Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Inevitable - Eugeene (Cap. 10 y 11)

Capítulo 10

Con su cabeza en su mano izquierda, que se apoyaba en la ventana del taxi, veía pasar con rapidez las luces de las calles que el automotor recorría. De vez en cuando tiraba miradas furtivas a Kall, pero ambas habían permanecido en silencio desde que Kall la había sacado de la fiesta. Cada una sumida en sus pensamientos y muy posiblemente en furia, ninguna pronunciaba palabra. Cuando por fin parecía volver a la realidad se dio cuenta hacia donde se dirigía el taxi.

-No estarás pensan- fue interrumpida por la glacial voz de Kall.
-Sí, esta noche dormiré en mi apartamento.
-Vamos K, no creo que sea para tanto
-¿No lo crees?- aunque Kall miraba por la ventanilla opuesta del taxi se podía adivinar su cara de enojo.
-No hice nada-sentenció- vamos K, no duermes ahí desde…- dejo la frase inconclusa.
El silencio cayó nuevamente entre ellas. Cris por no haber podido completar la frase y Kall por que el enojo interior la corroía. Pasaron los minutos y el taxi se detuvo en el edificio que se le fue indicado. Entre el lujoso complejo de edificios mono ambientes se podía distinguir la elegancia y frialdad de la noche. Quería decirle que no tenía que quedarse en su apartamento, que la perdone por haber sido tan impulsiva, pero a su vez tampoco quería que se lastimara por una chiquilla que apenas rondaba la mayoría de edad. Kall no emitió palabra y se bajo del taxi. A diferencia de en la terraza minutos antes ahora cojeaba por el muslo recientemente herido. Ella la siguió por atrás, aunque no era su parada quería dejarle en claro que se preocupaba por ella.
-Por favor K…- rogó
-¿Qué le hubieras dicho si no llegaba a tiempo? – pregunto una molesta Kall aun de espalda a ella.
-¿Qué?
-Responde-urgió
-Que no fuera tan estúpidamente descuidada- demandó Cris- solo debe esperar unos meses para Harvard ¿verdad?- empezó a usar un tono irónico- ¿no puede cuidarse ella misma por dos o tres meses?
-Eso no te incumbe- dijo con frialdad. Esta Kall era muy fría y correcta pero claro siempre a su favor pensó Cris.
-Tampoco a ti- aposto a la ironía.
-Lo se – respondió al tiempo que se giraba y enfrentaba cara a cara a su mejor amiga – pero yo QUIERO hacerlo- por un largo minuto miro a la que era su mejor amiga: ahora en un vestido que cubría su muslo lastimado, con un maquillaje excesivo para ocultar su cardenal en su rostro y una venda en la herida de la mano izquierda. Sabía que era terca pero  esto…esto estaba definitivamente mal.
-No estarás… no estarás confundiéndote a Naomi con- Kall la interrumpió con un tono de voz muy suave.
-No lo estoy-afirmo.
-¡Oh dios mio! – sus dedos recorrieron su cabello castaño en un intento de tranquilizarse. Inútilmente- es igual…- su voz se fue apagando por el parecido de la realidad.
-No lo es – Kall permanecía tranquila frente a su mejor amiga que se derrumbaba- el tiempo y el espacio nunca son iguales dos veces-explicó- eso lo hace diferente.
-Pero la situación es la misma-señaló a Kall- tu – señaló a la nada- ella – y sus dos manos se abrieron con obviedad al cielo- toda la situación es igual.
-Vuelves a equivocarte – miraba como Cris caminaba de un lado a otro – no hay en el mundo una persona igual a otra, por ende eso demuestra que el parecido no concuerda y yo también he cambiado – dijo en tono quedo.
-¿Lo has hecho?- pregunto de modo burlón. Uno no muy amigable- no lo creo- se planto frente a ella- de lo contrario no estaríamos aquí.- señaló el apartamento que la esperaba y la realidad- ¡y tampoco estarías cojeando! ¡Por el amor de Dios KALL!
-Cristina- su paciencia tenia un limite y para su mala suerte Cris ya lo había superado- vete a casa- ordenó.
-No soy uno de tus alumnos a los cuales puedes mandar – una sonrisa maliciosa curvo su morena piel. Debía hacerla entender a la fuerza e hiriendo si era necesario – y aunque así fuera, no te haría caso ¿verdad?- levanto una ceja desafiándola a defender lo indefendible en Naomi.
-Cristina-dijo una vez mas- es MI vida y hare con ella lo que me plazca- se dio vuelta por que debía huir a menos que rogar por piedad fuera una opción- cuando este lista volveré – susurró.
-No te apoyaré en esta decisión Steigh – el apellido cambiaba las cosas – no seré cómplice de tu destrucción…
Moría por que la ayudase. Ella había sido la amiga que la vida le había deparado y aunque las peleas siempre fueron estúpidas o muy serias, la solución se colaba por sus mentes haciendo que jamás tuvieran tal distanciamiento que en unos minutos habían desarrollado en la acera de su edificio. Tenía dos caminos: uno era volver al taxi con ella, o imitar la postura de Cris y alejarse. Su orgullo hablo por ella con el silencio.
-Suerte esta vez- dijo Cristina al viento ya que Kall estaba de espaldas e ignorándola. Se subió al taxi que la esperó pacientemente en todo el incidente que habían desarrollado en cuestión de minutos. Indico el apartamento donde unas horas antes había curado a su mejor amiga y que ahora ella lo habitaría hasta que Kall volviese. Suspiro y miro por la ventana esperando que Kall se de vuelta cuando el coche arrancó pero no lo hizo.
Desde el viernes tenia pesadillas sobre su profesora y su acompañante. Cristina. Ese nombre lo odiaba y las razones no eran muy lógicas, pero en el amor y en la guerra todo se vale. Inclusive odiar gente que no te ha hecho nada malo. Se sorprendió al ver a su amor imposible cruzar el umbral de la puerta con un leve cojeo en la pierna derecha. Acostumbraba a pastalones de vestir semis-ceñidos al cuerpo pero ahora llevaba uno holgado. También noto la gruesa capa de maquillaje ¿Para que lo tenia puesto? Ella nunca lo usaba, muy posiblemente por que no lo necesitaba pensó Naomi. Sin embargo descubrió un leve rosa en su lado izquierdo de la cabeza. ¿Seria un golpe? ¿Alguien la golpeaba? La ira se presento en su cuerpo de forma inmediata.  Mataría al bastardo que la tocase o a la bastarda; y si esa persona era Cristina definitivamente lo haría. El odio anterior se unió al nuevo.
-Bien- dijo Kall- la tarea que habíamos programado para hoy – se sentó en su habitual silla detrás del escritorio- quiero revisarla, si quieren pueden darle sus toques finales y presentármela ahora.
Con la clase ocupada y su profesora con la plena atención sobre cada chico con su exposición, Naomi pudo observar sin reparos a Kall. Estaba herida en la pierna derecha, ella nunca se sentaba en el asiento tan temprano en la clase. Y parecía que su mano izquierda había adquirido cierta movilidad, pero no la fina. Según su hermano, el corte había sido profundo y había rozado algunos nervios. Para su suerte ahí estaba su profesora moviendo cuidadosamente su mano lastimada. Eso le devolvía el alma al cuerpo; no quería dejarla sin una mano, aunque fuese la izquierda. Volvió a preocuparse por su rostro. Tan bello y aun así alguien se atrevía a querer dañar su perfecto anatomía. El mundo era cruel pensó Naomi. Deseaba ir y preguntarle si se encontraba bien, pero ¿como podría hacerlo después de haber huido de ella por una semana? Siempre tan estúpida pensó para si misma.
-Has hecho un estupendo trabajo Anne – dijo a una de sus alumnas que se había esforzado al máximo. Recibió una sonrisa por parte de su alumna y se fue del salón. Dejándola sola con una persona. Naomi. Quería preguntarle si ya se había solucionado su problema, aquel que no la dejaba desarrollarse al máximo potencial en clases; pero desistió.
-Humm- miraba hacia abajo – le entrego el trabajo pero ¿podría saltearme el exponer?- dijo Naomi mientras entregaba la carpeta.
-Por supuesto, tus trabajos son de por si fascinantes no hará falta una exposición.
Sorprendida por el halago o por que le gustase tanto que le dedicara atención levanto su rostro hasta verla. Inclusive con el leve rosado en su cien izquierda era hermosa. Le estaba dedicando una sonrisa un tanto insegura pero era lo mismo, ella la cautivaba completamente. Estaba a la merced de aquel rostro perfectamente cálido aunque lastimado. Quería hacerlo ahora. Preguntarle que le había pasado, quien le había pegado, quien era el maldito o la maldita que se atrevería a lastimar ese hermoso rostro. Entonces recordó que ya había huido una semana. Eso no tenía solución. Dispuesta a irse le dedico la mejor sonrisa que podía formar antes de desarmarse frente a su profesora y se dispuso a irse, alejarse lo más posible de ella para no enamorarse más.
-Naomi – la escucho susurrar - ¿estas mejor? – podía recibir aunque estaba de espaldas la preocupación de su profesora por ella ¿Por qué no se preocupaba por ella misma? Se detuvo en seco. Si se daba vuelta muy posiblemente correría hasta ella y con hambre besaría esos labios rosas semis-carnosos que la tenían loca desde que recordaba lo de la enfermería. Inhalo todo el aire que pudo intentando tranquilizarse.
-Si. Gracias por preocuparse- afirmo y necesito de todo su valor para huir de la tentación que representaba la rubia en el escritorio a su espalda.
Golpe. Golpe. Y un efectivo derechazo mando la bolsa de arena un metro hacia adelante y volver con la misma fuerza hacia ella. Puso sus manos en la espera y detuvo el cuerpo que quería atropellarla igual que ella había golpeado. Suspiro. Desde el viernes a la noche que no hablaba con ella y eso dolía en demasía. No sabía si lo correcto era buscarla para hablar. Después de todo le había dejado en claro que ella no la ayudaría ¡Todavía dolía internamente!  Otro golpe al saco. Uno más suave con el izquierdo. Le dolía y sabía el porqué. Muy posiblemente por que no tendría que estar boxeando con tres puntos en la mano izquierda.
-Oh disculpa- dijo un hombre al momento que abrió la puerta – no sabia que… ¡¿Kall?!
-Tom Clark – dijo cuando se dio vuelta.
-¿Quién lo diría? – tenia su típico tono burlón que empleaba con ella- venimos al mismo gimnasio
-A la misma hora- aporto información. Eran las 7 de la mañana.
-Cierto- decía en aires de sorprendido-¡Oh dios mio! ¿Qué te sucedió?- siguió con los ojos lo que su compañero en la beneficencia señalaba. Su muslo vendado. Se maldijo interiormente por haberse puerto shorts – Espera- dijo mientras se acercaba a ella – tu no deberías estar haciendo esto… menos si todavía no cicatrizo bien- ahora señalaba su mano izquierda.  La agarro con sus dos manos y saco hábilmente el guante que apenas cubría su palma y dejaba al aire sus dedos.  Y como había afirmado el hermano de Naomi su mano se había lastimado. La venda blanca y pulcra no era más que color bordo por donde se la mirase. Se había abierto los puntos. Su dolor interno le impidió un desmayo al ver cuanta sangre brotaba de su mano cuando Tom había despegado lentamente la venda.
-Espera aquí – señalo la silla- tengo un maletín en mi coche.
-¡Espera! – Recordó lo que hizo el viernes al abandonarlo en la fiesta – el gimnasio debe tener un doctor, lo esperare a él. No te preocupes.
-Ese soy yo – sonrió de oreja a oreja por la posibilidad de tener un rato a solas con la mujer que le cerró la boca al señor Glimmer – espérame aquí ¿vale?
-Vale-respondió avergonzada mientras se sentaba. La sangre ya empezaba  a jugarle trucos en su mente.  Finalmente suspiro y espero sentada a que el hermano de Naomi la curase nuevamente su mano herida.
Miraba el horizonte sentada en su hamaca paraguaya que se hallaba ubicada estratégicamente observando la que seria la puesta del sol.
-¡Naomi!- una mujer con canas bajo su gorro de cocinera la llamaba desde la puerta trasera del patio – ¡llego Alex! – y ahí venia su mejor amiga.
-Hey
-Alex – le hizo gesto con la mano  que ocupara el lugar vacío.
-¿Todo bien? – pregunto mientras le hacia caso.
-Sip – extendió la colcha para que su amiga también se metiese – Toma
-Gracias
El silencio se hizo entre las dos. No era uno incomodo pero tampoco era muy apetecible. Su mejor amiga probablemente querría hablar sobre lo que ocurrió el viernes. Cuando Mel la llamo para decirle que ella estaba totalmente alcoholizada y a punto de ser llevada a la correccional de menores, de no ser por la ladrona que ataco a los policías. Entonces Alex hablo.
-Nao – la miraba preocupada - ¿Qué pasa?
-Nada – sofoco el grito de deseo que tenia en su pecho al recordar a su profesora. Miro a otro lado.
-Vamos Nao, tu no eres así… has estado distraída toda la semana inclusive el viernes pasaste toda la beneficencia en la terraza- quería mirarla a los ojos pero Naomi rehuía su mirada- y a ti te encantan las fiestas.
-No esas
-Las que sean, estábamos todos. Inclusive John se sintió un poco mal por que no pasaste tiempo con el.
-No todo se trata de John – escupió Naomi.
-No, eso es cierto- ahora Naomi la miraba – por eso quiero saber que sucede. Por favor – imploro. Su amiga era siempre tan centrada. Lo que quería lo obtenía a la fuerza si era necesario pero ahora parecía perdida. El mejor promedio de la academia decaía y con el su humor. La semana pasada la noto triste y desde el lunes molesta. Todo la exasperaba- confía en mí.
Y ahí radicaba el quid de la cuestión ¿Podía confiar en Alex? Quería gritar a los cuatro vientos lo que su pecho y estomago le delataban como amor. Pero no podía, si se lo decía a Alex todo se volvería tan real. Los sentimientos de los cuales quería huir ahora la atraparían. No lo sabría ella sino también Alex. No quería aceptarlo. No quería por nada en el mundo aunque tampoco deseaba mentirle a su mejor amiga. Alex era un tesoro, su más preciado tesoro.
-No creo que lo mio con John funcione – lo dijo tan bajito que se pregunto si Alex entendió. Debido a que no se había movido por un minuto.
-¿Por qué? - ¿Naomi quería cortar con John? ¿En que mundo eso era cierto? Le había gustado desde que eran pequeñas. Desde que el la salvo de un perro rabioso cuando tenían apenas 7 años.
-Por que…- me enamore de Kall, suspiro buscando algo de verdad  en las palabras que diría- no lo amo.
-¿Y? – era obvio que no lo amaba. Alex creía que cada persona ama al otro después de un tiempo juntos.
-¿Y que?
-Es obvio que no podrías amarlo. Cuanto llevan ¿un mes? ¿Mes y medio? – su amiga parecía restarle importancia al asunto. No la culpaba, después de todo la verdadera razón era otra – date tiempo. Ya lo amaras- dijo Alex pensado que era la solución.
-No lo entiendes Alex – se había dado vuelta a mirar el crepúsculo pero al oír la voz de Naomi volvió la vista a ella – no podría amarlo por que…- trago saliva- me gusta otra persona – cerró los ojos esperando el estallido de Alex.
-¡¿QUE?! – la vio quedarse quieta por unos segundos como si asimilase la información de que John no la atraía mas - ¿Qué has dicho?
-Lo que escuchaste Alex. Me gusta otra persona.
-¿Quién es? – pregunto en tono serio.
-No puedo decírtelo – bajo la vista – lo siento.
-Oh no… no no no – la veía negar  con la cabeza enérgicamente – ¿no será Mike? – Levanto la vista por la locura de su amiga – Oh vamos Naomi, si tu vas tras él yo no tendré ninguna oportunidad – no podía creer que su amiga creyese que le gustaba Mike pero esta seguía con la verborragia verbal – eres el sueño americano para cualquier chico.
-Alex
-Oh dios mio, estoy acabada.
-Alex – parecía no escuchar.
-Tendré que ponerme implantes para superarte.
-¡Alex! – Gritó y logro que esta la mirara mientras cerraba la boca – Escúchame- agarró por los hombros a su mejor amiga para que la entendiese – No me gusta Mike – lo pronunció lentamente así la susodicha entendía.
-Oh gracias – dijo mientras la abrazaba aunque se soltó rápidamente para preguntar - ¿Quién es entonces? ¿Por qué no podrías decirme? – Alex fruncía el ceño
-Eh… - tenía que hallar la respuesta rápido.
-Naomi – Alex usaba el tono de madre reprochando a su hija por algún secreto.
-Alex – inspiro profundamente – en serio, no puedo decírtelo. Lo siento.
-¿Es malo?
-Supongo que si. La situación es realmente mala- aclaró.
-¿Qué harás con John? – la voz de Alex tenia un tinte de piedad sobre su novio.
-No lo sé- respondió hundiéndose en la hamaca – no lo se…
No importaba lo que hiciese. A la hora que fuese al gimnasio. Él siempre estaba ahí para evitar que ella golpee el saco de arena con su mano izquierda. Tenia que liberar la tensión y el dolor de algún modo. Pero el señor hermano de Naomi se lo impedía continuamente. Había probado a la mañana tipo 6, después a la noche  e inclusive a la tarde. Pero el siempre aparecía antes de que toque los guantes para decirle ‘’No puedes boxear y lo sabes Kall’’. Eran casi las 11 p.m. En algún momento debía vivir el hermano de Naomi ¿verdad? No había casi nadie en el gimnasio, era prácticamente la hora de volver a casa. Pocos eran los amantes de los ejercicios a esta hora. Se saco su mochila de la espalda y se coloco los guantes que cubrían sus palmas dejando sus dedos libremente. Se posiciono frente al saco de boxeo y comenzó su descarga emotiva que aunque no lo aceptara se relacionaba directamente con su compañera de piso.
No podía permanecer más en el departamento donde tantos días y noches la felicidad la había inundado junto a su mejor amiga. Necesitaba un trago y lo necesitaba ahora. Después de conseguir exitosamente una botella del vino que le pareció menos artificial, se dirigía a su motocicleta en el estacionamiento del supermercado vacío por la hora, escuchó  el grito de una mujer. Miro hacia la dirección del sonido y detecto lo que muy posiblemente era un ¿intento de violación? El crimen no le sorprendía en absoluto. La hora y el lugar eran indicados para el crimen; se acercó sutilmente sin ser notada hasta que se paro en seco al darse cuenta quien era la victima. La alumna de Kall, estaba rodeada por dos chicos que median casi el doble de ella y la sujetaban de sus delicados brazos morenos. ¿Debía ayudarla? Después de todo ella era la que impulsaba a Kall a la destrucción. Un poco de la medicina que toma Kall, te hará bien. Se dio vuelta, retomando el camino a su motocicleta cuando se dio cuenta que Kall estaría muy decepcionada de verla tomar esa acción. Negar ayuda a alguien indefenso en claras circunstancias peligrosas no seria bien visto por Kall. Mierda. Tomo un palo de fierro tirado en un costado de la calle. Por si las cosas se ponen feas. Y emprendió camino por segunda vez a la persona que mas detestaba momentáneamente. La persona que se encargaba de lastimar a su mejor amiga indirectamente. Naomi Clark.

Capítulo 11

Había imaginado el escenario de esta situación miles y miles de veces. Ella era sin dudas una persona hermosa y sexi, lo sabia ¿Pero este escenario? Este escenario definitivamente no entraba en sus miles de predicciones. Sabia que se merecía algo mejor; velas, música y hasta un patético camino de pétalos en una cama con forma de corazón. Maldita sea que lo sabía. Aunque el destino parecía no saberlo. Quería largarse a reír, a carcajadas ciertamente. Sucederle esto dos veces era demasiado gracioso para imaginar. Con la diferencia de que esta vez no aparecería Alex a su rescate. Y muy probablemente nadie aparecería, no con el horario y la zona donde se encontraba el supermercado. Tu misma te lo buscaste astuta. Le venían unas tremendas ganas de reírse de lo cruel del destino para no tener que llorar mientras se llevaban lo que ella más apreciaba. Lo único que la unía momentáneamente con su niñez. Su virginidad.
 Con un asfalto frio en contacto con su espalda y un hombre encima desnudándola sin pensar en ella sino en sus instintos barbáricos, no era nada romántico. Mientras que el otro hacia guardia y de vez en cuando la miraba para observar su tórax con evidente excitación en sus ojos no podía pensar en más nada. Solo quería huir. Huir de aquellas manos heladas que la tocaban, huir de aquellas miradas lujuriosas del que montaba guardia y sin duda huir del acto que se estaba por llevar a cabo. Sentía evidentes ganas de vomitar, lo único que no se lo permitía era la mano del agresor oprimiéndole la salida en sus labios. Empezó a luchar por que vio la  guardia baja en cuanto el hombre se desprendió el cinturón. Pero fue en vano.
-Quédate quieta PUTA- saco su mano y como respuesta por su ‘’valentía’’ recibió un golpe en el labio que la dejo demasiado atontada para la realidad. Capaz que era lo mejor. Así mientras el la violaba no entendería mucho.
-Kall…- susurro tan bajito que era para si misma que para cualquier otra persona. La quería a ella. Quería estar con ella. Quería estar en su clase aunque sea. Y que todo esto fuera un estúpido sueño.
-Bueno, bueno, bueno – una tercera voz ronca se unió al espectáculo – parece que aquí se están divirtiendo de lo lindo.
No distinguía bien si era un hombre o una mujer, era alto y en su tono de voz tampoco se diferenciaba si era amigo o enemigo. De ella por lo menos. La posibilidad de que fuera un amigo era tan baja.  Quería volver a reír. Era obvio que la misma situación dos veces no pasaría y definitivamente no era Alex aquella persona. Genial, un tercer violador.
-Sigue tu camino- espeto el vigilante.
-¿Y si no? – se acercó hasta quedar cara a cara con el vigilante del crimen – ¿que me harás?
-No querrás averiguarlo
-Oblígame – se había puesto su casco así tenia ventaja en cuestión de protección. No podría recibir puñetazos. Aunque seria bastante difícil, ya que los entrenamientos con Kall en boxeo le habían brindado una basta experiencia. Y definitivamente estos no eran profesionales.  Nunca esta de más.
Miro a Naomi, estaba bajo aquel despreciable tipo con lágrimas que surcaban su rostro y se sintió mal por un momento ¿Cómo había podido pensar en abandonarla? El acto no había empezado y seguramente ya estaría traumada. Vio como su violador retiro sus dedos dentro de ella y la bronca la inundo de tal manera que con un cabezazo durmió al vigilante. Y con el fierro se dirigía a toda prisa contra aquel oso que se erguía frente a ella.
-Necesitaras más que esto – dijo el hombre al momento que la detenía por su antebrazo antes que el fierro toque su cabello. Empezó a aplicar fuerza con su mano y el dolor se volvió tan profundo que se arrodillo como buscando piedad –no eres mas que una niña – le dijo cuando escucho su grito de dolor.
-¿Me querías pegar con esto? – Lo levanto frente a ella – ¿no crees que corro con desventaja? – Fingía cara de pena- tu con un casco de moto y armada – jugaba con el fierro tirándolo al aire- ¿y yo? Yo no tengo nada – dijo mientras la soltó para después sentir un gran estruendo en su cabeza.
Abrió los ojos y se encontró tirada. Intento ordenar los pensamientos. Claro, él la había golpeado con el fierro en su casco. Por lo menos sirvió para algo. La acción no había dejado más que una sensación de mareo. Pero ningún dolor, eso era bueno. Se levanto de inmediato y por suerte solo había permanecido unos segundos en el piso, miro al hombre que parecía olvidarse de su presencia queriendo volver a colocarse encima de Naomi. Imbécil, nunca debiste darme la espalda.
Seguía media dormida, no sabia si lo que había ocurrido realmente había pasado. Una chica con un casco había venido a ayudarla y como recompensa recibió un fierrazo en su cabeza. Menos mal que tenía su  casco, de lo contrario estaría muerta. Pero no se había levantado. Se había quedado en el asfalto del aparcamiento del supermercado inmóvil. El casco producto del impacto se había partido en dos dejando en descubierto una larga cabellera morena oscura alrededor de su rostro. Y como no había corrido cuando tenía la oportunidad, volvía su agresor a montarse encima de ella. La diferencia era que ahora estaba completamente lucida debido a la muy posible muerte de la chica a unos metros de ellos. Sintió los dedos entrar en su interior y le dolió tanto que comenzó a llorar. Como si su pedido interior hubiera sido escuchado mágicamente, el peso encima de ella desapareció e inclusive esa horrible sensación en su centro. Y luego se escucho ruidos de golpes entre cuerpos. Miro en su dirección y ahí estaba la chica encima del bastardo golpeándolo con todas sus fuerzas. Tenia que correr ahora. ¡CORRE! Pero su cuerpo casi desnudo estaba anclado al suelo. No podía dejar a la desconocida sola enfrentándose a la persona que si no había podido matarla antes, ahora lo haría.
-¿Qué estas haciendo? – le pregunto a Naomi en cuanto la vio todavía desnuda y tirada en el piso - ¡CORRE!- como se había quedado demasiado tiempo mirándola recibió un golpe en la mandíbula e instantáneamente rodaron sobre ella. Ahora estaba con el tipo encima y recibiendo una buena dosis de lo que ella le había dado a él anteriormente. Se alegró enormemente cuando escucho las sirenas a unas calles de distancias. Pero para su infortunio su agresor también lo había notado y se disponía a correr. ¿A donde crees que vas? Con su pierna izquierda lo hizo tropezar y le aplico una llave en la cual se iban sus últimas fuerzas pero inmovilizándolo efectivamente. Hasta que el sonido era fuerte y claro. Estaban aquí finalmente.
Para su suerte Tom no se había presentado en la media hora de boxeo que llevaba. Aunque subconscientemente lo hubiera deseado. El tremendo esfuerzo que hacia al boxear con una mano lastimada y su descarga emocional parecían estar acabando con ella. Ya llevaban cinco días sin hablarse. Supongo que ni todo el boxeo del mundo me hace olvidarla. Estaba decidida a terminar la última media hora del día descargando todo lo que podía aunque le doliese la mano izquierda y el corazón. Comenzó una serie de golpes uniformes y la mueca de dolor apareció en su cara instantáneamente cuando su piel de la mano lastimada tocaba el saco de arena.  Le quedaban quince minutos y de no ser por que su reproductor cambiaba de tema dejando unos dos segundos de silencio no hubiera escuchado la llamada de su móvil.
-Diga- contesto agitada
-Kall Steigh?- pregunto una voz profunda del otro lado.
-Si ella habla.
-¿Conoce a Cristina Pierce?- pregunto lentamente
-Si- se asustó por el horario de la llamada y la pregunta – es mi compañera de piso. ¿Se encuentra bien?
-Ahora mismo esta en el hospital del centro, podría venir ¿por favor?
-Por supuesto – dijo al tiempo que cortaba y se sacaba las vendas de las manos rápidamente para no perder tiempo– de todas maneras hubiera ido al hospital – murmuro al notar la sangre en su herida abierta.
-¿Te encuentras bien? – sintió el sonido desde la puerta y estaba a punto de sonreírle después de todo era su SALVADORA. Nunca había visto nítidamente quien era. No había podido distinguir entre la oscuridad y las lágrimas de sus ojos el rostro de la mujer que había llamado a la policía para después enfrentarse a su agresor como una verdadera heroína. Pero ahora, ahora lo veía claramente y la alegría no era precisamente un sentimiento que le invadiese la mente. Era Cristina, la persona que Kall se había llevado en la beneficencia. Sonríe. Se indico a si misma pero no podía. No si ella era la que golpeaba a Kall. ¿Si golpea a Kall por que me salvo? ¿Le gustaba golpear gente pero salvar a otras? Tenía muchísimas contradicciones internas pero no podía hilar ni una sola. Si la salvo era por algo, y si era cercana a Kall mas cosas podría adivinar de ella ¿verdad?
-Si – se acomodó el pelo desordenado por la pelea – ¿tu eres Cristina?
-Efectivamente – se acercó y se sentó a su lado en la sala de espera –y  tu Naomi – era un afirmación.
-No he podido decirte lo mucho que te agradezco que hayas estado ahí y como lo enfrentaste
-No te preocupes – miraba impacientemente a la puerta del hospital - ¿Estas bien?
-Uhhh – ya se lo había asegurado ¿Por qué preguntaba de nuevo? – Si- le volvió a afirmar.
Vio la desconfianza en los ojos de Cristina y lo comprendió. Capaz que el olor era evidente ahora. Pero ya se le había pasado, ¿o no?
-¿No vas a preguntar por qué estaba allí?- tiro la bomba para que Cristina decidiera si abrirla.
-No me hace falta – contestó mientras se desmoronaba en la silla a su costado. De perfil se notaba bastante los moretones de la pelea y el labio partido que tenia un punto.
-¿Lo sabes? 
-Tu olor te delata – se encogió de hombros – me sorprende que llegaras sin vomitar aquí.
Realmente lo sabe. Y ciertamente hasta ella se había sorprendido al no vomitar cuando venía camino al hospital, cuando le tomaban declaraciones e incluso cuando estaban a punto de violarla. Se había refugiado la tarde pasada en el bar de Mel. Como siempre para olvidar su amor por Kall. Pero cuando Mel se distrajo atendiendo a un cliente se escabullo del bar. Sabía que no le serviría más alcohol así que lo conseguiría ella misma. En lugar de una solución para su enamoramiento, encontró la peor situación para lo que debía desarrollarse con amor entre dos personas.
-Entonces… - intento enfocar un punto en la pared pero todo parecía dar vueltas al tiempo se daba cuenta que la adrenalina la había abandonado dejándola media borracha- ¿esperas a alguien?
-A Kall – respondió como si fuera alguien común – toma- le entrego su teléfono
-¿Para que? – pregunto ignorante
-Llama así te vienen a buscar – respondió mientras volvía a mirar la entrada.
-¿No me puedes llevar?
-Mmmm- se volvió a mirarla – no se si lo recuerdas – dijo mientras se tocaba la sien – pero me golpearon la cabeza – se volvió a derrumbar en la silla apoyando su cabeza en el respaldo – y no me permiten manejar.
Iba a responder pero en aquel momento las puertas corredizas del hospital se abrieron de par mostrando a un Kall visiblemente preocupada. Oh Dios Mio. Estaba mareada por el alcohol en la sangre pero tenia que grabar a fuego aquella imagen que se presentaba en frente de ella. Kall vestía un short negro que contrastaba notablemente con su piel de porcelana mostrando un vendaje en el muslo derecho. Una camiseta ocre lo bastante suelta dejaba a imaginación si tenia un vientre plano o con una panza sexi con unas zapatillas de ejercicios Nike blancas. Juraba que se había quedado sin aliento cuando la vio con aquella colita en alto que dejaba escapar un mecho rubio que estratégicamente se colocaba en su cara para su tentación. Era una faceta diferente de aquella profesora intelectual o aquella elegantemente vestida en la beneficencia. Era completamente hermosa. Estas tan jodida Naomi.
Cruzo las puertas corredizas del hospital y avanzaba rápidamente solo mirando a Cris. Tenía su piel morena hinchada por golpes mientras descansaba tranquilamente en su silla. Cualquiera que la vería pensaría que no dolía. Pero aquellos golpes que se presentaban en su cara debían de dolor a montones. Llego hasta ella y cuando la vio Cris se sobresalto.
-Hey – dijo mientras tocaba su rostro en una caricia. Era la primera vez que se veían desde la pelea.
-Hey – respondió Cris, entonces bajo la mirada tímidamente – creí que no vendrías…
-Pensé lo peor… – entonces se sintió sumamente observada, se había concentrado en Cris y los hematomas que presentaba así que cuando desvió la mirada al acompañante de su mejor amiga prácticamente quedo helada al verla - ¿¡Naomi!?
-Hey – respondió levantando la mano en un saludo informal.
Se quedo mirando un segundo a una y luego a otra. Buscaba explicación en sus rostros pero el tema parecía bastante complicado para con resumirlo en frases como ‘’Me la cruce en la calle’’ o ‘’Tengo un pariente aquí y me encontré a Cris’’. Entonces su cabeza calculo lo peor.  Quizás ellas dos se habían peleado, pero aquello sonaba tan idiota ¿Naomi podía causar tales heridas? ¿Finalmente Cris había intentado hacer justicia por mano propia? No, aquello era absurdo. Cris jamás atacaría a una chica. Su mejor amiga noto su duda y se levanto agarrándola del antebrazo para alejarse murmurando un ‘’te lo explicare’’
-¿Que sucedió?
-Estaba en el supermercado buscando un poco de – empezó a rascarse la nuca. No quería mentirle a Kall pero tampoco quería sonar vulnerable- distracción. Era tarde. Me dirigía a la moto cuando escuche un grito…
-¿Era Naomi?
-Si- Kall lucia muy preocupada – la habían encerrado dos tipos y querían- se le corto la voz. No podía decirlo tan directamente- ellos querían…
-Violarla-completo Kall. Solo asintió para confirmarlo.
-Los policías tomaron la denuncia mientras me cosían el labio – señalo el magullado labio – le dije que podíamos ir a la comisaria para asentar todo correctamente pero no quiso.
-¿Hasta que punto llegaron? – pregunto lentamente
-Lo lamento – se largo a llorar por que la imagen del bastardo metiéndole los dedos a Naomi mientras ella lloraba inundo su mente – Kall, yo lo lamento tanto… - se derrumbo en el piso contra la pared escondiendo su cabeza entre las rodillas. El recuerdo era horrible. Naomi se debía sentir mil veces peor – yo-yo-yo- intentaba no llorar pero no podía – no llegue lo suficiente a tiempo – y rompió a llorar desconsoladamente sin retorno de palabra.
-Shhhh- la abrazaba en el piso. Si estaba tan desconsolada entonces… Naomi fue… No tendría que estar aquí pensó. La que necesitaba verdadera ayuda era Naomi. Se levanto como un soldado y volvió casi corriendo a la sala de espera donde una Naomi ignorante al mundo miraba la entrada. Aparentaba hasta casi vacía. Se acercó despacio y se sentó al lado - ¿Estas bien? – pregunto en voz baja. Naomi se volvió a ella. Le sonrió de tal manera que cualquiera caería a sus pies. Muy posiblemente la manera en que le sonreía a su novio para obtener algo.
-Si ¿Cristina no lo esta?- pregunto extrañada
-No, ella esta bien - ¿Por qué su amiga había colapsado y Naomi sonreía como si nada hubiese pasado?-Sabes… si necesitas hablar sobre lo que paso…
-Oh- exclamo Naomi susurrando. ¿Qué quería que le diga? ¿Cómo un mono sin cerebro bajo las ordenes de sus propios placeres le había penetrado con sus dedos? ¿Cómo olvido todo cuando la vio pasar por la entrada? ¿Que podría olvidar cualquier mala que le hubiera sucedido si la besara aquí y ahora aunque no fuese el escenario correcto? Pero la cara de su profesora reflejaba demasiada preocupación para aquel bello rostro y parecía esperar la sinceridad – no me paso nada. No te preocupes – posó su mano encima de la de Kall que estaba en su rodilla y la apretó para hacer creíble la mentira.
-Bien – Quizás Cristina tenía otro ataque de emociones. Era demasiado sentimental con respecto a todo- llama desde aquí – le entrego su celular- a tu papa así te busca. Ya vuelvo.
Volvió a donde había dejado a su amiga. La vio todavía sentada en el piso pero la emoción de hace un rato ya la había abandonado dejando  un vacío en su mirada. ¿Qué te  paso Cristina? Quería preguntarlo, es obvio que aquella reacción no era típica de alguien que acababa de salvar a una chica de una violación. Se sentó a su lado y abrió los brazos al tiempo que Cristina se recostaba en su regazo. Todo era tan automático, siempre lo hacían cuando alguna de las dos estaba mal. ‘’Así nunca nos lastimaran’’ era el slogan para aquel gesto de amistad entre ellas. Acaricio su pelo moreno un rato largo en el cual ninguna emitía ningún sonido.
-¿Ella esta bien?- pregunto tímidamente
-Si – Cristina giro la cabeza y la miro – gracias a ti – y comenzó a acariciar los moretones.
-Perdón – la miro y lagrimas emanaron de sus ojos como si fueran a desbordarse – y-y-yo realmente no sabia si ayudarla – tenia la respiración entre cortada por el llanto que se debía a la culpa. Kall la estaba abrazando y pensaba que era un héroe cuando en realidad había querido en primera instancia abandonar a Naomi a su suerte. Si tan solo hubiese llegado antes.
-Shhh- se inclino y la abrazo con todas sus fuerzas ¿Por qué no era feliz? ¡Había salvado una vida! Y no cualquier vida, sino aquella vida que le había asegurado que podía cuidarse sola. La vida que su mejor amiga negaba profundamente en su corazón. La decisión debe haberte sido difícil ¿verdad? Aunque nunca dude de ti. Si salvaba a las personas que odiaba ¿Qué quedaba para las que amaba? El pensamiento la  hizo sonreír y estrechar más a su mejor amiga para que cesara el llanto. Inútilmente. Cristina seguía luchando con sus demonios internos.
Había llamado a su padre y decidido que lo mejor era enfrentar las consecuencias. Lo que había hecho esta noche tenia precios altos como una cocida de labio para su enemiga y un horrible recuerdo para ella. Pero también pudo observar a una Kall diferente. La imagen mental la hizo sonreír mientras la buscaba. Y cuando cruzo el patio para devolverle su celular se encontró con otra escena que definitivamente no era una recompensa. Kall estaba sentada de espaldas a una pared estrechando fuertemente a una Cristina que lloraba como un bebé. Le hablaba al oído y dejaba besos en su cabello. La imagen golpeo su pecho con tanta fuerza que el dolor le impidió respirar por unos momentos. Quería ser ella la que este en brazos de Kall así tenga que aguantar miles de dolores, si podía estar en los brazos de Kall seguramente los superaría. Pero el destino no quería aquello, sino que ella fuera una mera espectadora de lo que nunca tendría; odiando en silencio a la que una hora atrás fue su salvadora. Algo salado mojo sus labios y se dio cuenta que eran sus lagrimas. Acostúmbrate, es un amor imposible.
  
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8 comentarios:

  1. PD: He tenido una semana particularmente feliz, así que pensé en compartirla con mis lectoras y que mejor manera ¡que dando un capitulo doble! Todavía sigo haciendo cambios en la escritura y para los que no lo noto la letra inclinada son los pensamientos. Espero que me tengan paciencia y que me entiendan, por que amo esta historia que estoy creando y me gustaría que a ustedes tambien les guste :D. Feliz fin de semana.
    Eugeene

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  2. Mil Gracias Eugene!!! Estaba esperando ansiosa el nuevo capitulo y oh! sorpresaaaaa, capitulo dobleeeeeeee, genial!!!! Me encanta tu historia, como se desarrolla la trama y lógicamente la forma de relatarla para mi es genial.Hasta ahora no he tenido problemas para entender mientras leo.
    Espero que sigas bien, y graciasssss
    Dani

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  3. Por fa ya quiero algo entre ellas se lo merecen por faaa, y muchas gracias por esta historia????
    Karen...
    Mexico????

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  4. Gracias por ésta historia Eugeene,nos tienes hipnotizadas con Naomi y Kall.
    Espero que la próxima semana también sea muy feliz para ti....y que nos regales otro capitulo doble ;-)

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  5. Me encantaaaa!!! La escritura es impecable, y la trama muy bien desarrollada. Aaayyy sii yo tambn kiero q pase algo entre ellas ;)

    nO tardes...

    Un beso

    patylove (col)

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  6. Eugeene yo tamb AMO esta historia...tenías q ver mi cara de felicidad cuando vi q era capítulo doble...esta historia es increíble...todo se te entiende...ahorita es mi historia favorita del blog...MIL GRACIAS...


    Danii de Costa Rica

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  7. Me encanta la historia! muchisimas gracias por este capitulo doble :) y ojala siga saliendo mas seguido :B
    Javi :)

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  8. Yupi!!! Después de la espera tortuosa llega la recompensa esta historia simplemente es genial mil gracias por el capítulo doble. BEATRIZ

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