagen, por
primera vez y por breves segundos veía tu manera de andar, tu “irte”
¡¡Y me gustaba mucho tu irte!!
Instantáneamente miré
mi reloj, las 9.30, suponía que eso significaba que todos los días un rato
antes podía localizarte en ese bar…
La voz de Laura me
trajo de nuevo a la mesa, posé mi mirada en ella con esa cara medio comodín que
no dice nada intentando simular que la había escuchado pero me conoce lo
suficiente como para saber que estaba en Babia o sea en la luna (al menos para
ella, mi cabeza en realidad estaba en Daniela), parsimoniosamente como era su
costumbre, repitió la pregunta haciendo caso omiso a mi distracción.
-Decía que son más de
las 9.30 hs… que quizás es momento de regresar al hotel, darnos un duchazo y
descansar para salir luego a almorzar y recorrer algunos lugares de la Ciudad
¿Te Parece?- terminó preguntando
-Sí, creo que es buena
idea- dije aun distraída
-En marcha entonces…-al
tiempo que se levantaba llamando al mozo para dejar el pago de la consumición…
Salimos, ya en la
vereda, le recordé a Laura que no habíamos pedido la factura para poder rendir
los gastos a la Universidad
-Espera, yo voy y se la
pido…-sin darle tiempo a decir nada, ingresé nuevamente al local
Me acerqué al mozo y le
pedí que nos hiciera una factura con la consumición a nombre de la Universidad,
mientras buscaba la tarjeta con los datos le pregunté de la forma más casual
que pude:
-Perdón, la chica que
salió antes de nosotras, Daniela, creo es su nombre, me parece conocerla de un
Congreso… - dejé la frase en suspenso como dándole lugar a que me hablara de
ella, pero él sólo se limitó a mirarme esperando que yo concretara una pregunta
- No importa, es que me
preguntaba si la conocía, me hubiera gustado saludarla…
-La conozco, claro,
desayuna aquí todas las mañanas, trabaja en la empresa que está enfrente, a
pesar de su juventud es una de las ejecutivas más importantes, además es
siempre muy amable, y puntual… - me dijo mirándome atentamente…
-Gracias, quizás nos
veamos mañana entonces- acoté tomando la boleta de sus manos.
Objetivo número uno
cumplido, ya tenía la certeza de donde, cuando y como encontrarla…
Laura me esperaba algo
impaciente, le entregué la factura, porque ella es la ordenada del grupo, nunca
me la dejarían a mí… y volvimos al hotel.
Ya en mi cuarto,
mientras tomaba una ducha vivificante, me puse a pensar que le diría a Daniela,
como la abordaría, ninguna idea me parecía la más adecuada…
Una cosa era segura
nunca me atrevería a presentarme ante ella como la chica del chat, ¡Si nunca me
atreví a mandar una fotografía siquiera! Me disgusto lo suficiente como para
pensar que al verme saldrá huyendo despavorida por la calle principal sin mirar
atrás, sé que yo le gustaba, bueno, al menos si le gustaba pasar tiempo
conmigo, y es que creo puedo ser interesante a la hora de conversar, aunque
parezca soberbia considero que soy amena, tengo temas de charla, una cultura
general que me permite abordar distintas cuestiones, y hasta juraría que llego
a ser graciosa, pero… pero con mi apariencia física la cosa cambia, con toda
honestidad me reconozco cero atractiva, me disgusta mi físico ( alto, cero y ancho, mucho), mi cara, mi… bueno, no me gusto
ni un poquito, y obvio es seguro que a ella tampoco, así que, una cosa es PC
mediante, escribiendo o hablando, algo que también me costó…porque, por
supuesto no me gusta mi voz grave… así que descartada de plano la posibilidad
de presentarme como quien ella conoce… lo mejor será un cruce casual, no sé,
chocarla de frente… pero vuelvo a caer en la cuenta que lo más que lograré de
su atención será un “disculpe, no la vi”… me ignorará, no hay nada en mí que
pueda llamarle la atención de forma instantánea…
A esta altura de mis
cavilaciones ya había terminado de ducharme y vestirme, me decidí a recostarme
un rato esperando por mis compañeras, y creo que me quedé dormida con la
certeza de que en realidad nunca me atrevería a abordarla, todo lo más que
haría sería volver al bar y observarla, o sea una bobería total…
Cerca de las 13.00 hs
bajamos a almorzar, debo admitir que por esa tarde no pensé nuevamente en Daniela, salimos,
recorrimos paisajes realmente bonitos y estuve lo suficientemente entretenida
como para no recordarla, por cierto a media tarde recibimos una llamada de los
organizadores del congreso para invitarnos a una especie de recepción para los
ponentes, así que decidimos que quizás fuera divertido ir, siempre nos quedaba
la opción de huir discretamente si nuestros colegas se ponían aburridos, aunque
Sofía tenía entre ojos a un profesor de la UNER que le había gustado y creía
podía encontrarlo allí, pues era del comité organizador.
Nos encontramos en el
hall del hotel a las 20.30 hs, la verdad ambas, Sofía y Laura estaban súper
elegantes, no diría que eran hermosas pero las dos tenían un atractivo que
hacía que no pasaran inadvertidas. Sofí lucía un vestido negro a media pierna,
con un interesante escote en la espalda, y Laura un conjunto de pollera y
camisa muy femeninos, con maquillaje
para la ocasión, la única de pantalones
y a cara lavada era yo, no es que me hubiera puesto jeans, eso no, y para
alguien con unos centímetros más de altura y muchos menos de cintura, el
conjunto seguro le quedaría genial y
calificaría como para un “elegante sport” pero
aun con el optimismo más pintado, en mi caso podría decirse que estaba
discreta…
Así con mi “seguridad
innata” a cuestas marchamos hacia el salón que la Uni había contratado para la
ocasión, no es que me sintiera inferior o viviera atormentada por complejos de
“fealdad”, simplemente era para mí un hecho y daba por cierto que luciera lo
que luciera pasaría totalmente inadvertida, algo que por cierto me daba más
tranquilidad que la idea de vestirme con ropa que llamara la atención y quedar
expuesta al ridículo; no podía dejar de pensar que con una vestimenta llamativa
la gente sin dudas me miraría más, pero no justamente para elogiarme…
Al llegar nos
encontramos con varios conocidos y pronto nos vimos compartiendo bebidas y
charla amena, Sofía no dejaba de mirar en todas direcciones tratando de ubicar
a Enrique, el profe que tanto la atraía, ya estaba por su tercer trago y
bastante decepcionada por la espera, como para que Laura y yo nos miráramos
pensando que si continuaba así no quedaría más remedio que cargarla y meterla
en un taxi para volver al hotel. Por suerte para nosotras, Enrique apareció en
ese instante, yo estaba de espaldas pero Lau y Sofí lo vieron llegar, la cara
de desencanto era evidente en Sofía y en cuanto a Laura su expresión denotaba
algo así como “maldición, no nos sale una con los hombres”, intrigada pero no
queriendo ser demasiado obvia y girar mi cabeza de una para mirar, pregunté a
Lau
-¿Qué onda? ¿Qué pasa?
¿Por qué esas caras?-disparé una detrás de otra
-Está acompañado, y por
lo que se ve… MUY bien acompañado…- respondió Sofía rápido y molesta con la
ilusión casi destruida…
Ya no me aguanté por
más tiempo y giré mi cabeza para ver quién era la “maravilla” que acompañaba al
tan mentado profesor…creo que si no fuera porque los maxilares están firmemente
unidos mi mandíbula hubiera llegado al piso, Enrique estaba acompañado por
Daniela, que por cierto se veía muy bonita enfundada en unos pantalones
ajustados y una camisa blanca con una chamarra de cuero, y botas con algo de
taco… en ese momento ambos se dirigían hacia nosotras, venían tomados de la
mano, pareciera que él la estaba casi “arrastrando” en nuestra dirección, tenía
una sonrisa en su cara y su mirada fija en Sofía contrastaba con el rostro de
ella, más bien se la veía algo incómoda y miraba a ningún lado…
-Hola ¿Cómo están?-
dijo sin dejar de observar al Sofía que mantenía la seriedad- perdón por la
demora, es que mi prima no terminaba más en su trabajo, es una adicta
incorregible y me hizo esperar una eternidad- expresó a modo de disculpa, y con
esa mágica palabra, “prima”, hizo que Sofía sonriera mostrando su dentadura
perfecta por primera vez en la noche…
-No pasa nada, nosotras
recién llegamos- mintió en forma descarada Laura- ¿Nos presentas a tu prima?
-Si, por supuesto…-
dirigiéndose a ella- Daniela, ellas son Laura, Sofía y Elena, colegas de Buenos
Aires que vinieron al Congreso; chicas, ella es mi prima Daniela, nada que ver
con nuestra profesión pero si con la Universidad, dicta algunos seminarios de
Arte…
Por primera vez desde
que se acercaron ella se dignó a levantar su mirada, de haber sido yo más
optimista hubiera pensado que la mención de mi nombre había despertado algún
recuerdo, porque fue instantánea la forma en que buscó nuestras miradas al
escucharlo.
-Hola, como bien dice
Enrique no tengo nada que ver con sus especialidades y si bien es verdad que
doy clases en la Uni, el motivo de mi presencia aquí es cumplir el rol de
chaperona, creo que mi primito tenía demasiado temor a que la persona a la que
esperaba ver no estuviera acá…- dijo
esto con una sonrisa entre pícara y maliciosa, sin dudas con toda la intensión
de ponerlo en evidencia…
- Y… ¿A quién esperabas
encontrar?- inquirió tranquila Laura, mirando rápidamente a Sofi…
-Ejem…- carraspeó él-
¿Tomamos algo?- en un claro intento de cambiar de tema. Laura y yo mostramos
nuestros vasos en tanto Sofía aceptó la invitación diciendo:
-Te acompaño a la barra
así le traemos algo a Daniela…¿Qué te gustaría para beber?- le preguntó
-Una gaseosa estará
bien, Enrique conoce mis gustos.
-Sí ¿vamos?- mirando a
Sofía
Ambos se apartaron de
nosotras, y se produjo un breve silencio que Laura con su habitual locuacidad
salvó preguntando
-Así que das clases de
arte… suena interesante, la verdad lo más cerca del arte que he estado fue en
mi visita al museo de la Universidad de Bellas Artes…
-Bueno, en realidad me
especializo en artes visuales, soy Licenciada en ciencias de la comunicación…
-guauuuuuuu… suena muy
interesante…
Daniela que era una
apasionada de su trabajo no necesito más incentivo y se explayó hablando de su métier, yo permanecía en silencio, en
tanto Lau acotaba cada tanto… en ese momento volvieron Enrique y Sofía, la
conversación se mantuvo un rato hasta que Laura reconoció a una colega que
había estudiado con ella y hacía tiempo que no veía, disculpándose fue en su
busca.
Las miradas entre Enrique
y Sofía eran cada vez más intensas, al punto que Daniela hablándome por primera
vez de manera directa me dijo:
-Elena… ¿Te parece si
salimos un poco a la terraza? Creo que tanto calor me está mareando- mientras
observaba a la pareja
Sin pronunciar palabra
la seguí, afuera estaba realmente agradable, la temperatura era perfecta, la
música llegaba mucho más suave y desde allí podía verse el río donde una luna
llena se reflejaba raleando en el agua…
-Parece que mi
conversación te ha resultado muy aburrida… no emitiste opinión alguna….
-Bueno- contesté, no
sin cierto temor a que mi voz le resultara familiar, o quizás con la secreta
esperanza que fuera así…- también existen otras posibles razones para mi
silencio…
- ¡Ah! ¿Sí? ¿Cómo
cuáles?- preguntó mirando de manera distinta…
-Una, tus palabras me
resultaron tan interesantes que sólo quería escucharte; dos, soy una persona
sumamente callada; tres, alguien me dijo una vez: “¡cuando no tengas nada
interesante que decir, simplemente guarda silencio!”; cuatro, una combinación
de todas ellas…
-Parecen razones
válidas y que me dejan bien parada- dijo sonriendo - ¿Conocías mi Ciudad?-
iniciando una nueva conversación…
-Sí, si la conocía,
tengo algunos tíos maternos que viven cerca y he venido en ocasiones a
vacacionar - contesté- es realmente una bonita Ciudad, donde una puede
encontrar la magia de la naturaleza y la vorágine de las grandes urbes, aunque
curiosamente no pierde ese ritmo casi pueblerino, aun me asombro de ver los
bancos en las veredas, recuerdo haber venido de chica y que fuera casi una
costumbre que los vecinos salieran en las tardecitas a tomar mate sentados en
esos bancos mientras nosotros jugábamos en la calle…
-jajajaja, si es
verdad, esa es una costumbre algo pueblerina y encantadora, pero
lamentablemente ya casi no se mantiene, creo que mi generación fue la última
que pudo disfrutar de ese esparcimiento, la “civilización” ha llegado y con
ella algunos de sus males… la mayoría ya tiene temor de exponerse a los
delitos, los robos se han vuelto moneda corriente…
-Es una verdadera
lástima- acoté
-Bueno pero en Buenos
Aires, la cosa no es mejor ¿O sí?- me dijo como chicaneando…
-No, imagino que no lo
es, pero da la casualidad que yo no vivo en la Ciudad, sino en Provincia, y
aunque no tenemos tus paisajes, la vida allí es algo similar a la de Uds.…
- ¿Y de dónde sos?-preguntó
como al pasar…
Debo reconocer que casi
entro en pánico, una cosa era pensar que ella no asociara mi nombre, mi
profesión, y que no recordara mi voz, pero si le decía de donde era, estaba
segura que inmediatamente sabría quien era yo. La sabía lo suficientemente
inteligente como para descubrir un acertijo que de misterioso tenía poco…con
sólo preguntarle a su primo a que Universidad representábamos… Daniela me
miraba esperando una respuesta y mi cabeza estaba en blanco…
-No soy de aquí, ni soy
de allá…, como dice el poeta…-fue una de las respuestas más estúpidas de mi
vida, pero sólo quería ganar tiempo o distraerla, creo que los astros estaban a
mi favor, porque en ese momento llegó Laura…
-¡Por fin las
encuentro!- exclamó…
-Es que nos habíamos
escondido para hablar a solas…-contestó imprevistamente Daniela
-¡Ah! Lo siento… - sin
tener claro si era broma o no…
-¡Hey! Solamente
queríamos dejar a solas a esos dos, a ver si concretan de una vez, creo que
están histeriqueándose desde un congreso en Córdoba hace un par de años…
Lau y yo nos miramos
asombradas, no teníamos ni idea que Sofía ya conocía a Enrique
-¡Vaya, se lo tenía
bien guardado! – dijo Laura- pero bueno… en realidad por eso las buscaba, la
verdad es que me encontré con una ex compañera y me gustaría continuar la noche
recordando viejos tiempos y poniéndonos al día… pero sucede que al buscarlas
para decirles vi a Sofí y a Enrique muy acaramelados y no quise interrumpir…
-Bueno, parece que
finalmente mi primo encaró…
-Si… por eso quería
proponerles que se vinieran con nosotras, pensamos ir a tomar algo a un lugar
más tranquilo para poder conversar y de paso, los dejamos solos…
- No sé… - dudé…-
después de todo ustedes dos tienen mucho de qué hablar…
-Tiene razón Elena,
mejor que no, pero estoy de acuerdo que esos dos tienen que quedarse a solas…
así que te hago una contrapropuesta- dijo mirándome- ¿Qué tal si te muestro los
rincones ocultos de mi hermosa Ciudad? Siempre tuve alma de guía de turismo…
Yo miraba
alternativamente a ambas… no podía creer mi suerte…sin esperarlo, sin planes
descabellados que incluyeran el secuestro o cosa similar, allí estaba ella
proponiéndome recorrer la ciudad, no es que creyera que yo la había deslumbrado
o cosa semejante, seguramente estaba buscando la mejor manera de hacerle la
“gamba” a su primo, pero eso me daba a mí la oportunidad de estar a su lado, de
pasar un rato con ella, aunque luego nos
despidiéramos como lo que éramos (al menos para ella) dos simples conocidas que
pasaron un rato agradable de charla y
compañía…
Mi amiga me observaba esperando una respuesta
-Sí Laura, creo que
ella tiene razón, es mejor que vos salgas a solas con tu amiga, nos vemos luego
en el hotel…
-Como prefieran-
contestó Lau…- sin hacerse demasiado problema- chaoo…. Nos vemos ¡ah,
Daniela…un placer conocerte…!
-¡Igual!-
contestó al tiempo que Laura se marchaba- Y entonces… ¿Qué hacemos? ¿Vamos?
¿Sos lo suficientemente valiente para ponerte en mis manos?
-No soy cobarde…
pero no pensé que se necesitara valor para acompañarte a recorrer la Ciudad…
-Quién sabe… –
dijo con aire misterioso…
Juntas entramos
al salón y luego de unos minutos encontramos a los tortolitos, la verdad no
estoy muy segura si Sofi entendió que yo me iba sola con Daniela, gracias que
captó la idea que quedaba a solas con Enrique, él sin embargo nos lanzó una
mirada que a mí se me antojo extraña…
Sin tener tiempo
a pensar en ello, de pronto me vi en la calle caminando sin saber hacia dónde,
cuando habíamos hecho unas cuadras, Dani me preguntó
-¿Estás cómoda?
Quiero decir… ¿tenés frío?
-No, estoy bien,
pero debo reconocer que no soy una gran caminadora… y estas calles en subida
acabaran con el poco oxígeno que tengo y aunque seguramente no lo has notado
por mi “increíble” físico…estoy algo fuera de forma…-bromeé
-No, no me parece que estés fuera de forma, de
hecho me parecen bien tus formas- dijo deteniéndose frente a mi
¡Otra vez me quedé
muda! ¡Maldición! Pensé. Nunca tuve problemas con las palabras, hasta puedo
jurar que manejo espectacularmente el doble sentido, con ella mil veces había
usado ese particular juego de seducción
en el que se dice sin decir, se provoca sin provocar, se desea sin desear,
rayando el límite de lo directo… pero eso era escondida en mi computadora, cara
a cara, la cosa se me dificultaba y mucho…
Yo la rodeé y
continué caminando de espaldas al tiempo que preguntaba por nuestro destino…
-A ver… tengo
algunas ideas en mente, pero creo, considerando las circunstancias en que nos
conocimos, será mejor que opte por mostrarte la costanera, hay un lugar muy
bonito a orillas del Paraná donde podemos disfrutar de música suave y un rico cappuccino…
no sé por qué imagino que te gusta esa infusión…
- ¡Ja! de hecho debo admitir que es mi favorita…
aunque no reniego de un buen café batido…
-Sobre todo en
las mañanas…- terminó ella la frase…
-Pues…Sí…
sobretodo en las mañanas…
Llegamos a un
pequeñísimo bar situado en la costanera, con mesas situadas en el exterior,
casi al borde del río, como el clima era sumamente agradable todas se
encontraban ocupadas, parejas, grupo de amigos y familias, por lo que veía la
clientela era variada y buscaban estar lo más cerca posible de la naturaleza,
por otra parte el interior del lugar tenía poco espacio.
-Espérame acá,
ya vengo…-exclamó Daniela
Sin entender
demasiado la vi ingresar al lugar y hablar con alguien, a los pocos minutos
volvió a salir con dos personas detrás cargando una pequeña mesa y dos
silloncitos que lucían muy cómodos
-Dani ¿Dónde los
ubicamos? - Preguntó uno de ellos
Ella me miró y
mostrándome uno de los rincones más alejados de la gente dijo:
-Allí… ¿Te
parece bien?
-Por mí donde
vos prefieras…
Sin más
acomodaron todo con un coqueto mantel y un centro de mesa con una vela en su
interior, nos sentamos y sin preguntar ella pidió dos cappuccinos “de la casa”
comentando:
-Espera a
probarlo… estoy segura que te encantará…
La verdad yo
estaba bastante embobada con la situación, no podía dejar de mirar y admirar su
forma de sonreír, no me había equivocado cuando le pedía que no dejara de
hacerlo, es que su rostro, su mirada se iluminaban, estaba segura que esa
sonrisa era la llave para obtener cualquier cosa, para ganar una negociación
comercial u obtener la atención de la mujer que ella deseara… llegado a ese
punto de mi pensamiento una duda me invadió: “¿Estaría acompañada, sola, a
medias?”, con total honestidad me moría por saber, aunque no hiciera diferencia
para mí.
-Veo que tenés
influencias…- intenté comenzar una charla
-Sí, las
tengo…habilidades ocultas que tiene una…
-¿Y qué otras
habilidades ocultas tiene Licenciada?- disparé sin pensar
Ella sonrío y
cuando iba a responder se acercó el mozo con sendos cappuccinos y unas masitas
para acompañar
-Gracias,
Pedro…-obviamente era habitué del lugar
A partir de ese
momento, la conversación surgió sola, nada fue forzado, luego de un comentario
acerca del sabor exquisito del cappuccino, no paramos de hablar, los temas
salían unos detrás de otros, parecía que nos conociéramos de siempre y en
alguna manera era así…hablamos de nuestras experiencias laborales, de nuestras
familias, deportes, política; creo que instintivamente dejamos la vida
personal, debo admitir que me relajé por completo, por primera vez en toda la
noche, empecé a ser realmente yo, sin pensar en quien era ella, por extraño que
parezca ella dejó de ser la “chica del chat” con la que me gustaba conversar,
para convertirse en una mujer que acababa de conocer, con la que me sentía
sumamente a gusto, con la que era capaz de bromear sobre tonterías o tocar
temas más profundos y que por cierto me parecía muy atractiva…
No sé cuánto
tiempo transcurrió, sí que a los cappuccinos les siguieron gaseosas y algunos sándwiches;
instintivamente miré mi reloj, el gesto no le pasó inadvertido
-¿Aburrida?
-Vaya… es
extraño… si permanezco callada, interpretas que estoy aburrida, si mantengo una
conversación de la que estoy disfrutando y miró mi reloj por primera vez en…
¿Cuántas horas?... ¡¡también crees que me aburro!!- respondí…
-Ja,
inseguridades mías…
-Ah noooo!!! La
insegura de esta mesa soy yo… no voy a permitir que me usurpes el rol… además
no creo que puedas tener motivos para tal supuesta inseguridad… sos una
profesional importante por lo que sé, atractiva, joven…- me frené al notar que
prácticamente estaba declarando que me gustaba…
Ella me miró
sonriendo y con una mirada capaz de derretir las nieves del polo norte dijo:
-¿Así que
disfrutaste la charla? Y ¿Te parezco atractiva… y que más…?- creo que me puse
muy pero muy colorada, porque la cara comenzó a arderme, sólo atiné a tomar mi
vaso y beber, claro ¡no tenía que! Mi bebida se había terminado hacía un largo
rato…
-¿Te pido
otra?-preguntó compadeciéndose de mi incomodidad…
-Sí, por favor…
en cuanto a tu pregunta… no creo que haga falta que la responda, el tiempo que
pasamos hablando da fe de lo primero y
tu trabajo, el espejo y tu documento dan fe de lo segundo- contesté lo más
graciosamente que pude…
-Gracias…, pero
sí soy algo insegura… en cuanto a vos… digamos que tampoco das el perfil de la
inseguridad caminando…escuché tu ponencia, lo que me hace poder afirmar con
conocimiento de causa que sos brillante en tu profesión, disfruté, disfruto
mucho de tu compañía, no quiero que la noche termine… y lo de la fecha de
nacimiento… cuantos años crees que tengo para considerar que soy “Joven” en tal
caso, ambas lo somos…
“¡¡¡¿Cómo que me
escuchó en la ponencia?!!!- pensé, ¡¡eso fue hace cinco días!! Algo confundida
pregunté lo obvio, porque lo acababa de decir
-¡Estuviste en
la ponencia!, ¡No te vi!-
-Bueno, sé que
soy inolvidable pero ¿Cómo me recordarías en medio del público?, era una más…
Por cierto ella
no era una más, de haberla visto la recordaría, si la estaba buscando…pero eso
no lo podía decir…
-Quiero decir
que estuve con tu primo y no te vi… y por cierto si te recordaría…-traté de
zafar, aunque a estas alturas yo casi no dudaba que ella sabía perfectamente
quien era yo, mas era seguro que no me atrevería a planteárselo, a pesar de
conocerla y saber que sería incapaz de herir mis sentimientos o mi
susceptibilidad con algún tipo de comentario o rechazo a… ¿A qué?¡¡Dios! me
estaba confundiendo!! ... Creo que prefería que todo quedara en una noche de
amena compañía para ella, simulando ambas que nunca nos interesamos una por la
otra en una intensa relación por internet…
- Pero volvamos
a mi pregunta… ¿Qué edad crees que tengo?
Yo sabía
perfectamente su edad… pero contesté…
-Diría que unos
cuantos menos que yo, al menos 10 menos… ¿Unos 24?- con eso me evitaba la
molesta pregunta sobre MI edad, aunque ella la sabía ya, bueno la Daniela del
chat…
- Tres más…y sí,
Sra., sostengo que es Ud. joven…-afirmó
El sol comenzaba
a asomar en el horizonte, se creaba ante nuestros ojos un día luminoso, el río
lucía su mejor ropaje con el color de la alborada y los pájaros comenzaban a
hacer oír su música, la vela del centro de mesa se había consumido hacía tiempo
ya, no así mis ganas de permanecer con ella…
-Es
hermoso…-dije mirando el panorama
-Sí, lo es…-
pero al volver la vista hacía ella encontré su mirada en mí, no en el paisaje-
¿te gustaría desayunar conmigo?
Yo en ese
momento sentía que con ella, desayunaría, merendaría, cenaría, almorzaría,
amanecería y muchos “rías” más que no me
atrevía a confesarme a mi misma…
-Gustarme… me
gustaría, pero creo que ya he superado mi dosis de cafeína por esta noche…-
¿Qué dije? Eso parecía un rechazo…su mirada me decía que eso es lo que había
entendido, que no quería desayunar con ella, rápidamente agregué
-Pero para
cambiar me encantaría tomar jugo… digo, un desayuno más… ¿Mediterráneo?
-Sip, me parece
una idea genial. Y conozco un lugar donde tienen todo lo necesario para darnos
un festín…
-Estoy en tus
manos… te sigo…
-¿En mis manos? D’accord, espero que no te arrepientas…
- No creo, me
gusta tu rol de guía de turismo… aunque sólo haya visto la ribera…
Nos levantamos y
ella le hizo un gesto al mozo como indicando que luego arreglaban, si me
quedaban dudas, a menos que nos salieran a correr, era claro que ella era
conocida y habitué de ahí…empezamos a caminar a la par, en silencio por primera
vez desde que salimos de la recepción donde nos “conocimos”, y como nunca me
sentí en el lugar y con la persona que quería estar, el silencio no era
incómodo, ambas, al menos eso sentía yo, disfrutábamos el momento, el aire
fresco del amanecer, los aromas del pasto húmedo, los ecos de la naturaleza, se
potenciaban, mis sentidos estaban repletos de sensaciones, imágenes, sabores,
sonidos, fragancias; sin dudar su presencia hacía que todo en mi se
sensibilizara, las emociones estaban a flor de piel…
De pronto
Daniela se detuvo, aspiró profundo al tiempo que dijo:
-Llegamos…- miré
buscando un bar, cafetería o algo así- es mi casa- dijo- tengo lo necesario
para que ambas disfrutemos de…-haciendo una breve pausa, agregó- ¡¡de un
desayuno espectacular!!
Miré el
edificio, según recordaba estaba en plena mudanza cuando nos conocimos, tenía
en mi mente la descripción de su apartamento, la que ella me había hecho cuando
conversábamos, volví mi mirada hacía ella…
-¿Mala idea?-
preguntó
-No lo creo-
contesté- hasta ahora resultaste una fantástica guía de turismo, quizás sea el
momento de constatar tus otras habilidades ocultas… como la de chef…; me
encantaría probar tus pericias culinarias…
Suspiró, y ambas
entramos, el ascensor estaba en la planta baja, así que subimos… tocó el botón
del tercer piso y cuando las puertas se cerraron las dos nos apoyamos en la
pared de fondo…el silencio era total, únicamente se oía el suave ruido del
elevador y yo estaba convencida que mi respiración también era altamente
audible…
Apoyé mis manos
en la baranda y sin querer rocé la suya, nunca antes me había pasado pero un
chispazo saltó con ese roce, ambas nos sobresaltamos y quedamos mirándonos,
juraría que si la puerta no se abría en ese instante, nos hubiésemos besado, el
ambiente estaba cargado de tensión, si bien durante toda la noche había flotado
en el aire una especie de atracción silenciosa, de coqueteo casi inocente, en
este momento la carga de sensualidad era palpable…
Ella salió
primero y buscando su llave en la chamarra dijo:
-Acá, es el
tercero “C”- al tiempo que abrió la puerta cediéndome el paso…
Entré, lo
primero que percibieron mis sentidos fue su perfume, el departamento olía a
ella, cuando la luz se encendió pude ver un living-comedor sin demasiado
mobiliario pero muy acogedor, una isla dividía ese ambiente de la cocina y dos
puertas en un costado que imaginé conducían a su dormitorio y al baño…
-¿Por qué no te
quitas la campera? Yo creo que voy a sacarme las botas, serán muy lindas pero
prefiero andar descalza…
-Ja si por mi
fuera viviría sin zapatos…-dije sacándome el abrigo- necesitaría pasar al baño…
llevo demasiado cappuccino conmigo…
-Sí, por
supuesto- contestó riendo- yo también pasaré por allí antes de preparar el
suculento desayuno americano que te prometí…
Me acompañó
hasta la puerta y abrió encendiendo la luz, cuando cerré tras de mí, me apoyé
contra ella, no sabía cómo continuaría esto al salir, porque si bien no era
tonta y había mantenido alguna relación en mi vida, lo de intimar con alguien
no se me daba tan fácil, me ganaba la inseguridad, mis temores arraigados, en
fin, toda mi historia de desencuentros…Ni hablar de relaciones esporádicas de
una noche, no, definitivamente ese no era mi estilo… pero con Daniela no podía
sentirme así, no quería irme, ni huir, y no era solo por el hecho de que la
conocía en razón de las horas de charla en msn o skype…algo en mi interior me
aseguraba que si la hubiera visto esa noche por primera vez… habría sentido
igual…
Al cabo de unos
minutos salí, ella estaba en la cocina, buscaba algo en la heladera, me escuchó
llegar y preguntó:
-¿Te gusta lo
que ves?
-Sí, mucho-
respondí, deteniendo mis ojos algo debajo de su espalda
-Recién lo estoy
terminando de arreglar, aunque hace meses me mudé entre el trabajo y la familia
no tuve demasiado tiempo, ni ganas, creo que aun no lo siento “mi” lugar…
-Pero el
departamento es bonito también…-dije sonriendo, ella giró y entendió claramente
que mi primer elogio no era para su casa…
-Tenemos poca
variedad de frutas… creo que voy a fallar en mi demostración como preparadora
de desayunos… ¿Te conformarías con un rico jugo de naranja? Y unas galletitas
untadas con… ¡queso!
-Suena perfecto…
además la verdad no tengo demasiado apetito…
-Ok… voy al baño
y empiezo a preparar ¿Si?, sentite libre de mirar, ponete cómoda…
-Sí…gracias
Cuando ella
entró al tocador, me acerqué al sillón de dos cuerpos, fue fácil imaginar que
era ese mismo en el que se recostaba cuando hablábamos, de hecho en la mesita
ratona se encontraba la notebook, no dejaba de ser extraño poder ubicarla en
“el mundo real” como ella había dicho alguna vez… me senté y recosté contra el
respaldo, cerré mis ojos, y me limité a disfrutar su esencia, la escuché salir
y aproximarse pero mis párpados se negaban a levantarse…más que sentirla a mi
lado la presentí y aun así no me moví… mi estómago cosquilleaba y mi piel
comenzaba a erizarse sólo por saberla tan cerca, su respiración en mi cuello
aceleraba mis pulsaciones, sin poder evitarlo giré mi cabeza hacia ella y
entorné apenas los párpados, su boca quedó a pocos milímetros de la mía e
instintivamente mordí mi labio inferior…
-No hagas eso…o
voy a besarte…-adiviné que dijo más que escucharla
En ese momento
si la miré directo a los ojos y me perdí en ellos, en lo que yo leía en su
mirada… ternura, deseo, temor, audacia…No estoy segura que vio ella en la mía
pero de pronto la breve distancia que separaba nuestros labios se evaporó,
primero fue un roce suave, tímido, como reconociendo el deseo de la otra…su
mano ascendió a mi rostro y apenas lo acarició con la yema de sus dedos, me
separé de su boca sólo lo necesario para respirar de su cuello y depositar un
suave beso, la sentí estremecerse y me dejé llevar por mis impulsos más íntimos
y fui en busca de sus labios húmedos, entreabiertos como esperándome…después de
ese momento no hubo lugar para nada que no fueran sentidos y sentimientos, su
boca me recibió complaciente explorando ávida, nos besamos deteniendo el
tiempo, sin prisas, era demasiado el goce de sentirla, yo permanecía quieta
como temiendo despertar del sueño de plenitud que era tenerla en mis brazos,
lento su mano se posó en mi estómago y ascendió lánguida hacia mis pechos, como
pidiendo permiso jugó con el botón de mi camisa rozando apenas mi piel con el
dorso de su mano, mi respiración era ya algo entrecortada y una deliciosa
anticipación se hacía notar en mi bajo vientre. Acomodé mi cuerpo de manera de
quedar enfrentadas y mis manos rodearon su cuello, tomando su nuca para
acercarla más a mi si eso fuera posible, descendí por su espalda, la recorrí
por encima de la remera que llevaba puesta y levantándola apenas tomé su
cintura, introduciéndome para acariciarla, sentí su piel suave y tibia
invitándome a continuar. Sus manos se habían tomado el permiso de desprender
uno a uno mis botones y ya mis senos se henchían de goce con su contacto…
Nos hicimos el
amor, dulce y apasionadamente, mis pudores y vergüenzas quedaron arrumbados en
algún oscuro rincón de mi mente, toda yo era sentimientos, sentirla gemir y
decir mi nombre cuando mis manos y mi boca se hicieron dueñas de su centro de
placer haciéndola mía, me llevó al lugar donde en unos segundos la vida renace
en total esplendor… juntas nos dimos lo más intenso y profundo que una persona
puede regalar, nuestras almas que se confundían con nuestros cuerpos, el frenesí
me dejó sin respiración en esos segundos en que se alcanza lo eterno, aquel
sentimiento que sin importar el después siempre permanecerá en nosotras dos…
No hubieron
demasiadas palabras, mas la comunicación fue perfecta, exhaustas, plenas, nos
abrazamos desnudas en el sillón, cubriéndonos con una manta que ella tomó de
debajo de los almohadones… se lo agradecí con una mirada, pues aunque mi cuerpo
tenía grabado el momento y se sabía descubierto por ella, mi mente traía a
mí pudores y vergüenzas que me llevaban
a querer esconderme de su mirada…
-No pude darte
mi mejor desayuno, pero puedo ofrecerte
un mejor lugar para descansar- dijo levantándose desnuda, perfecta a mi
mirada, extendió su mano, tomó la mía y con la otra envolvió mis decoros con la
manta guiándome a su cuarto, ahí una cama inmensa nos cobijo el resto de la
mañana, ambas abrazadas nos dormimos…
Me desperté
antes que Dani, creo que fueron las dos horas de sueño más pleno en toda mi
vida adulta, al abrir los ojos la imagen de ella dormida inundó mis retinas, su
pelo esparcido en la almohada, su pequeña nariz, las pestañas largas y oscuras,
sus labios que a mí se me antojaban perfectos y los hombros descubiertos fueron
la prueba más difícil que mi menguada resistencia debió pasar para no lanzarme
a ella y despertarla a besos, y aunque parezca contradictorio, observarla
dormir me producía un placer inconmensurable… calma y tormenta; pasión,
dulzura; movimiento, quietud; luz, sombra; deseo desenfrenado, ternura
inagotable; música, silencio… todo estaba en mí, todo lo producía ella. Me
había enamorado, como nunca antes supe, como siempre intuí sería; intempestivamente el temor me invadió,
las preguntas aparecieron en mi cabeza, los miedos, los riesgos de amar que
siempre había eludido estaban ahí… ¿y si la perdía? ¿Si sólo signifiqué una
noche en su vida? ¿Cómo reaccionar ante su despertar? ¿Qué nos diríamos? La magia se diluía, volvía a sentirme sin las
zapatillas de cristal y mi carruaje se volvía calabaza… era yo otra vez ante mi
mirada, yo con mis inseguridades, mi baja autoestima y la realidad que me
devolvía el espejo; era ella con su desnudez de princesa, su juventud insolente
y la imagen hermosa que me devolvían mis ojos…
A punto de huir,
de marcharme salvando una falsa dignidad de dejar para que no me dejen, una voz
somnolienta dijo:
-Hola, Hola…
¿Cómo dice que se siente?- su saludo de siempre…
Y en ese
instante confirmé que ella sabía quién
era yo…
-¿Desde cuándo
Sabés quien soy, niña?- pregunté
Me miró con una
media sonrisa
-Cuando Enrique
me dijo que era miembro organizador del congreso y que esperaba que viniera la
chica que le gustaba, tuve la secreta esperanza que vos también lo hicieras,
sabía que Sofía pertenecía a tu Universidad, así que quizás…quizás podía ser… y
fue… cuando vi tu nombre en la lista de
ponentes, hice lo imposible por hacer que mi primo me dejara acompañarlo, creo
que recién cuando nos fuimos juntas anoche entendió o percibió el por qué…
-Me viste el
primer día cuando expuse, y volviste para el cóctel…
-Sí, verte no
alcanzaba, quería reconocerte en la conversación, recuperar a la Elena que me
atrapó con su personalidad en el chat…
- ¿Entonces…?
-La magia sigue
acá, entre las dos, puedo sentirla, no quiero que termine…-se acercó para
besarme. Respondí al beso ¿Cómo no hacerlo?
-Este es el
mundo real, Daniela…
-Sí. Y en este,
nuestro mundo real, debemos decidir como haremos…
-Haremos…
-No quiero
dejarte ir, definitivamente quiero más tiempo con vos…cuando tomé la decisión
de cortar nuestro dialogo “virtual” la razón fue simple… me aterrorizó la idea de haberme
enamorado de una mujer a la que no veía, no podía tocar, no podía oler, y que
creía imposible hacerlo… mi vida empezaba a cobrar importancia aquí, vos la
tenías organizada en tu ciudad, viajar cada tanto, un amor de fin de semana… no
quería eso para mí…
- ¿y ahora?-
pegunté...
-ahora sólo
quiero seguir a tu lado, no sé cómo, pero nos debemos la posibilidad de ver que
pasa… nunca me sentí así antes, con nadie…
-Dios… ¿vos me
miraste bien?
-No, yo no sólo
te miré yo te siento… te “veo”, y me enamora lo que veo…
-¡Daniela!...
-No pensemos…
tenemos una semana por delante, vivámosla, después que el tiempo nos ayude a decidir…
Me dejé
convencer rápidamente, después de todo ¿Qué podía salir mal…? Una semana entera para ella
y para mí, juntas, conociéndonos… lo peor que podía suceder era que al
marcharme doliera un poco… En mi interior sabía perfectamente que me estaba
mintiendo, que luego de una semana a su lado no me querría ir, y que aun así tendría que hacerlo, mi vida no estaba en su
ciudad, y la de ella no estaba en la mía… eso sin contar que era posible que a
Daniela no le interesara en lo más mínimo intentar algo más que pasarla bien…
Además la conocía lo suficiente para intuir que las relaciones a la distancia
no le agradaban nada de nada, y si bien no vivíamos a miles de kilómetros vernos seguido sería algo complicado, no sólo
por la distancia, sino por la intensidad y el tiempo que nuestros trabajos nos
insumían…
Su mano me
acarició la frente, corriendo de ella un mechón de pelo, la miré
-Dejá de pensar,
puedo ver las rueditas dando vueltas en tu cabeza- me dijo sonriendo- Elena, yo
sé que es complicado, que quizás en unos días ambas estemos sufriendo por una
despedida que no deseamos- la miré seria, creo que si hablaba la voz se me
quebraría- No me veas así… Yo sé que no querré que te vayas, y también sé que
vos pensás que es más simple para mí…
-No es
eso…-articulé tres palabras- yo te busqué- ella me miró algo sorprendida- bueno
o lo intenté, fui hasta la empresa donde trabajas, y casi sin querer descubrí
que desayunas en el bar de enfrente, estaba luchando con la idea de presentarme
ante vos, pero…
-Ya… pero no te habrías
animado…-concluyó
-Puede que no…
pero ahora eso no importa
-No, no importa,
porque yo sí te busqué y te encontré… a lo mejor hubiera sido mejor no vernos
nunca, y cuando te marcharas las dos seguiríamos con nuestras vidas como si
nada, sólo con la duda que cada tanto nos haría preguntar: ¿y si me hubiera
atrevido?...
-Estoy feliz que
me hayas encontrado, eso es tan obvio que ni decirlo, pero…
-¡Pero nada! Me
gustas y mucho… y si por asomo crees que te busqué porque de casualidad se me
cruzó la idea de ver qué pasaba, te equivocas, no voy a mentirte diciendo que
todos los días de mi vida los pasé recordando nuestras charlas, pero si es
verdad que terminar esa relación me costó mucho, y que más veces de las que me atreví a confesarme a mi misma
me encontré pensando en vos… nunca
eliminé tu numero de móvil, y lo sabes,
porque algún mensaje mandé…
-¿Sabes? Cuando
cortaste tan ¿abruptamente? No lo entendí, y dolió, extrañé escucharte,
esperarte en las noches, pero en el fondo sabía que tu decisión era acertada,
yo nunca me hubiera atrevido a mostrarme… y ahora aquí estoy en tu cama…
- Y a mí me
encanta que estés en mi cama… -dijo al tiempo que se acercaba para posar sus
labios en los míos
Todo volvió a
empezar, hicimos el amor por segunda vez, ahora sabiendo más la una de la otra,
conociendo gustos, sensibilidades, maneras de acariciar… terminamos en la ducha
y fue la ducha más placentera de mi vida…
Desde ese
momento prácticamente no nos separamos, Lau y Sofi no decían nada, si estaban
sorprendidas o pensaban que algo pasaba no hicieron mención de ello, es cierto
que Sofía estaba más pendiente de Enrique que otra cosa, y por suerte Laura
había encontrado a un grupo de antiguos compañeros con los que pasaba los días.
Daniela pidió
unos días en la empresa y las clases en la Universidad estaban suspendidas por
la realización del Congreso, así que esa semana fue lo más cercano a la
perfección, los astros se habían alineado a mi favor…
Nos descubrimos
mutuamente, no hubo rincón de mi que yo no desnudara ante ella, como nunca en
mi vida mis defensas se habían desintegrado, y no sentía temor, únicamente cada
tanto me asaltaba la idea de la partida, y en esos instantes mi mirada se
apagaba, creo que ella lo notaba, porque tomándome la mano me guiaba de vuelta
al paraíso de su compañía…
Sé con certeza
que ella tampoco ocultó nada de sí, y no hubo parte de su ser que no me
enamorara más, pero los días pasaban vertiginosos, y al día siguiente debíamos
emprender el retorno a Buenos Aires, esa noche salimos a cenar los cinco.
Enrique y Sofía estaban felices, él viajaría con nosotras pues había arreglado
con su universidad el dictar clases en el segundo cuatrimestre en la nuestra,
creo que esos dos ya no volverían a separarse, Laura por su parte ansiaba
regresar, extrañaba ya a su marido y a sus hijos. Así que en esa cena quienes
estábamos algo extrañas éramos Dani y yo… nos despedimos apenas terminamos de
cenar, sin comer el postre con la excusa que teníamos entradas para el teatro…
Salimos en
silencio del restaurant, caminamos tomadas de la mano hasta su departamento,
apenas subimos al ascensor comenzamos a besarnos, y casi sin separarnos
entramos, la ropa fue quedando regada en el camino a su dormitorio, encendió la
luz y cuando hice el intento de apagarla me detuvo
-Por favor… no-
susurró
La miré, creo
era la última barrera que me quedaba en pie y dejé que cayera, me rendí ante la
evidencia de lo inevitable, me había enamorado completa y definitivamente de
ella, así por primera vez nos hicimos el amor pudiendo ver con los ojos lo que
ya nuestros cuerpos conocían de memoria.
Nos amamos tan
intensamente como cada vez, siempre igual, siempre distinto, el mismo amor, las
mismas ganas, la misma sorpresa eterna al redescubrir la magia de sentirnos…
Pero el amanecer
llegó, y junto con la alborada llego el momento de la despedida
-En dos horas
salimos…-dije como si fuera necesario recordarlo
-Sí, pero estuve
pensando… vos recién te reincorporas al trabajo el lunes, hoy es viernes, no
podrías viajar el domingo…
-Amor-dije llamándola así por primera vez- sólo
prolongaríamos la despedida…
-Bueno, siempre
me encantó el final de “Desert Heart”-bromeó
-ja, a mi
también… pero no es la solución… me quedaría si pudiera ¿Lo sabes, no?
-¿Y qué es lo
que te impide quedarte?-preguntó conociendo la respuesta
-Las mismas
razones que impiden que vos viajes a Buenos Aires a quedarte, mi vida no está
acá, mi familia, mi empleo, mis amigos… tendría que abandonarlo todo…hoy, en
este momento con vos en mis brazos siento que puedo, pero la realidad me dice
que es imposible ¿de qué viviría? ¿Cómo…?
-Lo sé… pero no
quiero perderte… Elena, yo te amo…
-Y yo a vos…
¿Qué voy a hacer con vos? O mejor… ¿Qué voy a hacer sin vos?
-No quiero que
nos separemos, no sé cómo pero tiene que haber una manera, está bien, entiendo
que partas hoy, pero eso no tiene que significar que nos separemos para
siempre…Ya sé, sé que siempre dije que las relaciones a distancia no pueden
sostenerse, pero nunca había sentido esto por nadie… encontremos juntas la
forma… teléfonos, internet, aviones, auto, lo que sea, fabriquemos nuestro
tiempo y espacio
-No hay nada que
desee más…-respondí
Daniela me
acompaño al hotel, ya casi estaba todo listo para la partida… dolía irme y
mucho… pero no había arrepentimiento en ninguna de las dos, yo estaba
convencida que pasara lo qué pasara lo vivido juntas fue lo mejor de mi vida…
Ya en mi cuarto,
con las maletas listas nos mirábamos sin hablar, creo que ninguna quería decir
adiós primero, Enrique llamó a la puerta ofreciéndose a bajar todo el bagaje,
se lo entregué, nada mío quedaba en aquel lugar a no ser por ella que
permanecía quieta sentada al borde de la cama.
-Creo que es
hora de bajar-murmuré…
-Sí, pero yo no
lo haré, es tonto, pero no quiero ver partir el auto, prefiero quedarme un rato
acá, y hacer de cuenta que cuando vuelva a casa me llamarás y volveré a verte…
-Dani… no
estemos mal, por favor, intentémoslo ¿Si? El próximo mes hay un fin de semana
con día de fiesta, puedo viajar, y entre tanto hablarnos…
-Lo sé, pero no
será igual, me aterra la distancia…el no saber cuando despiertas, cuando dormís,
que almorzaras, con quien...
-Hey… siempre
supuse que la posesiva en esta relación
era yo…
-Jajajaj, no es
posesividad, es necesidad de vos, de saberte bien, de estar ahí para vos, de
que estés para mí, de mimarte, de sorprenderte con una flor o una música o
robarte un beso mientras trabajas…
El teléfono de
la habitación sonó, era Laura recordándome que debíamos salir temprano porque
el tráfico se pondría insoportable mas tarde…
Me acerque a
Daniela, tomé su rostro entre mis manos, la besé, entregué todo lo que soy en
ese beso, todo, sin reservarme nada…giré y me dirigí hacía la puerta…
-Porfi, llámame
apenas lleguen, ¿sí?, quiero saber que todo fue bien…
-Lo haré- dije
sin volverme porque si lo hacía estaba segura que no me iría…
Cerré la puerta
tras de mí, en el interior se quedaba la mujer que me había devuelto a la vida
en muchos aspectos, era la persona con la que estaba segura podría ser feliz, y
yo me estaba marchando, con la certeza de volver, pero aun así me iba
En la calle las
chicas me esperaban, ambas entendían perfectamente lo que me sucedía, Laura se
acercó a mí, y mirándome a los ojos dijo:
-Las decisiones
más importantes de nuestra vida son aquellas que aun meditándolas se toman en
un segundo, ese segundo que marca la diferencia entre ser y permanecer, entre
estar simplemente o quedarse, entre vivir o encontrar nuestro lugar… acaso hace
un tiempo ¿no te habían ofrecido trabajar en Nación? ¿Por qué no reflotar eso? ¿Por qué no intentarlo aquí? Tu carrera no sufriría
demasiado y tus amigas estaríamos siempre para vos…Un par de llamadas, y ver
algunas posibilidades, tenemos amigos que pueden ayudar… ahora si lo que te
detiene es el miedo a que no funcione lo de ustedes…
-La amo- admití
por primera vez ante ellas…
-¿Entonces?-fue
Sofía la que habló… - sé que es una frase hecha, un tópico común pero, Elena,
la vida es corta, aférrate a la felicidad…
-Chicas… ¿Les
dije alguna vez que las quiero?...
Entretanto en el
cuarto 301, Daniela continuaba sentada en la cama, no escuchó cuando abrí la
puerta, pude observarla unos segundos, y no cupieron más dudas en mi, amaba de
tal manera a esta mujer que valía el correr el riesgo, tenia ahorros no muchos,
pero los suficientes para no depender de ella si algo no estaba bien, había
algunas posibilidades que explorar, licencias, pedido de traslado, algo se nos
ocurriría… por ahora la decisión estaba tomada, no me iba, no hoy, no en ese
momento… “media hora más contigo, medio día, media semana, medio mes, medio
año, media vida, toda mi vida…” no podía tener el cien por cien de seguridad
pero merecía el intentarlo…
En ese momento
ella irguió su cabeza y me vio…
-¿Olvidaste
algo?-mientras una chispa de esperanza encendía sus hermosos ojos…
-Si
-Ah… - la mirada
volvía a apagarse…
-Por un instante
olvidé que no puedo irme sin que mi alma se quede aquí, con vos… y no quiero
dejar mi alma…- me acerqué, tomé sus manos- si aun estás de acuerdo…quiero
intentarlo, quiero una vida juntas, sin garantías, sólo la de poner ambas todo
el esfuerzo para que este amor nos cobije por siempre…
Ya no hicieron
falta las palabras… miradas, roces, la
seguridad de estar en el lugar correcto…
-Vamos a
casa-dijo tomándome la mano
Yo simplemente
la seguí… así comenzó nuestra historia… quizás en un tiempo ambas sepamos el
final… ahora teníamos entre nuestras manos lo más valioso, la ilusión de que el
amor todo lo puede…
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Me encanto, me encanto, me encanto...
ResponderEliminarDeseo mucho, que la historia sea real....
Vicki..Argentina
Al menos ahora sé de alguien que encontró la felicidad en Paraná (aún si es sólo en ficción.
ResponderEliminarGraciela(Argentina)
ResponderEliminarUna hermosa historia. Me encantan los finales felices. Gracias
Me gustooooooooo mucho, te felicito por esa manera tan especial de escribir, como siempre...me gusta como contas las cosas. besos. Bell
ResponderEliminar"En Paraná" Perfecto título para bella historia. Felicidades Yop.
ResponderEliminarBesos.
Riba.
Preciosa historia. Gracias.
ResponderEliminarRui
Me encanto la historia, muy lindo todo ese amor .
ResponderEliminarJavi :)
Me encanto
ResponderEliminarEXCELENTE historia...muy muy linda...creo q lo q más me gustó de ella, es q seamos realistas no todas las lesbianas son flacas y super guapas...hay algunas como Elena..y todas las historias de este blog son INCREÍBLES pero los personajes siempre son perfectos...y la vida real no es así hay flacas, delgadas, etc...
ResponderEliminarINCREÍBLE historia Yop...como siempre...
Danii de Costa Rica
linda la historia de principo al fin esta uno pegado GRACIAS fricia
ResponderEliminarwooow Me encanto, que hermosa historia... Sabes pocas veces se logra tal felicidad(así sea ficción o tal vez no) escribes increíble. Gracias por compartirla.
ResponderEliminar- Maria, Colombia-
que momento tan especial este de leer tu historia, me ha encantado y conmovido. mil gracias por compartirla. un abrazo!!
ResponderEliminarOH, OH ¡QUÉ BONITO! SE ATREVIERON A VIVIR SUS ROMANCE...
ResponderEliminarESTA CLASE DE HISTORIAS LA DEJAN A UNA FLOTANDO EN UNA NUBE DE FELICIDAD.
GRACIAS YOP POR HACERNOS PARTÍCIPES DE TAN BELLO RELATO.
BESOS, DESDE PERÚ.
soy de Paraná y vivo actualmente en ella...y mientras leía la historia me ubicaba geográficamente, me imaginaba cada cuadro y pensaba que por ser mi ámbito cotidiano me había olvidado de su magia, sinceramente la historia es hermosa, es dulce y apasionada Gracias!!! Joana
ResponderEliminarExcelente historia. Confieso que su título me llamó la atención. También soy de Paraná y actualmente empecé a vivir en Buenos Aires. Me hiciste extrañar a mi ciudad un poco menos. Muchas gracias por darle la magia necesaria para realzar lo cotidiano.
ResponderEliminarSaludos
Andrea
Me atrapo y mas cuando nombraste mi queridisima Argentina muy buena historia felicidades ROSANA
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