Capítulo 9
Ana
Ha pasado año y medio y
Ariel después del trasplante de corazón cayó en coma, los médicos aún no se explican
porque sigue así…
No he dejado de ir a verlo
todos los días. Pero ya verlo me hace daño… pues nadie me da esperanzas. Su
madre es la única que cree que su hijo despertará en cualquier momento…
Hoy cuando ingrese en su
habitación me encontré con una nueva enfermera, ya perdí la cuenta de las
enfermeras que han pasado y que lo han cuidado… Ella estaba sentada leyéndole…
-Hola – La salude, y ella se
paró dejando el libro en la mesa de luz.
-Buenas tardes señorita, Soy
Pamela.
-Mucho gusto Pamela, Yo soy
A…
-Ana, sí, usted es la novia
de Ariel – Supongo que ya le habían informado que yo asistía a verlo todos los
días.
Acercándome a la silla, tome
el libro que Pamela había dejado, la mire…
-Gracias por leerle…
-De nada, Mejor me retiro,
los dejo a solas, si necesita algo estoy al final del pasillo – Y se retiro.
Y ahí me quedé yo, sola con
Ariel, busque la página que Pamela había dejado marcada… me acerque a mi novio
y lo bese tiernamente en la frente.
-Hola amor… ya estoy acá,
disculpa que me demore, no sabes cómo está el transito no llegaba más. Qué
bueno que tengas una nueva enfermera que te lea… - Me senté y volví al libro y
continúe leyendo donde la enfermera había dejado.
Le estuve leyendo como una
hora… y luego seguí hablándole… Pues todos dicen que debemos hablarle… que él
puede escucharnos. Si antes me creí una loca por mi estúpida confusión, quizás
ahora se confirma, me la paso hablándole cuando estoy con él, contándole lo que
sucede afuera, lo que hago y no. Lo extraño, pero siento que cada día que pasa
mi vida se estanca y no voy a ningún lado, lo necesito… No puedo dormir a veces
por las noches extrañando su cuerpo a mi lado, sus caricias, su forma de
amarme…
Cuando casi mi visita
terminaba, Sofía llegó. Entró, lo saludó con un beso, y como yo, le habló…
siempre guardamos la esperanza que un día despierte y nos conteste…
Ella se quedo unos minutos
con su hermano, yo por mi parte me despedí de él. Me retiré de la habitación
besándolo en los labios.
Me senté en la sala de
espera y me quede pensativa esperando a Sofía para volver a casa… Podía ver el
ir y venir de los médicos, enfermeras y parientes de otros pacientes por los
pasillos… Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta como
el tiempo se esfumo y Sofía apareció.
-Vamos – Me dijo acercándose
a mí y tomándome de la mano para que me levantará de la silla y la siguiera.
-Sí, Sí – Me paré, y
soltando su mano camine hacia la salida.
Sofía
El tiempo pasa y mi hermano
no se despierta. No hay un solo minuto de nuestras vidas en que no estemos
pensando en él. Mis padres están sufriendo, se levantan cada día con la
esperanza de llegar al hospital y que el doctor los reciba contándoles la buena
noticia de que Ariel ha despertado… Pero no sucede. Y ya no dan muchas
esperanzas.
Ana se ha vuelto muy triste,
se la pasa del trabajo al hospital. Y cuando está conmigo se refugia en mis
brazos a llorar. Todo lo sucedido nos ha unido mucho, y nuestra vida se ha dado
en torno a Ariel… Mis sentimientos por ella no se borran, es más, parecen agigantarse
en mi corazón. Elena sigue ahí como una amiga de fierro, siempre tratando de
hacerme reír o de sacarme a pasear. Pero no puedo ser feliz, sabiendo que mi
hermano esta inconsciente.
De regreso del hospital, Ana
no ha dicho una sola palabra. Su pensamiento debe estar a miles de kilómetros
de distancia de aquí.
Entramos al departamento y
se quita el abrigo, deja su cartera tirada en el sofá y camina a la cocina como
una autómata a preparar algo de cenar. Estoy parada en medio de la sala
observándola. Parece que ni me registra.
-Hey, ¿por qué mejor no vamos
a cenar por ahí? – Le comentó.
-¿Cómo?
-Vamos a comer afuera, no
tengo ganas de quedarme aquí – me acercó a ella y le quito las cosas que tiene
en las manos y tomándola de la cintura la conduzco hacia el sofá donde ha
dejado antes su saco y cartera. Ella se deja llevar. Tomó su saco y se lo
pongo. – Salgamos – No dice nada, solo me sigue.
Fuimos a cenar a un pequeño
restaurante cerca de nuestro departamento. Poco a poco logre que hablara…
conversamos poco, pero lo bueno fue, no hablar de Ariel.
Los Ángeles
Los ángeles han vuelto a su
trabajo normal, aunque no dejan de monitorear cada movimiento de Ana, Sofía y
Ariel.
-José… esto está muy lento –
Le comentó Gabriel observando a Sofía y Ana sentadas en ese restaurante.
-Lo sé, pero al menos el
diablo no anda metiendo manos…
-Ha pasado mucho tiempo,
debemos hacer algo para que Ana se decida por Sofía…
-Eso pasara… todo a su
tiempo…
-Esto es peor que una
telenovela.
-¡Ni que estuvieras mirando novelas
vos!
-Ejem… - Bajando la cabeza
Gabriel y sonriendo – Y bueno, a lo mejor sirve algún argumento de un culebrón
para que los ayudemos…
-Ah… ¿Y se te ha ocurrido
algo?
-Hacer que despierte y que
no recuerde nada… mmmm
-La típica pérdida de
memoria - se rio José – Algo más
creíble.
-Es que ahí está la
cuestión, No recordara a Ana…
-Más sufrimiento para Ana.
Mejor cambia de telenovela a ver si se te ocurre otra cosa…
-Y bueno que despierte y se
dé cuenta que Ana ama a su hermana…
-¡No seas cruel!
-Bueno, eso pasara ¿no?
-Sí, pero…
-Pero qué…
-¿Y si llamamos a Cupido?
-¡Ah!
-Lo necesitamos para cuando
Ariel despierte…
-Me parece que vos sabes
algo que yo no sé.
-Mmm
….
Mientras tanto, en el
hospital, en la habitación de Ariel, la joven enfermera que entraba, se sentaba
al lado del paciente mirándolo tiernamente.
Acercó su mano hacia el
rostro de Ariel y lo acaricia…
-Debes ser fuerte y
despertar… - Le dice en voz baja. Y
desliza su mano acariciando su mejilla. Mira hacía la mesa de luz al lado de la
cama y ve el libro… lo toma y busca la página marcada, se da cuenta que Ana le
ha leído varias páginas y se acomoda en su silla y comienza a leer a Ariel
desde donde Ana ha dejado antes.
Después de unos minutos de
lectura, se paró de su silla para retirarse de la habitación, sin dejar de
acercarse antes a Ariel y acariciar su frente…
-Ya dispara – Le grito
Gabriel a Cupido que se apareció en el cuarto.
-No me grites, que le puedo
errar…
-Como le vas a errar si sólo
hay dos personas en ese cuarto…
-No me pongas nervioso sino
no funciono enamorando…
-Ma… sí, dispara cuando
quieras… -Exclamó Gabriel dándose la vuelta y dejando la tablet por la cual
estaba observando la escena en ese cuarto del hospital.
Cupido observo a la
enfermera que lentamente se alejaba de la cama de Ariel, le apunto con su arco…
fijando en su mira el corazón de Pamela… disparo…
-Listo, directo al corazón –
Dijo Cupido mientras la joven se daba vuelta y se volvía en sus pasos hacia la
cama de Ariel…
-No sabes cuánto te extraño,
esto es tan extraño… - Decía mientras secaba sus lágrimas. Y luego salía del
cuarto apresuradamente.
-Ya ¿qué han hecho? - entró
preguntando José a la oficina mientras Cupido y Gabriel se reían.
-Nada, ya la flechamos a
Pamela… - Le conto Cupido.
-¿A la enfermera?
-Sí, que casualmente es la
viuda del donador del corazón que recibió Ariel – Comentó Gabriel.
-No sé para qué se meten, si
no era necesario…
-¿Cómo? – exclamaron los
dos…
-Pamela ha estado observando
de cerca a Ariel desde hace mucho. Su marido murió en un accidente de tránsito
dos días después de lo que le sucedió a Ariel, y era donador.
-¡Ah!
-¿Y cómo supo que Ariel es
el portador del corazón de su esposo?
-Ay, Gabriel, la mujer es
enfermera, investigó… y por eso pidió el traslado a ese hospital para poder ver
a Ariel…
-¡Pero para qué verlo!…
-Extraña a su marido… es
difícil de explicar lo que se siente perder a la persona que se ama… y saber
que parte de su esposo sigue con vida en otra persona.
-Bueno ahora se enamorará de
Ariel...
-Solita se estaba enamorando
del chico, si serás tonto...
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Jaja esos ángeles y cupido son unos locos, pero todo sea por ver a las chicas juntas. Saludos
ResponderEliminarMe encantan Gabriel y Jose, sus ocurrencias son lo maximo... Saludos
ResponderEliminarLuisa VG
Cada día mas interesante la historia, esperando con ansias ver como se resuelve todo.
EliminarA los Ángeles José y Gabriel les hace falta comunicación, por eso son las meteduras de pata que a cada rato hacen.
" Feliz año nuevo "