Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Las Lecciones del destino - Xiion - 4

Capítulo 4

ALEJANDRA
La semana se pasó extremadamente lenta, pero por fin llegó el viernes. Estaba tan nerviosa. Me puse un vestido negro sencillo y me hice un moño alto. Mi maquillaje no era nada exuberante pero al menos resalté mis ojos azules. Antes de salir mi madre me deseó suerte y Víctor ni siquiera me miró. Aparte de que no le gustaba la idea, llevaba unos días muy callado. El poco rato que lo veía siempre estaba con la mirada perdida y no quería ir a clase, él siempre quería ir a clase en su antiguo colegio, pero ahora era todo lo contrario y no sabía por qué era. Le pregunté en varias ocasiones pero no me quiso decir, solo decía que estaba bien, cuando tenga tiempo tengo que ir a hablar con la profesora. Antonio me mandó un mensaje, estaba en la calle esperándome en el coche. Yo me despedí y bajé a su encuentro.

La velada fue fantástica. Él se comportó como todo un caballero en todo momento, me llevó a un restaurante que parecía bastante caro e insistió en pagar él. Después, dimos un paseo por un bonito parque que no quedaba muy lejos de casa mientras él me contaba miles de anécdotas sobre sus viajes, había recorrido medio mundo, en cambio yo esa noche no le hablé mucho de mi vida ya que aún no estaba muy segura de hacerlo o no
Cuando la cita terminó me llevó al portal y, al despedirnos, se acercó lentamente hasta que besó mis labios con dulzura. Había sido una noche sencillamente genial, noche que, para mi suerte, se repitió al día siguiente y al siguiente…En la facultad todo eran miradas cómplices y sonrisas, me dijo que no podía contarle lo nuestro a nadie, ya que no podía salir con alumnas, pero cuando Carolina me vio la cara de tonta que llevaba la semana siguiente no pude evitar contárselo, le faltó pegar saltos.
Llevábamos dos semanas quedando cuando una tarde me llevó a su piso, estaba en una de las calles mas transitadas del centro y era un piso gigantesco por lo que debía de valer una fortuna. Nos tomamos un par de copas y, mientras charlábamos, él se fue acercando hasta que atrapó mis labios en un beso lleno de deseo, un beso que fue subiendo de tono, cuando quise reaccionar ya estaba en su cama completamente desnuda, me puse un poco nerviosa, no era mi primera vez, pero hacía años de la última vez que había practicado sexo. Sabía perfectamente la fecha exacta de la última vez y había llovido muchísimo desde entonces.
Si tengo que ser sincera, lo imaginé de otra manera, me esperaba que fuera mucho mas romántico y delicado, de la misma manera que me había tratado en las citas anteriores, pero no, se puede decir que se puso en modo conejo y no paró hasta que logró su objetivo, yo, en cambio, apenas pude llegar a sentir un poco de placer, luego, nada más terminar, se volvió para dormir, ni siquiera hubo un abrazo o un beso…
Esa semana seguimos quedando después de mi trabajo y todas las citas acabaron igual, con él de espaldas a mí durmiendo y yo, bueno, yo solo intentaba conciliar el sueño mirando a la nada.


ABIGAIL
El miércoles tenía la tarde libre así que decidí salir un rato a correr por un parque cercano a mi casa. Me puse mis mayas cortas, un top deportivo y una sudadera abierta, me até las zapatillas y salí.
El parque era bastante grande, estaba lleno de críos jugando, de gente mayor paseando, de muchos runners y de gente con bici. Ese parque era precioso con grandes árboles y bonitos jardines con césped donde había mesas para almorzar o donde te podías tumbar a pasar el rato.
Cuando llevaba más de media hora corriendo vi algo que me llamó la atención: había unos chicos en una zona apartada que estaban empujando a chico con gafas hasta que lo tiraron al suelo mientras no paraban de reírse. Al principio pasé de largo pero enseguida me paré, mierda, me di la vuelta y me dirigí hasta donde estaban los chicos. Cuando me estaba acercando escuché como al chico que estaba en el suelo le decían nenaza y mariquita y el niño solo miraba para abajo con la mirada perdida.
-       Eeh se puede saber qué coño hacéis, dejadlo en paz.
-       ¿Y tú quién eres?- me contestó el que parecía el cabecilla. Los niñatos tendrían unos nueve o diez años, pero no tenían ni una pizca de respeto o de miedo hacia una persona mucho más grande que ellos.
-       Yo soy su tía- el chico, desde el suelo, me miró con cara de pena- y como me entere de que volvéis a hacerle algo, aunque sea mirarlo de mala manera, os las veréis conmigo y os juro que de la hostia que os doy no la contáis- mi intención no era amenazarlos con pegarles pero al ver la cara de terror que estaban poniendo me crecí, se merecían darles un poco de su propia medicina. Al final logré que los tres críos se fueran corriendo. Cuando estuvimos solos no pude evitar reírme, me volví y me encontré con el chico aún en el suelo y con una cara que reflejaba asombro, agradecimiento y no sé ¿admiración? Le tendí la mano para ayudarlo a levantarse.
-       No deberías permitir que te tratasen así- el chico no me contestó, estaba completamente colorado. Era un niño con el pelo castaño peinado con la ralla en un lado, los ojos azules que se veían a través de unas gafas de pasta como las que yo solía llevar, delgaducho y mucho mas bajito que los otros chicos, se veía un chico tímido y sensible, el típico chico con el que se metían los matones de clase.
-       No puedo hacer nada…soy el nuevo y desde el primer día se meten conmigo. Al principio me defendía pero era peor, me pegaban, si no les digo nada solo me empujan y se ríen de mi- dijo sin apenas mirarme.
-       Bueno, creo que los he asustado lo suficiente como para que no se metan contigo- logré sacarle una sonrisa al chaval- si lo vuelven a hacer tu diles que tu tía Abi tendrá que ir al colegio- nos sonreímos- ¿Estás solo en el parque?
-       No, estoy con mi abu.
-       Está bien, no te alejes mucho, este parque es muy grande. Nos vemos peque- y sin más seguí con mi carrera como si nada, aunque cuando escuché al chico gritarme un “adiós Abi” que reflejaba felicidad no pude evitar que una gran sonrisa se formara en mi rostro y es que cuando yo estaba en la escuela me hubiese gustado que alguien me hubiese defendido. Sentí una gran felicidad al saber que había hecho algo bueno por ese pequeño. Se veía muy tímido, sensible…tierno y eso que a mi los críos no me suelen caer bien y mas si son como esos tres vándalos que no tenían respeto por nada. Mientras pensaba en ello no podía dejar de sonreír por la imagen de la sonrisa de aquel chiquillo.

Después de aquel día, cada vez que salía a correr por las tardes, volvía a ver a ese niño. La siguiente vez que lo vi estaba jugando con unas figuritas de uno de mis juegos preferidos por lo que empezamos a hablar de videojuegos. Era su gran pasión al igual que la mía y cada vez que lo veía me paraba para hablar con él un rato. Detrás de ese niño tímido y asustadizo se escondía un niño muy divertido y gracioso. Cada día que lo veía pasaba mas tiempo con él, me parecía un poco raro al principio, pero es que el niño era encantador.


ALEJANDRA
Los días avanzaban y mi historia con Antonio seguía igual y lo llamo historia porque aun no habíamos definido lo que teníamos.
Gracias a dios, Víctor comenzó poco a poco a ser el que era, le pregunté a mi madre si sabía la razón pero ella solo sabía que tenía una amiga nueva.
Ya estábamos a viernes, estábamos terminando las clases de ese día cuando a Carolina le habló una de las chicas de la clase.
-       ¡Ey! ¿Os apetece salir esta noche de fiesta? Muchos de la clase vamos a salir.
-       Que dices Ale, ¿salimos?
-       No sé Caro, no creo que pueda- la miré, ella sabía a qué me refería.
-       Venga chicas animaros- nos dijo Andrés que también estaba en esa clase- será divertido, vamos a ir un buen grupo al pub que esta al lado del campus, además van a ir profesores, Abi seguro que viene y su becario también.
-       ¿Antonio?- dije extrañada, no me había dicho nada.
-       Sí, esta mañana le pregunté a Abi si se quería venir con nosotros y como estaba con ella se apuntó- Carolina me miró con cara de: Tenemos que ir.
-       Está bien, iremos.
-       ¡Genial!- exclamó Andrés.
-       Sí, lo pasaremos en grande- dije mirando a la nada.



ABIGAIL
Eran apenas las once y media de la noche, algo pronto, pero tenía la intención de no irme muy tarde.
Estaba con Santi apoyada en la barra bebiéndome una copa. Hoy Esther había salido con sus compañeras de trabajo por lo que estábamos los dos como en los viejos tiempos. Cinco minutos después apareció por la puerta Antonio.
-       ¿Quién cojones lo ha invitado?-preguntó Santi al verlo.
-       Él.
Se acercó, nos saludó como si fuésemos sus amigos y pidió una copa no sin antes coquetear descaradamente con una de las camareras.
-       Vamos a ver qué cae hoy ¿no?- dijo bebiéndose su copa casi de un trago- woo, guapa, ve poniéndome otra, ¿a qué hora terminas tu turno?- la chica ni siquiera lo miró. Principiante…no le llegas a esa chica ni a la suela de los zapatos...
Cogió su nueva copa y se apoyó de la misma forma en la que estábamos los dos, para mí, solo con su presencia ya me había arruinado la noche. Pasados unos minutos un gran grupo de gente entró al local, eran mis alumnos. No se me hacía raro salir con ellos de cervezas, yo también lo hacía con mis profesores mas jóvenes cuando era estudiante, pero algunas veces se me hacía duro ya que tenía a cada alumna que….buuff… y los profesores teníamos completamente prohibido tener relaciones con los alumnos, por lo que era toda una tortura. Con lo años logré controlarme, era una mujer muy profesional y buena en mi trabajo y no dejarme encandilar por mis alumnas era parte de él.
En seguida vi a Andrés acercarse, nos saludó a los tres y estuvimos un rato hablando con él aunque mientras tanto no pude evitar ver que a Junior se le descompuso la cara por un momento al ver a alguien, se metió el dedo por el cuello de la camisa y resopló, ¿qué tienes en mente pequeño cabroncete? Seguí su mirada y vi a Alejandra, estaba con la compañera con la que siempre estaba en clase hablando con las demás chicas. Llevaba un vestido pegado al cuerpo negro sencillo por delante pero que, por detrás, dejaba ver su espalda. Antoñito no tardó nada en estar a su lado aunque ella no parecía muy contenta, se alejaron por unos minutos del grupo para hablar. Definitivamente aquellos dos tenían algo y yo, tonta, no me había dado cuenta. Los dos salieron del local y yo volví a lo mío. Miré la zona en busca de alguna chica con la que pasar una buena noche, pero a pesar de ser viernes no había mucho donde elegir aparte de mis alumnas, acerqué mi vaso a mi boca pero ya estaba vacío por lo que me volví para pedir otra copa y por fin divisé mi objetivo: la camarera con la que había intentado ligar Junior. Cuando llegamos, Santi pidió y yo no me di cuenta de lo guapa que era la camarera ni siquiera cuando el payaso de Antonio le habló como un cateto de pueblo. Era morena con el pelo largo y suelto, tal vez unos años mas joven que yo, delgada, buena delantera, seguramente operada y llevaba una camiseta negra con el logo del pub pero que tenía un buen escote que dejaba a la luz sus preciosos atributos. Esperé hasta que se acercó para atenderme y con una de mis mejores sonrisas le pedí un gintonic. Ella con una amplia sonrisa me lo preparó. Eso no significaba absolutamente nada, solo estaba tanteando el terreno para no lanzarme y luego parecer una estúpida. Cuando ya lo tenía preparado le pasé el billete por la barra sin dejar de mirarla a los ojos y ella fue a cogerlo de la misma manera, en ese momento nuestros dedos se rozaron. Noté que se puso un poco nerviosa cuando su mano quedó bajo la mía, una media sonrisa apareció en mi rostro, esa era la señal. Me incliné un poco hacía ella y me presenté al igual que ella, se llamaba Claudia. Le lancé una mirada llena de deseo que fue desde su boca hasta sus ojos y ella se dio cuenta enseguida ya que pude notar un leve rubor en sus mejillas. Tan solo le dije “Encantada Claudia” y me incliné un poco más para darle dos besos muy cerca de la comisura de los labios. Al apartarme pude notar como suspiró. Un muchacho llamó su atención para pedirle una copa y ella con una mirada de disculpa se alejó para atenderlo.
-       Está en el bote- me dijo Santi en el oído.
-       Aún no- dije sonriendo.
-       ¿Qué dices? Si casi te babea encima.
-       Aiinss Santiago y que estés con el mujerón con el que estás… no sé como lo conseguiste- le dije en tono burlón y me gané un coscorrón.
-       No te pases- me dijo riéndose- aunque vamos a hacer una cosa: voy a pedir otra y si mientras tanto te mira a ti más que a mí, me invitas- me extendió la mano y se la estreché.
Como un resorte se volvió y esperó a que la atendiese la joven. Yo me puse de medio lado mirándolo a él para así poder tener una visión de la pista de baile, de Santi y la chica. Después de atender a varios clientes, la chica se acercó sonriente. Santi le pidió su gintonic, pero la chica casi ni le miraba.
-       ¿Abi tú quieres otro?- me dijo mientras se lo preparaba a Santi.
-       No- le enseñé mi coma que estaba más de media- pero gracias.
-       ¿Y un chupito?- Miré por un momento a Santi que tenía una sonrisa victoriosa y sonreí.
-       Está bien, ponme tres chupitos y cóbrate también la copa de mi amigo- le extendí un billete de la misma manera que la anterior. Me devolvió el cambio y lo miré, solo me había cobrado la copa.
-       A los chupitos invito yo- Puso tres vasos de chupito y los llenó de ginebra de fresa. Alzamos los vasos para brindar.
-       Por nuestra nueva amiga- no apartaba sus ojos de mí.
-       Salud chicas y no olvidéis apoyar los vasos en la barra, porque quien no apoya, no folla- yo apoyé el paso sin mas y me lo tomé de un trago. Claudia lo apoyó y, sin dejar de mirarme, lo arrastró y se lo bebió. En ese instante Santi me miró con una gran sonrisa, ooh si, hoy follaba.

Seguimos hablando durante un rato más. Santi poco después se fue dejándonos a las dos solas. Era una chica muy simpática y se notaba que estaba dispuesta a pasar la noche conmigo. En uno de los momentos en los que Claudia se fue a atender a un cliente, pude ver como Alejandra estaba al final de la barra sentada en un taburete bebiendo una copa. En su cara se veía que no estaba pasando una buena noche, oh que “pena”. Enseguida Claudia volvió a donde estaba y seguimos hablando durante un buen rato.

No sé cuánto tiempo había pasado. Estábamos hablando muy muy pegadas, y no era porque no nos escucháramos por la música precisamente. Yo le acariciaba el brazo con la punta de mis dedos y ella me miraba con un gran deseo. Una se sus compañeras, al vernos en aquella situación, se acercó a nosotras y le dijo en un tono lo suficientemente alto para que lo escuchara y con un tono juguetón “te puedes tomar un descanso, que yo te cubro”. Claudia al escuchar aquello y sin pensarlo dos veces, salió de la barra y me cogió de la mano dirigiéndonos a una puerta trasera del local. Esa puerta llevaba a un callejón sin salida. Nada mas cerrar la puerta me pegó a la pared y besó mis labios. Me encantaba que las mujeres tomaran la iniciativa, me parecía de lo más sexy.
-       Llevaba mucho rato deseando hacer esto- me dijo al separar sus labios por unos segundos. Yo aproveché ese momento y me giré, pegándola a ella contra la pared y besándola con más ansia. Deslicé una de mis manos hasta sus pechos y los agarré con fuerza- Oh dios- en efecto, eran operados y me estaban encendiendo muchísimo.
-       Dime que terminas pronto tu turno- le dije ya con la voz grave por la excitación. Me fui hasta su cuello dejando besos por el camino hasta llegar a su lóbulo que mordí con cuidado obteniendo por ello un pequeño gemido.
-       Debería estar hasta el cierre, pero seguro que mi compañera me cubre si es por una buena razón- se le notaba en la voz que estaba muy excitada. Yo estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no follármela allí mismo.
En ese momento escuchamos unas arcadas, pero no le hice mucho caso. Segundos después volví a escuchar otra sonora arcada acompañada de unas risas.
Con un gruñido de desacuerdo me separé de la chica.
-       ¿A dónde va el callejón?
-       Conecta con la calle de atrás del bar- era un callejón en forma de ele y no podía ver quién era la persona que estaba vomitando. Le arreglé la camiseta a la chica.
-       Espérame aquí un segundo- le di un pequeño beso y me acerqué para ver de quién se trataba. Al girar la esquina me encontré a Alejandra tirada en el suelo al lado de un gran charco de vomito, Oh Geniaaal. La llamé para ver si estaba bien pero no contestaba, estaba con la mirada perdida. No muy lejos, en la entrada del callejón, había un gran grupo de compañeros suyos fumando maría- ¿No estáis viendo que vuestra compañera se encuentra mal? ¿por qué cojones no la ayudáis?
-       Y la hemos ayudado profesora- se notaba desde lejos que estaba completamente colocado- estaba muy triste y de bajón y le dimos una pastilla para que se animara- Comenzaron a reírse. No me quise alterar, no serviría de nada. Estaban tan drogados que no se acordarían al día siguiente.
-       Vamos a hacer una cosa chicos: Voy a contar hasta diez, y cuando termine empezaré a recordar caras para tenerlas en cuenta para las evaluaciones, ¿qué os parece?- aunque estaban drogados mi amenaza la entendieron perfectamente y nada mas terminar de hablar no quedaba ni un chico a mí alrededor.
Volví la cara para mirar a la estúpida de Alejandra cuando me encontré con que Claudia estaba a su lado preguntándole si estaba bien. Joder, encima me echará por alto la noche. Me acerqué y le di pequeños golpecitos en la cara para que se espabilara.
-       Eh, Alejandra, mírame- empezó a enfocar la vista después de las palmadas en la cara- es una de mis alumnas- le aclaré a Claudia que parecía preocupada- Alejandra, estás muy borracha y colocada, será mejor que te pida un taxi para volver a casa- En ese momento, pareció reaccionar.
-       No, no puedo ir a casa- balbuceó.
-       ¿Y por qué no a ver?- no me contestó-Claudia ayúdame a levantarla- entre las dos la levantamos, se tambaleaba tanto que se tuvo que apoyar en la pared. Respiré hondo para tranquilizarme- A ver Alejandra, te voy a pedir un taxi y te irás a casa, no te puedes quedar en este estado tirada en un callejón- ella se había espabilado y negaba insistentemente con la cabeza, me estaba cabreando…
-       ¡No, no, no! ¡No lo entiendes! ¡No puedo ir así a mi casa!
-       ¡Y por qué cojones no puedes ir así!- le grité.
-       ¡Porque no puedo permitir que mi hijo me vea así!- Espera, ¿Qué?


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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Xiion - Derechos Reservados
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5 comentarios:

  1. Antoñito tonto perdido, como parecía y Abigail, mejor de lo que esperaba. Al principio pensaba que le iba a meter mucha caña a Alejandra, que creo que ya tiene suficiente con los palos que le ha dado la vida. Veremos cómo evoluciona la historia, pero de momento está estupenda

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  2. muy buen capítulo, felicidades, esperando el próximo

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  3. Uyyy cada vez mejor se esta poniendo la historia besoss

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  4. Mega interesante el final... Víctor el hijo de Ale y Abi lo defendió.. como hay veces que se paga lo que haces con los hijos... esto se esta poniendo muy bueno.... creo que con esta información todo cambia. Y el Jr solo la esta usando, espero eso ya se termine

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  5. Q guay otra historia tuya Xiion, ya me puse al día y ya me enganché, me gusta mucho Abi y será bonito ver como se enamoran, a esperar con ganas el siguiente y q la cosa avance, gracias Xiion . Carmen

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