Sin ti no sé vivir 10
- Kamzoe
Cuando el
celular de Natalia sonó con el timbre que identificaba a Fabiana, no pasó más
de un segundo en contestar, estaba tan angustiada que no había soltado el
teléfono desde hacía horas atrás.
- ¿Fabiana? _ Respondió
casi atropelladamente.
- Está hecho _ Fue lo único que Fabiana atinó a
decir. Hubo un pequeño silencio en el que Natalia respiró hondo asimilando
la noticia y a la vez, tratando de apaciguar las mariposas que sentía en
su interior. Ya era pasada la medianoche y la angustia la había tenido
intranquila.
- ¿Cómo estás? _ Preguntó sólo para corroborar
lo que ya sabía, que Fabiana estaba por el piso. Su tono voz se lo decía.
- No muy bien _ Respondió con voz apagada.
Natalia cerró los ojos un momento, le dolía saber que Fabiana estaba así
de abatida, quería estar con ella y sostenerla en sus brazos.
- ¿Dónde estás?
- En un hotel ... _ Respiró hondo tratando de
aflojar el nudo que tenía en la garganta - No soy buena compañía en estos
momentos.
- Sabes que estoy aquí para ti ¿verdad? _ Le
dijo en tono suave.
- Sí ... lo sé _ Hubo otra pausa.
- Te amo.
- Yo también te amo _ La voz se le quebró en el
último instante - Yo ... trataré de dormir.
- Sí ... yo haré lo mismo.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana.
Natalia se
quedó con una sensación de desazón en su corazón, sabía que Fabiana tendía a
retraerse cuando estaba triste, pero también sabía lo frágil que era y que esa
máscara de dureza que mostraba a todo el mundo, a veces se resquebrajaba de tal
manera, que la podía llevar a un foso de depresión muy profundo, así que su
impulso de salir corriendo a buscarla aumentaba con cada minuto que pensaba en
ello.
Conocía la
ciudad muy bien y sobre todo, conocía a Fabiana, así que no le fue difícil
deducir en qué hoteles podía estar. Averiguó los números y comenzó a llamar uno
por uno hasta que dio con el correcto y sin esperar un minuto más, agarró las
llaves y su cartera y salió disparada a buscarla.
El
recepcionista del hotel estaba un poco reacio a dejarla subir sin avisar, pero luego
de suplicarle unos minutos, el chico accedió y la dejó subir hasta la
habitación donde se encontraba.
Con
delicadeza, tocó la puerta para no asustarla en caso de que se hubiese logrado
dormir pero no obtuvo respuesta, intentó una vez más y el resultado fue el
mismo. Dudó un segundo en si debía intentar otra vez o si debía dejarla
tranquila e irse, pero la certeza de que Fabiana la necesitaba pudo más y tocó
con un poco más de fuerza. Escuchó movimiento dentro y esperó. No pasó mucho
tiempo antes de que una Fabiana con los ojos apagados abriera la puerta y se
sorprendiera al verla allí, pero faltó sólo dos segundos para que reaccionara y
se abrazara con fuerza a una Nati que sintió un alivio inmenso al obtener esa
reacción.
Era un
momento delicado y Natalia por mucho que quería estar allí para ella, sabía que
cabía la posibilidad de que su presencia no fuese tan bien recibida, sin
embargo, todas sus dudas se despejaron con aquel abrazo tan sentido de parte de
Fabiana.
Entraron y
se sentaron en la cama tomadas de la mano, Fabiana mirando hacia la alfombra
pero sin mirar nada en realidad y Natalia mirándola a ella, observando su
expresión atormentada y derrotada. Estaba consciente de que Eugenia era muy
importante para Fabiana, pero al verla así, se preguntó si en realidad el amor
que había entre ellas, era más grande de lo que Fabiana suponía que era.
- ¿Quieres acostarte? _ Le ofreció, a lo que
Fabiana sólo asintió.
Se acostaron
de manera tal que Fabiana quedó sobre el pecho de Natalia y así poder darle caricias
tranquilizadoras en su cabello. Estuvieron en silencio unos cuantos minutos
antes de que Natalia se atreviera a hablar.
- Fabi ... ¿estás segura que es esto lo que
quieres? _ Preguntó al tiempo que un calambre le retorcía el estómago nada
más de pensar que la respuesta no fuese afirmativa, pero debía preguntar.
Ya le había robado la felicidad una vez al irse, no quería cometer el
mismo error dos veces.
- Sí _ Dijo luego de una pequeña pausa - Me
siento culpable por haberla herido así ... no lo merece ... _ Cerró los
ojos un momento al recordar el grito de Eugenia cuando se fue - Pero
quedarme a su lado amándote a ti, no es lo correcto
Natalia optó
por callar, pues el alivio y la emoción que sintió al escuchar aquellas
palabras le robaron el habla, así que sólo abrazó con más fuerzas a Fabiana y
así, en silencio, se quedaron dormidas.
******* Tres
semanas después *******
Fabiana
estaba sentada en su escritorio revisando el informe mensual que le entregaba
Ernesto sobre las bodegas. Era una rutina que se repetía cada mes y donde hasta
ese momento, no había reportado irregularidades importantes que afectara la
producción.
Sin embargo,
Fabiana era muy meticulosa al revisar cada informe, no porque dudara del
trabajo de su equipo, sino porque pensaba que cualquier error que se cometiera,
era su responsabilidad detectarlo y enmendarlo, de lo contrario, era tan
culpable como quien hubiese cometido el error en sí.
Ernesto por
su parte, estaba sentado frente a ella esperando su aprobación, aunque en este
caso, se había quedado observando con detenimiento a Fabiana. No podía negar
que se le veía feliz desde que se había mudado a la hacienda, no hacía más que
observarlas hacer el recorrido diario por las instalaciones, para ver como
sonreían y se complementaban mutuamente, pero a su vez, al menos para él, no
había pasado desapercibido las pequeñas ojeras y líneas de preocupación que
habían aparecido alrededor de sus ojos.
Natalia le
había contado lo mal que había quedado luego de la ruptura con Eugenia y que además,
le había pedido no volver a hablar sobre ello a menos que fuese necesario. Era
evidente que no saber de Eugenia y el embarazo la tenía preocupada, pero
respetaba el hecho de que no quería saber nada de ella, así que desde la noche
en que terminaron, no la había buscado en lo absoluto.
- Muy bien Ernesto, como siempre todo está
perfecto _ Le dijo al levantar la mirada hacia él y sonreírle.
- Gracias. Sabes que trabajo duro para ello.
- Así es _ Asintió - Por eso confío plenamente
en ti _ Ernesto sonrió ampliamente, no era que Fabiana no le hubiese
demostrado que era así, pero no era común que lo verbalizara, y cuando lo
hacía, era inevitable sentirse orgulloso y recompensado.
- Es un gran honor que lo hagas.
- ¿Vendrás al gym esta tarde? _ Preguntó luego
de archivar el informe en su carpeta de reportes mensuales. Ernesto se
sorprendió en un primer momento, pues no se esperaba esa pregunta.
Desde que
Fabiana se había mudado a la casa, Ernesto había evitado ir a las sesiones de
ejercicio en las tardes procurando darles la intimidad necesaria a las dos,
Natalia le había dicho que no había problema, pero él había insistido en no
asistir por un tiempo.
- Yo aaahhh ... _ Balbuceó - Sí, supongo
que sí _ Dijo no muy convencido.
- Qué bueno, porque a Natalia le hace falta su
compañero de ejercicios. Yo no estoy a su altura y honestamente ... _ Bajó
el tono de voz como si fuese un secreto - No quiero estarlo, ella es una
dictadora en eso.
Ernesto
abrió los ojos como plato antes de que lo apresara una gran carcajada, pues era
cierto, sólo que a él le gustaba ese nivel de exigencia de Natalia y en honor a
la verdad, también la extrañaba.
- Está bien, allí estaré sin falta _ Dijo luego
de calmarse.
- Gracias a dios _ Dijo con evidente alivio - Eres
mi salvación _ Agregó con dramatismo exagerado antes de reírse también.
Ernesto se
levantó de su silla y se disponía a retirarse cuando lo pensó mejor y se
devolvió, había algo que decidió no callarse.
- Fabiana ... ¿tienes un minuto?
- Sí claro, dime ¿Qué necesitas? _ Fabiana se
recostó en su silla para prestarle atención.
- Ayer me encontré con Eugenia _ Dijo con
cautela. Fabiana de inmediato se puso en alerta.
- ¿Está bien? _ Preguntó con tensión.
- Sí, está bien ... dentro de todo _ Fabiana
dejó salir el aire que había retenido - La invité a un café y hablamos un
poco _ Continuó Ernesto.
Fabiana
quería preguntarle sobre cómo la había visto, pero no quería poner a Ernesto en
una posición incómoda, después de todo, si Eugenia había aceptado compartir con
él un rato, no había sido para que le sirviera de informante a ella, así que se
mordió la lengua y esperó a ver si Ernesto le decía algo más sobre su estado.
Ernesto lo pensó un poco antes de hablar nuevamente.
- Está muy deprimida ... pero está tranquila. Sabe
que fue lo mejor para ambas.
Fabiana
asintió ligeramente. No había pasado un día en que no escuchara en su mente el
grito lastimero de Eugenia, lo tenía tan presente que a veces se despertaba
sobresaltada al soñar con él. Pero escuchar de Ernesto que estaba tranquila,
era un pequeño bálsamo al dolor lacerante que sentía al imaginarla sola y
desolada.
- Gracias por decírmelo _ Dijo con un tono de
voz muy débil, pero suficiente para que Ernesto la escuchara - Te lo
agradezco de verdad.
- Te lo digo porque sé que te interesa su
bienestar, a ti y a Nati ... así que creí importante que lo supieran.
- Sí _ Bajó la mirada para disimular el
humedecimiento de sus ojos.
- Yyyyyyy hay otra cosa _ Dijo un tanto dudoso.
Fabiana levantó la mirada expectante - Está pensando en irse del país
Aquello fue
un duro golpe para Fabiana, pero en el fondo, sabía que era de esperarse.
Aunque no trabajaban en el mismo círculo, por toda la ciudad había vallas de la
ronería y algunas de ellas incluían la foto de Natalia, así que entendía perfectamente
lo difícil que podía ser para Eugenia. Respiró hondo antes de hablar.
- Es
entendible ¿no? _ No pudo ocultar la tristeza que sentía. Eso sellaba
cualquier posibilidad de poder estar con ella en el avance del embarazo.
- Sí ...
en todo caso, aún no tiene fecha, ni destino para ello.
- Y
aunque los tuviera, no creo que quiera que yo los sepa _ Sonrió pero sin
alegría.
- Debes
darle tiempo Fabiana ... ella está muy enamorada de ti y no es nada fácil
desprenderse de algo así.
- Lo sé
... yo más que nadie lo sé _ Hizo una pausa - Gracias por decirme todo
esto, necesitaba saber que dentro de todo, está bien.
- De
nada. Sólo creí pertinente hacerlo.
Ernesto
asintió ligeramente antes de salir de la oficina dejando a Fabiana sumida en
sus pensamientos.
Saber que
Eugenia podía irse del país fue un duro golpe, pero no podía culparla por
querer hacerlo. La distancia, aunque no era garantía de que se pudiera olvidar
a un amor, al menos te obligaba a seguir adelante, a mirar otros rumbos; el
detalle aquí era, que se iría no sólo ella, sino también ese ser que llevaba
dentro de ella y con el que deseaba poder compartir y formar parte de su vida.
Pero no sería posible, así que era mejor hacerse a la idea y guardar ese dolor
bajo llave. Tal vez algún día podría perdonarse y dejar de sentir que lo había
abandonado.
Se sentía
feliz con su decisión, no dudaba que era con Natalia que quería estar, pero no
podía obviar ese nexo que siempre tendría con Eugenia, aunque ella le negara la
posibilidad de vivirlo, siempre estaría al pendiente de ella, así fuese de
lejos.
Estaba tan
perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que Natalia había entrado al
estudio, se percató poco antes de que llegara a su lado. Natalia conocía bien
esa mirada perdida y aunque no dijera nada, le partía el corazón verla cada vez
que la veía así, pero sabía que era una batalla que solo Fabiana podía librar y
su trabajo era estar allí para ella.
- Buenos
días amor _ La saludó cuando sus miradas se encontraron. La sonrisa que
Fabiana le regaló al verla, despejó la tristeza de su mirada.
- Buenos
días amor _ Le respondió Fabiana al tiempo que giraba la silla para poder
recibir a Natalia de frente - Me gusta tu atuendo _ Le dijo sonriendo de
lado luego de admirar su cuerpo envuelto en su bata de seda beige, tela
que se adhería bien a su piel acentuando las curvas.
- Lo sé _
Le respondió con una sonrisa pícara, le guiñó el ojo y luego se sentó en
las piernas de Fabiana rodeándole el cuello con los brazos - Pero dado que
me dejaste sola en la cama, podrás sólo admirar, pero no tocar _ Agregó
antes de besarle la punta de la nariz.
- Estabas
profunda mi vida, no quería despertarte _ Le explicó rodeándola con sus
brazos.
- No
importa _ Hizo puchero - Sabes que no me gusta despertar sin ti.
- Es verdad
... no lo volveré a hacer _ Le aseguró - Puedo darte tu beso de buenos
días?
- Por
supuesto _ Le sonrió.
Ante aquella
respuesta Fabiana se acercó a los labios de Natalia y comenzó a acariciarlos
con sus labios, a delinearlos y a disfrutar de la suavidad y calidez de esos
labios que tanto le gustaban. No pasó mucho antes de que el beso se hiciera más
profundo y las llevará a un nivel más arriba de intimidad. Un nivel en el que
la respiración de ambas se agitó y el corazón se les aceleró.
- Buenos
días _ Repitió Fabiana luego de terminar el beso y pegar su frente de la
de Nati.
- Buenos
días _ Respondió con evidente satisfacción - Tienes el poder de
contentarme tan sólo con un beso ... no es justo.
- Tú
tienes el poder de hacerme olvidar el mundo tan sólo con tu presencia ...
¿te parece eso justo?
Natalia no
respondió, pero sonrió ampliamente y hundió su rostro en el cuello de
Fabiana.
- No
estás sola en eso ... cuando estoy contigo, todo lo demás pierde
relevancia _ Agregó Natalia unos segundos después - Eres todo lo que
quiero en mi vida Fabi ... no necesito nada más _ Apretó su abrazo como
necesitando un mayor contacto entre ellas.
Fabiana
sabía que Natalia se preguntaba a diario si la decisión de haber terminado con
Eugenia, era realmente lo que quería. A pesar de que se lo había dicho esa
misma noche, estaba consciente que sus momentos de ensimismamiento al pensar en
Eugenia y el bebé, la hacían dudar, así que en ese instante se dio cuenta que debía
pasar la página. Que había cosas que no podía cambiar pues no estaban en sus
manos, pero sí podía hacer frente a la maravillosa vida que estaba empezando
con el amor de su vida.
- Nati _
La llamó.
- Si _
Respondió sin levantar la cara.
- Mírame
_ La instó.
Natalia
respiró el aroma de Fabiana antes de levantar su rostro y quedar frente a
frente con ella.
- Eres mi
vida ... mi amor ... eres la mujer que me hace suspirar cada vez que
te pienso, que te beso ... eres la mujer que me hace estremecer cuando me
hace el amor ... eres la que me hace perder toda razón cuando me
deja amarla ... eres tú la que llena mis días de sonrisas y alegrías ...
eres tú Natalia, sólo tú ... no lo dudes, ni lo olvides nunca por favor.
Estoy aquí contigo porque sin ti, estoy incompleta y aunque por momentos
pueda ponerme triste o pensativa, nunca dudes que mi lugar es aquí contigo
... nunca dudes de lo mucho que te amo.
Para ese
momento algunas lágrimas ya rodaban por las mejillas de Natalia, había
intentado reprimirlas, pero no pudo. Con el dorso de su mano se limpió las
mejillas y le sonrió.
- ¿Ves lo
que pasa cuando me hablas así? _ Bromeó
- ¿Ves lo
que pasa cuando estás a mí alrededor? _ La secundó
Ambas se
rieron antes de volver a abrazarse y quedarse así por un buen rato. Momento en
el que ambas ratificaron la decisión que habían tomado.
Pasaron sólo
un par de minutos antes de que tocarán la puerta del estudio y se abriera.
- Buenos
días _ Saludó Oscar antes se ver que Fabiana y Natalia estaban allí y en
la pose en la que estaban - Eeeehh perdón, Jimena me dijo que estabas aquí
pero no que estabas acompañada.
Oscar no
había podido evitar mostrarse reticente ante la unión de ellas. Sabía que
Natalia era una excelente mujer y que su hija la amaba como a nadie, pero temía
que Natalia la abandonara otra vez y la volviera a dejar en la nada como años
atrás y más cuando para poder darle una nueva oportunidad, había terminado una
relación que la había vuelto a la vida y que justo ahora, le daba la
posibilidad de formar una familia.
- Iré a
cambiarme _ Le dijo Natalia a Fabiana en voz baja. Le dolía que Oscar la
tratara sólo para cosas de negocio, pero confiaba en que el tiempo le
demostrara que esta vez, no se iría a ninguna parte. Que Fabiana era su
vida y no la dejaría - Estás en tu casa _ Le dijo al pasar por su lado.
Oscar asintió ligeramente pero sin verla directamente.
- Sabes
que le haces daño al tratarla así papá _ Le recriminó Fabiana en cuanto
estuvieron solos - Esta es su casa, merece un poco de respeto.
- Yo no
la estoy irrespetando _ Afirmó con severidad mientras se sentaba en la
silla frente al escritorio de Fabiana.
- ¿Ignorarla
no es irrespetarla? _ Preguntó incrédula.
- ¡Entonces
múdate de aquí y regresa a tu casa con Eugenia! _ Dijo finalmente después
de todos esos días sin opinar al respecto. Hubo un pequeño silencio antes
de que Fabiana hablara nuevamente.
- No lo
haré papá, éste es mi hogar ahora.
- Fabiana
por favor, Eugenia va a tener un hijo ... ¿cómo puedes abandonarla ahora?
_ Preguntó exaltado al no entender cómo era capaz de hacer semejante cosa.
- Era lo
correcto papá, amo a Natalia, no podía seguir con Eugenia amando a otra
mujer.
- ¡Por
favor! Ya no son unas niñas donde el amor es lo más importante. Hay
responsabilidades y compromisos que cumplir.
- Y eso
quise hacer pero Eugenia no me lo permitió ... quería hacerme cargo del
bebé, pero ella no quiso.
- ¿Y
crees que no tiene motivos para negarse? _ Levantó un poco la voz.
- Tiene
motivos, no lo negaré ... pero entonces no digas que la abandoné porque yo
quería estar allí ... quiero estar ... pero ya no queda de mí.
- Podrías
estar si Natalia no se te hubiese metido por los ojos otra vez.
- No fue
así papá. ¡Fui yo quien la buscó! _ Corrigió de inmediato. Oscar se le
quedó mirando sorprendido - Sí ... fui yo, no Natalia ... y para tu
información, ella estuvo dispuesta a renunciar a mí si yo hubiese deseado
quedarme con Eugenia, pero fui yo quien decidió que no ... y lo hice
porque Eugenia se merece a alguien que la ame de verdad, que la ame sin
fantasmas, sin amores ocultos y esa no soy yo papá ... porque nunca podría
ser totalmente feliz con ella amando como amo a Natalia ... entiéndelo por
favor _ Se levantó de la silla y se sentó frente a su padre tomándolo de
las manos - Es difícil para todos papá, pero es lo mejor. Tal vez no
ahora, pero todo pasará y verás que tengo razón.
Oscar se
quedó en silencio unos instantes poniendo a raya sus dudas. Quería muchísimo a
Natalia, pero no podía evitar sentirse reticente ante esa situación, no después
de haber visto como su hija había estado muerta en vida durante tantos años.
Debía respetar la decisión de su hija, pero eso no le impediría tener una
conversación muy seria con Natalia.
- Dale una oportunidad papá, así como se la doy
yo ... por favor _ Le dijo con ojos suplicantes.
- Está bien _ Respondió asintiendo luego de una
pausa - Está bien.
Tener el
apoyo de su padre, era la última pieza que faltaba en el rompecabezas de
su vida. Después de esa conversación, Fabiana sentía un gran alivio, pues sabía
que tarde o temprano su padre accedería. Había mucho camino por recorrer, pero
tenía la certeza de que era la dirección correcta. Estaba segura de ello.
Esa tarde,
la sesión de ejercicios resultó liberadora para todos, pues Natalia había
recuperado a su compañero de ejercicios y Fabiana, finalmente podía disfrutar
de ello sin sentirse presionada. Verla sonreír tan alegremente y sin sombras en
sus ojos, ratificaba a cada instante, que era a su lado donde quería estar.
Llenaba su corazón de una felicidad que sólo se comparaba a cuando se
descubrieron mutuamente, así que no había nada que dudar o que pensar. Natalia
era su futuro.
Un mes
después, era el cumpleaños de Natalia y Fabiana había querido organizar una
fiesta por todo lo alto, sin embargo, Natalia logró convencerla de hacer sólo
una cena íntima con Ernesto, Jonathan, Bárbara y ellas dos. Algo sumamente
sencillo, pero rodeada de los que consideraba su familia en ese momento. El
dinero de su padre había levantado la ambición de su familia de sangre hacía
muchos años atrás, por lo cual, desde muy temprana edad le había enseñado a
contar sólo con él y con Oscar. Dado que su padre ya no estaba y que Oscar, aún
no le hablaba como antes, no necesitaba a nadie más con ella para ese
día.
Natalia
había querido participar en la organización de la cena, pero Fabiana no se lo
permitió. En la mañana, le había llevado el desayuno a la cama, luego la hizo
arreglar un bolso para llevarla a un spa donde pasarían toda la mañana
dedicándose a ella. Masajes, baños terapéuticos, pilates, casi que la había
inscrito en cuanta actividad disponible había, pero no se quejaba, puesto que
no podía negar que la idea le había encantado. Como a eso de las 3 la fue a
buscar para llevarla al salón de belleza donde se quedó con ella acompañándola.
Le hicieron los pies y manos al tiempo que le cortaban el cabello y la
peinaban, como siempre, el resultado fue arrebatador. Fabiana no lograba
quitarle los ojos de encima y mucho menos, quitar la mirada de enamorada
que le salía hasta por los poros.
- Creo
que si alguien tenía dudas de que hay algo entre nosotras, hoy las
aclararon _ Dijo Natalia divertida mientras caminaban hacia el
carro.
Había
logrado ver las miradas disimuladas de las personas que pasaban a su alrededor
y casi todas sonreían con picardía al confirmar lo que tal vez, sospechaban
desde hacía mucho. No por Natalia, puesto que desde hacía mucho corrían los
rumores de su homosexualidad y nunca había hecho nada por confirmarlo o
desmentirlo, pero sí por Fabiana, que hasta ese momento procuraba la mayor de las
discreciones.
- No me
importa _ Dijo al tiempo que se paraban junto al carro.
Miró a su
alrededor y pudo ver que cada vez se iban uniendo más y más espectadores cerca
de ellas. Natalia era una figura pública y era inevitable causar ese efecto
cada vez que salían, por lo cual, procuraba estar siempre en segundo plano
cuando estaban juntas. Pero por alguna razón que aún no se explicaba, ese día
Fabiana había amanecido con las inmensas ganas de gritarle al mundo que Natalia
era suya. No era que antes sintiera vergüenza de quién era, sino que era del
pensamiento de que su vida personal no debía ser de la incumbencia de nadie,
pero estaba feliz. Estaba satisfecha y quería vivir su vida a plenitud, así que
no quería seguir estando en segundo plano, quería ser la compañera de Natalia
que tanto merecía, esa compañera que no le importara tener la frente en alto al
decirle al resto del mundo que era la pareja de Natalia Castillo. Que
eran felices y que de ahí en adelante, ya no habría dudas sobre quién era su
media naranja.
- ¿Te molestaría si se enteraran? _ Preguntó
cautelosa, pues aunque ella estaba dispuesta a salir del closet
públicamente, era algo que no había discutido con ella.
- No _ Respondió de inmediato - Pero sabes lo
que eso significará para ti _ Le sonrió con cierta pena haciendo un
pequeño movimiento con los ojos para señalar a un par de personas que
pasaban y "disimuladamente" les tomaban una foto con el
celular.
Estaban
paradas una frente a la otra nada más, pero la distancia era lo suficientemente
corta para activar la suspicacia de todos los que pasaban por allí. Era como si
esperaran que se besaran en cualquier momento y así tener la primicia de
aquella noticia.
- Es algo
con lo que debo aprender a lidiar Nati ... ¿y sabes qué? _ Dijo
acercándose al cuerpo de Natalia y rodeando sus caderas con las manos.
- ¿Qué? _
Preguntó Nati sonriendo con los ojos brillosos de la emoción y rodeándole
el cuello con sus brazos.
- Empezaré
ahora mismo.
Después de
esas palabras, Fabiana besó a Natalia con todo el amor que sentía por ella.
Pausado, intenso, sentido. Un beso que a los ojos de cualquiera, hablaba de lo
enamorada que estaban y que no era una aventura de momento. Silbidos y
expresiones de asombro de las personas allí presentes las hizo separarse, pero
no por pena, sino porque era hora de hacer frente a lo que acababan de declarar
con acciones. Sin dejar de abrazarse, se dieron vuelta y saludaron y sonrieron
a todos los que las miraban. Algunos sonreían, otros no podían creerlo, otros
lo desaprobaban abiertamente, pero a pesar de ello, la sensación era liberadora
para ambas. Allí con esa "pequeña gran acción", daban un paso más en
la consolidación de su relación y era algo que no tenía igual.
Se dieron un
beso corto en los labios antes de despedirse de la gente y montarse en el
carro. No hablaron durante el camino, la alegría era tanta que ninguna de las
dos pudo quitar la sonrisa que tenían tatuada en sus rostros. Había sido una
locura, pero una locura adorable pensaba Nati, así que estaba disfrutando de
ese inmenso regalo que Fabiana le acababa de hacer.
- Te amo _ Le dijo Natalia al oído, luego de que
se abrazara a Fabiana.
- Yo te amo más _ Fue la sencilla y corta
respuesta que recibió.
No pasó más
de 10 minutos antes de que el celular de Natalia comenzara a sonar. Números
desconocidos algunos y otros de periodistas con los que contactaban
frecuentemente. Sería una locura, pero tácitamente decidieron que cualquier
declaración que tuvieran que hacer, la harían después, así que ambas apagaron los
celulares.
Lograron
llegar a la hacienda antes que los reporteros, o al menos, el groso de ellos,
llegaran a las afueras de la hacienda, así que dejaron instrucciones a los de
seguridad para que no dejaran entrar a nadie y duplicaran la seguridad en toda
la propiedad. Hasta los momentos no habían tenido problemas de intrusos en el
terreno, pero claro, nunca antes la noticia había sido tan jugosa como en ese
momento.
Para fortuna
de ellas, la casa estaba situada casi en el medio de todo el territorio de la
hacienda, lo cual dificultaba fotos indiscretas. Por otro lado, la casa estaba
rodeada de árboles y flores, especialmente en las puertas y ventanas, así que
aquello representaba un paraban natural que aumentaba la protección de la
privacidad. Justo lo que necesitaban en ese momento. "Gracias papá"
Dijo Natalia mentalmente cuando Fabiana le abrió la puerta del carro.
Una vez
afuera, se miraron a los ojos aun sonriendo y volvieron a besarse.
- O
ustedes están drogadas o definitivamente me las cambiaron _ Escucharon una
voz conocida desde el porche de la casa. Se separaron al reírse por
aquello.
- Ninguna
de las dos Bárbara, somos nosotras _ Respondió Fabiana sin dejar de ver a
Natalia - Somos nosotras _ Le sonrió antes de volver la mirada hacia Bárbara
y descubrir así, que no sólo ella estaba allí, sino Ernesto, Jonathan, una
chica que no conocían y Oscar. Todos sonreían menos él.
Para ambas,
la mayor sorpresa era Oscar. Fabiana lo había invitado, pero en ningún momento
le había confirmado su asistencia.
- ¡Papá! _ Atinó a decir Fabiana con la
sorpresa. El primer impulso de ambas fue de separarse por respeto a Oscar,
pero de inmediato, Fabiana se aferró aún más de la mano de Natalia y
enfrentó la mirada de su padre, no a manera de reto, sino como una
declaración de que esa era su realidad y no la cambiaría. Natalia por su
parte miró, de reojo a Fabiana antes de enfrentarse a Oscar. No quería ser
la causa de asperezas, pero era inevitable mientras Oscar no aceptara la
reconciliación entre ellas, así que respiró profundo e imitó a Fabiana.
- Veo que han decidido hacer público lo de
ustedes _ Dijo con seriedad. El silencio era absoluto por parte de todos.
- Sí _ Ratificó Fabiana - No fue algo planeado,
es sólo que ... no me importa que todos lo sepan. Amo a Natalia y ya no
quiero ocultarlo o disimularlo.
- ¿Sabes en lo que te estás metiendo? Tú vida
privada, ya no será así.
- Lo sé, pero es algo que tengo que aprender a
manejar me guste o no _ Oscar las miró a ambas por unos instantes
antes de volver a hablar.
- Siendo así, lo único que me queda es desearles
suerte, porque esto será un pandemónium ¡Dios nos ayude! _ Dijo mirando al
cielo en un gesto exagerado, pero manteniendo la seriedad.
Fabiana y
Natalia lo miraban con expectativa porque no estaban seguras de qué significaba
aquello, así que se mantuvieron en silencio y a la espera de su reacción.
- Feliz
cumpleaños _ Le dijo a Natalia antes de guiñarle el ojo y sonreír
ampliamente.
Verlo
sonreír era la mayor de las alegrías que podían recibir ese día. Aquella locura
que Fabiana había iniciado sin planearlo, les estaba regalando la aceptación de
la persona más importante para las dos, así que sin pensárselo dos veces,
fueron directo a abrazar y besar a Oscar invadidas por una felicidad que no les
cabía en el pecho.
- Gracias
papá _ Le dijo Fabiana con voz temblorosa por la emoción.
- Gracias
a ustedes _ Le respondió al tiempo que se separaba ligeramente para poder
verlas a la cara - Por estar, por existir y por ser mis hijas adoradas _
Miró a Natalia directamente - Sabes que te amo tanto como lo hizo tu padre
_ Los ojos de ambos se estaban humedeciendo - Y aunque haya tenido mis
dudas, sé que no hay otra persona capaz de hacer feliz a Fabiana ... así
que hoy, en tu cumpleaños, quiero decirte que les doy mi bendición y que
si se te ocurre irte otra vez, te buscaré y te traeré arrastrada por los
moños de ser necesario ¿me entiendes? _ Le advirtió.
Todos rieron
a carcajadas con aquello, pero a pesar de la broma, Natalia le respondió con la
seriedad tiñendo sus palabras.
- Si
tuviera que irme ... me llevaría a Fabiana conmigo, pero te aseguro que
nunca más la dejaré sola.
Oscar
entendió sus palabras y las volvió a abrazar antes de dejarlas libres para
recibir los saludos y abrazos de Ernesto y Jonathan, que fueron tan efusivos
que las alzaron y besaron muchas veces, o al menos a Natalia, porque cuando
Ernesto quiso hacer lo mismo con Fabiana, detuvo el impulso al verle la ceja
enarcada. Claro que aquello había sido sólo una broma por parte de Fabiana,
pero aun así, cuando le sonrió a Ernesto, éste sólo la abrazó de manera
efusiva.
La noticia
de lo que había ocurrido, les había llegado al recibir llamadas de reporteros y
representantes de periódicos a la casa tratando de conseguir la entrevista
exclusiva para hablar sobre el tema. Bárbara y Ernesto buscaron de inmediato en
las redes sociales y allí, de manera viral, habían visto las fotos del momento
romántico que las chicas habían dado al público en general. Habían quedado
sorprendidos, pero a la final, luego de asimilar el schok inicial, estaban más
que felices por ellas.
- Feliz
cumpleaños bella _ La abrazó Bárbara después de que Ernesto y Jonathan la
felicitaran.
- Gracias
amiga _ Sonrió muy feliz.
- Les
quiero presentar a alguien _ Dijo cuando se separaron. Hizo un gesto hacia
la chica que tenía al lado - Nati, Fabi, ella es Mariela ... mi pareja -
Agregó.
Natalia miró
sorprendida a Bárbara, mientras que Fabiana sólo sonreía.
- Mucho gusto _ Le estrechó la mano a Mariela
sonriendo, después de asimilar la noticia.
- El placer es mío _ Le devolvió el saludo con
una sonrisa tímida
- Te lo tenías muy calladito ¿no? _ Le dijo
Fabiana a una Bárbara sonriente - Pues bienvenida _ Le estrechó la mano a
Mariela también.
- Gracias _ Respondió asintiendo ligeramente.
Jonathan, que era amigo de Mariela de antes, sabía que ella estaba un
tanto intimidada por todo aquello, así que para aligerar el momento,
habló.
- Bueno, bueno entremos que el vino nos espera _
Dijo dando unas palmadas e invitando a todos a entrar a la casa.
Así lo
hicieron y sin esperar mucho más, la celebración comenzó. Gracias al carácter
cálido y ameno de todos los presentes, Mariela logró sentirse cómoda y a gusto
en pocos minutos, así que para la hora siguiente, ya interactuaba con todos,
casi como si lo hiciera desde mucho tiempo atrás.
Natalia que
había estado observando con atención la interacción de Mariela y Bárbara, se
había dado cuenta de lo enamorada que estaban, así que fue inevitable sentirse
muy feliz por ambas, pero especialmente por Bárbara, que aunque siempre lo
había negado, necesitaba esa sazón que sólo una relación le daba a la vida. No
sabía quién era Mariela, pero por lo que lograba ver, era el complemento
perfecto para su amiga. Bárbara que se había dado cuenta de la atención de
Natalia, dejó a Mariela hablando con los demás y se acercó a ella.
- ¿Celosa? _ Preguntó en broma.
- Ooohhsí ... estoy que no quepo en mí de los
celos _ Le siguió la corriente.
- Tranquila Nati, sabes que nadie te quitará tu
lugar en mi corazón _ Trataron de mantenerse serias por unos instantes,
pero fue inevitable carcajearse después de eso - ¿Qué te parece? _
Preguntó ya en serio.
- Toda una sorpresa dado que no me habías
comentado nada _ Le reprochó.
- Sí bueno ... es que hasta para mí ha sido una
sorpresa. Es amiga de Jonathan desde hace años y aunque habíamos
coincidido en varios cumpleaños, nunca habíamos hablado.
- ¿Y cómo es que ahora son pareja?
- Resulta que trabaja en publicidad y mercadeo y
Jonathan me la recomendó cuando se enteró que una de mis ejecutivas de
cuenta había renunciado, así que la cité para entrevistarla y cuadró
perfecto para el puesto, así que la contraté. De ahí en adelante todo ha
sido tan rápido y tan increíble, que ni siquiera yo lo he asimilado _ Le
explicó.
- Se ve muy bien. Es evidente que ella está loquita
por ti _ Agregó luego de que Mariela mirara a Bárbara y le sonriera
tiernamente.
- Sí, así parece _ Respondió Bárbara con la
misma sonrisa en la cara devolviéndole la mirada a su novia.
- Y tú no te quedas atrás _ La miró divertida.
Bárbara bajó la mirada unos instantes al tiempo que se sonrojaba.
- Qué puedo decir ... ha sabido ganarme _ Dijo
encogiéndose de hombros.
- Y me alegra mucho _ Le dijo sinceramente - De
verdad.
- Gracias _ Asintió ligeramente - Es fácil
enamorarse de ella y eso me aterra no te lo negaré ... pero quiero
intentarlo.
- Y eso es todo lo que importa Bárbara, olvídate
de lo demás. Vívelo. Disfrútalo. No te cierres a ello por miedo, eso no te
llevará a nada.
- ¿Vivirlo así como ustedes? _ Sonrió de lado.
- Sí _ Miró a Fabiana - Así como nosotras _
Sonrió también.
Se miraron
mutuamente antes de darse un fuerte abrazo con el cual, se transmitieron todo
el cariño que sentían la una por la otra y la felicidad que las embargaba por
estar compartiendo esa alegría.
La noche
transcurrió entre copas, cuentos, bailes, comida; y por primera vez, desde que
se había iniciado el proyecto de la haciendo, Natalia se sentía inmensamente
feliz de estar allí, así que disfrutó de la noche por completo y sin ninguna
reserva.
Estaba en
casa y finalmente se sentía en paz con ello. Aquellas personas que la
acompañaban, eran su familia y todo lo que necesitaba para sentirse feliz ¿qué
más podía pedir? Un sólo pensamiento triste pasó por su cabeza, que su padre no
estaba allí para disfrutar con ella de todo eso, sin embargo, una imagen de él
sonriéndole, le hizo ver que sí estaba allí, que su partida, aunque prematura e
inesperada, había sido el paso necesario para que ella reencontrara el camino
hacia su felicidad, así que sacudió la cabeza mentalmente y dejó esa tristeza
atrás.
Era un nuevo
comienzo y como tal, lo recibiría con los brazos abiertos.
Nota:
Espero
disculpen el atraso, la musa había estado un poco esquiva y los días libres de
la semana mayor me los dediqué a mí, sin embargo ya saben que no me gusta dejar
historias inconclusas, así que aquí el capítulo que tanto esperaban.
Besos y
abrazos para todos.
Kam
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Que importa el atraso si la historia es buena y este capítulo estuvo genial la tranquilidad de Fabiana y Natalia es lo mejor espero que no haya sorpresas saludos desde Chile Kam Zoe
ResponderEliminarHola kam me encanta tu historia y no importa el tiempo de espera porque los capitulos son geniales gracias saludos desde Peru
ResponderEliminarEsperado capitulo gracias por el tiempo que le dedicas besos
ResponderEliminarGran capitulo me gusta mucho esta historia. Ojala no tardes en publicar el siguiente capitulo ya quiero leerlo. Muchas felicidades. Saludos dsd venezuela
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