Capítulo 4
Saboreaba del cuerpo cercano,
sintiendo los latidos, sin pensar en nada más que el recorrido demi mano hacía
la cadera del cuerpo, sin urgencia, un suspiro escapo de su boca, me sentí
contenta de estar acompañada de la mujer más hermosa que existía. Por los rayos
del sol era aún temprano, continúe las caricias hasta que note el cambio de
respirar.
-Tu corazón va tan rápido
como si corrieras.
-Lo sé, estar así contigo me
hace sentir cosas. Se reía ruborizada.
-Quieres que me aparte.
“Torpe” dale salida, “es tan inocente”.
- No, yo… solo no acostumbro
a dormir acompañada menos de esta manera. Me pregunto si es normal sentirse
así.
-Oh,
esto es muy normal… para los amantes, compartir caricias y conocerse mejor.
-Pero, entre nosotras, somos dos
mujeres. “Está prohibido, no se puede”.
El
cuerpo de la joven se tensó ante cualquier pensamiento de estar haciendo lo
incorrecto, seguramente si supiera su padre la desterraría sino mataría a su
amante por ser prohibido como tanto escucho por sus soldados.
-Calma. Susurre mientras me
ponía más cerca su cuerpo. -Sientes mis caricias, crees que estén mal.
-No, siento que surge en mí
algo que aviva todo mi ser.
Era la oportunidad para saber
qué hacía aquí en el castillo. -Qué haces aquí con la Reina.
-Soy invitada por una temporada,
junto con la pelirroja.
Idiota
“eres una idiota” como era posible que había pensado que era dama de compañía,
pero si no lo era que hacía ahí con ella.-Me gusta sentirte así de viva, te
aseguro,pocos amantes pueden sentirse tan bien con tan pocos arrumacos.
-Como cual.
-Como esto. Puse la mano en su
pecho. – y un beso.Me acerque besando los ojos que mantenía cerrado,seguí
besándole las mejillas, di un beso casto en los labios como nunca recuerdo haber
dado, pero rápidamente en mi surgió la necesidad de poseerla, le acune la cara
con mis manos y continúe el beso hasta que de pronto me respondió urgente, tanto que ninguna quería
detenerse, sin que pudiera pensarlo mi pierna empezó a moverse entre las suyas
y esta gimió en el frenesí que se encontraba respondiendo al mismo ritmo.
-Espera mi cielo, espera, si
continuas no podré mantenerme lejos. Ambas suspiramos, alejando solo los labios.
-Te gusto. Susurro la joven.
-El mejor beso que me han
dado.Asegure con una sonrisa hambrienta, no dudaba que haríamos más, sí dejara que
pasara.Temblaba por las ganas de tomarla y hacerla mía, quería a esa mujer que
regresaba la mirada tan depredadora,me pregunte si habría alguien que esperaba por
ella.
-Debemos levantarnos, creo
que es tiempo de comer ahora. Hablo la joven, mientras me acomodaba el cabello,
no tenía duda que pronto seria mi amante y estaba feliz por pensarlo.
-Cierto, iré a limpiarme al
cuarto de baño luego podemos comer.
-Ve entonces, me ocupare de
eso ahora mismo.
-Dile al guardia, que Reginne
solicita sean sus platos favoritos para dos.Susurré dándole un beso mientras me
pegaba más a su cuerpo, cuando me di cuenta que era mejor poner distancia, corrí hacia al baño,pero me detuve para a ver a la mujer en la cama quien me
reviso, el cuerpo desnudo.
-Sal y pregunta ala
sirvienta, donde Maía te espera para desayunar. Contesto la joven con una
sonrisa aún en sus labios.
Mantenía la urgencia de ir
tras ella, pero era mejor entrar en razón para lo que tenía que ocuparme y
empezar el día.
--------
La
puerta contigua se abrió, ambas mujeres se acercaron, la pelirroja vestía de
forma sencilla y cómoda, con una trenza a un lado, la Reina vestíacon pantalón
a la espera de tomar su armadura, ambas se complementaban en los colores y
pieles que usaban, la joven sonreía ampliamente esperándolas.
-Buen
día, podemos pasar. Dijo la Reina pasando al balcón.
-Me
da tanto gusto verlas. Maía se levantó
de su asiento, corriendo para abrazar a las dos mujeres.
-Buen
día. Contesto la pelirroja, quien no la soltaba de su abrazo, le dio un beso en
la mejía,sonriéndole frente a Reginne.
Sin
pensar en sus actos, Reginnese levantó dirigiéndose ante las mujeres que se
abrazaban, con la mano en su daga, sin embargo, la Reina se adelantó interrumpiéndole
el paso.
-Qué
piensas hacer.
-De
que hablas. Contesto sin apartar la mirada de las mujeres que se abrasaban y reían,
sin considerar las demás.
-Cuida
tu comportamiento.Urgió la Reina.
-Tu
siempre demandando.Grita eufórica Reginne.
-Qué
es lo que me quieres decir, dilo directamente. Le empujo con un dedo, sabía que
tenía que mantener la calma, pero con ella era tan fácil perderla, sobre todo
con lo sucedido la última vez.
-Que
hiciste con ella, te cansaste y ahora te gustan pelirrojas, sabias lo que
significaba para mí…las dejo y ahora te encuentro no con una sino con dos en tu
cuarto.
Las
palabras salían sin poder detenerlas, el dolor que había albergado por tanto
tiempo, hizo que dijera cada una de ellas, aunque lo ocurrido no significaba
nada ahora, todo era pasado, pero aun dolía. Ver como abrasaba a Maía y la
mantenía a su lado, sobre todo como Maía iba directo a las dos,surgió el
sentimiento que conocía, solo con matar tendría calma, aunque fuera por poco
tiempo.
-Ahora,
escúchame bien. Ultima vez que me hablas en ese tono acusador, recuerda quien
soy.
-Agradece
que lo recuerdo, sino hace tiempo…
Antes
de terminar de hablar, la reina la abofeteo, haciendo que su cabeza girara, la
reacción ante eso fue tirarse a ella para golpearla, sin embargo,fue tomada de
las manos, se las mantuvo por detrás de la espalda, sostenida en un abrazo
forzado.-Reggie, mi querida hermana, detente. Susurró.
La reina
siguió sosteniéndola a fuerza mientras Reginne colérica trataba de soltarse, le
besaba, aferrándola cerca, cuando sintió que se calmó, le soltó las manos,
masajeando la espalda. “Como había dejado de tener calma, esto era lo que tanto
miedo guardaba defraudar a su hermana, ahora tenía que hacerse entender”.-Eres
mi amor, mi más grande amor, implore tanto que regresaras a mí, te necesito
tanto, por favor créeme.
Reginne
no podía creer lo que escuchaba, por mucho tiempo espero por ella, soñaba llegaría
hasta donde estaba y traerla de vuelta, apartándola de las batallas y muertes, porque
paso tanto tiempo alejándola. Le respondió al abrazo sin poder evitarlo, trato
de decidir si empezar de nuevo, tal vez había razones para lo que sucedió, si se
alejará nunca sabría.
-Trate
de odiarte por tanto tiempo, tu no pensaste en mí, poco te importo.Decía entre lágrimas.
-Lo
único que he hecho es amarte, Reggie nunca hice nada a sabiendas que podría
herirte.
-No
digas eso, sabes que la quería. Sollozo.
Levanto
el mentón,limpiando las lágrimas con el pulgar.-Eres tan terca, ella siempre
fue tuya aun cuando partió.
-Que has dicho! Grito con el corazón
adolorido.
-Traté de decírtelo, pero nunca tuve
certeza que te dieran la noticia. La reina mantenía en sus brazos dejando que
llorara, era una noticia que la dejaría con muchas preguntas como bien sabia.
Cuando
sintió que se había calmado se apuró a susurrarle. -Te quiero muchísimo, eres
mi hermana, lo que viste esa noche fue un malentendió, créeme por favor. Espero
pacientemente, tenía que hacerla entender que era inocente, respiro gustosa,
cuando con un movimiento de cabeza lo acepto. -Ahora mira lo que te hice.
-Eres
bien bruta, Madre tendrá que saber esto.
La
risa ahora trajo tranquilidad, lo dicho era en buena medida ofrecimiento de
paz, ambas sabían que no podrían estar enojadas tanto tiempo y la reina sonrió
por eso.
-Bueno
antes que vayas de llorona y me den palos por tu culpa. Debes saber que te amo
y Madre quiere que hablemos las tres.
-Huy!
Espero que aún este perdido el látigo del burro. Madre debe estar enojada, vine
directo aquí.
-
¿Podrás esperar?, te prometo diré todo lo que quieras saber, Madre juzgará.
-Esperaré.
Sin pensarlo rápidamente acepto, debía de asimilar la noticia, no podría ahora
escuchar los motivos de su partida mucho menos sin la presencia de su Madre,
donde estaría aun no la veía desde su partida.
-----
Un
golpe estruendoso se escuchó, la puerta seguramente necesitaría cambiarse ya
que se desencajo al abrirse, ante ellas estaba una mujer con una belleza
inigualable, Maía la revisaba desde su lugar, la vestimenta era de un
caballero, su cabello amarillo como los rayos del sol, su cara tan encantadora
seguramente los hombres la seguían por montones, pero quien seria, se aferró a su
mentora sin moverse del lugar.
-Que
haces aquí.
-Madre,
he vuelto, me alegra tanto verte.La amaba y verla la hacía tan feliz.
-Crees
que, con eso, arreglaras las cosas. Se dirigió ante las dos mujeres.
Ahora
Maía veía que esa mujer emanaba tanta fuerza, que increíblemente ese par de
mujeres estaban asustadizas sosteniéndose una a otra, no creía fuera la reina
por lo joven, pero seguro era alguien que respetaban mucho.
-Cierren
la puerta, pronto.
Apenas
se cerró la puerta desde afuera, la mujer empezó a quitarse la espada la puso en
un sillón y se dirigió ante las mujeres con la correa. Se puso frente a las dos,
indico con una mano que fueran y bajaran, ambas sin dudar apuradas se pusieron
de rodias ante ella.
-Habla.
Dijo directamente a Reginne.
-Madre,
yo vine ayer, porque perdí a Leonora en un ataque y vine por soldados para
regresar a buscarla.
-Ahora
soy Madre, te importo poco irte sin decir una palabra, esperas que te reciba
con los brazos abiertos.Se quedaron viéndose, sin decir una palabra.
-Bájense
los pantalones, rápido.
-Mamá,
pero yo... la reina fue callada por una cacheta, que le partió el labio.
-Quien
creen que soy, alguien que pueden dejar de lado cuando tengan conveniencias.
-Reginne
pon tus manos adelante. Apenas lo hizo dos golpes con la correa sonaron. Sin
hacer ruido conteniendo las lágrimas permaneció como le dijo.
-Eso
es por apartarte de mí y de tu familia, ahora habla rápido.
-Madre,solo
quería alejarme, temía que si hablaba contigo, me darías palos y me encerrarías
para evitar que me fuera. Dijo con vos temblorosa.
-Bueno,
eso no te salvo, verdad.
La
Reina se acercó a las manos extendidas abrasándola, no importaba mucho porque
se había alejado, ahora estaba completa tenía a su Reginne en sus brazos.
Aunque no le gustaba hacerlas parecer crías tenía que tomar las riendas en
ocasiones, “tal vez esto las salvaría cuando estuvieran cerca de su Madre” se
dijo.
-
¿Volverás hacerlo?
-Nunca
me alejaré de tiy de la familia.Se aferraba a la cintura, llorando por la falta
del amor que vivió por tanto tiempo, esa mujer que siempre había estado a su
lado ahora la tomaba en sus brazos sin dudar de su amor.Le levanto la cabeza,
viendo el labio partido, le paso el pulgar.
-Madre,
ella me golpeo.
La
Reina grito “qué”, viéndola con ojos furiosos, pero no dijo nada más.
-Extiende
tus manos. Dos fuertes golpes sonaron, aunque se notaba adolorida, contuvo
tocarse.-Porque dejaste que pasara tanto tiempo para arreglar esto.
-Madre
yo no pude llegar hasta ella, pero siempre la mandé a llamar y no quiso
regresar.
-No
es cierto. Grito Reggie. Nuevamente una cachetada sonó.
-Espero
que vuestra Madre tenga el látigo del burro y me lo preste.
Ambas
suspiraron viéndola fijamente en suplica. Se apresuro a levantarlas, amarro a
cada una, las correas de los pantalones, como si fueran niñas que necesitaban
ayuda. Maía no podía creer los cambios de animo tan rápido que había entre ellas,
sin embargo, era amoroso todo el trato.
-Ven
aquí Reginne. La aferro a ella besándola la mejía, le agarro la quijada.-Tienes
que crecer, no puedes tener secretos con tu familia, empieza a confiar más. Si
vuelves a defraudarme, te arrepentirás. Entiendes.
-Si,
Me he sentido tan sola, te amo tanto Madre.Ahora lloraba abrasada, aun así, le
dio una nalgada que la hizo gritar.
-Mas
te vale que no se te olvide.La veía tan delgada y tan maltratada que se preocupó.
-Ven
Ryot. La acerco abrazándola en el otro brazo, una nalgada más sonora se escuchó.-Ryot,
tienes que aprender a que un dolor puede evitar un dolor más profundo. Tienes
que regir con justicia siempre, pero sobre todo que no se te olvide tu familia,
recuerda que eres una más, entiendes.
-Si
Madre, espero me ayudes a regir con justicia. Suspiro en sus brazos.
Después
de un estar abrasadas por un tiempo, Madre volvió su mirada, atrás veía a dos
mujeres jóvenes que parecían asombrada por lo que habían presenciado, sonrió
pensando que no se incluyeron por educación, con quien estarían.
-
Pequeñas, esas
dos mujeres, quienes son.
Ryot
miro a su Madre con una mirada que irradiaba amor, una cosa curiosa, nunca
antes la había visto así “será posible que al fin la encontrará”.
-Ellas,
me ayudaron a regresar cuando fui atacada mientras iba hacia la casa de Madre,
les debo la vida ciertamente.Te las presentaré camino junto a ellas.-Madre
Cassiopeia, te presento a Dianna ella me salvo la vida y ahora es mi invitada,
pero pronto la reclamaré.
Ver
feliz a su hija de esa manera, apenas unos días atrás estaba preocupada por ver
como era de infeliz y ahora Ryot ya quería reclamar a la pelirroja, tendría que
vigilarlas para estar segura que su hija era correspondida.
-Reina,
es un placer conocerla, espero no tener que hacerla enojar.
Las
risas era una muy buena oportunidad de dejar el enojo, ahora esta mujer pelirroja era
casi de la edad de Ryot por lo que Cassiopeia sonrió descaradamente y rogó al
cielo fuera el amor de su hija.
-Madre
te presento a Maía, ella me ayudo cuando vine ayer y ha sido maravilloso
conocerla. Dijo Reginne.
-Reina,
es un placer conocerla, me da gusto que alguien ponga en su lugar a Reginne, a
veces parece necesario.
Aunque
estaba admirada de la forma en que hablo la joven, Cassiopeiaestaba casi segura
que Reginne estaba embelesada por ella, suspiro esperando lo mejor para ambas.
-Me
alegro de conocerlas. Abrazo a las dos, susurrándoles. -Tengan paciencia con
mis hijas son muy tercas, pero de buen corazón.
-Si
Reina. Contestaron.
-Ahora
hijas mías debo retirarme, voy a asegurar los caminos para que regresemos con Heloisse,
esperen noticias, Ryot prepara todo, Reginne compórtate.
Ambas
asintieron mientras la reina salía de la habitación, apenas cerraron las
puertas. Dianna se apresuró acercarse a Ryot sobándole el brazo mientras está la
miraba embelesada, contenta de tenerla cerca.
-Lo
notaste, no menciono a Madre, que está pasando Ryot.
-No
lo sé Reggie, pero apenas te marchaste ella vino conmigo y no regreso más, es
la primera vez que menciona a una de ellas.
-Vamos
te untaré una mezcla para que te ayude, eso pareció doloroso.Susurro Dianna mientras
la llevaba de la mano.
-Ni
te comento, todo por esta idiota que siempre hace enojar a Madre.
-Yo!, tu eres la descarada de
hacerte la que no tira una piedra, haces enojar a Madre y siempre me arrastra.
Grito mientras la jalaban al cuarto de baño para darle una dosis igual.
-Pues, ansío ver que te hará Madre, por todo esto.
-Madre Heloisse no dejara que me haga nada, ya verás.
-Sigue creyéndolo. Grito Ryot mientras cerraba la
puerta.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Jupiter Asterix - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario