Esa mañana llegué de Madrid, después de rentar un apartamento y
organizar todo para el traslado. Al abrir la puerta, me recibió un silencio
frío. Encontré la casa despojada de muebles, nevera, algunos libros y CDs;
corrí a la habitación y en la cama estaba Susana sentada. Su mirada se perdía
en el infinito y apenas se inmutó al verme.
Me acerqué a ella, me senté a su lado y le abracé; aunque sus
brazos no enlazaron mi cuerpo y pronto se separó de mí con cara de malestar y
el ambiente empezó a tornarse tenso…
Isabella: - ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
Susana: - He tenido épocas mejores, mi padre dijo que pronto
pasará y la verdad es que siento que así será.
Si antes tenía dudas y temores, ahora sí que me había dejado en
cero. Nuestra relación no estaba pasando su mejor momento y mudarnos a Madrid
era lo que estaba buscando para darnos un nuevo comienzo, lejos de los
perjuicios y nuestras faltas.
Isabella: - ¿Cómo que tú padre dijo? –Le miré inquieta - Me
devolvió la mirada y pronto la apartó, sus ojos se clavaron en el suelo y luego
articuló-
Susana: - Lo he estado pensando y es posible que todo esto sea un
error… Y no es porque seas mujer, sabes bien que mi padre me ha aceptado como
soy desde siempre, el problema es que seas tú…
Isabella: - Que sea yo… ¿A qué te refieres?
Susana: - Sí... a que vivas de utopías y peor aún que me arrastres
contigo a seguir algo que yo no quiero.
Isabella: - Pero yo no estoy arrastrando a nadie, pensé que tú
también querías esto para las dos.
Susana: - Lo siento, yo ya no sueño con eso que tú sueñas… - Esa
última frase desató una avalancha de tristeza que me arroyó…
Isabella: - ¡Mujer! Y me lo dices ahora.
Susana: -Y ¿cuándo querías que lo hiciera? O acaso hubiese sido
mejor si fingiera que todo iba bien.
Isabella: -Es que, al parecer es lo único que has hecho durante
todo este tiempo.
Susana: -¡Isabella! No tienes el derecho a decirme eso, no tengo
la culpa de que no te des cuenta de lo que pasa en frente de tus narices por
andar viajando y olvidar que existe el Planeta Tierra, que existe el mundo
real, y que existía un nosotras…
Isabella: -Existía
un nosotras… Entonces, ¿ya no hay lugar
para las dos en tú mundo? - Le respondí con un hilo de voz, mientras por dentro
me pedía fortaleza para no arrodillarme ante la pena que me causaba tanta
frialdad-
Susana: -Esta aquí, nos trajo el tren... Sólo he venido a decir
adiós, ayer empaque todas mis cosas y están ahora en casa de papa. Deseo tengas
un buen viaje, que tengas éxito en Madrid… - Susana se levanto de la cama y
camino hacia la puerta de la habitación
Isabella: - ¿Y eso es todo? ¿Buen viaje, éxitos? - Como acto
reflejo imité su movimiento, mientras ella daba media vuelta decidida a
marcharse...
PARTE 2
Alcé la voz para que se detuviera.
Isabella: -¡Susana! Pero en qué momento… - Hice una pausa. Respire
hondo. Y antes de continuar, ella se adelantó-
Susana: - Si hubieses estado conectada a la Tierra quizá esta
realidad no te sería tan sorprendente… O acaso imaginas que una casa se
sostiene sólo con amor y ternura, no me vayas a salir con el cuento de que las
deudas se pagan solas o que el refrigerador sale cada domingo a mercar solito -Había
olvidado lo cruel que Susana podía llegar a ser, y recordarlo me lleno de
coraje-
Isabella: - Imagino entonces que fuiste la única persona que vio
el mundo caer, la única que ha hecho algo por mantener este hogar, la única que
se preocupa por un mejor futuro; y te preocupas tanto que prefieres huir en
lugar de dar soluciones -Hizo una mueca en negativa-
Susana: - Y ¿de qué me sirve? Es que francamente ya no me interesa
edificar ningún sueño a tu lado; no me pidas que me hunda más por ti… Tú no
eres la víctima…
Isabella: - ¿Víctima? Pero qué rayos! Yo no ando tras culpables,
ni tampoco busco redimir mis culpas… Sólo dime ¿por qué jamás me lo dijiste? ¿Dónde
quedó nuestra promesa de comunicarnos…? ¿De la confianza? ¿? - Empezó a avanzar
hacia la sala, tomó la fotografía de nuestro primer aniversario y mientras la
sacaba del portarretrato, dijo-
Susana: Se te hace tarde para el vuelo, y a mí ya no me nace
perder más el tiempo escuchándote, me da igual lo que pienses, nuestras
promesas no eran contratos y no estoy obligada a hacer nada que no se me venga
en gana - Rompió la foto en mi cara y me fulminó con un-
Susana: No intentes detenerme, adiós - Abrió la puerta y la casa
se inundó con el ruido de la calle, y antes de que se marchara, sólo atiné a
preguntarle: - ¿Hay alguien más? - Me di cuenta de la torpeza que había
cometido, sólo cuando ya flotaban las palabras en el aire. Sin voltear, en tono
burlón, Susana respondió:
Susana: - ¡JA! ¡Por favor, Isabella! Es lo único que se te ocurre,
¿verdad? - Bajó las escaleras y a lo lejos se escuchó, finalmente
Susana: - Eres increíble… - Cerré la puerta, y recordé sus palabras
“me llevo todas mis cosas” ¡sí, claro! Yo también ayudé a comprar todo lo que
se llevó... ¡Bah! ¡Si se lo quiere quedar que lo haga!
Esa noche fue una de las más difíciles que haya enfrentado en mi
vida. El padre de Susana no se fiaba de mí porque yo no tenía un trabajo fijo,
es de algún modo comprensible, él sólo quiere lo mejor para su hija; pero es
que tampoco hemos pasado hambre. Además confieso que el Señor Rodrigo, (el
padre de Susana), y yo mantuvimos desde
que yo recuerdo una relación hostil. Y
es cierto que de alguna manera me gusta vivir del idealismo y navegando en
otros planetas, pero no, no ando en las drogas; sólo que para mí no existe
mayor éxtasis que los sueños, describirlos es un desafío, cumplirlos son mi
anhelo… Por eso en contra de viento y marea me decidí por el camino que más me llena… Y ahora soy
escritora…
PARTE 3
“Tú no eres futuro para nadie, tu visión no va más lejos que la de
un niño aferrado a un juguete”.
Desperté sobre-exaltada, había revivido una de las tantas
discusiones con el Sr. Rodrigo. Son pesadillas que suelen atacarme cuando me
encuentro bajo presión. Además no me era fácil olvidar esa frase, aunque la
parte de mi vida llamada Susana, fuese ahora historia.
Aún era de madrugada y Lucía dormía tranquilamente en su lado de
cama. ¡Se veía tan bonita! La expresión de su rostro desprevenido por acción de
Morfeo era la de un niño pequeño que cierra sus ojos sin mayor preocupación,
sin importarle tiempo ni espacio.
Después de la noche en que Susana salió de casa, arrastré mis
emociones conmigo hasta España y bueno la vida dio las vueltas que quiso dar y
no niego que más de una vez me sentí mareada y desahuciada; pero lo logré. Viví
en Madrid por un tiempo y con uno que otro trabajito, me hice un espacio en
este nuevo mundo y en cuanto pude me instalé en San Sebastián, renté un lugar
cerca a la Playa de Zurriola y confieso que de vez en cuando me escapo a la
Isla de Santa Clara.
Han pasado ya dos años de los que no he vuelto a saber de ella. El
primer año, me limité a sacar mis
proyectos adelante; Susana y su padre fueron mi terror constante. Debo
reconocer que la presión, la decepción y dolor que me causan sus recuerdos, me
hicieron más fuerte.
Y bueno, pues, la mujer que ahora reposa tranquila a mi lado, ha
sido quien me ha dado el apoyo más grande, quien me ha recordado que todo final
por triste, frustrante o traumático que sea, tendrá un nuevo comienzo.
PARTE 4
La quietud de ese momento, era memorable, hasta que sonó el
teléfono. Era Harold, mi compañero más cercano de trabajo, mi mano derecha con
mi nuevo libro y sí también un gran amigo.
Isabella: - Harold, ¿Por Dios eres consciente de la hora en que
llamas? Vale, vale... Tranquilo, toma aire... ¡joder Harold respira!... ahora
sí dime qué pasa.
Ana: - ¡Cómo! - Alcé tanto la voz que Ana quedó sentada de golpe,
así que se apresuro para encender la luz.
Lucía: - Bella, cariño, ¿qué ocurre? -Levanté la mano para
que esperara a que terminara la llamada.
Isabella: - Harold, me arreglo y salgo para la oficina... No
hombre, que no me tardo, vale, te veo al rato - Lucía me miraba preocupada y
con expectativa.
Lucía: - ¿Y?
Isabella: - Se ha incendiado el edificio - Lucía abrió los ojos,
bueno más de lo normal. Siempre hace eso cuando algo le sorprende.
Lucía: - ¿Cómo que se ha incendiado el edificio? - La miré e hice
una pausa.
Isabella: - Sólo llego a dos conclusiones: 1) el “incendio” tiene
nombre propio y 2) Soy una idiota y estoy jodida.
Lucía: - Bella, cuidado con lo que dices yo no creo que
Mario haya causado ese incendio.
Ana: - ¡Lucy! No seas ingenua, claro que él lo hizo.
Lucía: - Sólo te digo... no te precipites y mucho menos lances
juicios de esa índole. Lo primero que van a hacer los investigadores cuando
llegues es preguntarte si tienes alguna sospecha... y no quiero que te metas en
problemas.
Isabella: - Lo sé, pero recuerdas lo que te conté, Mario dijo que
el jefe iba a lamentarse por haberlo despedido.
Lucía: - ¿Y a ti te parece prueba suficiente?
Isabella: - Pero es que lo gritó mientras lo sacaban a la fuerza
del edificio.
Lucía: - ¡Isabella!
Isabella: - Está bien... a lo mejor eso ya lo deben saber los
investigadores...
Lucía: - Así está mejor... - Dijo con aire de victoria.
Isabella: - Aunque si no lo saben todavía, me aseguraré de que
quede en las declaraciones - Lucía me miró e hizo un puchero, agarró la
almohada y empezó a golpearme, mientras reía.
Lucía: - ¡Eres de lo peor! - Inicié a hacerle cosquillas y
empezamos a jugar hasta que quede encima de ella, nos miramos un momento y me
mordí el labio inferior, Lucía sonrío y me dijo.
Lucía: - ¿Estás coqueteando conmigo? - No respondí nada, sólo la
besé - ¿No decías que estabas jodida? Porque yo te veo muy feliz.
Isabella: Bueno, es cierto que el edificio se ha incendiado, pero
me acordé de que ayer cuando pasaste a recogerme a la oficina te pedí que
subieras por el portátil y es allí donde tengo el libro que presentaré en tres
días, así que ya no estoy tan jodida -Lucía dejó de sonreír y me apartó. Se
sentó dándome la espalda.
Isabella: - ¿Qué pasa?
Lucía: - Mierda Bella... Lo siento...
Isabella: - ¿Cómo qué lo sientes?
Lucía: - Ayer cuando subí a tu escritorio, me encontré con Harold
y estaba tan emocionado por la reunión con los editores que no paraba de hablar
y se me olvidó el portátil... en el carro sólo subí las cajas que Claudia te
pidió que guardaras.
Fue entonces, cuando sentí que me congelaba en el tiempo, no
quería mirarle, no quería hablarle, no quería nada... Así que me levante de la
cama, me vestí y salí rumbo al edificio.
PARTE 5
Lucía: - Isabella se que estas enojada.
Isabella: - ¡Mujer! ya te dije que no pasa nada. Afortunadamente
la parte en donde quedaba mi escritorio y el de Harold no se quemó y los
computadores los tiene la policía, la información no se ha perdido.
Lucía: - Pero es que aún no encuentran a Mario y puede que los trámites
para que te devuelvan el portátil tarden más de dos días.
Isabella: - ¡Perfecto! Ahora recuérdame que tengo un gran margen
de probabilidades de perder una de las oportunidades más grandes de mi vida.
Lucía: - ¡Si ves! Lo sabía estás enojada!
Isabella: - ¡Que no! ¡No estoy enojada! Estoy aburrida,
preocupada, estoy MUY pero MUY preocupada.
Lucía: - Lo siento, sé lo importante que es esto para tu
carrera...
Isabella: - Ana hoy no dormiré en casa...
Lucía: - Isabella, por favor, no seas así -Lo dijo en tono de
suplica
Isabella: - Necesito pensar, sentir que puedo controlar la
situación, buscar con Harold alguien que nos ayude a que ese portátil este en
nuestras manos antes de pasado mañana.
Lucía: - Así que ya lo tienes decidido...
Isabella: - De verdad necesito organizar mi cabeza, entiéndeme...
Lucía: - Lo sé... pero es que detesto que te pongas en plan de
“pasiva-agresiva”, además que me siento fatal, me siento responsable de que... -
Puse mi dedo índice sobre sus labios
Isabella: Déjalo ser... ya pasará...
Lucía: - Dime qué puedo hacer para ayudarte.
Isabella: - A ti se te olvida, señorita contadora que debes
entregar informes de fin de mes y justificarlos ante la junta en la próxima
reunión, ¿verdad?
Lucía: - Eso puede esperar...
Isabella: - Sí, claro. Dile eso a tu jefe cara de piña a ver que
te responde.
Lucía: - ¡Oye! Qué mala eres.
Isabella: - Lucy, sólo... Ocúpate de tus cosas... - Cogí la maleta
que había hecho y me disponía a salir de casa-
Lucía: - No me lo vas a perdonar... ¿? - Pero no respondí, solo
volví la mirada hasta donde estaba y antes de partir recordé una frase y se la
dije: - “He aprendido que por
más fuerte que sea mi duelo, el mundo
no se detiene por mi
dolor”...
Acepto que estoy MUY enojada, y sí soy pasiva-agresiva. Pero
intento controlar mis emociones, bajo estas circunstancias no puedo convertirme
en una energúmena con Lucía, decirle cosas de las que muy seguramente después
me arrepienta y culparla de no prever un incendio del cual no teníamos la más
mínima idea de que ocurriría. Por eso me voy de casa por esta noche.
PARTE 6
Llegué a casa sobre las diez de la mañana. Lucía estaba allí,
había pedido el día para terminar los informes.
Lucía: - Te extrañé.
Isabella: - Estar fuera de casa para mí era necesario. Harold
encontró quien nos ayudara con los trámites, y la reunión se llevará a cabo.
Lucía: - ¿Y adelantaron la reunión para hoy?
Isabella: - Pues eso parece, además Harold me dijo que enviarán a
un delegado y que habían adelantado las cosas porque al parecer ellos deben
viajar mañana o algo así.
Lucía: - Pero... -Tocaron a la puerta
Isabella: - Espera. Yo abro. Hola Harold, ¿todo bien?
Harold: - Si todo muy bien, he traído champaña.
Isabella: - Harold, son las diez de la mañana y aún no he firmado
nada.
Harold: - Anda no seas
aburrida, después de todo lo que ha pasado no crees que hay razones para
celebrar, además hoy atraparon a Mario.
Lucía: - ¿Atraparon a Mario? -Harold no se había dado cuenta de la
presencia de Lucía hasta que escucho su pregunta.
Harold: - ¡Lucy! No sabía que hoy estabas en casa. ¡Wow! Mujer
Mírate, qué guapa estás.
Lucía: - Gracias - Después de que
Harold tonteara con Lucía, se acordó del asunto de Mario
Harold: - Y sí chicas les cuento que Mario ya debe estar
confesando.
Lucía: - Pobre chico...
Harold: - La desesperación nos hace cometer estupideces...
Isabella: - Ya lo creo...
Harold: - Pero hay algo más que debo comentarles. Isabella, mira
que hace un momento me llamó la persona delegada por los editores para revisar
los términos de tu libro y dijo que te esperaba para almorzar... -La noticia
cayó terrible entre nosotras
Lucía: - ¿Para almorzar? Luego la reunión no iba a ser en la
noche.
Isabella: - Si, Harold... ¿Por qué cambiaron todo?
Harold: - A ver tía, que yo no tengo la culpa, fue la chica esta
que me dijo que por la noche no se podía.
Isabella: - ¿Una chica?
Harold: - Sí, una chica que ha sido delegada por los editores...
una tal Susana Herrera, creo... -Sentí como si una onda de corriente pasara por
mi cuerpo, no podía ser posible... Pffff! No podía ser posible que de todas las
Susanas en el mundo, preciso fuera ella, me dije. Lucía se dio cuenta de mi reacción y se
apresuró a preguntarle a Harold-
Lucía: - ¿Y tú la has visto Harold?
Harold: - ¡Claro! la chica es preciosa. ¡No me digas que la
conoces! ¡A qué el Mundo es pequeño! A propósito aquí está llamando otra vez,
seguro quiere hablar contigo Bella. -Pero yo estaba muda... Son de aquellos
momentos en que desearías no haberle contado
toda la historia de tu “ex” a tu actual pareja...
Harold: - Señorita Herrera, sí, sí con él. Precisamente estábamos
hablando de usted. Ya le comunico a la escritora - Harold me paso su móvil.
Isabella: - Diga - Del otro lado de la línea hubo una breve pausa,
hasta que escuché-
Susana: - Bella, ¿eres tú? - ¡Esa voz! ¡Joder! ¡Joooder! ¡Era
ella! Guarde calma y trate de ignorarla.
Isabella: - Cuénteme, señorita Herrera en qué puedo colaborarle.
Susana: - ¿Señorita Herrera? Muy bonito de tu parte... En fin...
Quiero asegurarme de que nos veremos en unas horas.
Isabella: - Allá estaré sin falta, le veo al rato. Adiós -Colgué y
le entregue el móvil a Harold, quien me miró con extrañeza.
Harold: - ¡Y a ti qué te pasa? ¿Por qué fuiste tan tajante? -Me
hice la desentendida
Isabella: - ¿Pero de qué hablas?
Harold: - Ya, sólo pórtate bien esta tarde y todo saldrá de
maravilla para poder destapar esta botella. A menos de que quieras tirarlo todo
por la borda y esperar otros no sé cuantos meses para tener una oportunidad como
esta - Lucía recibió la botella, mientras Harold iniciaba a despedirse.
Harold: - Por lo pronto, debo ir a arreglar unos asuntillos, te
llamo luego para ver cómo fue todo.
Isabella: - Anda ya no seas intenso.
Harold: - Más te vale que todo salga bien.
Isabella: - Adiós Harold - Harold se marchó, mientras Lucía y yo
nos mirábamos con cierta tensión y molestia. Sabía que más temprano que tarde,
tendríamos que hablar...
PARTE 7
Lucía: - Fue la mujer que te trato como una basura y te hizo
sentir miserable durante meses. ¿Con ella quieres hablar?
Isabella: - Eso ocurrió hace dos años, no esperarás a que la odie
y la ignore de por vida… Además ya te dije que no es una cita, ella es la
delegada por los editores.
Lucía: - No me creas idiota, donde ella no quisiera verte jamás
hubiese aceptado el reunirse contigo, ni tú con ella.
Isabella: - Te recuerdo que Susana me llamó hace quince minutos a
decirme que ella es... ella y por si fuera poco que ya no es una cena sino que
es un almuerzo.
Lucía: - Sabes bien que ya hice las reservas en el restaurante.
Isabella: - Ni modo... cancélalas...
Lucía: - ¿Qué las cancele?
Isabella: - O dile a Camila que te acompañe así no las pierdes...
Lucía: - ¡Si claro! ¡Cómo no se me ocurrió antes! voy a llevar a
mi hermana al restaurante para
celebrar NUESTRO aniversario
mientras tú estás con la otra... ¡Oye Isabella esta vez DEFINITIVAMENTE te has
superado! - Bueno, acepto que no ha sido una de mis mejores ideas. Y sin
exagerar, Lucía estaba literalmente echando humo por los oídos de la ira.
Bueno, y yo no es que estuviera dichosa, honestamente no sabía qué hacer. Y con
todo lo que había pasado estos días no estaba de humor para celebrar nada-
Isabella: - Ya Párala Entonces cámbialas para por la noche.
Lucía: - Y será que para esa hora Susanita ya te ha dejado libre.
Isabella: - ¡Pff..! Estás imposible... mejor hablamos después...
Lucía: - Eso, vete, a la final es lo que mejor se te da!
Isabella: - ¿Pero es que no sé qué quieres que haga? ¡El almuerzo
es en unas horas!
Lucía: - Y ¿por qué no lo cancelas tú?
Isabella: - No me estás hablando en serio.
Lucía: - ¿Me ves riendo...? -La situación iba empeorando
Isabella: - Esto es importante, y no porque sea Susana... esto es
por el libro.
Lucía: - ¿Qué quieres decir? ¿Qué nuestro aniversario no es
importante?
Isabella: - Por favor, no digas bobadas
Lucía: - Bien, pues si no lo quieres cancelar, entonces llévame
contigo -Me hice en la cabeza una imagen de las tres en una mesa... ¡Desastroso!
Isabella: - No me parece una buena idea...
Lucía: - ¿Por qué? ¿No quieres que te dañe la cita? ...Anda...
Responde una cosa... ¿es que aún tú albergas la esperanza de que ella este para
ti? ¿Es eso? ¿Todavía no lo has superado? ¿La sigues queriendo…?
PARTE 8
Sentada en la mesa del restaurante, no dejaba de pensar en Lucía.
Luego de que me hiciera todas esas preguntas que de alguna forma me sacaron de
mí, di media vuelta y comencé a arreglarme para venir; Lucía estaba furiosa y
siguió lanzando indirectas, me decía una y otra vez que si así era el primer
aniversario no se veía en ningún otro a mi lado, opté por ignorarla, preferí
callar.
Lucía paro sus ataques cuando se dio cuenta que yo estaba llorando
y se fue de la casa, supongo que fue a visitar a su hermana Camila, quien ha
sido su cómplice, su confidente y hasta nuestra celestina.
Sumergida en mis pensamientos, sentí como una mano acariciaba
lentamente mi cuello y se posaba en mi mejilla, solo hasta cuando bajo a mis labios
reaccione, levanté la mirada y ahí estaba Susana, vestía elegante y no voy a
negar que se viera preciosa.
Susana: No sabes cuántas veces soñé con este día -Pensé en
responderle que yo también pero me contuve. Muchas veces después de que me
abandonara, lo único que yo hacía era pensar en un reencuentro y hasta la besé
más de una vez en uno que otro sueño.
Isabella: - Toma asiento - Le dije.
Susana: - Odio reconocerlo, pero el tiempo en que has estado sin
mi te ha caído de maravilla - En mi rostro se dibujo una sonrisa triste.
Isabella: - De eso no me cabe la menor duda.
Susana: - Veo que sigues siendo la reina del país
“pasivo-agresivo”.
Isabella: - Sólo soy sincera... - En ese momento se acerco el
mesero y ordenamos el vino y la comida, tan pronto como el mesero se retiró,
Susana dijo:
Susana: - Ya ha pasado mucho tiempo como para que me sigas
odiando, ¿no crees?
Isabella: - Ya ha pasado mucho tiempo como para que quieras seguir
jugando conmigo, ¿no crees? - Repuse en tono sarcástico.
Susana: - Tienes el derecho a estar molesta, me porte fatal
contigo.
El ambiente se torno supremamente incomodo, yo sólo quería irme a
casa, estaba tan retraída que no deseaba ni siquiera hablar del libro con ella.
El mesero llego con el vino y al rato llegaron los platos. No tenía apetito,
así que tome un poco de vino y empecé a darle vueltas a la ensalada con el
tenedor. Susana me miró y decidió romper el silencio
Susana: - Veo como ahora todo es tan diferente, es que es nada más
mirarte, te das gustos que no creí que algún día te pudieras dar. Dame la
oportunidad de construir contigo la felicidad que tanto soñamos -Sus palabras
me hirieron “gustos que no creí que ALGUN día te pudieras dar”, pero
¿qué rayos? Ya sabía para donde iría todo esto-
Isabella: - Ni siquiera sé porqué me sorprendo, es lo mínimo que
puedo esperar de ti...
Susana: - Pero que pasa cariño, ¿por qué te pones así?-Sus
palabras me irritaron bastante-
Isabella: - Yo no soy tu cariño, ¡yo soy tu NADA!, me has
entendido! Pero qué estúpida he sido! Por esos estas aquí... POR EL DINERO...
Susana: - Corazón no te enojes, mira la vida te ha cambiado, y con
la estabilidad económica que tienes ahora mi padre ya concibe la idea de que
seas mi pareja...
Isabella: - ¿Que tu padre, qué? ¡Pfff! ¡Basura! Ahórrate el numerito
y piérdete del todo de mi vida - Me levante del asiento y salí del restaurante
como alma que lleva el diablo, mientras escuchaba sus pasos tras de mí
PARTE 9
Susana: - Bella, por favor, yo sé que me he portado fatal
contigo, pero déjame arreglarlo.
Isabella: - ¡No más! Si alguna vez dude en olvidarte, hoy me ha
quedado más que claro que NO quiero estar de nuevo contigo -Aceleré el paso y
cruce la calle con el deseo de no verle la cara a Susana nunca más-
Susana: - ¡Espera! - Me detuve agitada, la miré con enojo-
Isabella: - Esto no está pasándome... ¡Dime! ¿Qué demonios
quieres? ¿Qué estás buscando de mí? - Me miró sorprendida, a pesar de todo
Susana y yo pasamos por muchas cosas y conoce mucho acerca de quién soy, ella
sabe bien que no suelo ser de las personas que al enojarse explotan y se
vuelven ofensivas, usualmente me callo o simplemente me voy. Pero en ese
momento básicamente la estaba enviando a freír espárragos y cuando comencé a
alejarme me tomo del brazo para detenerme y bajo la mirada-
Susana: - Isabella, es que no tengo todo el dinero para pagar la
cuenta...
Isabella: - ¿Cómo que no tienes dinero?, acaso este almuerzo no lo
paga la empresa de Editores.
Susana: - Lo haría si esta fuera la reunión para hablar de tu
libro.
Isabella: - ¿QUE? ¿De qué estás hablando?
Susana: - Inventé esta cita para hablar contigo antes de viajar
esta tarde, la verdadera reunión con los Editores es el jueves de la próxima
semana.
El enojo que llevaba se torno prontamente en decepción, y aunque
tuve ganas hasta de matarla, (y no sé hasta qué grado lo digo en metáfora), me
contuve, saque dinero de la cartera-
Isabella: - Toma, aquí tienes...
Susana: - Este dinero es más de la cuenta.
Isabella: - ¡Joder! Susana, cógelo.
Susana: - Yo no te estoy mendigando nada!
Isabella: - Mira, yo no voy a seguir discutiendo contigo... haz lo
que se te venga en gana pero déjame ir... ¡¡¡ENTIENDES DE-JA-ME IR!!! -Había
llegado a mi límite, así que le grité con los ojos llenos de furia... Hubo una
breve pausa, respiré profundo y Susana finalmente dijo-
Susana: - Bella... lo siento mucho... -Dio media vuelta
camino al restaurante, mientras yo había quedado petrificada viendo como se
alejaba. Me dije a mi misma.
Isabella: - Mi misma: tres años y medio de relación, más un año de
olvido, más un año con Lucía y una discusión fatal el día de tu aniversario se
reducen a un patético encuentro que finaliza con un “lo siento”. Por si
fuera poco, todo el stress de estos día con Harold para tener ese libro en
nuestras manos para que hoy ni siquiera se tratara del libro. Mi misma te
declaro ¡jodida!
¿Y ahora qué? Llamo a Lucía y le digo, hola mi vida, ¿sabes qué?
tenías razón y la cita fue una mierda y
recuerdas el libro, ¡Ah! Pues la reunión con los editores es la próxima semana.
A propósito, ¡Feliz Aniversario!
¡Bah! ¡No, no puedo salir con eso!
PARTE 10
Lucía no había regresado a casa. Camine hacia el balcón. Era la
primera vez que discutíamos de esa manera. Debe estar con Camila, pensé. Me
abrazó la tristeza y el viento de verano acompañó mis lágrimas de impotencia.
Salí a buscarla a casa de su hermana, necesitaba verla.
Camila es dos años mayor que Lucía y es de esas personas que te
dicen las cosas sin ninguna clase de adornos ni arandelas, sincera y algo dura, pero que cuidan y hacen hasta lo
imposible por hacer feliz a la gente que aman.
Cuando toqué Camila no tardó en abrir la puerta.
Camila: - ¿Cómo es que te vas el día de vuestro aniversario con la
otra?
Isabella: - ¡Hola Camila! Si, oye yo también estoy de puta madre Y
cuál otra
Camila: - No me hagas el tonto que ya sé lo de Susana.
Isabella: - Ya pero es que yo no estoy engañando a nadie con
nadie.
Camila: - Te recuerdo que entre esos “nadie” esta mi hermana.
Isabella: - ¿Me vas a dejar pasar?
Camila: - No creo que sea buena idea.
Isabella: - No quiere verme, ¿es eso? - Camila asintió
Isabella: - Camila sabes que hemos tenido una semana terrible, y
ambas nos hemos equivocado... no era mi intención hacerle daño
Camila: - ¡Pero lo hiciste!
Isabella: - Camila… por favor… -Me sentía tan miserable…
Camila: - Bella vete. Búscala mejor mañana, hoy esta
imposible hablar con ella.
Camine hasta el final de la calle sin voltear. Me detuve en la
esquina sin decidir qué rumbo tomar. En mente era una mezcla de frases, momentos
y canciones- “Cuando me siento perdida, voy hasta donde empezó el caos” “Es
posible que tengamos que cavar más profundo de lo que esperamos, para hallar la
raíz” “I'm sorry for blaming you for everything
I just couldn't do... I hurt myself by hurting you...”
PARTE 11
Lucía: - ¿Cami, ya se fue?
Camila: - Sí se ha ido.
Lucía: - ¿Y qué dijo?
Camila: - ¡Joder Lucía! ¡Madura de una buena vez! ¿Quieres saber
que ha dicho? Pues búscala y habla con ella!
Lucía: - ¿Y qué hago si me dice que sigue enamorada de Susana?
Camila: - ¿Y qué ganas con esconderte? - Pero Lucía no respondió
nada y no pudo evitar que las lágrimas volvieran a empañar su visión. Camila
estaba desconcertada, conocía a su hermana y sabía que no era de las chicas que
lloraran fácilmente ni de aquellas que le gustara el compromiso
Camila: - Oye, ¿realmente tienes miedo de perderle? ¿Esto no es
sólo una pataleta para hacerte sentir importante?
Lucía: - ¡Cómo me dices eso! ¡No te das cuenta como me duele todo
lo que está pasando!
Camila: - Lo siento, pero creí que Bella era otro de tus
pasatiempos...
Lucía: - ¡No! ¡No Camila! ¡Ella no es un pasatiempo! ¡Y ni se te
ocurra volverle a decir de esa manera!
Camila: - Vale, ya...
Lucía: - ¡Que llevamos un año! Joder! ¡Que hoy es nuestro
aniversario! ¿Acaso por quién me tomas?
Camila: - Perdona, pero es que tengo que recordarte lo de hace
unos años, porque es que yo juraba que Luisa era el amor de tu vida y luego
cuando me entero me vas diciendo que te saliste a vivir con Fernanda y después
me dices que te aburriste de ella y a los días te encuentro besando a Bella...
¡Coño! ¡qué contigo nunca se sabe! -
Lucía era consciente del peso de su pasado, pero ahora ya no le importaba
Lucía: - Puede que... yo no haya sido de lo mejor... ¡Pero eso ha
quedado en el ayer! Ella es mi presente y es de lo único que me quiero
ocupar...
Camila: - Ya... escondiéndote en mi casa.
Lucía: - Definitivamente tú tienes el tacto en donde yo te digo...
Camila: - ¡No seas quejicas! ¿Mejor dime qué piensas hacer?
Lucía: - No lo sé... Una parte de mí se muere por ver a Bella
y la otra parte esta herida, enojada y
no le quiere ver... -A Camila empezó a hacerle gracia la indecisión de Lucía,
quien parecía una niña chiquita que no sabe decidirse en si el vestido es rosa
o fucsia porque quiere ambos.
Camila: - ¿Y cuál gana?
Lucía: - No lo sé... ¡me estoy volviendo loca con este debate de
sentimientos!
Camila: - Interesante... ¿y cómo cuánto tiempo tarda el veredicto?
Lucía: - ¡Oye! ¡No te burles!
Camila: - Yo sólo te diré una última cosa. Puedes buscarle y
asegurarte de que esta noche no se acueste con Susana o padecer de insomnio
pensando en si ella está o no con Susana... ¡Tú decides y según veo le estas
dando ventaja a Susana! -Tal vez Camila no encontró la mejor forma de decirle a
Lucía que los problemas no se sufren sino que se asumen, pero empezaba a dar
resultado porque para Lucía la idea de Isabella y Susana juntas le oprimía el
pecho.
Lucía: - ¿Tú de qué lado estás?
Camila: - ¡A qué eres idiota! ¿De cuál crees? ¡Obvio del tuyo!
Lucía: - ¡Pues no lo parece coño!... o es que tú sabes lo que se
siente el sólo imaginar que ellas puedan en este momento estar...
Camila:- No me tienes que dar detalles... Lo que me interesa es
que entiendas que solo saldrás de la incertidumbre cuando decidas
enfrentarla... además que ella también es mi amiga y creo que merece la pena
que le escuches.
Lucía: - ¡Perfecto! Pues me voy a buscarla.
Camila: - ¿Tienes idea en dónde pueda estar?
Lucía: - No lo sé...
PARTE 12
Camila tomó el celular de Lucía. En entre risas le dijo:
Camila: - Oye guapa, ¿recuerdas que ya inventaron los celulares?
Lucía: - Ja, ja, ja. Muy graciosa. ¡Dámelo! Vamos... Umm! Ya está sonando.
Camila: - ¡Activa el speaker!
Lucía: - ¡Qué cotilla eres!
Camila: - ¡Que te den! ¡Anda Actívalo! - Finalmente cogieron el
móvil. Pero Lucía y Camila se quedaron mudas cuando escucharon la voz del otro
lado de la linea porque sabían que esa no era la voz de Isabella. Lucía iba a
colgar pero Camila cogió el móvil y se apresuró a hablar, Lucía se levantó del
sofá y camino hacia las escaleras.
Camila: - ¿Si? ¿Con quién hablo?
Claudia: - ¿Camila eres tú?
Camila: - ¿Claudia?
Claudia: - Sí, sí soy yo!
Camila: - ¡Lucía! ¡Es Claudia!
Lucía: - ¡Pero qué rayos hace Claudia con el celular de Bella!
Camila: - ¿Ya la has oído Claudia?
Claudia: - ¡Sí, fuerte y claro! Vaya que estamos de buen humor, ¿Eh?
Lucía: - Disculpa...
Claudia: - Déjalo...
Lucía: - ¿Claudia dónde está Bella?
Claudia: - Ammm... Lucía la verdad es que yo...
Lucía: - ¿Tú qué? ¡No me digas que está con Susana! ¡Por Dios!
Claudia: - ¡No lo sé! Puede...
Lucía: - ¿Cómo que no lo sabes y entonces qué haces con su móvil?
Claudia: - ¡Cálmate! Mira lo que pasa es que yo estaba con ella y
bueno me contó lo de vuestra discusión y luego todo lo que pasó esta tarde con
Susana y luego Susana la llamó y Bella se fue y dejó aquí el móvil...
Lucía: - Espera más despacio... ¿Cómo así que pasó con Susana en
la tarde? ¿Y cómo es que se fue a buscarla ahora? ¡Rayos!
Claudia: - Es una historia larga y no creo que deba ser yo quien
te cuente esto... tómatelo con calma todo tiene su momento...
Lucía: - ¿Qué me lo tome con calma? ¡Mira Claudia hablamos
después!
Claudia: - ¿Espera y que piensas hacer?
Lucía: - ¡Encontrar a Bella!
Claudia: - ¿Y dónde?
Lucía: - ¡No me importa! Donde sea... hablamos luego Claudia,
adiós
PARTE 13
Aún no comprendía por qué había accedido a verla de nuevo.
La verdad es que no podía permitirme ese final para nosotras. Sé
que van dos años desde que pasó todo y que ahora esta Lucía, pero no puedo ver
que tres años y medio de mi vida terminen después de una terrible discusión y
en un embarazoso “lo siento”.
Ahora me acercaba a la playa y ahí estaba Susana esperándome.
Susana: - Pensé que no vendrías...
Isabella: - ¿Alguna vez te incumplí una promesa?-En su rostro se
dibujó una tímida sonrisa.
Susana: - Después de todo lo que te he hecho, no puedo enojarme
porque no quieras verme de nuevo...
El viento de la noche soplaba al ritmo de las olas, mientras las
estrellas titilaban a lo lejos y una gran nube arropaba la belleza de la luna.
Susana observó también el paisaje nocturno y camino un poco más hacia mí. Luego
sus ojos se posaron sobre los míos.-
Susana: - Fue lo que siempre soñaste para nosotras, ¿recuerdas? No
parabas de hablar de una noche como esta...
Isabella: - Susana no hagas eso, por favor...
Susana: - He sido una tonta porque todos estos años sólo he
querido cumplir con lo que mi papa me ha dicho, pero jamás he sido capaz de
tomar mis propios riesgos, jamás me he decidido por ser feliz...
Isabella: - No olvides a Benjamin Button... “Nunca es tarde o
demasiado pronto”... aún puedes hacerlo...
Susana: - Pero no quiero hacerlo sola... quiero hacerlo a tu
lado.... -Sentí como se atoraba un nudo en mi garganta, así que baje la mirada,
mientras luchaba por no llorar. Susana tomo mi cara y dulcemente me obligo a
verle a los ojos, acercó su frente contra la mía, cerramos los ojos y empecé a
embriagarme con su aroma-
Isabella: - Sus... Susana... yo....
Susana: - Shhh... No digas nada... -Sus labios rozaron los míos
lentamente. Ahora estábamos respirando el mismo aire. Susana rodeo mi cuello
con sus brazos y profundizó el beso... Puse mi mano derecha sobre su mejilla y
me separé... quedando una vez más su frente contra la mía-
Isabella: - Nosotras... en una playa de San Sebastián... en una
noche hermosa como esta... y yo... - Mi voz era sólo un susurro... - Yo no me siento feliz... tan sólo me invade
la nostalgia porque este ya no es mi sueño...
Susana: - Lo sé... lo sé... Los planes cambian, las personas
cambian... No tienes idea como me duele el haberte abandonado; porque esta
mujer odiosa y despreciable, no es más que una máscara de una niña arrepentida
por todo el daño que ha hecho...- Rodeé con mis brazos su cintura y la abracé y
le dije al oído - No tienes por qué mortificarte más... yo ya te he perdonado.
Sólo falta que tú también liberes todas
tus culpas y podemos cerrar este capítulo de nuestras vidas...
Susana: - No quiero cerrar este capítulo de mi vida...
Isabella: - Ya no te aferres al pasado... Sé que no es
fácil... Pero escúchame me enamoré de ti
porque eres una chica fuerte, eres muy valiente, y a pesar de los errores de
seguro la vida te dará a alguien que te haga muy feliz...
Susana: - ¿Así cómo lo eres tu ahora? - Deshice el abrazo y mire
su rostro bañado de tristeza y desasosiego...
Susana: - Sé que hay alguien más en tu vida...
Isabella: - Sí... encontrarás a alguien, así como yo rehice mi
vida.
Susana: - Entonces ¿vas en serio con ella?
Isabella: - Se llama Ana... y sí le quiero mucho...
Susana: - Pues, no la conozco y me estoy muriendo de celos, porque
ella te ha dado lo que no fui capaz de darte...
Isabella: - ¿El qué?
Susana: - El brillo en tus ojos... a pesar de todo lo que implica
nuestro adiós, tus ojos se han iluminado cuando he preguntado por ella.
Isabella: - Es muy importante para mí...
Susana: - En ese caso creo que dejaré de ser una sombra en tu
vida. Y no te preocupes por mí... de
hecho mi trabajo aquí es temporal... solo vine a San Sebastián por que supe de
tu nuevo libro...
Isabella: - ¿Dónde estarás después?
Susana: - Aceptaré la oferta de trabajo en Nueva York.
Isabella: - ¿Nueva York?
Susana: - Así es...
Isabella: - Me enviarás postales o llamarás alguna vez?
Susana: - No lo creo... si no voy a estar contigo prefiero
quedarme con este recuerdo... Y si por alguna razón nos encontramos más
adelante, lo dejaré en manos del destino.
Isabella: - ¿Estás segura?
Susana: - Lo prefiero así... Bella... creo que es hora de
que te vayas...
Isabella: - Cuídate mucho, vale.
Susana: - Por favor, no permitas que nadie haga que dejes de lado
el ser maravilloso que eres. Gracias por haberme dado la oportunidad de estar
en tu vida...
Isabella: - Ten presente que a tu lado, a pesar de los
inconvenientes, yo fui muy feliz...
Susana: - No lo olvidaré...
Isabella: - Adiós Susana... - Comencé a alejarme hasta que Susana
quedo reducida a una silueta.
PARTE 14
Cogí un coche hasta casa de Camila, en el camino me di cuenta que
no llevaba el celular. Debí haberlo dejado en algún lugar cuando estuve con
Claudia, porque no creo que lo haya tirado en la playa.
Pagué por el viaje, me apresuré a tocar y una vez más Camila abrió
la puerta.
Camila: - ¿Tú por aquí?
Isabella: - No te alegres tanto de verme que te puede dar algo... -Repuse
con sinsabor.
Camila: - ¡Tonta! No me tomes a mal, pero es que Ana salió a
buscarte hace un buen rato.
Isabella: - ¿Te dijo que iría a casa?
Camila: - Sí...
Isabella: - Vale, entonces voy a por ella...
Camila: - ¡Espera! Espera un momento... -Camila me tomó del brazo
y me hizo entrar a la casa
Isabella: - ¿Qué ocurre?
Camila: - Necesito que me respondas una pregunta sinceramente...
¿tú de verdad quieres a mi hermana?
Isabella: - ¿Cómo que si la quiero? Camila por supuesto que la
quiero.
Camila: - ¿No vas a hacer que me arrepienta de habértela
presentado, o si?
Isabella: - ¿Pero a qué viene todo esto?
Camila: - Lucía lo ha tenido todo, papá y mamá la acostumbraron a
siempre ganar, a tener la razón, a controlar cada situación inclusive hasta
cada relación. Amo a mi hermana pero no voy a negarte que a veces me sorprende
y se lo he dicho más de una vez...
Isabella: - Lo sé, fue lo primero que me dijiste de ella después
de que nos encontraras besando en la fiesta de Claudia.
Camila: - Bella... esto es serio...
Isabella: - No te entiendo, desde ese día te dije que correría el
riesgo...
Camila: - Es que ya no eres tú la que me preocupa... Hoy me di
cuenta de que está enamorada de ti, hoy la he visto desesperada ante la idea de
que exista alguien más en tu vida...
Bella... tú no te imaginas todo lo que había preparado para este
día ni tampoco te imaginas cuanto le duele creer que te está perdiendo -Bueno,
aparte del almuerzo, no sabía que había organizado algo más -
Sé que las dos se han equivocado. Pero yo sólo te pido, por favor,
que si en realidad la quieres ni se te ocurra hacerla pasar por esto de nuevo.
Ha sido muy triste para mí verla de esa
manera.
Isabella: - Te lo prometo...
Camila: - Bien, y ahora mueve el culo porque Lucía debe estar loca
buscándote
Isabella: - ¡Vale! ¡Voy a por ella!
Camila no cerró la puerta hasta verme desaparecer al final de la
calle. Corrí en busca de un taxi y comprobé como hasta a la vida misma le gusta
el suspenso... Esperé y esperé y no pasaba un taxi vacío. Y es que cuanta más
prisa tienes, más lento andas...
PARTE 15
Estando a unos pasos de la puerta de nuestra casa, me di cuenta
que mis manos estaban muy frías y mi corazón latía con más fuerza. La casa
estaba a oscuras, pero tenía el presentimiento de que Lucía se encontraba
dentro.
Abrí la puerta y torpemente me acerqué a la cocina, encendí la
bombilla y desde allí pude ver como las llaves de Lucía reposaban sobre el
comedor. Fue inevitable sonreír. A pesar de que en la sala tenemos un puesto
especial para las llaves Ana tiene esa costumbre de dejarlas siempre sobre el
comedor. Subí las escaleras.
La oscuridad y el silencio, más que miedo, le daban un toque de
nostalgia al lugar. Me detuve en la entrada de nuestra habitación, pude ver
como las puertas que conectaban al balcón estaban abiertas de par en par y al
final del camino, se dibujaba el cuerpo de una mujer sumida en sus
pensamientos, que gozaba de cierta luz lunar. Camine sin hacer movimientos
bruscos. No quería asustarla. Me hice a un lado de ella intentando mirar la
estrella en la que se había detenido. Lucía no se inmutó por mi presencia.
Anhelaba decirle tantas cosas, y sin embargo, enmudecí. Le miré la
cara buscando sus ojos pero ella fingía no verme y se limito a ignorar mi
presencia. Pronto comencé a creer que debía mejor esperar a mañana, y como
decía mi abuela, “con cabeza fría” hablar con ella.
Isabella: - Me gustaría
saber... - Respire profundo - ¿Me gustaría saber si quieres tener esta
conversación mañana? -Tal cual lo había pensado, mis palabras se disiparon en
el aire y seguimos en la misma posición. Me acerqué a ella y la tomé
delicadamente por los hombros y la puse frente a mí.-
Isabella: - Lucy, por favor... Quiero arreglarlo... -Pero Lucía quitó mis manos de sus hombres y
camino hacia la esquina del balcón sin pronunciar palabra. Me dirigí hacia la
otra esquina y la contemplé por varios minutos. Me acerqué de nuevo y me detuve
a unos pocos pasos de su espalda.
Isabella: - Hace un momento estuve con Susana en la playa... y nos
besamos... -Lucía giró su cuerpo y espetó
Lucía: - ¡Qué buena forma tienes para arreglar las cosas! -Y
buscando la puerta, dejó el cuarto y se disponía a bajar las escaleras, corrí
tras ella
Isabella: - Sólo quiero ser sincera, por eso necesito que sepas
que nos besamos.
Lucía: - ¿Quieres ser sincera? ¡Perfecto! Entonces ¿dime por qué
no dejaste que te acompañara al almuerzo?
Isabella: - Hubiese sido más incomodo y desastroso de lo que fue.
Lucía: - Te conozco Isabella, no me creas idiota
Isabella: - Esta bien, no quería que fueras porque necesitaba
verla sin sentir la presión de tu presencia, porque no quería que Susana
pensara que te estaba usando como escudo para evadirla. Además yo entiendo que
esta situación nos afecta a las dos, pero no permito que intentes controlar mis
movimientos, ¿necesitaba ver a Susana? Sí tenía que hacerlo, tenía que arrancar
lo poco que quedaba, tenía que liberar el maldito miedo a su fantasma
Lucía: - Y ¿Tenías también que besarla?-Bajé la mirada y entré de
nuevo a la habitación. Lucía aún seguía en espera de una respuesta-
Lucía: - ¡Respóndeme! ¿TENÍAS QUE BESARLA?
Isabella: - Me pasé noches enteras deseando que Susana y yo
estuviéramos en la playa dando un paseo de la mano, nos deleitáramos con la
belleza de la luna y disfrutáramos del amanecer. Y sabes qué pasó hoy cuando
ese “sueño” se hizo “realidad”... Nada... no pasó nada, porque ya no me derrito en sus brazos ni mis labios
no se funden en los suyos... y ante eso no quedó más que decir adiós... Susana
fue muy importante para mí y por el cariño que le tengo a ese recuerdo, a eso
que alguna vez fuimos, hice lo que estuvo en mis manos para darle un final
digno... y no sé si tenía que besarla... sólo puedo decirte que pasó y que
tienes el derecho a saberlo...
Lucía se había sentado en la cama y había dejado de reprimir su
llanto, mientras yo me sentaba a su lado.-
Isabella: - Yo no quiero justificarme, ni esconderme en excusas.
Me he equivocado y de verdad me duele mucho saber todo lo que te he hecho pasar,
no me gusta verte así y menos por mi culpa. Por favor, perdóname - Deseaba
tanto acercarme y secar sus lágrimas, abrazarla, besarla...
Isabella: - Después de creer que ya nada merecía la pena, de
pensar que después de Susana no existiría nadie más, que no me volvería a
sentir como una adolescente con ese indescriptible vacío en el estomago o el
frío en mis manos... Entraste a mi vida... Y Fue esa sonrisa coqueta, tu
dulzura, tu locura… Fueron tus manos sobre mi rostro, los días de tu vida junto
a la mía… Fuiste tú quien me devolvió la fe... - Lucía secó sus lágrimas
lentamente, se echó el pelo hacia atrás y levantó la mirada.-
Isabella: - Haré lo que me pidas. Si quieres que me vaya, me iré.
Si quieres tiempo, te lo daré, sí quieres acabar con esto, lo entenderé; pero
volveré a buscarte y lucharé por ti… porque te quiero y porque sé que me
quieres...
Lucía: - Cásate conmigo... - Mi mente quedó en blanco, sólo podía
mirarla con sorpresa. Esperaba cualquier reacción excepto esta.
PARTE 16 (FINAL)
Lucía se levantó y fue a por una cajita de regalo con un sobre.-
Lucía: - No era lo que había planeado para este día... pero si no
lo hago hoy sé que seguiré aplazando algo que he soñado un par de meses
atrás... - Tomé el regalo. Abrí el sobre y dentro había una foto de una noche
con una vista preciosa en la Isla de Santa Clara y detrás de ella decía: “Desde
aquí me pase varias noches deseando que una estrella me hiciera sentir su
luna.” Y dentro de la cajita reposaban dos anillos de compromiso que tenían
grabados nuestros nombres-
Isabella: - ¿Estás segura de dar este paso conmigo?
Lucía: - Tú eres todo lo que yo necesito...
Isabella: - ¡Porque es que tu eres todo lo que yo quiero en la
vida! -Lucía tomo el anillo que tenía inscrito su nombre y mientras lo ponía en
mi dedo anular me dijo.
Lucía: - ¿Eso es un sí?-Así que yo tomé el anillo con mi nombre y
lo puse en su dedo anular.
Isabella: - ¡Claro que me caso contigo! -Miré el anillo una vez
más, luego busqué los ojos de Lucía y nos quedamos viéndonos un rato. Me
levanté de la cama y quedé frente a ella, quien seguía sentada. Me incliné
hacia ella y le besé la frente.
Isabella: - Gracias... - Luego le besé la mejilla y de beso en
beso llegué a su boca. Nuestros labios se fusionaban con cada roce y la intensidad
de nuestro deseo iba en aumento. Lucía me agarró de la cintura, me atrajo hacía
ella y yo separe un poco las piernas para poderme sentar sobre sus muslos.
Lucía bajo sus labios por mi cuello y desabotonó mi camisa, se deshizo de mi
sostén y mojó mis pechos con su deseo. Tomé su rostro con mis manos, la besé de
nuevo, mientras Lucía se dejaba caer sobre su espalda. Esta vez yo me encargaba
de recorrer su cuerpo y pronto la ropa dejo de ser un impedimento para vivir
nuestra faena y así llegar al clímax.
Finalmente, los cuerpos que habían danzado al mismo ritmo cayeron
vencidos doblegados por el placer.
Cuando desperté me di cuenta que su cuerpo desnudo seguía abrazado
al mío. La contemplé, tomé su mano y miré los anillos, me acerqué a su oído y
susurre.
Isabella: - Te amo... - Besé su mejilla y me disponía a levantarme
cuando Lucía se despertó y aún medio dormida me dijo.
Lucía: - Cariño, ¿para dónde crees que vas?
Isabella: - A darte una sorpresa, ya no tan sorpresa, con un súper
desayuno - Entonces Lucía inició a besar mi cuello y subió hasta mi oreja...
Lucía: - Mmmm... Me temo que eso no se va a poder... - Mientras
mordía mis labios le dije.
Isabella: ¿A no?
Lucía: - Mmm no, no lo voy a permitir.
Sobra decir que no desayunamos y almorzamos algo tarde. Además que
después conversamos largo y tendido, le conté todo lo que había pasado con
Susana en el restaurante y luego en la playa; ella por su parte me contó cómo
había sido su día con Camila y su conversación con Claudia; y así supe donde
había quedado el celular.
Ese día nos decidimos a ser felices, a pesar de los problemas que
puedan surgir. En ocasiones me da miedo a que esto pueda acabar, pero sé que
tampoco puedo pedirle a la vida que nuestra relación no cambie, porque “el
cambio es lo único inmutable” y como dice una gran canción “en el cambio
está la evolución”; así que disfruto a su lado cada momento y procuro
aprender de su amor, de su “dulce locura” y por supuesto de mis
errores.
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Me facino me encantooo ,aunque ya lo debes saber pero dejame decirte sos una geniaa me emociono y sufri con tu historia me hubiese parecia injusto q Bella se fuera con la cobarde de susana pero se kede con Lucia espero seguir leyendo historias tuyas besotes ROSANA DE ARGENTINA
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