En
la cabeza de Laura, ella, Stone, estaba. No podía dejar de pensarla. No
soportaba ya que la ignorara. Ni siquiera pelear con ella. Y sobre todo, toda
la información que había conseguido de Sara le contaminaba, porque seguía con
preguntas dándole vueltas en su mente.
Y en la primera oportunidad que tuvo la acorraló a Sara con
preguntas.
-Stop,
Párale, ¿Qué te pasa?
-Nada,
sólo quiero saber
-Pero
podías ser más sutil para preguntar ¿no?
-Con
vos no se puede ser sutil, ni dar vueltas… siempre sabes más que todos y sabes
muy bien como esquivar las preguntas.
-Ejem…
- Se rió – Primero decime vos ¿Por qué?
-¿Por
qué… qué?
-No
te hagas la tonta, que no lo eres…
-
¿Por qué querés saber si entre Stone y Yo alguna vez pasó algo?
Era
más que obvio, no podía disimular más. Y Menos con Sara… Aún así intentó
mentir.
-No
sé, sólo siento curiosidad por saber. Es que no las puedo entender.
-Si
como no… Curiosidad… - Y riéndose se marchaba del vestuario.
-Te
estás burlando de mí… Sara – Le gritó.
-No,
pero no sabes mentir cuando se trata de sentimientos… Y eso es malo para ti…
por qué para ser un policía de infiltración debes saber mentir muy bien… en
todas las situaciones de tu vida.
-Puta
madre – Maldijo.
-Sí quieres
saber si me acosté con Stone, la respuesta es sí. Y también me acosté con
Estévez – Se lo confirmó. Creo que fue como si la pateara…
-¿A
la vez? – Preguntó temiendo la respuesta.
-Mierda,
que sos masoquista
-¿Qué?
-Si
te gusta Stone, quédate tranquila, que a ella sólo le importo como amiga. Si
hubo o no sexo entre nosotras no tiene importancia…
No
pudo responderle. Se sentó en el banco mirando su locker. Ella se volvió y se
sentó a su lado.
-No
tienes que admitirme nada… Ya me di cuenta.
-Cuenta…
¿De qué?
-Te
pasa algo con Joan… Ahora somos dos idiotas enamoradas de dos tontos que no
pueden olvidar.
No
le admitió nada, ni siquiera le negó nada. ¿Para qué? Era demasiado obvio.
Además quién más que ella podía entenderla.
Desde
ese día tuvo que aceptar la verdad, sin querer se había enamorado de Stone.
Podía negarlo mil veces hasta ocupar su mente en mil tonterías. Pero ya no
podía ocultarlo. La amaba. Le pidió a
Sara que no le dijera nada a Stone. Y Sara prometió guardar el secreto.
Los
días pasaron, y salió a la calle con Estévez para una infiltración. Más que
trabajo era sólo investigación.
-Oye,
¿Puedo pedirte un consejo? – La sorprendió con su pedido mientras manejaba e iban
caminó a buscar información de unos cuadros falsificados.
-
Si, ¿Consejo de qué? ¿O Para qué?
-Sabes
que la semana que viene es el cumpleaños de Sara
-Cierto,
no me acordaba – y sonrió – es sobre Sara…
-Quiero
regalarle algo. ¿Pero no sé qué?
-Pues,
yo menos, la verdad, no puedo llegar a conocerla del todo a Sara como para
saber que podría gustarle que le regalaran… - No mentía, no tenía ni idea de
que podría regalarle – Y si le preguntas a Stone que la conoce mejor – Le
aconsejó.
-No,
Stone no.
-¿Por
qué no?
-Maldición,
es que Stone… me mandara a casarme con ella…
-Jajaja
-No
te rías, tú sabes lo que pasa…
-Si
algo sé – Trato de no demostrar que ya sabía todo.
-Entonces,
sabes que ella tiene la idea fija de querer engancharme con Sara…
-¿Y
por qué será eso? – Preguntó haciéndose la tonta.
-La
puta que lo re mil pario… - Maldijo.
-Hey…
¿Qué pasa?
-No
quiero admitir que Sara me gusta – Lo dijo.
-Tienes
miedo capaz.
-Siento
pánico – Le confesó.
-¡Pánico
de ser feliz! Creo que conozco esa sensación.
-Sabes…
A veces la miró y quiero ir con ella y decirle que me mueve el piso… Pero el
recuerdo de Verónica aparece y me siento morir.
-Creo
que deberías decirle a Sara lo que sientes… Creo que deberías darte una
oportunidad… Si no pruebas algo ¿Cómo sabrás si te gusta o no?
-Pero
no puedo olvidar a… - No lo dejó terminar, lo interrumpió antes que la
nombrará.
-¿No
puedes o no quieres?
-Ehh
-Si
no lo intentas, nunca la olvidarás. Mejor dicho nunca la superaras. No puedes
olvidarla. Nunca se olvida totalmente un amor. Pero si creo que puedes volver a
empezar, volver a amar y ser feliz. Pero que estoy diciendo si vos y Stone sólo
viven para competir por quién la recuerda más. Están obsesionados.
-Buenooooooooo,
¡¡que ya te recibiste de psicóloga!!
-Perdón,
no quise decir lo que dije…- Pero se lo había dicho… si tan sólo siquiera se
diera cuenta de que podía volver a amar… si se animara.
No siguieron
la charla, justo llegaron a destino así pues que se dedicaron a hacer
averiguaciones en ese museo. Y tampoco tocaron el tema cuando regresaron a la Central.
Continuaron
con el caso hasta resolverlo. Hablaron de mil tonterías pero no volvieron a
mencionar nada de lo comentado ese día.
Cuando
faltaban dos días para el cumpleaños de Sara, Laura le preguntó a Stone si le
habían organizado una fiesta sorpresa o algo para su cumpleaños.
-No,
no quiere fiesta. Seguro saldremos a cenar por ahí… - Y riendo – No te
preocupes que estas invitada a la cena si salimos…
-No
me preocupó idiota… Sólo que pensando que a este equipo siempre le gusta
organizar fiestas sorpresa pensé que le organizarían una a Sara.
-Pues
te equivocaste, no pueden organizar nada… Conocen a Sara, y a ella no le gustan
ese tipo de fiestas. Prefiere que la inviten a festejar de una.
-Bueno,
entonces organicemos algo y le decimos que haremos una fiesta para celebrar su
cumpleaños.
-Pídele
a Carla que se haga cargo de la joda… Ella es la más indicada…
-Ok,
¿y quién le dice a Sara...?
Quedaron
en que Laura hablaría con Carla, que fuera ella quien se comunicara con Sara.
Todo parecía fácil.
Faltaba
un día para el cumpleaños 24 de Sara. Y ella había aceptado reunirse con amigos
en el bar a tomar unos tragos. No sería una fiesta, fiesta, porque estaban a
mitad de semana y debían trabajar al siguiente día. Por ende, unos tragos y a
dormir. Pero celebrarían su aniversario de nacimiento.
Laura
se encontraba tirada en su cama, leyendo un libro, era ya casi media noche.
Cuando Stone comenzó a hablarle desde el lado enemigo…
-Tengo
una idea – Gritaba desde detrás del biombo.
-¿Qué
decís? – Le respondió sin levantarme de su cama.
Ella
salió de su cuarto, y caminó al de Laura… Venía con una sonrisa de oreja a
oreja. Y Romano nunca la había visto así tan sonriente.
-Ayúdame
-¿Ayudarte?
– Se sorprendió ante su pedido - ¿en qué? - le preguntó intrigada y algo
desconfiada -¿Qué tramas?
-Y
si le decimos a Sara que organicemos una cena tranquila, aquí en casa entre
algunos amigos y en realidad…- La interrumpió Laura porque ya estaba todo
decidido para el festejo…
-Por
Dios, ¿Qué querés hacer?
-Una
cita a ciegas con el idiota de Estévez.
-Bueno,
sí que estás loca… No sería cita a ciegas sino una cena tramposa….
-Lo
que sea, che, pero estarían juntos.
-Los
querés unir a toda costa. ¿No?
-Sí,
carajo, Estoy harta de ver sufrir a Sara… y sé que el tonto de Wal la quiere –
Era la primera vez que lo llamaba a Estévez por su nombre.
-Tan
segura estás de que Wal la quiere… ¿Por qué?
-Lo
conozco aunque no me agrade conocerlo tanto…
-No
puedes obligar a un corazón que amé… si no quiere…
-La
quiere, es un cobarde… tiene miedo…
-Y
por casa como andamos – Comentó y ella la miró algo asombrada por su
comentario, pero la confrontó…
-¿Me
estás llamando a mi cobarde?
-Vos
tampoco te animas a querer de nuevo…
-¿Y
quién te dijo que no me animo?
-Yo
no te he visto saliendo con ninguna chica – Le dijo…
-Yo
a vos tampoco te he visto con nadie – “¡Ah!,
bien me la devolvió…” Y ahora que podía
responderle Laura
-Será
porque no estoy buscando nada por el momento, es tiempo de estar sola y
preocuparme por mi carrera y vos ¿Por qué? – Le tiró de nuevo la piedra para su
lado.
-Tal
vez, porque no creo que la me guste se interese en mi – Dijo sentándose en mi
cama.
-¡Ah!
¡Bien te gusta una!
-¿Qué
te importa?... Ya me llevaste por las ramas… ¿Me vas a ayudar o no?
-No
creo que funcione
-¿Cómo
lo sabes?
-Joan,
mejor habla con los dos… enfréntalos, haz que se digan lo que sienten.
-Estás
queriendo decir que los obligue a confesarse…
-Correcto…
-Un
careo…- Acotó sonriendo - Mmm… Creo que no es mala idea
A
Stone le pareció buena la idea del careo entre Sara y Wal… Así que pasaron más
de una hora planeando dónde y cuándo podrían hacer eso…. Estaba sentada a su
lado en la cama de Laura, la tenía tan cerca, y no estaba nerviosa. “Eso sí que era raro”, pensaba para mis
adentros.
Se
reían juntas por algunos comentarios que hacían del asunto. Stone estaba muy
amigable. Realmente Laura se sentía tan bien charlando con ella, como si fueran
amigas… Pero siempre lo bueno se
termina. Y Stone apenas miró su reloj se dio cuenta de la hora, ya eran las dos
de la mañana, así que Le dijo “a dormir”,
y se fue para su lado enemigo.
Laura
se durmió enseguida pensando en todo esa charla, o más bien en lo cerca que la
había tenido. En que le gustaba alguien, pero no quería admitirlo.
Ya
en el bar, se juntó todo el Escuadrón, hasta el jefe se apareció esa noche para
saludar a Sara. Unos tragos, y temprano todo el mundo se desapareció.
La
semana continuó, trabajo y más trabajo, hasta el mismo sábado se la pasaron todos
ocupados en una infiltración, buscando a unos ladrones de poca monta, y cuando
creían que terminarían sin un puto día de franco en la semana… Ramírez los
arrestó. Y todos los afectados al caso a casa a descansar.
Apenas
llegaron Joan y Laura al departamento, ya casi amanecía, era domingo… Sara que entró
con ellas insinuó salir ese domingo:
-¿Y
si nos vamos a la playa al medio día?
-Playaaaaaa,
noooooo – Contestó Stone - Sólo quiero dormir…
-No
sé… estoy muy cansada…
-Invita
al tonto de Estévez que está muy blanco… -Le aconsejó Stone riéndose mientras
se tiraba en el sofá… demostrando que estaba muy cansada.
-Que
chistosa que estamos, Joan… - Algo enojada Sara se dio vuelta para irse a
dormir a su propio departamento.
-Ya,
no te enojes bebé – Algo cariñosa le hablaba Stone – Mañana pasamos en día acá
todas y vemos que hacer para no aburrirnos.
-No
soy tu bebé – Seguía enojada – Tu cocinas entonces, nos vemos al medio día –
Dijo saliendo – Bye, que descansen.
-Me
voy a dormir, estoy muerta de cansancio – Dijo Laura yéndose a su cuarto.
-Laura,
cuando te levantes invita a Estévez a almorzar con nosotras – Le pidió mientras
ella caminaba hacía su habitación.
-Ok,
esperemos que sea el momento justo mañana…
Ella
se levantó del sofá y se fue detrás del biombo a dormir.
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