Capítulo 14.
Las
palabras de Teresa flotaban en el aire. Cada una de las dos amigas era cada vez
más consciente de hasta qué punto habían sido soberbias y egoístas. María hizo
un gesto a Candela para que corriera detrás de Teresa y ella se dejó caer en
una silla mientras buscaba su teléfono móvil en el bolso. Entró en el Gmail que
había creado como Gilda88 y vio un correo sin abrir de Amazona27 escrito solo
media hora después del último que leyó, el que desencadenó el estúpido drama:
“Hola Gilda88.
Quizás esté
haciendo un tremendo ridículo, pero prefiero eso a herir a quien más quiero en
mi vida.
Sé que nunca
hemos hablado de nuestra vida personal y que no teníamos por qué hacerlo, pero
creo que hay una cosa que debo compartir contigo. Cuando te he dicho que
encantada me tomaría una cerveza contigo, te lo he dicho de corazón, porque en
verdad, me apetece conocerte. Te considero casi una amiga después de todo este
tiempo posteando contigo y por ello me parece agradable la idea de tomarme una
cerveza contigo.No te he hablado de mi pareja, pero debo decirte que soy de
esas pocas afortunadas en la vida que están convencidas de haber encontrado a
la mujer de su vida. Ella es todo lo que siempre deseé, es mi ancla y mi
cobijo. Así que si después de saber todo esto de mí, sigues interesada en
conocerme, te veré el próximo viernes.
Si ni fuera así, déjame igualmente agradecerte el apoyo que me has brindado
durante este tiempo y decirte que gracias a ti me he animado a seguir subiendo
historias a la página en la que nos conocimos. Solo por eso, te estaré
eternamente agradecida.
Amazona27”
Teresa
lloraba amargamente apoyada contra el lavabo cuando la puerta se abrió. Candela
se dirigió a ella e intentó acariciarle la cara. Teresa dio un respingo.
Teresa: ¡Déjame,
no me toques!
Candela: Lo
siento, Teresa
Teresa: ¿Lo
siento? ¿Qué es lo que sientes?
Candela: Todo,
Teresa, todo. Siento que tu mejor amiga esté en la mesa de un quirófano y
siento el daño que te hice. Hace tiempo me enamoré de un chico, Noel. Creía que
era todo lo que necesitaba. Le quería sin remedio y confiaba en él a ciegas.
Faltaban unos pocos meses para nuestra boda cuando descubrí que durante el
tiempo que había estado conmigo había tenido más ligues que corbatas en el
armario.
Teresa: ¿Y eso
qué tiene que ver conmigo?
Candela: Me juré
que nunca más nadie jugaría conmigo de esa manera. Juré no volver a enamorarme.
Pero apareciste en mi vida, me dijiste lo que sentías y volví a sentirme
ilusionada. Quería intentar ser feliz de nuevo... Pero luego me enteré de que
eras una rompecorazones…
Teresa: Y diste
por supuesto que sería una desalmada y una traidora; ni por un momento pensaste
que llevaba años enamorada de ti, que al verte sentí encenderse de nuevo la
esperanza en mi alma
Candela: Pensé
que acabarías cansándote de mí y compartiéndome con una colección de ligues
Teresa: ¡Pero tú
quién te crees que soy! Jamás en mi vida he sido infiel a ninguna de mis
parejas. Es cierto que han sido muchas, pero han sido relaciones adultas,
consentidas y sin engaños. Nunca hubo amor, ni de mi parte ni de la suya, sólo
acompasábamos soledades, nos divertíamos y cuando dejábamos de hacerlo
simplemente dejábamos de vernos. Jamás me volví a enamorar de nadie…
Candela: Lo
siento, di por supuesto que…
Teresa: Diste
por supuesto ¿qué? ¿Qué tú eras mejor que yo? ¿Que tu cariño es más valioso que
el mío? ¿Que solo tú sufres? ¿Qué puedes
utilizar a las personas a tu antojo, ahora sí, ahora no…?
Candela: Pero yo
no te utilicé…
Teresa: ¡Ah, no!
¿Y cómo llamas a dejarme tirada en el día más ilusionante de mi vida sin una
explicación, sin derecho a argumentar, haciéndome sentir una apestada sin saber
por qué? Pues sabes qué, ahora ya sé por qué me dejaste tirada y te digo que,
si esa es tu forma de funcionar en la vida, estoy más que segura de que no
haber quedado ese día contigo es lo mejor que me podía haber pasado. Y hoy por
fin, el haber sabido cuál fue la razón, bastante estúpida y egoísta por cierto, va a ayudarme a seguir adelante
sin volver a mirar atrás.
Candela: ¡Pero
Teresa, yo…, yo… lo siento!
Teresa: Más lo
siento yo. Creí haber encontrado el arco iris en mi tormenta interior, creí
haber reencontrado al amor de mi vida y quería luchar para enamorarte. Y lo que
encontré fue una gran burbuja que reventó al primer contacto.
Candela: Teresa,
lo siento. Yo creí que…
Teresa no
quería escuchar más; un profundo amargor se había esparcido por su interior y
solo quería escapar de aquella mujer cuya sola visión le alteraba el norte.
Pasó como un vendaval a su lado y dejó a Candela sola en el servicio. Candela se tapó la cara con las manos y su
cuerpo se agitó al ritmo de sus sollozos.
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Me voy unos días fuera y desgraciadamente no voy a poder leer vuestros comentarios (aunque seguro que será lo primero que haga cuando vuelva). Quedan tres capítulos para acabar la historia, y entre ellos están mis favoritos, el 16 (que es un poco más largo que estos últimos) y el 17 que es muy muy corto.
ResponderEliminarGracias a todas las que habéis seguido la historia. Mi mayor deseo es que os haya gustado.
Felices vacaciones, chicas.
Un capitulo lleno de sentimientos y emociones. Por fin dijo lo que sentia. Con esas palabras no dudo q se sienta como una cucaracha.
ResponderEliminarMagnificamente escrito . Gracias por tan bella historia n.n de tu fiel seguidora osea yo :)
Hay maria se la embarro feo... y candela también ... espero q sepan recuperar a los amores de sus vidas...
ResponderEliminarSaludos
Vaya!!!!!!!! Si que se a desquitado y quedado bien a gusto Teresa.
ResponderEliminarQue te lo pases muy bien y felices vacaciones.
Saludos desde España. ;)
despitada que la pases muy bien y puedas descansar y de pronto te inspires y escribas algo para nosotras, un abrazo, ;) laysa
ResponderEliminarMe gusta la historia gracias despistada x escribir y acabarla, q disfrutes las vacaciones!! Un abrazo desd España, Carmen.
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