¡Feliz Navidad¡ Les deseo a todos que sea un día muy especial, disculpen
la demora, me ataco el bichito de la escritura con otra historia y deje en
pausa esta.
Ojalá disfruten el siguiente capítulo.
Capítulo
8 Deberes
Una semana pasó
después de la celebración en honor del compromiso y unión de los príncipes de
Fuuka y Tsu, los padres de la castaña ya iban de camino de regreso a su
castillo dejando en manos del rey Kruger y de su hijo Arashi la seguridad de su
preciado tesoro.
Para Natsuki la idea
de libertad se le hacía cada vez más lejana representando su papel de príncipe,
no solo como adorno dentro del castillo, sino también con todas aquellas
responsabilidades que ahora recaían sobre ella, teniendo que pasar algunos días
lejos de Shizuru, debido a largos viajes para administrar los negocios
familiares, pues el rey no daba abasto solo ante tantas ocupaciones.
Luego de terminar con
una pequeña sublevación por cuenta de los impuestos altos que cobrará uno de
sus terratenientes a las afueras de Fuuka, prefirió cabalgar junto a la Okuzaki
y algunos guardias en la noche sin descanso para estar de regreso lo más pronto
posible con “su esposa”, le costaba admitirlo, pero extrañaba mucho su sonrisa
y aquellos ojos que algunas veces le hacían sonrojar.
A su llegada en horas
de la mañana, bajó de su corcel Kanto entregándole las riendas a uno de los
sirvientes solicitándole lo llevara a los establos, a continuación, se
encaminaba al comedor a sabiendas que podría encontrar allí lo que tanto
extraño.
―Su alteza, es mejor
si primero se cambia de ropas― La fiel guardiana se atravesó en su camino
impidiendo el paso por la puerta al comedor recordando el viaje largo al cual
se había sometido, así como sus ropas sucias y el hedor no tan grato que
manaba.
―Tienes razón Akira,
tú también debes estar esperando descansar, por favor retírate por hoy a tus
aposentos, envía a uno en el que más confíes para tu reemplazo por el día de
hoy― la mujer de ojos amatista realizó una reverencia obedeciendo la
solicitud de la princesa, sin embargo, no siendo capaz de dejarle el cuidado de
su protegida a cualquier otro, se aseo y se cambió de ropas para luego volver
al servicio de su alteza.
Una hora después la
pelinegra ubico a Shizuru en compañía de su prima, los ojos sangría se posaron
en los verdes dejando la conversación a medias con la Duquesa quien, al notar
la razón, saludo al príncipe con un leve movimiento de cabeza y se retiró
dejándolos a solas.
―Te he traído un
obsequio de mi viaje― la morena llevaba en su mano una bella flor de color lila
― es una orquídea, la cultivan especialmente en el poblado donde me encontraba
ayer.
―Es hermosa, te lo
agradezco― La Fujino tomó la flor con curiosidad ante aquellos colores tan
espléndidos, le regaló una sonrisa tímida a la Kruger sintiendo alivio de
tenerle cerca, en su rostro no se notaba mucho, pero había pasado algunas
noches en vela esperando su regreso.
―Te he notado
distraída ¿todo está bien? ― La castaña caminaba por el jardín en compañía de
su "esposo" minutos después, pero, aunque trataba de entablar alguna
conversación no lograba ninguna respuesta más que solo monosílabos.
―Discúlpame Shizuru,
en verdad no es mi intención― Deteniéndose se giró para observar los ojos
carmesí.
―Pero estas
preocupada― Gesticuló una sonrisa al notar la sorpresa en el rostro de la
morena ―He notado que se te hacen unas líneas en la frente cuando estás
agobiada― acarició suavemente aquellas líneas con sus dedos queriendo
tranquilizarla.
―Oh, no lo sabía― la
de ojos verdes no pudo evitar un sonrojo al sentir aquellos mimos ―¿Conoces la
historia de tu reliquia familiar?― Cambiando su expresión a una más relajada
prosiguió caminando con la Gracia Amatista a su lado.
―Hace algunos años,
mi padre me habló de la espada llamada Kvinne Rød que pasa a cada heredero,
pero según me explicó, tiene dos condiciones por las cuales se podría realizar
la entrega, debo tener la mayoría de edad, y eso aún no sucede, apenas el mes
pasado cumplí los 16 y la otra es el matrimonio, pero...―La castaña se detuvo
con los ojos muy fijos en el suelo, su faz que siempre era nívea paso, en
cuestión de segundos a rojo intenso.
―En dos días cumplo
los 18 años Shizuru― La pelinegra miraba de soslayo a la sonrojada princesa―
Creo que ya comprendiste cual es nuestra situación, al no encontrarse mi
hermano debo asumir su lugar en la ceremonia, pero temo ser rechazada por la
reliquia, no sólo porque no soy la heredera, sino porque me falta cumplir la
segunda condición…― Como decirlo sin que pareciera una mera transacción, debía
hacer suya a la castaña, pero por más que lo meditaba parecía más "una
obligación".
―Natsuki, tengo muy
claro cuáles serían las consecuencias si fuéramos rechazadas por aquellas
armas, la muerte misma nos aguardaría si tratásemos de engañarlas, pero… ―Las
palabras se negaron a salir con aquel pensamiento, se había mentalizado al
desposarse que tarde o temprano debía entregar su más preciado tesoro aún si no
hubiera amor de por medio, pero en ese instante se sentía más un objeto que una
mujer.
―Necesitas tiempo para
meditarlo, lo sé, si lo deseas hoy dormiré en otra habitación, así podrás estar
más tranquila a solas― La pelinegra realizó una venia y se despidió alegando
una reunión con su padre, Lady Nina, quien se hallaba a una distancia prudente
se acercó con preocupación al ver muy pálida a su prima.
―Shizuru, ¿Te
encuentras bien?― La de ojos magma la tomó del brazo ayudándole a sentarse en
una banca cercana, la escuchó suspirar para luego empezar a relatar todo sobre
su estadía en ese lugar, confiaba en ella más que por pertenecer a su familia,
por ser su amiga de toda la vida.
―Esto es…wow...es una
locura Shiz― la de cabellos azabache abrió los ojos con mucha sorpresa ante las
revelaciones compartidas ―Vaya que esa chica engaña a todo el mundo, cualquiera
que la ve no duda de que sea el príncipe,―
―Eso no es lo
importante en este momento Nina, que se supone que debo hacer, cuando hice este
absurdo trato no imagine que fuera a suceder todo esto― La duquesa colocó su
mano sobre la de su prima para brindarle apoyo.
―Entonces…debes yacer
con él, es decir ella, cómo sería que…―La morena giró su rostro pensando en las
posibles teorías.
―No es necesario de
que te lo imagines― La castaña dejó caer la cabeza entre sus brazos muy
sonrojada.
0-0-0
Natsuki, en compañía
de su fiel sombra Okuzaki, se encaminó hacia el castillo esperando poder dialogar
con su progenitor, se movía por la pura inercia meditando en los últimos
acontecimientos sin comprender cómo su solo deseo de libertad la había llevado
hasta tantas decisiones tan complicadas, iba tan ensimismada que no prestó
atención en las palabras de su guardia quien le advertía de un posible
peligro.
―¡Osito¡―Una mujer
pelirroja de ojos violeta se lanzó sobre ella plantándole un beso en los
labios.
―Ma...Mai― Los sorprendidos
ojos verdes se combinaron con su cara sonrojada dejándola sin habla por
completo, la aludida se apartó mirándola con terrible escrutinio en su rostro
para luego abrir la boca con asombro.
―¡¿Natsuki?! ―La
pelinegra asustada reaccionó tapándole la boca a la pelirroja con ambas manos,
la arrastró hasta la habitación de las escobas que se encontraba más cerca y le
ordenó a su guardia abrir la puerta ―Vigila que nadie se acerque Akira― empujó
sin mucha delicadeza a la Tokiha hacia el interior de la pequeña estancia
ingresando detrás para luego cerrar con llave.
―¡¿Qué está pasando
Natsuki?!, ¿Porque te ves cómo Arashi?― La de ojos violeta se cruzó de brazos
esperando las respuestas.
―¿Le dices
"osito" a mi hermano?― La princesa empezó a reírse con muchas ganas
obteniendo un fuerte golpe en la cabeza del puño de la pelirroja.
―A ti no te importa
cómo le digo a Arashi, mejor explícame porque no he tenido noticias de él en
estas semanas y como es que cuando vengo a buscarlo te encuentro enfundada en
sus ropas y portando su corona― Volvió a cruzar los brazos con mucha molestia
sobre su pecho algo descubierto.
―No deberías andar
por ahí tan descubierta Mai― la pelinegra sintió otro golpe sobre su cabeza al
desviar la mirada verde de ese escote tan prominente, pero, ―“¡¿cómo diablos
no verlas si parecía que se fueran a salir del vestido?!”―, Pensó
esto último no queriendo sufrir otro golpe en su cabeza.
―Más tarde podremos
reunirnos y responderé a todas tus preguntas― Masajeando la parte afectada
sobre sus cabellos cobaltos, la mujer se giró hacia la puerta de salida ― En
este momento debo ver a mi padre para arreglar algunos asuntos, enviaré a mi
guardia para hablar con más tranquilidad, espera unos minutos para salir
después de que me haya ido― Abrió la cerradura encontrándose con su escolta
para luego retomar el camino por el pasillo.
En el despacho del
rey…
―¡De ninguna forma
Natsuki!― el monarca sentía envejecer diez años más.
―Padre en dos días
cumplo 18, conoces las reglas, tú mismo nos las explicaste cuando éramos más
pequeños, es igual para Shizuru, ella aun no cumple la mayoría de edad, pero ya
firmó los documentos matrimoniales―La de cabellos cobalto permaneció de pie
recargándose en la puerta.
―Esto se nos está
saliendo de las manos― El hombre pasó su mano por su rostro en visible
desesperación.
―Todo esto es culpa
de Arashi, le estás reclamando a la persona equivocada,― los ojos verdes se
desviaron disgustados.
―Aún no llegan
noticias de tu hermano, el tiempo está en nuestra contra y si retrasamos la
ceremonia es posible que se pierda el poder de la reliquia― Suspiro rendido al
ser consciente de lo que tendría que hacer su hija, sacó de su cinto una llave
que llevaba a todos lados, habiendo premeditado una situación similar, solicitó
al herrero real, obviamente en secreto, la confección de una herramienta que le
ayudaría con este dilema, del cajón inferior de su escritorio sacó un cofre de
madera y le entregó a Natsuki la llave, con el rostro muy sonrojado.
―Esto te ayudará
con…ya sabes…―Era la primera vez que hablaba de algo semejante con su hija,
pues ese menester se lo había dejado a la institutriz, ella al notarlo tan
nervioso se acercó, tomó el objeto y lo introdujo en la pequeña
cerradura.
―¡Que diablos!― Una
pelinegra muy sonrojada observaba con asombro aquel artilugio que se hallaba
dentro del cofre.
―Cuida tu lenguaje,
eso no es de señoritas― La regañó Keinji.
―¿Y esto sí ?, ¿qué
esperas que haga con esta cosa?―Natsuki lo miro a los ojos grises con expresión
confundida.
―Ah…eso...se...se...―El
mayor paso saliva tratando de articular algo coherente ―no voy a tener esta
conversación contigo, no te explicaría de esto y aquello, ni aunque mi vida
dependiera de eso― Se levantó de su silla y se dirigió hasta la puerta, por donde
salió, segundos después entraba Fumi quien usando varias expresiones muy
comprometedoras que hicieron toser en más de una ocasión a la pelinegra, le
explicó el cómo, el cuándo y el porqué.
Dando por terminado
el curso exprés por parte de la institutriz, Natsuki salió con el cofre en la
mano, ¿cómo rayos tendría esa conversación con la castaña?, seguramente esa
noche no podría dormir, dispuso sus pasos hacia el lugar donde le había
solicitado a su amiga de la infancia se reunieran por medio de la Okuzaki, el
jardín trasero del castillo donde no hace muchos inviernos jugaban a las
escondidas o a los soldados cuando eran apenas unos infantes, allí, dentro de
una estructura metálica en forma de torre, se encontraba la pelirroja sentada
admirando el bello atardecer.
―Me alegra que te
hayas cubierto― La pelinegra se detuvo en seco al sentir la mirada asesina
provenir de aquellos violetas ―Lo…lo digo, porque a esta hora hace frío Mai―
levantó una de las manos de forma pacífica no queriendo otro golpe en su cabeza.
―Siéntate y explícame
qué está sucediendo Natsuki― Para Akira era extraño el trato de ambas mujeres,
ninguna etiqueta de parte de la Condesa Tokiha para con la princesa, ahora
príncipe, sin embargo, lo dejó ser al verlas tan cercanas, por lo que procuró
alejarse lo suficiente otorgándoles algo de privacidad sin descuidar a su
protegida.
―Él se fue, me
abandono Mai― Pasaron algunos minutos que la morena usó para hacer un recuento
de los hechos acontecidos alrededor de su "matrimonio" con la
princesa de Tsu.
―Nos abandonó a todos
Natsuki― La pelirroja posó la mano sobre la de su amiga al verla agachar la
cabeza con visible tristeza.
―Tengo una duda,
¿Cómo descubriste mi engaño? Al mirarme al espejo solo logro ver a mi
hermano―
―Nos conocemos
casi desde la cuna, Kruger, eres casi como mi hermana, y así se sintió ese
beso, como si besara a mi hermana pequeña― ambas se miraron por un momento a
los ojos soltándose a reír al instante.
―¿Qué tiene esa caja
que está a tu lado? ― Después de limpiarse algunas lágrimas, tal vez por el
ataque de risa de momentos atrás, o por el sentimiento de abandono que ahora
sentía en su pecho, sus ojos lila se clavaron en aquel cofre.
―Ah…es...primero debo
preguntarte si recuerdas eso de la reliquia familiar― una sonrojada princesa
desvío la mirada hasta los dedos inquietos de sus manos.
―Creo que sí, tu
padre contó la historia de tus tatarabuelos, ellos habían tenido una guerra muy
larga con los habitantes de tierras extranjeras que trataban de apoderarse del
reino por medio de una criatura antigua que había acabado con los reinos
vecinos, entonces, el bisabuelo Kruger fue al monte Tateshina donde realizó un
pacto con el Hati, el emblema de tu casa, y este le obsequió el arma con el que
logró derrotar a ese monstruo salvando al pueblo y el linaje―
―Siempre me sorprende
tu buena memoria― Le sonrió ―en dos días se realizará la ceremonia de sucesión
y debo presentarme ante la reliquia― los ojos verdes observaron caer una hoja
de un árbol cercano.
―Pero, ¡Natsuki!
Podrías morir, esa ceremonia sólo es para el heredero― la pelirroja se levantó
de repente de la banca.
―¡No es eso lo que me
preocupa en este momento Mai!― se levantó tomando por los hombros a una pálida
Condesa ―¡debemos consumar el matrimonio! ―
―Oh…¿te inquieta la
traición a tu hermano? Al fin y al cabo, ella es su esposa― eso último le dejó
un mal sabor en la boca a la de ojos lila, nuevamente tomó asiento abrazándose
a sí misma pues la temperatura había descendido a esa hora.
―Me importan muy poco
los sentimientos de Arashi, no merece tener una mujer como Shizuru a su lado―
Dándole la espalda, la pelinegra apoyó el hombro en la columna de la entrada de
aquella torre.
―¿Acaso te has
enamorado de ella?― La condesa artículo con sorpresa.
―No…no lo sé Mai― La
Kruger se giró para caminar hasta el cofre que se hallaba sobre la banca a un
lado de su amiga, evitando darle más vueltas a esa pregunta que había logrado
ignorar en su mente por esos días. ―Mi padre me entregó un…objeto que me
ayudaría, según el― con visible sonrojo abrió la caja enseñándosela a la
pelirroja.
―¿Un arnés?, ¿es
enserio Natsuki?― los ojos lila miraron con desaprobación el aparato hecho de
cuero y madera, luego cambiaron de dirección a los verdes manteniendo la misma
expresión.
―¡No me mires así!,
no sé que estoy haciendo, tu…tu sabes que…yo…nunca he…estado con nadie― Se
sentía a punto de desmayar de tanta sangre que se quedaba en sus pobres
mejillas, preferiría volver a vérselas con el ogro que estar pidiéndole
consejos a su amiga sobre esto y aquello.
―A veces te pareces
demasiado a tu padre Natsuki, por favor cierra ese cofre y no se te ocurra por
nada en el mundo enseñarle semejante cosa a la princesa― suspiró cansada al
tiempo que masajeaba un poco su tabique previniendo algún dolor de cabeza ― ven,
siéntate a mi lado― La morena obedeció sellando la caja para luego acomodarse
en la banca.
―Es su primera vez,
la de ambas, debe ser algo especial, ¡no puedes ser tan animal! …― la de ojos
verdes frunció el ceño disgustada ante la expresión nada amable, a punto estuvo
de responderle, pero se quedó callada ante lo demás ―Es algo que nunca
olvidaran, deber ser un momento único, no te puedo explicar lo que debes hacer,
solo podrás guiarte por tu instinto, tu cuerpo mismo te dirá que hacer―
sonrojada como estaba se percató de que su amiga le hablaba desde su
experiencia y no desde su conocimiento.
―No sabía que habías
estado con otra mujer, que sorpresa, ¿que más me ocultas?― La morena no alcanzó
a reaccionar ganándose otro golpe por la impertinencia.
―Eso ocurrió hace
mucho tiempo, conocí a una chica, pero, las cosas no funcionaron al final― La
pelirroja ladeo la cabeza pensativa.
―Gracias Mai,
necesitaba hablar con alguien― Ambas se levantaron dispuestas a regresar al
castillo, caminaron juntas hasta llegar a la entrada principal.
―Habla con ella
Natsuki, no la dejes pensar que sólo es un deber, pero…― se acercó posando las
manos en sus hombros ―si estás sintiendo algo por ella esto hará más fuertes
tus sentimientos y me temo que saldrás muy herida al final, cuando tu padre
logre traer de vuelta a tu hermano― la de ojos verdes asintió como respuesta
despidiéndose en el acto, Mai por su lado tomó camino hacia la habitación que
normalmente ocupaba cuando estaba de visita.
La princesa por su
parte ya se hallaba en su alcoba sentada frente al espejo cepillando su hermoso
cabello castaño mientras meditaba en las palabras de su prima esa tarde
"No hagas nada de lo que puedas arrepentirte" y "se gentil"
valientes consejos que no le servían en lo más mínimo, ahora comprendía que no
era a Nina a quien debía preguntarle sobre sexo puesto que tampoco había estado
antes con alguien, suspiro ya cansada por el día que había tenido, se levantó
dispuesta a meterse entre las cobijas pero escucho toques en la puerta.
―Shizuru, ¿podría
hablar contigo un momento?― La voz del "príncipe" se escuchó desde el
otro lado, la castaña se quedó estática por unos segundos, giró sobre sus
talones y caminó hasta la entrada de la estancia.
―Ara, ara, unas horas
separados y ya me extrañas, amor mío― La Fujino sonrió ladinamente al abrir la
puerta donde una sonrojada Natsuki la esperaba con una pequeña cajita en la
mano.
―No…deseo romper mi
promesa mi señora, esta noche dormiré en mi antiguo dormitorio, pero, estando
allí recordé algo que quería entregarte desde antes de nuestro primer baile―
con las manos temblorosas abrió la caja donde se encontraba una cadena con un
hermoso dije de rubí en forma de rosa― era de mi madre, me la obsequio cuando
era muy pequeña― eso último lo dijo en un tono que solo la castaña escuchara,
pues su guardiana nunca se alejaba de su proximidad.
―Pero…― Los ojos
carmesí admiraron con atención aquella joya para luego mirar los verdes con
mucha sorpresa.
―Quiero que la tengas
Shizuru, es muy importante para mí que la aceptes― La pelinegra sacó con
delicadeza la cadena acercándose lentamente a "su esposa".
La Fujino con un leve
asentimiento apartó los cabellos castaños sintiendo el suave roce de los dedos
temblorosos de la otra chica, desvió la mirada de esos labios carnosos que su
ser clamaba por tomar ―Gra...Gracias Nat-su-ki― pero esos ojos verdes eran como
imanes, ambas se miraron hipnotizadas.
―De… Debo irme― La de
cabellos cobalto se separó dejando un suave beso en la mejilla de la
ojirubi.
―Que descanses― la
vio desaparecer por el pasillo, seguida por su sombra y cerró la puerta
suspirando ―wow… Eso fue extraño― Shizuru acaricio su mejilla donde había
sentido el roce de sus labios y luego aquel regalo en su cuello, camino entre
nubes hasta la cama acomodándose entre las cobijas segura de que podría dormir
muy bien.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Eldest88 - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.

Esperando con ansias otro capítulo. Gracias
ResponderEliminarHola, la espera se hace muy larga, vuelve a darle play a esta y no la dejes en pausa nuevamente por favor!!!
ResponderEliminar