Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Brooklyn - Oriana (Parte2)


Capítulo 11
Inevitable

Una tarde Darla se dirigió al área de interrogatorios para buscar un café, pues Smith estaba acabando con su paciencia, allí notó como Elizabeth se encontraba concentrada en el cristal falso de una de las salas de interrogatorio.



-Hey ¿qué haces tan concentrada?- preguntó entrando a la sala.

-Estoy ayudando al detective Morielli, busco algún indicio en la declaración de este posible testigo que nos permita levantar cargos y así hacer presión para que delate al sospechoso - sin despegar su mirada del cristal

-Ummm… ¿y crees que obtenga lo que busca?- acercándose a la rubia con una mirada pícara.

-Bueno yo -   girándose para contestar, pero al instante notó a lo que se refería la detective en su picardía - bueno tal vez lo obtenga…todo depende del método que utilice -   sonriendo

-Y hasta ahora, ¿Cómo va? ¿Crees que pronto lo consiga?- contestó acercándose un poco a la fiscal.

-Puedo decirte que el método es muy original…por lo cual está en buena dirección.

-Entonces… - pero cuando fue a terminar la frase salió Tony del interrogatorio y las interrumpió

-Hey, Darla - saludando al percatarse de la detective, la cual asintió con la cabeza en respuesta - Morris ¿qué te pareció la declaración?, ¿cree que puedas obtener algo de ella?

-La escuché… pero podrías darme la cinta más tarde así podre analizarla y darte la respuesta definitiva.

-Te la entregaré en cinco minutos -   Tony saliendo de la sala.

-Tú no escuchaste la declaración - afirmó Darla.

-No, pero eso es tú culpa.

-No me digas.

-Sí, lo es…ahora debo trabajar - pero antes de salir se giró a la detective - te repito, el método es muy original - sonriendo para salir, dejando a la detective completamente fuera de sí.



La mañana se mostraba inicialmente pesada cuando Darla llegó al estacionamiento, bajó de su auto y se dirigió con letargo hasta el ascensor, no quería ni imaginar su día con Smith, el chico la exasperaba y tenía que acudir constantemente a su paciencia; el ascensor llegó finalmente y ella entró pero en el instante que las puertas se cerraban Elizabeth se deslizó rápidamente adentro del mismo.

-Hola...Casi me deja el ascensor - la respiración acelerada sonriendo a la detective.

-Hola… ¿Por qué no me avisaste? yo lo habría detenido.

¡-Te grité! pero tus pensamientos estaban en otro lugar.

 -Ahhh…lo siento - bajando la mirada.

-¿En qué estabas pensando?- preguntó acercándose peligrosamente a la detective.

-En… - pero no concluyó la frase debido a que las puertas del elevador se abrieron en la planta principal y una muchedumbre entró de manera abrupta, Elizabeth apenas logró girarse y quedar de espaldas a la detective que se encontraba pegada literalmente en el fondo. Empezaron a subir por los piso y todos las personas que se encontraban adentro se movían de un lado a otro en el pequeño espacio que podían tratando de situarse mejor; Darla notó que Elizabeth estaba haciendo el mismo movimiento, deslizó hábilmente su mano derecha por la cintura de la rubia, posó su mano en el abdomen y la atrajo hacia su propio cuerpo con suavidad, pegando la espalda a su cuerpo, luego se movió discretamente hasta el oído izquierdo de la fiscal y le susurró -. ¿Estás mejor ahora?- haciendo alusión a la nueva posición tomada en el ascensor.

-Mucho mejor - susurró la rubia sonriendo al oído de la detective que ya se había movilizado para escuchar la respuesta - ¿tú mañana mejoró ahora?

-Ampliamente - susurró con gran sonrisa en sus rostro, pero pronto llegaron a su piso y todos salieron del ascensor teniendo que soltar la provocativa posición, Darla colocó su mano izquierda por la parte de atrás de la cintura de la rubia escoltándola hasta la salida, una vez afuera retiró su mano rápidamente y se dispuso a meterla en el bolsillo del pantalón, pero la rubia lo impidió.

-Gracias - tomando hábilmente la mano de la detective y acariciando sus dedos mirándola muy provocativamente.

-Por nada - devolviendo la mirada ardiente, luego se soltaron rápidamente y cada una siguió su camino con enorme sonrisa plasmada en su rostro.


Capítulo 12
Broma Pesada

Así continuaron unas semanas más, cuando sus flirteos mutuos estaban más atrevidos, continuando su acercamiento físico; una mañana ambas se encontraron en el ascensor, pero esta vez estaban a solas rumbo a su piso.

-¿Me estás pidiendo una cita?-   Elizabeth sonriendo.

-No es una cita…te estoy invitando un café.

-Es una cita - aclarando el punto.

-No lo es...una cita consta de una cena elegante…yo te estoy pidiendo que me acompañes a tomar un café solamente -   aclarando las definiciones justo cuando el ascensor abrió las puertas.

-Está bien, acepto.

-Bueno acompáñame - haciendo una seña hacia el fondo del piso.

-¡Queeeé¡... bueno obviamente no es una cita, me vas a invitar un café de la cafetera -   molesta por el engaño y mal gusto de la detective.

-No te enfades...espera un poco - mientras caminaban, pero Richard observó cómo se dirigía a la cafetera razón por la cual le hizo señas a Darla para que le trajera uno, asintió con la cabeza en señal de comprender la petición.

En ese instante Richard observó que Tony y Don escoltaban a una sexy mujer que reconoció de inmediato.

-¡Hey chicos! - saludó deteniendo a los hombres.

-Hola detective Crowe - contestó la mujer.

-Un momento... ¿ustedes se conocen?-preguntó Don consternado.

-Sí, nos conocemos…¿Puedo hablar contigo un segundo? -   Richard apartándose de la mujer y Tony.

-¿Qué sucede?- preguntó Don.

-Ella es informante de Darla…a decir verdad esa mujer está enamorada de ella.

-¿Cómo que enamorada?- preguntó confundido Don.

-Cómo lo oyes… ¿Qué hace aquí?

-Ella está involucrada con la víctima de un homicidio, vino para que tomáramos su declaración.

-Ok…pues te diré que Darla esta justo en las salas de interrogatorio, vamos y así veras lo que te digo -   acompañando a los detectives y a la mujer hasta la sala en cuestión.

Mientras tanto en la cafetera.

-Toma aquí tienes el café - entregándole el vaso con el líquido caliente a la rubia.

-Gracias - tomándolo un poco desilusionada.

-Te dije que no te pongas así -   para acercarse y deslizar su brazo por la cintura de la rubia, pegando sus labios al oído de la mujer - ¿quieres cenar conmigo esta noche?- preguntó en un susurro haciendo estremecer a la rubia.

-¿Esto fue una treta para pedirme una cita?- esbozó una sonrisa victoriosa – sí, cenaré contigo esta noche -   suavemente al oído de la otra mujer.

-Perfecto - contestó Darla en su oído antes de separarse de la rubia, sabía que no era un lugar seguro para ese tipo de acercamiento.

-Este sin duda alguna es mi día de suerte detective - comentó una mujer con voz sensual, entrando en el área del café, notando como ambas mujeres se giraron para verla, ella reconoció a la rubia, era la que coqueteó con Hernández a las afueras de su restaurant, se preguntaba ¿qué estaba haciendo allí?

-¿Sabrina?..¿Pero qué haces aquí?-se preguntó Darla dejando su café en el mesón y acercándose a la mujer mientras la rubia observaba la interacción totalmente confundida.

-Está aquí para dar una declaración - contestó Don, mientras Tony y Richard observaban.

-Sí, el problema detective es que yo sólo colaboro contigo - contestó Sabrina acercándose a Darla.

-Sabrina déjate de juegos…sabes… - pero no logró concluir la frase ya que Sabrina se abalanzó sobre ella, deslizando sus brazos por el cuello besándola profundamente, esta acción hizo que sus compañeros se rieran, pero ninguno notó la cara de sorpresa e ira que estaba poniendo Elizabeth; Darla  aferró las manos entrelazadas de la mujer en su nuca, tratando de soltarla, consiguiéndolo de manera abrupta - ¿PERO QUÉ DEMONIOS?-   molesta y aturdida por el suceso.

-Ummm….definitivamente tus labios son la gloria detective -   para echar una mirada rápida a la rubia que se encontraba furiosa, lo que llenó de dicha a Sabrina -  bueno, vamos, ahora diré todo detectives -   para ir directamente a una de las salas de interrogatorio.

-Gracias Darla, tienes buen gusto - Tony para ir a la sala de interrogatorios junto a Don riendo.

-Ahora niégame que no le gustas -   Richard saliendo del área riendo también.

-Olvídate de la cena - fríamente Elizabeth sin ver a Darla.

-¿De qué hablas?- sorprendida - escúchame, ella es un informante nada más…te juro que yo - pero no terminó la frase porque fue interrumpida.

-¡No jures nada!…yo creía…¡Dios, que tonta fui! -   saliendo del área también.

-Espera - estiró su mano para detenerla.

-No me toques -  moviendo su brazo para evitar que Darla la tomara y salió del lugar dejando sólo una mirada fría.

-¡DEMONIOS! - gritó dándole una patada a la papelera del lugar; salió furiosa tras su ex-compañero encontrándolo tranquilamente en su escritorio - ¡eres un imbécil!

-¿Por qué estas molesta?, esa mujer debe besar como una diosa - sonriendo sin entender que le sucedía.

-Eres un idiota Richard arruinaste todo, te juro que - pero se detuvo prefirió callar, si seguía hablando pronto tendría que decirle sobre Elizabeth y ella no quería.

-¿De qué coño hablas?- preguntó consternado.

-Nada - finalmente para sentarse en su escritorio, quería correr y explicarle todo a Elizabeth, pero sabía que en ese momento no la escucharía, tenía que esperar el mejor momento para hacerlo.


Capítulo 13
Determinación

Luego de un par de días Darla inició su acecho a Elizabeth, la encontró saliendo del piso y supo que en el ascensor ella no tendría otra salida que escucharla, razón por la cual se acercó al mismo y vio como Elizabeth entró sola, salió corriendo entrando justo antes de cerrar sus puertas.

-Hey, voy bajando - tratando de ver la reacción de la rubia.

-Darla, por favor - pero fue interrumpida.

-Escúchame, Sabrina es mi informante de Manhattan, pero eso no quiere decir que yo tenga algo con ella.   

-No entiendes, sé que ella te besó a la fuerza...pero… pensé que conmigo era la primera vez que coqueteabas con una mujer - con decepción.

-Y es la primera vez…puedes preguntar sí lo deseas….escucha -   al notar que el ascensor estaba a punto de llegar - no me trates de esta manera dura, porque estas acabando conmigo, te extraño -   acercándose a la rubia en la última frase.

-Dame tiempo…sólo eso te pido - contestó saliendo del ascensor, sintiendo como se había sacudido por las palabras de la detective.

Las cosas mejoraron levemente pero la rubia seguía distante, no hablaban mucho, Darla sentía el peso de su distanciamiento, decidió pasar menos tiempo en la estación, razón por la cual ayudaba a sus compañeros en su tiempo libre, siempre en la calle para evitar encontrarse con Elizabeth. La rubia notó su ausencia y quería revertir lo sucedido, pero nunca encontró a Darla en la estación disponible para hablar, no quería llamarla al teléfono pues estaba segura que no le contestaría. Era ya la semana antes de navidad y Darla seguía evitando a Elizabeth, se enteró que supuestamente ese viernes la rubia estaría en los juzgados, por eso decidió pasar rápidamente por su oficina.

-Hola Richard - sentándose en su escritorio.

-Bueno al fin se te ve la cara, pareces una patrullera - contestó mientras sacaba un pequeño sobre de su gaveta y se lo entregaba a la mujer.

-¿Qué es esto?

-Es la invitación para nuestra reunión anual del departamento.

-Ahh, ¿cuándo es?-   colocando el sobre sin abrir en su escritorio.

-Es esta noche - notando como Darla no tocó más el sobre.

-¿Y por qué me entregan esto hoy?- indignada.

-Lo entregaron hace una semana, pero tú no apareces… ¿Qué te sucede?- preguntó sin comprender el comportamiento de su amiga.

-Nada, sólo estoy trabajando….además no pienso asistir - contestó algo irritada.

-Pues ni lo pienses, el Capitán quiere a todos allí hoy, así que ve a casa y cámbiate, porque pareces un mafioso - haciendo alusión a los pantalones negros de Darla, a su suéter gris cuello alto y su sobretodo negro.

-Entonces pasaré un rato….y déjame en paz….no pienso cambiarme - pero al concluir la frase notó que Elizabeth venía caminando en su dirección - sabes me tengo que ir, nos vemos esta noche -   levantándose abruptamente de su silla tomando el sobre.

Darla no se percató de la cara de decepción de la rubia, ella asumía que la fiscal no quería entablar más conversación con ella. Elizabeth por su parte se encontraba más miserable que nunca, no lograba acercarse a la detective, viendo su reacción decidió seguir su rumbo hacia Crowe.

-Hola Crowe… ¿Qué le sucede a Hernández?- fingiendo inocencia, observando como el detective suspiraba antes de contestar.

-Ojala lo supiera…no sé…ella está actuando muy raro -   preocupado

-Puedo notarlo… ¿vendrá esta noche a la reunión?

-Sí… ¿en qué puedo ayudarte Morris?- se giró Crowe para ver a la rubia.

-E...en realidad quería saber sobre un viejo caso tuyo - contestó rápidamente sorprendida por la pregunta, porque ella sólo fue hasta él para saber de Darla, de esta manera continuó divagando con Crowe un rato, para luego marcharse.

Estaba decidida a acabar con esa situación, es por ello que fue a su casa y se cambió, luego regresó a la estación en taxi, había tomado una decisión con respecto a Darla y no cambiaría de parecer. Ya cerca de las 9pm, la detective por fin apareció, saludando a sus compañeros.

-Hola chicos -   frotándose las manos por el frio intenso de la calle.

-Hey, Darla - contestó Don - veo que vienes congelada.

-Sí, creo que va a empezar a nevar con fuerza…sólo vine a saludar - mientras colocaba sus manos es sus bolsillos.

-Te vas a perder del espectáculo - mencionó  Tony.

-¿De qué hablas?

-Mira - contestó haciendo señas a la espalda de Darla para que girara.

-¿Qué?- contestó y se giró para observar a Elizabeth en un vestido negro ceñido a su cuerpo, sin mangas que la hacía ver muy sexy y hermosa, quedando sin aliento, cosa que notó Elizabeth al percatarse que la detective la observaba.

-Esa mujer es perfecta - afirmó  Tony.

-Voy por un trago - contestó secamente alejándose de sus compañeros. Elizabeth notó el movimiento de escape y decidió acercarse a la mesa de vinos.

-¿Te marchas nuevamente?- colocándose al lado de Darla, fingiendo que tomaba una copa.

-Estás muy hermosa…pero...yo no puedo quedarme, lo siento - contestó sin verla saliendo del lugar.

Bajó las escaleras desiertas lo más rápido que pudo pues la tormenta de nieve estaba iniciando con fuerza, pero cuando llegó al auto escuchó que alguien le gritaba, se giró y vio que Elizabeth venía corriendo con su abrigo puesto.

-¿Qué haces? la tormenta se está haciendo más fuerte vuelve adentro - le indicó  a la rubia que estaba ya justo al frente de ella.

-No… ahora tú me escucharás…yo sentí celos cuando Sabrina te besó, porque creía que lo que estaba pasando era especial y nuevo para ambas…tarde comprendí que así era, pero no puedes echarme de tu lado.

-Yo pensaba que no querías saber nada de mí, estabas distante.

-Estaba distante porque…tenía que pensar…te dije que me dieras tiempo para pensar…esto no me había sucedido antes.

-A mí tampoco…crees que voy por la vida seduciendo mujeres, yo nunca me había fijado en una.

-Está claro que si seguimos hablando no llegaremos a nada - acercándose más a Darla deslizando sus brazos suavemente por el cuello de ésta, acortando el espacio de sus labios para susurrarle - bésame

-No tienes que pedírmelo - contestó cerrando el espacio de sus labios y besar profundamente a la rubia, deslizó sus brazos por la cintura y la atrajo hacia ella, sus labios se movían con pasión en la boca de Elizabeth, que rápidamente dio acceso a la lengua de la detective que incursionaba de manera apasionada dentro de ésta, expresando toda la tensión que tuvieron por mucho tiempo.

-Sácame de aquí -   susurró nuevamente sobre los labios de Darla.

-Vamos - soltándola para abrir la puerta del auto y dejando que la rubia entrara, luego entró y sonrió a Elizabeth encendiendo el auto, aunque las calles se encontraban desoladas, hubo un par de ojos que vieron lo sucedido en las escaleras.

Capítulo 14
Pasión

Con cada giro del auto por las calles solas, se notaba la furia de la nevada, llegaron a un barrio modesto de Brooklyn y estacionaron el auto en un parqueadero cerrado de un edificio.

-Llegamos - se giró para decirle a la rubia.

-Está bien - para bajarse del auto y esperar a la detective que llegara hasta ella, el furioso viento nevado arremetía con fuerza a cualquiera que estuviera en la calle, Darla tomó su mano y la condujo adentro del edificio. Se subieron al ascensor pero cuando iba a cerrarse un joven penetró de manera imprevista.

-Hey, Darla….horrible noche -  saludó el joven mientras que traía en sus manos varias películas, pero luego sus ojos se posaron en la rubia y las manos entrelazadas de ambas, lo que hizo esbozar una sonrisa.

-Ni que lo digas - contestó notando como el joven se fijo en la rubia-. Ella es Elizabeth… Elizabeth él es Chuck - presentándolos cortésmente

-Encantada Chuck - contestó la rubia estrechando su mano libre con el joven.

-Igualmente - sonreído - Darla toma este par de películas, vas a necesitarlas, avisaron en la tv que no es prudente salir de casa en todo el fin de semana - entregándole las películas.

-Gracias Chuck - contestó tomando las películas, bajando en su piso con la rubia para girar y despedirse del joven aun en el ascensor - entonces cuídate

Llegaron hasta la puerta del apartamento de Darla y entraron.

-¡Tu casa es hermosa! - Elizabeth asombrada, viendo que sus muebles era de una color café muy intenso y sus ventanas tenían persianas tejidas, el color de la paredes era de un suave color arena, la iluminación era tenue dando una sensación de cobijo.

-Gracias -  cerrando la puerta y encendiendo la calefacción - pronto se calentará.

-Bueno Chuck mencionó que no podemos salir en todo el fin de semana - pícaramente acercándose a Darla.

-No podemos - contestó deslizando sus brazos por la cintura de la mujer - pero... ¿En qué habíamos quedado?

-En esto creo - la rubia para deslizar sus brazos por el cuello de Darla e iniciar otro profundo beso, sus lenguas se entrelazaban a un impresionante ritmo.

Deslizaron sus abrigos hacia el piso de la sala, se recostaron en el sofá y continuaron su pasión, sus besos profundos, Darla tomó a Elizabeth y la colocó sobre ella, mientras con sus manos empezaba a recorrer su cuerpo; la fiscal por su parte tenía las manos perdidas en el cabello ligeramente corto de la latina, sus cuerpos estaban en reconocimiento mutuo. Elizabeth se detuvo para mascullar - quiero estar contigo.

-Yo...yo no sé qué hacer exactamente – nerviosa.

-Yo tampoco…pero lo estás haciendo bien…..tus manos están quemando mi cuerpo.

-Eres impresionante… mi corazón está casi infartado - sonriendo haciendo referencia a sus latidos apresurados, escondiendo un mechón rubio detrás de la oreja de la otra mujer.

-Te deseo tanto -  con sonrojo en su rostro.

-Yo también - levantándose del sofá y conduciendo a la rubia hasta su habitación.

-¡Tu cuarto es aun más acogedor! - la rubia sorprendida de la gran cama de la detective y como estaba pulcramente vestida con un edredón color pistacho que hacía juego con el color arena de sus paredes - no imaginaba tú gran gusto para la decoración.

-Creo que mi gusto es bueno para otras cosas también - abrazando a Elizabeth por la espalda.

-Ni que lo digas - girando en los brazos de la detective.

-Mis manos tiemblan - confesó.

-Yo también tiemblo, ¿no te das cuenta?- pero Darla inició otro profundo beso y sus manos ubicaban el cierre de su vestido a un costado, empezó a bajarlo sin abandonar los besos, dejándolo caer al suelo, un escalofrió recorrió el cuerpo semi-desnudo de Elizabeth, luego la detective se quitó hábilmente el suéter, los zapatos y su pantalón cayendo todavía con su arma y su placa colgada de la correa, para luego deslizar a Elizabeth suavemente en su cama mientras besaba su cuello

Empezó su estampida de besos sobre el cuerpo de la rubia, con sus manos retiró suavemente el brassier de la otra mujer, besando apasionadamente su pecho; Elizabeth sentía su cuerpo reaccionar al tacto suave de Darla, sus besos, sus caricias, sentir su cuerpo que empezaba a ser desnudado, todo era muy excitante y sensual, nunca una persona la había tocado así, despertando su cuerpo de esa manera; en ese instante el nerviosismo se disipó por completo, la amaba profundamente.

Darla sentía la piel debajo de sus labios tan cálida, suave y hermosa, no podía dejar de tocarla, sentirla, amarla; no imagino sentir algo así y menos por otra mujer, pero todo era como un sueño, estaba haciendo el amor con ella, estaban entregándose mutuamente a sus fuertes sentimiento, mientras la furiosa tempestad de nieve arremetía contra la ventana.

Capítulo 15
Juntas

La luz penetraba en la habitación y Elizabeth se despertó de su profundo sueño para percatarse que Darla la tenía abrazada de frente junto a su pecho arropadas con el edredón; sonrió al contacto, era un abrazo muy dulce entre dos amantes, observó que aun se encontraba dormida plácidamente y recordó lo que había sucedido la noche anterior, cuando Darla la hizo suya y a pesar que ambas no eran expertas en este tema, pues nunca habían estado sexualmente con otra mujer, ella sintió que había sido un momento único, la detective fue suave,  haciéndola perder la cabeza de pasión; cerró sus ojos pensando que todo lo sucedido había sido un hermoso sueño, pero al abrirlos se percató de que no soñó, aun estaba allí siendo abrazada, desnudas en la cama; se movió de su posición para depositar un suave beso en los labios de la otra mujer, pero esta acción hizo que se despertara.

- Ummm…buenos días - despertando y observando a Elizabeth sonreír.

-Buenos días… ¿crees que aun esté nevando?- preguntó curiosa.

-No sé - para girarse y ver la nieve acunada en su ventana - bueno debe haber nevado toda la noche.

-Fue hermoso...lo de anoche - con un leve rubor en su rostro.

-Yo pienso igual, aunque… ¿no sé si lo hice bien?- con duda.

-Fue perfecto - contestó para depositar otro beso en la detective - nunca nadie me trató tan dulcemente antes.

-Gracias - contestó depositando otro beso en la rubia sin soltar el abrazo.

-¿Darla? sabes yo… - pero no terminó de hablar ya que la detective la interrumpió.

-No… por favor no me vengas con la pregunta que solemos hacer todas las mujeres.

-¿A qué te refieres?

-A que siempre que estamos en la cama con alguien preguntamos… ¿Qué somos?

-Ahh - contestó con asombro - pero yo - volviendo a ser interrumpida.

-Elizabeth…  obvio que estamos juntas.

-Ohhh…. yo te quería preguntar ¿si tenías hambre?…pero gracias por aclararme que somos una pareja -   sonriendo para depositar un beso en la comisura de los labios de la detective.

-¡Ouch! -cerrando sus ojos, dándose cuenta de lo tonta que había sido.

-No te pongas así.

-Es que hice lo mismo que en el parque.

-Bueno te diré que esa fue una de las cosas que me enamoró de ti - detuvo sus palabras, tomando una respiración profunda para luego decir - te amo.

-Te amo - contestó notando como las lágrimas empezaban a brotar de la rubia, acercó su mano levantando la cara de ésta y mirándola a los ojos - yo sé que alguien en el pasado rompió tú corazón, pero mírame a los ojos cuando te digo que te amo, jamás te haría daño, por favor pase lo que pase de ahora en adelante nunca dudes de mi amor por ti -   para besarla profundamente.
 
-¿Cómo lo sabes? -preguntó confusa. 

-Mi instinto me lo dijo – sonriendo.

-Olvidaba que es difícil ocultarte algo - escondiendo su rostro en el pecho de Darla.

-No es difícil...además tengo hambre, pero no quiero levantarme - sonriendo y observando como la fiscal sacaba su rostro de su pecho y sonreía también.

-Yo tampoco quiero.

-Bueno entonces te propongo… - pero no concluyó su oración debido a que su teléfono empezó a sonar, sabía que continuaba de guardia, así que soltó el abrazo y se giró para tomar su teléfono del piso. - Hernández….hola…estuve un rato…bueno, si no me marcho estaría congelada en una calle… Richard ¿para qué llamaste?… ¡VAYA! eso si es una buena noticia… en casa… estoy durmiendo… está bien…. adiós – terminando la llamada - era Richard.

-¿Qué te dijo?

-Bueno…- suspirando - me reclamó por marcharme rápido, luego me dijo que el Capitán anunció que todos los detectives estamos libres hasta enero a partir de hoy, los novatos se quedan de guardia…no sabes lo feliz que me hace olvidarme de Smith tan sólo dos semanas.

-¡Es fantástico! ahora podremos quedarnos en cama todo el día - acurrucándose más a la otra mujer.

-Sí, nada de salir de la cama - haciendo el mismo movimiento para quedar dormidas otra vez.

Luego de dormir un par de horas más, ambas mujeres decidieron levantarse, Elizabeth recogió la ropa esparcida por el suelo, mientras la detective tendía la cama, guardando su arma y su placa en la gaveta de la mesa junto a su cama.

Darla le entregó a Elizabeth unos pantalones deportivos y una camisa alusiva al carnaval de New Orleans; mientras la rubia se daba una ducha, la detective vistió con unos pantalones deportivos y una camisa blanca para luego observar el gélido paisaje por la ventana, las calles desiertas y la nieve cayendo con fuerza otra vez, se dispuso a realizar el desayuno, a pesar que ya eran las 3pm.

-Huele delicioso -   Elizabeth apareciendo en la cocina.

-Me alegra que te gustes - contestó sonriendo.

-¿Qué es?- preguntó deslizando sus manos por la cintura y asomando su cabeza por el hombro.

-Es tocino y huevos revueltos…un verdadero desayuno americano.

-Yo pensaba que cocinarías algo latino -   un poco decepcionada.

-Bueno para la noche te cocinaré algo latino….por cierto ¿tú no cocinas?- preguntó curiosamente.

-Sí lo hago…pero cocinar para mi sola es tedioso Darla - separándose del abrazo para dando la vuelta al mesón de la cocinan

-Entonces cocina para mí -  apagando la estufa.

-Está bien…esta noche la cena estará a mi cargo - con una enorme sonrisa mientras le servían el desayuno.

-Perfecto - besándola -.vamos a la mesa.

-Se sentaron y empezaron a comer sonriendo mutuamente, de pronto sonó un teléfono.

-Morris….hola….es que no estoy en casa….estoy perfectamente…no estoy sola…la tormenta es dura pero para el lunes debe terminar, bueno al menos así parece decir la tv…no he visto nada de eso…dile a mi mamá que estoy bien…sí y papá también…no te diré con quien estoy… no insistas… está bien, adiós Amanda…mi teléfono estará encendido…ok, adiós -culminando la llamada mientras Darla la observaba intrigada - era mi hermana.

-¿Están preocupados?

-Sí, al parecer la tormenta de anoche fue muy fuerte y hay varios pasos trancados, llamaron a mi casa pero obviamente no atendí y por eso ellos se preocuparon.

-¿Cuántos hermanos tienes?- preguntó curiosa.

 -3, Amanda es la mayor, luego vengo yo, después Chris y Tom…son mellizos - con leve sonrisa

-Familia grande…yo…ahora sólo tengo a Héctor - con añoranza en sus palabras.

-Ahora me tienes a mi - tomando con su mano la de Darla.

-Si ahora te tengo a ti - sonriendo al significado de sus palabras - ¿quieres ver una de las películas de Chuck?

-¡Sería magnífico!


Capítulo 16
Promesa de navidad

Luego de lavar los platos, ambas fueron a la habitación y Darla colocó una de las películas, se deslizaron en la cama y se abrazaron. No querían estar lejos ni por un momento, ya habían pasado por mucho tiempo separadas entre cortejos y discusiones como para distanciarse nuevamente.

-Tienes los pies fríos - indicó la rubia.

-Tú también.

-¿Cuándo fue que te fijaste en mí?- preguntó Elizabeth.

-¿Por qué preguntas eso?

-Porque soy curiosa...además, te diré cuando me fijé en ti…fue cuando te disculpaste conmigo por tu actitud en la morgue….allí algo en mi me impulsó hacia ti -   sonriendo

-Está bien…fue cuando te enfureciste en la morgue…te veías tan bella, que cuando quise bromear con Peter, se salió de mis labios el comentario hacia ti -   con un leve sonrojo

-¿Pero tú te enojaste?

-Sí, pero fue porque no entendía como te había dicho eso….luego de disculparme contigo, yo me esforcé mucho para borrar esa imagen odiosa que pensé tenías de mi.

-Ahhh…por eso eras totalmente encantadora y bromista.

-Algo así…bueno cuando tú estabas exageraba mi simpatía y siempre te observaba, así fue como descubrí que tu frialdad era mentira… porque cuando yo bromeaba, tú te esforzabas para no reír - contestó riendo al recuerdo.

-Bueno, entonces todo fue casi desde el instante de conocernos - aseveró la rubia.

-Creo que si…además ahora estás aquí en mi cama, en la peor nevada de New York -   sonriendo mientras apretaba más el abrazo.

-Y estoy feliz de estar aquí -   para besarla - ¿sabes una cosa?

-¿Qué?

-La película terminó y ni siquiera la vimos - empezando a reír, acción que fue seguida por la otra mujer.

-Ya es casi de noche… voy a ducharme para probar esa deliciosa cena que me preparas.

Fue directamente a la ducha, mientras que Elizabeth se encargaba de la cena, ella sonreía con todo el orden meticuloso de la detective en su cocina, todo estaba perfectamente ordenado, las ollas, los electrodomésticos, los alimentos en su nevera, su alacena, era algo fascinante. Tomó lo necesario de la cocina inmaculada y se dispuso a cocinar.

-Ya estoy lista… ¿en qué puedo ayudarte?- entrando en la cocina.

-Puedes empezar por darme un beso…además ya está casi lista… pollo y ensalada - girándose hacia Darla.

-Ummm….eso es lo primero que te voy a dar - besándola mientras la tomaba de la cadera - y ¿tenía todo lo necesario?

-¿Qué dices?….tienes de todo en tu cocina - riendo.

-Espero que la cena no me dé sueño.

-¿Por qué?

-Bueno esta noche quiero hacerte el amor -   pícaramente mirando a la rubia - hay que practicar.

-Estoy totalmente de acuerdo - pero en ese instante sonó unos toques en la puerta - ¿Quién podrá ser?

-No se…a lo mejor es Chuck - dejando a la rubia revisando la cocina y dirigiéndose hasta la puerta, al abrir quedó sorprendida.

-Cariño… que noche más fría…y tu sin aparecer… ¿pero donde coño te metiste?… imaginé que estabas congelada  - un hombre de aproximadamente 33 años, de piel blanca, muy guapo vestido con un abrigo y guantes de color marrón.

-¿Héctor qué haces aquí? -   Darla sorprendida

-¿Cómo qué hago aquí?... estaba preocupadísimo por ti…la peor nevada de la ciudad y tú… mi amiga, mi hermana ni señales… ¿no me llamas para saber si estoy vivo?-   Héctor colocando su mano dramáticamente en su pecho.

-Pero estoy perfectamente y tú también - observando la exageración de su amigo.

-¡¡Ahhh!!…. ¿ahora no puedo preocuparme por ti?- pero en seguida se percató del delicioso olor proveniente de la cocina - ¡hay comida, magnífico! - entrando abruptamente en el apartamento.

-No… espera Héctor - tratando de detenerlo.

-¡¡¡Ahhhhh!!!…¿pero esta mujer hermosa quién es?- observando con asombro a Elizabeth quien esbozaba una sonrisa - ¿un momento?... ¿ella lleva puesta tú ropa?- con gran asombró se giro hacia su amiga - ¡Ay Dios mío!… ¡Dios mío! - colocando otra vez su mano de manera exagerada en su pecho - no…no…no puedo creerlo… ¿te cambiaste de acera? ¡Ay dios mío! - finalmente desplomarse en el sofá fingiendo un ataque de ansiedad - ¿Cómo has podido hacerme esto Darla? tú, mi mejor amiga, mi hermana y ¿no me cuentas esto?-  levantándose del sofá.

-Luego te contaré…ella es Elizabeth Morris.

-Hola, encantada de conocerte - la rubia para estrechar la mano de Héctor, quien se había quitado el guante de la mano izquierda.

-Cariño…el placer es mío…soy Héctor Mendoza… ¿así que tú eres la diosa que cambió a mi amiga?

-Bueno, creo que nos cambiamos juntas…yo tampoco había estado con una mujer.

-Bueno, bueno, bueno…estoy hiperventilando en este momento…no voy a interrumpir esta obvia luna de miel, así que me marcho -   colocándose el guante - Darla me debes todos los detalles….preciosa es un placer conocerte - despidiéndose de la rubia para salir del apartamento - Vaya que calor hace aquí - sonriendo y agitando su mano para salir del lugar cerrando la puerta a su paso.

-Y ese es Héctor.

-Me parece encantador… como tú… pero, ¿es zurdo?

-Sí… ¿vamos a cenar?

-Sí – sonriendo.

Luego de terminar la comida se fueron a la cama, pero de nada sirvieron los esfuerzos por no dormir, la cena fue fulminante para las dos y entraron en un profundo sueño. En la mañana fue Darla la primera en abrir sus ojos, observando como la rubia dormía profundamente cerca de ella, se veía hermosamente tranquila, meditó sobre todo lo que había sucedido, nunca pensó en enamorarse de ella, aunque muy al fondo tal vez la amaba desde que la conoció, recordó cuando ella le dio cobijo en su casa el día que apareció su padre, ella fue comprensiva y tierna;  sonrió de esto nuevo que estaba viviendo, sorprendentemente desde que hicieron el amor por primera vez se desenvolvían con soltura, como si estuvieran juntas desde hace mucho, además después de tantas cosas que en su vida pasó y todo lo que ahora tiene debido a su gran esfuerzo, sentía que Elizabeth era el premio de su vida y le aterraba perderla.    

-Buenos días -  Elizabeth al despertar.

-Buenos días - contestó sonriendo.

-Anoche no hicimos nada.

-No…pero todavía tenemos tiempo -  acercándose para besarla en el cuello.

-¡Espera! -   abruptamente.

-¿Qué sucede?- preguntó con temor por el tono que uso la rubia.

-No te asustes, pero…Darla mañana salgo en el primer vuelo para Bridgeport…compré el pasaje cuando llegue a Brooklyn para pasar navidad con mi familia.

-Ahhh - con decepción.

-Realmente no quiero ir…quiero quedarme contigo - cerrando sus ojos y colocando su mano en su frente.

-Ve.

-Pero - abriendo sus ojos, no terminó la frase porque fue interrumpida.

-Ve Elizabeth, es tu familia….no puedes dejarlos, tienes meses sin verlos y se preocupan por ti.

-Pero… ¿y tú?

-Yo estaré en el mismo lugar, Brooklyn…..voy a estar bien…extrañándote muchísimo, pero bien…sólo llámame a diario para escuchar tu voz -   sonriendo.

-Lo prometo - besándola.

-Bueno…entonces no podemos perder el tiempo - desplazando su mano hasta la camisa llegando a un costado, para hacerle cosquillas.

-No seas traviesa - riendo al gesto.

-No soy traviesa…..vamos a disfrutar este día - desatando nuevamente su pasión.

Continuaron el día explorando sus cuerpos de la forma más amorosa posible, haciendo el amor y acurrucándose en la cama. El lunes Elizabeth partió a pasar navidades con su familia, ambas se extrañaron mucho durante esas dos semanas, pero la fiscal cumplió su promesa y hablaban todos los días, lo que hizo más llevadero el tiempo distante. Cuando se encontraron nuevamente, la pasión volvió a estallar.

-Te extrañé - acariciando con su pulgar la cadera desnuda de la rubia que se encontraba recostada sobre su cuerpo.

-Yo también te extrañé - depositando un beso en los labios.

-¿Cómo te fue con tu familia?- preguntó mientras escondía un mechón de cabello de la rubia detrás de su oreja.

-Bien…tenía meses sin verlos y disfruté mucho….¿y tú?

-Yo estuve con Héctor contándole todos los detalles de cómo nos enamoramos…tenías que ver lo exagerado que estuvo, me reí mucho a decir verdad -   riendo al recordarlo

-¿Y ahora?- preguntó con seriedad la rubia.

-Bueno finalmente hiciste la pregunta.

-No estoy preguntando eso…sé que eres como mi novia.

-¿Cómo tu novia? bueno… ¿quieres ser mi novia?  

-Sí - sonriendo - no tenias que hacer la pregunta formal - besando a su ahora novia.

-Quiero pasar el resto del fin de semana así -   abrazando la espalda desnuda de Elizabeth.

-Yo no tengo objeción con eso… pero mi pregunta inicial es ¿Qué pasará el lunes, cuando regresemos al trabajo?

-Bueno…tendremos sumo cuidado para que nuestros compañeros no sepan de nuestro noviazgo -  sonriendo.

Una vez de vuelta en la estación de policía, ambas mujeres tenían que esforzarse mucho para mantenerse neutral la una con la otra, cada vez que se veían saltaba destellos de sus ojos.


Capítulo 17
San Valentín

-Hola… ¿Morris se encuentra reunida?- preguntó Darla al joven becario que se encontraba a la entrada del departamento legal.

-Hola Detective…ella está libre en este momento.

-Gracias - entrando en la oficina de su novia, observándola detrás de su escritorio muy concentrada - ¿un caso duro?

-Hola….un poco… ¿qué haces? entra - sonriendo, levantándose de su escritorio observando como la detective cerró la puerta para luego acercarse a ella.

-Feliz día de San Valentín -  deslizando sus brazos por la cintura de su novia.

-Feliz día de San Valentín para ti también - la fiscal para besarla profundamente - ¿Qué es ese sobre que tienes en tus manos?

-Ahhh…casi lo olvidaba - sacando del sobre una rosa roja - Ahora si feliz día -   entregándole la flor.

-Gracias - tomándola en sus manos y sintiendo su olor - es hermosa

-¿Quieres cenar conmigo esta noche?

-¿Por qué me preguntas? claro que quiero - deslizando sus brazos por el cuello

-Porque quiero tener esa cita que nunca tuvimos.

-Bueno no tener esa cita fue mi culpa…yo estaba celosa…pero ahora es diferente.

-No es diferente…ahora es muy especial….te pasaré buscando a las 8pm por tu casa -   besándola rápidamente la punta de la nariz.

-Perfecto… ¿no vas a besarme?

-No debería….eso es después de la cita Elizabeth.

-Me has hecho el amor muchas veces sin necesidad de esa cita - sonriendo pícaramente.

-Es verdad - besándola profundamente - te amo…nos vemos esta noche.

-Ok.

Al salir de la oficina,  a Darla le costaba esconder su felicidad, todos sus compañeros estaba ajustando sus respectivas citas, pero ella ya había ajustado la suya, Richard trató de indagar el por qué de su enorme sonrisa, pero la detective no soltó palabra, sin embargo cuando vio a Elizabeth por segunda vez ese día casi se abalanza sobre ella para besarla; la rubia estaba igual pero luciendo su rosa, flor que causó curiosidad por todo el piso, nadie se imaginaba quien pudo ser el responsable de entregarle la misma a la dura fiscal.

Darla fue directamente a su departamento al salir del trabajo y a pesar que Smith estuvo a punto de estropear su cita, ésta le indicó que no había ninguna manera de retenerla más tiempo en la oficina. Se ducho, se vistió con una camisa de mangas 3 ¼ color violeta, luego se puso un pantalón negro y su abrigo del mismo color, su placa y su arma las guardó en la gaveta junto a su cama, pues no iba a necesitarlas esa noche, ya que no seguía de guardia. Las calles estaban a tope, las personas se encontraban excitadas por la fecha, flores a la venta en todas las esquinas, muchas parejas tomadas de las manos y un tráfico atroz que amenazó con el incumplimiento de hora establecida.

-Luces preciosa - al ver a su novia salir de su edificio con un vestido azul oscuro ceñido a su cuerpo y un abrigo blanco.

-Gracias… tú también te ves hermosa - besando a su novia

-Gracias…vamos -  entrando al auto para partir del lugar.

-¿A dónde vamos?- preguntó curiosa tomando la mano de la detective.

-Eso es una sorpresa – sonriendo.

Continuaron su trayecto difícil, ya que las calles continuaban abarrotadas, pero Elizabeth identificó el sector donde se encontraban.

-¡Estamos en  Bushwick! -   sonriendo asombrada.

-Sí y ya llegamos - saliendo del auto con su novia.

-¿El Gaucho?- pregunto curiosa Elizabeth sin saber el significado del nombre del restaurant.

-Sí…es comida Argentina…Gaucho es un tipo de campesino característico de las llanuras de Argentina, es como un vaquero realmente - para invitarla entrar.

-Ahhh - asombrada y entrando junto a Darla, el lugar era muy hermoso y un rico olor a carne inundaba el lugar, toda la decoración era rustica, las luces eran tenues, las mesas eran de madera, habían muchas personas pero un mesonero las llevó hasta una mesa retirada, se escuchaba una melodía suave - esto es impresionante Darla -   con gran sonrisa en su rostro.

-Me alegra que te guste – sonriendo.

La comida y el vino llegaron, ambas empezaron el festín, Elizabeth estaba fascinada con los sabores que estaba degustando, todo era nuevo y delicioso, costillas, chorizos, morcilla, vacío, tapa de asado; la elección de su novia para la cena no sólo había sido original, sino especial, estaba rodeada por ese ambiente latino que tanto adoraba.

Cuando terminaron la cena partieron del restaurant, Elizabeth no quiso pasar la noche en su apartamento, ella prefería ir a la casa de la detective, ya que era mucho más acogedor. Llegaron y no perdieron tiempo en ir a la cama, las manos de Darla desvistieron hábilmente a la rubia, iniciando su noche apasionada.

 -¿Estás dormida?- preguntó Elizabeth que se encontraba de espaldas con los brazos de la detective alrededor.

-No.

-Esta fue la cita perfecta -   girándose en los brazos de Darla, quedando al frente de ésta.

-Me alegra que te haya gustado - sonriendo para luego acariciar la mejilla de su novia suavemente - eres muy hermosa.

-Tú también… me gusta todo de ti… nunca imaginé que me enamoraría en Brooklyn y mucho menos de un detective -  correspondiendo la sonrisa.

-Yo tampoco imaginé que sentiría esto por alguien… tú eres como un premio en mi vida -   acariciando con sus dedos la espalda desnuda de la rubia bajo las sabanas.

-Yo no soy un premio…tú me conquistaste…me enamoraste de todo tú ser….y no quiero separarme nunca de ti - besándola,  pero luego Darla empezó  a reír - ¿Qué te sucede?- preguntó sin comprender el origen de la risa.

-Es….es que todos estuvieron preguntando sobre la rosa…..si ellos supieran que la dura y fría fiscal de distrito….en realidad es muy apasionada y dulce conmigo.

-Con razón veía un movimiento extraño en la oficina…..pero tienes razón, contigo soy muy apasionada -   sonriendo - pero es nuestro secreto.

-Así es…nuestro completo secreto - besándola.

Capítulo 18
Bañera

-Ya está aquí… ¡la cena! - Elizabeth entrando en el baño con una caja de pizza, mientras Darla se encontraba en la bañera espumosa esperándola.

-Qué bueno… toma tú cerveza y entra… el agua se empieza a poner fría si ti – pícaramente.

-A eso voy - deslizando la bata al piso, mostrando su cuerpo desnudo a la otra mujer que se encontraba tratando de ingerir un trago de su bebida mientras la observaba atentamente - ummm…vamos a tener que calentarnos un poco - llegando hasta el regazo de Darla besándola profundamente.

-Me gusta tú bañera… Es grande - abrazando a la rubia.

-Me gusta más tú bañera… Es pequeña - sonriendo y acercando unos pedazos de pizza para comer.

-Ummm… está muy buena - Darla comiendo un gran trozo.

-¿Cómo conociste a Sabrina?- mientras comía también.

-¿Por qué preguntas eso?- asombrada y bebiendo un trago de cerveza.

-¿Por qué no me has contado?... tú le gustas mucho... al menos podría saber toda la historia.

-No sé, nunca pensé que quisieras saber de eso…pero está bien… fue hace mucho…cuando era patrullera - agarrando más pizza - yo estaba en guardia nocturna… esa noche estaba sola.

-¿Y Richard?

-Él no era mi pareja… era un cretino llamado Jack… aunque Richard era mi amigo desde entonces, también era patrullero.

-¿Y? ¿Qué pasó esa noche?- bebiendo un poco de cerveza atenta a la historia.

-Bueno, esa noche yo giré por unas calles conocidas por actividades sexuales… entonces vi que estaban golpeando a una chica… bueno, Sabrina es un poco mayor que yo en realidad…en fin, bajé de la patrulla y quien la golpeaba era su chulo… al parecer ella le había robado - tomando un poco de cerveza - entonces procedí a detenerlo.

-¿Y ella?

-Ella entró en la patrulla también… fui y dejé al sujeto en una celda…para luego la llevarla hasta el hospital.

-¿Eso es todo? eso fue tú trabajo Darla… ¿Qué más pasó?- con mirada inquisitiva.

-¡Vaya! tenemos a la fiscal en acción - sonriendo ante la forma de preguntar de la rubia.

-No te burles… ¿y?- sonriendo ante el comentario emitido.

-Y pasó que estuve en el hospital hasta que le dieron el alta… recuerdo que ella se sorprendió de verme todavía allí… la llevé hasta su casa y le aconsejé que dejara las calles - agarrando otro pedazo de pizza.

-¿Por qué hiciste eso? no te correspondía – confundida.

-No sé Elizabeth… me dio pesar, tal vez su vida no fue fácil y terminó eligiendo el camino equivocado… por eso me comporté así con ella.

-¿Y ella qué hizo?

-Pues…a los días la volví a ver, pero no estaba “trabajando”, estaba de compras y fue cuando empezó su ataque feroz hacia mí… aquello me causó gracia.

-¿Cuándo se volvió te informante?

-Cuando empecé en homicidios…había un caso y Richard estaba ya conmigo… fuimos a Manhattan a buscar un posible testigo y resulta que era ella… pero a persa del lujoso restaurant no había cambiado de vida… luego de eso, ella colaboraba conmigo… aunque siempre consideré que todo su acto seductor era una especie de broma conmigo – sonriendo.

-¿La has visto nuevamente después del beso?- curiosa.

-No… ella cruzó la línea…ya no puede ser mi informante nunca más… además recuerda que ella no me gusta.

-Ahhh… ¿y por qué no? Es muy bonita - sonriendo levemente al escuchar que Darla no la había visto a Sabrina.

-No eres tú Elizabeth… sólo me gusta una mujer y esa eres tú - acercándose para besarla - ahora te toca a ti.

-¿De qué hablas?- sonriendo sobre los labios de su novia.

-Cuéntame de la persona que te volvió tan precavida con las relaciones - alejándose para destapar otra cerveza, percatándose como su novia suspiraba profundamente antes de contestar.

-Yo estaba estudiando en la universidad…él se acercó a mí y rápidamente me sedujo….aunque no lo creas, en ese tiempo yo era muy dulce e ingenua - bebiendo un poco de su cerveza.

-Aun eres dulce…e ingenua en ciertas ocasiones – sonriendo.

-Gracias - devolviendo la sonrisa - mi padre enloqueció, era él yerno perfecto… un abogado con ambición… rápidamente lo conectó con buenas relaciones en el medio.

-¿Y qué pasaba contigo? estabas estudiando derecho… ¡Por Dios! ¿Eres su hija?- indignada por lo que escuchaba

-Mi padre es un hombre muy tradicional y machista Darla…no importaba que yo fuera abogada…él quería un yerno abogado para que entrara en el mundo de la política…cosa que a mí no me interesa - agarrando otro pedazo de pizza.

-¿Y qué pasó?

-Bruce… así se llama… mi padre le puso todo en bandeja de plata… conexiones con congresistas, la corte suprema, todo… él rápidamente me propuso matrimonio… claro todos enloquecimos.

-¿Qué pasó? ¿Por qué no se casaron?

-Porque él aprovecho un viaje que hicimos en familia a Europa y se casó con la hija de un congresista… cuando llegamos, estaba publicado en prensa… fue la peor burla y humillación que he sentido.

-¿Queeeeeeeé?- asombrada y furiosa por lo que escuchaba.

-Así es… mi padre arremetió contra mí, diciendo que yo no sabía escoger mis relaciones… después de eso, regresé a la universidad y comencé mi último año… pero nunca pude sentir confianza en nadie… ¿ahora entiendes por qué soy tan fría? no quiero que se aprovechen de mi… prefiero alejarlos a todos - bebiendo lo último de su cerveza.

 -Ya veo - entristecida por la burla sufrida - pero tu padre no tenía que culparte, es decir nadie puede culparte Elizabeth, él los engañó a todos - deslizándose hasta su regazo - además ahora entiendo ¿Por qué me costaste tanto?- besándola dulcemente.

-Bueno… ahora es diferente - deslizando sus brazos por el cuello de su novia - ahora me doy cuenta, que lo que sentía por Bruce no es ni una milésima de lo que siento por ti… nuestro amor es verdadero y enorme… además las cosas buenas son duras de obtener - pícaramente al pronunciar la última frase.

-Es duro…pero es muy gratificante - besándola profundamente, mientas la deslizaba bajo la espuma para empezar a hacerle el amor apasionadamente.

Capítulo 19
Bajo el mismo techo

Elizabeth sentía cada vez más una necesidad imperiosa de estar junto a Darla día y noche, igualmente la detective,  tenía que sortear su trabajo con su vida privada ya que en muchas ocasiones no le dejaba tiempo de estar con su novia, pues si le tocaba trabajar toda la noche, significaba que no podía compartir con ella, ya que ese era el único tiempo disponible entre semana para ambas.

-Darla, por favor, cálmate -   Peter tratando de tranquilizar a la detective que estaba furiosa.

-¿Cómo quieres que me calme?… ¡ese idiota de Smith contaminó la escena del crimen! -   levantando las manos.

-Pero no todo está perdido…tengo la esperanza de encontrar algo que funcione… sólo dame tiempo - contestó pasando a su escritorio.

-Tengo un homicida atacando a niños… ¡niños! Peter, no tengo tiempo - tomando unos documentos con la mano.

-Voy a hablar con mi equipo para que tome tu caso prioritario.

-Avísame cuando tengas algo… ¡te juro que esta vez  quiero matarlo! - cerrando uno de sus puños.

-Doctor Straatman, mañana tiene que declarar en la corte - Elizabeth entrando abruptamente a la oficina, pero cuando vio a su novia furiosa quedó fría - Hernández, ¿te encuentras bien?- con preocupación.

-No - contestó secamente.

-Morris lo recuerdo, es sobre el caso Jarred….no te preocupes allí estaré.

-Nos vemos Peter -   Darla saliendo de la oficina.

-Yo también me marcho - marchándose apresurada detrás de su novia

- Espera Darla, ¿Qué tienes?- deteniéndola en el pasillo.

-Lo siento…es que…Smith contaminó la escena del crimen - con frustración.

-¡Queeeé!… Dios… ven - cuando llegó el ascensor - vamos a dar una vuelta ¿quieres?

-No…debo trabajar - tristemente entrando en el ascensor con su novia.

-Vamos a mi oficina - cuando llegaron a su piso se toparon con Johnson.

-Morris necesito reunirme contigo urgentemente.

-Lo siento, ahora debo reunirme con Hernández, te avisaré cuando termine - llegando hasta su oficina y cerrando la puerta con llave una vez que entraron.

-Esto es una pesadilla - sentándose en una de las sillas de la oficina de su novia.

-Entiendo tu frustración… pero no debes reaccionar así, tal vez el doctor Straatman consiga una evidencia limpia -  acercándose a su novia y acariciando su cabello.

-Son niños Elizabeth… ¿cómo quieres que reaccione?- en tono de derrota.

-Hey... nada de derrotas, tú eres un detective increíble, además muy astuta, estoy segura que vas a resolverlo sin que otro niño muera -  agachándose para ver el rostro de Darla.

-Te amo - sonriendo para levantarse, acción copiada por la rubia - y te extraño -   deslizando sus brazos por la cintura de su novia - además tengo problemas para dormir.

-Es por el caso… no debe ser agradable estar sola en casa.

-¿Por qué no te quedas conmigo?

-Ummm… ¿estás segura?-  dudando de la situación.

-Sí… además si estás en casa me esforzaré el doble tan sólo por regresar - besándola rápidamente - no veo la hora de compartir contigo - sonriendo

-Yo tampoco -  devolviendo el beso

-Toma -  entregándole las llaves de su casa

-¿Pero y tú?- preguntó notando que si ella se llevaba las llaves como entraría Darla.

-Yo tengo una copia en mi escritorio.

-Entonces esta noche recuerda que estoy en tu casa.

-No te preocupes - sonriendo con más ánimo.

Ya cerca de las 12:30 am Darla decidió ir a su casa, dejó a Smith trabajando a regañadientes y se marchó, las calles estaban solas y el frío estaba desapareciendo rápidamente con la llegada de la primavera; en el trayecto su mente continuaba trabajando, entrelazando los datos del caso que ya tenía dos pequeñas víctimas; nunca le gustó trabajar en casos de víctimas menores y la brutalidad del mismo la atormentaba; cuando llegó a su apartamento observó que Elizabeth se encontraba estacionada en su lugar, sonrió al confirmar que ella estaba allí, se dispuso a estacionarse en el puesto de Chuck, ya que él por el momento no poseía vehículo.

Entró a su apartamento en silencio, percatándose al instante que Elizabeth había encendido la calefacción, luego colgó su abrigo en el perchero y fue directamente a la habitación para observar a la rubia dormida debajo de sus sábanas, sintió alivio de tenerla allí, no despertaría en una cama fría; empezó con sigilo a quitarse el arma y su placa para colocarla en la gaveta de su mesa junto a su cama, luego decidió buscar su ropa para cambiarse, pero Elizabeth despertó.

-Llegaste… ¿Qué hora es?- preguntó somnolienta

-Duerme, es tarde….son la 1:10am - en voz baja.

-Es tarde - ratificó levantándose para ir con la detective - ven déjame ayudarte -   mientras se giraba al frente para desabotonar su camisa y quitársela.

-Gracias - sonreída.

-¿Y Smith?- preguntó depositando la camisa en la cesta del baño.

-Se quedó trabajando muy a su pesar - cambiándose la ropa para ir a dormir.

-¿Cómo va el caso?-   bostezando y deslizándose en la cama con Darla

-Bueno estamos casi en punto muerto a decir verdad….pero no quiero hablar de eso -   abrazándola.

-Lo siento…me gusta tu casa.

-A mí me gusta más cuando estás aquí…..sé que en estos días no he podido estar contigo.

-Es por el trabajo…no te sientas mal, además hoy estás aquí -cerrando sus ojos - déjame disfrutar de tus brazos -   para volver a dormir.

-Te amo - susurró para dormir también.

Elizabeth despertó y observó a Darla noqueada literalmente en la cama, se deslizó suavemente y se percató que eran las 7am, fue al baño para lavarse y luego se dirigió a la cocina para hacer el café, cuando volvió a la habitación notó el cansancio de su novia, ella sabía que este caso la atormentaba, deseó que acabara rápido y atraparan al responsable de esas atrocidades. Se desplazó hasta la mujer durmiendo y empezó a levantarla muy a su pesar, pues sabía que tenía que descansar un poco más.

-Darla…levántate son las 7am - en voz baja para no alterarla.

-Ummm… ¿ya es hora?- preguntó con voz rasposa.

-Sí… levántate, estoy haciendo café – sonriendo.

-Está bien - levantándose para ir al baño, luego de ducharse y cambiarse, observó que cerca de su closet había un pequeño bolso - Elizabeth ¿y ese bolso?- entrando a la cocina.

-Es mi ropa…recuerda que anoche traje un poco - llegando  a su lado para entregarle una taza de café.

-¿Y por qué trajiste tan poca?

-Porque era para una noche.

-Pues deberías traer más - tomando un sorbo de café.

-¿Cuánta quieres que traiga?- preguntó curiosa.

-Toda.

-Espera un momento… ¿me estás pidiendo que vivamos juntas?-  Elizabeth asombrada

-Sí… te estoy pidiendo que vivas conmigo - con enorme sonrisa

-Pero Darla…yo no puedo dejar mi apartamento de Manhattan.

-¿De qué hablas? podemos darle una vuelta cada semana…o es que… ¿No quieres vivir conmigo?- en pánico.

-Claro que quiero…de hecho anoche fue maravilloso llegar aquí y esperarte en la cama -   besándola.

-¿Entonces?- expectante.

-Entonces… esta tarde traeré toda la ropa que pueda de Manhattan - sonriendo.

-Perfecto.

Como fue acordado esa tarde Elizabeth fue a su apartamento y sacó gran parte de su ropa para llevarla a casa de Darla, allí se dispuso a colocarla en el closet de su novia, organizando todo, sonrió al ver sus ropas entrelazadas; sabía que era un paso muy importante y definitivo en su relación, estaban por iniciar la convivencia y esperaba que fuera igual de maravillosa que su relación lo había sido hasta ahora.

-Hey…vine lo antes que pude - al entrar a su casa encontrándose a la rubia en la cocina.

-No tenías que darte tanta prisa… sólo te indiqué que ya había colocado mi ropa en tu closet -   acercándose para besarla

-Nuestro closet - aclarando con enorme sonrisa - también hablé con Chuck para saber si podía estacionarme en su puesto de estacionamiento.

-Tienes razón es nuestro closet……y ¿Qué te contestó?

-Bueno, te envió sus saludos y nos felicitó por este paso que estamos dando, luego me dijo  que me estacionara allí todo el tiempo que desee… ahora muéstrame nuestro closet.

-Ven - tomando su mano y conduciéndola hasta la habitación, aquí abrió las puertas - ¿Qué te parece? Acá...

-¡Magnífico! - con gran sonrisa, observando cuan meticulosa fue su novia colocando la ropa - ¿tienes miedo de esto?- deslizando sus brazos por la cintura de la rubia mientras apoyaba su mentón en el hombro.
 
-No - girándose en brazos de su novia - estoy emocionada y feliz de estar aquí contigo…te amo tanto - finalizando sus palabras con un profundo beso - ¿Por cuánto tiempo crees que podamos seguir ocultando nuestra relación en el trabajo?

-Sabes una cosa, en este momento no tengo ningún impedimento para decirlo todo.

-Pero mi familia también lo sabrá, y tengo miedo de su reacción…- con temor evidente en su voz.

-Sé que habrá problemas pero a mí no me importa si continúo a tu lado – sonriendo.

-Tienes razón…pero quisiera esperar un poco antes de contar todo.

-Está  bien….no te presionaré.

Luego de dos semanas de revisar viejos archivos sobre pedófilos, Darla consiguió varios sospechosos, con la ayuda de Peter logró indicar con una prueba forense al responsable y finalmente fue arrestado. El Capitán alabó el gran trabajo realizado por ella, aunque no fue igual con su novato compañero. Con el caso cerrado, ambas mujeres se enfocaron en el paso dado.


Capítulo 20
Angustia

La convivencia había sido exitosa después de tres meses, estaban perfectamente acopladas, más de lo que ellas imaginaron; llegar a casa y compartir la intimidad del hogar era único para ambas, convirtieron a Prospect park en su refugio, aquí podían compartir libremente sin preocuparse de ser vistas por alguno de sus compañeros, revelando su secreto de amor. Pero la familia de Elizabeth estaba haciendo presión por saber que ocurría con ella, pues cuando la llamaban a su casa ella nunca estaba, mil excusas fueron dadas, pero ninguna creíble para sus seres queridos.

-¿Qué demonios te sucede Smith?- Darla saliendo de su auto al frente de la estación de policía, dirigiéndose al novato engreído

-No me sucede nada…sólo quiero llevar a Morgan hasta las salas de interrogatorio… no entiendo tu actitud- con sus brazos abiertos.

-No vas a llevar a Morgan, él es extremadamente peligroso y muy astuto… tú lleva a Jackson, recuerda que ambos se odian y han tratado de matarse varias veces.

-Yo puedo con Morgan… ¿piensas que soy débil?- tercamente.

-Sabes lo que te digo… llevarás a Morgan si es lo que quieres…pero te recuerdo que es muy astuto.

Smith conducía a Morgan, que media aproximadamente 1.85mts y pesaba alrededor de 120 kilos, notoriamente más grande y fuerte que el menudo detective. Mientras se dirigía hacia las salas de interrogatorio con su gigante sospechoso, Darla que venía detrás con Jackson un hombre de contextura semejante a la de Tony, se detuvo para conversar con su ex – compañero.

-Hey…Richard te necesito para que interrogues a Morgan - mientras Jackson la esperaba esposado a su lado.

-Está bien - ¿quién lo lleva a la sala?

-Smith…insistió - pero al instante pudo escuchar un grito provenir del fondo del piso, cuando observó hacia el lugar se percató que Morgan no tenía sus esposas y estaba apuntando con un arma a Jackson, de inmediato ella gritó, llevando su mano hasta su arma - ¡ALTO! - pero al instante escuchó una detonación procedente del arma de Morgan, empujó a Jackson hacia las mesas adyacentes para protegerlo, pero esta acción hizo que el proyectil impactara en su brazo derecho, no se percató que tres detonaciones más fueron realizadas impactando fuertemente en su pecho, haciendo que se desplomara hacia adelante totalmente inconsciente.

-¡NO! - gritó Richard, pero escuchó dos detonaciones más que le impidieron salir de su escritorio para ayudar a Darla que se encontraba en el piso sangrando.

-¡Todo despejado! -  gritó otro detective.

-¿Está muerto?- Richard salió de su escritorio y observó a Morgan desplomado en el suelo.

-Sí…logré dispararle en el pecho - respondió el detective.

Mientras tanto en la oficina de Straatman…

-Morris, no hay manera de que desestimen la evidencia yo te aseguro que la defensa no puede contradecirme - contestó Peter.

-Eso espero doctor, la defensa ya dejó en duda las declaraciones de los testigos.

-Doctor… ha ocurrido una tragedia - un ayudante forense entrando abruptamente a la oficina.

-¿Qué sucede?- Peter notoriamente preocupado.

-Hubo un tiroteo en 4to piso y la detective Hernández se encuentra herida, además hay que recoger el cadáver del tirador.

Las piernas de Elizabeth fallaron y de no ser por Peter habría llegado al suelo, empezó a sentir su corazón dolerle y acelerarse a la vez, las lágrimas empezaron a salir sin control, no podía articular palabra, su rostro reflejaba angustia.

-¡Dios míos!…tráeme agua rápido - indicó al ayudante con Elizabeth en sus brazos -  Morris, por favor cálmate…  dijo que está herida, cálmate.

-Pero - tratando de respirar - yo…me muero sí… - pero no término sus palabras porque el doctor la interrumpió.

-Tú te mueres sí algo le pasa - notando como Elizabeth se giraba hacia él en total sorpresa - yo lo sé Morris…tú y Hernández desde hace meses que están juntas, vi cuando se besaron apasionadamente en las afueras de la estación en diciembre, te juro que fue accidental -   afablemente el doctor.

-¿Doctor pero?- nuevamente fue interrumpida.

-Mira ya llegó el agua - al notar que su ayudante llegó con la encomienda - tómatela - entregándole en vaso - Roy sube inmediatamente con el equipo forense, enseguida voy -   para ver como el joven salía apresuradamente de la oficina - ven Morris vamos a subir y cálmate, estoy seguro que sólo se encuentra herida - observando cómo Elizabeth asentía con la cabeza tratando de calmarse. Ambos se dirigieron hasta el ascensor para subir y ver lo que había sucedido.


Capítulo 21
Verdad

-¡Llamen a los paramédicos! - gritó Richard a sus compañeros mientras se acercaba a Darla,  girándola en sus brazos, ella se encontraba herida en su brazo pero por fortuna los otros impactos se estrellaron en su chaleco antibalas; empezó a soltarlo y luego esperó a la reacción que se avecinaba; despertó como si fuera una pesadilla, empezó a girarse con la cara muy roja por falta de aire, trataba con desesperación de quitarse el chaleco - ¡DARLA CÁLMATE! - gritaba, intentaba sostener sus brazos pero no lo lograba, ella seguía en su acción desesperada, notó la llegada del doctor Straatman - Peter ayúdame - nervioso.

-Espera - indicó el doctor para agacharse, dejando a Elizabeth perpleja con lo que estaba observando - Darla ya pasó - mientras colocaba sus manos con fuerza en sus hombros, poco a poco la reacción explosiva de la detective fue mermando y empezó a tomar respiraciones más calmadas, mientras su brazo continuaba sangrando - ¿Por qué no han llamado a los paramédicos?- haciendo ahora presión con sus manos en el brazo sangrante para detener la hemorragia.

-¡Aquí están! - gritó uno de los detectives.

Cuando los paramédicos llegaron trabajaron con Peter para detener la hemorragia y estabilizar a Darla, luego fue sacada del lugar para ir directamente al hospital. Había gran revuelo en el piso, ya que nunca se presentó  una situación así, Smith se encontraba petrificado en una esquina, Jackson fue llevado a una celda, el Capitán estaba furioso, el equipo forense estaba levantando toda la escena y Elizabeth se encontraba llorando desconsoladamente en su oficina, escondida para que no la observaran, cuando logró finalmente calmarse decidió tomar su bolso y salir directamente hasta el hospital, debido al gran revuelo nadie se percató de cuan afectada se encontraba, fue Peter el único en notarlo.

-Espera Morris… ¿a dónde vas?- preguntó el doctor acercándose

-Al hospital…no puedo quedarme sin saber cómo está -   notablemente afectada.

-Déjame ir contigo.

-Está bien, lo esperaré en mi auto.

-Enseguida bajo -  para ir a dar instrucciones a su equipo.

Cuando llegaron al hospital, empezaron a preguntar por la detective, finalmente la encontraron y su médico fue directamente hasta ellos a darle los pormenores de su salud.

-Buenas tardes, soy el Dr. Martin, ¿ustedes son familiares del paciente?- preguntó.

-Soy su médico tratante, mi nombre es Peter Straatman Jefe de Medicina Forense.

-¿Usted es forense? ¿Cómo puede ser su tratante?-   intrigado el Dr. Martin

-Darla odia ir a los hospitales y por eso ella es el único paciente vivo que trato.

-Bueno...pensaba que había escuchado todo - sonriendo - ¿y usted?- pregunto dirigiéndose a la Elizabeth.

-Yo soy su novia… mi nombre es Elizabeth Morris.

-¿Usted es Elizabeth?- con asombro el Dr. Martin.

-Si ¿por qué?- extrañada

-Porque la paciente no paró de mencionar su nombre mientras la estabilizábamos… siempre la estuvo llamando - luego de pronunciar sus palabras observó como la rubia empezó a llorar, notando como el Dr. Straatman la tomaba en sus brazos para consolarla - lo siento yo no quise que se pusiera así.

-No se preocupe Dr., Por favor, díganos ¿Cómo está?- contestó Peter.

-Está bien…debo indicar que el paciente presenta una herida limpia de bala en su brazo derecho, no compromete la motricidad del miembro, por otra parte presenta politraumatismos en su pecho producto de los impactos, para el día de mañana se dará el alta, hoy debe pasar la noche aquí.

-¿Eso quiere decir…?- preguntó insegura la rubia, secando sus lágrimas.

-Eso quiere decir que está bien, su herida del brazo sanará y su pecho también -   Peter sonriendo a Elizabeth.

-Así es - afirmó el Dr. Martin - ella está consciente, ¿desea verla?

-Sí.

-Entonces acompáñeme -  conduciendo a la rubia a hospitalización de urgencias.

-Hey, Peter - Crowe entrando en ese instante a la sala de espera de urgencias acompañado por el Capitán - ¿sabes algo?

-Ella está bien, su herida en el brazo fue limpia, sólo tiene los golpes del chaleco es todo…mañana le darán el alta -  dirigiéndose a los hombres notoriamente preocupados

-¿Esa que acaba de entrar no era Morris?- preguntó el Capitán.

-Sí, era ella.

-¿Y por qué entró?... ¿No me digas que va a buscar una declaración?- Richard molesto.

-No, ella no vino para eso - pasando la mano por su cabeza, dudando si debía o no revelar el secreto de las amantes.

-¿Entonces vas a decirlo de una vez Straatman?- preguntó inquisitivamente el Capitán.

-Bien ¿cómo decirlo?- acariciando su barba aun en duda.

-¡Dilo de una vez! -   el Capitán exaltado.

-Ellas mantienen un romance Capitán - con nerviosismo, observando cómo ambos hombres estaban completamente perplejos.

-¿De qué diablos hablas?- Richard en completa confusión.

-Exactamente lo que escuchas…ellas mantienen una relación romántica desde hace varios meses… son como novias - aclaró.

-¿Desde cuándo lo sabes?- el Capitán  muy serio.

-Yo…yo las vi coquetear una vez en mi oficina, pero el día de la reunión anual del departamento, yo llegué tarde y vi cuando ambas se besaron a las afueras de la estación, luego se marcharon juntas sonrientes, supongo que están juntas más o menos desde esa fecha.

-¿Eso fue hace casi 7 meses?- Richard sentándose en una de las sillas de espera, en completo asombro.

-Bien…en este momento lo importante es la salud de Hernández -   el Capitán luego de unos minutos de silencio - ¿supongo que Morris cuidará de ella durante el reposo?

-Supongo que sí - afirmó el doctor.

-Está bien, indícales que cuando le den el alta a Hernández me avise el tiempo de reposo, dile a Morris que no hay inconveniente con su permiso… lo de su relación lo hablaremos cuando se reincorporen -  dirigiéndose a los hombres para luego marcharse.

-Hey… ¿Richard estás bien?

-¿Por qué no me lo dijo?-  con tristeza.

-¿Tu le habrías contado si algo así te sucede?-  sentándose a su lado.

-¿Qué dices?...Morris es bellísima - girándose para ver a Peter.

-Es una mujer muy bella…pero… una mujer, Richard.

-Tienes razón -   entendiendo el punto.

Elizabeth caminó junto al Dr. Martin hasta llegar a una habitación, en ella se encontraba su novia recostada en la cama con un cabestrillo en su brazo herido viendo hacia la ventana con un semblante de preocupación.

-Hernández, aquí está tu novia - el Dr. Martin sonriendo al entrar a la habitación, observando cómo a su paciente se le iluminaba el rostro.

-¡Elizabeth! - con total sorpresa.

-He estado muy preocupada - caminando directamente hasta Darla y abrazándola llorando en su hombro no herido.

-Las dejo - indico el Dr. Martin y salió.

-Cálmate….estoy bien….no llores - acariciando su espalda con la mano libre.

-Tenía miedo de que -   levantando su rostro per fue interrumpida.

-Pero nada pasó, seguí tu consejo de usar chaleco -   sonriendo.

-Tú brazo está herido -   Elizabeth colocando su mano en la mejilla de la detective.

-El brazo sanará….y con tus cuidados más rápido de lo que imagino - secando las lágrimas de su novia.

-Me sentí morir cuando supe la noticia -   tratando de contener sus lágrimas

-Esto viene con mi trabajo…siento mucho haberte preocupado - acariciando el cabello de Elizabeth

-Si…yo sé que viene con tú trabajo…pero fue horrible…imagina si algo así me sucediera… ¿Cómo reaccionarías?

-Creo que moriría en el acto… sabes algo, yo voy a cuidarme mucho para evitarte otra situación similar, te lo prometo – abrazándola.

-Está bien, confió en tu promesa -  correspondiendo el abrazo.

-El Dr. Straatman sabe de nuestra relación.

-No me molesta que le hayas dicho – sonriendo.

-Yo no le dije Darla…él ya sabía…de hecho nos vio cuando nos besamos afuera de la estación en diciembre - soltando el abrazo.

-¿Quéee?..¡vaya con el doctor! -   con asombro. 

-Sí…ahora supongo que ya todos saben.

-No te preocupes…ya saldremos de esta.

-No estoy preocupada, legalmente no pueden hacernos nada…sólo prohibirme llevar tus casos es todo -  más calmada.

-¿Quéeee?... Elizabeth, ¿entonces por qué no querías decir nada?... yo pensé que nos separarían – asombrada.

-Porque soy una cobarde – sonriendo.

-No eres cobarde… además eso es una tontería, yo puedo contarte mis casos en la casa -   sonriendo para luego atraer a su novia y abrazarla muy fuerte.

Richard y Peter llegaron a la habitación cuando estaban abrazadas, Crowe sentía tristeza y rabia por el engaño de su amiga, pero al ver la escena se enterneció, ver la ternura del abrazo le dejó claro que ambas estaban profundamente enamoradas, no quiso tocar el tema, pues ya habría tiempo para eso.


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