Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La chica de los ojos negros - Magu


Capítulo 1


Era observada y  no se daba cuenta que a lo lejos, una niña de ojos negros, tan negros como la noche, la veía; ya hacía casi una semana que Camila se había mudado a ese barrio. Su padre aceptó el trabajo como gerente del banco en ese pequeño lugar, al norte de la capital. Con tan sólo 11 años, Camila ya dejaba en evidencia la hermosa mujer en la que se convertiría, sus ojos azules como el cielo cautivaban la admiración de muchos, no eran muy comunes los ojos de ese color.


Justo al cumplirse la semana de mudarse, las clases daban inicio, esto no era motivo de angustia  en lo absoluto para Camila, ya que aparte de hermosa, era una niña muy inteligente y así fue, al entrar a clase, fue el objeto de muchas miradas, pero sólo una llamó su atención, unos ojos negros, esa mirada profunda, era ella, la niña que vivía al lado de donde se había mudado. La veía de vez en cuando, siempre sola, sentada en la vereda, siempre con un libro en la mano, miró a su alrededor y todos estaban sentados en pareja, la única carpeta libre era la de esa niña. Después de una corta presentación por parte de la profesora le indicó que se sentará junto a esa niña, el resto de la mañana transcurrió sin más novedades.
Casi todos los niños ya se habían presentado. Todos querían ser sus amigos, casi todos, menos la niña que estaba sentada a su lado, ella no le dirigió ni una sola palabra. Camila siempre era alegre, conversadora, en menos de una semana, ya era amiga de casi todo el colegio, pero aun no podía entablar conversación con Alexandra o Ale como casi todos la llamaban. A diferencia de Camila, Ale siempre estaba callada, sola, a un lado, no molestaba a nadie y nadie la molestaba a ella. Lo que Camila no sabía, era que Ale siempre la estaba observado desde que llegó al pueblo, siempre la estaba viendo de lejos sin atreverse a dar el primer paso, sin atreverse a entablar  una conversación; pero toda cambiaría una tarde. Tarde que Ale nunca olvidaría hasta el día de hoy.
Camila salió como de costumbre a caminar cerca de su casa, siempre se decía que el ejercicio era bueno para el alma. Eran como las 5:30 pm. Habían pasado más de 2 meses desde que se había mudado y aprendió a querer ese lugar. Si bien no era como estar en la capital era un lugar tranquilo y eso le gustaba. Su lugar preferido era la playa porque era tranquila y a pesar de que ya no hacia tanto calor aun así le gustaba ir. La playa no quedaba a más de 6 cuadras de su  casa, muy cerca; mientras caminaba y disfrutaba de la tarde y con la velocidad que iba estaba segura de que llegaría a las 6.00 pm o tal vez antes.
Cami era una niña muy soñadora en ocasiones parecía  que soñaba despierta y eso era lo que hacía  en ese momento, tan concentrada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que justo cuando  comenzaba a cruzar la pista un auto se le acercaba  muy rápidamente, lo único que pudo sentir fueron unas manos que le aprisionaron las cintura y la jalaron con fuerza cayendo a la vereda, pero cayendo encima de alguien, con los ojos cerrados y con los latidos de su corazón a mil, sólo alcanzó a escuchar una voz que repetía lo mismo, primero no la comprendió, pero al abrir los ojos al fin pudo entender de quien era la voz y que era lo que le decía
-¿Estás bien? ¿Te duele algo? - Cami miraba esos ojos negros que le inspiraban curiosidad, en muchas ocasiones, pero que en ese preciso momento, la miraban preocupados, afligidos, tiernos.
-Sí, Sí estoy bien, gracias - Era Ale, que al percatarse de lo que podría suceder actuó lo más rápido que pudo y ahí estaban las dos niñas, una encima de la otra, aun aturdidas por el ruido del auto que  pasó a su lado, la primera en reaccionar  fue Cami al ponerse de pie vio como el brazo de Ale sangraba, se había lastimado cuando cayó al suelo,
-¿Te duele? Cuanto lo siento, por mi estás herida, vamos a mi casa y por favor, deja que te cure
-No es necesario, todo está bien, yo estoy bien, sólo es un raspón - pero tanto fue la insistencia de Cami que a Ale no le quedó más salida que ir con ella. Y así fue como se conocieron, como se hablaron y como inicio una amistad tan bella como lo eran ella dos.

Han pasado 5 años desde que Cami y Ale se conocieron. Años en los cuales su amistad creció como ellas, años en los cuales Ale terminó enamorándose irremediablemente de su mejor amiga, las dos ya con 16 años se habían convertido en las jovencitas más guapas del pueblo. Camila, era una joven, alta, delgada, piel blanca, una figura perfecta, sus cabellos castaños y sus ojos azules la convertían en irresistible para la mitad de los jóvenes del pueblo, pero Alexandra no se quedaba atrás. Sí Cami media 1.70 pues Ale media 1.78, blanca, cabellos negros como sus ojos, tenía una belleza muy misteriosa.
Las dos siempre estaban juntas, compartían secretos las dos, descubrieron casi al mismo tiempo que les interesaban las chicas, la primera en confesar fue Cami… Cuando sintió que se había enamorado perdidamente de la maestra de historia, luego Ale fue la que confesó, más nunca le dijo que era  lo que sentía por ella, era  el último año del colegio y las dos planearon viajar juntas a la capital y estudiar juntas en la misma universidad, aunque diferentes carreras. Camila  sería doctora mientras que Ale estudiaría periodismo, todo el tiempo en que se conocían, la amistad que sentían la una por la otra era muy grande,  juraron que nunca nadie las separaría y así sería hasta  el final, aunque la que más sufría era Ale que estaba perdidamente enamorada de Cami. Muchas veces quiso confesarle lo que sentía, pero en su corazón sabía que no sería correspondida nunca.
 - Entonces ya tienes todo arreglado- dijo Camila.

- Pues si ya todo está listo para irnos al fin.

-Algo me dice que en la capital encontraremos al fin el amor.

- ¿Tan apurada estás por enamórate Cami?

-Pues quien no lo está en esta vida, todos queremos amor o me dirás que tu no lo quieres.
- Pues la verdad, es que hace mucho yo encontré el amor en ti -
Esas palabras salieron de su corazón sin que Ale pudiera hacer nada al respecto, amaba a Camila, eso era claro y aunque nunca lo reconoció abiertamente, ese día no pudo callar más, ante la declaración inesperada, Camila  quedó sorprendida, quería a su amiga, de verdad que la quería, pero no de esa manera ¿Y ahora que tendría que hacer, disimular, hacer de cuenta que no escuchó nada? ¿Qué? 
Para Ale las cosas no eran nada fáciles, ya había soltado eso y no se retractaría para bien o para mal, no lo haría. Ya llegó hasta ahí, así que era el momento,  ahora o nunca

-Así que ya encontraste el amor en mí, pero yo me refiero al amor de pareja, no al de hermanas, ¿comprendes? – dijo Camila

Ale podía seguirle la corriente, la mirada de Cami le suplicaba que no dijera más, pero todo estaba dicho.

- Pues  sí, pero no te amo como hermana, yo estoy enamorada de ti y antes de que me preguntes desde cuando te diré que te amo desde la primera vez que te vi cuando llegaste al pueblo y todo este tiempo sólo sirvió para confirmarme que te amo más día a día, no lo puedo evitar y antes de que quieras  salir con tu discurso de que me quieres como hermana y bla blá. Sólo te digo que lo sé, yo lo sé, no espero más de lo que me das, sólo quiero que me tengas en cuenta, tal vez un día, puedas mirarme con otros ojos, hasta entonces seré lo que quieras que sea, tu hermana, tu madre, tu prima incluso tu Cupido personal, sólo no te alejes, por esto- soltó Ale de corrido

Camila quería decir que sí, que todo estaba bien, pero no pudo, no podía enfrentar los ojos suplicantes de su mejor amiga, de su hermana. Ella hubiera dado lo que fuera por hacerla feliz, pero al final era ella quien   la  hacía sufrir. A su mente se le venían todos los momentos que pasaron juntas, Ale siempre fue tan protectora, nunca dejaba que la lastimaran, siempre la hacía reír cuando estaba sola, cuantas veces le ayudó con alguna que otra chica que le gustaba, cuanto sufrimiento se guardó para sí, cuanto soportó,  y ella sin darse cuenta ¿Qué clase de amiga había sido que no podía ver en esos ojos negros tan tiernos el dolor que se guardaban? ¿Cómo se le pudo pasar eso? ¿En qué momento pasó?, pero no era el momento de reproches. Ale ya había sufrido demasiado y no permitiría que sufriera más, no si en sus manos estaba que eso no sucediera de nuevo.
-Pero eso no era lo que quería decir, sólo quiero saber por qué no lo dijiste antes, ¿Por qué callaste?  yo podría haber…. - quería decir algo pero Ale la silenció con un fuerte abrazo.

- ¿Podrías que?  ¿Salir conmigo? ¿Tratar de enamorarte de mí? vamos Cami parece que se te olvida con quien hablas… yo te conozco más que nadie y si supiera que hubiera tenido alguna oportunidad ¿No crees que te lo hubiera dicho? ¿Qué no crees que hubiera intentado algo? No amiga, no mi amor, tu no me amas, me quieres más nunca me amarías, soy tu hermana después de todo ¿No?.
No podía quedarse ahí sin hacer nada, Ale estaba sufriendo pero hasta en ese momento de dolor para ella, hasta en ese momento la estaba consolando,  trataba de hacerla sentir mejor, menos culpable. Tenía que hacer algo y no se le ocurrió mejor idea que acercarse a ella, acariciar su rosto, Ale la miraba fijamente, quieta, como sabiendo que es lo que sucedería y cuando al fin estuvo a punto de besarla Ale se apartó, la miró, sonrió, pero una sonrisa honesta, real.

- No lo hagas, quiero tu amor, no tu compasión - dicho esto, se fue dejando a Camila sola con sus pensamientos “quiero tu amor no tu compasión” en vez de hacer que se sintiera mejor había arruinado todo, la ofendió, cómo se le ocurrió que podría hacer eso, Ale la conocía mejor  de lo que ella se conocía, la lastimó dos veces, la primera sin querer, por ignorar, lo que ella sentía y ahora tratando de besarla por compasión, no era justo para Ale, ella se merecía más.
No se pudo aguantar  y lloró,  amaba Ale de verdad, que sí, pero como amiga,  no mejor dicho  como hermana, ella era su alma gemela, lo sabía, pero no era el amor y tal parece que Ale lo tenía más claro que ella misma.

Por otra parte Ale, caminó hasta la playa, se sentó en una roca donde tantas veces ella y Cami se habían sentado para ver el atardecer, incluso un par de veces el amanecer, no se sentía mal, al contrario se sentía aliviada, al fin pudo sacar lo que sentía, ahora sólo quedaba seguir adelante, sólo quedaba tratar de ser feliz, ella y tratar  que Cami también lo fuera, aunque tuviera que ser en los brazos de otra mujer.

No pasó mucho tiempo desde el día, en el cual Ale confesó todo lo que sentía  por Camila, las dos aun seguían siendo las mismas amigas de siempre. Ale no tocó el tema de nuevo y Camila no se atrevía tampoco y aunque trataba por todos los medios de no pensar más en el tema, la idea de que Ale estuviera sufriendo por ella la agobiaba, no la dejaba seguir en paz. Aunque frente a ella disimulaba muy bien. En el tiempo que les quedaba en el pueblo Cami no salió de nuevo con otras mujeres, no quería lastimar más a su amiga, no la amaba, pero trataría de hacerlo, trataría de enamorarse de ella,  Cami se dio cuenta que hasta este momento nunca pensó en los sentimientos de Ale, todo el tiempo era ella, quien estaba pendiente de ella y triste reconoció que la mayor parte de sus momentos felices por no decir todos ellos, fueron gracias a Alexandra. Nunca la dejó sola, siempre decía o hacía lo justo para hacerla feliz, así que le tocaba a ella tratar de hacerla feliz y se esforzaría en enamorarse. Ella merecía el esfuerzo.

Alexandra conocía muy bien a Camila y aunque no decía nada, se daba cuenta del esfuerzo que esta hacía por  amarla de otro modo que no fuera como una hermana, lo notaba en la forma en que comenzaba, como la empezaba a  tratar, los detalles, que se preocupaba por darle, la mirada coqueta que de vez en cuando le regalaba, agradecía para sí, el esfuerzo de su amiga, pero sabía que no tendría ningún resultado al fin, el amor no se impone y el amor que Camila sentía por ella sólo era fraternal, ya se estaba resignando que si no la tenía como amante al menos como hermana la tendría para toda la vida. Así fueron los últimos meses,  Camila luchando por amar a su amiga sin resultados,  a pesar de que Alexandra era una joven fascinante, a pesar de eso, no lograba amarla y Alexandra resignándose, cada día más.

Las dos se graduaron al fin, ya solo faltaba 2 días y viajarían para la capital e iniciarían su vida universitaria juntas. Los padres de las dos en un esfuerzo único compraron un departamento para las dos para que vivieran juntas como siempre soñaron desde niñas. Era su último fin de semana en el pueblo, así que planearon  salir, pasar el resto del fin de semana  juntas y despedirse como se debe de su amado pueblo que tantas alegrías les dio desde niñas. Era viernes por la noche, los padres Camila viajaron como era costumbre por negocios, dejando sola a su hija con la compañía de su nana, eran como las 8.00 pm cuando el timbre  sonó, Cami sabía que era su amiga, aun no estaba lista, siempre se demoraba, aun no se ponía la ropa y recién salía de la ducha. Carmen, la nana fue quien abrió la puerta para encontrarse con el rostro risueño de Alexandra.

-La niña aun no está lista, pero sube, está en su cuarto, yo estaba de salida- dijo Carmen

-Gracias nana.

-No salgan hasta tan tarde, las veo mañana, niñas - y se fue dejando a la joven de los negros ahí, ¿Cómo no hacerlo? Alexandra ya era como de la familia, subió las escaleras hasta el cuarto de Camila, la puerta estaba entreabierta, Ale se quedó quieta al ver a Camila envuelta sólo con una toalla, su cuerpo aun estaba húmedo, en la radio estaba sonando la canción de Fito Paez ( El amor después del amor ) no era la primera vez que la veía así, pero ese día en especial estaba tan hermosa, no sabía si salir corriendo o quedarse, se sentía mal por estar viéndola, pero no podía evitarlo, la amaba con toda el alma.  Camila se percató de esa mirada. Caminó hacia ella, era ahora o nunca, Ale trató de irse, pero Camila se lo impidió tomándola por la cintura, luego la atrajo más a ella entrelazando su cuello con los brazos, acercándola más… estaba a punto de darle un beso, pero fue interrumpida por una pregunta, una simple pregunta

- Cami ¿tú me amas? - Las lágrimas de Camila no se hicieron esperar, al ver a su amiga a los ojos, esos ojos negros que tan tiernos la miraban, ella podía poseerla si quisiera en ese preciso momento, pero en vez de eso, sólo le preguntó si la amaba, como mentirle, como decirle que sí cuando no era cierto, no necesito responder.  Ale le regaló una sonrisa, la tomó entre sus brazos, la llevó a la cama, la acostó en ella y la abrazó por la espalda. Cami no decía nada, estaba callada sintiendo los latidos del corazón de su amiga. El rostro de Ale estaba apoyado en el de Camila, unas lágrimas que rodaron por su mejilla desconsolaron a Camila… Hasta ese momento Ale no había llorado delante de ella, pero esta vez lo hizo, lloró ahí la tenia abrazada, muy fuerte de la cintura y lloró… así permanecieron toda la noche, se quedaron dormidas juntas, la primera en despertar fue Ale, aun tenía a Camila por la cintura, se despegó de ella con cuidado, no quería despertarla, vio el reloj recién eran las 4.00 am. Salió de la cama, cubrió a Camila con una sábana y salió, pero antes escribió una nota y la dejó en la mesita de noche bajo las escaleras. Se dirigió al pequeño bar de la sala y se sirvió una copa de whisky, no acostumbraba a beber, pero lo necesitaba, luego de terminar su copa, salió, se fue, no sin antes dar un pequeño vistazo  a su alrededor. Dio una pequeña sonrisa y se fue.

Había amanecido por completo, Camila abrió los ojos,  se encontró sola en la cama, su amiga ya se había ido, recordó por un segundo lo que había pasado la noche anterior, recordó las lágrimas de su amiga y su intento en vano por amarla y al final, sólo terminó lastimándola más, se sentó en la cama, vio la  nota en la mesa, ella se la había dejado, nerviosa la tomó y comenzó a leer

                        Mi querida Camila, mi amada amiga, gracias en
Verdad, te lo agradezco, no sabes cuánto, sé lo que has tratado de hacer, todo este tiempo, sé de tu lucha por lograr amarme y también que todos tus esfuerzos fracasaron y al ver tus ojos me di cuenta que tu amor por mi es grande, pero es un amor de amigas, de hermanas y no me malinterpretes, pero ya es suficiente, no me atrevo a  decírtelo en persona, no puedo, te amo es cierto, pero tu amistad para mi es suficiente, deja de culparte, deja de luchar por amarme, date cuenta que ya me amas a tu modo, pero me amas y con eso me basta, gracias por intentarlo y no te sientas mal por lo de ayer, si es que lloré  sólo fue por ver cuán grande es lo que sientes, por mi trataste, pero no lo lograste y el intento es válido, te enamoraras, lo harás y yo estaré ahí para apoyarte siempre, seré tu amiga, así que sigue adelante y no sigas tratando de hacer algo que no tiene sentido, recuerda que el amor llega sólo, no se fuerza, te lo diré por última vez TE AMO, TE AMO con toda el alma y por ese amor, te dejo ir, ahora,  más tarde que nos encontremos, no tocaremos más el tema, yo no sufriré más y tú serás mi amiga,  espero que comprendas que es lo mejor, tú lo sabes, te espero en mi casa para desayunar no llegues tarde porque ya me estoy muriendo de hambre, así que saca tu lindo trasero de la  cama y ven, te espero TE QUIERO, HERMANA MIA.

Al terminar de leer las lágrimas de Camila no dejaban de caer, como es no poder amarla,  como es que ella la conocía tanto, como es que a pesar de que ella es la que más estaba sufriendo aun sacaba fuerzas para consolarla ¿cómo?. Se limpió las lágrimas, sacó su lindo trasero de la cama como le dijo Ale y fue al encuentro de ese ser tan maravilloso que era su amiga, su hermana, no la amaba, pero siempre se quedaría a su lado, después de todo eran familia.

Tocaron el timbre, una joven abrió la puerta esos ojos negros brillaban, se veía realmente hermosa, al otro lado de la puerta una joven de ojos azules la miraba con tanta ternura, un abrazo fuerte, sincero, sin palabras,  unas sonrisas intercambiadas, no tenían que hablar, seguían abrazadas, si bien el amor de pareja no triunfó esa noche, la amistad sí y por el momento era suficiente para las dos.



Capítulo 2
Han pasado dos años, ya no son unas niñas de 16, ahora son unas hermosas mujeres, han pasado por mucho juntas, están cumpliendo sus sueños. Camila es  una destacada  estudiante de medicina, Alexandra una de las mejores promesas de la fotografía. La vida de las dos era común en algunas ocasiones.
 Camila intentó una relación pero no funcionó, Ale seguía enamorada de ella, un poco más resignada pero aun la amaba, cada una tenía su carrera, su vida todo el día prácticamente se la pasaban separadas pero al finalizar este, cuando llegaban a casa, ahí estaban tan unidas como siempre, eran una familia sólo ellas dos.

En general,  uno de los motivos por el cual las relaciones de Camila no funcionaban era porque la cercanía entre ella y ale, les hacía a sus parejas  dudar que fueran sólo amigas; pero hasta el momento eso no le importaba mucho a Cami, nadie la separaría de su hermana, eso estaba claro. Por otro lado Ale trataba por todos los medios de no interferir en las relaciones de su amiga,  pero era en vano, esa química que tenían ellas dos hacían que se olvidaran de quien estaba a su alrededor. Parecía que cuando estaban juntas creaban un mundo en el cual sólo ellas se comprendían, motivo suficiente para el fracaso amoroso de Cami.
Pero Ale sabía que su mundo perfecto no sería así por siempre, un día Camila se enamoraría de verdad y aunque sabía que su amistad era eterna, también era inevitable la separación, pero ya estaba preparada para ese día por el momento sólo quería disfrutar del tiempo que pudiera tener cerca de su amada.
Era viernes por la mañana, Ale preparaba una maleta ante la mirada triste de su amiga.

- ¿Por qué tienes que ir? ¿Acaso no puedes hacer tu investigación  por internet?-preguntó Camila

- De poder puedo, pero no sería lo mismo, tengo que tomar fotos al lugar, no sólo puedo bajar todo de internet

-Pero te extrañaré, no, ¡Ya te extraño! ¿Qué haré todo el fin de semana sin ti? ¡Mala!-  refunfuñó Cami

-Pues extrañarme aun más, jajaja
Alexandra tenía un trabajo de investigación y para eso tenía que viajar por dos día fuera de la Ciudad, por supuesto que no le agradaba mucho la idea,  no le emocionaba separarse de su amiga aunque sea por un trabajo y en especial ese día tenía un presentimiento muy extraño que le ahogaba el pecho.  Camila estaba sentada en el suelo apoyando su frente en las rodillas,  Ale se le acercó y la abrazó como sí en ese abrazo quisiera unir su alma con la suya; no tenía que decir nada, ella sabía muy bien como consolar a su amiga sin siquiera pronunciar palabra y para Camila era en especial agradable sentir los brazos protectores de su amiga, de su hermana, así se quedaron unos minutos; ya era hora Ale tenía que irse, le dio otro vistazo a su amiga, un beso en la frente y se fue.
Pasaron unas horas ya sentía que la extrañaba, no se habían separado por más de  un día desde que se conocieron, Camila no quería deprimirse, no era el momento de hacerlo; recordó que Pablo, un amigo de la facultad, le contó de un bar nuevo con música en vivo…Pues bien, si extrañaría a su hermana, pues mejor  lo haría con música y una cerveza, al fin y al cabo el fin de semana se iría volando y el lunes en la tarde ya la tendría de regreso.
 Se dio un baño, sacó su vestido negro, el favorito de Ale, ella decía que con ese vestido se veía muy sexy, se soltó el cabello, se miró al espejo, verificó que todo estuviera en orden. No iría a ligar con nadie, pero eso no quería decir que no se viera hermosa.  Llegó el taxi que había llamado hacia unos minutos y partió rumbo al pequeño bar.
Al llegar al lugar, el ambiente era en verdad agradable, caminó de frente a la barra bajo la mirada atenta de los que ahí estaban, era de esperarse, Camila era hermosa y ella lo sabía, pidió una cerveza y fue a sentarse en una mesa al rincón del lugar, sitio donde le permitiría ver quien entra y sale. No pasaron más de 10 minutos de estar sentada disfrutando de su cerveza y de la música cuando la vio. Una mujer, la más hermosa que viera antes entró al lugar, su cabello ondulado y rubio, su rostro muy atractivo, su cuerpo esbelto y delgado con un vestido rojo de infarto. Camila no podía quitarle los ojos de encima la desconocida mujer fue directamente al tocador de damas, tardó unos minutos, al salir fue a la barra también pidió una cerveza y se sentó en una mesa frente a Camila.
La chica de los ojos azules no podía quitarle la vista de encima  a aquella desconocida que tanto la impactó, nunca había sentido ese tipo de atracción por nadie, no pudo evitar acercársele.
-Hola puedo acompañarte- Sus palabras eran firmes, pero por dentro estaba que se derretía de los nervios, en verdad nunca le había sucedido.
La desconocida alzó la mirada para ver quién  le hablaba dejando al descubierto unos ojos verdes muy hermosos, provocando que Camila perdiera el habla por un instante, jamás una mujer provocó en ella lo que esa desconocida estaba provocando, si el amor a primera vista era real pues Camila estaba irremediablemente enamorada…

-Bueno si eso quieres, adelante, siéntate-por otro lado la desconocida también quedó prendada de Camila al instante de verla, sentía una conexión única que no había sentido antes.

-Déjame que me presente, Camila Gutiérrez, un placer, al mismo tiempo le extendió la mano…

-Un placer, Lucia Hernández-Respondió al mismo tiempo que tomaba su mano y le regalaba una sonrisa.
Al juntar sus manos una corriente recorrió el cuerpo de ambas mujeres, no era necesario más, la atracción era mutua, en ese mismo instante Camila lo supo, supo que era ella la que siempre había esperado.
Hablaron de todo y de nada, Lucia trabajaba independiente recién se había mudado, tenia la misma edad de Camila, 18 hermosos años.
La noche avanzaba así que decidieron ir a un lugar más tranquilo, que mejor sitio que el departamento de Camila.

-Si  deseas nos tomamos otra copa en mi departamento.

-Me encantaría

Las miradas que se dieron todo el camino fueron intensas, el deseo que sentían una por la otra era muy fuerte, era la primera vez que se veían pero sus almas se reconocieron de toda la vida, llegaron al departamento. Camila abrió la puerta y apenas Lucia puso un pie dentro del lugar, no pudo controlarse más, lo estuvo deseando  toda la noche y en ese momento la haría suya, la tomó por la cintura, besó suavemente sus labios, fue correspondida, el beso comenzó tierno, tímido, luego se fue intensificando, era una mezcla de amor y pasión que Camila comenzaba a experimentar.  La deseaba y no podía detenerse tampoco lo quería hacer, la condujo hasta su habitación. Lucía sólo se dejaba llevar, las prendas fueron cayendo una a una dejando al descubierto dos bellas figuras. Camila comenzó a explorar el cuerpo de su amada, primero disfrutando del dulce cáliz de sus labios para después deleitarse con el aroma que emanaba de su nuca, la tendió en la cama, se quedó contemplándola unos segundos para luego ir hacía los senos de Lucia, los besó, lamió, mordió, los tomó y reclamó como suyos,  provocando los gemidos incontrolables de Lucia, acarició sus piernas mientras  sus labios bajaban lentamente a explorar el estómago de la joven rubia, sin detenerse hasta llegar al ansiado lugar, hasta llegar a su sexo, que para ese momento ardía en deseo por recibir los labios de la joven de ojos azules.  Camila la hizo suya en ese preciso momento, disfrutó de todo lo que le ofrecía el cuerpo de Lucia,  hicieron el amor por el resto de la noche; era la primera vez que Camila se sentía plena y completa, al fin encontró su otra mitad, al fin había encontrado el amor.
Todo el fin de semana se la pasaron juntas, el único momento que se separaron fue cuando Lucia fue por un poco de ropa a su casa. Las dos se amaron, se conocieron, se unieron más. Fue el fin de semana más hermoso de la vida de Camila.
Ya era lunes, 5am, la primera en abrir los ojos fue Camila, no quería levantarse de la cama,  pero eso era lo que menos le importaba en ese momento de felicidad, sólo una cosa le preocupaba ¿Cómo le diría? ¿Cómo se lo diría a la única persona que podía dañar con su felicidad? ¿Cómo le diría a Alexandra que se había enamorado? ¿Cómo hacerlo sin dañarla? Aun tenía hasta la noche para pensarlo. Ale recién llegaría en la noche, sólo se pudo distraer de sus pensamientos cuando vio el cuerpo desnudo de la mujer que amaba, se dejó embrujar por esa figura, se acostó de nuevo a su lado y cayó vencida por el sueño.

Unos ojos oscuros como la noche miraban hacía la habitación, dos mujeres abrazadas desnudas yacían en la cama, esos ojos se nublaron; una gran tormenta se desató  en ellos, las lágrimas no querías detenerse, la mujer que amaba por 10 años desde que sólo tenía 8 años estaba desnuda en brazos de alguien que no era ella. Ale había llegado antes de lo previsto eran las 9 am al entrar a la casa fue a despertar a Camila y se encontró con esa imagen, su corazón se terminó de romper en pequeños pedazos casi imposibles de pegar, retrocedió, quería salir corriendo no se dio cuenta de la mesa que se encontraba a su espalda, tropezó con ella cayendo al suelo, el ruido despertó a Camila, quien salió de un salto de la cama para encontrar a su amiga aun en el suelo tratando de ocultar sus lágrimas bajo una sonrisa sumamente forzada.

- Ale llegaste antes…-Las palabras eran entrecortadas, no sabía que decir o hacer, sabía muy bien que en ese momento de nuevo había hecho infeliz a la persona que tanto quería

-Si es que se adelantaron las cosas y regresé antes, pero tengo que regresar rápido a la UNI, sólo vine a recoger unos papeles, tú regresa a la cama, lamento el ruido- atinó a decir Alexandra

Se puso de pie, quería salir corriendo, quería que el mundo se la tragara y no sentir más ese dolor, pero eso no pasó; terminó de ponerse de pie y  cuando se dirigía a su habitación Camila la tomó por la cintura quiso darle la vuelta y poder verla a los ojos pero Ale no la dejó.

-Lo siento de verdad, no quería que esto pasara, yo te lo iba a decir cuando llegaras en la noche de verdad yo no…no…no sé qué decirte perdón, y mientras le decía esto la abrazaba con más fuerza. Ale no pudo contener sus lágrimas, que se resbalaban por sus mejillas como pequeñas cascadas, quien sabe de donde sacó las fuerzas suficientes para respirar profundo y para que su voz no se notara quebrar ante el dolor que sentía en ese momento, tal vez menos doloroso  hubiera sido soportar el metal caliente en contacto con su piel desnuda pero aun así, con todo lo que sentía habló serena sin dar la vuelta para ver los ojos azules que tanto amaba.

-Pero… ¿De qué hablas?¿Por qué te disculpas? ¿Por amar? No seas tonta ve y disfruta, cuando regrese ya me lo contaras todo y espero me la presentes que lo que alcancé a ver era muy agradable, tomó las manos de Camila, las separó de su cintura y así sin darle la cara salió. Se fue, quería correr pero salió en calma, tranquila, con el alma hecha pedazos pero firme. Camila se quedó en  medio del pasillo viendo como se alejaba la persona que durante todo este tiempo trató de hacer feliz, pero que al fin siempre terminaba lastimando, no pudo evitar derramar unas lágrimas. ¿Por qué las cosas no eran más fáciles, por qué no podía simplemente amarla? o ¿Por qué ella no dejaba de amarla?
No muy lejos de ella, una figura la miraba, no comprendía que era lo que acababa de presenciar. ¿Sería acaso la novia aquella joven hermosa que se fue llorando y ahora arrepentida de su infidelidad era Camila la que lloraba? ¿Qué era lo que pasaba? No comprendía nada, cuando Camila se dio cuenta que no estaba sola y al ver a Lucia parada ahí, un poco confundida corrió a sus brazos y esta vez lloró sin reprimirse nada y lo único que repetía una y otra vez era
- LA LASTIMÉ, TERMINÉ ROMPIÉNDOLE EL CORAZÓN DE NUEVO

 Lucia no comprendía que era lo que estaba pasando pero sabía que no era el momento de preguntar , luego de unos minutos y con Camila más calmada todo se aclaro Camila le conto desde cuando conocía Ale y todo lo que habían pasado juntas de cuanto era lo que ella la amaba y como era que siempre terminaba lastimándola sin querer, Lucia comprendió lo que su amada le contaba, pero no se convenció mucho, tal vez esa joven era la verdadera culpable de que Camila nunca triunfara en el amor, pues bien, si las cosas serían así con ella no sería tan fácil, Lucia sabia luchar por lo que quería y no se dejaría ni por Alexandra ni por ninguna otra.
En ese preciso momento Ale caminaba por la playa, no era verdad que tenía que regresar a la UNI, sólo quería una excusa para salir de ahí; siempre le gusto el mar se crio cerca de una hermosa playa, siempre el mar le daba paz, aunque pareciera todo perdido, caminó por horas, no se dio cuenta con exactitud del tiempo, estaba hundida en sus pensamientos, la vida no era un cuento de hadas al final su princesa no se enamoraría de ella y no vivirían felices por siempre. ¡Qué locura¡ Después de 10 años aun guardaba esperanzas, eso si era una locura, se acostó en la arena, cerró los ojos y se durmió, sólo el sueño lograba calmar el dolor que en su pecho sentía, sólo se despertó cuando sintió un aire muy frío, cuando abrió los ojos no podía creerlo ya era de noche, ¿Cómo se pudo dormir por tanto tiempo? ¡Era imposible! Se puso de pie, se quitó la arena que tenia encima y caminó a casa, cuando vio el reloj imaginó que Camila estaría con el corazón en la boca, eran las 9pm y debió regresar a casa hace ya más de 5 horas. En efecto cuando llegó, Camila la esperaba en la sala, estaba de pie junto a la ventana y en sofá se encontraba la mujer con la que la vio temprano; apenas la vio entrar corrió a sus brazos, lloró, la besó por todo el rostro y finalmente la miró fijo a los ojos.
-Pero ¿Dónde has estado? Me tenías preocupada ¿Por qué no llamaste?

Ale quería decirle la verdad pero sabía que eso la angustiaría más.
-Lo siento mi celu se murió y no pude avisarte que tenía que hacer un trabajo en casa de Carlos - Carlos era el mejor amigo de Ale, el mejor de la UNI, con él y su novia Pamela eran como los tres mosqueteros en esa UNI, él estudiaba para reportero, Ale era la fotógrafa y Pamela se encargaba de investigar, eran un buen trío de amigos.

-Está bien, pero no lo hagas de nuevo, yo aquí preocupada por ti.

Ale sabía que su exagerada preocupación era por lo que pasó temprano. En otra ocasión sólo la hubiera regañado un poco, pero esta vez era diferente.

-Pero tranquila, no pasó nada, lo siento, no sucederá de nuevo, pero ya cálmate y… ¿No me presentas a la señorita?

En verdad que se estaba esforzando antes no interfirió en sus relaciones y hoy tampoco lo haría, no era quien para hacerlo. Camila las presentó,  las dos se saludaron amablemente aunque Lucia con un poco de recelo, no podía negar que Ale  tenía algo que le transmitía un tipo de calidez y tampoco podía negar lo hermosa que era y sobre todo lo imponente de su mirada, unos ojos negros como la noche que brillaban como el mismo sol.

-O sea que… ¡Eres tú la que terminó por robarle el corazón a esta señorita!

-Pues sí, pero ella también se quedó con el mío.

 Ale se dio cuenta el por qué Camila se había enamorado. Lucia era una mujer aparte de hermosa con un buen sentido del humor y sentía como su amiga y ella se complementaban perfectamente, tal vez, sólo tal vez,  en esta ocasión si la perdería para siempre, algo le decía que no era un capricho más y aunque eso significara que sufriría, también significaba que Camila sería feliz y eso era lo que más le importaba.

El tiempo pasó, Camila y Lucia se complementaban cada vez más. Ale por otro lado trataba de alejarse, no sólo por su bien sino porque en algunas ocasiones notó la desconfianza que sentía Lucia cuando ella estaba a su lado,  aunque ya no la sentía con tanto recelo como al principio, las cosas no cambiaron mucho. Ale y Camila aun seguían muy unidas y aunque  Camila  podía sentir que en ciertas ocasiones  Ale trataba de apartarse y aunque deseaba que las dos personas que tanto amaba se llevaran mejor,  no se podía tener todo en la vida, Lucia ya no desconfiaba tanto, aunque no le parecía divertido que una mujer tan hermosa como Ale estuviera todo el tiempo al lado de Camila y sobre todo sabiendo cuanto la amaba, no era las mejores amigas, pero aprendió a conocerla, a respetarla y admirarla por su inteligencia, su belleza y no sólo física, no,  Ale tenía algo más. Si bien Lucia amaba profundamente  a Camila, si hubiera conocido primero a Alexandra sabía que se hubiera enamorado de ella.
Pasaron 4 meses, Lucia y Camila tenían una relación sólida, se amaban.  Ale seguía con su vida, sufría pero lo ocultaba bien, además no ganaba nada dándose de tumbos por los rincones; tenía que vivir y disfrutar de lo feliz que se le veía a Camila, su amada Camila. Era viernes por la noche, Camila quedó con Lucia para que vieran una película en casa como hacían casi todos los fines de semana; por su lado Ale no tenía ni la más mínima intención de torturarse, así que iría a casa de Carlos, habían quedado también en ver una película con Pamela.

-¿Seguro que no quieres  acompañarnos? Hace mucho que no vemos juntas una película.

-Lo siento cariño, pero eso de ser violinista nunca se me dio y no soy masoquista, esas palabras le causaron algo de pesar a Camila, sufría, su amiga aun sufría, Ale se dio cuenta de el cambio que dio su amiga con esas palabras,  no era su intención hacer eso, sólo fue una broma pero Camila lo tomó muy a pecho
-Vamos cariño relájate, sólo era una broma, mira a la otra me compro mi violín y con gusto las acompaño pero ahora ya quedé con los chicos y cuando quieras pasaré más tiempo contigo ¿Ok?, aquí estoy siempre para ti, no me iré a ningún lado así que no se si lo recuerdas pero saca ese lindo trasero de ese lugar y arréglate para tu mujer que no demora en llegar. La tomó por el brazo haciendo que se pusiera de pie y con una palmada en el trasero la empujó para que se fuera a cambiar. Cuando estaba por salir sintió unos brazos que la rodearon.

-Lo de lindo trasero… ¡Pues como olvidarlo!  aun tengo tu nota… Te quiero ¿Lo sabes, verdad?

Ale se dio media vuelta quedando frente a su amiga, le dio un beso en la frente y con una sonrisa, la más sincera que le pudo dar respondió
-Lo sé y yo a ti

Y así salió del departamento dejando a su amiga aun parada en el mismo lugar
Pasó el tiempo Lucia ya tenía una hora de retraso, no acostumbraba a demorar tanto,  en general era muy puntal,  en eso que Camila estaba a punto de llamarla suena el timbre, era ella lo sabia siempre tenía una forma particular de tocar, al abrir la puerta la saludó,  Lucia estaba seria no le respondió el beso

¿Qué te sucede amor,  pasó  algo?- Ahora Camila ya estaba preocupada nunca había visto así  a Lucia, parecía pálida, algo no estaba bien

-Sólo he venido a decirte que se terminó, me canse de jugar, ya no quiero seguir contigo, no te amo-Sus palabras eran frías, firmes; no dejó que Camila hablara, sólo se fue ante la mirada incrédula de Camila. Cuando reaccionó corrió para detenerla, la encontró aun en la calle.
-¿Qué es lo que me has dicho? ¿Qué pasa, tienes algún problema? ¿Cómo que no me amas?

-Camila no te hagas esto, no te humilles, la pasé muy bien pero me cansé, ya no quiero saber más, sólo déjame ir… ¿Ok? Adiós

Lucia entró a un carro, dejó a Camila destrozada, no comprendía nada. Subió,  se metió a la cama y lloró como hace mucho no lloraba, ¡¡¿Así sería como se sentía Ale?!! Que terrible ¿Cómo es que lo soportaba?. Por otro lado Ale se  olvidó su billetera, cuando entró le pareció raro no verlas en la sala, imaginó que estarían haciendo cosas más entretenidas, sonrió de mala gana, tomó su billetera que estaba en la mesa; cuando estaba por salir no sabía porque pero algo le parecía extraño no había ruido, tal vez salieron
-Camila… Lucia…. ¿Están en casa? Apenas escuchó la voz de Ale

Camila salió corriendo de su cuarto y fue directamente a los brazos de su amiga, no paraba de llorar. Ale estaba desconcertada no comprendía nada

¿Qué pasó princesa? ¿Le pasó algo a Lucia? Dime.
Los sollozos de Camila no se detenían, eso la estaba matando, no le gustaba ver así a su amiga, después de unos minutos al fin se pudo calmar lo suficiente, como para contarle lo que sucedió, cuando Ale terminó de escuchar a su amiga quería salir corriendo buscar a Lucia y romperle la cara aunque le pareció raro esa forma de actuar; siempre vio a Lucia muy enamorada de Camila y casi nunca se equivocaba en sus juicios.
El resto de la noche trató de calmarla, le decía que tal vez estaba pasando por un mal momento, que mañana las cosas estarían mejor, una y mil formas de consolarla hasta que se quedó dormida.
Ya en la mañana lo primero que Camila intentó hacer fue llamar a Lucia; el número fue cancelado, la buscó en el lugar donde se quedaba pero nadie le daba razón de ella; se había ido
Por dos semanas la buscó, pero no la pudo encontrar, no dejó rastro y así como un día apareció en su vida, así de rápido desapareció. Se preguntó una y mil veces que fue lo que HIZO mal, si tan sólo supiera. Era sábado, las dos amigas estaba echadas en el sofá, Ale tenía abrazada a Camila, un silencio fúnebre se sentía en el lugar; por dos semanas había visto llorar, sufrir y maldecir a Camila.  Ale hubiera hecho lo que fuera para evitarle ese dolor que muy bien conocía

-Así es como te sientes siempre desde hace 10 años.

-Si, a veces…

-¿Y cómo lo logras? ¿Cómo siempre eres tú la que me anima, cómo no te has muerto con este dolor que quema?

-Porque si me muero no te vería nunca más y eso es peor que cualquier sufrimiento que pueda sentir
Ale abrazo con más fuerza a su amiga, no sabía que más hacer, por otro lado para Camila eso era suficiente. Pasó una semana más, al fin Ale había logrado convencer a Camila que saliera a caminar, las dos estaban viendo unas tiendas cuando la vio… Camila vio dentro de esa tienda a Lucia, se soltó del brazo de Ale y fue para hablarle

-¿Lucia eres tú? ¿Dónde has estado? Te he buscado como una loca.

Lucia la miró y la ignoró totalmente, estaba del brazo de un hombre, tenía cara de maleante. Ale se acercó para ver que sucedía cuando Lucia vio llegar a Ale le dijo

-Por favor Alexandra llévatela, está haciendo un espectáculo, no comprende que se terminó - dio una mirada al hombre que la tenia del brazo y dijo-  Vamos mi amor, ya se me quitaron las ganas de comprar- Y se alejó dejando a Camila destruida por completo  

Dos días más en los cuales Camila desahogó todo su dolor, depués de eso se trazó una meta y la cumpliría.

-Ale…- habló Camila

-Sí, dime princesa

-Quiero que seas mi novia

-¿Qué?

-Cometí muchos errores, pero ya no los cometeré más, tú eres la única que merece mi amor y serás mía.
Después de decir eso le dio un beso en la mejilla y se fue a estudiar; había tomado una decisión, esta vez lo lograría, sería feliz con Ale. Ella era la única que se merecía su amor
Cuando Alexandra quedó sola en casa luego de lo que Camila le dijo, se quedó pensando, había algo que le molestaba y mucho. La vez que se encontró con Lucia y ese hombre cuando le dijo que se llevara a Camila notó en su voz y en su mirada una melancolía difícil de controlar y aunque sólo fueron unos segundos se dio cuenta que la mirada de Lucia estaba llena de dolor y de amor al ver a Camila, en ese momento podía olvidarse de sus dudas y tener al fin a Camila, sabía que esta vez si decía que si, Camila no se apartaría de su lado, ¿Que hacer? ¿Averiguar qué es lo que le pasaba a Lucia o aceptar la propuesta de Camila?  Al fin lograría tener a su amada pero ¿A costa de qué? De su desdicha ¿Qué es lo que podía hacer? Al recordar la última vez que vio a Lucia se convencía mas que le pasaba algo, sus ojos no mentían, ella lo vio, Lucia miraba a Camila con amor y sufría, lo sabia pero no se lo diría a Camila, no quería darle falsas esperanzas.
Pues bien,  su bondad otra vez ganó a su egoísmo, amaba tanto a Camila que antes de aceptar su propuesta tenía que estar segura que era lo correcto, si, tenía que averiguar la verdad…





Capítulo 3

Dos días han pasado desde la propuesta que Camila le hizo a Alexandra. Dos días en los cuales Ale trato de averiguar por su cuenta donde podría encontrar ha Lucia, y tal vez, preguntarle de frente que era lo que estaba pasando, pero no lograba dar con ella, sólo le quedaba una alternativa.

Ale:   Hola Pamela, ¿podrías ir a casa de Carlos? Te encuentro ahí. Tengo que hablar con los dos

Pamela: Claro que sí, pero ¿sucede algo malo?

Ale: No, luego te explico, te veo en la noche

Durante días trato de encontrar la respuesta sola, pero no pudo y sólo le quedaba una alternativa, y era contar con sus amigos, hacer una investigación como las que hacían para la UNI, llegaría al fondo aunque le costara su propia felicidad.

Carlos: Aquí nos tienes a los dos, pero de una vez, te advierto que si tu propuesta incluye una cama, los dos estamos disponibles.

Pamela: Claro, cuenta con los dos para lo que quieras, princesa.

Ale los mirada divertida, los dos eran sus mejores amigos, cuantas veces la consolaron al verla llorar por Camila, y en parte, si ellos estaban juntos, era por ella, ya que ella los había presentado. Siempre se bromeaban con lo mismo aunque sus bromas escondía una gran verdad, el motivo inicial, por el cual se hicieron amigos fue porque Carlos al igual que Pamela sentían una atracción por Ale, y aunque en este momento eran felices, no podían dejar de hacer las bromas de vez, en cuando.

Ale: ya quisieran los dos, pero no, eso no es, lo que me animo a llamarlos, quiero que me ayuden con algo que estoy tratando de averiguar, porque la verdad, es que no puedo sola.

Pamela: pues dinos, sabes que siempre puedes contar con nosotros.

Ale: Lo sé, y eso me alegra, por eso es que me anime a llamarlos.

Carlos: pero bueno, deja las vueltas ya, y dinos de que se trata.

Ale: Se trata de Lucia, la chica con la que estaba saliendo Camila.

Pamela: ¿Qué quieres? Que nos deshagamos de ella, y así te quedaría el camino libre con Camila - a sus palabras le acompaño una sonrisa picara, mas Ale muy calmadamente respondió.

Ale: No es eso, la verdad es que quiero que me ayuden a encontrarla y averiguar qué es lo que hace, a que se dedica, si vive sola o no, en fin, todo lo que a ella se refiera ¿lo harán?

Pamela: pero no comprendo, ¿por qué quieres hacer eso?

Ale: es que siento que no dijo el verdadero motivo por el cual termino con Camila.

Carlos: y que importa eso, tu ya tienes a Camila, tu misma nos has dicho que lo quiere intentar contigo, que más das los motivos que tenga o no Lucia, al final tú te quedas con Camila, eso es lo que de verdad importa.

Ale: pues a mi si me importa, y mucho, si existe una mínima posibilidad de que Lucia sea la que al fin pueda hacer feliz a Camila, yo lo quiero averiguar, acaso no lo comprenden, se está conformando conmigo, no me ama, cuantas veces tengo que decirlo, Camila no me ama, pero a Lucia si, y si Lucia le corresponde, y si existe otro motivo por el cual tuvo que dejarla, yo lo averiguare y lo resolveré con o sin su ayuda, así que ustedes deciden.

De verdad Ale estaba decidida, el gran amor que sentía por Camila estaba más allá del egoísmo carnal, era algo más espiritual. Claro que amaba a Camila, claro que quería que fuera para ella, claro que daría lo que fuere por tenerla cerca, pero no a costa de su felicidad, así tuviera que traer ella misma a Lucia, ella lograría que Camila sea feliz.

Pamela: está bien, lo haremos.
Los dos aceptaron al fin, ella ya estaba decidida, no la dejarían sola en eso.

Toda la tarde planearon como lo harían. Pamela  y Carlos la ubicarían y después de que supieran donde estaba, pues comenzarían con la investigación en serio. Por el momento Ale sólo podía esperar a que uno de sus amigos le trajera noticias.

No podía revelar a Camila lo que estaba haciendo, ella no lo comprendería, y por lo dolida que estaba, de seguro trataría de evitar que continuara con sus planes, odiaba mentir y mucho más si a la persona que mentía era Camila, pero esta vez, tendría que hacerlo, no le diría nada y que sea lo que Dios quiera .

Paso una semana, Camila notaba algo rara a su amiga, no le respondió a la propuesta que le hizo de estar juntas, y últimamente en esos días estaba muy pendiente del teléfono, salía mucho y su única explicación era que tenía trabajo. Bueno Ale nunca le había mentido antes así que no tenía por qué dudar ahora.

Camila: Cariño, esta semana salgo de vacaciones por dos semanas y ¿también sales tu, verdad?

Ale: ¿Por qué la pregunta?

Camila: Bueno, es que se me ocurrió que podríamos ir de vacaciones a casa de nuestros padres, hace mucho que no vamos y este sería un buen momento.

Esta era la excusa perfecta para quedarse sola y poder seguir con sus planes sin estar pendiente de que Camila la descubriera, sólo tenía que convencerla de que se fuera sola.

Ale: Suena bien cariño, pero yo no podre ir, tengo muchos proyectos y estas vacaciones las aprovechare para termínalas, pero sería bueno que fueras tú, necesitas aire fresco y distraerte un poco. - Esto ya era raro, nunca antes le había negado algo y mucho menos, si de viajar juntas se trataba, algo no estaba bien, la conocía y algo pasaba.

Camila: ¿Estás tratando de alejarte de mí o algo así?

Ale: No, claro que no, ¿Por qué piensas eso?

Camila: Será porque hace algunos días estás evitándome, ya no salimos juntas, nunca estás y ahora no quieres ir de vacaciones conmigo, y por último, no me has dicho nada de lo que te he propuesto ni una sola respuesta, ¿qué te pasa? ¿Estás jugando conmigo?. - Esto era algo que no podía creer, cuando Camila le reclamaba cosas que no tenían sentido, en verdad, le molestaba, era su amiga, estaba incondicionalmente con ella, y aun así, el reclamo de estar jugando con ella, no era justo.

Ale: ¡Jugando contigo! ¿Qué quieres decir con que estoy jugando contigo?, tu eres la que en un momento de despecho, rabia, que puedo decir me propones que sea tu novia para que, para que tú te sientas mejor o de verdad ya estas sintiendo algo por mí, dime Camila, ¿me amas acaso o solo soy tú última opción para que te sientas bien? Hago todo lo que está en mis manos  para que te sientas bien y si quiero que viajes sola es para que pongas en orden tus ideas y dejes que yo también ordene las mías Camila, yo siempre estaré contigo, yo te amo y haría lo es fuera para que seas feliz, pero ahora estás confundida, esto no es lo que en verdad quieres, sería fácil para mí decirte que sí, pero luego cuanto tiempo duraríamos, no te quiero perder comprendes.

Camila: lo siento, no pensé que, yo solo creí que esto era lo que esperabas, lo que tenía que hacer, lo correcto.

Ale: mi niña, esto no se trata de si es correcto o no, tampoco se trata de que si yo espero esto, acaso no te lo he dicho ya antes, solo quiero que seas feliz, y conmigo no lo serás, ok. Sólo ve, despéjate  en dos semanas todo estará mejor, yo lo prometo.

Ale salió del departamento y mientras se alejaba Camila, no podía creer que ella sea real, otra en su lugar aceptaría y ya, pero ella no solo quiere su felicidad aun a costa de la suya, no era justo hacerle esto, le haría caso, iría sola, le daría un respiro y se lo daría ella también.

Viernes por la tarde, dos jóvenes hermosas se abrazan muy fuerte en la parada de autobuses, se miran cariñosamente y se despiden, con la promesa de encontrarse en dos semanas. Dos amigas se alejan por unos días, pero se alejan para acercarse más, mucho más, ya que lo que más adelante acontecería  seria la clara muestra de cuan  fuerte puede llegar a ser el amor que siente la chica de ojos negros por su gran amiga.

Al irse Camila, Ale quedo con más libertad de averiguar qué era lo que paso con Lucia, aun no tenía noticias de ella, ya había pasado una semana que Pamela se puso a investigar, pero no le traía resultados. Parecía que se la hubiera tragado la tierra, pero no se daría por vencida,
Al día siguiente de la partida de Camila, ya Ale también estaba de vacaciones, así que sin las prisas de despertar temprano, apago todas alarmas que la pudiera despertar, estaba muy estresada con lo de Lucia, y lo peor que no encontraba resultados. Ya eran las 6am cuando el timbre empezó a sonar desesperadamente. Ale se levanto molesta y aun adormecida “¿quién sería la persona que tocaba el timbre de esa manera?”, al abrir la puerta se encontró con la figura de Pamela, algo ansiosa, no dijo nada, sólo paso y fue directo al sofá.

Pamela: La encontré al fin, la encontré, pero no me vas a creer lo que descubrí.

Ale no dijo nada, tal vez porque aun estaba de sueño o porque no se esperaba, que a esa hora llegara Pamela o tal vez no se imaginaba que era lo que podría contarle.

Ale: Entonces que es lo que descubriste, dime.

Pamela: No sé cómo decirlo, es algo serio, más de lo que imaginábamos

Ale: Tu dime, que yo sabré si es tan grave o no.

Pamela: Primero dime, estas dispuesta a ayudarla, a pesar de todo.

Ale: Sí


Pamela: Pero si te cuento y sigues adelante, tendríamos que conseguir por lo menos 3 mil dólares, ¿estarías dispuesta a perder todo este dinero por tu rival?

Ale: Ya te dije que sí, habla, y no te preocupes, yo tengo un dinero ahorrado y es un poco más de esa cantidad, dime para que el dinero y que es lo que sabes de Lucia.

Lo que Alexandra escucho es ese momento no lo podía creer, solo le quedo seguir adelante e idear un plan para traer de regreso a Lucia

“Hoy te acostaras con tu primer cliente, ya me adelanto mil dólares por ti, tal parece que le gustaste mucho, hoy vino su secretaria y cerro el trato”  - Una joven de mirada ausente escuchaba atenta lo que aquel hombre decía, la estaba vendiendo y no podía hacer nada, sería la primera vez que vendiera su cuerpo, antes solo bailaba para ese ser despreciable, pero ahora la estaba vendiendo, lo odiaba tanto, quería salir corriendo, quería quitarse la vida para no pasar por ese sufrimiento, pero no podía porque si lo hacía alguien más sufriría. Aquel hombre se le acerco más a la ausente joven le tomo del rostro y casi gritándole lo repitió
“Lucia te estoy hablando, me escuchas o quieres que mejor mande a Estefaní en tu lugar”

Lucia: No Esteban, déjala fuera de esto, yo lo haré, no toques a mi hermana, yo iré.

Esteban: así me gusta, sólo pórtate bien. 

Cuando Lucia lo conoció, él le mintió haciéndole creer que le ayudaría a estudiar. Lucia no dudo en ir con él, no tenia padres, sólo una tía un poco enferma y a su hermana, dos años menos, Estefani o Eff como le decía de cariño. Lucia no quería hacer eso, pero si no lo hacía de seguro que lastimaría a su hermana, y por ella se sacrificaría. No pudo evitar llorar de rodillas en el suelo recordando lo feliz que hasta hace poco había sido al lado de Camila, su amada Camila, de seguro la estaría odiando, no podía decirle la verdad, de seguro Esteban, ese desgraciado, también la lastimaría, la última vez que la vio, quería salir corriendo tras ella, decirle cuanto la amaba, pero no podía, él no se lo permitiría, de seguro ella estará mejor, al fin ella tiene a Ale y ella la  cuidaría, la amaba después de todo, y eso era lo único que la podía consolar era la idea que un día con la ayuda de Ale, Camila estaría mejor.

Ya casi era la hora, en cualquier momento, llegarían por ella. Antes de salir, entro a un cuarto oscuro, al prender la luz se dejo ver un colchón tirado en el suelo y en el acostada, la figura de una niña, era Eff, por quien haría lo que sea, de seguro estaba sedada, siempre trataban de sedarla, ya que si la dejaban despierta, gritaría, reclamaría, se enfrentaría a medio mundo a sus cortos 16 años, su fuerza su carácter y su belleza eran grandes.  Lucia acaricio su rostro aun dormida parecía que luchaba, no permitiría que le pasara nada, así tuviera que vender su cuerpo cada noche que le quede de vida. Le dio un beso en la frente y se fue. Enfrentaría lo que el destino le tenga preparado, lo haria con valor por su hermana y por el amor que le mostro Camila, ese amor que por un momento, la hizo sentir libre, aunque sólo por un corto tiempo.

Una joven la esperaba, no era mayor que  ella, hasta se podría decir que tenia la misma edad, su cabello rojo largo le daba un aire de misterio. Lucia sólo la observaba, la joven intercambio palabras con Esteban para después indicar a Lucia que la siguiera hasta un auto que la esperaba. Lucia así lo hizo,  la siguió hasta el auto, subió, el coche inicio la marcha y se perdieron a lo lejos.

Apenas Lucia salió del lugar otra joven se acerco a Esteban alcanzándole la suma de 2 mil dólares

Desconocida: Y bien, aquí está tu dinero, dime donde está la mercancía.

Esteban: sígueme y te muestro.

Los dos caminaron hasta dentro de la casa, Esteban condujo a la desconocida por un callejón débilmente alumbrado por una lámpara, al final del pasillo empujo una puerta y entraron en aquel cuarto asqueroso.

Esteban: Ahí está, 16 años, virgen, muy linda, ahora esta sedada, pero cuando despierte, es una fierecilla, de seguro que a tu jefe le gustara.

Aquel hombre desgraciado  le había mentido a Lucia, apenas ella se fue. El ya estaba vendiendo a la niña por 2 mil dólares

Desconocida: Sí, que es linda la niña, mi jefe estará satisfecho, me la llevo en este instante.

Esteban: Pero recuerda el trato la tienes que devolver antes del amanecer.

Desconocida: Será tiempo suficiente para que mi patrón se satisfaga.

Esteban: Está bien, pero sácala por atrás, hay un callejón que te llevara a la pista, no queremos que nadie nos vea o si.

Desconocida: Tienes razón

Lucia sentía que el auto solo daba vueltas, no quería preguntar nada. Luego de unos segundos, el auto paro, se abrió la puerta dejando entrar a un joven muy atractivo, se dirijo a la pelirroja dándole un beso en los labios.

Joven: Ya la tiene, vamos por ella

Pelirroja: ¿Dónde la recogemos?

Joven: Trás la casa, en el callejón, pero hay que hacerlo rápido, la policía no demora en llegar.

Lucia aun no comprendía nada de lo que se estaba hablando, aun no sabía qué era lo que pasaba, pero algo le decía que no tenía que tener miedo.

Pelirroja: Sé que no me conoces, pero yo a ti si, Alexandra me ha hablado de ti mucho, perdón no me he presentado, soy Pamela y él es mi novio, Carlos.

Lucia no podía creerlo, apenas escucho ese nombre, su cuerpo se estremeció por completo. Pamela le conto todo lo que sucedía, como Ale averiguo todo y como es que decidió ayudarla. Cada palabra que decía Pamela se le metía hondo en el alma, gasto todo su dinero para sacar a Eff y a ella de ese lugar y aunque dio parte a la policía, no quería que intervinieran hasta que las dos estuvieran a salvo en ese preciso momento irían por Eff que ya estaba en manos de Ale.  Esa chica era de las que ya no hay o simplemente estaba loca.
Al fin el auto paro al final de la calle, el callejón era estrecho, no podía llegar a ella, por la ventana veían como Ale se acercaba lento con la niña en brazos. Lucia no podía creer lo afortunada que era, se libraría al fin de ese mal hombre.

Ale veía a lo lejos el auto donde estaba sus amigos y de seguro Lucia trato de agilizar mas el paso para llegar en eso sonaron las sirenas de la policía se avían adelantado entraron a la casa Esteban corrió dando alcance a Ale

Esteban: No se qué paso, pero han llegado por mí, así que el trato se rompe, toma tu dinero y dame a la chica -  Ale se negó desde el auto los tres veían lo que sucedía, algo andaba mal, desde que las sirenas sonaron algo salió mal, sin pensarlo un segundo, Lucia salió corriendo del auto, no permitiría que le pasara algo a esa chica, mas si es por su culpa, cuando Ale se dio cuenta de que alguien se aproximaba trato de distraer al hombre, coloco con cuidado a Eff en el suelo y se abalanzo contra Esteban.

Lucia: Ale déjalo, el es peligroso, déjalo.

Ale: Llévate a tu hermana, todo saldrá bien, vamos, llévala.

Esteban no comprendía que era lo que estaba ocurriendo. Ale estaba sobre él tratando de contenerlo con todos sus fuerzas, al final miro a Lucia fijo, sus ojos negros se clavaron en los ojos verdes de la joven y grito “LARGATE YA” 

Lucia alzo a su hermana y fue hasta el auto, en eso sale corriendo Carlos para ayudar a su amiga, cuando el ruido de un disparo lo deja quieto, el cuerpo de los tres se quedo paralizado, a lo lejos, el cuerpo de Ale cae al suelo, la chica de los ojos negros no se mueve, un silencio casi sepulcral invade el lugar, sólo el grito de Lucia que al dejar a su hermana en el auto, sale corriendo al encuentro de esa niña de ojos misteriosos que yacía en el suelo sin moverse.

-Ale regresa, ¿dónde vas? ¿Por qué te alejas?, ven - pero Ale no regresaba, seguía caminando, dándole la espalda, un nudo en la garganta no le permitía gritar, mas su amiga se estaba alejando y por más que corría no podía alcanzarla, con un grito se despertó, era una pesadilla… Camila había tenido la más horrible de las pesadillas, soñó que perdía a su amiga, a su cómplice, a su niña de ojos negros que tanto tiempo la acompaño, pero sólo era una pesadilla, se levanto de la cama, fue por un vaso de agua, vio el reloj apenas eran las 3am, de seguro que Ale estaría durmiendo plácidamente y ella ahí con pesadillas, faltaba una semana para que la viera de nuevo, las vacaciones le sirvieron mucho, pero hacía algunos días que tenía una sensación muy extraña, esa mañana trato de comunicarse con su amiga, pero no respondía en la casa y su celular siempre estaba apagado, seguro solo estaría estudiando, estaba demasiado paranoica, por algún motivo cuando se sirvió el vaso con agua, se le vino a la mente  muchos recuerdos, el primer día que la vio, cuando se hablaron, la primera vez que le declaro su amor y se percato que en todo ese tiempo nunca intento darle ni siquiera un beso en los labios, tal vez sería un buen regalo, no la podía amar, pero le regalaría un beso en sus labios, su primer beso, muchas ideas locas se le cruzaron por la mente, al fin comprendió que no podía usarla para sentirse mejor y cuando regresara le diría que lo sentía, por todo últimamente siempre se estaba disculpando con su amiga, en eso que estaba sumida en sus pensamientos, sonó el teléfono, era raro, estaba a punto de ser las 4am, “¿a quien se le ocurriría llamar a esa hora?”

Camila: Hola, diga.

El vaso que tenía en la mano se le resbalo haciéndose mil pedazos, unas lágrimas asomaron por sus mejillas, no pudo articular palabra cayó de rodillas al suelo, un enorme vacío crecía en su corazón, una voz al otro lado del teléfono hablaba, ella no podía oír, nada sólo atino a decir:

Camila: Pero ella aún vive.

No pudo escuchar la respuesta, a su mente se le venían una y mil imágenes y sólo podía repetir una sola cosa.

“No me dejes, te lo suplico, ojitos negros, no me dejes”

En un pueblito al sur de la capital, una joven de ojos azules como el mar repetía una y otra vez con todas las fuerzas de su corazón “no me dejes, te lo suplico, no me dejes”.

Y en un callejón en la capital una chica de ojos negros como la noche respondía “aquí estoy, nunca te dejare”.



Capítulo 4

7.00 pm,  tres jóvenes sentados en una sala callada, pensativos sólo el ruido de la puerta abriéndose bruscamente los sacó  de sus pensamientos. Una mira angustiada lo decía todo, un rostro bañado en lágrimas y al fin una voz:

-¿Cómo está? – Camila había llegado, desde que recibió la noticia salió de su casa, condujo el resto de la madrugada y el día entero, tenía que verla, tenía que llegar y asegurarse de que estaría bien, miró a Carlos, tenia abrazada a Pamela y en un rincón de la sala estaba ella, Lucia, al fin sus miradas se encontraron, Camila ya lo sabía todo. Mientras viajaba Pamela le había contado todo lo sucedido, no la culpaba, la comprendía, la amaba, pero ahora lo único que quería saber es como estaba ella.

-Recibió un disparo muy cerca del corazón, aun no despierta, no nos han querido decir más- dijo Carlos.

-¿Y se la puede ver?- preguntó Camila

-No, los doctores no han dejado que nos acerquemos, ya le avisamos a su padre, pero no creo que pueda venir.

-Todo estaba bien planeado, nada podía salir mal- se lamentó Pamela.

No podían creer que Ale esté ahí en una cama de hospital, luchando por su vida, ella era la última persona que merecía sufrir. Camila se acercó a Lucia, la tomó de las manos, la abrazó con fuerza.

 -Todo esto es mi culpa - dijo Lucia. Sus lágrimas no se detenían, de verdad se sentía culpable.

-No lo es, cálmate, todo saldrá bien, ella no me dejaría, ella estará bien, abrirá sus ojos y todo será como antes.

Pasó una semana sin respuesta. Esteban ya estaba en la cárcel. Eff fue mandada por Lucia a casa de su tía, no quería que presenciara lo de Esteban ni lo de Ale. Camila y Lucia estaban todo el tiempo en el hospital, ya podían verla, pero ella no despertaba.
Una noche Lucia convenció a Camila que fuera a su casa a descansar, llevaba ahí tres días sin moverse,  ella no quería, pero al final aceptó. Quedándose sólo Lucia cuidando de Ale
Una semana, Camila y Lucia se reconciliaron. Lucia se sentía mal por Ale, pero todo lo que hizo ella era justo, por eso, para que fueran felices juntas, cuando Ale despertara, Lucia haría lo que estuviera en sus manos para que fuera feliz, ya no sólo era Camila también Lucia deseaba desde el fondo de su alma la felicidad de ese ángel, porque eso era Ale, un ángel que le devolvió la vida y la esperanza de ser un día feliz.
Camila entró al cuarto de Ale, todo estaba como siempre, muy ordenado,  en la mesa de noche encontró una álbum de fotos, se sentó en la cama y comenzó a mirarlo, desde que Ale se consiguió una cámara cuando apenas tenían 10 años, no había parado de tomar fotos; ese álbum era la recopilación de todos los años que  pasaron juntas, toda una vida, siempre juntas. Sus lágrimas descendieron como cascadas, no podía creer lo que estaba pasando, podía perderla y lo único que Ale consiguió con su amistad es sufrir, nunca la pudo hacer feliz, nunca. Se puso en pie, dejó el álbum en su lugar,  justo cuando iba a salir, se dio cuenta de un papel que asomaba de la última página de aquel álbum, era un sobre con su nombre escrito, lo abrió y de inmediato pudo reconocer la letra de Ale, de nuevo se acomodó en la cama y comenzó a leer

Mi niña bella, si estás leyendo está carta es porque  seguro algo salió mal y sí ese es el caso, espero que lo que en adelante leas te consuele y te ayude a tener fuerzas en lo que sea que esté pasando, en ese preciso momento, si de casualidad yo no lograra salir bien del rescate que planeé para Lucia, quiero que comprendas que nada es tu culpa y tampoco es culpa de ella, por motivos que ya debes saber Lucia no podía decir nada, ruego que en este momento que estás leyendo esta carta, Lucia y su hermana estén a salvo y tu al lado de ellas protegiéndolas.
Camila tu bien sabes cuánto es lo que te amo y que lo único que me da ánimos de seguir adelante en este plan es estar segura que si yo te faltara en un momento, Lucia sería la única que podría hacerte feliz. Amor mío, quiero que tengas claro que nadie es dueño de su destino y por lo tanto, tu no podías hacer nada para evitar enamorarte de Lucia.
Todo este tiempo que pasé contigo fui muy feliz, yo fui feliz desde la primera vez que te vi llegar a esa casa y más cuando al fin te pude hablar, no creas que sufrí mucho porque no me pudieras amar, porque no es así,  gracias a ti descubrí que es el amor de verdad, ese amor en el que das y no esperas nada a cambio  aunque me diste mucho con tu amistad y ten por seguro, que si existe una vida después de esta, yo siempre te seguiré queriendo como ahora lo hago. Te amo lo repito de nuevo, no llores que tus lágrimas son la verdadera causa de mi dolor. Cuida a Lucia, sufrió mucho y te necesita, cuídate tú, recuérdame siempre que yo te llevo en mi corazón hasta el final.

Camila terminó de leer esa carta, ya no lloraba, sus lágrimas eran el motivo del sufrimiento de Ale, pues bien no lloraría más. Colocó la carta en su pecho, le dio un beso, fue a su cuarto, se cambió y regresó al hospital.

-¿Qué haces aquí? Te dije que descansaras- dijo Lucia

Camila no le puso atención a su novia, se acercó hasta poder tomar las manos de Ale, sacó la carta que llevaba con ella y con voz firme se dirigió a su amiga, a la chica de  ojos negros que yacía en la cama inmóvil como dormida, tal vez sin ánimos de despertar.

-Leí tu carta, hermosa como todo lo que tú haces, pero sabes que, quiero que me repitas cada una de estas palabras, quiero escucharlas de tus labios, así que lucha, regresa con nosotros,  no te des por vencida, sé que puedes, siempre logras todo, porque yo no aceptó que me dejes, nunca, no me conformaré con que me ames desde la otra vida porque yo te quiero en esta-susurró Camila

Lucia escuchaba atenta cada palabra pronunciada por Camila de seguro esa carta le había dejado Ale, tal vez presagiando que algo le podría suceder, si que esa chica era todo un caso, estaba en coma y aun así podía lograr darle fuerzas y esperanza a su amiga, sí que era un ángel.

Una cálida sensación sentía en sus manos, abrió los ojos, estaba echada en una cama de un lado, Camila la tenia de la mano presionando suavemente y del otro Lucia haciendo lo mismo, las dos dormidas,  seguro pasaron la noche ahí.  “¿Cuánto tiempo?” se preguntó, “¿cuánto tiempo habrá pasado?”. Ay quien sabe, le dolía el hombro,  cerró los ojos un segundo y recordó todo lo que había pasado. Sí Lucia estaba ahí,  seguro todo salió bien, salvo por el balazo que le dieron, sonrió ligeramente, le picaba la nariz, pero no podía salir de la prisión de ninguna de las dos, tenía mucha sed como si hubiera estado en el desierto por días.

-¡Cami…  Cami me das un poco de agua!...

Camila abrió los ojos como platos, despertó, después de casi tres semanas. Ale había despertado de nuevo.  Esos ojos negros la miraban con ternura, Lucia llamó al doctor. Todos se quedaron sorprendidos, no lo creían, no les daban esperanza,  pero ahí estaba despierta, luchando.

-¡Regresaste, estás aquí!

-Nunca me fui, siempre he estado aquí, no creas que te desharás de mí fácilmente.

-Nunca se me ocurriría.

Lucia entre lágrimas, pero esta vez de alegría no podía creer lo que pasaba, pero estaba feliz.

Unas semanas más y Ale, ya estaba en casa. Lucia y Camila no dejaban  de atenderla, la chica de los ojos negros era feliz, muy feliz por ver a su amiga tan enamorada y contenta.

El tiempo pasa y las cosas fueron encaminándose. Camila estaba estudiando de nuevo, Ale empezó a recuperar clases, las que perdió por su estado. Parecía que todo lo que pasó antes era parte de un sueño, la vida de las tres se convirtió en tranquila, muy tranquila, pero para Ale, no sería suficiente, ya sabía que Camila era feliz y muy pronto traerían a Eff, que estaba en casa de su tía para evitarle el mal rato del juicio y todo lo que de Esteban se tratara.
Ya totalmente recuperada, Ale tomó una decisión que con el tiempo sabía que sería la mejor, ella se iría, en la universidad salió un programa de intercambio por  seis meses, tenía que tomar nuevos aires, era feliz, pero aun amaba a Camila y tenía que olvidarla, si es que quería ser feliz.

-¿Por qué dime, por qué tienes que irte tan lejos y por tanto tiempo?-  la voz era suplicante, aun recuerda la última vez que escuchó unas palabras parecidas, fue la vez que se fue por un fin de semana, pero ahora la voz suplicante y triste por su partida, no sólo era de Camila sino que esta vez, Lucia era la que le pedía que no se marchara. Lucia aprendió a quererla como una hermana de verdad, comprendió el amor que Camila le tenía y ahora que se irá la extrañaría.

-¿Porque te tienes que ir? Camila y yo te extrañaremos mucho. ¿Qué haremos sin ti?

Y como en aquella ocasión repito lo mismo: “Pues, extrañarme mucho más”

Trataron de convencerla, pero fue inútil, ya tenía todo listo. Esa misma tarde viajaría, estaba decidida, buscaría su futuro aunque este se encontrara lejos. Abrazó a las dos mujeres que con tristeza se despedían de ella. Por seis meses no verían la mirada alegre, tierna y juguetona de la chica de ojos negros, pero sabían que era lo mejor. Ale subió al taxi, no sin antes desearles todo lo mejor para las dos prometiéndoles que escribiría cada semana y que no las olvidaría nunca.
Apenas pasaron unos minutos y ya la casa se sentía sola, ya la extrañaban… el tiempo se les haría muy largo.

Ale se fue por  seis meses pero terminaron por alargarse a dos años, Camila y Lucia la llamaban seguido, le escribían, de igual manera Ale les respondía.  La vida que Ale llevaba en España era diferente, conoció muchas personas, aprendió que la vida tenía mucho que dar y ella tomaría todo.
Dos años pasaron, aun sentía amor por Camila, pero ya estaba totalmente resignada.

Era domingo, las 8:35am o algo más, Ale abre la puerta del departamento, nadie estaba en casa, llegó de sorpresa y la sorprendida era ella, al no ver a nadie más.  Fue a su cuarto, todo estaba como lo dejó, se recostó en su cama, cuanto la extrañó, la almohada tenía el aroma del perfume de Camila, que delicia. Estaba cansada del viaje, así que decidió darse un baño y descansar hasta que regresara alguien.
Ale estaba disfrutando del agua y no escuchó que alguien había entrado, unos ojos verdes la miraban, confundida.  ¿Quién sería? no la conocía, pero aun así, esos ojos verdes se quedaron deleitándose con la figura que se dejaba ver a través de la cortina del baño.

Una sensación extraña invadía el cuerpo de Ale, se sentía observada, pero no le molestaba, al contrario le gustaba, por un segundo ignoró la mirada, pero después, al salir de la ducha completamente desnuda se cruzó con la mirada de una joven muy hermosa y sorprendida al ver la figura desnuda de Ale, los ojos verdes de esa joven estaban fijos en el cuerpo de ella, y por otro lado Ale veía divertida, no sabía porque, pero le gustaba ver la impresión que causaba en esa joven, además le parecía conocida.

¿Entonces continuarás ahí parada, o saldrás para poder cambiarme?- dijo Ale

La voz de Ale provocó que el cuerpo de aquella niña se estremeciera por completo,  era perfecta, el cuerpo perfecto, la voz dulce y sus ojos, esos ojos negros que parecían que podían mirarle el alma, luego de estar unos segundos ahí  parada sin responder, sin decir nada, al fin se percató de que tenía que darle su espacio, pero algo no le permitía moverse, así que cuando Ale se dio cuenta que no conseguiría nada, ya que esa niña tan hermosa parecía pegada al suelo y ya estaba entrándole un poco de frío, así que no le quedó más que caminar hasta donde se encontraba ella, ya que su bata estaba justo tras la joven de ojos verdes, así que cuando quedo frente a ella, la tomo de los hombros la hizo a un lado, tomo su bata, se la puso y fue directo hasta su cuarto, no comprendía porque, pero no podía dejar de sonreír por el modo en que esa niña la estaba mirando, le complació, muchas mujeres la habían mirado con deseo, pero la mirada de esa niña era diferente, las otras miradas no le gustaban, pero la forma en la que ella la miró le encantó, al terminar de cambiarse decidió salir a la sala a ver si tal vez, podía encontrar a la niña de nuevo y en efecto ella estaba ahí sentada con la cara roja de la pena.

-¿Y cómo te llamas niña? -La joven la miró aun roja, respiró profundo y respondió.

-Estefani, Eff para los amigos ¿y tú? - No lo podía creer, era ella, con razón le parecía conocida, era la hermana de Lucia, que diría Lucia si se enteraba que se paró desnuda delante de su hermanita, aunque de niña, sólo los ojos, ya que su figura era esbelta, muy hermosa, la miró de nuevo como queriendo saber más de ella.

-Soy Alexandra, pero Ale para los amigos.

-Tú eres la amiga de mi hermana, verdad.

-Sí, yo misma soy.

-Pero no te esperaban,  ellas se fueron de campamento, regresan el lunes.

-No imaginé que eso pasaría, no me queda de otra, tendré que esperarlas.

-¿Aquí en la casa conmigo? - la idea de pasar todo ese tiempo a solas con esa increíble mujer ponía nerviosa a Eff, aunque la idea no le desagradaba para nada.

No hablaron más, Eff no sabía que decir, ya había escuchado algo de ella.  Ale era la mejor amiga de Camila y tal parecía que Lucia  sentía una cierta admiración por ella, escuchó en muchas ocasiones que era hermosa, pero al verla en persona, se dio cuenta que todo lo que dijeron de ella, no le hacía justicia, porque en persona, era más hermosa de lo que la describieron. Las dos no intercambiaron muchas palabras el resto del día ni el resto del fin de semana, era evidente lo nerviosa que Eff se ponía cada vez que Ale se le acercaba.

Domingo por la noche, Eff se encontraba en la cocina tomando una taza de café, Ale en su habitación profundamente dormida. Eff se asomó hasta su cuarto para preguntarle si es que deseaba un café también, la puerta estaba abierta, la llamó una vez, no recibió respuesta, empujó la puerta un poco más para darse paso. Ale estaba dormida, la sábana que la cubría dejaba al descubierto su figura, Eff pensó que era perfecta y lo era, no pudo evitar acercarse un poco más, el rostro de Ale estaba tan pacifico, su expresión era dulce. Cuando estaba despierta, lo primero en lo que uno se podía fijar era en sus ojos, pero ahora dormida las facciones de todo su rostro eran irresistibles. Eff se acercó más era como si un imán la arrastrara hacia la cama de esa mujer que apenas conocía,   pero que ya la tenía fascinada, ya Eff se encontraba sentada en la cama, muy cerca de Ale. Sus latidos se aceleraron muy rápido, acercó su rostro hasta la frente de la mujer que estaba dormida, aspiró su aroma, lo reconoció muchas veces, soñó con ese aroma, era como si su cuerpo pudiera reconocer la calidez que emanaba del cuerpo de aquella mujer,  era como si su cuerpo le pidiera que se acercara más. Eff no tenia voluntad propia, ya la había perdido desde la primera vez que la vio y ahora era como si su cuerpo se moviera solo, su corazón cada vez latía más fuerte, un centímetro más y podría darle un beso en la frente. Estaba consciente que en cualquier momento se podría despertar, pero no le importó, la necesitaba cerca, lo sabía, la esperó siempre, esperó siempre esa sensación que en este momento la invadía. A su mente le vinieron imágenes de sueños, sueños en los cuales ya la había visto, pero que sólo hasta ahora pudo reconocer.

Una sensación de calidez, de tranquilidad recorría el cuerpo de Ale, tenía los ojos cerrados, pero podía sentir que alguien estaba a su lado y muy cerca, no quería romper la magia, no sabía por qué con Camila era diferente, ella la amaba, pero nunca sintió este deseo casi insoportable de besarla, de abrazarla, de sentir su piel, siempre se conformó con su amistad, pero ahora era diferente, la verdad es que no podía explicar que de especial podría tener esta niña que le gustaba porque si, era así, le gustaba.

En eso, sin darse cuenta abrió los ojos, Eff estaba muy cerca, sus miradas se encontraron, por mucho tiempo Ale había sufrido y hasta querido dar la vida en nombre del amor que sentía por Camila,  por el  amor que le profesaba, pero esta vez era diferente, al ver los ojos de esa niña sentía las ganas irrefrenables por besarla.

-¿Crees que está bien que te encuentres tan cerca de mi?- murmuró Ale

-No lo sé y no me importa…
En un gesto sin pensar, Ale le pidió que se acostara en la cama con ella, Eff así lo hizo. Cuando ya se encontraban en la misma cama, Ale abrazó a la joven, su corazón se encontraba muy acelerado, pero feliz, incomprensiblemente feliz. Doce años enamorada de una misma mujer, Doce años llorando por ella y sólo bastaron dos segundos para perderse en los ojos de esa niña, no hablaron, sólo se quedaron quietas, disfrutando del calor de sus cuerpos. Salió corriendo de su país para olvidar a Camila, para encontrar otro amor, para encontrar la paz, pero sólo la encontró cuando regresó, de esa manera se quedaron hasta muy tarde en la noche, aun no podían expresar que sentían, cuando ni ellas lo tenían claro.

Ya a la mañana siguiente llegaron Camila y Lucia, sólo Eff se encontraba despierta.

-Pero que bien, que tal su paseo, ¿me extrañaron?

-Claro cuñadita, si eres indispensable para nuestra  felicidad.

-Pues no parece, ni una sola llamada.

-Vamos hermanita, no seas resentida, pero dime, ¿Qué tal tu fin de semana?, ¿saliste a algún lado?

-No, pero hay algo que les gustaría ver…

Las dos le preguntaron a coro ¿qué?

-Pues yo, ¿no les agrada?- sorprendió Ale

No lo podían creer, hacía dos años que no la veían y ahora estaba ahí sin previo aviso.  Camila corrió a los brazos protectores de su amiga. Las lágrimas no podían hacerse esperar, sí que la había extrañado. Nunca imaginó verla y en especial ese día. Se contaron sus vidas, todo lo que fue de ellas desde que dejaron de verse. Camila y Lucia hablaban, reían. Le contaban todo con lujo de detalle, pero por primera vez, Ale no las escuchaba, miraba atenta la  sonrisa de Eff, sentía que su corazón latía cada vez más rápido cuando ella hablaba.

Los días pasaron, Ale no podía oculta la atracción que sentía por Eff y tampoco quería hacerlo. Eff por otro lado le confesó a Lucia lo que sentía por Ale, sólo por eso Lucia decidió contarle toda la historia de Camila y de Ale desde que se conocieron y de cómo es que gracias a Ale, ellas podían disfrutar de su libertad.  Ale amaba a Camila entonces, todo lo que creyó sentir que Ale le transmitía no era real. Ale sólo la miraba como la niña que salvó, Después de lo que su hermana le contó, Eff quedó muy triste, se enamoró de una persona que lleva amando a otra toda su vida ¿Qué oportunidad tendría contra eso? Ninguna.  
Eff trató de alejarse de Ale, no quería salir lastimada. Ale notó la lejanía, no entendía por qué, pero se lo preguntaría.

-¿Qué es lo que sucede? ¿Te molesté con algo?

Eff quería gritar que sabia la verdad, que no tenía que fingir, que sabía cuan enamorada estaba de Camila, pero no dijo nada, sólo la miró a los ojos, esos ojos que la derretían y salió sin decir mas

Camila y Ale aun seguían siendo las mismas de siempre, como si el tiempo nunca pasara para ellas, aunque ahora una pequeña cosa era diferente, Ale no paraba de hablar de Eff, preguntando si estaba con alguien, que si también gustaba de las mujeres, ahora su vida no dependía enteramente de Camila, ahora sus pensamientos eran de Eff.

Ya eran como las 10 pm cuando Eff llegó a casa en compañía de una hermosa mujer, cuando Ale las vio juntas, sintió que su sangre estaba  hirviendo por la rabia, los celos. Nunca sintió tantos celos como esa noche, ni por Camila. Eff despertaba todos sus sentidos, Ale se había enamorado de la hermana de la mujer que le quitara su primer amor, por el modo que se trataba con su amiga dio a entender que era más que su amiga, esperó que subiera a su cuarto y la siguió.

- ¿Quién es ella?

-Estoy saliendo con ella, no sé, lo intentaré- respondió.

-¿Estás enamorada de ella?

Eff quería decir que no, pero evitó responder, sólo se limito a decir:

-Tal vez, aunque no tanto como tú de Camila.

Los ojos de ale se clavaron en los de ella, cuando le quiso responder Eff se limitó a salir, dejándola sola. Ale no era de las que forzaban las cosas y no quería forzar nada con Eff, así que se limitó otra vez, a dejar el camino libre para su felicidad, a costa de la suya propia.

Cuando fue a la sala encontró ha Eff sentada en las piernas de aquella desconocida, se la presentó, pero Ale ni siquiera escuchó su nombre, tomó una chaqueta y salió de ese lugar. Caminó sin rumbo fijo hasta que sin darse cuenta se encontraba en casa de Carlos, su gran amigo al entrar vio que  también estaba Pamela, tenían una botella de vino. Terminaron la botella, Ale les contó lo que sucedía, pero esta vez no se dejaría, no dejaría que se la quiten, tal vez sería por las copas de más, pero convenció a sus amigos que la acompañaran a llevarle serenata.

Medianoche, la música suena afuera, alguien la llama, sale a ver por la ventana y era ella, la chica de los ojos negros que por primera vez se decidió a luchar por una mujer.

-No sé quien sea con la que llegaste y no importa, porque si llegaste con ella, pues te irás conmigo… esta canción es para ti.

Ale cantó acompañada de la guitarra de Carlos y como segunda voz Pamela la canción “songbird”

Por ti...
No habrá más llantos
Por ti...
El sol brillará
Y siento que cuando
Estoy contigo
Todo está bien
Sé que está bien
A ti...
Te daré el mundo
A ti...
Nunca voy a tener frio
Porque siento que
Cuando estoy contigo
Todo está bien
Sé que está bien
Y los pájaros cantan
Como si supieran
La partitura
Y te amo, te amo
Te amo
Como nunca antes
oohhh
oohhh
Y te deseo todo el amor
Del mundo
Pero por sobre todo
Te deseo que venga de mi
Y los pájaros siguen
Cantando
Como si supieran
La partitura
Y te amo, te amo
Te amo
Como nunca antes
Como nunca antes

Cuando terminó de cantar, se acercó bajo la mirada incrédula de los presentes, tomó a Eff por la cintura y la besó, por primera vez sólo pensó en su felicidad

-Te amo, ¿sientes algo por mí?

Era la primera vez que le dijo esas palabras, la primera de muchas porque a partir de esa noche, las dos no se separaron nunca más.

No sé cómo explicar lo que Ale vivió, pero todo lo bueno y malo, todo lo que sufrió, dejó de sufrir, todo eso, sólo era para prepararla, para el día que se encontrara con el verdadero amor, en este caso  Eff,  amó a Camila, pero Eff se convirtió en su pareja, en su amiga, Cómplice, en la dueña de todo lo que era y lo que llegaría a ser. La historia de la chica de ojos negros no termina aquí, al contrario recién comienza al lado de su ahora gran amor…








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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sonia Derechos Reservados
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10 comentarios:

  1. Una hermosa historia!!♥ (Es gracioso, pero al ir leyendo supuse que Ale se quedaría con Eff, :) jaja)
    Felicitaciones a la autora :)

    Neres.
    Argentina

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  2. Hermosa historia..Wowwww como escribes

    Yfza
    Peru

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  3. muy bella historia me gusto muxo :)


    Angela - Peru

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  4. Increíble cruel y muy bella, me encanta la cantidad de sensaciones q tuve mientras leía esta historia.
    Isa

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  5. Esta se convirtió en mi tercera historia favorita.
    Felicitaciones a esta gran escritora, sigue así.

    Kriss - Venezuela n_n

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  6. Realmente es hermosa la historia!!!!

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  7. esta historia es estupenda¡¡¡¡¡¡,, aaa seria algo maravilloso pues si arias una segunda parte de esta hermosa historia..

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  8. Uffff lo que me causo cuando la lei lo q sufrio con Ale por corresponder a ese amor de cami me mato eso y que alegria despues que encontro Eff wauu me facino como escribes felidades genia besitos Ro ARGENTINA

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  9. que hermosa historia !!!��❤❤ llore!! es lo mejor q he leido

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  10. Hermosa historia y para la autora que siga escribiendo es hermoso y puede que aigan personas que no sean capas de valorar tus palabras pero ahy quienes si la valoran y disfrutan de ellas

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