Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Vecinas - Elsky


Alba tenía mucho tiempo viviendo en ese departamento y hacía poco más de tres meses que en el departamento de al lado se había instalado una mujer que le encantó al verla, la vecina era muy discreta de recién llegó, apenas si se saludaban en el lobby o en las escaleras al cruzar sus caminos. Con el pasar de los días intercambiaron un par de frases que se alargaron a comentarios de clima, rutas alternas para evitar el tráfico, hasta que se convidaron un café.


Tania la vecina, era jefa de personal en una pequeña empresa dedicada a la paquetería y mensajería a nivel local con miras a crecer en la región, a sus treinta y tres años y con varias relaciones fallidas en su historial romántico debido a su dedicación profesional había mermado un poco su búsqueda por la pareja perfecta aunado al hecho de que no era su máximo en la vida el tener una vida de familia, no se veía así. De bonitas facciones, cabello castaño con ondas ligeras, tez morena clara, ojos grandes oscuros, nariz recta, boca regular con sonrisa espontánea de comercial, de un metro sesenta y cinco centímetros de altura, cuerpo proporcionado. Solía llegar tarde a casa, casi siempre con trabajo para revisar.

-Hola Tania ¿cómo fue tu día?, le preguntó Alba que al escucharla en el pasillo se asomó a saludarla.

-Pues así, así, contestó meneando la mano, mientras guardaba el teléfono con la otra en su bolso. Después de sacar la llave, le hizo el ademán con la cabeza invitándola a pasar.

-Te noto fastidiada, ¿todo bien en la oficina?

-La verdad no, hubo un accidente con uno de los mensajeros, y desde temprano  he estado batallando con la aseguradora y los afectados, nada que no se pueda resolver, pero esto retrasa un poco los planes para la expansión. Pero ya es cosa legal y queda fuera de mi alcance, sólo que me preocupo de más supongo. Se recogió el cabello en lo alto, dejando caer algunos mechones flojos que le aumentaban atractivo. Te ofrezco un te.

-Un te es perfecto gracias.

La vio poner agua en una cacerola y luego ponerla al fuego, enseguida sacó dos tazas y un par de sobres que terminaron dentro de las mismas. Mientras hacía los movimientos. Alba no dejaba de mirarla sin perder detalle.

Se movía con ligereza y estilo. Siempre vestía casual pero con un estilo muy de ella, con carácter. La vio darse la vuelta con las tazas y ponerlas en la pequeña mesa frente a ella. Regresó por el agua caliente y la vertió con cuidado. ¿Azúcar o miel?, preguntó.

-Lo mismo que tú.

-Miel, para relajar.

-Pues miel entonces, respondió Alba con una sonrisa.

Se sentó y entonces se miraron al mismo tiempo que giraban con las cucharas para incorporar la miel y se rieron.

-Tengo que tomar algo para relajarme, me duelen los músculos del cuello, no sé por qué pero me cuesta dejar de lado el trabajo.

-A veces ayuda el vino tinto, al menos yo he notado que en mi caso es lo que me ayuda en el relax. Tomó un sorbo. ¿Has pensado en hacer ejercicio?, eso también podría ayudarte. Mantuvo entre sus manos la taza para calentarlas.

-Uff no! Soy malísima para hacer ejercicio, no tengo paciencia para eso de las rutinas, también me dan un poco de ansia los gimnasios por los gérmenes, correría un poco eso sí, pero supongo que simplemente no quiero, ja, ja, ja, total que soy un desastre. ¿Y tú haces ejercicio?, te ves muy sana. Agregó Tania.

Se cuidó de no decir que muy buena, no se lo fuera a tomar a mal. Había aprendido que ser muy abierta o directa podía asustar a algunas personas, además le caía muy bien como para tirarle el tejo, bastante hacía que no tenía una amistad sincera como para arruinarla con flirteos. Cosa curiosa en ella porque por lo general investigaba qué opinaba otra gente sobre su apertura a la diversidad sexual y temas similares, pero con ella se lo había tomado con calma.

-Pues antes sí asistía al gimnasio, ahí teníamos un nutriólogo que nos enseñó cómo comer, esa fue una ventaja, pero después dejé de asistir por el nuevo trabajo que quedaba más lejos y reducía mis tiempos para ir. Suelo salir a caminar y a veces termino corriendo, o al revés salgo corriendo y llego arrastrándome, ja, ja, ja, se rieron las dos por el comentario. Creo que ahora no he buscado las condiciones para hacerlo, supongo que es la buena suerte de ser delgada y comer bien.

-¿No te cansas de tantos niños, gritando?. Tania se fijó en su mechón de cabello lacio con reflejos cobrizos que colocó detrás de la oreja, que por cierto le parecieron lindos. Espantó su pensamiento con otro sorbo a su te. La vio sonreír antes de contestar.

-No. La verdad es que es natural que a esa edad aún no tienen controlado que tienen que modular la voz, pero estoy tan acostumbrada que no me molesta, pero ahora que lo mencionas sí gritan mucho y más cuando les entusiasma algo y todos quieren saber, o todos quieren decir algo al mismo tiempo… la vio sonreír de nuevo le encantaba ver su mirada iluminada, sus ojos color miel con largas pestañas, pudo notar ese par de hoyuelos en sus mejillas más pronunciados por el entusiasmo al recordar a sus niños; ya lo había notado antes y le gustaba verla así…

-A veces me sorprenden con sus comentarios tan inteligentes y me dejan con la boca abierta, ja, ja, ja; no literalmente advierto, pero los niños tienen una mirada tan clara y una seguridad… a veces me pregunto porque perdemos esa naturalidad conforme crecemos, en fin, que cuando llego a casa debo poner un poco de música o enciendo el televisor mientras hago mis tareas, creo que estoy acostumbrada al ruido a mi alrededor, concluyó.

-Supongo que disfrutas tu trabajo.

-Sí, por supuesto, además creo personalmente, que me ayuda estar todo el tiempo detrás de ellos con muchas actividades, así que al final todos hacemos mucho ejercicio y a la larga me ayuda a mantenerme en forma. Tocaron a la puerta y ambas se pusieron alertas.

-¿Esperas a alguien?, preguntó Alba. La vio fruncir el ceño y luego levantó las cejas como recordando.

-¿Hoy es jueves cierto?, Alba asintió. Lo había olvidado tengo una cita, discúlpame de verdad que lo siento, tal vez en otro momento podamos seguir platicando. Su cara mostraba preocupación.

-No te preocupes. Hizo un ademán con la mano restándole importancia. Se levantó e intentó levantar su taza.

-No, deja, para la próxima te compenso con una cena ligera, para seguir con la charla, qué te parece?

-Algo ligero, recuerda que hay que cuidar la línea y se llevó un brazo cruzado sobre el pecho y otro sobre el estómago bajando a la cadera. Lo que a Tania le pareció muy cómico.

-Ja, ja, ja, lo prometo.

Abrió la puerta del depa y ahí estaba una preciosa morena esperando en la puerta.

-Hola soy Zoe.

-Hola Zoe, soy Tania se adelantó a contestar y ella es Alba mi vecina.

-Mucho gusto y yo… ya me voy, hasta luego. Se apresuró Alba a salir y se despidió con la mano y una sonrisa forzada.

-Nos vemos, la escuchó decir a su espalda.

Se recargó sobre la puerta un tanto descolocada. ¿Una cita?, no se veía vestida para salir. ¿Qué era esa molestia que sentía? es más, no debería sentir nada, además a ella qué le importaba, no es que fueran las mejores amigas, porque las mejores amigas se cuentan todo y ellas sólo hablaban de cosas superficiales. Pero si no estaban vestidas para salir entonces se iban a quedar en casa, ¿para qué quedarse en casa?, salir es mejor que quedarse, hay más distracción, pensó.

Caminó hasta el sofá, se abrazó las piernas largas, que la hacían ligeramente más alta que Tania, se descalzó y movió los dedos, siempre le parecieron muy bonitos sus pies, los cuidaba mucho, pero ahora le parecieron cualquier cosa menos eso, bonita la que estaba al otro lado con otra morena igual de bonita.

Sintonizó una estación en la radio y se dispuso a terminar de revisar el temario del día siguiente, eso mantendría ocupada a su disoluta imaginación. Por lo menos hasta que se fuera a dormir.

Efectivamente hasta que llegó a la cama, porque una vez ahí después de haber cambiado de posición media docena de veces, seguía su mente maquinando toda clase de ideas; una, que eran silenciosas, no podía darse cuenta de nada porque no hacían ruido, ¿qué tipo de relación podía ser esa?

Su mente trabajaba rápidamente en las hipótesis, le parecía que Tania no habría olvidado la visita de una amiga, no podía ser novia porque no olvidas que la novia vendrá a verte, eso jamás se le hace a la novia; ¿qué tal una hermana?, pues la familia tampoco se olvida, no se parecían en nada pero que tal que sólo compartían a uno de los progenitores, esa podía ser una opción y por eso se había presentado, o ¿qué tal que estaba hablando de alguna herencia?, no, eso era un tanto descabellado. Con todo ese lío se quedó dormida.

Cuando despertó aún no sonaba su despertador y notó que no había descansado como era su costumbre, decidió levantarse y llegar antes a la escuela, lo mejor de todo era viernes, ya al día siguiente se recuperaría de la falta de sueño.

Tania apagó el despertador con una sonrisa en los labios, hacía mucho pero mucho que no se despertaba de tan buen humor y relajada, es más no recordaba haber tenido un sueño tan reparador y revitalizante como éste, se sentía más joven. Estaba como nueva, tenían razón cuando se la recomendaron, le habían dicho incluso que la haría dormir como bebé, y no se habían equivocado, ésta sería la primera de muchas visitas estaba segura de ello.

Después de bañarse y arreglarse para salir, se dio cuenta que había olvidado la llave del auto dentro y bufó rebuscando en su bolso, en eso estaba cuando escuchó la puerta vecina abrirse lo que faltaba era verla, a ver si con eso mejoraba un poco su mañana.

-buen día Alba hoy vas más temprano que de costumbre.

-Hey buen día, sip. Forzó la sonrisa ante el aura que resplandecía su vecina. Que buen trabajo el de esa morena, pensó. Con el pie izquierdo por cierto, dijo, olvidé las llaves del auto, espera… Tania la vio desaparecer dentro del departamento y salir enseguida. Listo, creo que estoy un poco distraída, te veo mejor que anoche cuándo llegaste…

-Sí. Bajaron juntas hacía el estacionamiento. Mucho mejor, hacía tiempo que no  dormía tan bien. Por cierto… cambió de tema, lo de la cena sigue en pie, no creas que lo olvidé, lamento haber interrumpido nuestra charla de anoche. Llegaron a los autos.

-Sí claro, no pienses que te libras de ella, intentó sonreír. Abrió la puerta del conductor, metió medio cuerpo dejando el trasero a la vista de Tania y colocó su bolso en el piso del copiloto, entonces luego nos ponemos de acuerdo, le dijo al incorporarse y se acomodó la blusa.

-Muy bien, pues espero que tengas buen día Alba, se dio la vuelta y entró al auto, desde dentro agitó la mano a manera de despedida, encendió la marcha, se ajustó el cinturón de seguridad y luego la vio partir.

Pues sí que le fue bien anoche, hasta los ojos le brillaban, se sintió un poco molesta, se metió también a su mini, hubiera deseado por mucho ser ella el motivo de mandarla así a trabajar, así que alejó esa idea de su cabeza.

La mañana fue agotadora para Alba, no tanto por la actividad con los pequeños que atendía junto con otras dos compañeras, ellas eran tres para atender a quince pequeños entre los veinticuatro y treinta y seis meses aproximadamente, sino, por la noche tan corta que tuvo para descansar.

A las tres de la tarde los padres recogían a los pequeños, en lo que dejaban limpias las áreas de los niños, había tiempo suficiente para comer antes de trasladarse al otro extremo del complejo educativo para dar una clase de inglés con niños más grandes. A veces al terminar en la escuela, tenía que pasar a surtir un poco la despensa que había mermado en la alacena, entre semana podía comer en el comedor de la escuela, pero no siempre lo hacía, también preparaba sus propios alimentos y así controlaba sus gastos.

Tenía una hermana estudiando en la misma ciudad pero vivía cerca del campus con tres compañeras, procuraban verse con frecuencia, pero a veces no lo permitían sus estudios de medicina que resultaban agotadores por sus constantes grupos de estudio y prácticas, su hermana menor era su adoración. Entre ellas, había dos hermanos con los que se veían para las fiestas de cumpleaños y cosas así, ellos vivían junto a su padre. Su madre ya no estaba con ellos debido a la larga lucha con el cáncer. Eran unidos a su manera y se querían mucho.

Cuando llegó al departamento, dejó las compras, las acomodó para finalmente  servirse un poco de vino y tirarse a leer un poco. Mantuvo la concentración hasta que se quedó dormida.

Despertó cuando escuchó la puerta cerrarse, se levantó ya era tarde, se mantuvo cerca de la ventana que daba a la calle y al cabo de unos minutos vio salir a Zoe. Prefirió no darle mucha importancia, total no tenía porqué ponerse así.

A la mañana siguiente decidida a seguir como si nada, se preparó para salir a correr, aún era temprano y se puso en marcha. Corrió como si fuera perseguida, al cabo de un rato, agotada se tiró sobre la hierba y así permaneció pensativa, su coleta recogía casi todo su cabello pero algunos ya habían escapado a su agarre, tomó de su bebida energizante.

-Puedo quedarme así o puedo preguntarle para salir de dudas, tan fácil como eso, ¿somos amigas no?


Qué bien se sentía, Zoe tenía unas manos deliciosas pensó, ahora después de haber dormido muy bien por segunda noche, se dio una ducha y se dispuso a desayunar con calma mucha calma. Estuvo revisando algunos informes sobre las nuevas entrevistas que había realizado a los próximos empleados de la nueva sucursal, valorando todas las características que necesitaba la empresa, lo mejor de todo es que habría un subjefe de personal, lo que permitiría que tuviera menos personas de quienes ocuparse.

Mientras disponía la ropa para meter una carga a la lavadora, escuchó que la música sonaba en el departamento vecino, recordó más tarde ir a ponerse de acuerdo para la cena, era curioso ya habían pasado varias semanas que se hablaban bien y sin embargo no habían pasado ninguna velada juntas, de esas dónde se cuentan todo y ven películas románticas y de terror. Cuando terminó de sacar la ropa de la secadora y doblarla, estuvo lista para ir con la vecina.

Escuchó el llamado en su puerta. Se sonrió era Tania, sólo a ella la había escuchado tocar la puerta con ese ritmo. Se levantó para abrir y allí la encontró con su sonrisa de comercial.

-Hey Tania ¿cómo te va?, se hizo a un lado para dejarla pasar.

-Bien gracias, ¿saliste a correr?, la vio con su ropa deportiva e hizo una cara simpática de sorpresa.

-Sí, hoy corrí bastante, me hacía falta. Estoy doblando mi ropa y se me ha ido el tiempo volando, ya estoy terminando, ¿me acompañas?

-Si no te soy inoportuna, está bien.

-Claro que no vamos, te ofrezco algo de tomar, hice una rica agua de fresa, te apetece?

-Suena bien gracias.

Sacó una jarra del refrigerador, sacó dos vasos altos de grueso vidrio y los llenó casi al borde.

-¿Vamos? le indicó con la cabeza para que fuera por delante.

Cuando entró en su habitación se le hizo de lo más bonita, pintada en blanco con detalles azules tanto la cama, como el librero y la silla reclinable que tenía cerca de la ventana y el resto de los accesorios eran color arena, a Tania le hizo pensar que si miraba por la ventana podría ver la playa.

-Es muy linda tu habitación Alba, debe ser muy placentero tu despertar.

-Gracias, creo que se lo debo a la decoradora que vive en mi interior. Puedes sentarte ahí en esa silla. Le señaló con el dedo.

-Huy está muy cómoda, hasta podría dormir en ella. Dijo recargando su espalda en la silla.

-Ja, ja, ja, no… espera acomódate bien y sube los pies. ¿Qué tal?

-Lo dicho podría dormir aquí. Dijo cerrando los ojos y dejando salir un suspiro.

-Bueno pero no me dejes hablando sola, le mostró los hoyuelos. Voy a poner aquí tu vaso, espero que disfrutes tu bebida. Sin dejar de verla dio un sorbo al suyo. Mmm rico. Y dime que andas haciendo por acá?, se agachó para continuar guardando las prendas en la cajonera.

-No lo recuerdo... y volvió a cerrar los ojos, estirando su cuerpo como felino. Alba volvió a sonreír. Ya recordé vengo a ponernos de acuerdo para cenar, no sé si puedas hoy o quieras otro día.

-Me parece bien hoy, ¿qué tienes en mente?, ¿vas a preparar algo especial?, le cerró un ojo.

-No linda, si yo casi no cocino y lo poco que se hacer no es muy sano para ti, o bueno quizá sí en poca cantidad, como yo nací en la sierra, estoy acostumbrada a comer caldos, pucheros y comidas que acumulan grasa en el cuerpo contra el frio, o sea lo contrario de tu dieta, no creo que convenga echar a perder un cuerpo tan bonito con las comidas que yo sé hacer.

Ese comentario le pareció a Alba un piropo y le sonrió agradecida.

-Gracias por cuidar de mi figura.

-No es nada. Lo que al caso nos lleva a otra salida, o cocinas tu o nos vamos por ahí a que alguien nos cocine, lo que tu prefieras.

-Pues la verdad, estoy un poco desganada para salir, apenas si conseguirás que me dé una ducha y esté más presentable, dijo haciendo un nudo a la bolsa que tenía en las manos.

-¿Qué te parece pedir algo a domicilio?, Tania se sentó y tomó un trago a su bebida. Que delicioso está esto, afirmó.

-Gracias, entonces pedimos algo y comemos aquí. Cerró el cajón dando por terminada su labor.

-Perfecto, ¿necesitas ayuda con esa bolsa?

-No, lo tengo bajo control, disfruta tu bebida.
Tania empezó a echar un ojo con más detalle a la habitación y se puso de pie, había fotos en el librero, se acercó para ver de cerca, había una a la altura de sus ojos dónde Alba abrazaba a otra chica un poco más joven, con una pose muy tierna y protectora.

-Es mi hermanita, escuchó la explicación de Alba, estudia medicina, esa foto nos la tomó papá hace como cinco o seis años.

-¿Cómo se llama?, quiso saber Tania.

-Iris.

-Y este joven de acá que te está besando, ¿es tu novio?

-Nooo, dijo sin levantar la mirada de su tarea. Es mi hermanito Mauro, parece más grande porque es muy alto. En la foto de la orilla estoy con mi hermano Andrés y papá, ellos son mi familia. Vio la oportunidad de decir más de ella, era un buen momento y continuó explicando… En realidad, yo de novios nada de nada. Tiró el anzuelo y lo dejó ahí para ver si picaba…

-¿Cómo?, ¿Nunca has tenido novio?, se dio la vuelta Tania con cara de admiración, ¿Por qué?, eres una mujer muy bonita e inteligente, podrías traer a cualquier hombre comiendo de tu mano, bueno en realidad eres joven tal vez no has conocido al indicado.

-No, esa no es una preocupación para mí. Entonces soltó la bomba. Sucede que a mí me gustan y prefiero salir con mujeres, dejó la blusa que traía entre sus manos y le encaró sonriendo de lado a lado mostrando sus hoyuelos, para ver su reacción.

-No puedo creerlo, dijo más para sí que para ser escuchada. Era perfecta.

-¿Te molesta la idea de que sea lesbiana?, tal vez no había sido tan buena idea después de todo.

-No al contrario, me da gusto que estés tan segura de tu identidad, eso me hace respetarte todavía más, me gusta tu sinceridad y la aplaudo, eres una gran mujer Alba. Ahora la que sonría satisfecha era Tania. Se miraron y se sostuvieron la mirada unos segundos lo suficiente para que cayera la barrera de la amistad y se abriera un campo de oportunidad.

Alba decidió que las cosas no deberían de quedar ahí, aún le faltaba saber más. Regresó por su bebida y dio un trago, de repente se le había secado la boca.

Tania volvió al librero a seguir mirando algunos títulos que había, su corazón palpitaba un poco más rápido ahora y no pudo negar la sensación en la entrepierna, en su ahora palpitante sexo que se humedecía clamando atención. Se hacía tonta no podía leer nada, los ojos estaban nublados de emoción, hacía semanas que la veía de una forma distinta pero nunca creyó que su radar  la engañara tanto tiempo, mantuvo la calma.

-Te quedaste muy callada, escuchó decir a Alba.

-Sí es verdad, pero no me lo tomes a mal, sólo estoy asimilando la información.

-De hecho, continuó Alba yendo más allá. Cuando vi a Zoe el otro día y hablaste de una cita yo pensé…

-¡Oh!, lamento no haber sido más clara… pero no. Ya se había dado la vuelta para volver a quedar de frente. Zoe si era mi cita, porque he estado tan estresada que me la ha recomendado mi secretaria, que es su hermana, explicó. Zoe se dedica a dar masajes a domicilio, ella está ahorrando, aún no tiene un lugar fijo para dar eso… masajes con fines terapéuticos, así que ahí lo tienes, no salgo con ella, ni con nadie de momento. Hizo una pausa y la miró. Si estoy interesada en alguien desde hace algunas semanas… pero aún no llego a ese nivel de acercamiento… soy tímida y perdona he dicho mucho pero al final no he dicho nada. Su vecina la observaba con paciencia. A mí también me van las mujeres. Dijo ya casi sin aire.

Alba la miraba tranquila, pero con el corazón corriendo a mil por hora y dando gracias que dentro de tanto parloteo al fin sabía la verdad. Se felicitó por la iniciativa, estaba feliz en realidad, sintió que sonreía como tonta y no le importó, ahora estaba enterada que sí había interés por alguien más, pero sabía en qué piso podía caminar y dar batalla, esa mujer le gustaba y no pensaba dejar el camino libre a quien fuera, no después de tantos sueños húmedos y ansias contenidas, tenía ventaja, vivía en el mismo piso y podía verla toda la semana.

-Pues mira que guardando y sacando la ropa del closet, las dos hemos salido también. Soltaron la risa ambas despejando un poco la tensión sexual que empezaba a condensarse en la habitación. Vamos a la sala para ver qué vamos a encargar al rato, ¿quieres?

-Te sigo, dijo quitando las lágrimas que habían salido con tanta risa. Recogió su vaso ya casi vacío y caminó tras ella. Miró al techo y murmuró al cielo un agradecimiento.

Después de quedar en el menú y un poco de charla trivial, quedaron de verse más tarde, ahí en el depa de Alba.



Faltaban diez minutos, todavía miraba el armario pensando qué ponerse; era imposible que eso le estuviera pasando, por Dios, si sólo iba con la vecina para pasar un buen rato, como otras ocasiones. Se decidió por el pantalón informal blanco de algodón, que le llegaba debajo de la rodilla, la blusa azul sin mangas y unas zapatillas blancas.

Al lado la situación no era diferente, Alba no daba con la falda de lunares rojos que tanto le gustaba, estaba a punto de abrir las bolsas que tenía arrinconadas cuando la vio entre otras prendas, se la acomodó sobre las caderas y se alisó la blusa blanca, se calzó unas alpargatas a juego, se veía muy primaveral, se recogió el cabello con una liga y se aplicó brillo sobre los labios. Escuchó el golpeteo rítmico en la puerta, eso la hizo sonreír.

Caminó hacia la puerta y al abrir se encontró con una Tania que lucía diferente, diferente a sus ojos, se veía hermosa, como para comérsela a besos.

-Adelante pasa y ponte cómoda. Me iba a servir un poco de vino blanco te  apetece o quieres algo diferente, tengo todavía del batido de la mañana o…  cerveza?

-Lo mismo que vayas a tomar tú gracias. Se acomodó en el sofá y dejó su cartera en la mesita de centro. La vio regresar con dos copas y le ofreció una. Gracias.

-Espero que te guste es muy suave y nos va a servir de acompañamiento con lo que vamos a encargar para cenar, se sentó lo más cerca de ella que pudo, dejando al descubierto sus rodillas cuando se le subió un poco la falda.

Ese detalle no pasó desapercibido para Tania que tuvo oportunidad de ver que su piel lucía muy suave y bien cuidada, no pudo evitar pasar saliva y quiso despistar dando un sorbo al vino.

-¿Te parece que vayamos encargando la cena?, sugirió Tania. Así no se nos hace muy tarde, de por si comí temprano y no creo aguantar mucho, en lo que toman el pedido, pasan la orden y la traen, no sé cuánto puedan demorarse, claro si estás de acuerdo.

-Me parece bien, trajiste la tarjeta de la promoción con el teléfono o quieres que la busque ¿yo?, No dijo nada pero le preocupó que quisiera irse temprano, había planeado ver una peli, si había oportunidad.

-Aquí la traigo en la cartera, si me prestas el teléfono yo me hago cargo.

-Sí aquí va, pasó el auricular. Recuerda pedir doble ración de ensalada y de aderezo vinagreta.

-De acuerdo, comenzó a teclear el número. ¿Quieres el filete bien cocido?

-Sí, por favor y que no le pongan nada de grasa.

-Está llamando. La observó hacer el encargo y pasar el domicilio, preguntó el tiempo aproximado en que tardarían y el total de la cuenta. Le devolvió el aparato. Listo en cuarenta y cinco minutos más o menos estarán por aquí.

-No es tanto tiempo, digo por si tienes que irte temprano.

-No es eso, lamento si te di esa impresión, sólo que tengo hambre. Creí que el plan incluía una película. Buscó su afirmación con los ojos.

-Por supuesto tengo varias opciones pero al rato elegimos. Respondió un poco más tranquila. Se estiró para dejar el auricular a un lado, lo que provocó que su falda se subiera un par de centímetros más y mostrara una cicatriz. Se vio sorprendida por la mirada de Alba.

-¿Qué te pasó ahí? Apuntó con un dedo, pero sin tocar, queriendo claro, pero no lo hizo.

-Accidente de bicicleta, la calle era demasiado empinada y perdí el control, mis dos hermanos no paraban de reír y la herida no paraba de sangrar, para cuando mi padre llegó había mucha sangre y yo era un mar de llanto, claro que mis hermanos se llevaron la peor parte, después de que volvimos a casa yo con cinco puntadas y ellos con un par de tundas. Mi madre me miraba consternada con mi hermanita en brazos, también me había raspado la barbilla y los codos, arrugó la nariz, muy aparatoso diría yo.

-Debió haberte dolido mucho, dijo arrugando la frente.

-Sí mucho, acarició la cicatriz, pero no tanto como esta otra de las costillas, se levantó un poco la blusa y le mostró otra cicatriz un poco más larga.

-¿Y esa de qué fue?, quiso saber con los ojos abiertos.

-Trepaba un árbol con mis hermanos, yo estaba en el extremo más delgado de la rama y mis hermanos se balanceaban de tal manera que se quebró y de nuevo fui a parar al suelo, donde había otras ramas ya caídas, una se me clavó. Duramos castigados semanas sin salir a jugar, mientras me reponía de otras puntadas. En urgencias ya se sabían nuestros nombres.

-Eras tremenda de pequeña, ya te imagino de aquí para allá, dando guerra a tus hermanos, dijo riendo.

-No que va, mis hermanos me retaban en todo momento, ellos eran dos y yo debía asegurarme de que me respetaran, ¿cómo?, haciendo caso a sus locuras. Siempre fue divertido, por supuesto que ahora, nos les puedo seguir el juego.

-¿Lo siguen haciendo?

-¿El qué? ¿Retarme? claro, siempre que pueden. Pero yo acepto porque me divierto, si no ya los hubiera mandado a volar desde hace tiempo, así es nuestro cariño. Dijo pensativa. ¿y qué hay de ti tienes hermanos…?

-No, una hermana mayor que no vive en el país, se casó hace años y desde entonces no nos vemos, nos hablamos pero no mucho, mis padres viven como a tres horas de aquí, los veo en periodos vacacionales y fiestas familiares. Pero fui muy tranquila, una niña modelo diría yo, de hecho lo sigo siendo ¿no crees?

-Sí eso me gusta, que transmites mucha tranquilidad. Me gusta mucho, repitió en silencio.

-A mí me gusta de ti, que tienes mucha chispa, eres muy fresca y auténtica. Curvó sus labios en una sonrisa conspiradora.

El corazón de Alba comenzó a latir muy rápido.

-A mí me gustas tú Tania. Dijo con voz suave cargada de emoción, alargó un poco la mano que descansaba en el respaldo del sofá y tocó su hombro con el dedo índice. Suave como el terciopelo, pensó. Y desvió los ojos hacía su rostro.

-Hace días que... pienso en cómo será besarte. No supo cómo salieron esas palabras de su boca, sólo las había pensado. Desvió los ojos y se mordió el labio inferior a manera de auto reprimenda por haberlo dicho sin pensar, pero es que a su lado no podía pensar, lamentó que eso pudiera echar por la borda el momento tan especial. Regresó a su mirada lentamente.

¡Guau! quiere besarme igual que yo lo deseo. Eso fue suficiente para Alba, lentamente se acercó a Tania y levantó un poco su rostro de la barbilla para  encontrarse con esos expresivos ojos que tanto le gustaban.

-Está bien… puedes hacerlo, fue una mezcla entre súplica con una orden implícita.

Tania se acercó al tiempo que Alba lo hacía, juntaron sus labios en un suave toque y sintieron su mutua temperatura, Alba se separó un poco, pasó la lengua por sus labios y volvió a rozar los de Tania con un poco más de presión, Tania los entreabrió para atrapar el labio inferior y lo mojó con la punta de la lengua.

Un ligero temblor atravesó a Alba desde el estómago hasta su centro, las aletas de su nariz jalaban aire para no separarse, apresó el labio superior de Tania e hizo lo mismo tanteando con la lengua.

Tania sin separarse, arrastró la cadera por el sillón para quedar más cerca, levantó las manos para posarlas en las piernas de Alba cerca del límite de su falda, sentir la carne caliente en sus palmas y dedos provocó una arritmia a su corazón, abrió la boca y de inmediato sintió la invasión de Alba, fueron besos pequeños, piquitos, lengüetazos parsimoniosos, ambas sentían la fuerte necesidad de degustarse como se hace con un rico manjar, fue Tania quien profundizó un poco más y su lengua la invadió con sus envites que eran de un ritmo aletargado, su necesidad clamaba por más, sus manos ahora presionaban y sus pulgares acariciaban la suave piel de las cremosas piernas.

¿Podía una boca tener sabor más delicioso y adictivo, con esa sensación de no querer parar nunca?

Las bocas ahora se devoraban en lento reconocimiento. La mano de Alba no había abandonado el hombro de Tania que ahora lo aprisionaba con ternura y sus dedos, que habían levantado la barbilla, ahora se aferraban al suave cuello permitiendo sentir el loco pulso a través de sus yemas.

Es bien sabido que cuando la excitación va en aumento, el pulso se acelera, la respiración se torna pesada, la salivación va al alza, la temperatura se incrementa, aparecen pequeñas muestras de sudor, la necesidad del contacto es mayor...uff que aquello se estaba poniendo en situación.

Los minutos habían transcurrido, ¿en qué momento Alba se montó sobre las piernas de Tania?, ni saberlo, en que momento Tania metió las manos bajo la falda de Alba y acariciaba en círculos los muslos muy cerca de sus glúteos, vaya alguien a saber… eso estaba a mil y tan caliente.

El timbre las volvió de golpe a la realidad, la comida llamaba a la puerta, ¿quién podía tener hambre después de tan apetitoso encuentro?, ambas brincaron.

Fue Alba quien se apartó y recargó la frente en la de Tania, tomó un poco de aire y con las piernas temblando se levantó, de pronto le dio frío, frío en la mejor primavera de su vida, se quedó sentada abrazando sus piernas, vio como Tania se pasaba ambas manos acomodando su cabello, respiró y se levantó llevando la cartera en la mano para pagar.

La cabeza de Alba daba vueltas, debía tranquilizarse, se puso de pie y caminó hacia la cocina con su copa, escuchó que la puerta se cerró y se quedó recargada en la encimera, dio un trago largo y volvió a rellenar la copa. Al no verla entrar, decidió no hacer más larga la espera y salió con la mejor sonrisa, por qué condenar el momento si había resultado épico. La encontró inclinada sobre la mesa sacando los paquetes de la bolsa.

-¿Viene completo el pedido?

-Sí, creo que lo dejo así para que no se enfríe. ¿Quieres cenar ya o prefieres esperar? Se giró y se encontraron sus miradas. Luego Tania extendió la mano invitándola para acercarse, Alba suspiró y se acercó ofreciendo a su vez la mano.

-Creo que es mejor cenar de una vez, ¿te sirvo más vino?, ya cerca le besó la cien, permitiendo que sus cuerpos entraran de nuevo en contacto.

-Sólo un poco, gracias. También quisiera un poco de esa agua de fresa.

-Claro, ahora te la traigo, así que ¿te gustó?

-Por supuesto a quien no podría gustarle una bebida tan rica. Ambas se miraron con el doble contenido implícito en el comentario.

Mientras cenaban, se tomaban de la mano y reían de cualquier cosa, hubo un momento en que Tania estiró su mano para limpiar con el pulgar la comisura de Alba que se había manchado con la salsa y está atrapó el dedo entre sus labios, lo que provocó que se humedeciera su entrepierna y un ligero temblor recorrió su cuerpo, cerró los ojos y cuando los volvió a abrir Alba la liberó.

-¿Viste la película de la Reina Victoria joven? Trató de desviar un poco el tema Alba.

-La verdad no recuerdo, no, creo que no. Llevó otro bocado a su boca. Está muy rico ese filete de atún, de hecho todo, elegimos bien.

-Sí, ese restaurante es muy bueno. Dejó el cubierto sobre el plato y tomó un poco de vino. De postre tengo un helado de mango muy ligero que te va a gustar.

-Que rico.
-Ésta película es la que estaba en el plan para ver, me la recomendó mi hermana hace tiempo, espero que te guste. Me encantan las películas de época, he visto un montón de veces las que ha hecho Emma Thompson y otras inglesas por el estilo.

-A mí también me gustan mucho. Supongo que por eso nos llevamos bien desde que nos conocimos. Hizo silencio y luego la miró. ¿Siempre te sentiste inclinada por las mujeres? Preguntó.

-Mju sí, creo que hay buenos hombres pero ninguno para mí. Mis hermanos intentaron mucho que cambiara de parecer, me presentaron varios buenos prospectos, aún lo siguen haciendo, pero pierden el tiempo ya se los ha dicho mi padre.

-Qué interesante, también mi padre me apoya más que mi madre, supongo que tiene más apertura, no sé. Nunca he podido mantener una plática con mamá, sin embargo mi padre se interesa por mi vida sentimental, lo adoro, es muy buena persona. Conocí a un muchacho a los quince, era muy amable y su madre y la mía eran muy amigas, nos obligaron a salir, yo acepté para que dejaran de molestar y así fue, un día me beso de sorpresa y cuando me soltó le di un bofetón, asunto arreglado mi madre no volvió a intervenir.

-Vaya no pareces del tipo violento. Sonrío.

-No lo soy, simplemente que el tipo no entendió que no era no, pobre; ja, ja, ja.

-Déjame levantar este desorden, para ir a ver la peli.

-Me parece justo, ya que yo me hice cargo de la cena.

-Eso de pagar y ponerla en la mesa, sí que te llevó mucho trabajo ¿eh?

-Sí un poco, pero lo hice con mucho gusto. Ambas soltaron una carcajada.

Resulta que la televisión estaba en la habitación, así que no había de otra que en la cama o en el piso. Alba recorrió la alfombra de tal forma que se sentaron en el piso y la cama sirvió de respaldo.

-Me hace mucha ilusión conocer Escocia, sé que hablas el idioma, podrías acompañarme. Se giró para verla de frente. Te gustaría ir conmigo Alba?

-Me encantaría. Exclamó muy entusiasmada. Yo tengo vacaciones próximamente, en el verano. Ja, ja ,ja, te aviso para que lo tomes en cuenta,no para que te sientas presionada.

-No lo haces, dijo con tono serio. Alba hemos seguido con la velada como si no hubiera pasado nada, pero me ha gustado mucho antes de que llegara el repartidor de comida, si no hubiera llegado estoy segura que hubiera pasado algo más. Le acarició la mano que descansaba sobre su pierna. Me gustas mucho.

-Desde que estás en el edifico me llamaste mucho la atención y con los días te has convertido en mi persona favorita.

-Hemos tenido suerte entonces, se acercó hasta recostarse en sus piernas y se giró para seguir viendo la historia que se contaba.

Alba la tuvo así, se entretuvo acariciando su cabello y la piel de su cuello. Cuando terminaron de ver la peli, Tania tenía toda la intención de quedarse si se lo sugerían siquiera.

-Debo irme, ya es tarde y estoy un poco molida,ja, ja, ja.

-¿Te veré mañana?

-Claro que sí, recuerda vivo al lado, un par de pasos. Se puso de pie y tomó ambas manos de Alba para ayudarla a incorporarse. Le dio un rápido beso en los labios. Descansa guapa. Y se encaminó hacia la puerta, con Alba detrás.

-Te veo mañana entonces, que duermas bien. Le dijo. Quiso pedirle que se quedara, pero dudó.

Tania abrió la puerta y le guiñó un ojo, siguió hasta su apartamento. Ya dentro se recargó en la puerta un rato, suspiró y se dirigió al baño. Se preparó para dormir, estuvo dando vueltas viendo el reflejo de las luces que entraban por la ventada, repasaba en su mente el interminable beso y las sensaciones que revivía su estómago.

Alba estaba igual, recostada de lado repasó una y otra vez los acontecimientos del día, sonreía, pero se sentía ansiosa no podía conciliar el sueño, se levantó al recordar que no había cerrado la ventana, eso la ponía nerviosa, miró el reloj era una hora y media después de su partida y aún faltaba mucho para que amaneciera. No tenía sueño, si leía un poco tal vez conciliaría el sueño. Decidió que eso haría, la compañía de un buen libro aunque ya los hubiera leído todos.

Volvió a la cama y en ese momento se quedó helada, pero su corazón se aceleró de inmediato, habría oído mal?...no ahí estaba de nuevo el ritmo en su puerta. Voló para abrir. Ahí estaba Tania. La tomó de la mano y la haló hacia su cuerpo provocando que ambas se estremecieran.

No se pudo contener, tomó su rostro entre las manos y la besó suavemente con un seductor movimiento de labios, Tania se abrazó a su cintura y respondió al beso apasionado.

-¿Está todo bien?, preguntó quedito Alba cuando se separó apenas lo suficiente.

-No tengo tu número de teléfono, nunca te lo he pedido, ni yo te he dado el mío, quería hablarte… así que he venido. Levantó los hombros a manera de disculpa y la apretó todavía más a su cuerpo y pudo sentir su firme vientre, cadera y los muslos duros. No puedo dormir, casi me acabo de ir y ya extraño tu cercanía; dijo en un susurro mientras acariciaba su mejilla con la nariz hasta quedar cerca de su oído.

-Quería pedirte que te quedaras, tuve miedo, soy una tonta, yo tampoco puedo dormir Tania, quédate, realmente te necesito...

Tania se apretó más a su cuerpo y besó debajo de la oreja, se sentía embriagada con su olor, sacó la lengua y la pasó muy lentamente hasta sacarle un gemido.

Las manos de Alba rodeaban el cuello de Tania y la retenía para que la siguiera consintiendo con su lengua.

-Vamos a la habitación, si seguimos así me voy a derretir aquí mismo… se separó, besó sus labios y buscó su mano.

La habitación estaba iluminada por una lámpara de noche, cuando llegaron cerca de la cama. Alba se puso frente a Tania y comenzó a sacarse la camiseta que usaba por la cabeza y la dejó caer a un lado sobre la alfombra, sus perfectos y redondos senos quedaron al descubierto subían y bajaban al ritmo de su agitada respiración, Tania levantó las manos para tocarlos pero Alba retrocedió un paso y negó suavemente con la cabeza, puso los pulgares en el resorte del bóxer que usaba, sin despegar la mirada, los bajó lentamente inclinándose hacía delante, se irguió y éstos cayeron hasta sus tobillos.

Tania no quería dejar de mirar sus ojos, tragó saliva fue bajando la vista, la recorrió lentamente deteniéndose en cada curva hasta llegar a su pubis, su respiración se tornó más acelerada, sentía un hormigueo delicioso en su sexo, se lamió los labios y levantó sus manos a los botones de la blusa de su pijama y tan lento como lo permitían sus entumidas manos, los fue soltando de uno en uno, al terminar la abrió para exponer sus senos, sus pezones erectos, pudo ver como Alba entornaba los ojos, jalaba aire por la boca y lamía sus labios, dio un paso al frente tomó las manos de Alba y las acercó a la cintura de su pantalón, para ser despojada de toda prenda.

-Bájalo, le ordenó en un caliente susurro.

Alba obnubilada, metió los dedos y los fue bajando al tiempo que se inclinaba, se sostuvo en una de sus rodillas, levantó una pierna y luego la otra sin dejar de mirarla a los ojos, el tenue olor de su piel que le llegaba a sus fosas nasales era embriagador, sin pensarlo demasiado besó el monte venus frente a sí, afianzó ambas rodillas en el suelo y con sus manos retuvo las caderas para esparcir suaves besos en el área, vientre y ombligo, ambas gemían.

Tania sintió la corriente eléctrica recorrer desde la planta de sus pies hasta la nuca, lo que quedaba de noche prometía de maravilla y pensar que un minuto atrás estaba sola, su corazón se regocijó de tan hermosa compañía.

Las manos de Tania retuvieron el cráneo de Alba que mantenía su cabello recogido en una coleta y con un suave movimiento la instó a ponerse de pie para poder besarla, ahora se trataba de besos más exigentes, las lenguas se encontraron en un baile, las manos recorrían a placer la piel desnuda, las caderas permanecían unidas como imanes.

Una mano voló hasta la unión de los glúteos y permaneció recorriendo esa línea cálida que dividía los hemisferios, un dedo fue más allá buscando hasta encontrar un orificio rugoso rodeado de terminales nerviosas obteniendo como respuesta un pequeño sobresalto en Tania.

-Podemos…

Accediendo a su petición, Alba la empujó hasta dejarla sentada sobre la cama justo en la orilla… a su merced, se puso de rodillas y se apoderó con su boca del seno más cercano, mientras que con una mano daba cariño al solitario, la otra mano se abrió paso entre sus muslos acariciando y llevando más gemidos a sus oídos, se aventuró con el pulgar hacia la unión de las piernas y peinó los suaves rizos recortados, siguió con el otro pecho cuyo pezón esperaba ansioso de mimos y caricias, pasó los dedos por los labios mayores y entonces las caderas de Tania empezaron con los envites buscando caricias más profundas que dieran alivio a su necesidad, al sentir los pliegues resbaladizos Alba levantó la apasionada mirada, ambas tenían los labios hinchados y la respiración entrecortada, la humedad entre las piernas de Alba iba en aumento, aquello era la locura, se adentró en Tania sintiendo su necesidad, las paredes vaginales le agradecieron cuando se contrajeron a su alrededor reteniéndola.

-Recuéstate amor necesitas esto tanto como yo, le anunció Alba con una sonrisa que le encantó. Tania se agachó hasta encontrarse con la boca que anhelaba darle placer a su sexo y bebió de ella cuanto pudo, antes de liberarla.

Fue la última frase coherente que se dijeron por un buen rato, hasta que agotadas y vencidas se durmieron desnudas, entrelazadas.

Tania despertó un poco desorientada, al sentir un brazo alrededor de su cintura recordó todo de golpe, se mordió el labio inferior con las imágenes que ocupaban su memoria, un aviso en su entrepierna para confirmar que estaba húmeda y dispuesta de nuevo. Que locura pensó. Se dedicó a sentir en su espalda el cálido aliento de Alba, la temperatura compartida y el peso de una pierna entre las suyas, podía escuchar la suave respiración, mientras observaba el movimiento de la cortina que cubría la ventana y así se volvió a quedar dormida.

Sintió los ligeros besos sobre su hombro y parte del cuello, lo que la hizo sonreír, cubrió con su mano la mano de su amante y empujó su trasero hasta chocar contra el pubis de Alba. Arrancando un gemido sensual que impulsó la misma reacción de cadera de su amante.

-Buen día preciosa. Mordió el hombro suavemente con los dientes y acarició el vientre hasta la cadera y muslo.

-Hola buen día, mmm.

-Oye… tengo un maravilloso plan.

-De acuerdo, ¿de qué se trata?

-Qué te parece tomar una refrescante ducha... juntas, y luego vamos a la cocina a preparar algo muy rico para alimentarnos y luego volvemos... aquí a la camita ¿qué opinas?, la escuchó reír.

-Gran idea, me encantaría volver a la cama contigo.

El baño se prolongó un poco como era de esperarse, pero salieron muy limpias eso sí.

-Voy al depa a ponerme ropa y enseguida regreso. Dijo Tania al salir del baño con la toalla alrededor.

-No, no, no. sacó una bata de algodón ofreciéndola. La cara que había puesto era un poema.

-Ja, ja, ja, ey pienso volver, no me voy a quedar allá. Estiró la mano, dejó caer la toalla que tenía sostenida con la otra mano. Se pasó la lengua por el labio superior, al ver que Alba también se quedaba desnuda para aplicarse crema en el cuerpo. Alba se rió y le cerró un ojo. De acuerdo mejor me quedo.


-Esa es… una muy buena idea.
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