Gypsy - Xiion - 30

Capítulo 30

Rafael no se creyó que su hermana se indispusiera tan rápido. Hace unos minutos estaba perfecta por lo que fue a verla para saber que había sucedido. Tocó a la puerta y su hermana no respondió pero aún así él entró encontrándosela tirada en el suelo llorando.

–         ¿Qué te ha pasado?- dijo muy preocupado Rafael poniéndose de rodillas para estar a su altura.

–         Me ha pegado- dijo la morena entre sollozos- me ha pegado porque me estaba besando y me hacía daño y lo he apartado.

–         Ese hijo de puta- dijo con rabia. Hizo que Marina se irguiese para poder abrazarla- te juro que como pueda lo mato.

–         No puedes hacer nada, si me defiendes Jesús podría hacerte algo.

–         Yo sabía que ese niñato no era trigo limpio, pegar a una mujer…que poco hombre.

–         Rafa…me tengo que ir de aquí, yo no me puedo casar con él.

–         Cómo te vas a ir Marina, no tienes a donde ir, yo te podría dar todos mis ahorros pero sólo podrías mantenerte unas semanas.

–         No…si se enterasen de que me has ayudado no se lo que te haría Jesús…pero me tengo que ir cómo sea antes de la boda. Rafa…si me ha hecho esto ahora ¿qué no hará después cuando tenga toda la libertad del mundo? ¿Qué hará si un día me niego a tener relaciones con él? ¿Pegarme una paliza? ¿Matarme? Rafa, ese engendro me repugna, yo no sé si me caso con él lo que aguantaré sin cometer alguna locura.

–         No digas eso por favor- la mecía con nerviosismo- algo se nos ocurrirá.

Después de esa noche la morena no dejó de pensar en la manera de escaparse. Ese maltrato fue la gota que colmó el baso. Estaba dispuesta a pasar su vida sin el amor de Paula y vivir con una persona que nunca amaría pero a lo que no iba a estar dispuesta es a ser objeto de maltrato.

Los días seguían pasando y cada día estaba más desesperada. Al estar la mayor parte del día vigilada no encontraba el plan idóneo para librarse de su terrible final.

Esa mañana Marina tenía que madrugar más de lo normal, era el primer examen de recuperación de los cinco que tenía que hacer, pero para ella no hubo problema en levantarse tres horas antes ya que esa noche la había pasado casi en su totalidad en vela. Desayunó con mucho trabajo, ya que tenía el estomago cerrado y se preparó para ir hacía la facultad. Ese día la llevaría su hermano Jesús por lo que el camino hacía allí se le haría especialmente largo. Después de unos eternos quince minutos llegó al aparcamiento. Se bajó del coche y su hermano hizo lo mismo.

–         ¿Dónde vas?- dijo la morena muy seria y extrañada-¿No tienes que ir a trabajar o qué?

–         No, te voy a esperar en el pasillo de tu clase hasta que termines y luego te llevo a la casa.

Marina no quiso discutir, el aparcamiento estaba abarrotado y no era plan de poner a pegar voces.

Entró al edificio escoltada por su insufrible hermano y llegó a la clase donde sería el examen. La puerta estaba cerrada, tenían que esperar a que quedaran cinco minutos antes de la hora exacta para que abriesen las puertas. Un montón de jóvenes estaban esperando a que abriesen las puertas y Marina y su hermano esperaban pegados en la pared del pasillo sin dirigirse la palabra. Por fin llegó la hora, el conserje vino y abrió las puertas para que los alumnos entrasen. Marina esperó a que todo el mundo entrase para entrar y  sentó en las últimas filas. El profesor ya estaba empezando a explicar las normas del examen cuando Julia entró apresurada a la clase y se sentó no muy lejos de donde estaba la morena que, al verla, agradeció a dios en silencio que aquello hubiese pasado. Marina intentaba concentrarse pero estaba mas preocupada en lo que tenía pensado hacer después de entregar el examen que de los ejercicios que en el se preguntaban. Después de una hora y media, cuando terminó los problemas que se planteaban en la prueba, rompió un pequeño trozo de uno de los folios que habían quedado en blanco y escribió una nota en el. Se levantó para entregar el examen y de camino, gracias a que un compañero le estaba preguntando una duda al profesor y este no la veía, logró dejarle la nota en la mesa a Julia que muy extrañada de que la morena estuviese allí guardo rápidamente la nota en su bolsillo. Paula le entregó su examen al profesor y después de que este le dijera que se alegraba de que hubiese ido al examen se marchó. Jesús, como ya le había dicho, la esperaba en la puerta y juntos se fueron para casa. Pero de lo que no se había fijado su hermano mayor era que la morena no llevaba su bolso de vuelta.

Julia fue de las últimas en acabar el examen, gracias a Lucía se lo había preparado a la perfección pero la nota de Marina la había distraído un poco por lo que tardó mas de la cuenta. Cuando terminó y entregó el examen, lo primero que hizo fue sacarse la nota del bolsillo y leerla.

–         “Julia, se que no merezco que me ayudes, pero POR FAVOR, llévate mi bolso, dentro están todas las respuestas. Marina”

Julia estaba más sorprendida  y entendía menos que antes de leer la nota. Dudó unos segundos pero al final le hizo caso y entró de nuevo al aula a por el bolso de la morena. No lo abrió solo se lo llevó a fuera ya que en el aparcamiento la esperaba Lucía.

–         Hola mi amor- la saludó Lucía con un beso- ¿Cómo te ha salido? ¿Has llegado muy tarde?

–         No he llegado justa y el examen creo que esta aprobado. Me ha pasado una cosa muy extraña: a mitad del examen ha pasado por mi lado Marina y ha dejado una nota en la mesa, yo la he escondido corriendo para que no la viese el profesor y pensase que me estaba copiando- sacó la nota de su bolsillo y se la dio a su novia para que la leyese.

–         ¿No has mirado que tiene?

–         No, no sabía que hacer y he venido corriendo para decírtelo.

–         Que raro, bueno, si dice que dentro están las respuestas, tendremos que abrirlo- Julia le extendió el bolso a su chica y esta lo abrió. En el gran bolso había un papel y una bolsa de plástico que ocupaba todo el bolso con lo que parecían ser muchos folios doblados en su interior. Lucía sacó el papel que estaba aparte de los demás.

–         Es una carta para nosotras- dijo Lucía leyendo las primeras líneas- oh dios…

–         ¿Qué pasa?- se acercó Julia para leerla

–         “Hola chicas, ahora mismo estoy rezando porque alguna de vosotras este leyendo esto. Se que no merezco vuestro perdón y mucho menos el de Paula, pero necesito que me ayudéis…Estaba dispuesta a casarme con un hombre al que no amo y dejar escapar al amor de mi vida por el bien de todos. Mi hermano mayor descubrió lo nuestro y me amenazó con hacerle daño a Paula, por eso es que me voy a casar con ese desgraciado, porque no quería que le pasara nada al amor de mi vida, porque, sí, yo AMO a Paula con todas mis fuerzas y aunque al final me tenga que casar con él, quiero que Paula sepa que siempre será el amor de mi vida y que siempre la llevare en lo mas profundo de mi ser.  Os pido ayuda para escapar, aprovechando que Paula está en Londres y no pueden hacerle daño, es la única manera que veo de salir de esta situación, si no lo he hecho antes es porque estaba dispuesta a aceptar mi destino, pero puede que ese destino me lleve al fin de mis días. Si no me queréis ayudar por el daño que le he hecho a Paula, lo entenderé pero al menos os pido que por favor estas cartas lleguen a ella. Marina”

Al leer esa carta las dos chicas se quedaron mirándose con los ojos abiertos de par en par, todas sus dudas sobre lo que había ocurrido ya tenían su respuesta. La morena había sido coaccionada para dejar a Paula y casarse con ese hombre y gracias a que Paula no estaba en el país Marina había sacado fuerzas para pedir ayuda e intentar escaparse.

–         Mi amor, tenemos que ayudarla- dijo Lucía muy preocupada.

–         Si, pero, ¿Qué hacemos?

–         No sé, creo que lo mejor es que vayamos a contárselo a Maca o a los padres de Pau…no podemos dejar que se case obligada.

–         Estaba bien, vamos a casa de Maca.

Las dos chicas fueron a la casa de Macarena para contarle todo y para ver si entre todas se les ocurría un plan.

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