Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La Loba - Riba and Yop

La nieve caía mansa sobre ella, el frío la helaba. El hielo se derretía al contacto con su piel. Allí en pleno valle nevado, observaba el hermoso panorama del invierno, ese invierno que tanto amaba, esas montañas que tan bien conocía, inmensas con aquellas cimas blancas, sus mantos nevados la invitaban, la envolvían.
Un aullido la sacó de su aturdimiento, un aullido profundo, desgarrador.
Giró la cara y allí, no muy lejos de ella, en medio de la nieve con una mirada profunda, terrorífica, la loba la miraba, el fondo blanco le daba un poderío al animal que impertérrito seguía aullando.



Alma le sostuvo la mirada, esa mirada temblorosa por el frío y el miedo, un frío recio que se iba calando en sus huesos como las caricias en la piel.
El aullido era devuelto por el eco de la montaña, la nieve cesó en su caída. Alma se apretó su abrigo, ese de piel suave y abundante que en ese momento parecía no existir, porque su sangre parecía helarse dentro de ella.
La mirada de Alma seguía fija en el animal, pelo largo, negro, el morro blanco, ojos de luna, patas de color marrón ¡extraño animal!  Pensó ella.  Intentó acercarse. Sus pies entraban en la nieve y con dificultad volvían a salir, así uno tras otro .El rastro de sus huellas hacía que el paisaje perdiera hermosura.
La loba  la miraba y sus ojos tomaban una expresión de suavidad.
Alma comenzaba a acusar el cansancio, sus manos se introducía en esa nieve blanca brillante para ayudarse en sus cansados movimientos, el corazón bombeaba sangre y a la vez sus latidos se aceleraban. Los ojos azules profundos de Alma no dejaban de mirar hipnotizada aquellos ojos de luna que parecía esperarla.

Finalmente se detuvo, el frío y el esfuerzo la dejaron exhausta, allí medio enterrada en la nieve la vio alejarse como si bajo de ella no existiera esa enorme capa blanca que cubría el valle.
“¡Alma, Alma!” unos gritos llegaron a lo lejos, volteo, pero antes pudo ver como la magnífica loba se giraba como diciendo: “Ya sé cómo te llamas” y continúo su carrera.
Su corazón se fue detrás de aquel animal, su mirada buscaba la procedencia de la voz que la llamaba, su mente corría detrás del pelaje de la loba, que se perdió en la inmensidad del horizonte.
-Sí, sí estoy aquí.

-Te buscaba- se acercaba su hermana- mamá preguntó por ti, me dijo que dejaras de perder el tiempo siempre perdida en esta llanura, te estamos esperando.

-Vale, vale, vamos.

-¿Qué hacías?

-Miraba a mi alma gemela.

-¿Qué?

-Nada,  déjalo, vamos.

Se acababa el día. Asomada en el balcón esperaba.
El estrellado cielo  intentaba iluminar el valle, sus ojos se esforzaban por ver entre la negrura que las estrellas no podían anular a pesar de su intento.
Sus oídos expectantes ante cualquier ruido.
Esperaba, se impacientaba, el frío seguía cayendo sin piedad, su mandíbula comenzaba a tiritar, pero se negaba a meterse dentro al calor de las llamas que iluminaban su habitación.

De pronto sus oídos captaron lo que con tantas ansias anhelaba.
El aullido se sintió a lo lejos, el viento se lo traía a su balcón, y ella lo respiró. Agudizó la vista y allí la vio de nuevo como esperándola. Cerró la puerta de cristal y ahí acabó el día.
Su cuerpo acurrucado bajo las mantas, su cabeza casi perdida en esa almohada de plumas, evocaba su gran secreto, su sueño dorado. Ella allí en forma de loba junto a ese animal, esa loba que cada noche aullaba por ella, que la seguía y vigilaba en el valle. El cuerpo de Alma era ágil,  lleno de pelo, su nariz olfateaba a su compañera, y las dos corrían, saltaban, dejaban el valle y se adentraba en las montañas, su amada loba corría pero no la dejaba sola, ella se esforzaba por seguirla. La esperaba en aquella cueva y allí se introdujo junto a ella y allí tumbadas una junto a la otra se pasaba la noche acariciando aquel cuerpo de loba pero corazón de mujer.
Por la mañana despertaba exhausta, sudada, como si en realidad no hubiese sido sólo un sueño, sintiendo el esfuerzo físico de haber corrido a través de valles y montañas… la acompañaba una sensación dulce, un recuerdo inconsciente de haber amado, un sentimiento de plenitud que nunca había experimentado estando despierta.
Alma no podía resistirse a la indomable tentación de esperar a su amada todas las noches en su balcón, recién cuando el llamado en forma de aullido inundaba su espíritu se acurrucaba en su cama y el sueño recurrente la invadía.   
Pero aquella noche tomó una decisión, ya no más vislumbrar somnolienta el goce que imaginaba. Esperó como siempre pero no en su balcón,  cuando su madre y hermana su hubieron dormido, Alma salió al pórtico, camino unos metros hasta los límites de la casa y aguardó ansiosa la llegada de ella, de su loba.
No habían pasado unos minutos cuando el silencio de la noche se vio quebrado por el llamado en forma de aullido, los ojos de luna asomaron entre los arbustos, y no dejaron de mirarla hasta que Alma avanzó hacía ellos. Al verla acercarse el animal giró sobre sí y comenzó su marcha hacia las montañas, volviéndose cada momento como para asegurarse que Alma la seguía. Parecía elegir el mejor camino, como favoreciendo el derrotero de la mujer que había venido a buscar.
Al llegar al acceso de una cueva semi oculta en las montañas, los ojos de luna penetraron la mirada de Alma, en ese brevísimo instante parecieron decirse mil cosas sin palabras, luego se introdujo en la cueva. Un temor casi imperceptible recorrió el cuerpo de Alma, sabía, sentía, que si traspasaba esa entrada, todo cambiaría para siempre, su mundo gris, su vida, su familia, todo dejaría de tener sentido, desaparecería… con un instinto casi animal también tenía la certeza que su destino estaba aguardándola en el interior rústico de la montaña.
Sin dudarlo más entró, sus ojos humanos tardaron en adaptarse a la oscuridad que reinaba en el lugar. Poco a poco las sombras corrieron su velo a la luz de una fogata que ardía en contra una de las paredes. Entonces la vio, la mujer más hermosa que hubiera podido imaginar estaba frente a ella, esplendida en su desnudez, mirándola, con los mismos ojos de luna, un cabello negro como la noche sin estrellas enmarcando un rostro moreno, perfecto.
No hubo palabras, sólo una mano extendida que Alma no dudo en tomar. Esa noche su sueño fue realidad, amó, sus manos y sus labios recorrieron cada espacio de la misteriosa loba devenida en mujer; fue amada con una intensidad desconocida, se sintió plena, feliz y supo que había encontrado su territorio, su mundo, su realidad.

Los habitantes de las montañas cuentan que en cada atardecer de luna llena puede verse a dos hermosas lobas corriendo por los valles, aullando, jugando, retozando en la inmensidad de la noche, ignorantes del mundo humano que las rodea, pero que al volver a su cueva, dos cuerpos de mujer se entrelazan para amarse en un lugar sin tiempo, en una eternidad compartida solo por el amor…

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5 comentarios:

  1. Saludos Riba y Yop!
    Curiosa historia... Y me encanta xq es diferente..
    Es diferente a lo que usualmente leemos.

    Un abrazo!

    Andrea "GoAndi"

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    Respuestas
    1. Gracias, Andrea; en mi nombre y no creo equivocarme si digo que también en el de Riba...
      Saludos
      Yop

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    2. Gracias Andrea. Yop tenía razón no se equivocaba, también gracias a ti Yop.
      Saludos.

      Riba.

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  2. Me gustado muy buenaaaaaa :-)

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  3. Me encantan la historia que tengan que ver con Lobos... La historia me gusto mucho, algo diferente y me encantó

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