El destino
Ana había pasado la noche con Claudia, ya que después de verse en el centro comercial habían quedado en el departamento de Claudia después de que cerrara el restaurante, Ana tenia con muy pocas ganas de ir, ya que esta le había hecho una escenita de celos después de haber chocado con aquella mujer en el estacionamiento, pero fue tanta la insistencia de Claudia, que termino por aceptar.
Para Ana, Claudia era su única amante habitual ya que desde un principio habían quedado claro que no hay sentimiento de por medio que sólo se trata de pasarla bien, aunque hay veces pensaba que
Claudia sentía algo por ella, al principio ella no era consciente de que Claudia mantenía una doble vida hasta que un día por circunstancias del destino descubrió que ante el mundo, ella era la esposa y mujer de un hotelero, al principio quiso terminar con aquellos encuentros esporádicos que mantenía con ella, pero la verdad era que esa mujer prohibida la sabía convencer con sus apasionados encantos.
-¿Ya te vas? - preguntó una Claudia aun desnuda sobre la cama.
-Sí - contestó ella mientras se ponía la playera aun sentada en la cama.
-Bien – se acercó a su espalda y comenzó a besar su cuello - la semana que viene, Miguel tiene que viajar, así que podemos vernos.
-No sé, si no tengo nada pues te diré - Claudia se despegó de ella.
-Ya. Nada como una mujer igual a la del ayer - dijo con ironía.
-¿Qué? – Se giró a verla - ¿desde cuándo te tengo que dar explicaciones? si es por una mujer o no ese es asunto mío.
-Reconoce que te gustó mucho aquella chica.
-No sigas por ahí Claudia, odio lo celos y lo sabes.
-No son celos ¿contéstame?
-Si me gustó como me gustan muchas - se puso de pie - creo que tú sabes cómo soy, como yo sé cuál es tu vida por eso seguimos con esto porque ninguna de las dos pedimos más que pasarla bien, pero si para ti ya no es así, es mejor dejarlo aquí.
-¡No! - contestó deprisa - no es eso, es sólo que lo mínimo que merezco es que al estar conmigo no andes poniéndote de boba con otras en mi cara - Ana la miró levantando ambas cejas mostrando asombro pero sin más contestó.
-Sabes que lo voy a tener en cuenta - se acercó a darle un beso cortito y le quedó mirando - pero que te quede muy claro, y escúchalo bien Claudia, hasta ahora no hay ninguna mujer en mi vida que tenga exclusividad y tal vez nunca lo haya - terminando de decir esto se dio la vuelta y se marchó.
En otra parte de la ciudad Cris salía de casa para ir en donde sería su nuevo despacho, se lamentaba de aun no tener auto, se confió de que aun recordaría las calles fue en busca de un autobús hasta que sin saber bien si se había equivocado bajo para buscar la calle, miró su reloj de muñeca y notó que la hora le ganaba con maletín en mano sacaba el móvil para llamar a Laura o Lucia para ver si alguna podría ubicarla pero antes de que contestaran un golpe en el hombro la hizo soltar el móvil.
-¡Coño! - grito, viendo como una mujer la había chocado - ¡Esta ciega!-la mujer levanto el móvil para dárselo y fue cuando pudo ver su cara - ¿tu?
-Lo siento pero creo que el destino nos quiere decir algo - dijo con una sonrisa - si se te ha dañado, yo te lo repongo - le entregó el móvil - pero tú fuiste la que choco conmigo, eh.
-Da igual - metió el móvil de nuevo y sin más se dispuso a seguir su camino.
-Hey espera - la llamo y fue tras de ella - tal vez si me dices tu nombre el destino ya no haga que nos encontremos de esta manera en la que siempre termino tirándote todo - caminaba tras de ella.
-Mira no sé qué coño pretendes - le dijo deteniéndose y mirándole - pero de verdad no estoy para juegos, estoy perdida y no voy a llegar así que por favor déjame en paz.
-Mira no sé qué coño pretendes - le dijo deteniéndose y mirándole - pero de verdad no estoy para juegos, estoy perdida y no voy a llegar así que por favor déjame en paz.
-Aun molesta tienes los ojos más hermosos que he visto - dijo notando como se había ruborizado.
-¡Dios! - puso los ojos en blanco y se giró para seguir su camino.
-No, no espera, espera - la alcanzó para sujetarla del brazo, ella la miró con mala cara - Perdón – la soltó y levantó las manos – sólo quiero ayudarte.
-Pues estas haciendo todo lo contrario.
-Ya, pero bueno, dices que estás perdida ¿no? dime donde quieres ir y tal vez, yo te pueda decir cómo llegar - Cristina la miró entrecerrando los ojos y ella sólo le sonrió.
-Está bien - sacó una agenda - esta es la dirección.
-pues… ¿en cuánto tiempo debes de estar ahí?
-en…- miró su reloj - en 15 minutos cuando menos.
-la verdad es que estás algo lejos, no creo que llegues.
-¡Dios! No puede ser que a mí me pase esto.
-A menos… que dejes que te lleve, te aseguro que en 10 minutos estás ahí.
-No, no ahora tomo un taxi.
-De aquí a que tomes un taxi no llegaras y puede que te de más vuelta de la necesaria, mira he aparcado aquí cerca y no me cuesta nada llevarte ya que voy a esa dirección - Cristina negó en silencio - ya sé que tus padres te habrán dicho que no te fueras con desconocidos pero si me dices tu nombre lo dejaríamos de ser – dijo con una sonrisa a lo que Cristina no pudo evitar sonreír.
-Vale. Dejaré que me lleves.
-Bien.
Siguió a aquella mujer hasta donde le dijo que había aparcado pesando en lo loca pero agradable que era y la sonrisa tan bonita que tenía, al ver hacia donde se dirigía no pudo evitar abrir los ojos y quedar parada.
-No me dirás que piensas llevarme en este monstruo - preguntó.
-¿Qué tiene? No me dirás que te da miedo.
-No es miedo es precaución, así que olvídalo no me treparé en esa cosa.
-Vale pero conste que en esta cosa llegarías a tiempo - guardó silencio unos segundos.
- Está bien, pero por favor no vayas duro.
-Lo necesario nada mas - quitó el seguro de la llanta y le dio el casco que guardaba dentro de la moto - nunca se sabe cuando hará falta - le dijo entregándoselo.
Cristina trepó después de ella, se agarró de su cintura evitando no abrazarse tanto hasta que en un frenazo que dio antes de llegar a un semáforo la obligó pegarse y colgarse de ella con todo sus fuerzas y sentía que las piernas le temblaban.
-Hemos llegado - le dijo al verla aun colgada a su espalda - pero si quieres quedarte así a mí no me molesta.
-Eh… no gracias a Dios que hemos llegado - se bajó de la moto y quitó el casco para dárselo - no volveré a treparme a una cosa como esta.
-No exageres, si he ido despacio - dijo sonriendo mientras guardaba el casco.
-Ya pero vaya frenazos que metías, estás segura de tener el carnet.
-La verdad - hacia como que pensaba.
-Eres muy graciosilla ¿eh?
-¿Vas a demandar a alguien o trabajas aquí?- preguntó mirando el buffet.
-Hoy es mi primer día en este buffet, pero igual y mi primer caso sería demandarte por el daño que me causas cada vez que me encuentro contigo - al decir eso que ni ella misma sabía porque lo había hecho, las dos se quedaron mirando.
-Si eso significaría volverte a ver por mí no hay ningún problema - Cristina no pudo seguir manteniendo la mirada ya que se sentía nerviosa así que miró el suelo.
-Me voy pero te doy las gracias por traerme.
-Te aseguro que no me causa ninguna molestia, espero que la próxima vez que nos encontremos si me digas tu nombre.
-Lo pensaré - se dio la vuelta para irse después de avanzar unos cuantos paso se giró en si misma viendo a la otra subir en la moto a punto de arrancar - ¡Cristina! - gritó sin más.
-¿Qué?- preguntó al oírla.
-Que me llamo Cristina - repitió a lo que la otra le sonrió, ya viendo que no le diría ella su nombre se volvió a girar para ya entrar al buffet.
-Buenos días, tengo una cita con el señor García - informó a una secretaria.
-¿Es usted Cristina Fuentes? - le preguntó la mujer.
-Si - contestó ella.
-Puede pasar la está esperando.
Al entrar a aquella oficina, tras de un escritorio un hombre se encontraba sentado pero al verla se levantó.
-Has llegado un poco tarde - le dijo acercándose a darle dos besos-toma asiento - la invitó a sentarse.
-Si Emilio, discúlpame pero es que me he perdido.
-¿Cómo que te has perdido?- le preguntó sentándose junto a ella.
-Con eso de que aun no tengo auto y ya tenía mucho tiempo de no estar aquí tomé el autobús y segura de estar cerca me bajé en la calle Roma y al parecer esta algo lejos de aquí.
-¿La calle roma? Si esta aquí a dos cuadras
-¿Qué? Pero…- no podía creerlo “si me la vuelvo encontrar la mato” pensó.
-¿Qué pasa? Has puesto una cara que hasta miedo de preguntar tengo
- Al parecer una loca se ha reído de mí - contestó molesta.
Ana había llegado a su casa cansada pero muy contenta por la buena travesura que había hecho en la que había conseguido un nombre para esos ojos color verdes aceituna, se dio una ducha y se preparó algo ligero, al terminar de comer sabiendo que esa noche se desvelaría decidida se acostó a dormir para guardar energías.
Cristina ya instalada en lo que sería su nuevo despacho y después de haber conocido a algunos de sus socios, se puso al día con los casos que Emilio le había encargado, más tarde esperó que Lucia fuera por ella para ir a casa de su madre, durante el camino Cristina le contó lo que pasó ese día.
-Esa mujer ha de ser lo más - decía entre risas - mira que engañarte y hacerte subir en su moto - reía – a ti con el terror que les tienes
-No le veo lo gracioso, no sé por qué te causa tanta risa.
-No sé tú pero yo si le veo - seguía riendo - oye y no será que estaba ligando contigo - Cristina la miró - ¿Qué? Es probable si no dime por que se molestaría en hacer lo que hizo.
-No digas tonterías, es sólo una loca que no tiene nada mejor que hacer.
-No sé, eh pero si lo piensas yo le veo toda la pinta.
- Sea o no, me da igual, sólo espero no volver a verla porque si la veo no me aguantaré las ganas de cantarle las cuarenta.
-Ya pero si esa rockera como la llamas intentara ligar contigo bueno… tú… ¿te llegarías a fijar en una mujer? - Lucia al no escuchar nada la miró unos segundos notando como su hermana miraba a la ventana-¿no serás una homofóbica verdad? - preguntó al verla tan seria.
-No, no yo creo que lo que importa es amar sin importar el sexo - “el problema es ser una cobarde” pensó.
-Si eso es verdad pero hay veces da tanto miedo.
-¿Por qué lo dices?- pregunto extrañada.
-Por nada en especial es sólo que la sociedad, la familia, el tener una lucha constante por que te acepten o cuando menos te respeten ha de ser muy difícil - la miró - no debería decírtelo pero sé que te enterarás, la verdad es que no lo esconden, tengo dos amigas lesbianas, una ya la conociste y la otra espero que pronto lo hagas, una es Daniela, la que te trajo a casa y la otra se llama Ana, la verdad es que las dos son un amor, pero Ana es muy especial, por lo menos para mí - hemos llegado - mamá a estar desesperada por verte.
Las dos entraron a casa su madre Sonia, que las esperaba ya junto con Carlitos, su sobrino después de unos besos y abrazos recibidos por parte de su madre se dispusieron a cenar los cuatro.
Las dos entraron a casa su madre Sonia, que las esperaba ya junto con Carlitos, su sobrino después de unos besos y abrazos recibidos por parte de su madre se dispusieron a cenar los cuatro.
-¿Cómo fue tu primer día? - preguntó su madre.
-Bien me ha ayudado mucho el que conozca a Emilio.
- Ese Emilio es el que babeaba por ti ¿no? - preguntó Lucia
- no babeaba por mí, es sólo que estaba solo.
-Claro que moría por ti, y no sé por qué no le hiciste caso si esta chulo aunque sea para un buen polvo.
-¡Lucia! Más respeto esta el niño y yo que soy tu madre.
-Lo siento má, se me escapó.
-Pues que no se te escape, además que tú sea una loca - Lucia la miró entre cerrando los ojos - si y no me veas así, sabes que no me meto en su vida, ya son mayorcitas las dos, pero tú Lucia eres un desastre, espero que este Marcos te haga sentar cabeza.
-¡Qué bien! - dejo sus cubiertos - ¿Por qué soy un desastre mamá? ¡Claro! es por no quise ser licenciada o doctora y simplemente me limité a ser algo que me gusta y me apasiona y porque soy joven y me gusta divertirme y no buscarme un buen marido que me mantenga, porque con mi trabajo nunca saldré adelante ¿es eso?
-¡No Lucia no eso!, es sólo que tú no quieres madurar.
-Ya paren las dos - dijo Cristina “no han cambiado mucho las cosas” pensó.
-¿Madurar dices? - Miró a Cristina para volver a ver a su madre - mamá soy independiente de ti desde que regrese y desde eso nunca te he pedido nada.
-sí, pero eso no significa que sea una mujer madura.
-Claro madurar para ti seria que me case y tenga hijos como tú ¿no? y si después me deja mi marido co…
-¡Lucia! Cállate - la interrumpió Cristina - no digas algo de lo que te arrepentirás.
-No que lo diga - dijo su madre a punto de llorar - si Lucia tu padre me dejó, precisamente por eso Creo que tienes miedo a mantener una relación, a mi no me importa si eres artista doctora o goga o gogu como se llame eso que quería ser- las dos rieron
- Gogo mama - dijo Cristina
-Eso gogo, yo lo que quiero es que sean mujeres fuertes, decididas, seguras de sí misma, sin miedo a amar a un hombre sólo por temor a que sea igual que su padre, hija - tomó la mano de Lucia - eres una mujer hermosa, las dos lo son - miro a ambas - Lucia te he conocido a varios novios, y a ti ninguno - miró a Cristina - pero eso ya lo hablaremos - volvió a mirar a Lucia - te he conocido varios pero a ninguno has tomado en serio y siempre me preguntaba por qué y pensaba que tal vez aun no te has enamorado, pero una vez te vi ilusionada con un brillo diferente en los ojos y aunque no me dijiste nada estaba segura que eso tenía que ser causado por alguien que había rozado tu corazón, tal vez tú no te dabas cuenta pero hasta tu actitud era diferente y me sentí feliz por ti pero un día llegaste de sorpresa y sin que yo te lo pidiera y mira que eso es raro – sonrió - al verte noté en tu mirada una tristeza a pesar de tu sonrisa, hiciste todo por comportarte normal, pero yo sabía que algo te rondaba por la cabeza, ¿recuerdas ese día y lo que me dijiste?
- Mamá tu sufriste mucho cuando papá se fue porque lo amabas ¿verdad?
- Si lo amaba mucho.
-¿y si supieras que amarlo te haría daño evitarías enamórate?
-si pudiera tal vez, pero no es tan fácil, el amor llega sin pedir permiso.
-No si lo puedo evitar antes - se levantó del sillón y salió de la casa.
-Ese día supe cual era el mayor de tus miedos, pero hija hoy te puedo decir que si quieres puedes pasarte la vida evitando amar ¿pero dime de qué te sirve si no eres feliz? yo volvería amar a tu padre una y otra vez aunque me dejara una y otra vez ¿sabes por qué? porque el amar es algo bello y sé que en su momento su padre también me amo. Porque me hizo feliz y esa felicidad no la cambiaría, pero sobre todo el fruto de ese amor medio a los tres hijos más maravillosos del mundo.
Se despidieron de su madre después de aquella plática en la que las tres terminaron abrazadas. Camino a casa, las dos se mantuvieron en silencio pensando hasta que Cristina lo rompió.
-Lucí ¿esa persona de la que se refirió mamá es la misma que un día me contaste verdad? - Lucia afirmó en silencio sin dejar de ver a la carretera - ¿y qué pasó con él?
-Miedo… pero no miedo al que me haga sufrir como dice mamá, sé que me amaba mucho, más bien era el miedo al daño que yo le pudiera hacer, yo le quería demasiado… hay veces que cometes errores que al final terminan dañando a otros y yo sé que le hubiera causaría mucho más que el que le hice.
-Ya. ¿Pero le amabas?
-Hay muchas maneras de amar Cris - la miró - y si muy a mi manera lo hice, pero sé que merecía más de lo que yo estaba dispuesta a darle en ese momento, por eso le dejé - aparcó frente al edificio - ya hemos llegado.
-Si bueno, pues te veo luego vale - le dio dos besos - este fin quiero que me lleves a ver si me compro un auto, pero antes me enseñes la ciudad a ver si me ubicó un poco y no me pase lo de hoy.
-Pues si te encuentres a la motorista le dice que te enseñe ella.
-Ni de loca a esa espero no verla más.
-Pues no lo desees tanto que al final pasará lo contrario.
Mientras estaba en el ascensor su cabeza comenzó a darle vueltas a todo lo que su madre y su hermana le había dicho esa noche.
-¿Que he tenido todo este tiempo? ¿Miedo o cobardía? Tal vez los dos…-miraba al techo del ascensor- de todas formas de nada me hubiera servido contarlo todo si al final para una vez que me enamoro y todo se va a la mierda - salió del ascensor y fue hasta su piso - se que tarde o temprano tendré que decirlo sobre todo a la gente que mi importa - metía la llave - por lo menos Lau ya lo sabe - abría la puerta,
Frente a ella se encontraba una Laura con semblante serio que la miraba como si algo le preocupara
-¿Qué haces ahí parada mujer?- le dijo y dejó las llaves en la mesa.
- Le dije que se fuera pero no me hizo caso, se metió sin más, dijo que hasta que no hablase contigo no se movía de aquí - sin más Cristina buscó con la mirada para ver de quien le hablaba, algo en su interior le hizo temerlo peor, dio dos pasos hacia el salón encontrando ahí lo que algún día fue su sueño y ahora es su pesadilla.
-¡Qué coño haces aquí!
- A mi también meda gusto verte cariño- contestó sarcásticamente.
-Cris- interrumpió Laura - Yo tengo que irme pero por favor cualquier cosa no dudes en llamarme.
-Si anda, no te preocupes, ya no puede hacerme más daño del que ya me hizo - Laura le dio un beso y se dispuso a salir, al ver ya cerrada la puerta volvió a mirar a su acompañante - no me has dicho que quieres - volvió a preguntar - mientras dejaba sus cosa en un mueble.
-Crees que me iba a quedar con los brazos cruzados después de que enviaras esa abogada para decirme que tengo que vender mi casa.
-No tuya no, de las dos o es que también se te olvidó mientras te tirabas a la puta de mi amiga ¡eh!
-¿Es eso? ¿Estás actuando por ardida? ¿Te estás vengando?
-Tengo suficientes razones para hacerlo pero no Samantha ni para eso vales la pena.
-No decías lo mismo cuando estabas conmigo - se acercó a ella - ni cuando te hacia gritar en la cama.
-¡Vete a la mierda! - la empujó camino del otro lado dándole la espalda - si vienes a intentar convencerme de no vender mi parte estás perdiendo tu tiempo.
-Cris - bajó el tono de su voz - sabes que no puedo comprar tu parte por lo menos ahora no, el negocio no anda bien.
- Ese no es mi problema Sam - dijo en el mismo tono - debiste de pensarlo antes de destruir todo lo que nos unía.
-Lo sé, sé que me equivoqué pero tú sabes que quise arreglarlo.
-Ya. Querías que te perdonara ¿no?- se giro a mirarla - siempre lo hice Sam ¡dos! - le señaló con los dedos - ¡dos veces te perdoné! por estúpida, porque te amaba como una tonta, porque me hacías sentir que yo tenía la culpa, te perdonaba Sam, pero dime qué hiciste tu ponerme los cuernos con mi amiga, me cansé, mataste todo lo que sentía por ti.
-Ella me buscó.
-Claro y tu no querías ¿no? que poca vergüenza tienes.
-¿vergüenza? Vergüenza es la que te causaba yo que delante de tus socios y familia tenía que conformarme con ser tu amiga con la que sólo compartías casa, “tu amiga” la que tenía que soportar verte coquetear con hombres para guardar las apariencias.
-Sabes que eso iba a cambiar, apenas consiguiera ser socia de la firma y mi familia en estas vacaciones les iba a contar.
- Podemos intérnalo de nuevo - tomó sus manos.
-Por Dios Sam - se soltó de ella y sentó en el sillón sin mirarla - ya no hay nada que intentar, está todo perdido, tu y yo queremos cosas diferentes, que tarde me di cuenta de eso, además no se a quien quieres engañar pero desde luego que a mí ya no puedes - la miró - ¿crees que no se qué sigues revocándote con ella? - le serio de lado negando en silencio -Y aun así me vienes a decir que lo intentemos.
-Tienes razón - dijo enojada - ¿no vas a cambiar tu decisión sobre la casa verdad? – Negó - ¡ bien! Pues de una vez te digo que haré todo por evitar vender.
-Estas en todo tu derecho, pero ten en cuenta que yo no estoy peleando algo que no me pertenezca.
-No sólo quieres joderme - le dijo con furia.
- Te equivocas, yo aquí estoy comenzando una nueva vida y necesito todos los recursos posibles para hacerlo.
-Ya - se dispuso a salir pero de nuevo se giró - ¿sabes por qué te engañé? ¡Porque me harte de que siempre seas primero tu maldito trabajo!, ¡de tu obsesión por el orden!, ¡de que nunca quieras salir a divertirte conmigo!, de que te convirtieras en una aburrida que me quería encerrar en la monotonía de su aburrida vida ¡sí! ¡Me aburriste! hasta cuando hacías el amor conmigo era de lo más aburrido - terminando de decir salió dando un portazo.
Cristina no había podido articular ni una sola palabra, su cuerpo temblaba, después de escuchar aquel portazo que anunciaba que se había quedado sola dejo caer aquellas lágrimas que se había esforzado en no dejar salir y junto aquellas lágrimas un quejido de llanto y dolor se salía de sus cuerdas vocales, se aparragó al respaldo del sillón y se abrazó a sus piernas como si ellas la protegieran de aquellas palabras que golpeaban su mente.
Capítulo 4
Deseo
Después de un largo y pesado turno nocturno Laura llegaba a casa, entró cansada y con ganas de tirarse al la cama pero se quedó parada al ver que en el sillón se encontraba Cristina, caminó hasta ella y le quedó mirando pudo notar que había llorado durante la noche, se inclinó y sin tocarla comenzó a despertarla
-Cris…despierta…se te va hacer tarde…Cris
-mmm –medio abría los ojos y los tallaba con las manos-me dormí…
-Si, tienes mala carita ¿estás bien?
-No- se sentaba-pero lo intentaré
-¿Quieres contármelo?-se sentaba junto a ella cruzando el brazo sobre sus hombros
-Me dijo cosas horribles… ¿pero sabes que es lo peor?-miró a Laura que negó en silencio- que lo que dijo es verdad, yo, tuve la culpa, sin darme cuenta, yo hice que todo esto pasara
-No, digas tontería, anda ¿Cómo vas a tener la culpa?
-Si Lau, yo-se apuntaba con el dedo-por no ser sincera con nuestra relación, por no dar la cara, por ser tan patética, que no pude mantener el amor, aburrir a mi pareja – comenzó a llorar- soy tan patética
-No, -la abrazó-no digas eso, que no te lo permito, Cris- hizo que la mirara- no dejes que te haga sentir culpable, porque no es así, ella fue la que se metió en la cama con otra y sabes bien que no era la primera vez , ella es la que no supo valorar la maravillosa mujer que eres,
-Ya, pero es que no lo ves, ¿tú no te aburrías con alguien como yo? Que pasa doce horas trabajando y hay veces hasta lleva trabajo a casa, que de puerta para adentro ama una mujer mientras puerta para fuera hace creer que le gustan los hombres, y que por esa razón prefiere estar encerrada en casa que salir a divertirse con su pareja ¿Dime? Te aburriría verdad
-No sé, tal vez si Cris, pero, yo creo, que cuando amas, esas cosas no importan tanto, porque lo que realmente te importa es estar cerca de la persona amada, pero sobretodo yo creo que cuando dos personas se aman se complementan y unen sus gustos y manías, se aceptan con todos sus defectos y errores y que por mas diferentes que sea encajan como una misma pieza y yo si te soy sincera Cris, nunca vi eso entre ustedes, no puedo asegurarlo pero pienso que tu no estabas enamorada y ella desde luego tampoco, - Cristina se quedó en silencio por unos segundos- ¿no vas al buffet hoy?
-Si ¿Qué hora es?- Laura miró la hora- faltan diez para las siete
-¡Dios! Tengo cita a las siete treinta con una clienta
-Anda alístate tranquila, si te llevo llegas a tiempo ¿no?
-No como crees has de estar cansada
-No te preocupes estuvo tranquila la guardia y pude descansar un poco, además no entro hasta mañana así que podre descansar bien
Ana había dormido tan solo seis horas a pesar de haber pasado mala noche pero por más que lo intentaba no podía seguir durmiendo había algo que le rondaba por la cabeza sin más se levantó, se puso ropa cómoda metió algunas cosa en la mochila cogió el casco y salió de casa no estando tan segura de lo que pasaba por su mente lo hizo a un lado y entró al gimnasio donde ya más de un mes no se paraba
Después de platicar con el entrenador este la puso a calentar y tirar uno golpes en el saco luego de aquello se trepó al ring a practicar con otra joven, lanzaba golpes respondiendo a su contrincante pero como su concentración no era completa sin que lo notara recibió un golpe en pómulo izquierdo haciéndola perder fuerza y caer
-Lo siento ¿te he dado fuerte?-le dijo la chica tendiéndole la mano
-Fuerte si –se tocaba la cara-tienes la mano pesada-se ponía de pie-pero tranquila que soy yo la que se ha despistado
-¿O has perdido condición en este mes que no has venido o es que no estás concentrada-dijo el entrenador subiendo al ring y dándole a las dos un botellín de agua
-Lo segundo más que lo primero- bebió del agua
-Pues muy mal porque aunque esto sea sólo una práctica deberías estar al cien o te volaran los dientes-dijo riendo
-Ya sé, pero este guantazo me ha servido para decidirme a hacer lo que me ronda en la cabeza- bajaron del ring- así que me voy porque mientras más rápido mejor
Se dio un baño en las regaderas de gimnasio y no sin antes asegurar que regresaría con más frecuencia salió con la moto dispuesta hacer lo que en su mente maquinaba
Mas tarde y por otro lado Daniela se encontraba dándole vueltas a la idea de llamar a Cristina para invitarla a tomar un café, pero sintiéndose tonta desechaba la idea, pero un poco molesta consigo misma tomó el teléfono para llamar
-¿Sí? –Contestaban
-¿Estás ocupada?- preguntó
-No, apenas estoy, llegando a casa
-Ya…
-¿Qué pasa Dani? ¿Pasa algo en la empresa?
-No, no nada
-Anda, dime entonces, que te conozco ese tono de voz ¿Qué te atormenta?
-Pues sí, que me conoces bien
-Con tantos años de amistad, como no, así que dime, te escucho
-El día de la cena conocí a alguien-evitó decir que se trataba de la hermana de Lucia- y pues quedamos que la llamaría para tomar un café
-Pues qué bien ¿no?
-Si pero no sé-suspira- ni siquiera sé si de verdad quiere tomarse un café conmigo, ¿y si sólo lo dijo por educación? Además sólo nos hemos visto ese día aunque a mí me gustó pero yo ni siquiera sé si ella entiende-dijo todo de corrido.
-¡Espera! ¡Espera! ¿Has dicho que te gustó?
-Crees que si no, estuviera comiéndome la cabeza
- Pues eso sí, que es una sorpresa, la verdad, mira que ya tenía tiempo que no te fijabas en nadie, ya hasta estaba pensado que te convertirías en monja-dijo riendo
-¡Ana! es en serio, no sé ni porque te digo
-Ya está bien ¿quieres saber que haría yo?
-No, si ya sé lo que tu harías, que te conozco, eres capaz de enviarle rosas y todo-Ana comenzó a reírse-¿Cuál fue el chiste?
-Nada, luego te cuento ahora estamos en lo tuyo
-Pues como te decía, no sé si estaría bien que le llame, no quiero parecer una desesperada y hacer el tonto
-Ya. Tu lo que quieres es volver a verla ¿no?
-Sí, quiero conocerla más, saber si tengo posibilidades, aunque lo más seguro es que resulte ser hetero
-Bueno eso no se sabe, hasta que se compruebe, yo creo que lo que tienes que hacer es buscar la manera de encontrarte con ella y si ves que se da la cosa, pues la invitas a tomarse una copas, que eso del café déjalo para los negocios, igual con unas copitas se suelta un poquito y quizás hasta te quite las telarañas-comenzó a reír
-Que graciosilla.
Cristina llegaba al buffet después de almorzar con un cliente, la secretaria al verla entrar al despacho se encaminó hacia ella
-¿Qué tal el almuerzo?-preguntó entrando tras de ella
-El almuerzo bien, el cliente un cabrón, yo no sé porque la gente se casa, si mas tardan en planear la boda que en que se ponen los cuernos para luego terminar divorciados y peleándose hasta por los calcetines ¿y esto?-preguntó al ver un ramo de rosas
-Son para ti-dijo la secretaria-son muy lindas ¿verdad?
-Si-contestó mirándolas- ¿pero de quién son?
-Eso si no lo sé, una chica muy simpática las dejó
-¿Una chica? ¿Y no dijo quién era?
-No pero dejo esto-le tendió un sobre con la tarjeta- la chica creo que sólo era la mensajera, ayyy!! es un encanto mira que decirme que me veo más joven de lo que soy- seguía hablando mientras Cristina sacaba la tarjeta que decía:
Con estas 6 rosas blancas quiero disculparme por la mentira del otro día, te aseguro que fue una mentirita piadosa, porque tan sólo quería alargar un poco la presencia de una mujer con los ojos más hermosos que he visto y no lo digo sólo por su bello color, sino también por lo que reflejan al mirarme en ellos.
Con estas 6 rosas violetas quiero pedir la esperanza de tu perdón y decirte con sinceridad lo mucho que deseo volver a verte, pero no como en las dos veces anteriores sino poder disfrutar de tu presencia con más calma, conocerte y que me conozcas sin ninguna mala intención.
Espero que estas 12 rosas en conjunto que representan mis disculpas, mi sinceridad, mi esperanza, y el deseo de verte de nuevo, cumplan su misión y si es así te dejo mi número al final de esta tarjeta
Atte. Ana Cáceres
Sin darse cuenta una pequeña sonrisa salió de sus labios que desapareció tan rápido como había aparecido al escuchar como su secretaria le llamaba
-¿Ya sabes de quién es?
-Sí, si-contestó tomando el ramo de rosas- ¿podrías conseguirme un jarrón para ponerlas?
-Pues ahora veo si busco algo y te digo, por cierto llamó una tal Melisa Ruiz que le urge que le llames
-Ok gracias Martha ahora le llamo
Ana se arreglaba para salir de casa cuando el timbre sonó, se miró en el espejo por última vez y se dirigió hacia la puerta miró por la mirilla extrañada abrió la puerta
-¿Susana que te pasa?-preguntó al ver a aquella chica con claras señales de que había llorado
- ¿Vas de salida?
-Eh…si pero anda pasa- la llevó hasta el salón donde se sentaron-¿Qué te pasa?
-Le dije a mi madre que me gustan las mujeres y…
-No se lo tomó bien ¿no?
- Me dijo cosas feas y que si no dejaba esa tontería mejor me fuera de su casa y me olvidara de que soy su hija-decía llorando
-Hey!! tranquila-la abraza-ya con tus 20 añitos y sigues siendo una llorona-le secaba las lágrimas- no llores nena- mira yo no sé que es salir del closet con los padres, a mi no me dio tiempo de decirle “papá, mamá, ayer tuve mi primera experiencia sexual con mi compañera del instituto que resulta ser mi novia” –le sonríe-lo más cerca fue cuando Rosa que es lo más parecido a una madre se enteró al verme en la cama con otra chica, si vieras la cara que puso la pobre mujer yo creía que se me quedaba ahí-las dos sonríen-pero sé que tarde o temprano lo aceptaran porque son tus padre y te aman, ahora ellos, pues no sé… están en la negación, hay que entenderlos, para ellos eso no es algo normal, creen que es algo malo, pero tú y yo sabemos que no es así y con el tiempo ellos se darán cuenta de eso-mira su hora
-¿Tienes que irte ya?
-Si tengo que ir al Nigth ¿quieres venir?
-Si no te molesta
-Claro que no, anda vamos- antes de que cruzaran la puerta la detuvo- ¿Has escuchado de Venus?
-¿Venus? No
-Bien pues hoy la vas a conocer, pero si la vez sin el antifaz no reveles su identidad-le sonrió y salieron de casa
Cristina se encontraba en el taxi camino a casa, hablar con Melisa le había hecho recordar todo lo que pasó la noche anterior, también recordó lo que su hermana le había dicho, no muy decidida pero queriendo olvidar un poco le pidió al taxista que la llevase a otro sitio
Ya un poco más decidida con cada paso que daba entró a la disco que conoció la única vez en la que vino a visitar a su madre, acompañada de Sam que fue la que se encapricho en ir ya que le habían hablado bien de aquel lugar que era sólo para chicas, al entrar pudo ver que estaba repleto, miró por todos lado intentando recordar si en ese año había cambiado pero no pudo recordar nada, algo que era lógico ya que en su anterior visita mas tardó en cruzar la puerta que en terminar marchándose cabreadísima por una discusión con Sam.
Fue hasta la barra donde algunas chicas esperaban ser atendida por alguna de las dos que estaban dentro de la barra, esperando ella lo mismo se quedó parada junto a la barra mientras miraba todo a su alrededor quedándose clavada en una mujer que aunque se encontraba de espalda estaba segura de conocerla dispuesta a salir de dudas decidió caminar hacia ella pero antes de que moviera un sólo músculo una voz se lo impidió
-¿Qué te sirvo guapa?
-¿Eh? -se giró a mirarla- un Manhattan por favor-miró de nuevo hacia donde segundos antes pero para su sorpresa aquella mujer ya no se encontraba ahí intentó buscarla con la mirada pero no la encontró
-Aquí tienes hermosura-dijo la mujer de la barra- ¿es la primera vez que vienes verdad? Lo digo porque no suelo olvidarme de las caras y la tuya no me suena
-No, bueno si-dijo rápido haciendo que la mujer de la barra la mire extrañada- es la segunda vez pero la primera es como si no contase
-Bueno, pues escogiste buen día para venir,- le sonríe- soy Verónica-le tendió la mano
-Yo Cristina mucho gusto- le dio la mano, la mujer la acercó más y le dio dos besos para luego separarse-¿Por qué dices que hoy es un buen día?-preguntó
-Porque….-las luces se apagaron y una voz decía que despejaran la pista -por esto guapa, solo los viernes hay show
Las luces se encendieron, dos bailarinas comenzaron a caminar desde los costados del escenario hacia el centro. Estaban vestidas de colegialas y llevaban unos apuntes en sus manos que tiraron al público haciendo notar su presencia. Daban pasos largos, haciendo hincapié en sus largas y delineadas piernas.
- Uaaaaaa, colegialas!!-gritó una chica que estaba a poca distancia de ella- yo quiero volver al instituto-gritó hacia ellas haciendo que Cristina la mirara y riera
Cristina regresó su mirada al centro del escenario, y desde abajo, una plataforma se elevaba y aparecía una mujer, vestida de traje, muy ceñido al cuerpo, con el pelo recogido y de espaldas.
-Llegó la profesora!!!! Dios que me ponga una mala nota -gritó de nuevo aquella chica pero esta vez Cristina no la miró se había abstraído del mundo se quedó ahí parada, quieta, sin mover un sólo músculo de la cara
La mujer comenzó a mover sus caderas, alargó su brazo y con el un puntero. Las colegialas se hallaban ya en medio del escenario, bailando al mismo ritmo, con los mismos pasos.
Y se dio la vuelta, lentamente, ocasionando más de un grito en las mujeres que se encontraban en la pista, llevaba una máscara, siempre llevaba una máscara que dejaba ver sólo su boca, sus labios rojos y que hoy no llevaban maquillaje. Comenzó a caminar lentamente, contoneándose, se soltó el pelo y luego se detuvo junto al caño que había en el centro y lo rodeó con sus piernas, cuando la música incrementó el volumen, su torso se echó hacia atrás, se dejó caer agarrada de ese caño con una mano, al hacerlo dejaba ver el escote de ese saco, el principio de sus senos, y luego… Cristina sintió como su boca se secaba porque comenzó con esos movimientos pélvicos, hacia arriba, hacia abajo, hacia atrás. No podía quitar la vista de esa chica, la hipnotizaba cada vez que la veía. Se giró en ese caño una vez más y luego caminó lentamente hacia las otras bailarinas.
Las colegialas se acercaron hacia ella, intentaban tocarla, sacarle la ropa, pero ella negaba y con su puntero, las alejaba. Comenzó a caminar por la pasarela, buscando a alguien, todas se ofrecían a ella. Se giró y fue en ese momento cuando su mirada se posó en sus ojos, sintió que su cuerpo se tensaba, la estaba mirando, más allá de la oscuridad la veía y se acercaba a ella, estaba yendo hacia ese lugar oscuro.
No supo cómo, ni por qué, ni cuando sus manos la tomaron y la llevaron hacia ese escenario. Ella estaba en shock, ahí parada como si fuera ese poste con el cual bailaban.
La bailarina se puso detrás de ella, y susurró en su oído.
-Tranquila, déjate llevar –dijo en un susurro que fue como una caricia que le erizó los pelos desde la punta de los pies.
Comenzó a tocarla por los brazos, suavemente, y sintió como se pegaba a su espalda y la hacía mover al ritmo de la música al tiempo que le sacaba la chaqueta y la dejaba con esa remera de tirantes. Pegó su mejilla a la de ella, sentía su respiración en su piel, la estaba tocando con demasiada intimidad. De pronto, la dio vuelta, y ella quedó de espaldas al público, la rodeaba y daba vueltas a su alrededor, no dejando de tener contacto con ella en ningún momento. Sintió una breve lejanía, porque a los segundos pegó trasero con trasero y la tomó por las caderas para que se junte más a ella. Y luego otro vacío y los aullidos de las chicas que estaban en la disco.
-Siiiii, sácate todo!!!-escuchó que gritaron
Se llevó las manos a la cara, si era como imaginaba, se había sacado parte de su ropa, y luego otros aullidos mas. “Ohhh, se sacó todo, se sacó todo” pensó. Sus manos sudaban, temblaban y casi se muere cuando sintió como se puso enfrente de ella y la tomó haciendo que toque sus pechos sobre ese bikini diminuto que llevaba. La miró, vio sus ojos a través de su máscara, reconoció la excitación que la embargaba, y fue directa a sus labios intentando acercarse para besarla.
- No, no, no se puede besar… - le dijo corriendo su cara y apoyando nuevamente su mejilla en la de ella - pero me puedes tocar… un poquito – aclaró.
Se dejó llevar, se dejó llevar por ese deseo que la traía loca desde que la vio, no le importó donde estaba y con quien. Bajó las manos que estaban en sus senos y los puso en su cintura, pasando por su vientre, y sintiendo como esa chica se movía un poco de la sensación que le había causado. Acarició sus costados, y volvió al comienzo de esa redondez. Como obnubilada, siguió con sus dedos los contornos de esa redondez, no dejaba de mirarla a los ojos, y notar algo, algo que reconocía perfectamente. Fue hasta su cuello, y luego pasó por su barbilla. Puso un dedo sobre sus labios y luego otro, creyó morir al sentir como esa lengua los tocaba y como el cuerpo de esa bailarina se pegaba más a ella. La bailarina le sacó la mano de sus labios, tomó la otra y las llevó a sus nalgas, hizo que las tocará, y las presionará, al mismo tiempo se acercó a su oído y le dijo:
- Tú si me vuelves loca…
Fue como si el diablo se apoderaba de su cuerpo, la sangre le comenzó a hervir, y sus sentidos quedaron bloqueados. Sintió como la bailarina sacaba las manos de sus nalgas y las ponía en su cintura arriba de ellas. De pronto abrió los brazos en cruz y se echó hacia atrás, brindándole su pecho, su cuello. “A la mierda” pensó, no le importaba nada, iba a besarla y hacerlo ahí mismo. Fue con su boca a la separación de sus senos y cuando estaba saboreando el gusto salado de su piel. La música cesó, las luces se apagaron, pero no se detuvo, fue recorriendo con su lengua el camino hacia su boca, pasando por su cuello, y cuando estaba ahí, a punto de besarla, casi tocando sus labios, la escuchó.
- No puedes besarme está prohibido, además la función ha terminado cariño…pero si quieres algo mas dile a la de la barra que te mande conmigo.
Sintió como la tomaban por detrás, uno de los de seguridad y la llevaba nuevamente junto a la barra.
- Guauu, creo que me corrí de sólo verlas – comentaba aún mirando el escenario una chica junto a ella.
Cuando reaccionó, el escenario estaba vacío, las luces de la disco volvieron y otra canción sonaba. Poco a poco volvió al ritmo, pero no podía sacar de su cabeza “Tu si me vuelves loca…”.
Pensado en la proposición de la bailarina pido un whiskies en las rocas que tomó con rapidez ya que aun sentía seca la garganta, queriendo darse más valor pidió uno más, que con un poco mas de calma le dio un solo sorbo, mirado aquella mujer de la barra.
-“recuerda a que viniste, por una vez actúa y déjate llevar” pensó.
Cristina vio a Verónica la de la barra, conversaba con una joven, se sorprendió al ver que las dos la miraron y pudo leer en labios, de Verónica algo como “estás segura” la otra joven afirmó con la cabeza para luego las dos ir hacia ella.
-Venus autorizó que te dejen pasar a verla, así que es sólo cuestión de que tú quieras-dijo Verónica frente a ella pero al verla dudar agregó-Venus nunca había subido a nadie al escenario y menos después dejarla pasar a su camerino ¿ya la conocías?
-No -bebió su copa-pero no pienso perder la oportunidad
-Bien pues Susana llévala-le dijo a la joven.
Después de pasar por una parte de tras de aquella plataforma abriendo una puerta que daba inicio a un pasillo, cruzó la primera puerta que está cerrada la segunda se encontraba medio abierta en la que pudo ver a tres mujeres dos de ella eran las colegialas de antes, pero al llegar a una tercera puerta la joven que estaba delante ella se detuvo, agarró el pomo de la puerta y la abrió, con una mano la invitó a pasar, al dar los primeros dos pasos, la habitación estaba iluminada tan sólo por una lámpara que se encontraba sobre un tocador, dio dos pasos más y escuchó la puerta cerrarse, quiso voltearse a ver pero antes de que lo hiciera unas manos la tomaron de su cintura y sentía sus senos pegarse a su espalda, y como su aliento ya golpeaba su cuello.
-Esta es tu última oportunidad que te doy para salir- le susurró en el oído.
Cristina no pudo decir nada aquel susurro la había vuelto a poseer el deseó al igual que antes en el escenario, se giró sobre si misma lentamente y con la mirada hacia el suelo, al quedar frente a ella fue levantando la mirada lentamente al mirando cada parte de su piel que dejaba ver ya que portaba el mismo diminutivo bikini de antes, siguió recorriendo su cuerpo hasta llegar a su cara y mirando sus ojos dio dos pasos atrás.
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ResponderEliminarHola soy lauris será q me sudes dar tu Facebook me intereso tu historia !!!
ResponderEliminarHola me puedes dar ru Facebook
ResponderEliminarExcelente historia (' . ' )
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